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La labor del maestro especialista en educación infantil incide en qué enseñar, cómo enseñar, con
qué finalidad, cómo evaluar su enseñanza/aprendizaje. Esto conduce a preguntarnos ¿qué tiene que
saber de música un maestro especialista en educación infantil? Si la finalidad que se persigue con la
educación musical en la edad de 0-6 años es el desarrollo auditivo, rítmico y vocal, el profesional de
esta etapa, además de haber adquirido los conocimientos y las destrezas necesarias del lenguaje
musical, ha de conocer el marco teórico donde se fundamenta la educación musical en la edad
infantil. Por otro lado, los llamados métodos activos para la enseñanza de la música aportan
aspectos muy significativos para orientar la práctica, por lo que es importante que estos
especialistas tengan conocimiento de ellos, y sepan elegir dentro de las diferentes propuestas las
más afines a cada caso.
Aparece por vez primera la educación preescolar como un nivel educativo del sistema en la Ley
General de Educación de 1970; en el plan experimental de 1971 no existe de entrada dicha
especialización y solamente se puede acceder a ella, a través de la UNED, o por cursos presenciales
convocados por los ICES. Habrá que esperar a 1981 para que se establezca la especialidad de
preescolar en las escuelas universitarias de formación del profesorado.
Aunque las asignaturas de música, con mayor o menor incidencia, siempre han estado presentes
en los planes de estudio para la formación del maestro, los contenidos teóricos y las enseñanzas
solfísticas han sido la base de estos programas. Será en el plan de 1967 cuando se reconozca la
inquietud por la educación musical escolar; los contenidos abandonan su carácter teórico y
consideran la importancia de adoptar métodos activos de enseñanza, lo que supone un gran avance
con respecto a planes anteriores.
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En el plan experimental de 1971 la música aparece como materia común a todas las
especialidades; en los centros de formación se sigue un programa distribuido en dos cuatrimestres
(tres horas semanales o sus equivalentes, que resume los contenidos que en el plan de 1967 se
cursaban en dos cursos académicos).
La creación del primer jardín de infancia o escuelas maternales suele asociarse a dos figuras muy
representativas, Owen y Froebel. Este último será reconocido como el sistematizador de la
educación infantil con amplias repercusiones posteriores. En España, el padre Manjón, creador de las
"escuelas al aire libre", las "escuelas del Ave María" (Granada), sigue la línea moderna de creer que el
niño tiene entidad propia, que no es un hombre en pequeño, y coincidiendo con Pablo Montesinos,
Froebel y Montessori, dará gran importancia al desarrollo integral, proponiendo el juego y el
contacto con la naturaleza.
María Montessori considera la educación como "desarrollo" y toma como punto de partida la
educación sensorial y la utilización de un material específico. Organiza el aula por rincones, donde
permanece el material sensorial que contribuye a la realización de juegos perceptivos. A través de
"la lección del silencio" es como acostumbra a los niños a que escuchen, educando su atención para
que reconozcan los sonidos que se producen a su alrededor y puedan captar mejor el lenguaje
articulado. Los materiales que configuran su método son muy numerosos, y están pensados para
realizar trabajos concretos. Entre los relacionados con la música, resaltamos las tablillas cromáticas,
las cajas de sonidos, las campanas musicales, los tubos de metal resonador, pequeñas arpas, etc.
Para la iniciación al lenguaje musical, tras ejercitar los sonidos de la escala, utiliza una tabla que tiene
grabado un pentagrama donde los niños han de colocar las notas que han reconocido (Montessori
1994, pp. 120-125).
Las diferentes metodologías musicales toman como base al niño y desembocan en un tipo de
educación musical como medio para desarrollar la individualidad y creatividad de cada uno,
observando y escuchando sus creaciones: Dalcroze, Martenot, Orff, Willems, Kodaly, Ward, Suzuky,
etc. Se les llama métodos activos porque, en mayor o menor medida, favorecen la participación del
niño, no parten de un conocimiento teórico, hacen vivir y experimentar situaciones para llegar más
tarde al análisis sobre bases concretas (Agosthi-Gherban, Rapp-Hess 1988, p. 112).
Si para Dalcroze la educación musical se presenta como una educación rítmica a través del
movimiento corporal, con la finalidad de crear una corriente de comunicación continua entre el
cerebro y el cuerpo, Willems, inspirado en sus ideas, aconseja la educación musical desde las
primeras edades, cuando el niño es más sensible al medio musical (canciones de cuna, infantiles...),
basa su metodología en la toma de conciencia del factor psicológico y pedagógico, dando una
extraordinaria importancia al desarrollo de la sensorialidad auditiva y fundamentando la enseñanza
de los más pequeños en dos condiciones esenciales: la necesidad de poseer un conocimiento
profundo de los principios psicológicos de la educación musical, y la necesidad de disponer de un
material apropiado para emprender la educación sensorial de los niños (Willems 1976, p. 12).
Orff, convencido de la necesidad que tienen los niños de jugar con la música y de la importancia de
que la vivan sin necesidad de comprender sus códigos o leyes, toma como punto de partida el
ritmo, con la asociación "ritmo-palabra", y hace sentir a los niños el aspecto sonoro y expresivo de
las palabras para llegar a la melodía. Entre sus alumnos y seguidores destacamos a Jos Wuytack,
creador de un sistema propio de educación musical activa y creativa basada en los principios de Orff.
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La enseñanza musical para Justine Ward ha de comenzar a los seis años, que es cuando el niño
puede aprende a cantar afinado, a leer las notas y reconocer sonidos. Para Suzuki, cualquier niño es
capaz de lograr la destreza instrumental desde edades tempranas si se utilizan los métodos
adecuados para su entrenamiento; no considera que el talento sea heredado, sino el producto de la
adaptación del niño al medio.
No obstante, sobre estas metodologías, Despins (1989, p. 17) opina que se insiste más en el
aspecto técnico que en el artístico y que el adulto tiende a provocar inhibición en el niño; que la
educación musical ha de permitir que el niño sea un artista natural y no tratar de confinarlo, por
medio de estrategias poco flexibles, a un arte prefabricado y normativo en exceso. Maneveau
(1993, p. 235) afirma que inician a "una música", no a la música, que no solucionan los problemas
que presentan la lectura musical, ni introducen a otras músicas; se muestra convencido de que van
dirigidas a formar lectores y que al estar encerradas cada una a su manera en un sistema coherente
se condenan a una cierta esclerosis.
Las nuevas generaciones de pedagogos musicales, Françoise Delalande, John Paynter, Murray
Schafer, entre otros, basan sus indicaciones en la necesidad de que los niños exploren e investiguen
con el sonido, y consideran que si los niños son investigadores natos, investigando es como se
abren a la música, a otras músicas.
Gimeno (1982, p. 91) establece en doce los elementos fundamentales del contenido del
currículum de formación del profesorado, fácilmente extrapolables al tema que nos ocupa: nivel de
conocimientos suficientes; sensibilización ante la psicología del niño; capacitación en las diversas
metodologías; comprensión y gobierno de las relaciones interpersonales en el aula y en el centro
escolar; programación a corto, medio y largo plazo de la tarea docente; conexión de los contenidos
con la pedagogía del alumno y las peculiaridades del medio; selección, capacidad de uso y confección
de medios técnicos apropiados para la enseñanza; capacidad de diagnóstico y evaluación del
alumno, de su aprendizaje y de las variables que condicionan ese aprendizaje; capacidad para
integrar la escuela en el medio extraescolar; organización del aula y del centro en las áreas de su
competencia; desenvolverse en el marco de las tareas administrativas; atención especial a los
aprendizajes y sus problemas.
Es necesario ofrecer un concepto de educación infantil con una ideología educativa plena, en la que
actúen unos profesionales preparados y con una forma de organización fundamentada en un
sistema educativo coherente,
Y será toda la didáctica centrada en lo que compete a las interacciones entre un maestro y un
niño pequeño que empieza a recibir, en el espacio formalizado que constituye la escuela, la herencia
cultural que desde un principio de equidad no se confunde con la cultura que llevan implícita sus
mayores, sino la que le corresponde para alcanzar las posibilidades que se inscriben en lo mejor y lo
más digno a que ha llegado el ser humano. Lo que supone una puesta en acción de toda la didáctica
(Pla 1994, p. 39).
Ser especialista en educación infantil precisa una preparación cultural, pedagógica, psicológica, etc.
unida a una actitud, aptitud y sensibilidad musical necesaria que complete su formación musical. Los
conocimientos "musicales" que posea este especialista son muy importantes, sin lugar a dudas
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cuanto más sepa de música mucho mejor. No obstante, creemos que es más significativo "la
calidad" de esos conocimientos. Se trata de saber adaptar y de elegir aquellos criterios más idóneos
para llevar a cabo la misión con éxito y estar convencido de la importancia y la necesidad de la
música en las primeras edades...
No se puede pedir a los profesores que sean expertos en todas las músicas del mundo, pero ser
sensibles al menos en una de ellas; que la sensibilidad musical brota de la atención receptiva unida
a una comprensión de la universalidad de la práctica musical..., el mejor modo de confeccionar un
currículum musical que sea verdaderamente pluralista es reuniendo "series sonoras" en una
secuencia progresiva, vinculando ésta a unos encuentros específicos con diversas culturas
musicales, elegidas siempre por su impacto sonoro, expresivo y estructural... (Swanwick 1991, p.
131).
Hemsy de Gainza (1964), González (1974), Aronoff (1974), etc. hacen sus indicaciones acerca
de la preparación que ha de tener el maestro para poder transmitir la experiencia musical. A todo
ello es necesario añadir la necesidad de estar convencido de la importancia que la música tiene en la
vida del niño, la atracción que ejerce en él, su contribución tanto al desarrollo afectivo como al
intelectual, la necesidad de conocer sus características como eje motivador y globalizador, así como
la influencia de la música para la adquisición de otros aprendizajes en esta etapa (Bernal y Calvo
1997, p. 33).
Proponer un currículum musical "idóneo" para el maestro de educación infantil ha sido siempre
tema de preocupación de los profesores implicados. Son muchos los factores que condicionan su
formación musical; muchos de ellos podrían subsanarse si se aumentaran los créditos
correspondientes a las enseñanzas teórico-prácticas de la música en los planes de estudio. No
obstante, si la finalidad que perseguimos es que el especialista se capacite en las competencias
musicales necesarias para educar musicalmente a los niños desde el nacimiento a los 6 años, es
deseable que en su formación se alcancen los siguientes objetivos:
. Desarrollar la coordinación motora a través del ritmo. Adquirir las habilidades y destrezas
necesarias a través de los instrumentos corporales, musicales y de la expresión corporal.
. Potenciar todos los aspectos expresivos de la voz (la expresión oral, el canto, la interpretación
dramática, etc.).
. Desarrollar la discriminación auditiva, como medio para fomentar el gusto, la capacidad (análisis)
de apreciación de la audición musical.
. Descubrir y apreciar el folclore como parte de la cultura musical de los pueblos. La canción
popular infantil y otras manifestaciones folclórico-musicales.
En las Orientaciones Didácticas Generales (MEC 1992, pp. 10- 20) se recoge la importancia de la
preparación profesional de estos especialistas y de su intervención en el proceso educativo, sobre
todo cuando señala que el educador es quien:
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Bibliografía
AGOSTI-GHERBAN, C.; RAPP-HESS, C. (1988): El niño, el mundo sonoro
y la música.Alcoy. Marfil.
MEC (1992): Diseño Curricular Base. Infantil. (Cajas Rojas). Madrid. MEC.
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Dirección de contacto
Julia Bernal Vázquez
Dpto. de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal. Universidad
de Granada
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