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DENTRO DE LA MISA
RITOS INICIALES
Monición inicial:
Hermanos y hermanas: Estamos reunidos por un motivo de especial alegría. Un
grupo de niños y jóvenes de nuestra parroquia darán un paso importante en su
vida cristiana: el mismo Espíritu que descendió por primera vez sobre los
Apóstoles hoy llega con su fuerza vivificadora a confirmar el don que recibieron
en el bautismo.
El sacramento de la Confirmación es un signo de madurez cristiana. Quien se
confirma elige responsablemente seguir a Jesucristo, participar de la vida de la
comunidad y realizar acciones en favor de los hermanos.
Queridos hermanos:
Nos hemos reunido para celebrar la Confirmación de algunos miembros de
nuestra comunidad de bautizados. La Confirmación es el segundo de los
sacramentos de la Iniciación cristiana. Estoy en medio de ustedes como su
obispo (como obispo auxiliar de nuestra diócesis), para celebrar juntos el don
del Espíritu Santo que se conferirá a estos hermanos nuestros para que, llevando
a plenitud su Bautismo, queden fortalecidos en la fe y sean en el mundo testigos
auténticos del Evangelio de Jesucristo. La Comunión eucarística que recibirán
estos confirmandos, y que en muchos casos es la primera, llevará a su plenitud
la Iniciación cristiana.
Dispongámonos a esta celebración reconociendo con humildad nuestra
condición de pecadores, que necesitamos de la misericordia de Dios.
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LITURGIA DE LA PALABRA
Se hace una breve pausa en silencio. Luego se utiliza una de las tres fórmulas
de acto penitencial.
Monición: La Palabra de Dios siempre es luz para nosotros. Hoy nos hablará
del acontecimiento que aquí nos reúne: el don del Espíritu Santo, enviado por
el Padre en nombre del Señor Jesús, que ha venido a distribuir sus dones a
manos llenas en el campo de la Iglesia, a fin de que todos los bautizados demos
frutos de verdadera vida cristiana. Con fe y en actitud de oración, escuchemos
atentamente.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías
11, 1-4
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 103
R. Envía, Señor, tu espíritu a renovar la tierra.
2
Todos los seres vivos de ti esperan
que les des, a su tiempo, el alimento;
apenas se los das, ellos lo toman,
abres tu mano y quedan satisfechos. R.
SEGUNDA LECTURA
Del libro de los Hechos de los Apóstoles
2, 1-6. 22-23. 32-33
En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del
mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque
cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Entonces Pedro, junto con los Once, se presentó ante la multitud, y levantando
la voz, dijo: “Israelitas, escúchenme, Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado
por Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios y señales que Dios
realizo por medio de él y que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto
y sancionado por Dios, Jesús fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos
para clavarlo en la cruz.
Pues bien, a este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.
Llevado a los cielos por el poder de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo
prometido a él y lo ha comunicado, como ustedes los están viendo y oyendo”.
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Palabra de Dios.
R. Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
R. Aleluya.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Juan
15, 18-21. 26-27
+ En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan
que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el
mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del
mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.
Pero, cuando venga el Consolador, que yo les enviare a ustedes de parte del
Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, el dará testimonio de mí y
ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo”.
Palabra del Señor.
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A continuación, los que han de ser confirmados son presentados al obispo por
el párroco o por otro presbítero o por un diácono o, también, por un catequista,
según la costumbre de cada lugar.
El diácono:
Señor Obispo: Estos niños y jóvenes fueron bautizados con la promesa de que
serían “educados en la fe”, y de que “un día recibirían por la Confirmación la
plenitud del Espíritu Santo”. Ése fue el compromiso que sus papás y padrinos
adquirieron en el Bautismo. Como responsable de la instrucción catequética,
tengo la satisfacción de poder decir a toda la comunidad aquí presente y también
a su pastor, nuestro padre y obispo, que estos niños y jóvenes han recibido la
catequesis conveniente a su edad.
HOMILÍA
Monición:
Hermanos y hermanas: llegamos a la parte central de esta liturgia. Son tres
momentos: la renovación de las promesas bautismales, la imposición de las
manos, y la unción con el santo Crisma.
En este momento, quienes serán confirmados renovarán las promesas
bautismales manifestando así, su voluntad de seguir a Jesucristo.
El Obispo:
Ahora, antes de recibir el don del Espíritu Santo, conviene que renueven
personalmente la profesión de fe, que sus papás y padrinos hicieron, en unión
con toda la Iglesia, el día de su Bautismo, y renuncien a todo lo que aparta del
Reino de Dios, prometiendo seguir a Jesucristo con la fidelidad de los Apóstoles
y mártires.
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RENOVACIÓN DE LOS COMPROMISOS BAUTISMALES
Segunda fórmula:
El obispo: ¿Renuncian ustedes a todas las seducciones del mal para que el
pecado no los esclavice?
El obispo: ¿Creen ustedes en Jesucristo, su Hijo único, Señor nuestro, que nació
de María Virgen, padeció, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está
sentado a la derecha del Padre?
El obispo: ¿Creen ustedes en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que hoy,
por el sacramento de la Confirmación, se les da de manera excelente, como a
los apóstoles en el día de Pentecostés?
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El obispo: Ésta es nuestra fe. Ésta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de
profesar, en Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
IMPOSICIÓN DE MANOS
El obispo:
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso
por estos hijos suyos,
que renacieron ya a la vida eterna en el Bautismo,
para que envíe abundantemente sobre ellos el Espíritu Santo,
a fin de que este mismo Espíritu
los fortalezca con la abundancia de sus dones,
los consagre con su unción espiritual
y haga de ellos imagen fiel de Jesucristo.
DIOS TODOPODEROSO,
PADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,
QUE HAS HECHO RENACER DE NUEVO A ESTOS HIJOS TUYOS
POR MEDIO DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU SANTO,
LIBRÁNDOLOS DEL PECADO,
ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN
Y ENVÍA SOBRE ELLOS EL ESPÍRITU SANTO PARÁCLITO:
ESPÍRITU DE SABIDURÍA Y DE INTELIGENCIA,
ESPÍRITU DE CONSEJO Y DE FORTALEZA,
ESPÍRITU DE CIENCIA Y DE PIEDAD,
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Y DE TU SANTO TEMOR.
POR JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR.
Todos: Amén.
El obispo:
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Oremos a Dios Padre, por mediación de su Hijo, Jesucristo, para que conserve
su Espíritu en estos confirmados.
Lector: Por esta comunidad parroquial, para que el Espíritu Santo sea realmente
su corazón, su fuerza y su guía. Roguemos al Señor.
Lector: Por la Iglesia extendida por toda la tierra, para que el Espíritu Santo sea
en ella lazo de unión y de caridad, y así pueda dar al mundo luz y testimonio de
Cristo. Roguemos al Señor.
Lector: Por el mundo entero, para que el Espíritu Santo mueva los corazones de
tantos hombres que inculpablemente no lo conocen, pero que quieren actuar en
la vida con buena voluntad. Roguemos al Señor.
Lector: Por todos los hombres que están en pecado, para que el Espíritu Santo
los haga comprender lo equivocado de su camino, se conviertan y vuelvan a la
gracia de Dios. Roguemos al Señor.
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El obispo:
Dios nuestro, que haces crecer siempre tu Iglesia con nuevos hijos, y a los que
han renacido del agua del Bautismo les das también la plenitud de tu Espíritu,
concede a cuantos han recibido hoy el sacramento de la Confirmación, y a toda
tu familia santa, manifestar en su vida los sacramentos que con la fe han
recibido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
Una vez que ha proclamado la oración sobre las ofrendas, el obispo SE QUITA
EL SOLIDEO, quedando con la cabeza completamente descubierta.
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RITO DE CONCLUSIÓN
El obispo, CON MITRA, con las manos extendidas sobre los recién
confirmados y sobre el pueblo, los bendice.
El obispo:
Que Dios Padre todopoderoso,
que los ha adoptado como hijos,
haciéndolos renacer del agua
y del Espíritu Santo,
los bendiga
y los haga siempre dignos
de su amor paternal.
Todos: Amén.
El obispo:
Que el Hijo unigénito de Dios,
que prometió a su Iglesia
la presencia continua del Espíritu de verdad,
los bendiga y los confirme
en la confesión de la fe verdadera.
Todos: Amén.
El obispo:
Que el Espíritu Santo,
que encendió en el corazón de los discípulos
el fuego del amor,
los bendiga y,
congregándolos en la unidad,
los conduzca,
a través de las pruebas de la vida,
a los gozos del Reino eterno.
Todos: Amén.
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El obispo TOMA EL BÁCULO y prosigue:
Todos: Amén.
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