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17 Agosto, 2017 |
Hay temas de los que uno no siempre quiere hablar, pero que son de vital
importancia para la salud de un organismo. Por ejemplo, muchas veces las
personas no quieren ir al médico porque saben que tendrán asuntos que
revisar. Igual, en algunas familias hay algunos temas que “no se tocan” para
mantener la paz. Pero si fuéramos al médico, estaríamos en una condición
más sana. Algo similar sucede con este tema de la disciplina de la iglesia.
Dios sabe esto, y por dicha razón deja instrucciones específicas para que
en la iglesia nadie peque con impunidad, sino que por el contrario, unos
velen por los otros y se ayuden a caminar en santidad. La disciplina de la
iglesia es necesaria también por este motivo.
En este sentido, las palabras de Pablo son sobrias cuando les dice a los
Corintios: “Vuestra jactancia no es buena. ¿No sabéis que un poco de
levadura fermenta toda la masa?” (1 Cor. 5R6). El contexto de este pasaje es
la disciplina aplicada a una persona que estaba teniendo una relación
impura con “la mujer de su padre” (1 Cor. 5R1c). En dicho pasaje, Pablo
manda a los Corintios a disciplinar a esa persona, y les informa que no
hacerlo “fermenta” al resto; es decir, afecta la pureza del resto de la iglesia.
En otras palabras, es posible que otros se vean motivados a pecar al ver
que dicho individuo no es disciplinado.
Imagen: Lightstock.