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“El termino percepción alude primariamente a una aprehensión; cuando esta afecta a realidades

mentales, se habla de aprehensión de nociones. La percepción implica, pues, algo distinto de la


sensación pero también de la intuición intelectual, como si estuviera situada en un medio
equidistante de ambos actos”

Esta definición, obtenida del Diccionario de Filosofía Abreviado, del filósofo Español José Ferrater
Mora, nos acerca un poco más a la comprensión de la finalidad de este trabajo grupal, al describir
que la percepción implica algo distinto a la sensación y la intuición intelectual, puesto que está
directamente relacionada con el entorno que rodea a aquel que percibe. En el ejercicio común y
corriente de la rutina diaria de cada participante del entorno urbano, existe, consciente o
inconscientemente una percepción del mismo como paisaje. Desde el momento en que se deja el
claustro del hogar, se circula por el patio hasta la reja, o por el pasillo al ascensor y desde este
último hasta la puerta del lobby, instintivamente estamos adaptándonos a las diversas condiciones
del entorno, que a pesar de su arbitrariedad, pueden ser clasificadas como favorables o
desfavorables, basados en simples parámetros tales como la ropa que elegimos vestir, el grosor de
la chaqueta que nos ponemos o la decisión de llevar o no el paraguas al trabajo.

Hablando de factores externos que los habitantes del entorno urbano percibimos y que inciden en
nuestra vida cotidiana, están la luz y el color, el espacio y su distribución entre otros, pero por
último y como parte fundamental en el área en que nos desempeñaremos a futuro, están las áreas
verdes y su accesibilidad. Ellas influyen en nuestras vidas y de maneras muy variadas. Hemos
estudiado la carga emocional que puede tener un lugar debido a sucesos históricos, de mayor o
menor importancia, que han acaecido en estos espacios como un factor determinante en la
trascendencia de dicho lugar para un individuo, o un grupo de individuos. Cuando existe una falla
fácilmente perceptible en estos espacios de esparcimiento y de reunión, la comunidad tiende a
dar más o menos valor al espacio en cuestión, y de esa forma se va determinando la importancia
de dicho espacio. Hablando de un caso hipotético, una plaza con un suelo únicamente de tierra
que tiene mucha cantidad y variedad de especies arbóreas, pero no tiene ningún escaño o banca,
ni pasto en que descansar o sentarse a disfrutar de la sombra en verano tiene un valor
simplemente mirándola desde el punto de vista de sus servicios ecosistémicos.

El transitar día a día por una calle sucia, mal iluminada, con micro basurales o focos de
insalubridad, determinará ciertos aspectos en la vida de quienes habitan este entorno. Con esta
introducción dejamos en claro que nuestra intención como futuros paisajistas en cuanto a la
percepción del espacio, va mucho más allá de la estética, la plusvalía de un determinado terreno o
el mejoramiento del aire y recuperación de las especies nativas, que han sido destituidas en suelo
nacional gradualmente con el paso de los años desde la conquista y son de inconmensurable
importancia en sí mismas: nuestro enfoque está directamente relacionado con mejorar la calidad
del entorno, para así mejorar la calidad de vida de todos los que formamos parte del entorno
urbano.

Grupo Márquez, Varela y Tapia


Paisajismo sustentable, Instituto del Medio Ambiente

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