Vous êtes sur la page 1sur 7

Revista XXVIII No.

4 de 2018

La autoconciencia en la prueba del espejo: ¿un fenómeno


únicamente humano?

La autoconciencia en la prueba del espejo:

¿un fenómeno únicamente humano?


Jairo A. Rozo1
Psicólogo y Doctor en Psicología Experimental
Coordinador del Laboratorio de Psicología Iván Pavlov
Fundación Universitaria Los Libertadores (Bogotá, Colombia)
Robin Carrillo
Psicólogo
Fundación Universitaria Los Libertadores (Bogotá, Colombia)
Andrés M. Pérez-Acosta
Psicólogo y Doctor en Psicología
Profesor Titular, Universidad del Rosario (Bogotá, Colombia)
Miembro de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia

Resumen
La autoconciencia, entendida como esa capacidad de “darse cuenta de sí mismo”,
se creía como exclusivamente humana. Retando esta suposición, surgieron los
experimentos de prueba de autoconciencia en animales, los cuales usaron la
estrategia del reconocimiento de la propia imagen en el espejo. En el presente
siglo se han acumulado evidencias de que otras especies no primates pueden
superar esta prueba, tales como los elefantes, los delfines e, incluso aves, como la
urraca. En síntesis, tenemos diferentes especies que aparentemente superan la
prueba del espejo, lo que nos ayuda a seguir derribando viejas fronteras
antropocéntricas.

Palabras clave: autoconciencia; animales; prueba del espejo

Abstract

Self-awareness, understood as that ability to "realize oneself", was believed to be


exclusively human. Challenging this assumption, animal self-awareness test
experiments emerged, which used the strategy of recognizing one's own image in
the mirror. In the present century, evidence has accumulated that other non-
primate species can pass this test, such as elephants, dolphins, and even birds,
such as the magpie. In short, we have different species that apparently pass the
mirror test, which helps us to continue to demolish old anthropocentric borders.

Keywords: self-awareness; animals; mirror test.

Introducción: de la Scala Naturae al árbol de la evolución

Una característica muy especial de los seres humanos es que nos consideramos
una especie única y superior en la naturaleza. A pesar de que ya se han cumplido
más de 150 años de la publicación de “El Origen de las Especies” de Charles
Darwin (3), los humanos aún nos resistimos tenazmente a dejar de lado este
estatus, incluso dentro de medios académicos.

Aristóteles había planteado, 2400 años atrás, la idea de una evolución progresiva
en la naturaleza, a manera de escalera: la Scala Naturae (12), que iniciaba en la
parte inferior con los seres inanimados como las piedras, ascendiendo con las
plantas, los animales y, finalmente, el hombre. Por supuesto, en la versión
cristiana (adjudicada al aristotélico Santo Tomás de Aquino), solamente por
encima del hombre está Dios.

Sin embargo, en los dos últimos siglos, y especialmente en las últimas décadas,
esta poderosa metáfora de la escalera natural unilineal y progresiva está dando
pasos, a regañadientes, a una nueva metáfora: el árbol de la evolución, que se
deriva de la teoría de selección natural de Darwin (3). A diferencia de la escalera,
el árbol no implica necesariamente una progresión, ni tampoco una finalidad: en el
árbol unas especies se derivan de otras, pero no necesariamente son “mejores”
que las anteriores. Todos los seres son tan iguales como diferentes. Solamente
cambian en función de las presiones ambientales bajo el motor de las variaciones
genéticas en las especies.

Con todo, a pesar de que ya no podríamos considerarnos seres superiores en el


sentido físico y biológico del término (por ejemplo, somos seres físicos que
podemos colisionar y somos seres biológicos que podemos enfermar), sí nos
consideramos únicos y superiores en las dimensiones psicológica y social: por
ejemplo, en la capacidad de aprender, memorizar, emocionarnos, pensar y hablar,
además de tener interacciones sociales significativas, complejas y útiles a largo
plazo.

Pero todo este panorama comenzó a cambiar rápidamente gracias a la


emergencia y desarrollo de la etología2 y de la psicología comparada. Gracias a
estas nuevas ciencias del comportamiento, hemos aprendido que los animales son
seres con un comportamiento complejo, que aprenden, se comunican entre sí y
tienen vida social (1, 2, 3, 7). Por ejemplo, aún a comienzos de los años ochenta
del siglo pasado, era muy común leer que los animales invertebrados sólo podían
generar aprendizajes simples, como la habituación y la sensibilización, y que los
aprendizajes asociativos más complejos, como el condicionamiento clásico y el
operante, pertenecían al reino de los animales vertebrados. Sin embargo, las
investigaciones del premio Nobel Eric Kandel y de otros científicos, permitió
comprobar, fuera de toda duda, que incluso los invertebrados también tenían la
capacidad para desarrollar aprendizajes asociativos y memorizar diferentes
comportamientos fundamentales para su supervivencia (1).

La autoconciencia: humana y animal

Parece que con el tema de la autoconciencia puede pasar algo similar. La


autoconciencia, entendida como esa capacidad de “darse cuenta de sí mismo”, en
un principio se creía era la distinción entre el ser humano y las demás especies de
animales. La autoconciencia, solía entenderse, implicaba la presencia de
habilidades de descripción y reseña lingüística del propio comportamiento en un
ambiente social complejo (2, 3). Sin embargo, si nos atenemos a una visión
evolutiva del comportamiento, podemos entender que muchas características
físicas y psicológicas no surgen por generación espontánea en los humanos, sino
que tienen un recorrido histórico en la filogenia de las especies. Por lo tanto, es
posible rastrear precursores de la autoconciencia en otras especies de animales
con características no verbales. Eso nos llevaría a entender que la autoconciencia
no es una característica netamente humana, y que podemos estudiar mucho
procesos precursores y más simples que la autoconciencia (con características
verbales) de los humanos en otras especies de animales.

La prueba del espejo


Uno de los experimentos más reconocidos dentro de las pruebas de
autoconciencia en animales, tiene que ver con el reconocimiento de la propia
imagen en el espejo. El precursor de este tipo de experimentos en los años
setenta del siglo pasado es Gordon Gallup, según él (4,5,6), los orangutanes y
chimpancés serían los únicos primates capaces de hacer una inspección de su
propio cuerpo en el espejo (7: párrafo 3):

“Para comprobar esta hipótesis Gallup realizo un experimento, el cual


consistió en anestesiar y marcar al animal en la frente con tinta roja, tinta
que no pudiera ver ni oler directamente, luego midió la frecuencia con el
que el animal tocaba las marcas que tenía en su frente, primero en la
ausencia de un espejo y después ante un espejo. Con este experimento se
pudo evidenciar que los chimpancés y orangutanes tocan con mayor
frecuencia sus marcas en la cabeza cuando el espejo está presente, en
cambio los gorilas tocan las marcas con la misma frecuencia en ambas
condiciones.”

Especies que han superado la prueba

Pero en este siglo han aumentado las evidencias de la presencia de


autoconciencia en otras especies animales, incluso con la misma prueba del
espejo. Por ejemplo, en monos Rhesus (Macaca mulatta),Chang, Fang Zhang,
Poo y Gong (8) aplicaron la prueba de la marca frente al espejo (5), permitiendo
de esta manera encontrar y confirmar el auto-reconocimiento en monos. El estudio
fue realizado con monos que fueron colocados en una silla de fijación de cabeza
donde se encontraban frente a un espejo y se les apuntaba sobre el rostro
aleatoriamente con una la luz láser, ellos debían identificar su imagen propia frente
al espejo y reconocer esta luz láser como algo ajeno a su cuerpo, al tocarla
recibían una recompensa positiva, todos los monos que tenían entrenamiento
previo frente al espejo lograron el objetivo3.

Otro ejemplo es ofrecido por el elefante asiático (Elephas maximus), como lo


vemos en el experimento de Plotnik, Waal y Reiss (9), en el que expusieron tres
elefantes frente a un espejo para observar el comportamiento que tenían frente a
la imagen de ellos mismos. Durante el estudio se aplicaron marcas en las cabezas
de los elefantes para certificar la prueba de marca para el reconocimiento frente al
espejo donde el resultado fue exitoso y se encontraron paralelismos en la
progresión de las respuestas frente a simios y delfines. Plotnik et al. afirman que
estos paralelismos indican una evolución cognitiva convergente que
probablemente este asociado a la cooperación compleja4.

Como ya lo hemos dicho, también se han hecho estudios con delfines (Tursiops
truncatus), como la variedad nariz de botella. En este estudio se utilizaron dos
delfines que fueron expuestos a superficies reflectantes y ambos demostraron
respuestas consistentes con el uso del espejo para investigar las partes marcadas
en sus cuerpos, según Reiss y Marino (10) esto demostraría un proceso de
desarrollo superior en los niveles psicológicos cada vez más abstractos de la
autoconciencia, incluida la introspección y la atribución del estado mental,
demostrando que el ser humano no es la única especie que concibe su propia
voluntad5.

También tenemos estudios en aves, como la urraca (Pica pica), de Prior, Schwarz
y Güntürkün, (11), que demostraron que cuando se les proporcionó una marca no
visible de forma directa, las aves mostraron un comportamiento espontáneo
dirigido a la marca, con ayuda del espejo, lo que proporcionó evidencia del auto-
reconocimiento de la propia imagen en una especie no mamífera6.

Conclusión

Con las evidencias crecientes acerca de la autoconciencia en diferentes especies


animales, la concepción de superioridad de los seres humanos en la naturaleza
está más desafiada que nunca (2, 3, 7).

Cada vez es más evidente que la autoconciencia animal es un hecho, presente en


diferentes especies, que aparentemente superan la prueba del espejo,
originalmente propuesta por Gallup, lo que nos plantea el origen filogenético de
esta habilidad, y tal vez debamos desarrollar nuevas líneas de investigación con
otras especies de animales (incluso invertebradas) que nos permitan
eventualmente obtener datos aún más sorprendentes.

En definitiva, los viejos fortines antropocéntricos que sostienen la vetusta Scala


Naturae, como el lenguaje, la cultura y la autoconciencia (2,3), siguen todavía en
pie, pero impactados estructuralmente y listos para caer. En el caso específico de
la autoconciencia animal, nos ayudaría eventualmente a comprender y tratar mejor
a los animales, que han sufrido históricamente de toda clase de maltratos y
abusos, culturalmente aceptados, como la tauromaquia y las peleas de gallos.

Reconocimientos
Este producto académico hace parte del proyecto de investigación
“Autoconciencia en la ontogenia: autodiscriminación condicional en ratas Wistar en
la primera y última etapa de su vida (segunda fase)”, financiado por la Fundación
Universitaria Los Libertadores, con código CHS–011–18.

Referencias bibliográficas
1. Rozo JA, Baquero HT, Pérez-Acosta AM. Aprendizaje asociativo. Modelos
explicativos del condicionamiento clásico. Bogotá: Psicom Editores y
Fundación para el Avance de la Psicología, 2004.

2. Pérez-Acosta AM. La consciencia desde el análisis experimental del


comportamiento: adquisición y transferencia de la autodiscriminación
condicional (libro electrónico en línea). Sevilla, España: Fondos
Digitalizados de la Universidad de Sevilla, 2007. Disponible
en:http://fondosdigitales.us.es/thesis/thesis_view?oid=759
3. Pérez-Acosta AM. Darwin: 150 años derribando fortines antropocéntricos.
Lenguaje, cultura y autoconciencia como adaptaciones”, en: J Salvador
Moysén, LF Sánchez Anguiano y Y Martínez López (Eds.), Investigación y
educación en salud pública (pp. 13-22). Durango, México: Instituto de
Investigación Científica de la Universidad Juárez del Estado de Durango,
2012.

4. Gallup GG. Absence of self-recognition in a monkey (Macaca fascicularis)


following prolonged exposure to a mirror. Developmental Psychobiology,
1977,10: 281-4.

5. Gallup GG. Chimpanzees: Self-recognition. Science, 1970, 167: 86-7.

6. Pérez-Acosta AM, Benjumea S, Navarro J. Autoconciencia animal: estudios


sobre la autodiscriminación condicional en varias especies. Revista
Latinoamericana de Psicología, 2001,33(3): 311-27.

7. Rozo JA, Pérez-Acosta AM. Autoconciencia animal, nuevos referentes para


futuras investigaciones. Revista Nova et Vetera, 2018, 4(38).

8. Chang L, Fang Q, Zhang S, Poo, MM, Gong N. Mirror-induced self-directed


behaviors in Rhesus monkeys after visual-somatosensory training. Current
Biology, 2015, 25(2): 212-17.

9. Plotnik J, Waal F., Reiss D. Self-recognition in an Asian elephant.


Proceedings of the National Academy of Sciences, 2006, 103(45): 17053-
57.

10. Reiss D, Marino L. Mirror self-recognition in the bottlenose dolphin: a case


of cognitive convergence. Proceedings of the National Academy of
Sciences, 2001, 98(10): 5937-5942.

11. Prior H, Schwarz A, Güntürkün O. Mirror-induced behavior in the magpie


(Pica pica): evidence of self-recognition. PLoS Biology, 2008.
DOI: /10.1371/journal.pbio.0060202

12. Lovejoy O. The great Chain of being. A Study of the History of an idea.
Cambridge, MA: Harvard University Press, 1969.

a correspondencia relacionada con este artículo debe dirigirse a: Prof. Jairo A. Rozo,
PhD, Coordinador del Laboratorio de Psicología Iván Pavlov, Fundación Universitaria Los
Libertadores, Cra. 16 No. 63A-68, Bogotá, D. C., Colombia. Correo
electrónico: jarozoc@libertadores.edu.co
ACTIVIDAD
 Estás de acuerdo o no con lo que se propone en este artículo? Justifica y
argumenta tu respuesta
 ¿Cuáles son las ideas más importantes?
 Construya un Mapa Mental que describa las ideas más importantes de este texto

Vous aimerez peut-être aussi