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Las cartas de Marear. Navegación y cartografía...

■ Carmen Rojas Sandoval

Esta definición, técnica por ne­ tado de un cúmulo enorme de tra­


cesidad, contiene todos los ele­ bajo y pensamientos humanos que
mentos que nos guiarán en el desa­ constituyen un testimonio inapre­
rrollo de nuestro análisis cartográfi­ ciable para los estudios de la histo­
co. En la realización de un mapa ria del hombre. Pero no debemos
están involucradas varias operacio­ confiar ciegamente en ellos como
nes, desde la medición directa so­ representativos de una época, es
bre el terreno, la recolección de in­ necesario indagar qué individuos o
formación diversa que se traducirá instituciones los crearon y para qué
en un mapa, hasta la impresión de­ usos. Entender la cartografía anti­
finitiva y la difusión del documento gua no es sólo cuestión de registrar
cartográfico. Es asi que, la carto­ la producción de mapas en cierto
grafía es considerada una ciencia, siglo. Requiere de la asimilación de
un arte y una técnica. conceptos matemáticos y geomé­
tricos (como las proyecciones),
El objetivo principal de la carto­ además de los conceptos astronó­
grafía es la representación del es­ micos, geodésicos4 e históricos
pacio geográfico, el cual está cons­ que nos ayuden a comprender un
tituido por la superficie terrestre en mapa.
su totalidad, o en una de sus partes.
El espacio geográfico sobrepasa En la antigüedad existieron ma­
los límites de lo habitado y de los pas que abarcaban todo lo que se
océanos, además, forman parte de conocía de la superficie de la Tie­
él los paisajes minerales o helados rra, lo que se llamó la ecumene, es
de las altas latitudes y altitudes. La decir, el espacio habitado. Estos
noción de espacio geográfico supe­ mapas equivalen a nuestros actua­
ra la simple percepción del paisaje les Planisferios. También existieron
y abarca también las transforma­ mapas que trataban de representar
ciones y consecuencias de la orga­ los accidentes topográficos lo más
nización de la Tierra por todos su detallado posible, como las costas,
habitantes2. junto con información diversa,
como la producción de ciertos ali­
La palabra mapa deriva del latín mentos, las rutas de intercambio,
mappa, que significa tela y es usa­ etcétera. Los mapas de itinerarios,
da en muchas lenguas románicas las cartas náuticas y los mapas mi­
con el mismo sentido actual, aun­ litares o administrativos son consi­
que también se ha utilizado la pala­ derados como los antecesores de
bra carta, que también deriva del la cartografía topográfica.
latín y significa documento3.Los
mapas antiguos son un tipo de his­
toria pictórica que muestran el es­ 4 La geodesia es la ciencia de medir y carto-
tado de las naciones. Son el resul­ grafiar la superficie terrestre, según la defini­
ción clásica de F.R. Helmert, e incluye la
determinación del campo de gravedad exter­
2 Joly, op. cit. no de la Tierra, así como el relieve del fondo
3 Martín, Merás María Luisa, s/f, Cartografía del mar. Torge, Wolfang, 1980, Geodesia.
Marítima Hispana. La imagen de América. Editorial Diana. Primera edición en español
Lunwerg editores S.A. España., pg. 13. de 1983. México, pg. 14.

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A través de los siglos, el hombre les. A estas cartas se les llamaba


ha ido perfeccionando su conoci­ con frecuencia portolanos, porque
miento de la Tierra y ha avanzado indicaban los rumbos para navegar
en el entendimiento de varias no­ de un puerto a otro. Los portolanos
ciones que son el fundamento de la se basaban en la observación di­
cartografía, como son: recta de la costa con un nuevo ins­
trumento: la brújula. Llamada tam­
* La esfericidad de la Tierra bién 'compás náutico” o “aguja de
marear” fue introducida a Europa
* El sistema de coordenadas por los árabes en el siglo XII. Con
éste método se lograron trazar con
* La determinación astronó­ gran exactitud las costas del mar
mica de las latitudes y las Negro y del Mediterráneo, aunque
longitudes con una desviación general del nor­
te astronómico, ya que el norte que
Los sistemas de proyección marcan la agujas imantadas es en
realidad el norte magnético de la
Gracias a estas nociones es po­ Tierra6.
sible realizar una representación
geométrica, plana, simplificada y Al parecer, fue en los libros lla­
convencional, de toda o una parte mados portulanos en donde origi­
de la superficie terrestre, a un tama­ nalmente se anotaban las particu­
ño proporcional, es decir, a escala5. laridades de los puertos y las dis­
Sin embargo, estas nociones no tancias entre ellos, mismos que
siempre fueron conocidas y su de­ después se pasaban a cartas náu­
sarrollo está estrechamente ligado ticas, también llamadas portulanos
a la exploración del mundo, al de­ o cartas portulanas7. El dibujo de
sarrollo científico y a la historia del estas cartas en su mayoría era cui­
hombre mismo, quien en sus dife­ dadoso y de colorido brillante e in­
rentes necesidades ha destinado cluso llegó a ser extremadamente
los logros de épocas pasadas al decorativo en los ejemplares más
olvido o a su perfeccionamiento. tardíos. Ya que las cartas eran un
instrumento para la navegación,
Los Portolanos expuestas a las pérdidas, robo o
desecho, se puede pensar que las
El inicio de la cartografía moder­ cartas decoradas existentes debie­
na tuvo mucho que ver con la ex­ ron ser posesión de reyes y ricos
ploración iniciada en el siglo XV, mercaderes y no de origen náutico.
cuando hubo que representar tie­ Sin embargo, estoy de acuerdo con
rras y costas lejanas para anexar­ Crone, quien afirma que esto no es
las a los viejos mapas. Desde el motivo para dudar de que en lo
siglo XIII comenzó a usarse en Eu­
ropa occidental un tipo de carta que
constituyó un gran avance sobre 6 Crone G. R.,1966, Historia de los mapas
cualquiera de los mapas medieva­ Breviarios del Fondo de Cultura Económica.
México.
5 Joly, op. cit. 7 Martín, Meras op. cit., pg. 28.

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Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

esencial asemejaban a las de uso Estas líneas instruían a los nave­


cotidiano8. gantes del rumbo que había entre
dos puntos cualesquiera de la car­
Los portolanos se dibujaban en ta. Con una regla se trazaban lí­
una sola piel de pergamino, cuyo neas paralelas a los rayos que indi­
tamaño variaba y generalmente caban la trayectoria del barco ó de­
conservaba su figura natural. Los rrota, mediante una gran cantidad
contornos de las costas se dibuja­ de puntos, que se indicaban en co­
ban en negro y en el perfil se escri­ lores alternados para evitar confu­
bían perpendicularmente los nom­ siones en las líneas. De esta mane­
bres de puertos y accidentes coste­ ra se pudo transportar una derrota
ros. Como actualmente sucede, los sobre una extensión del mar con­
portolanos cumplían bien su objeti­ siderable, a diferencia de los porto­
vo al indicar los puntos conocidos lanos escritos, utilizados para la na­
en la costa sin preocuparse mucho vegación de cabotaje. Llevaban
por lo que hubiese tierra adentro. además una escala gráfica que per­
Dichos aspectos eran registrados mitía el cálculo aproximado de las
por otro tipo de mapas. distancias, pero no contemplaban
una graduación que indicara la lati­
Otro elemento característico de tud. Hasta el siglo XVI las cartas no
estos mapas es que estaban cu­ fueron provistas de éstas, ya que
biertos de un sistema de 16 ó 32 los navegantes europeos no tenían
líneas, que irradiaban de uno o va­ la necesidad de medir la latitud para
rios puntos, para indicar los rum­ cruzar mares semi-cerrados, en los
bos. En el caso de los portolanos que se podían transportar por nave­
del Mediterráneo irradiaban de dos gación de cabotaje; pero cuando las
centros, uno al este y otro al ©este. actividades marítimas regulares sa­
En los primeros portolanos los pun­ lieron de estas limitadas aguas y se
tos cardinales se señalaban en los extendieron por los grandes océa­
márgenes de las cartas, con su nos, la latitud sirvió para confrontar
nombre o algunos iconos, como es la estima.11 La estima es el cálculo
el caso de las cabezas de querubi­ de la ubicación de un barco en el
nes. En las cartas más tardías las mar, mediante la combinación de la
líneas irradiaban de los centros de velocidad, el tiempo y el rumbo.
“rosas náuticas” o “rosas de los (Ver figura 1).
vientos”9. Parece que las rosas de
los vientos se colocaban en lugares Las primeras cartas portolanas
donde había que cambiar de rumbo tampoco estaban provistas de una
en las derrotas más utilizadas, pero red de paralelos y meridianos, a
generalmente se pueden encontrar pesar del redescubrimiento de la
con sus centros situados a distan­ Geografía de Claudio Ptolomec
cias equidistantes10. (90-168 d.C.), quien había desarro­
llado los conceptos de ecuador, lí­
neas tropicales, paralelos y meri­
8 Crone, op. cit. dianos como sistema de coordena-
9 Ibid.
10 Martín Meras op. cit., pg. 28.

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Figura 1. Elementos de una


Carta Portolana.
La carta presentada es un por­
tulano de Mateo Prunes, 1563,
tomado de López Pinero, 1979.

das. Por otro lado, para el siglo XIV vez más precisos sobre los cuáles
los cartógrafos ya habían logrado se pudieran registrar las posiciones
eliminar gran parte de las fábulas obtenidas por observación astronó­
tradicionales aceptadas por siglos mica.
y prefirieron omitir por completo al­
gunas regiones antes que rellenar­ La exploración del siglo XVI fue
los con los anthropagiy otros mons­ impulsada en gran parte por la com­
truos que decoraban los mapas petencia entre las naciones para
medievales. Según Crone, este encontrar las mejores rutas de co­
rompimiento con la tradición cons­ mercio, lo que quedó reflejado en la
tituye un antecedente a los logros producción cartográfica. Los gran­
del Renacimiento12. des viajes de Cristóbal Colón
(1492), Vasco de Gama (1497), Nú-
Por otra parte, la superficie a carto- ñez de Balboa (1513), Magallanes
grafiar aumentó considerablemente y Elcano (1519-1522) seguidos por
en el siglo XVI y se incrementó la los navegantes ingleses y france­
práctica corriente de la navegación ses, ampliaron desmesuradamente
de altura, lo que exigió mapas cada el conocimiento de la Tierra en sólo
cincuenta años y se rebasaron los
12 Ibid. límites de los portolanos, así como

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Las cartas de Marcar. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

los de la proyección de Ptolomeo, Como ya se mencionó, en la na­


que sólo es válida para latitudes vegación de cabotaje del Medite­
medias (donde la convergencia de rráneo, para lo cual fueron creados
los meridianos es despreciable). originalmente los portolanos, bas­
taba con saber la distancia que ha­
Las cartas planas bía entre dos puertos y el rumbo
que había que seguir para navegar
El paso de la navegación medi­ de uno a otro. El uso de la latitud
terránea a la atlántica fue también fue en primera instancia un asunto
el paso del portulano a la carta pla­ entre geógrafos, quienes requerían
na, en la que ya se marcaban los ubicar las ciudades respecto a
meridianos y los paralelos. Sin em­ otras y dibujar sus Atlas.
bargo, la transición no es inmediata
y todavía en tiempos de Colón, y
aún mucho después, se dibujaban
cartas mixtas. En ellas se agrega­ 13 Comellas, José Luis, 1991, El cielo de
ban líneas de rumbos, propias de
Colón. Técnicas navales y astronómicas en
los portulanos, a la cuadrícula de el viaje del Descubrimiento. Tabapres, Ma­
coordenadas13. (Ver Figura 2). drid España.

Leyenda de islas

Figura 2. Ele­
mentos de una
Carta Plana. Se­
gún la latitud, la
carta mostrada y
es el “Cuarterón Cartela con leyenda
que certificaKesta coplas
del Seno Mexica­ de! originaíen.la
no con sus Islas y Real Escuela
Bajos”, de cartó­ de Navegación.
grafo desconoci­
Grados de
do, sin fecha, to­
mada de Anto-
chiw 1994.
-J..-
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Figura 3. Vientos y
Corrientes.
Fueron los vientos
Alisios (arriba) y la
corriente de las
Canarias (abajo)
los que llevaron a
Cristóbal Colón a
establecer la ruta
de navegación ha­
cia América.

Posteriormente, adquirió gran tierra más de lo planeado. Si se


relevancia entre los exploradores piensa que a la altura del Ecuador
de la costa africana, quienes de­ las corrientes costeras del África
bían tener más precisión en sus oriental, procedentes del hemisfe­
trayectorias norte-sur, a diferencia rio norte y sur, se encuentran para
de los navegantes mediterráneos, dirigirse hacia el este podemos en­
que a lo mucho bajarían o subirían tender la “vía” para cruzar el Mar
diez grados. Esta situación, aunada Océano, como se le conocía al
al hecho de que ahora se navegaba Atlántico (quizás como una forma
en un mar abierto, si bien en un de especificar que no se encontra­
principio pegados a la costa, se ba contenido en un espacio semi-
convirtió en el entrenamiento per­ cerrado, como el Mediterráneo,
fecto para aventurarse a explorar sino que era un “mar abierto”). (Ver
hacia el oeste y saber que había del Figura 3).
otro lado de ese ancho mar.
La esfera y el plano. Una historia
Se dice que en los recorridos interminable
regulares de los portugueses en la
costa africana sucedía en algunas El problema cartográfico que se
ocasiones que se separaban de la presentó con el segundo descubri­

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Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

miento de América14 por los euro­ rían cartas donde pudieran marcar
peos fue resolver, de una vez por un rumbo constante mediante una
todas, el cómo proyectar una su­ línea recta, lo que se conoce como
perficie esférica sobre una hoja pla­ loxodrómica (que corta con el mis­
na. Fuese aceptada o no la esferi­ mo ángulo todos los meridianos), lo
cidad de la tierra por el común de cual era imposible de hacer en los
las personas o sólo por algunos mapas contemporáneos ya que no
académicos, en realidad no había tomaban en cuenta la convergencia
constituido un problema para los de los meridianos y porque no se
cartógrafos ni para los navegantes, sabía exactamente cuantos grados
porque el tamaño a representar y que distancia había entre los
hasta entonces no había sido lo puertos de Europa y los de Améri­
suficientemente grande para distor­ ca. El que los meridianos converjan
sionarse en el plano. en la esfera implica que aunque la
distancia angular que hay en los
Cualquiera que trate de extender cuadrados que se forman por la
una esfera en un plano se dará retícula de paralelos y meridianos
cuenta que no podrá hacerlo sin sea la misma, la distancia lineal se
estirarla o rasgarla. Si la porción es va reduciendo conforme nos acer­
pequeña y la esfera es muy grande camos a los polos.
no sucederá esto, como no sucedía
en el Mediterráneo, pero si con una En la proyección de Mercator los
porción mayor. Traducido a la car­ meridianos y paralelos se intersec-
tografía esto significa que habrá tan como lo hacen en la esfera, es
que deformar la figura de las masas decir, perpendicularmente, y las
terrestres (estirarlas) o representar formas de la superficie se conser­
porciones por separado (rasgar la van al no haber deformaciones an­
esfera). Cuando los navegantes del gulares, por lo se dice que esta
siglo XVI requirieron de mapas que proyección es conforme. Para evi­
abarcaran las costas de dos conti­ tar que los polos se deformen de­
nentes el problema de la repre­ masiado al no converger los meri­
sentación de la esfera en un plano dianos se amplia la distancia entre
cobro importancia. Sin embargo, la los paralelos, de tal manera que las
solución encontrada por Mercator y masas continentales en esas latitu­
dada a conocer en 1598-1600, no des guardan proporción en relación
fue aceptada por los hombres de a la distancia entre coordenadas,
mar inmediatamente. pero los polos se dibujan en un
tamaño mayor en relación a su pro­
El problema principal de los pilo­ porción para con las otras masas
tos de aquel tiempo era que reque­ continentales . A esta relación se le
llama "de las latitudes crecientes".
14 Y digo segundo porque es bien sabido
que los vikingos llegaron a América del norte Sin embargo, pasaron muchos
antes que Colón. Se tienen hipótesis de años antes de que los marineros
otras navegaciones ibéricas aisladas pero utilizaran la proyección de Merca­
no han pasado de ser hipótesis, a diferencia
de las navegaciones vikingas, que ya han tor, a pesar de que permitía a los
sido documentadas. navegantes seguir cruzando el es-

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AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Número 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

pació entre los puertos como si es­ lugares por los que transitaban.
tuvieran en un plano, sin necesidad Fue por esto que los pilotos no re­
de corregir el rumbo según la longi­ conocieron los méritos de la pro­
tud, de la cual no había manera yección de Mercator hasta que se
accesible aún para calcularla. En elaboraron algunos mapas de re­
primer lugar, porque la producción giones poco extensas. Si bien a
de mapas con esta proyección que fines del siglo XVI se empezaron a
representaran el gran espacio atra­ dibujar algunas de esas cartas,
vesado no debió ser masiva, o por transcurrieron casi cien años desde
lo menos suficiente para dotar a los su invención hasta que se editaron
pilotos con ellas y, en segundo lu­ en una colección, por Robert Du-
gar, porque como sucede todavía, dley, todas aquellas cartas que se
los pilotos utilizaban una carta para hicieron con esta proyección15.
salir del puerto de origen, otra para (Ver figura 4).
mar abierto, otra para acercarse al
puerto de destino y otra para entrar las Cartas de Marear
en él. en la colonia

Esto se comprende por lo poco Se dice que América fue mejor


detallada que tiene que ser una car­ documentada que otras tierras des­
ta general para abarcar un exten­ de las épocas más tempranas de su
sión considerable. Puede decirse exploración por los europeos. Sin
que conforme los navegantes se embargo, los mapas que se publi­
acercaban a tierra, o a algún siste­ caron fueron obra de los cartógra-
ma de bajos, requerían de mapas
que les mostraran más a detalle los 15 Crone, op. cit

Figura 4. Deformaciones
producidas por ios dife­
rentes sistemas de pro­
yección.
Para esta demostración
se trazó la cabeza de un
hombre en una proyec­
ción circular y se trasladó
por coordenadas a las
otras. Esto no quiere de­
cir que la proyección cir­
cular sea la mejor; de par­
tir de otra proyección se­
ría ésta la que aparecería
sin deformación. Imagen
tomada de Deetz, s/f.

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fr
Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

fos italianos, holandeses, france­ loto mayor, que en 1508 fue ocupa­
ses e ingleses, no de los españoles, do por Américo Vespuccio17.
quienes trataban de impedir que las
provincias rivales tuvieran acceso a La misión de formar y mantener
información fehaciente de las tie­ una carta base, a la que se denomi­
rras que ellos descubrían. Con nó Padrón Real fue asignada a un
todo, aquellos pudieron consignar departamento de geografía y cos­
en sus mapas buena parte de lo mografía, creado por decreto en
que las exploraciones revelaban. 1503, lo que fuera la primer oficina
hidrográfica del mundo. Dicha carta
Al parecer de Miguel León Porti­ debía ser supervisada por una junta
lla16 en el proceso de configuración de pilotos, dirigida por el piloto ma­
de una nueva imagen del mundo yor, y tenía por objeto recoger toda
encontramos dos tipos de mapas: la información que los pilotos obte­
nían en sus viajes a las Indias. Todo
Aquellos que de un modo u otro piloto al llegar a España tenia la
pasaban a integrar el llamado Pa­ obligación de devolver al piloto ma­
drón Real, conservado celosamen­ yor la carta que había llevado en el
te en la Casa de Contratación, en viaje, adecuadamente anotada y
Sevilla. corregida. Del Padrón Real se po­
dían hacer copias pero estaba
Los más abundantes y difundi­ prohibida su difusión. Todavía en el
dos mapas, debidos a cartógrafos siglo XVII los pilotos preferían las
de diversos orígenes. Entre estos cartas dibujadas a mano y descon­
había quienes lograban obtener in­ fiaban de las cartas impresas, ya
formaciones fidedignas, bien sea que les eran más familiares y en
de los mismos marinos o sustra­ realidad eran más seguras, puesto
yendo, algo al menos, de las noti­ que podían ser fácilmente corregi­
cias y cartas que eran parte del das y actualizadas.
Padrón Real.
La excelente cita extraída de la
La Casa y Tribunal de Contrata­ obra Reparo a errores de la nave­
ción fue creada por Isabel la Cató­ gación española, escrita en 1634,
lica, en 1503, con el propósito de por Pedro Porter y Casante, deja
confiarle los asuntos relacionados ver muy bien la poca confianza que
con el comercio y la navegación. los pilotos tenían en las cartas del
Por esto la Casa tenía la autoridad Padrón Real:
para examinar y dar licencias a los
pilotos y supervisar la información
cartográfica de las tierras descu­ 17 Fernández, Duro Cesáreo,1996, Disqui­
biertas o por descubrir. La respon­ siciones náuticas 1881 Ministerio de Defen­
sabilidad cartográfica la tenia el pi­ sa. Instituto de Historia y Cultura Naval. Ma­
drid España, vol VI, pg 514. Núñez de las
Cuevas, Rodolfo, 1991 .Historia de la carto­
16 León, Portilla Miguel, 1989, Cartografía y grafía española En 2on curs La cartografía
crónicas de la Antigua California. UNAM y de la península ibérica i la seva extesió
Fundación de Investigaciones Sociales A. C. cartografic de Catalunya. Barcelona Espa­
México. ña.

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AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Número 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

Las que en este tiempo guían y errores, desconocería tierras y le


sirven a los navegantes tienen mu­ faltaría sondas, causándolo el con­
chos errores, así por haber alturas fuso estilo que tienen en las des­
mal situadas como por hallarse cripciones de sus derrotas, por no
costas mal arrumbadas, y algunos poder ajustar a las reglas del arte
bajos y peligros por poner, con con la práctica a solas, porque ha­
otros descuidos considerables. Mu­ brá pilotos doctrinarios que aunque
chos habrá que sean de opinión en ejecutar las reglas que les dan
contraria diciendo se han hecho re­ sean muy ajustados, no lo serán en
formaciones de cartas y que los traertodo género de observaciones
padrones están renovados y aun­ por requerir diferente estudio™.
que esto fuera verdad, y no que­
riendo disputarlo, se conceda, pro­ Los problemas náuticos que
baré con dos razones cuan poco se planteó la exploración de América
juzga este trabajo, pues de él no se permitió que un número creciente
sigue la navegación la utilidad que de personas pudiera ganarse la
pretende. vida con una actividad basada en
su formación en cosmografía, ma­
La primera razón que traigo, temáticas y otras materias científi­
para probar esto así, es que las cas afines. La mayoría había cursa­
personas a cuyo cargo esta la rela­ do estudios universitarios, aunque
ción de estas enmiendas (aunque a también los había autodidactas, en
su experiencia añaden grande soli­ especial antiguos marineros. Los
citud en la navegación) no pueden más afortunados ocuparon los
andar tan ajustados al arte que ya puestos de cosmógrafos (también
por sí mismo o por los instrumentos empleados en el Consejo de Indias
y reglas que usa, dejen de tenerlos y otras instituciones) y otros vivie­
algunos errores y también como ron de la fabricación de instrumen­
para dar a entender lo que ven, tos y cartas de navegación1819.
carecen de demostración (por fal­
tarles la teoría) obran con poca cla­ En un principio el cargo de piloto
ridad y ajustamiento primero nece­ mayor era ocupado por hombres
sitan ellos de enmienda, que las expertos en navegación y recibían
cartas aunque estén erradas. el cargo exclusivamente por nom­
bramiento real. Posteriormente, el
Por esta causa, aunque alguno cargo recae en los hombres de
haya hecho algunos viajes a una ciencia y se cubría por oposición
misma tierra, corriendo su costa, y ante un tribunal constituido porcos­
viendo muy por menudo sus partes
(diligencia de vida de un piloto) que
no dudo habrá muchos que con 18 Porter y Casante, Pedro, 1970, Reparo a
buen celo y crédito que quieren te­ errores de la navegación española 1634.
ner en su oficio trabajaran esto. Aun Introducción y edición por W. Michael Ma-
siendo así muestra la experiencia thes. Universidad de San Francisco. Edicio­
nes José Porrúa Turanzas. España.
que si el que esto hizo dejase algún 19 López, Pinero, José María, 1979, El arte
tiempo de navegar por la misma de Navegar en la España del Renacimiento.
parte, mandándole volver haría Editorial Labor. España.

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Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

mógrafos y personas entendidas jueces oficiales de la Casa de Con­


en navegación. tratación, para que se examinasen
ciertos instrumentos y cartas que
Los llamados “maestros de ha­ se decía estaban errados, y resultó
cer cartas” usualmente eran los pi­ que estos presentaba grandes “ye­
lotos mayores o los cosmógrafos y rros y falsedades, en especial en
eran ellos quienes vendían a los los regimientos de navegación, que
pilotos de la Carrera de Indias las en más de veinte de ellos que allí
cartas que debían llevar, o bien re­ fueron traídos había en partes cin­
visaban las que éstos les presenta­ co y seis grados de yerro, y que
sen, autorizándolas mediante una unos no venían con otros, antes
firma o un sello. La Casa de la tenían mucha diferencia”21. Salió a
Contratación no permitía a los par­ la luz entonces que el que se supo­
ticulares vender o usar los mapas nía debía hacer las cartas en reali­
hechos fuera de la Casa sin que dad las compraba y las autorizaba
éstas fuesen revisadas y corregi­ como correctas, se las pasaba al
das de acuerdo al Padrón (lo mismo piloto mayor para su revisión quien,
sucedía con los instrumentos de a su vez, por haberlas recibido
navegación). Cuando los fabrican­ como buenas, también las había
tes presentaban mapas e instru­ firmado. De esta historia resulta
mentos para su examen no tenían que ni los sellos ni las firmas de
derecho a opinar; si un astrolabio o certificación garantizaban la cali­
cuadrante era rechazado se le rom­ dad de los mapas ya que, al igual
pía. De igual manera, las cartas que en la construcción naval, exis­
completamente erróneas se rete­ tía una gran corrupción.
nían hechas pedazos para impedir
que se utilizaran 20. Después de los cargos de piloto
mayor y cosmógrafo estaba el de
Pero como en muchas cosas de catedrático de navegación y cos­
la Carrera de Indias, el fraude tam­ mografía, cuya creación respondió
bién estaba presente y los pilotos al aumento de conocimientos geo­
mayores solían mostrarse reacios a gráficos y a los errores cometidos
autorizar cartas que no fuesen ven­ en la navegación. Esta cátedra se
didas por ellos. Incluso llegaban a creó por Cédula Real de 1522 y por
dar por buenas cartas equivocadas ella el piloto mayor deja de tener
solo para venderlas ellos mismos. entre sus funciones la enseñanza
Un caso asi nos lo presenta Cesá­ de los pilotos. Sin embargo, duran­
reo Fernández Duro en la gran re­ te todo el siglo XVI hay duplicidad
copilación que hizo en sus Disqui­ en los cargos22.
siciones Náuticas, escritas en
1881. En ellas cuenta que en una
ocasión se dio una petición ante los
21 Fernández Duro, op. cit., vol. VI, Coloquio
20 sobre las dos graduaciones diferentes que
Haring, Clarence, 1979, Comercio y na­
vegación entre España y las Indias. Fondo las Cartas de Indias tienen, por Hernando
de Cultura Económica. México. Primera re­ Colón pg 511.
impresión. pg. 383. 22 Martín, Meras, op. cit. pg. 67.

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Lo que actualmente sabemos de En los mapas de la Nueva Espa­


la cartografía del siglo XVII, de la ña encontramos la tradición porto-
que se conservan muy escasos lana y las cartas planas, a veces en
ejemplares, es en realidad lo que un mismo mapa. Con lo que hemos
los autores de los tratados náuticos explicado acerca de las cartas y la
de los siglos XVI al XVIII nos dicen. navegación podemos entender
Durante este periodo los mapas porque Pedro de Medina, en su Re­
que contenían toda la Tierra se lla­ gimiento de Navegación24, del 563,
maban mapas universales y los que menciona que lo que una carta de
representaban sólo una parte, ya marear debía contener era lo si­
fuera grande o pequeña, eran los guiente:
mapas particulares o cuarterón.
Las cartas de marear eran mapas • Disposición de las costas de
particulares y se limitaban a repre­ la tierra en la misma derrota,
sentar las líneas costeras de las distancia y altura que con la
tierras con todos sus accidentes; navegación se hallare.
cabos, golfos, bajos, islas, etcétera.
• Particularidades que nave­
Algunos autores consideran que gando se encuentren como
no es posible estudiar a detalle las son islas, isleos, bancos o
cartas de marear del siglo XVII por­ barras, bajos y arrecifes.
que no se cuenta con suficientes
originales y los ejemplares conoci­ • Lineas señaladas de los 32
dos provienen de reproducciones vientos.
muy adornadas, pertenecientes a
los atlas que eran propiedad de per­ • Graduación.
sonajes importantes. Me parece
más acertada la visión de María • Tronco de leguas.
Luisa Martín-Meras Verdejo, autora
de excelentes obras como Carto­ Pero además se producían tres
grafía Marítima Hispana. La ima­ tipos de cartas de marear
gen de América23, en la que hace
una división muy acertada entre los < Las cartas planas, en las
mapas como objetos decorativos, que los grados norte sur
sin contenido científico, y los ma­ eran iguales a los ecuatoria­
pas con elementos decorativos, en les (o de círculo máximo).
los que la decoración es un comple­
mento que no afecta el valor carto­ • Las cartas reducidas o de
gráfico. Sólo así es que podemos grados crecidos, que tenían
aprovechar la información verdade­ los grados de norte sur desi­
ramente cartográfica de las repro­ guales o crecidos.
ducciones del siglo XVII e incluso
de otras temporalidades, conserva­
das hasta nuestros días.
24 Medina, Pedro de, 1964, Regimiento de
navegación 1563. Edición facsímil publicada
23 ibid. por el Instituto de España. Madrid. Folio XIV.

85
Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

• Las cartas de dos gradua­ cada grado podía estar repartido en


ciones con una pequeña cuatro partes de cinco leguas y
graduación auxiliar de latitu­ cada legua equivalía a tres millas.
des, unos tres grados menor De esta manera había 20 leguas en
que la graduación general. un grado26.

Las cartas planas son un tipo Las cartas de dos graduaciones


intermedio entre el portulano y la fueron una de las soluciones que se
proyección de Mercator, ya que en dieron al problema de la diferencia
ellas se trazan los paralelos de ma­ que había entre las latitudes esti­
nera equidistante. Esto no resolvía madas y las obtenidas por observa­
el problema capital de la navega­ ción astronómica, sobre todo en las
ción, es decir, que la trayectoria con largas derrotas a las Indias y espe­
rumbo fijo sea representada por cialmente al recalar en Terranova.
una recta en la carta y que esta Para evitar estos errores los cartó­
recta forme con el meridiano el mis­ grafos inventaron el siguiente artifi­
mo ángulo que el rumbo ya que el cio: trazaban en sus cartas las lí­
valor lineal de los grados en latitu­ neas y accidentes costeros tal y
des distintas al Ecuador es menor como estos habían sido obtenidos
de lo que en ellas se muestra de por rumbos y estimas, lo que daba
manera uniforme. Para enmendar lugar a posiciones erróneas por la
ei error que generaba el valor lineal declinación magnética. Así mismo,
desigual del grado los autores náu­ trazaban el meridiano de no varia­
ticos usaban varios troncos o piti­ ción magnética, que normalmente
piés de leguas según las distintas lo hacían pasar por el oeste de las
latitudes. En el caso de las cartas Canarias, y en las costas de Terra­
utilizadas para navegar por la ruta nova dibujaban una pequeña esca­
entre Veracruz y la Habana del si­ la auxiliar de unos 15 grados. Esta
glo XVII sólo presentan una escala escala auxiliar aparecía a veces pa­
de leguas. ralela a la escala general y otras
veces inclinada 27.
Sin embargo, el modo de cartear
por los troncos de leguas para di­ El uso de este tipo de cartas
versas alturas padecía de muchas generó ciertos conflictos entre los
excepciones en la práctica y por navegantes y ios cosmógrafos,
eso no era recomendable25. Por quienes se encargaban de revisar
ello, era mejor usar las cartas redu­ las cartas que los marineros usa­
cidas, porque en ellas se sabían rían en altamar. Este fue el caso de
fácilmente las distancias ya que es­
tas se ajustaban a las latitudes, lon­ 26 González Cabrera, op. cit., pg. 108. Las
gitudes y rumbos. En estas cartas leguas que había en un grado variaban se­
gún las naciones y las escuelas.
27
Introducción de Arroyo a la obra de Fran-
25 González Cabrera Bueno, Joseph, 1970, ciscoFalero, 1989, Tratado del esphera y del
Navegación especulativa y práctica 1734. arte de marear 1535. Estudio de Ricardo
Introducción y edición por W. Michael Ma- Arroyo Ruiz Zorrilla. Ministerio de Defensa y
thes. Universidad de San Francisco. Edicio­ Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimenta­
nes José Porrúa Turanzas. España, pg. 108. ción. España

86
AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Número 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

KowaekSi. vientos

Figura 5. Elementos de una carta de dos graduaciones.


Estas cartas fueron una de las soluciones que se dieron al problema de la diferencia que
habia entre las latitudes calculadas y las obtenidas por observación astronómica, especial­
mente al recalar en Terranova Para evitar estos errores los cartógrafos dibujaban una
pequeña escala auxiliar de 15 grados. Sin embargo, el uso de este tipo de cartas generó
ciertos conflictos entre los navegantes y los cosmógrafos, como el caso del llamado “pleito
de las cartas". La imagen mostrada es una carta holandesa tomada de Martín Meras, sin
fecha.

la denuncia que hizo Pedro de Me­ informe de todos los pilotos es fa­
dina a la Casa de Contratación so­ vorable, así como el de Sebastián
bre los errores existentes en las Caboto. Francisco Falero se pro­
cartas de dos graduaciones que nuncia en contra del uso de estas
Diego Gutiérrez dibujaba y vendía cartas pero matiza su posición. En
a los pilotos de las carreras de In­ su informe pone en duda la veraci­
dias. Aunque al parecer, el ''pleito dad de los datos suministrados
de las cartas” fue mas bien produc­ para la configuración de las cartas
to de rivalidades entre los implica­ y si la causa de los accidentes se
dos, en ambas posiciones se dife­ deba al error en ellas o a la poca
rencian los teóricos y los prácticos. suficiencia de los pilotos. Rechaza
categóricamente que Magallanes y
La controvertida situación de las los grandes cartógrafos de la época
cartas de dos graduaciones dio lu­ usasen estas cartas y enfatiza que
gar al famoso Coloquio sobre las tampoco eran usadas en Portugal.
dos graduaciones diferentes que También cuestiona los conocimien­
las Indias tienen. Pedro de Medina, tos de los pilotos, quienes dice, si­
Jerónimo y Alonso de Chávez y tuaban los descubrimientos erró­
Pedro de Mexía se oponen al uso neamente por no saber la latitud y
de estas cartas; por el contrario, el por no entender el noruestear de

87
Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

las agujas (lo que ahora llamamos Cosa muy distinta a los meridianos,
declinación magnética). Finalmen­ donde todos son ¡guales (círculos
te y para evitar que aquellos pilotos máximos) y la elección de uno u
que estaban habituados a las car­ otro como eje principal se tuvo que
tas de doble graduación cometie­ dar por convención y no por geome­
ran errores al emplear las de una tría. El asunto del meridiano origen
sola graduación, pide que se les muestra lo complicado que fue es­
permita el uso de aquéllas cartas28. tablecer un marco fijo al mapa del
(Ver figura 5). mundo.

Las coordenadas antiguas En el siglo XVII ya se utilizaba el


Ecuador para ubicar las observa­
Para entender las imprecisiones ciones astronómicas de latitud pero
de las posiciones en los mapas anti­ aún no existía un consenso acerca
guos y poder ubicar cualquier coor­ de cual meridiano utilizar para em­
denada, proporcionada por perso­ pezar a contar. Aunado a esto no
nas de la misma época, es necesa­ existía la tecnología para determi­
rio saber primero como es que las nar la longitud de manera práctica.
coordenadas auxiliaban a los que Para ello se requerían observacio­
recurrían a un mapa, a pesarde sus nes simultáneas en distintos luga­
errores. res que registrasen fenómenos ce­
lestes, como los eclipses lunares o
Los ejes de referencia que utili­ el mismo paso del Sol por el medio­
zamos actualmente para ubicar las día (tiempos locales). Desde el lu­
posiciones en la esfera, llamados gar donde un observador registre el
paralelos y meridianos, fueron el paso del Sol a su mediodía el sol
resultado no sólo del entendimiento tardará una hora en pasar por el
de ciertos conceptos geométricos, mediodía de otro observador a 15°
sino también de avances tecnológi­ de distancia en longitud. Es decir,
cos y acuerdos internacionales. El el sol recorre 15o de la circunferen­
establecimiento del meridiano ori­ cia de la Tierra en una hora. Si
gen, a partir del cual se contabilizan nuestro observador imaginario re­
los demás, dentro de esta división gistra en su reloj la hora del cénit
global fue mucho más complicado del sol, el día de su partida, y en su
que el del paralelo inicio. El Ecua­ recorrido por el mar no ajusta su
dor, o eje cero, fue establecido tem­ reloj al medio día local, y lo compa­
pranamente por geometría (es el ra con otro que si se vaya ajustan-
único círculo máximo que corta per­ do, sabrá que la diferencia entre la
pendicularmente al eje de la Tierra) hora de su reloj y el otro, multiplica-
detectado por las observaciones
astronómicas y las variaciones cli­ franja de la esfera conocida como Trópico.
máticas fuera de los trópicos29. El Ecuador está exactamente a la mitad de
esta franja. Entonces, con la observación del
paso cenital del Sol fue posible determinar
28 Arroyo, op. cit. pg. 14-18.
por donde corrían los trópicos y por ende el
29 Como el eje de la Tierra esta inclinado 23° Ecuador (de no ser en la franja contenida en
27' la luz llega de manera perpendicular al los trópicos en ningún lugar tendrá el obser­
plano tangente de la Tierra sólo en una vador el Sol en su cénit dos veces al año).

88
AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Número 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

da por 15°, es igual a la distancia En las navegaciones anteriores


que lo separa del puerto de donde al siglo XVIII la longitud se obtenía
partió. A esto le llamaban los mari­ convirtiendo las distancias lineales
neros “conservar la hora” es decir, a angulares, ya que no se contaba
la hora del puerto origen. Pero no con ninguna observación astronó­
fue hasta que se contó con tablas mica para cotejarla. Por ello, los
astronómicas y relojes precisos, pilotos de la época prescindían de
como el de Harrison, que se llevó a esta información y se ubicaban, o
la práctica este método. “echaban punto” en sus cartas, me­
diante diversos cálculos que com­
A la determinación de la longitud binaban la latitud, el tiempo, la dis­
se le conoció como el problema del tancia y el rumbo.
“punto fijo" y es uno de los capítulos
más fascinantes de la historia del Por otra parte, el problema de
conocimiento humano Preocupó encontrar un marco de referencia
por más de cien años a las nacio­ terrestre fue abordado desde los
nes europeas más poderosas, al griegos. El mismo Eratóstenes
igual que a sus físicos, astrónomos, asignó dos paralelos: uno en el Me­
matemáticos y artesanos más con­ diterráneo y otro en Meroe, Egipto,
notados, entre ellos Galileo Galilei, y un primer meridiano que pasaba
Jean Dominique Cassini, Christian por Alejandría y Meroe. (Ver figura
Huygens, Isaac Newton y Edmond 6).
Halley, además de una multitud de
charlatanes, atraídos por las jugo­ Ptolomeo, por su parte, ubicó el
sas recompensas que estos países primer meridiano en las islas Afor­
ofrecían a quien encontrara la solu­ tunadas31 pero los renacentistas,
ción. No es difícil imaginar la impa­ quienes recibieron de los árabes
ciencia de los jueces ante propues­ una lectura errónea de Ptolomeo,
tas tan disímiles como los eclipses creyeron que si el primer meridiano
en las lunas de Júpiter de Galileo pasaba por las islas Afortunadas
Galilei y el perro enfermo que como debía existir un meridiano cero que,
reloj viviente ladraba al mediodía según sus cálculos, pasaba por las
del puerto origen30. islas Canarias. Sin embargo, el “pri­
mer meridiano” del griego era en
realidad el meridiano origen, ya que
en la cultura grecorromana no exis­
30 Sobel, Dava, 1995, Longitud. The True tía el cero32*.
Story of a Lone Genius Who Solved the
Greatest Scientífic Problem of His Time.
Walker and Company, New York, EUA. En
una de sus más recientes novelas, intitulada
La isla del día de antes, Umberto Eco hace
alegoría a la famosa propuesta del perro en
31 Crone, op. cit.
uno de los pasajes a bordo de un galeón. El 32 Laguarda, Trias Rolando A., 1979, La
infeliz cánido era torturado con la aplicación tabla de posiciones geográficas americanas
de sales para que no sanase la herida que de Pedro Apiano. Separata del Boletín de la
le había sido perpetrada en el puerto origen, Real Sociedad Geográfica. Tomo CXV año
por lo se esperaba se quejase al mediodía 1979 Madrid. Agradezco al profesor Gustavo
de aquél. Vargas el proporcionarme esta bibliografía.

89
Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

Figura 6. Esquema de los paralelos y meridianos trazados como ejes del mundo por
Eratóstenes en el siglo III a.C.

Con el tiempo llegó a haber múl­ fueron las Tablas Toledanas, las
tiples meridianos que eran tomados Tablas de Marsella, las Tablas Al­
como origen y según se eligiera uno fonsinas, las Tablas de Hereford,
de ellos la longitud de las ciudades Las Tablas de Londres y las Tablas
y puertos variaba (tabla 13). Para de Tolouse, por mencionar algu­
no desautorizar a Ptolomeo los ára­ nas34. En el renacimiento se dudó
bes adoptaron otro meridiano inicial en ubicar el meridiano principal en
que ubicaron al occidente del ptole- la isla de Hierro, que es la más
maico. Como se pensó que caía en occidental de las Canarias y a la
el Mar de las Tinieblas (nombre que que siempre se refirió Colón; en
le daban al Atlántico), se le llamó Samarcanda, ciudad que se esti­
meridiano de agua y al que pasaba maba estaba en el centro de las
por las islas Canarias se le llamó tierras emergidas; en la pirámide de
meridiano de tierra. Otro meridiano Keops o en Jerusalén.
inicial, utilizado en el siglo XV, pasa­
ba por la Antilla o ante isla, que era En el continente americano fue
la tierra insular que se creía existía- el mismo Vespucci quien fijó por
en el extremo de occidente33. primera vez un meridiano, en 1499,
lo que fue, además de la primer
Entonces resulta que todos los medición en tierra firme, el naci­
tratadistas de la antigüedad y del miento del Nuevo Mundo, al pre­
Medioevo utilizaron meridianos ini­ sentar evidencia contundente de
ciales sin realmente conocer su si­ que no era un extremo de Asia35.
tuación, aunque ciertamente daban
coherencia a los valores de las ta­ 34 Laguarda, Trias Rolando A.. 1987, Fun-
blas de posiciones geográficas. Las damentación histórica del descubrimiento
de América (Las tablas de coordenadas geo­
más importantes de estas tablas
gráficas compiladas en la España medieval.)
Montevideo, Uruguay.
35 Vargas, Martínez Gustavo, 1996, “Ves­
OO
Lagurada, op. cit. pucci en el cabo de la Vela, 1499: Primera

90
AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Número 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

Paralelo os
Alejandría
{Eiatóstenes}

Mond:«u? de Cuervo y Flora» (isíasAzoraa) 4-' i f Metidano de Chita


Meridiano ce Terwrríe (rsirw Canutas) «-i i (Casillo de Gang Di:,
Meridiano de! Cabo de San Vicente J • (Eratóstenea) sobre el mar de la China)
Meridiano* do Códir yS»vi!ia *- '—►Meridiano de Alejandría
(Eratóstenes)

Figura 7. Meridianos utilizados en el siglo XVII como origen.

Para 1554 ya se había editado en de las Canarias. Otros meridianos


Sevilla una tabla de posiciones utilizados en la época como primer
geográficas con 76 topónimos de meridiano fueron el de las Islas de
América, incluida en la Chronogra- Cabo Verde y el del Cabo de San
phia o Repertorio de los tiempos, de Vicente, en Portugal. (Ver figura 7).
Jerónimo de Chávez36. Los cálcu­
los de longitud en México fueron El asunto del meridiano origen
hechos por personajes como fray no se resolvió hasta 1882 cuando
Diego Rodríguez, Gabriel López se decidió por acuerdo internacio­
Bonilla y Sigüenza y Góngora3 . nal adoptar como meridiano cero el
que pasa por el observatorio de
Según Joseph González Cabre­ Greenwich, en Londres. En esta
ra, autor del siglo XVIII, las cartas decisión pesó sin duda el prestigio
sevillanas y las portuguesas mar­ de Gran Bretaña pero también el
caban como primer meridiano el hecho de que el antimeridiano, el
que pasa por las islas Cuervo, Flo­ meridiano 180, el más incómodo de
res o San Miguel, en las islas Azo­ todos porque señala la línea del
res y las holandesas y francesas lo cambio de fecha, no atravesaba
ubicaban en la isla de Tenerife, una prácticamente tierra alguna38, e iba
del estrecho de Behring , por el
centro del Pacífico, hasta la Antár-
medición astronómica del hemisferio occi­ tica.
dental”. En Credencial Historia 82, Bogotá,
octubre, pg. 4-7.
36 Laguardia, 1979, op. cit. 38
De hecho la linea del cambio de fecha no
37 Antochiw, Miguel, 1994, Historia de la corre en linea recta norte-sur porque se
Cartografía de la Nueva España. Gobierno quiebra al este de las islas Fidji y Nueva
del Estado de Campecche. México. Zelanda.

91
Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

La navegación y los mapas micos que de los hombres de mar.


Las indicaciones para seguir una
La ruta seguida por las flotas larga ruta, como es el caso de la
españolas entre América y España ruta entre América y España, en
en el siglo XVII fue inaugurada por muchas ocasiones se recopilaban
el mismo Cristóbal Colón en el siglo en una sola obra, que generalmen­
XV, quien llegó a América al aven­ te se incluía en algún tratado náuti­
turarse en un tipo de navegación co. Cabe señalar que la publicación
hasta entonces poco practicada o de estas obras era una cuestión
apenas conocida: la navegación de delicada por el evidente riesgo de
altura. Ésta implica conocerla posi­ caer en manos enemigas. Por lo
ción de la embarcación en cual­ que el principal obstáculo a su pu­
quier punto de la esfera sin ayuda blicación era el propio Consejo.de
de las costas; para ello había que Indias, quien se negaba a otorgar el
auxiliarse de los astros y calcular la permiso de impresión, con el fin de
distancia y el tiempo navegado. An­ no divulgar las derrotas seguidas
tes que Colón los vikingos hicieron por las flotas ni los sistemas defen­
navegaciones de altura que impli­ sivos de los puertos americanos.
caban un par de semanas para lle­
gar a Groenlandia, en las que utili­ La navegación de altura
zaban un tipo de brújula solar. Pero
la exploración sistemática de Améri­ Expliquemos ahora cuáles eran
ca no comenzaría hasta que el geno- las dos cuestiones fundamentales
vés, auspiciado por la Corona espa­ para la navegación de altura o na­
ñola, regresó de su primer viaje. vegación astronómica, esto es:

En el siglo XVII la navegación • La determinación de la línea


entre América y España combinaba descrita por el barco en su
las rutas de altamar (que seguían el marcha por el mar. Es decir
curso de las corrientes Ecuatorial y la trayectoria, también lla­
de Norteamérica) con el viejo méto­ mada derrota. Por derrota se
do de cabotaje, que consistía en entendía “el camino que por
navegar cerca de la costa guiándo­ la mar se hace o debe ha­
se por el relieve. Para este siglo ya cer”39. Si se dibujaba la de­
eran bien conocidos los puntos rrota había que distinguirla
donde terminaba la navegación de con un color distinto a cual­
altura y donde se podrían empezar quier otra línea en la carta.
a reconocer rasgos en la costa, in­
cluso islas en mar abierto, que indi­ • La ubicación del buque en
caban a los pilotos la dirección a un momento dado, calculan­
seguir. do su latitud y longitud. A

La navegación de altura implicó


39 Palero, Francisco, 1989, Tratado del es-
la asimilación y utilización cada vez
phera y del arte de marear 1535. Estudio de
más eficiente de ciertas herramien­
Ricardo Arroyo Ruiz Zorrilla. Ministerio de
tas que hasta el siglo XVI habían Defensa y Ministerio de Agricultura, Pesca y
sido más del dominio de los acadé­ Alimentación. España.

92
AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Numero 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

esto se le llamaba “echar horizonte, como el cuadrante y el


punto” en la carta y para su astrolabio, y el trazado de los ma­
obtención había varios mé­ pas, lo suficientemente precisos
todos según los datos que como para que pudieran dibujarse
se tuvieran. Este punto se sobre ellos las líneas de rumbos. Es
podía marcar con coloren la sabido que ninguno de estos inven­
carta o simplemente se mar­ tos es propiamente europeo, pero
caba la última posición me­ fueron ellos los primeros en utilizar­
diante un compás Se reco­ los sistemáticamente, por lo que se
mendaba echar punto antes dice que Europa fue durante mucho
del mediodía, cuando se ha­ tiempo la cuna del llamado Arte de
cia la observación del sol, navegar42.
con la que se confirmaba o
se corregía la latitud; a esto Para el siglo XVI existía ya una
se le llamaba “resolver la de­ clara división entre lo que se llamó
rrota” (otra observación as­ navegación teórica y navegación
tronómica para obtener la la­ práctica. La navegación teórica
titud era la de la estrella po­ comprendía la aritmética, la geo­
lar en la noche)40. metría y la astronomía, y la navega­
ción practica se definía como “la
En el Libro del Regimiento Dia­ ejecución de lo que la teórica ense­
rio, Diario o Jornal de Navegación ña” y se dividía en marinaje y pilo­
se anotaban la trayectoria o camino taje e implicaba también la fábrica
que hacía la nave, el lugar en el que de los instrumentos de navega­
se hallaban, desde la salida del ción43. Según las palabras de Pe­
puerto hasta llegar a su destino, los dro Porter y Casante, autor de la
sucesos más importantes durante obra Reparo a errores de la nave­
la travesía, los vientos, el estado gación española, escrito en 1634, a
del cielo, las profundidades o son­ la navegación práctica le corres­
das, las observaciones astronómi­ pondía:
cas y en general los diferentes cál­
culos que se requerían41. experimentar en las navegacio­
nes, que reglas hallen faltas, que
La navegación de altura, consi­ tierras mal arrumbadas, que alturas
derada ya como “navegación cien­ mal puestas, que distancias no ver­
tífica”, se basó en las mediciones y daderas, observando marcas de la
cálculos que se realizaban gracias tierras, corrientes, variaciones de
a la brújula (introducida en Europa aguja, sondas y vientos que hay en
en el 1200), a los instrumentos para diferentes parajes, llevando de todo
medir el ángulo entre un astro y el
42 Cornelias, José Luis, 1991, El cielo de
Colón. Técnicas navales y astronómicas en
40 López, Pinero José María, 1979, El arte el viaje del Descubrimiento. Tabapres. Ma­
de Navegaren la España del Renacimiento. drid España.
Editorial Labor. España. 43 Zamorano, Rodrigo, 1939, Compendio de
41 García Franco, Salvador, 1959, Instru­ la arte de navegar 1581. Copia facsímil.
mentos Náuticos en el Museo Naval. Institu­ Servicio de reproducción de libros. Librerías
to Histórico de Marina. Madrid, España. París-Valencia. España.

93
■«1",
í •**
Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

razón al cosmógrafo y piloto ma­ Es así que, como bien dice José
yo/44. María López Piñero48, autor moder­
no de la obra llamada Arte de nave­
La astronomía práctica, en la garen la España del Renacimiento,
cual se basaba la navegación teó­ entre las cosas que debía saber un
rica, enseñaba, según el mismo au­ cosmógrafo y un navegante de esta
tor "el movimiento de los cuerpos, época estaban:
orto y ocaso45 de los planetas, los
lugares de las estrellas fijas y erran­ 1. Nociones elementales de la
tes y sus aspectos y variaciones, esfera celeste y terráquea.
defectos de los luminares"46. Esta
especialización de la astronomía, 2. Técnica de determinación de
que en realidad es el antecedente la latitud, midiendo la altura del sol
de la astronomía científica, implicó y de las estrellas cercanas a los
la utilización de instrumentos de ob­ polos celestes.
servación refinados y la tabulación
de movimientos celestes que per­ 3. Fundamentos doctrinales, es­
mitieran determinar la posición en tructura y manejo de la brújula y de
la esfera mediante un sistema de los tres principales instrumentos de
coordenadas. Entre estas tabula­ observación astronómica emplea­
ciones se cuentan las tablas de de­ dos en la navegación: el astrolabio,
clinación solar como las principa­ el cuadrante y la ballestilla.
les.
z 4. Problemas planteados por las
La navegación práctica también brújulas y la declinación magnética.
se apoyaba de la geografía mate­
mática o astronómica, que es la apli­ 5. Uso de relojes para determi­
cación de las ventajas del sistema de nar la hora local.
coordenadas para señalar en un
mapa cada accidente o rasgo impor­ 6. Cuestiones relacionadas con
tante de las costas e islas. Para ello la luna y las mareas.
se utilizaban distintas proyecciones,
como las cónicas (sobre un paralelo Como puede notarse no mencio­
base) para los mapas generales, y la na la determinación de la longitud
rectangular (con coordenadas en en altamar, ya que por aquel enton­
ángulo recto) para mapas de áreas ces éste era un problema irresolu­
particulares.47 ble. Para ello era necesario "con­
servar la hora” del punto de partida
y compararla con la hora local del
44 Porter y Casante, Pedro, 1970, Reparo a lugar en el que se encontraran (y
errores de la navegación española 1634 así calcular la diferencia de meri­
Introducción y edición por W. Michael Ma- dianos). Los navegantes podían
thes. Universidad de San Francisco. Edicio­ calcular bastante bien el momento
nes José Porrúa Turanzas. España.
45 El orto es la salida del sol o de otro astro del mediodía a bordo, pero no
por el horizonte y el ocaso la puesta. cuantas horas les separaban del
46 Porter y Casante op. cit.
47 López Piñero, op. cit. 48 libó.

94
AMERÍSTICA ® Año 4 ■ Número 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

momento en que era mediodía en da" (de los astros) se obtenía una
el puerto del que zarparon. Dado “latitud estimada", es decir deduci­
que los relojes de arena, llamados da por diferentes cálculos. Cuando
ampolletas o clepsidras, no servían existían diferencias entre la latitud
para medir tiempos largos no era observada y la de estima se obtenía
posible hacer este cálculo. Lá ma­ una tercera por diferencia, a esta se
nera más precisa de obtener la lon­ le llamaba “latitud corregida”. Si en
gitud, utilizada por los cosmógrafos lugar de utilizar las observaciones
en tierra, era la observación simul­ astronómicas se obtenía la latitud
tánea de un eclipse en distintos lu­ respecto a ciertos puntos de latitud
gares. Si se quería referir cierto conocida en las costas se le llama­
punto con respecto a alguno de los ba "latitud marcada” o “de marca­
meridianos adoptados como origen ción". La latitud del puerto de salida,
se le llamaba “longitud absoluta", o donde se comenzara una nueva
pero si se utilizaban dos meridianos cuenta, se le conocía como “latitud
secundarios se le llamaba "longitud de salida" y para el puerto de ilega­
respectiva’’, lo que en el arte de da "latitud de llegada”. La suma de
navegar se decía “apartamiento de estas dos latitudes servía para .de­
la línea derecha" por contabilizarse ducir la longitud. El navegar mar­
de este a oeste. Existen casos en cando el camino recorrido sin cono­
los que el meridiano origen se ubi­ cer la latitud por observación astro­
caba la oeste y la graduación au­ nómica sino por deducción se llamó
mentaba hacia el este. navegación de estima.

La latitud, coordenada en reali­ En la navegación de estima se


dad útil a los navegantes en sus determinaba sobre el mapa el rum­
travesías por el mar, era conocida bo o los rumbos seguidos y se cal­
como "apartamiento de la línea"; y culaba el camino recorrido, multipli­
la “línea” era el Ecuador. También cando la velocidad por el tiempo
se solía llamar “altura del polo" por navegado. Para medir la velocidad
determinarse mediante la observa­
ción de la altura (el ángulo) de la
estrella polar con respecto al hori­
zonte. Para determinarla latitud por
observación astronómica se utiliza­
ban básicamente tres instrumen­
tos: el astrolabio, el cuadrante y la
ballestilla. (Ver figura 8).

Pero no siempre era posible ob­


tener la latitud por observación as­
tronómica, y bien podían transcurrir
varios días antes de que el cielo se
despejara. Para ello se desarrolla­
ron varios métodos que proporcio­
naban este dato a los pilotos. Si la Figura 8. Tomar la altura del sol. Medina,
latitud no era una "latitud observa­ 1563.

95
Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

se utilizaba una cuerda marcada


con vahos nudos a distancias regu­
lares. Dicha cuerda se tiraba al mar
sosteniéndola desde el barco y se­
gún flotaran tantos nudos tanta se­
ría la velocidad. Para determinar la
velocidad los marineros también se
apoyaban de sus conocimientos
prácticos, como la fuerza del viento
sobre el aparejo, el aspecto del
mar, el influjo de las corrientes y
hasta la marcha de las mareas so­
bre las costas49*.

El rumbo se determinaba por la


brújula o aguja náutica. Ésta con­
sistía en una aguja imantada conte­ La brújula. reloj solar con brújula, del
Museo Naval de Madrid, tomada de López Piñero,
nida en una caja que tenía dibujada 1979
32 divisiones, correspondientes* a
los rumbos de la rosa de los vien­
tos. Estos rumbos se clasificaban
en ocho principales, ocho partidas
y seis cuartas. El problema de
orientarse por una aguja imantada,
que en general apunta hacia el nor­
te de la Tierra, es que en términos
más precisos está ligeramente des­
viada del norte marcado por la es­
trella polar. (Ver figura 10).

Esta desviación de la aguja es lo


que se conoce actualmente como
“declinación magnética” y en la an­
tigüedad como el “nordestear o no­
roestear de la aguja”. El “norte" ha­
cia donde señala la aguja de la
brújula es lo que se llama la “línea
agónica” o “meridiano magnético
cero”, que en realidad son varios.
Estos meridianos magnéticos se
ubican en el Atlántico y en las Anti­ Figura 11. Rumbos de la navegación.
llas, y a partir de ellos comienza la
declinación oeste (si nos dirigimos Esta desviación del norte mag­
hacia América). (Ver figura 11). nético con respecto al norte astro­
nómico no pasó desapercibida a los
navegantes antiguos. Para saber si
49
López Pinero, op. cit. la aguja noroesteaba o nordestea­

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AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Numero 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

ba se alineaba la brújula con la ha quedado registrado de diferen­


estrella polar y una de sus guardas tes maneras, por ejemplo en los
y se miraba "si la flor de la rosa mira materiales ferrosos. El mismo autor
derecha hacia la parte donde cae la del siglo XVIII menciona que “en el
estrella"50, pero este método no era Seno Mexicano varia la aguja des­
muy recomendable. de la Veracruz hasta La Habana
nordesteando cuatro grados”53.
Para enmendar la desviación del Cruz Apestegui, ingeniero naval es­
norte magnético los marineros anti­ pañol, considera que la variación
guos “cebaban” la aguja, es decir, del eje norte sur de este mismo
la ajustaban moviendo la rosa de espacio, en 1631, es de tres grados
los vientos dibujada en su caja se­ y medio al oeste.
gún se conociera dicha variación.
Las brújulas flamencas, por ejem­ El norte que marca la estrella
plo, estaban adaptadas a la decli­ polar también tiene una ligera des­
nación magnética propia de los ma­ viación, de 47 segundos de arco,
res del norte de Europa. En el caso pero el ojo humano es prácticamen­
del mediterráneo la declinación te incapaz de apreciar a simple vis­
magnética es muy poca y la Flor de ta la diferencia. Esta distancia ha
Lis (símbolo por excelencia del nor­ variado a razón del movimiento de
te) coincidía sensiblemente con el presesión de la Tierra, que asemeja
eje central de las agujas en las brú­ al cabeceo de un trompo, hasta
julas genovesas51. Joseph Gonzá­ completar un círculo en 25,725
lez Cabrera, autor del siglo XVIII, años. En 1600 la distancia de la
escribió: “es acertado no llevar la estrella polar era de 2 grados 9
corrección hecha en las agujas sino minutos54. Estas variaciones del
corregirla todos los días si se pudie­ norte, magnético y astronómico,
re (porque varía en distintos para­ ciertamente incrementan la incerti-
jes por donde navega un barco en dumbre que las referencias geográ­
una sola ruta)” esto quiere decir que ficas antiguas nos presentan.
en una misma ruta se podía pasar
por meridianos con variaciones dis­ Volvamos ahora a la cuestión de
tintas52. la posición y trayectoria de un bar­
co. Dependiendo de cuáles de las
Pero la declinación magnética variables mencionadas se conocie­
cambia incluso con el tiempo. Es ran (velocidad, tiempo, rumbo y la­
sabido que a lo largo de la historia titud) se podía calcular, con mayor
de la Tierra sus polos magnéticos o menor confiabilidad, la posición
han cambiado de ubicación, lo que de una embarcación en un momen­
to dado. La manera de obtener
cada punto de la derrota podía va­
50Zamorano, Rodrigo, op. cit., folio 36-37. riar del anterior según las condicio­
51 Comellas, op. cit. nes de la navegación. Zamorano
en
González Cabrera Bueno, Joseph, 1970, menciona tres maneras de “echar
Navegación especulativa y práctica 1734.
Introducción y edición por W. Michael Ma-
thes. Universidad de San Francisco. Edicio­ 53 Ibid
nes José Porrúa Turanzas. España, pg. 52. 54 Comellas, op. cit..

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Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

fantasía, de lo cual tomó el punto su


nombre”56.

Esta situación podía rectificarse


si se tomaba la altura de la estrella
polar o del sol y se determinaba una
latitud, con lo que se obtenía el
llamado “punto de escuadría”, esto
es, la intersección de la linea de
rumbo con la latitud hallada. Para
ello era preciso disponer de una
carta en la que estuviese repre­
sentada la graduación de latitudes.
Cuanto más se navegase en direc­
ción norte-sur, es decir cambiando
Figura 12. El compás. Detalle de una ilustra­ de latitud, mayor sería la enmien­
ción de Blaeu, de 1620, tomada de Martín da57.
Meras, s/f.

Las imprecisiones para determi­


punto”: por fantasía, de escuadra o nar la derrota de esta manera eran
geométrico y de fantasía y altura55. sabidas por los pilotos, sobre todo
(Ver figura 12). cuando se navegaba por rumbos
más cercanos al este-oeste (la 6a o
Se echaba punto por fantasía 7a cuarta) por las que “es difícil
cuando se navegaba por un parale­ navegar con precisión porque da
lo -navegación este oeste- siempre guiñadas fuera el que gobierna, a
por la misma latitud, o cuando se causa del viento (y) puede haber
navegaba por cualquier rumbo sin gran error si se echa punto por es­
poder hacer observaciones astro­ cuadría”58. Para obtener mayor pre­
nómicas. Para ello se requería sa­ cisión se obtenía el punto por fan­
ber dos cosas: el rumbo por donde tasía y altura, para lo se requería
se navegó y la distancia recorrida. conocer la distancia navegada, el
Como ya hemos visto, para calcular punto de partida, la latitud (obser­
la distancia recorrida había que uti­ vada astronómicamente), y el meri­
lizar una cuerda con nudos y una diano más cercano. Al parecer esta
ampolleta, por lo que es compren­ técnica era la más recomendable
sible que Zamorano afirme que por que como dice Zamorano:
esta manera de echar punto “no
tiene certeza, si no a poco más o de no hacer uso en tal caso to­
menos según el marinerojuzga que dos los pilotos de este punto de
puede haber andado conforme a su fantasía y altura hace entre ellos
gran diversidad en la distancia des­
55 Zamorano op. cit., folio 40-43 y Arroyo de tierra, cuando juntan y comuni­
1989, Estudio y trascripción del Tratado del
esphera y del arte de marear 1535, de Fran­
56 Zamorano, op. cit., folio 40-43.
cisco Falero. Ministerio de Defensa y Minis­ 57
terio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Zamorano, op. cit, y Arroyo, op. cit
pg. 11-17. España, pg. 9-11 58 Zamorano, op. cit.

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AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Número 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

can sus pareceres: que uno halla mapas antiguos y en una selección
cincuenta leguas de tierra confor­ de ocho mapas se aplicó la siguien­
me a su parecer y otro cien y otro te metodología. Se ampliaron los
doscientos y a otro le parece que mapas seleccionados y se elaboró
está junto a la tierra, lo cual nace de una composición de cada mapa
que unos echan punto por escua­ mediante el calcado de la zona de
dría, otros por fantasía y otros por interés así como de los seis ele­
fantasía y altura, y estos son siem­ mentos requeridos que estuviesen
pre mas ciertos. presentes. Una vez elaborada la
composición se trazaban en ella las
Los llamados puntos de "fanta­ referencias de los sobrevivientes
sía” y “escuadría” los seguimos en­ de Nuestra Señora del Juncal. Para
contrando en los tratados de náuti­ ello se utilizó la propia graduación
ca todavía en el siglo XVIII. de latitud de cada mapa y su esca­
la. Aquí se muestran dos ejemplos.
Las cartas de marear
y el naufragio El primero es un mapa impreso,
de Nuestra Señora del Juncal procedente de Ámsterdam, no de
España, aunque quizás fue copia­
Como hemos visto los mapas a do de un mapa español ya que
los que podemos recurrir para ubi­ cuenta con todos los elementos de
car el lugar del naufragio de Nues­ una carta de marear. (Ver figura
tra Señora del Juncal, ocurrido en 13).
1631, en la Sonda de Campeche,
deben semejarse en gran medida a El segundo es una carta de ma­
una carta de marear. Con lo que ya rear de 1755, del tipo Cuarterón, en
se ha expuesto podemos decir que específico es una carta de punto
las características que un navegan­ reducido o carta plana. Es de origen
te hubiese utilizado para ubicar el español y tiene una leyenda que lo
último punto de su derrota en una certifica que dice: “Construido so­
carta son los siguientes: bre la mejores memorias y observa­
ciones astronómicas de longitudes
• Línea ecuatorial y latitudes. (Ver figura 14).

• Graduación de latitudes COMENTARIOS FINALES

• Escala de leguas El análisis cartográfico, motiva­


do por la búsqueda del galeón
• Nombres en la costa a ma­ Nuestra Señora del Juncal, naufra­
nera de portulano gado en 1631, muestra que es po­
sible estudiar muchas de las repro­
• Rayos de rumbos ducciones de los mapas del siglo
XVII, lo mismo para el XVI y XVIII,
• Rosa de los vientos como semejantes en gran medida
de lo que fueran auténticas cartas
En la presente investigación se de marear o incluso por ser copias
revisaron más de un centenar de de alguna carta'original.'Podemos

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Las cartas de Marear. Navegación y cartografía... ■ Carmen Rojas Sandoval

Figura 13. INSULAE AMERICANAE IN OCEANO SEPTENTRIONAL! CUM TERRIS ADIA-


CENTIBUS 1634, Nicolás Sansón d’abbeville, editado por Guillermo Blaeu. Ámsterdam UTA.
Tomado de Antochiw, 1994.

Figura 14 MAPA MARÍTIMO DEL GOLFO DE MÉXICO E ISLAS DE LA AMÉRICA PARA


EL USO DE LOS NAVEGANTES ES ESTA PARTE DEL MUNDO 1755. Thomas López y
Juan de la Cruz. Madrid BNT. Tomado de Antochiw, 1994.

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AMERÍSTICA ■ Año 4 ■ Número 6 ■ Primer Semestre ■ 2001

reconocer las copias de dichas car­ de marear‘'originales" es desperdi­


tas al saber cuáles debian ser sus ciar toda la riqueza presente en las
elementos básicos y cuáles eran reproducciones conservadas.
las diferencias entre un trazo con
fines náuticos y otros con fines me­ El sólo consultar obras genera­
ramente documentales, o incluso les de la historia de la cartografía, o
catastrales. considerar que los mapas decora­
dos no contienen información cien­
Esto rompe un poco con el mito tífica (en los parámetros de la épo­
de que la cartografía náutica espa­ ca) nos puede hacer creer que no
ñola de los siglos XVI al XVIII tenía contamos con cartas de marear ori­
tal resguardo que es imposible de­ ginales ni con copias similares.
cir mucho de ella. Por esta misma Como resultado de esta visión tam­
situación se han llegado a hacer bién podemos recorrer infinidad de
afirmaciones, un tanto simplistas, archivos buscando alguna carta de
que el conocimiento geográfico del marear "original” y terminar frustra­
siglo XVII era tan rudimentario dos por los escasos hallazgos, des­
como el del siglo XVI. Estas afirma­ pués de interminables horas en los
ciones resultan de comparar algu­ archivos. De más provecho resulta
nos mapas del siglo XVII, a todas consultar primero las publicaciones
luces malas copias y atrasados aún especializadas, teniendo en cuenta
para su época, con mapas del siglo los elementos que una carta de ma­
XVI, y por ello decir que no hubo rear debía tener y considerar que
muchos progresos. Más aún, dete­ es posible que varias de las repro­
ner nuestros estudios acerca de la ducciones presentadas sean ver­
cartografía náutica del siglo XVII daderas copias fieles de antiguas
por la supuesta carencia de cartas cartas de marear.

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