Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
realidad
Por Maristella Svampa
23/12/12 - 01:44
Más allá de las internas peronistas, hay que tener en cuenta que,
por lo general, la hipótesis conspirativa apunta a estigmatizar y
descalificar a quienes son vistos como el “enemigo principal”.
Algunas declaraciones gubernamentales se orientaron en esta
dirección, acusando nada menos que a la CGT comandada por
Moyano. No faltarán quienes comiencen a hablar de maniobras
ocultas y manipulatorias por parte de un debilitado Duhalde (a
quien se liga a los saqueos de 2001). Sin embargo, el problema
de esta hipótesis es que tiende a tomar la parte por el todo, ya
que en alguna de sus modalidades –peronismo partidario, sindical
o punteros– habría, más temprano que tarde, una explicación
reduccionista, que apunta, en última instancia, a la tesis del
Responsable Político e Intelectual. Aunque probablemente haya
episodios de saqueo promovidos por punteros y dirigentes
peronistas alineados en una feroz interna, propias del peronismo
infinito, lo cierto que esta tendencia a tomar la parte por el todo,
acusando al “enemigo principal”, nunca alcanza a explicar el
meollo central de estos sucesos.
Una tercera hipótesis plantea que los saqueos constituyen un
repertorio de acción colectiva –espontáneo u organizado, según
los casos, y a veces de modo sucesivo y combinado– de los
sectores populares, asociados a momentos de crisis. El sociólogo
Javier Auyero ha hecho interesantes trabajos sobre el tema y ha
hablado de los saqueos como una “zona gris”, señalando que no
habría discontinuidades entre práctica cotidiana y violencia
colectiva, aun si el autor coloca demasiado el acento en la
articulación entre saqueos, punteros y dirigentes partidarios (del
Partido Justicialista) en sus análisis de lo sucedido a finales de
2001. Desde nuestra perspectiva, esta tercera hipótesis –como
recurso de los sectores populares en tiempos de crisis, ya
instalado en la memoria colectiva– debe ser puesta en
perspectiva socio-geográfica, esto es, tener en cuenta el lugar
donde se originaron los saqueos. Se trata nada menos que de
Bariloche, la ciudad turística más emblemática de la Patagonia y,
a la vez, paradigma de la fractura socio-espacial. No es la primera
vez que Bariloche nos sorprende con sus imágenes extremas. Ya
lo hizo en 2010, cuando la policía asesinó a tres adolescentes y
hubo fuertes manifestaciones de xenofobia y racismo por parte de
los comerciantes del Bajo, en apoyo a la policía del gatillo fácil…
La impunidad y la desigualdad fueron potenciadas por la situación
de emergencia económica que, desde 2011, atraviesa la ciudad
(y otras regiones de la provincia de Río Negro y Neuquén) como
producto de las cenizas del volcán Puyehue.
*Socióloga y escritora.