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Los primeros intentos por conceptualizar la violencia tienen que ver con la forma
en la que se nombra el fenómeno. Uno de los primeros títulos que se le da es el
de "violencia en el hogar", enunciado que circunscribe la violencia a un espacio
específico. En un segundo momento se le llamó "violencia intrafamiliar", el cual
hace referencia no solo al espacio en el que se produce sino a las personas que
participan de la misma. Actualmente, se habla de la violencia de género, un
concepto que se fundamenta en la relación entre sexo y orientación sexual, no
delimita la ocurrencia de los hechos violentos a un espacio en particular y hace
evidente los diferentes tipos de violencia
MARCO NORMATIVO
En el año 400 a.C., las leyes de Bizancio establecían que el marido era un “dios”
al que la mujer debía adorar.
En comunidades de Irán y Etiopía nacer mujer era una deshonra; incluso este
vocablo era sinónimo de bajeza, debilidad y desgracia.
Según las normas islámicas, la mujer casada es propiedad privada del marido. El
Corán estipula como deber del hombre pegarle a la esposa rebelde, así como el
encierro perpetuo de las infieles en la casa. Se exonera de responsabilidad penal
al esposo cuya mujer falleciere como resultado de una golpiza con fines
“educativos”.
En la Edad Media se afianzaron muchas de las ideas de desigualdad de las
mujeres que aún siguen vigentes. Los nobles golpeaban a sus esposas con la
misma regularidad que a sus sirvientes. En Inglaterra esta práctica se llamó “Regla
del Dedo Pulgar“, pues el esposo tenía derecho a golpear a su pareja con una
vara no más gruesa que el dedo pulgar, para someterla a su obediencia.
En la Biblia de los cristianos, es una mujer la única causante de que el resto de los
mortales fueran expulsados del “Paraíso Terrenal”, pese a que quien comió “el
fruto prohibido” fue el hombre y no ella. Esta historia tiene coincidencias en otras
religiones y libros sagrados.
También surgen las primeras pinceladas del feminismo con María Le Jars de
Gournay y su obra “La igualdad de los hombre y las mujeres”.
Desde los 80 hasta la actualidad, la mayoría de países del mundo han adoptado
medidas para eliminar cualquier tipo de discriminación o violencia contra las
mujeres, aunque todavía hay mucho por poner en práctica, pues la violencia
machista sigue siendo una lacra mundial que afecta a una de cada tres mujeres en
el planeta.
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Los trabajadores de salud deben estar capacitados para reconocer los signos
obvios de la violencia al igual que los más sutiles, para satisfacer las necesidades
de salud de la mujer en este sentido. Desde una perspectiva de salud pública, es
igualmente importante que existan programas sólidos de prevención y servicios de
apoyo legales y sociales bien coordinados.
En algunos países, cuando una mujer soltera o adolescente es violada, puede ser
obligada a contraer matrimonio con su agresor, o ser encarcelada por haber
cometido un acto "delictivo". La mujer que queda embarazada antes del
matrimonio puede ser golpeada, condenada al ostracismo o asesinada por sus
familiares, aunque el embarazo sea producto de una violación. Después del
matrimonio, el riesgo mayor de violencia para la mujer sigue habitando en su
propio hogar, donde su esposo y, a veces la familia política, puede agredirla,
violarla o matarla. Cuando la mujer queda embarazada, envejece o padece
discapacidad mental o física, es más vulnerable al ataque. La mujer que está lejos
del hogar, encarcelada o aislada de cualquier forma es también objeto de agresión
violenta. Durante un conflicto armado, las agresiones contra la mujer aumentan,
tanto de parte de las fuerzas hostiles como de las "aliadas".
Maltrato físico En cada país en que se han realizado estudios fiables a gran
escala, los resultados indican que entre 16 y 52 por ciento de las mujeres han sido
agredidas por un compañero íntimo (ver cuadro). Aunque los datos nacionales son
escasos, es cada vez mayor el número de estudios basados en la comunidad y a
pequeña escala que indican la generalización de la violencia contra la mujer como
causa importante de morbilidad y mortalidad. Es probable que estos estudios,
tanto de países industrializados como en desarrollo, subestimen el problema por
muchas razones. Algunas mujeres pueden creer que merecen las golpizas por
alguna acción equivocada de su parte. Otras mujeres se abstienen de hablar
sobre el maltrato porque temen que su compañero las lastime aun más en
represalia por revelar "secretos familiares", o posiblemente por avergonzarse de
su situación. Además, en muchos países no existen sanciones legales o sociales
en los casos de violencia perpetrada por un compañero íntimo. Considerando
estos factores, las estimaciones de la prevalencia del maltrato físico por parte de
un compañero son probablemente moderadas.
Una mayor conciencia del tema de la violencia contra la mujer en las familias,
liderada por los esfuerzos de cientos de organizaciones de mujeres en todo el
mundo, ha producido varias iniciativas que tratan el problema en casi todos los
niveles de la sociedad. En muchos casos se trata de actividades subfinanciadas
con posibilidades de ayudar a una fracción de las mujeres que lo necesitan. A
pesar de ello, indican lo que se puede lograr en gran escala si existe voluntad
política.
En las Américas, Australia, India, Japón, Liberia y otros países, los grupos de
apoyo en que las mujeres maltratadas pueden compartir experiencias han
resultado ser una forma eficaz de ayudar a la mujer a poner fin a una relación
violenta o afrontarla.
Se han abierto refugios y albergues para las mujeres que abandonan a sus
compañeros abusivos en las Américas, Egipto, Malasia, el Reino Unido, y otros
países
"Por violencia contra las mujeres se entiende cualquier acto o conducta basada en
el género que ocasione a la mujer muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
sicológico, tanto en la esfera pública como en la privada" (Art. 1). Señala que esta
violencia puede ocurrir "dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra
relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta, haya compartido o no el
mismo domicilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y
abuso sexual" (Art. 2, a). Tiene en cuenta la violencia que "tenga lugar en la
comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que comprende, entre otros,
violación, abuso sexual, tortura (...) y acoso sexual en el lugar de trabajo así como
en instituciones educativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar" (Art.
2, b) y aun aquella "perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde
quiera que ocurra" (Art. 2, c).
Con esta ley de 2008 se superó el paradigma de que las leyes deben ser neutrales
y abstractas, un esquema que no ha contribuido a superar discriminaciones y
prejuicios. Cuando las personas se encuentran en situaciones de vulnerabilidad
como es el caso de las niñas, niños, adolescentes, mujeres, personas que tienen
orientaciones sexuales diversas, o algún tipo de discapacidad; la neutralidad de la
ley la vuelve injusta. Es importante tener en mente que la misma Constitución
colombiana establece en el Artículo 13 que el Estado debe adoptar medidas que
garanticen que esa igualdad planteada desde lo teórico sea real y efectiva.
Así entonces, la ley 1257 de 2008 registró de forma explícita y por primera vez en
la legislación colombiana, la identificación de las violencias contra las mujeres por
el hecho de ser mujeres. En la exposición de motivos se expresó: "La violencia
contra las mujeres por su condición de ser mujeres constituye no sólo una
violación sistemática de sus derechos humanos, sino también uno de los
obstáculos para el logro de la igualdad entre varones y mujeres y para el pleno
ejercicio de la ciudadanía. Es una expresión de la valoración social de las mujeres
como carentes de libertad y autonomía para decidir sobre sus proyectos de vida y
es inaceptable, ya sea cometida por parientes o por extraños, por actores
armados, por el Estado o sus agentes" .
La ley también expresa: "Por violencia contra la mujer se entiende toda acción u
omisión que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico,
económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de
tales actos, la coacción o privación arbitraria de la libertad, bien sea que se
presente en el ámbito público o en el privado". Al entender la violencia contra la
mujer como una violación de los derechos humanos se desdibuja el tradicional y
limitante concepto de lo doméstico, para considerarla dentro del amplio catálogo
de derechos que acoge la ley.
La ley se propone como objetivo la adopción de medidas para garantizar que las
mujeres disfruten de su derecho a vivir libres de violencia tanto en el ámbito
público como en el privado. Estas medidas comprenden actividades de
sensibilización, prevención y sanción de todas las formas de violencia y
discriminación contra la mujer y asigna responsabilidades a las autoridades
competentes por sectores: salud, educación, trabajo, acceso a la justicia, entre
otras, cuyo punto de partida es la divulgación de la norma.
Dentro de este marco están las obligaciones del Estado de respetar, proteger y
garantizar el derecho humano a una vida libre de violencias y de restablecer a las
víctimas a quienes se vulnera este derecho. Tanto las autoridades nacionales
como las territoriales tienen la responsabilidad de adoptar medidas de prevención,
atención, protección y sanción de las violencias contra las mujeres, con la debida
asignación de recursos para hacer efectivo el cumplimiento de esta ley.
Por otra parte, la ley 1257 de 2008 agravó algunas de las 16 conductas
relacionadas con la violencia sexual previstas 17 en el código penal, tipificó el
delito de acoso sexual (art. 210 A del C. P.) y modificó algunas causales de
agravación punitiva, para los capítulos I y II del título IV sobre los delitos contra la
libertad, integridad y formación sexuales, y del capítulo único del título II sobre
infracciones al Derecho Internacional Humanitario en el que se penalizaron
algunas conductas sexuales.
Una vez aprobada por el Congreso la ley 1257, se 21 conformó La Mesa para la
reglamentación de la misma la cual se ha reunido en forma periódica hasta la
fecha, 22 bajo la Coordinación de Sisma Mujer hasta fines de 2011 23 y por
AFROLIDER durante el año 2012, con el propósito de realizar actividades de
difusión de la ley y construir propuestas normativas para discutirlas con los
ministerios comprometidos con la reglamentación. Algunas de estas propuestas y
sugerencias fueron recogidas en los decretos 24 reglamentarios expedidos a fines
de 2011 .