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CAPITULO II

LOS DERECHS HUMANOS A TRAVES DE LA HISTORIA

LA LUCHA POR LA TOLERENCIA UN FACTOR SENCIAL PARA GENEALOGIA DE LOS


DERECHOS HUMANOS

LAURA VALENTINA ROMERO OSPINA

GIMNASIO LOS MONJES

DECIMO

CATEDRA DE LA PAZ

JULIAN

2017
Nos habla de que la tolerancia religiosa que en la actualidad adquiere fuerza a las
diferentes formas religiosas políticas culturales y raciales.

La libertad de palabra y de expresión en cuanto a prácticas y formas de vida en cuanto


a practica y formas de vida la tolerancia es que nadie puede ser perseguido o
castigado por sus creencias religiosas o practicas del culto o clase política. sin embargo
la tolerancia ha desempeñado a un papel significativo en el proceso de consolidación
de las libertades y derechos propios de la tradición de occidente
Otro factor esencial para el desarrollo de la tolerancia hay que buscarlo en la demarcación de
competencias entre autoridad civil y religiosa, que sigue paralela con la afirmación de la
soberanía absoluta y el carácter laico del Estado. El poder político se limita a la defensa de los
intereses y derechos ligados con la esfera externa del individuo, y renuncia a cualquier
interferencia en las opiniones y prácticas religiosas. Esta renuncia coincide a su vez con la
proclamación de su independencia frente a un credo determinado: por encima de la lealtad

profesada a un particular religión histórica, el Estado reclama su autonomía, que le permite jugar,
en las disputas religiosas, el papel de árbitro y garante de los derechos de las minorías. La
laicidad del Estado implica así la relegación de lo religioso en la esfera privada, junto con los
objetivos y planes de felicidad o realización personal que cada individuo se fija a lo largo de su
vida. No es que lo religioso pierda importancia; por el contrario, de acuerdo con esta nueva
concepción la libertad religiosa adquiere un valor tan grande como la defensa del derecho del
individuo a organizar su vida frente a la actitud totalitaria o intolerante. Lo que cae es esa

mezcla brutal entre lo sagrado y lo profano, de acuerdo con la cual la profesión de un


determinado credo religioso implicaba la pérdida de determinados derechos civiles o políticos. El
Estado moderno es laico, pero no antirreligioso, y una de sus tareas prioritarias

es la de defender la libertad de conciencia de los ciudadanos.

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