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CENTRO UNIVERSITARIO EMMANUEL KANT

MANUAL DE INTERVENCION.
MTRO.SERGIO. O SALCIDO TERAN.

Maya Belen Pérez Rodríguez

Licenciatura en psicología.

Ciudad de México 2018


Presentación
El uso de este manual pretende ampliar el conocimiento del profesorado para tratar el criterio
al que refieren como TDAH, Inatención, hiperactividad y/o impulsividad y poder
comprender y actuar convenientemente facilitando las herramientas adecuadas para ayudar a
desarrollar sus habilidades académicas de forma óptima.

El fracaso escolar que puede acentuar la falta de integración de estos niños o incidir
negativamente en su autoestima es uno de los factores que empeoran el pronóstico de estos
síntomas. Por ello, es de gran importancia que el profesor realice al niño una valoración
pedagógica que determine sus necesidades académicas. Ésta le permitirá establecer un plan
de intervención escolar personalizado.

De esta manera, el profesor podrá adaptar las actividades educativas del alumno con el fin de
que el niño evolucione favorablemente y pueda desarrollar plenamente sus capacidades en el
ámbito escolar. En ocasiones no será necesario realizar adaptación curricular alguna, siendo
suficiente con modificar las estrategias de acercamiento al estudiante por parte de los
profesores. Además de esta posible adaptación curricular, es imprescindible la colaboración
entre el profesorado y los padres a lo largo de todo el curso escolar, intercambiando
información y experiencias. Este trabajo en equipo resulta fundamental para apoyarle en su
desempeño académico y social. Por tanto, una adecuada información y su manejo favorecerá
que, tanto los profesores como los padres y cuidadores, perciban los síntomas de manera
objetiva y equilibrada que les permita afrontar y apoyar las necesidades del alumno con una
actitud apropiada y contribuir así a mejorar su pronóstico y evolución.

“Vuestros hijos no son hijos vuestros.


Son los hijos y las hijas
Del ansia de la vida por sí misma.
Vienen a través de vosotros, pero no de vosotros,
Y aunque estén con vosotros, no os pertenecen.
Podéis brindarles vuestro amor, pero no vuestras ideas.
Porque ellos tienen sus propias ideas,
Podéis alojar sus cuerpos, pero no sus almas,
Porque sus almas viven en la casa del futuro,
Que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis tratar de pareceros a ellos,
Pero no pretendáis que ellos se parezcan a vosotros.
Sois arcos que lanzáis a vuestros hijos como flechas vivas.
Disfrutad de la tensión que os produce la mano del arquero”.
Kahlil Gibran, El profeta
Sustento teórico
Qué es el TDAH: El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es el
trastorno psiquiátrico más frecuente en la infancia y afecta al 5% de la población en edad
escolar. Esto supone uno o dos niños por aula. Este trastorno neurobiológico está provocado
por un desequilibrio existente entre dos neurotransmisores cerebrales: la noradrenalina y la
dopamina, que afectan directamente a las áreas del cerebro responsables del autocontrol y de
la inhibición del comportamiento inadecuado. Esto provoca en los niños que lo padecen un
nivel inapropiado de inatención, hiperactividad e impulsividad, que es incoherente con su
nivel de desarrollo. El TDAH provoca en el niño las siguientes alteraciones en su conducta:
• Hiperactividad: manifiesta un mayor nivel de actividad, dada su edad, con dificultades para
mantenerse quieto. • Impulsividad: presenta dificultades para controlar sus respuestas,
conductas y emociones. • Inatención: tiene problemas para concentrarse y prestar atención a
una misma tarea durante un periodo de tiempo. Muchas de estas conductas son habituales en
la mayoría de los niños, por eso a la hora de identificar a un niño con TDAH se ha de tener
en cuenta la cantidad e intensidad de los síntomas, a continuación se presentan los criterios
diagnósticos según lo Establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), El DSM-5
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders)La CIE es la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD:
International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems) :

Criterios diagnósticos
Se trata del conjunto de síntomas que deben presentarse para realizar un diagnóstico. En el
caso del TDAH, existen dos sistemas de clasificación que comprenden unos criterios
diagnósticos específicos según han establecido la American Psychiatric Association (APA)
y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con estas clasificaciones, lo que se pretende
es establecer las condiciones y síntomas que se deben dar en los pacientes para poder realizar
un diagnóstico.

DSM (APA, 2013)

El DSM es el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and


Statistical Manual of Mental Disorders). En 2013 la American Psychiatric Association
publicó la quinta revisión de éste, el DSM-5, en vigor en la actualidad. Anteriormente el
manual DSM-IV TR se publicó en 2001. Es el sistema de clasificación de trastornos mentales
más utilizado a nivel mundial, aportando descripciones, síntomas y otros criterios útiles para
el diagnóstico de los trastornos mentales. Es revisado de forma periódica, de acuerdo con las
investigaciones, estudios y descubrimientos realizados.
DSM-5

A continuación, se detalla la clasificación del TDAH según el DSM-5:


A- Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el
funcionamiento o desarrollo que se caracteriza por (1) y/o (2):37

Inatención

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un
grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades
sociales y académicas/laborales:
NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición,
desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes
mayores y adultos (a partir de 17 años), se requiere un mínimo de 5 síntomas.

a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se cometen
errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por ejemplo, se pasan
por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión).
b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades
recreativas (por ejemplo, tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones
o lectura prolongada).
c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece
tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente).
d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres
o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas, pero se distrae rápidamente y se evade con
facilidad).
e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo, dificultad
para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en
orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los
plazos).
f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que
requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo, tareas escolares o quehaceres
domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar
formularios, revisar artículos largos).
g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo, materiales
escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves, papeles de trabajo, gafas, móvil).
h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores
y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).
i. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (por ejemplo, hacer las tareas, hacer las
diligencias; en adolescentes mayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las facturas,
acudir a las citas).

Hiperactividad e Impulsividad
Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un
grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades
sociales y académicas/laborales:
NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición,
desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes
mayores y adultos (a partir de 17 años), se requiere un mínimo de 5 síntomas.

a. Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por
ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, en situaciones que
requieren mantenerse en su lugar.
c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En
adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto.).
d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades
recreativas.
e. Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor” (por ejemplo,
es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como
en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil
seguirlos).
f. Con frecuencia habla excesivamente.
g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta
(por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación).
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola).
i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las
conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas
sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo
que hacen los otros).

B- Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes de los


12 años.

C- Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o más


contextos (por ejemplo, en casa, en el colegio o el trabajo; con los amigos o familiares; en
otras actividades).
D- Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social,
académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.

E- Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o de


otro trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (por ejemplo,
trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de la
personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias).

En función de los resultados se podrán clasificar las siguientes presentaciones:


Presentación combinada: Si se cumplen el Criterio A1 (inatención) y el Criterio A2
(hiperactividad-impulsividad) durante los últimos 6 meses.
Presentación predominante con falta de atención: Si se cumple el Criterio A1 pero no se
cumple el criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) durante los últimos 6 meses.
Presentación predominante hiperactiva/impulsiva: Si se cumple el Criterio A2
(hiperactividad-impulsividad) y no se cumple el Criterio A1 (inatención) durante los últimos
6 meses.

CIE (OMS,1992)

La CIE es la Clasificación Internacional de Enfermedades (en inglés, ICD: International


Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems) realizada por la
Organización Mundial de la Salud. Actualmente se trabaja con la décima revisión, que se
publicó en 1992, pero ya se está trabajando en una nueva versión, la CIE-11. La OMS publica
actualizaciones de carácter menor cada año, y actualizaciones más importantes cada tres
años. En esta clasificación las enfermedades son agrupadas por categorías y reciben cada una
un código. Una de las peculiaridades de la CIE-10 es que se refiere al TDAH como Trastorno
Hipercinético.
CIE- 10

A continuación, se detallan los criterios diagnósticos para el trastorno hipercinético según la


CIE-10:

Déficit de atención
1. Frecuente incapacidad para prestar atención a los detalles junto a errores por descuido en
las labores escolares y en otras actividades.
2. Frecuente incapacidad para mantener la atención en las tareas o en el juego.
3. A menudo aparenta no escuchar lo que se le dice.
4. Imposibilidad persistente para cumplimentar las tareas escolares asignadas u otras
misiones.
5. Disminución de la capacidad para organizar tareas y actividades.
6. A menudo evita o se siente marcadamente incómodo ante tareas como los deberes
escolares, que requieren un esfuerzo mental mantenido.
7. A menudo pierde objetos necesarios para unas tareas o actividades, como material escolar,
libros, etc.
8. Fácilmente se distrae ante estímulos externos.
9. Con frecuencia es olvidadizo en el curso de las actividades diarias.

Hiperactividad
1. Con frecuencia muestra inquietud con movimientos de manos o pies, o removiéndose en
su asiento.
2. Abandona el asiento en el aula o en otras situaciones en las que se espera que permanezca
sentado.
3. A menudo corretea o trepa en exceso en situaciones inapropiadas.
4. Inadecuadamente ruidoso en el juego o tiene dificultades para entretenerse tranquilamente
en actividades lúdicas.
5. Persistentemente exhibe un patrón de actividad excesiva que no es modificable
sustancialmente por los requerimientos del entorno social.

Impulsividad
1. Con frecuencia hace exclamaciones o responde antes de que se le hagan las preguntas
completas.
2. A menudo es incapaz de guardar turno en las colas o en otras situaciones en grupo.
3. A menudo interrumpe o se entromete en los asuntos de otros.
4. Con frecuencia habla en exceso sin contenerse ante las situaciones sociales.

La CIE-10 establece que, para realizar el diagnóstico de TDAH, el paciente cumpla:


– 6 de los síntomas descritos en el apartado “Déficit de Atención”
– 3 de los síntomas descritos en el apartado “Hiperactividad”
– 1 de los síntomas descritos en el apartado “Impulsividad”

Estos síntomas deben además estar presentes antes de los 7 años y darse en dos o más
aspectos de la vida del niño (escolar, familiar, social), y afectar negativamente a su calidad
de vida. Tampoco se considerará el diagnóstico de Trastorno Hipercinético si cumple los
criterios de: trastorno generalizado del desarrollo, episodio depresivo o trastorno de ansiedad.

Teniendo en cuenta estas diferencias, se constata que los criterios de diagnóstico del
Trastorno Hipercinético por el CIE-10 son más restrictivos que los criterios diagnósticos del
DSM-5 para el TDAH.
La Nacional Foundation for gifted and cretive Clidren menciona las siguientes características
(que podrían confundirse con algunos de los sintomas antes citados) para que los padres y
profesores puedan darse cuenta si un niño es superdotado:
1.Tienen una gran sensibilidad
2.Tienen una cantidad impresionante de energía
3.Se aburren fácilmente; a veces parece que tiene muy poca capacidad de concentración.
4.Necesita estar rodeado de adultos emocionalmente estables y seguros.
5.Se resiste a la autoridad a menos que se presente democráticamente.
6.Tiene sus propios métodos de aprendizaje, sobre todo en lectura y matemáticas.

7.Aveces se frustra enseguida porque tiene grandes ideas, pero le faltan recursos o las
personas necesarias para ayudarlo a llevarlas a cabo.
8.Aprende a través de exploración, y se resiste a aprender de memoria o limitarse a escuchar.

9.Es incapaz de permanecer sentado y quieto a menos que este absorto en algo que sea de su
interés.
10.Es muy compasivo, tiene muchos temores. por ejemplo, a la perdida de sus seres queridos.

11.Si experimenta el fracaso en seguida, es posible que se rinda y desarrolle bloqueos de


aprendizaje permanentes.
Hay que descartar cualquier otro problema conductual o psicológico del alumno que pueda
confundirse con TDAH. Así, antes de dar la voz de alarma a los padres y evitar errores en el
diagnóstico, el profesor deberá consultar al psicopedagogo del centro sobre los síntomas, así
como confirmar con los padres del niño que sus alteraciones conductuales se reiteran en casa.
Tratamientos

Como primer momento suelen ser los padres o los profesores quienes perciben anomalías en
el comportamiento del niño, pero el diagnóstico debe de ser formulado por profesionales
médicos expertos en TDAH. El neuropediatra, el psiquiatra infantil, el psiquiatra y el
neurólogo son los especialistas más capacitados para hacerlo. El diagnóstico del TDAH se
realiza en base a la clínica médica, puesto que aún no hay pruebas de laboratorio capaces de
determinarlo. Los Criterios del Manual Estadístico y de Diagnóstico DSM-IV-TR y las
descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico de la Clasificación Internacional de las
Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE-10) como lo acabamos de ver
son los procedimientos más utilizados internacionalmente. Para una detección eficaz, el
profesional deberá recabar el máximo de información posible sobre la situación del niño.
Para ello, efectuará entrevistas y cuestionarios a los padres, profesores y al propio niño.
Asimismo, realizará una serie de análisis clínicos que le permitirán descartar otros posibles
problemas:
• Análisis psicológico del niño que indique sus capacidades y limitaciones.
• Análisis médico, incluyendo pruebas físicas, para dictaminar que los síntomas no
corresponden a otro tipo de causa.
• Análisis psicopedagógico, que indique la existencia de riesgo de fracaso escolar.

La terapia que ha demostrado ser más eficaz para tratar íntegramente los síntomas del TDAH
es el tratamiento multimodal. Esto conlleva la inclusión de padres, profesores, médicos y
psicólogos en todos los niveles de la terapia. Por tanto, se coordinan a un mismo tiempo
tratamiento farmacológico en algunos casos graves o psicológico y psicopedagógico. Este
programa multidisciplinar se adaptará a las características individuales del niño en base a su
edad y sexo, así como a su entorno familiar y social.

Nadie ha sido capaz de demostrar nunca que medicamentos como el Cylert y la


Ritalina mejoren el rendimiento académico de los niños que lo toman El efecto
principal de la ritalina y otras drogas similares es el manejo a corto plazo del
comportamiento hipercinético. Se droga al alumno para facilitarle la vida al maestro,
en lugar de volverla mejor y más productiva para el niño. Si la victima fuera hijo mío,
los riesgos potenciales de estos fármacos serian un precio elevado que no estaría
dispuesto a pagar para que el maestro se sintiera más cómodo. Madison R. 1984.

El tratamiento psicológico involucra tanto al niño con TDAH como a sus padres. De ahí que
se desarrolle una terapia familiar e individual que ayude al estrés derivado del TDAH en el
hogar; una psicoterapia conductual al niño para facilitarle su autocontrol y mejorar su
autoestima y habilidades sociales; así como un entrenamiento a los padres que les capacite
para controlar las conductas del niño y apoyarle en su desarrollo social, emocional y escolar
sin tener que llegar a los fármacos.
Por ello, es de vital importancia que el profesorado conozca los síntomas del trastorno y sea
consciente de las consecuencias que el TDAH provoca en su alumno, de manera que tenga
la capacidad de ayudarle, implementando una serie de acciones adecuadas a sus necesidades.
El profesor, junto con los padres, es una pieza clave a la hora de encauzar el comportamiento
del alumno con TDAH y minimizar los efectos de sus síntomas con el fin de mejorar su
aprendizaje, sus habilidades sociales y su autoestima. Para ello, el profesor puede poner en
práctica intervenciones relativamente sencillas, pero muy efectivas que, en términos
generales, son:

• La tolerancia, la paciencia y la autoridad son fundamentales en un profesor que tiene


alumnos con posible TDAH.
• Cuando hay que hablar con ellos, lo mejor es hacerlo en privado, para no avergonzarle
frente al resto de la clase.

• Hay que valorar el nivel en el que se encuentra el alumno en las distintas materias,
identificando sus debilidades y fortalezas.

• Es apropiado que el aula donde esté el niño tenga un número reducido de alumnos y un
ambiente positivo de trabajo.
• Las normas deben de ser claras, con un clima de orden y compañerismo.

• Es conveniente que se ubique en la primera fila, rodeado de alumnos tranquilos. A ser


posible, alejado de ventanas y puertas para evitar la distracción.

• Sobre el pupitre sólo debe de tener lo que es necesario en cada momento, acostumbrándole
a que guarde lo que ya no vaya a utilizar.
• Las órdenes e instrucciones en el aula deben ser cortas y directas, con refuerzos positivos.

• Es conveniente adaptar contenidos, tareas y exámenes, haciéndolos más breves o, incluso,


de forma oral si se considera necesario. Con la finalidad de evitar la distracción, es mejor
limitar el formato a una o dos preguntas por página.

• En algunos centros, es posible que exista un psicopedagogo para afrontar situaciones


extremas.
El niño con TDAH puede tener un correcto desarrollo escolar si se aplican las intervenciones
adecuadas en el aula sin perjuicio para el resto de los alumnos. Esto no significa bajar el nivel
de exigencia del alumno con posible TDAH, sino implantar unas técnicas de modificación
conductual y de intervención en el aula adaptadas a sus necesidades específicas. De esta
manera, se le podrá ayudar a combatir sus síntomas y las conductas que se derivan de ellos,
evitando que cometa errores por descuido, a terminar sus tareas adecuadamente y a disminuir
su mal comportamiento. Todo ello conllevará la mejora de su rendimiento académico y su
integración con los compañeros, propiciando un buen ambiente general en el aula.
Actividades e intervenciones:
Las instrucciones para cualquier actividad deben ser breves, claras y concisas.
• Mantener contacto visual con el alumno.

•Enseñar estrategias de auto instrucciones mediante el habla interna, para que el alumno
module su conducta a través del lenguaje. Para ello, los niños deberán memorizar de forma
gradual los siguientes mensajes e incorporarlos a su trabajo diario: - Escucho y pongo
atención a lo que tengo que hacer. - Cuando leo, me fijo mucho. - Pienso lo que tengo que
hacer. Marco un plan. - Hago el ejercicio con cuidado. Puedo hacerlo bien. - Repaso con
atención y corrijo lo que esté equivocado. - Lo conseguí. Soy bueno en esto.
• Hacer las actividades más divertidas, rompiendo con la monotonía.
• Reafirmar y premiar conductas adecuadas.

• Transmitirle el concepto de “ganar doble”: terminar una tarea ya es ganar, pero, además, se
le recompensará por haber tenido la conducta adecuada.

• Hacerle comentarios a menudo sobre lo que está haciendo (“así vas muy bien”, “estás
teniendo un error”, etc.). Es conveniente elogiar al niño cuando está concentrado. Para ello,
se puede seguir la técnica de la alabanza, que consiste en valorar al alumno aquello que ha
hecho bien, de forma descriptiva, sincera y positiva.

• Fomentar los premios, en lugar de los castigos. Éstos hay que limitarlos a cuando sea
necesario y sólo funcionan si son muy inmediatos.

• Es primordial prestar atención al alumno cuando realice algo positivo y reforzar sus
acciones con el contacto físico (abrazos, tocar el hombro, chocar la mano…)

• Ofrecer un alto grado de motivación, participación y refuerzo multisensorial. • Evitar la


abundancia de explicación verbal.
• Las lecciones deben de ser dinámicas y estructuradas para motivar el aprendizaje. Las
rutinas ayudan a una mejor organización.
• Explicar con detalle los procesos sobre cómo hacer las cosas.
• Enseñar técnicas de estudio, con aplicación práctica en el aula.

• Fomentar el trabajo cooperativo entre alumnos para ayudar en la dedicación continua a una
misma tarea.

• Dividir el trabajo en pequeñas cantidades para ayudar al cumplimiento de cada una de las
tareas.

• Tratar de empatizar con el alumno a través de una actitud de autoridad, apoyo y confianza,
para que se sienta apoyado en el proceso del aprendizaje.

• Mantener una comunicación fluida con los padres para informarles de cómo pueden ayudar
para fortalecer el aprendizaje de sus hijos. - Sentido de pertenencia, formando parte de algo
más grande.
• Estimulación, a través de encontrar placer con lo que se hace.
Actividades:
•Turnarse para leer en voz alta la autobiografía de alguna persona admirada
•Mantener al niño informado y hacerlo participe
•Evitar dar ordenes
•Resolver cada situación en el momento
• Incluir en las actividades cinco minutos diarios para la organización del material.
• Describir detalladamente en el pizarrón las tareas a realizar. No limitarse a nombrarlas.

• Dar algún tipo de responsabilidad al alumno en la organización de la clase, como puede


ser mantener limpio el pizarrón.

• Fraccionar las tareas en pequeños pasos, para que el alumno asimile mejor los
conocimientos y evitar que se aburra.
• Enseñar al niño cómo debe de organizarse él mismo.
•Jugar con una pelota de koosh usando solo los pies.

•” Nuestro objetivo no consiste en tan solo lograr que el niño entienda, ni mucho menos en
obligarlo a memorizar, sino en despertar su imaginación para entusiasmarlo hasta lo mas
profundo de su corazón” Dra. María Montessori.

Si a pesar de la adopción de estas medidas y otras similares los alumnos fracasan y no


se obtienen los resultados esperados, los padres o tutores deberán coordinar actuaciones con
todos los profesores para analizar la situación y plantearse cómo mejorar el aprendizaje
previsto, tomando medidas de ajuste curricular y educativo que permitan mejorar el proceso
educativo del alumno, de manera que se les permita combatir el fracaso académico, mientras
se respetan los principios pedagógicos de calidad, equidad y atención a la diversidad del
alumnado, que son consustanciales a nuestro sistema educativo.

Bibliografía:

American Psychiatric Association DSM-5. Manual Diagnóstico y Estadístico de los


Trastornos Mentales DSM-5.
Carrol L. (2001). Los niños índigo (13ª ed.) España: Editorial Obelisco.

Guía de bolsillo de la clasificación CIE-10. (2000). (2ª ed., Vol. 4). Madrid: Editorial.
Medica Panamericana.
Federación española para la ayuda de déficit de atención e hiperactividad. www.feadah.org
Medison R. 1984 How to Raise a Healty Child in Spite of your Doctor. 1998 revista Time.

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