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1.1. Noción de ética, moral y deontología: los términos: moral y ética son de significados
equivalentes, pero difiere su etimología: moral, proviene del latín “mores” y ética del
griego “ethos”, designándose en ambos casos a la costumbre. Los antiguos usualmente los
referían a las buenas costumbres, costumbres virtuosas que se convertían en reglas de
conducta ejemplares. La palabra moral o ética se refiere tanto a la moralidad como hecho social
como a la ciencia que estudia ese fenómeno.
Es necesario, en esta instancia distinguir entre:
La moralidad: En tanto hecho que se verifica en la convivencia social, que posee características
específicas.
La ciencia: Que tiene por objeto de estudio esa realidad que es la moralidad.
La palabra moral (o ética) se refiere: 1.- a la moralidad como hecho social.
2.- a la ciencia que estudia ese fenómeno.
A modo de ejemplo, la Ciencia Moral, siguiendo al sentido moral, formula las condiciones de
la moralidad; es decir, los requisitos para que un acto humano pueda ser calificado moralmente:
Condiciones de la moralidad
A) Discernimiento o advertencia de la significación del acto.-
B) Voluntad libre de realizar el acto.-
- sólo con ambos requisitos -
Tenemos un acto humano calificable moralmente.
La ciencia moral es la que tiene por objeto el estudio de la moralidad, formula las
condiciones de la moralidad: discernimiento o advertencia de la significación del acto y
voluntad libre de realizar el acto, que son los requisitos para que un acto humano pueda
ser calificado moralmente.
LA CIENCIA MORAL:
LA CIENCIA MORAL FUE DEFINIDA DE MUY DIFERENTES MANERA POR LAS DISTINTAS
DIRECCIONES DEL PENSAMIENTO FILOSOFICO.:
1.- La concepción sociológico - positivista la concibe como ciencia descriptiva. Considera a la
moral como "la ciencia de las costumbres", entendiéndola como una mera descripción de los
hechos morales usuales de una sociedad histórica determinada, negando la existencia de reglas
morales permanentes a las que el hombre deba adecuar su conducta.
2.- Quienes, en cambio, conciben la ciencia moral como ciencia del deber ser, afirman que
ésta es "la ciencia de las leyes ideales de la actividad libre del hombre". La primera
enseñanza de Santo Tomás es que la Moral trata de la idea verdadera del hombre, la idea del
hombre bueno". En consecuencia, para este autor, es la ciencia de las virtudes del hombre, sin
desconocer que la virtud consiste en obrar como es debido.
DEONTOLOGIA
Entendemos que el término más adecuado para designar a la ciencia que estudia el fenómeno de
la moralidad es "Deontología":
Esta palabra proviene de los vocablos griegos.
DEI ON LOGOS
Deber Ser (ciencia, tratado)
Es decir ciencia o tratado del deber ser
De este modo, no hay lugar para considerar a la Deontología como una ciencia descriptiva de las
conductas usuales de una sociedad, sino que, deontología, siempre hará referencia a la
conducta debida, en razón del ser de las cosas. Aludirá necesariamente a una ciencia
normativa, que le propone al hombre las reglas de su obrar libre
Su concepto equivale a ciencia práctica, TANTO EN SU NIVEL FILOSOFICO COMO EL
PROPIAMENTE CIENTIFICO.
1.-Objeto material de la deontológica jurídica son los actos humanos, es decir las
conductas propiamente humanas (emanadas del hombre inteligente y libre)
Método de la Deontología
La formulación y aplicación de las reglas de conducta requiere de un método complejo; de cuatro
etapas
Existe un momento inductivo (primera a tercera etapa) hasta la formulación de la regla de
conducta y un momento deductivo (cuarta etapa), que se encamina a la aplicación de la norma al
caso concreto.
a) (EMPIRICA)Mediante la experiencia nos introducimos en el conocimiento del ser
humano. Sócrates, afirma Jolivet, tenía razón al hacer del "conócete a tí mismo" el
fundamento de la moral. Pero por nuestros sentidos conocemos al hombre existencialmente
dado, en su historicidad. La experiencia del hombre histórico nos pondrá en contacto con sus
usos y costumbres, su derecho, su religión, sus formas políticas, y "...en general, todas las
condiciones de hecho, internas y externas, de la vida moral del hombre" (Jolivet, op. cit., 35).
b) (ANALITICA)Todos estos aspectos relativos a la moralidad que surgen de la interioridad de la
Persona y de su dimensión social, pasan a ser analizados en sus partes, relacionados,
sistematizados, de acuerdo al método de las ciencias descriptivas; con lo cual tenemos -
luego de la experiencia inicial- una etapa analítica. En esta etapa, siguiendo a Jolivet, se
emplea la vía de composición y de síntesis. "Se trata por ellas de componer y concordar los
múltiples y diversos factores que son a la vez necesarios para la perfección del diagnóstico".
c)(RACIONAL METAFISICA) La Deontología, en tanto saber práctico, tiene una tercera
etapa, racional-metafísica, donde -habiéndose transitado por las etapas precedentes- el
intelecto aplicado a lo real concreto capta, mediante la abstracción formal, esencias y
naturalezas universales y necesarias. (Jolivet,).
Los principios y los conceptos universales, son captados de la realidad singular y concreta por la
razón mediante la abstracción, pero pertenecen a la metafísica. La resultante, que es una regla
de conducta en su máximo de generalidad, será la guía de accionar concreto del hombre. Pero
por su misma generalidad, éste deberá aplicarla prudencialmente adaptada a las particulares
circunstancias que le toca vivir;
d) (EMPIRICA) Ya formulada la regla moral, tenemos el segundo momento empírico, puesto
que ésta regla se dirige necesariamente a lo operable, hacia lo concreto,...de nuevo
estamos en el ámbito de la experiencia. Los deberes se cumplen en función de las condiciones
de hecho en las que el hombre desenvuelve su actividad.
La regla de conducta formulada se dirige a lo operable, hacia lo concreto (ámbito de la
experiencia). Los deberes se cumplen en función de las condiciones de hecho en las que el H
desenvuelve su actividad.
Observamos que la experiencia interviene al principio y al final del proceso por el cual se
determina el deber ser.
...un hecho se impone: los hombres admiten una verdad moral, creen en ella, poco importa que
hayan o no reflexionado sobre ella".
1º Etapa EMPIRICA - INDUCTIVO
2ª Etapa ANALITICA – INDUCTIVO -DE LO COMPLEJO A LO SIMPLE-
3ª RACIONAL METAFISICA – INDUCTIVO- AQUÍ SE FORMULA EL PROCESO MORAL
UNIVERSAL
4ª Etapa EMPIRICA- Momento Deductivo
Todo método tiene un plan y un fin determinado, CON ARREGLO A UN PLAN, para
alcanzar un fin propuesto previamente.
Es el camino del saber es el método ordenado que conduce al conocimiento de la verdad, en el
ámbito de una disciplina científica. Cuando estudiamos deontología, los sentidos externos nos
ponen en contacto con el hombre singular y concreto en su historicidad, con sus usos y
costumbres, se derecho, su religión, sus formas políticas y en general con todas las condiciones
de hecho internas y externas, de la vida moral del hombre.
A parti de esos datos que nos sumistra la experiencia nuestra inteligencia abstrae los caracteres
esenciales de las cosas y formula los conceptos universales y necesarios de la moral.
Se sigue, a tal efecto, un método analítico racional, porque va de los efectos a las causas
primeras o ultimas de los hechos a los conceptos universales de las ideas menos
generales a las mas generales, de lo conocido a lo desconoció.
Las deontologías especiales como también estudian la conducta humana en un plano de
generalidad, siguen el método analítico porque están en un plano de generalidad.
El método analítico es complementado por el método sintético, que es aquel que va de las
partes al todo, que pasa de lo simple a lo complejo. Como su campo de reflexión son las
causas más próximas del obrar donde ya comienzan, a considerarse las circunstancias, si
bien no en su total concreción, acudirá igualmente al método sintético o compositivo, que
consiste en ir de las partes al todo a pasar de lo simple a lo complejo.
Específicamente es es un método sintético racional que consiste en ir de los principios a
las consecuencias, de las causas a los efectos, de las ideas generales a las menos
generales.
De los conceptos generales se irá reconstituyendo el objeto y así se concebirán los
códigos de ética y las leyes de Ejercicio Profesional.
En lo referido a la prudencia jurídica, cuyo ámbito es la máxima concreción, se impone
colegir que el método a seguir es el sintético compositivo.
La prudencia jurídica sigue el método sintético.
En un primer paso investigamos los elementos, pensamos
En un segundo paso (juicio) ya decidimos cual de los elementos posibles utilizaremos para
la solución del caso.
El tercer pasó la imperacion o mandato acá se pone en movimiento la realización de cada
conducta debida.
1.4. La experiencia del hecho moral. El hecho moral o el hecho de creer en una regla moral es un
hecho humano. Moralidad y sociabilidad son notas inseparables (inescindibles) de la condición
humana, por lo que se ha dicho que el Hombre es un ser constitutivamente ético y social.
1.4.1 Elementos del hecho moral:
a) elemento racional (JUCIO): la moral se manifiesta por imperativos, que se expresan en
preceptos (no robarás). Antes del obrar, en dependencia del precepto universal, la conciencia
determina –mediante un juicio- que tal acto concreto es bueno o malo, y que, en consecuencia,
debe ser realizado o evitado. Luego de realizado el acto, la conciencia vuelve a juzgar, aprobando
o rechazando el mismo.
b) elemento afectivo (SENTIMIENTO): antes de obrar, se manifiesta a través de los sentimientos
de afección al bien y repulsa al mal. Después del acto la conciencia tiene los sentimientos de
alegría y paz interior ante la buena obra o de tristeza, inquietud o vergüenza ante lo indebido.
c) elemento activo (VOLUNTAD): consiste en la voluntad, manifestada por la disposición de los
medios idóneos para la ejecución del fin requerido (la obra en concreto).
1.4.2 La doble constricción: en la conciencia moral se advierte un doble condicionamiento de
naturaleza afectiva y racional; descartándose la neutralidad.
Constricción interior: es el que se da desde la interioridad de la persona que se encuentra
comprometida ante sí para obrar como es debido porque se encuentra implicada su capacidad
para la virtud, su perfeccionamiento como ser humano y su auto estima.
Constricción externa: es el influjo que ejerce en la toma de decisiones la opinión de los demás
(el famoso: que dirán).
1.4.3 Esencia del hecho moral:
La presión exterior y los sentimiento propios de la constricción interior junto a la experiencia nos
muestra la incidencia de los sentimientos, de las pasiones y de lo social en juicio de conciencia,
ante el problema moral el HOMBRE está limitado, pero es capaz de obrar en plena conciencia
con libertad para hacer el bien. Así puede decirse que, con los condicionamientos propios de su
historicidad y de su afectividad, es dueño de sus actos y responsable de sus consecuencias. La
inteligencia y la voluntad, son propias de la condición humana, hacen de la libertad y la
responsabilidad, presupuestos de la moralidad de los actos y a la dignidad de la persona
respectivamente.
Son morales aquellos actos que la gente realiza con advertencia y voluntad libre (materia)
considerados desde el punto de vista de su adecuación con la regla ideal de la conducta humana,
con el fin de alcanzar la perfección que le es propia (forma).
ESCENCIA DE LA MORALIDAD
1.- MATERIA ------- ACTOS HUMANOS
2.- FORMA --------- CONSIDERADOS DESDE LA PERPECTIVA DE SU ADECUACION CON LA
REGLA IDEAL DE LA ------------- CONDUCTA HUMANA QUE LLEVE AL HOMBRE A SU
PLENITUD.
1.4.4 Caracteres del hecho moral. Especifidad y Universalidad:
a) especificidad: el hecho moral es irreductible a otros tipos de hechos humanos. La conciencia
moral es el núcleo de esta especificidad, en tanto que es capaz de aprender las normas
generales y convertirse en legisladora del caso particular y luego en juez inapelable de la
moralidad del acto. Esta doble función es la razón de ser de la responsabilidad del sujeto moral.
b) universalidad: el hecho moral caracteriza a la humanidad, se verifica en todo tiempo y lugar. La
universalidad de las nociones de bien moral y de mal es innegable.
1.5. Ubicación epistemológica en el saber jurídico. La deontología jurídica es una parte especial
de la deontología y una material auxiliar en el plan de estudio de abogacía. Es concurrente a la
formación integral del estudiante en la dimensión ética de: a) las conductas que se verifican en la
actividad jurídica (relación entre el orden moral y el orden jurídico); y b) en la actividad
profesional dónde se plantearan problemas éticos comunes a todas las profesiones y específicos
de la abogacía.
La jurisprudencia entendida en el D romano como el arte de lo bueno y lo equitativo, está
orientada a regular la convivencia social, el D como ordenación de esta convivencia se desarrolló
y evolucionó hasta el actual D moderno pasando por diversas tendencias que no pudieron
cambiar la intima relación que existe entre D y moral volviendo siempre al D natural como punto
de partida del orden jurídico y de los requerimientos de la práctica del D .
1.5.1. Practicidad de la Ciencia Jurídica
El hombre, ser social por naturaleza, ha tenido conciencia, desde su más remoto origen, del
hecho jurídico. El fenómeno de lo jurídico es parte inseparable de la convivencia social, siendo
sus fines más evidentes, la ordenación de dicha convivencia hacia el bien común y el dirimir los
conflictos de intereses que se plantean entre sus integrantes.
En Roma asistimos al nacimiento de la "Iurisprudentia", como "ars boni et aequi" (el arte de lo
bueno y lo equitativo), destinada a favorecer la consecución de los fines prácticos. La prudencia
de lo jurídico, desde su ilustre origen, está ordenada en forma directa a regular la praxis jurídica
de la sociedad histórica en la que vive el "juris-prudente".
En la Modernidad, por diferentes vías, se tendió a concebir a la ciencia jurídica como una ciencia
teórica, propugnándose inclusive el razonamiento deductivo a partir de principios, de acuerdo al
método de las ciencias positivas (sean éstos principios los de un Código de Derecho Natural a la
manera racionalista; los de la Legislación a la manera de la Escuela Exegética; o los de la
Dogmática Jurídica a la manera de la
Jurisprudencia de Conceptos).
La culminación de esta tendencia es la concepción de una ciencia "pura" del derecho, que deja de
lado todo aspecto valorativo, sociológico o político. Los científicos del derecho, dedicados a la
teoría y a la metodología que le es propia, pierden de vista la vida concreta -histórica- del
derecho, y consecuentemente, los planes de estudio de abogacía se estructuraron dejando de
lado las materias que se refieren a aspectos prácticos de lo jurídico, como lo es la Deontología
Jurídica.
Contemporáneamente las concepciones teoricistas de la ciencia jurídica están en crisis. Es que el
desarrollo científico, a espaldas de la vida jurídica, tiende a encerrarse en sí mismo y deja de
servir a la sociedad. Se desarrolla (como lo cuenta graciosamente Rudolf Ihering en "Bromas y
Veras de la Jurisprudencia") una ciencia "de profesores" divorciada de la práctica tribunalicia.
Esta práctica, requiere ser "iluminada" por una ciencia a su servicio a fin de coadyuvar a una
plena prudencia de lo jurídico.
En la actualidad, los aspectos prácticos que hacen al derecho, como son los sociológicos, éticos,
metodológicos, etc. han sido revalorizados. Asistimos al renacimiento del razonamiento tópico y
hasta de la retórica desarrollados por los juristas de la antigüedad, por adecuarse perfectamente
a los requerimientos de la práctica del derecho.
Es coherente con esta dirección científica la inclusión en los planes de estudio de la carrera de
Abogacía de la Deontología Jurídica como nexo entre los estudios universitarios
(preponderantemente teóricos) y la próxima etapa del graduado, inmersa en la praxis del derecho.
En esta etapa el graduado se enfrentará a cuestionamientos éticos provenientes de situaciones
profesionales concretas y específicas, que requieren un conocimiento previo de la normativa
pertinente, pero sobre todo, la posesión de criterios y hábitos de reflexión para dar las respuestas
adecuadas.
1.5.2. Iniciativas desde el Ámbito Profesional
Es digno de ser destacado que la inquietud por la enseñanza universitaria de nuestra asignatura
fue planteada, en primer lugar, desde los propios ámbitos profesionales a través de sus entes de
colegiación y de numerosos congresos.
Raúl Horacio Viñas, en su importante obra "Ética y Derecho de la Abogacía y Procuración" reseña
los hitos fundamentales de este movimiento en nuestro país, tras citar antecedentes de la cultura
universal a este respecto.
El primer código de ética profesional en nuestro país fue el del Colegio de Abogados de Buenos
Aires, institución que en el año 1918 adoptó como propias las Reglas de Ética de la Asociación
del Foro de Nueva York, empeñándose en la más amplia difusión de éstas normas en todo el
país. Debe destacarse que este Colegio es una asociación civil de afiliación voluntaria,
respondiendo la iniciativa de adoptar un código de ética al impulso de los mismos profesionales
colegiados.
El tratamiento más sistematizado y profundo de la cuestión se dio en las Jornadas de Ética de la
Abogacía, realizadas en Rosario, Provincia de Santa Fe, en 1967. Las conclusiones de la
Comisión que trató específicamente el tema de la enseñanza de la ética profesional, constituyen
una adecuada síntesis del problema.
1.5.3. Realidad de la Inconducta Profesional
En las ya mencionadas Jornadas de Ética de la Abogacía de 1967 se trató extensamente este
punto. Los asistentes reconocieron entonces que las situaciones de inconducta profesional se
producen con relativa frecuencia y asumiendo a veces singular gravedad. (Consultar Viñas,
op. cit., 10 y ss.)
Este problema puede abordarse desde distintos puntos de vista:
A) El sociológico, donde el aspecto más relevante es la superpoblación de abogados, en un
contexto de progresivo achicamiento de recursos y de sobrevaloración social de lo económico.
B) El educativo, por la ausencia de conocimiento y reflexión, en la Universidad y en las
corporaciones profesionales, de las normas de ética profesional
C) El específicamente deontológico, por el relajamiento de la lealtad debida por el profesional al
cliente, a los magistrados y a la profesión.
Este último aspecto merece una reflexión aparte. ¿Existe una crisis moral de la abogacía con
caracteres de enfermedad terminal? En 1967 se coincidió en una respuesta: los abogados
participan de una crisis moral general de la sociedad, en la que se verifica una subversión de los
valores tradicionales. Esta respuesta es razonable, pero de ningún modo puede inducirnos al
conformismo o al quietismo. Como se verá durante el desarrollo de la asignatura, en los Estados
de Derecho, la Abogacía es una profesión "sistémica"; esto es, hace al mismo funcionamiento
del sistema. El sistema "lo pone" al abogado como un auxiliar necesario de la Administración de
Justicia; además, la compleja realidad social lo requiere como un elemento de consulta ineludible.
Si tenemos en cuenta que la vigencia efectiva del Derecho es uno de los valores más altos de
la vida en sociedad, debemos concluir que las fallas éticas de los abogados, a quienes el sistema
hace jugar un papel tan importante en este cometido, tienen una repercusión social enorme.
Dicho en otras palabras, en esta profesión, la ética, cuando falta, "brilla por su ausencia".
Si la Abogacía es una suerte de ministerio social, si la vinculación con el cliente excede la mera
locación de servicios, si los Estudios Jurídicos no son ni pueden ser empresas de comercio, lo es
en virtud de un compromiso de esencial contenido moral del abogado para con la sociedad,
por lo que, rota la lealtad debida por parte del abogado, se quiebra la misma razón de ser de
la profesión.
Si admitimos que en esta sociedad "postmoderna" los valores económicos se consideran como
los más elevados, aún en detrimento de la ética, una profesión cuya esencia es la ética, se verá
afectada de raíz. En conclusión, se verá sumida en una crisis terminal.
B) RESPUESTAS POSITIVAS:
Una forma más completa del relativismo fue a finales del siglo XIX por HERBERT SPENCER
(19820-1903, SU OPTIMISMO LIBERAL, EXPRESA UNA PROFUNDA FE EN EL PROGRESO:
SOMETIDO A LA LEY DE LA SELECCIÓN NATURAL.
Lo que el relativista quiere decir es simplemente, que existen grandes diferencias entre los
hombres, el relativismo se aplica por una reacción trasfiere formas absolutas al plano de lo
relativo.
Bajo el relativismo se propuso más de un sistema. LA ESCUELA SOCIOLOGICO POSITIVA DE
AUGUSTO COMTE Y CIERTAS APLICACIONES DE LA FILOSOFIA DE LOS VALORES.
POSIVISMO SOCIOLOGICO:
El relativismo impregna profundamente la filosofía moral, del último siglo, la más representativa
es la escuela sociológica-positivista, cuyo fundador es augusto Comte (1798-1857), el positivismo
es también una actitud más que un sistema y es el resultado de numerosas corrientes de ideas y
sentimiento que se desarrolla en el mundo intelectual.
Hace de la sociología la ciencia suprema, en la que deben desembocar todas las otras.
Esta escuela parte del principio fundamental de atenerse sólo a los hechos susceptibles de
ser captados por los sentidos y capaces de ser sometidos a una verificación cuantitativa.
En consecuencia, un sistema moral es inconcebible porque no se admite la metafísica ni los
principios racionales. No hay principios o reglas de obrar aplicables o exigibles a todos.
Debemos recordar que el positivismo asevera que “Toda moral proviene de la voluntad del
hombre”, se trata de una proposición Universal afirmativa.
Para la Escuela de Compte dice: SOSTIENE QUE:
1.- Es imposible un conocimiento racional que se base en una realidad que no puede
captarse por los sentidos.
2.-Es que el espíritu humano, que se limita a observarlo, no puede penetrar en la
naturaleza íntima de lo real, las esenciaS le son inaccesibles.
3.-No conoce más de los fenómenos y el espíritu se limita a observarlos y a deducir las
relaciones constantes que existen entre ellos a las que llama leyes
Todo lo que va mas allá es fantasía.
4.- En consecuencia UN SISTEMA MORAL ES INCONGNOCIBLE, PORQUE no se admite
la metafísica ni los principios racionales
En esta dirección (positivista):
Levy Brühl (1857-1939) en su libro La morale et la science des moeurs, ha formulado la
concepción positivista de la moral.
El autor formula contra la moral normativa un conjunto de objeciones a la concepción
positivista del conocimiento, condenándola al fracaso propone reemplazar a la moral
normativa por la ciencia de las costumbres, que consiste en estudiar el hecho moral que se
da en la experiencia y en comprobar cuáles son los juicios usuales de bien y de mal. La
moral es relativa: tiene un ámbito determinado y específico.
Al lado de levy-bruhl, esta Emile Durkheim, fundador de la escuela sociológica francesa:
pone énfasis en lo sociológico: DIRA QUE EL UNICO CRITERIO MORAL ES EL USO: ES
BUENO EN UNA SOCIEDAD DETERMINADA, el hecho moral es puramente social, es bueno
en una sociedad determinada lo que la mayoría considera como tal.
En cuanto a las filosofías del valor, no constituyen propiamente una escuela. Valor designa, en
primer lugar, lo que hace que las cosas sean estimadas y deseadas; de aquí se pasa a un
segundo sentido: lo que hace que las cosas merezcan ser deseadas o estimadas. Hay filosofías
del valor que explican a uno y otro ya sea desde un punto de vista subjetivo (del sujeto
cognoscente) o desde un punto de vista objetivo (del objeto conocido). Las primeras participan del
relativismo, con la tentativa de construir una moral teórica, intermedia entre la moral normativa y
la ciencia de las costumbres. El papel del moralista, pues, no consiste en encontrar la moral ni en
deducirla de principios abstractos, sino que nos es dada por la experiencia moral; por lo tanto,
reflexiona sobre el dato moral y formula juicios puramente teóricos.
En conclusión, los sociólogos positivistas estudian el hecho moral en sus manifestaciones
exteriores en la vida social, mientras que la moral teórica de filósofos del valor encaran el
problema desde el ángulo de la experiencia interna.
La concepción moral relativista ejerce gran influencia sobre el concepción jurídica de Spinoza,
que confunde el derecho natural con la fuerza física. Famosa frase suya es la de que el pez
grande se come al chico "summo naturali iure", por sumo derecho natural. Llegaba a tal posición
no por ser un escéptico general, sino que era un extremado racionalista que, sobre bases
cartesianas, había construido un sistema filosófico de pretendido rigor matemático, en que se
admitía una sola sustancia, que sería Dios, con infinitos atributos que emanaban de ella, dos de
los cuales eran accesibles a nosotros los hombres, la extensión y el pensamiento. Esos atributos
tenían a su vez modos (algo así como accidentes), a los que se reducían los entes particulares:
los corpóreos a extensión (eran modos de la extensión) y los dotados de psiquismo a modos del
pensamiento. Como consecuencia del modo necesario en que los atributos emanaban de la
sustancia, no había lugar para el verdadero libre albedrío del hombre y, por tanto, carecía de
sentido un derecho en que se determinara lo que debía ser. El derecho, pues, se reducía al ser
de hecho, físico, fatal.
En cuanto al anarquismo, haciendo de la "libertad" un valor absoluto, niega la legitimidad
de todo gobierno y, por lo tanto, la de toda moral y el de todo derecho. Según esta postura, la
moral y el derecho no son más que el disimulo y justificación de las tiranías de unas clases sobre
otras; en especial, de la burguesía sobre el proletariado.
El marxismo, por su lado, aunque partiendo de un materialismo dialéctico de base
hegeliana, llega a consecuencias del todo semejantes a las del anarquismo. Para él, la
economía y la técnica son lo sustancial; todo lo demás, clases sociales, moral, derecho,
Estado, filosofía, arte, religión, no son sino superestructuras de aquella infraestructura.
Por lo tanto, en la sociedad burguesa, la moral, el derecho, el Estado, son instrumentos del poder
de la clase dominante; la filosofía, el arte, la religión no son sino reflejos de esa situación social.
Producida la revolución comunista, se pasa por un período de dictadura del proletariado para
destruir todos los vestigios de la burguesía y para llevar al máximo la producción. Luego se
llegará al comunismo propiamente dicho, que será también un anarquismo: desaparecerán el
Estado, el derecho y la moral. La dominación de unos hombres sobre otros será reemplazada por
la administración de las cosas. Cada uno se servirá de los grandes almacenes públicos, según
sus necesidades.
Jacques Maritain: existe una ruptura total entre el mundo de la moralidad y la naturaleza. El bien
moral tiene fundamento en la universalidad de la “razón pura práctica” de la cual debe ser
deducido el contenido de la moral.
Crítica: al positivismo se lo califica como inconsistente en razón de que sostienen implícitamente
la existencia del hecho moral con carácter imperativo sobre las conciencias, pero se niegan a
estudiar el problema moral, que es también un hecho.
2.2. Dirección utilitarista. Antecedentes; hedonismo y eudemonismo. El utilitarismo en la
modernidad. J. Bentham.
LAS MORALES EMPIRICAS:
LOS SISTEMAS DE MORAL PUEDEN DIVIDIRSE EN DOS GRUPOS FUNDAMENTALES
SEGÚN QUE SE BASEN EN UNA CONCEPCION DEL MUNDO QUE RECONOZCAN O NO UN
PRINCIPIO SUPERIOR AL HOMBRE. SI NADA EXISTE SUPERIOR AL HOMBRE, ESTE NO
PUEDE BUSCAR MAS QUE EN SI MISMO EL FIN Y LA MORAL DE SU ACCION. A ESTAS
PRIMERA MORALES, LAS MAS SENCILLAS Y LAS MAS ELEMENTALES, SE LAS CALIFICA
DE MORALES EMPIRICAS, PORQUE PRETENDEN FUNDARSE SOBRE UN HECHO DE
EXPERIENCIA DE LA VIDA.
AL CONTRATIO,SI UNA REALIDAD SE IMPONE AL ESPIRITU, EL PROBLEMA SERA
RESOLVER EL DE LAS RELACIONES ENTRE EL HOMBRE Y ESA REALIDAD SUPERIOR; Y
TENEMOS LAS MORALES RACIONALES, QUE RECURREN NO SOLO A LA EXPERIENCIA,
SINO TAMBIEN A LOS DATOS PERCIBIDOS POR LA SOLA INTELIGENCIA.
LAS MORALES EMPIRICAS SE AGRUPAN EN MORALES UTILITARIAS, MORALES ALTUISTA
Y MORALES DE LA ESPONTANEDAD.
EL UTILITARISMO
La moral utilitarista es la moral más elemental, la que se ofrece en primer término al espíritu de
las gentes sencillas. Se basa en la idea de que el hombre trata de ser feliz y que este es el fin
de la vida.
En segundo lugar, esta moral estima que la felicidad reside en el placer y se necesita
efectivamente, un pensamiento refinado para distinguir uno y otro. El hombre busca
espontáneamente la satisfacción,y la felicidad se le presenta como el estado en que
poseerá todo la que puede satisfacerle.
La moral griega está dominada por la idea de que el hombre busca la felicidad.
En la moral griega suelen distinguirse el hedonismo y el eudemonismo.
El hedonismo es a moral del placer, el eudemonismo es la moral de la felicidad
Pero es difícil trazar una línea de demarcación, entre uno y otro pues el placer tiene por fin la
felicidad. Las morales del placer son morales más groseras, que se atienden al instante y carecen
de visión de conjunto sobre la vida o no quieren considerarlas en su totalidad.
El gran sistema utilitarista de la antigüedad es dl de Epicuro ( 341-270- a.c.), es el hombre sabio
que vive de la sabiduría, maestro rodeados de discípulos que le veneran.
Cree en los dioses o, al menos juzga no tener buenas razones para negarlos, ya que todo el
mundo admite su existencia.
Su idea era que no hay que ocuparse de la vida futura, ni tampoco de la muerte, pues mientras
todavía existamos, la muerte no está presente, pero cuando la muerte está presente, entonces
somos nosotros los que ya no existimos.-
“No tenemos que ocuparnos más que de esta vida. El problema está en pasarla lo más
agradablemente posible. El placer es el bien primitivo e innato.
“El principio y la raíz de todo bien están en el placer del vientre.. No sabría que idea formarse del
bien, si suprimiera los placeres del beber y del comer, del oído y de la vista, y de los placeres de
Venus
Para juzgar el placer hay que distinguir dos clases el placer en movimiento y el placer en reposo,
cuya plena realización se encuentra en la ataraxia (ausencia de turbación La ataraxia es, por
tanto, tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los
sentimientos.")”. El único completo es el placer en reposo , pues el placer nace de la satisfacción
de un deseo y el deseo proveniente de un sufrimiento. Deseo comer cuando tengo hambre, y el
hambre es un sufrimiento. El placer en movimiento es el placer del sufrimiento que elimina: el que
experimento al comer, el placer en reposo es el del sufrimiento eliminado, cuando quedo saciado.
El verdadero placer, el placer en reposo, es un placer tranquilo, el ideal de la vida se halla en
serenidad permanente, el verdadero placer se saborea más bien en el espíritu, porque el cuerpo
está completamente en la sensación presente, mientras que el espíritu dice relación al pasado y
espera el futuro, no es que el placer del espíritu sea ajeno al cuerpo.
Epicuro es profundamente materialista, y las actividades más intelectuales, se reducen a su juicio
a estados físicos.
Distinción de las tres clase de deseos: los deseos naturales y necesario, cuya satisfacción es
indispensable para vivir, como el comer, beber y dormir; los deseos naturales, pero no
necesarios, pues se puede prescindir de ellos sin atentar a la vida, como el amor, y están los
deseos que no son ni necesario ni naturales, como la ambicion, el deseo de poder, de riqueza.
La amistad desempeña un pael fundamental en la felicidad según Epicuro.
Los sabios griegos están en general contra el amor y en favor de la amistad; el amor les parece
fuente de turbación del espíritu, la amistad es una forma de amor que no despierta pasiones
carnales y satisface plenamente el espíritu.
Epicuro se aparta del sensualismo grosero., será gastrónomo con gusto refinados, pero no un
tragon voraz, busca la calidad, no la cantidad.
El epicúreo es a primera vista de una moralidad bastante elevada: es dueño de si; razona sus
actos, no se deja llevar de excesos de la carne, desdeña los placeres groseros.
Después de sufrir en la Edad media un eclipse debido a la influencia dominante del cristianismo,
el utilitarismo renace en el siglo XVI y domina gran parte de la filosofía moral hasta el siglo XIX.
La patria del moderno utilitarismo es Inglaterra., con un espíritu de limpieza moral y de
cordialidad, la población obedece a unos preceptos sencillos y prácticos como mantengamos
nuestras palabras y seremos todos felices, seamos cordiales y serviciales unos con otros,
mostremos siempre una cara sonriente y seremos todos más felices, respetemos los
reglamentos, dejemos que nuestros semejantes obren como quieran y seremos todos felices.
Esta convicción de la regla moral, la buena armonía e inteligencia constituye la condición de
felicidad de todos y cada uno.
Inglaterra ha sido la patria del utilitarismo filosófico e incluso el único país en que el utilitarismo ha
dado origen a poderosos sistemas, en Francia el utilitarismo cae muy pronto en un sensualismo
grosero.
UTILITARISMO MODERNO
A finales del siglo XIX en el sistema de bentham (1748-1832), considerado como el
fundador de la escuela llamada utilitarista y cuyo sistema ofrece la muestra más
representativa de la concepción moral, la obra de bentham fue continuada en Inglaterra por
gran número de filósofos.
Enseña que todo el problema moral consiste en pesar placeres y dolores, aumentar el
placer, disminuir el dolor. La vida es un negocio; la moral consiste en hacer ganancias y
queda reducida a una cuestión de aritmética: "el bien es el ingreso; el mal, el gasto". En
eso consiste la utilidad, que determina el interés del hombre. Es la única regla moral; es lo
que proporciona la felicidad de los hombres. Bentham hace, además, una apología
vigorosa del egoísmo, pero "bien entendido", que nos manda amar a nuestros semejantes
y vivir en buena armonía con ellos, pues la benevolencia y la simpatía son la fuente de
placeres sin cuento (altruismo basado en el egoísmo).
El utilitarismo moderno se distingue en su conjunto del epicureísmo en dos rasgos, cuya
explicación arranca del medio cristiano en que se desenvuelve:
1.- El primero es el gusto por acción, porque el cristiano confirió a la acción un valor soberano,
pues el cristianismo, religión de caridad, asigna como fin al hombre la acción benéfica, en cuya
virtud se asocia a la obra redentora de Cristo.. La alegrías que resultan de la acción son a los ojos
del cristiano alegrías eminentemente puras.
2.- el cristiano ha dado un relieve sin igual al amor al prójimo, centrado en la redención universal,
orientando toda acción hacia el bien y la felicidad del prójimo. Para los utilitaristas modernos, la
idea de que es necesario hacer el bien a su semejante constituye una evidencia que no se
discute.
Para Epicuro tiene por objeto la felicidad del hombre mientras que Benham es un filántropo: el
bien de sus semejantes constituye toda su preocupación.
La regla de la utilidad fue la que le proporciono este principio de la felicidad, ofrece la
sistematización que formula bajo el titulo de aritmética moral.
Lo útil es lo que aumenta el placer y disminuye el dolor. Puesto que no hay más bien que el
placer, es inútil invocar otro principio superior al interés. La única regla moral es la del interés..
Todo problema moral consiste, en calcular bien su interés, aumentar el placer es disminuir el
dolor.
Aunque debemos concluir que el utilitarismo es inútil para explicar el amor o el sacrificio, ambos
problemas centrales de la deontología.
2.3. El realismo moral. El bien en general. Naturaleza y finalidad. Bien útil y bien honesto. El
bien moral
Para el realismo moral (que proviene de "res", cosas), no hay conocimiento verdadero (sea
más o menos profundo) si no viene de las cosas mismas. O sea, la verdad no reside en la
coherencia interna de un sistema racional sino en adecuarse fielmente a la realidad en sí misma.
Es un "itinerario filosófico problemático" donde el sujeto se dirige al objeto para conocerlo; y en
ese camino, tiene que vérselas una y otra vez con dificultades. Precisamente, el término
experiencia significa "caminar en medio de …" las cosas.
1) Nuestros sentidos se ponen en contacto con realidades concretas; por ejemplo, con
Juan, con Pedro, con Diego, con María.
2) Luego, la inteligencia "abstrae", "de – vela", "des – cubre" el universal, las esencias de
esos entes concretos; en el caso, concibo que aquellos seres son hombres.
3) Después retorno a esos singulares, predicándoles el concepto, esto es, diciendo que
Juan, Pedro, Diego y María son hombres. Ahora bien, en ese recorrido, cuando llego al paso
2), descubro que todos los entes tienen una finalidad y que tienden, se mueven hacia ella porque
es su bien, es decir, porque es su perfección o plenitud. Ello ocurre con todos los seres del
universo (el hombre, un caballo, un árbol, una piedra). Y la finalidad determina la naturaleza de
cada ente. El hombre y la piedra tienen distinta naturaleza porque sus finalidades son distintas.
Sabemos que la naturaleza es el conjunto de los caracteres que hacen que un ser sea tal y no
otro; son los caracteres necesarios del ser; es la esencia. V. gr., el hombre es un animal racional.
Si le falta la animalidad, no sería un hombre sino un ángel; y si le falta la racionalidad, sería una
vaca, un perro, etc. Aclarado esto, tenemos que todos los seres se "mueven" hacia su fin, pero lo
hacen de distinto modo. Los animales irracionales, los vegetales y los animales tienden a su bien,
a su perfección, de modo ciego e inexorable. El hombre, en cambio, lo hace de manera inteligente
y libre. Precisamente, porque es libre, puede desviar su camino y no alcanzar su plenitud. Por
eso, son necesarias las reglas morales que le señalen el camino a transitar. Recordemos que la
ética indaga cuál es el bien propio del hombre y cuáles son las normas que debe observar para
alcanzarlo.
El realismo filosófico
La historia de la moral y el análisis del hecho moral muestran que la filosofía moral
(OBJETO DE LA FILOSOFÍA MORAL O DEONTOLOGÍA:) consiste esencialmente en buscar
o proponer una regla de acción que permita realizar al hombre (algo difícil de precisar) que
llamamos «bien», su bien, mediante el cual realiza su perfección y alcanza su felicidad. El
eje de la discusión de la Filosofía Moral es el problema del bien..
Síntesis de la doctrina del realismo
La noción fundamental y esencial de la Deontología es la de bien.
La Moral, como ciencia del deber ser, o
Deontología, es la ciencia del bien del hombre.
En conclusión el realismo moral consiste en proponer una regla de acción que permita
alcanzar al hombre lo que llamamos bien, mediante el cual realiza su perfección y alcanza
la felicidad, porque el bien es el fin, objetivo y la felicidad es el resultado del espíritu que es
lo subjetivo.
EL BIEN EN GENERAL: debemos consignar, en primer lugar, que el juicio de bien y de mal no se
aplica solamente a los actos humanos: se aplica a todas las cosas. Así, calificamos a un lápiz, a
un perro, a una piedra, a un alimento, a una sombra, etc. Como buenos o malos.
Observemos que el calificativo depende del fin que le asignáramos o que cumpla esa cosa.
Hasta tal punto es importante la referencia al fin, que sería imposible calificar cualquier cosa si
ignoramos para que sirve (es decir, si ignoramos su finalidad). En consecuencia, un juicio de
bien implica un juicio de finalidad. (la calificación de bueno o malo dependen de la
finalidad.
Asimismo podemos advertir que una cosa realiza o cumple en mayor o menor medida con su
finalidad. Y a aquella que la cumple totalmente la consideramos perfecta. Es decir, que se da una
gradación o jerarquía de bien en función de que la cosa cumpla en mayor o menor medida con su
finalidad.
Por ejemplo; vamos a calificar un caballo en función de la finalidad a la que está destinado.
(Porque esta puede ser diversa: el tiro, la carrera, el salto, el polo, el trabajo, etc.). Consideremos,
por ejemplo: un equino en su aptitud para el trabajo del campo (es decir, para cumplir con tal
finalidad, que requiere de suyo condiciones distintas de las demás). En tal sentido, calificamos al
de nuestro ejemplo, como bueno. Pero tenemos otro que es mejor (siempre en relación con el fin
perseguido).
.Naturaleza del Bien
Debe tenerse presente que conocer el fin de una cosa implica conocer su naturaleza,
entendiendo por tal «el conjunto de caracteres que determina un ser en sí mismo, de suerte
que, si le faltare uno de esos caracteres, cesaría de ser el mismo ser; son, pues, estos, los
caracteres necesarios del ser, lo que en el lenguaje de la filosofía tradicional se llama
esencia.» . Para determinar cuando un caballo es perfecto, es preciso formarse la idea de su fin;
y el ser que realiza plenamente este fin es el tipo ideal. En consonancia, Jolivet enseña que el fin
y el bien son una misma cosa; el fin y el bien de un ser son función de su naturaleza.
Tengamos presente ahora que todo ser, en la medida que es, realiza bien aún con deficiencias.
Es decir, aun cuando un determinado ser sea imperfecto, realiza, al menos su propia esencia (si
no, sería otra cosa), aun que sea en mínima medida. Y en esa mínima medida entonces realiza
su propia perfección. En consecuencia, todo ser, considerado en sí mismo es bueno.
La Filosofía Tradicional distingue entre el bien honesto (el bien propio del ser considerado
en sí) y el bien útil (que se predica de un ser subordinado a otro; por ejemplo, cuando
mencionamos «un buen lápiz», «un buen caballo», lo hacemos, no considerando estos seres en
sí mismos, sino en función de la utilidad que a nosotros nos reportan. Estos seres, subordinados
a nuestros propios fines, son calificados como buenos o malos en función de la utilidad que nos
deparan y no considerados en sí mismos.
EL BIEN UTIL , Y EL BIEN HONESTO
El bien honesto es el bien moral propiamente dicho; honesto quiere decir lo que es bueno en sí y
por sí. El bien honesto es el bien que es querido no en razón de otro bien, ni en razón de su
capacidad de conmover o deleitar, sino en sí mismo. El bien honesto es, entonces, lo
sustancialmente bueno. Este bien presenta siempre un carácter objetivo. La razón, por otro lado,
reconoce este bien desinteresadamente, con independencia de que pueda gozar o no con el
mismo. En definitiva, lo honesto es querido en sí, y en razón de que al quererlo se quiere el fin
último y, en cierta manera, se lo realiza. Por ejemplo, el ser sinceros.
Es importante advertir que los tres géneros de bienes pueden ser uno u otro de acuerdo a la
actitud o intención asumida por el sujeto respecto a un bien determinado. Por ejemplo, la
sinceridad puede tomarse como un bien útil (para que no me condenen por lo contrario), como un
bien deleitable (porque recibo alabanzas), o como bien honesto (porque es bueno ser sincero). Y
no solamente el mismo objeto o acto puede entrar alternativamente en los tres géneros -de
acuerdo a la intención del agente-, sino que lo honesto, en cuanto honesto, es a menudo
deleitable (el virtuoso encuentra placer en los actos de virtud) y siempre útil, al menos desde el
punto de vista del último fin; lo deleitable es a menudo útil (el placer favorece el ejercicio de las
funciones vitales), y a veces honesto (el placer de la recreación es un bien imprescindible para
nuestra salud mental); lo útil puede ser también deleitable (por ejemplo, la tenacidad) y
eventualmente participar de la honestidad del fin (verbigracia, las virtudes).
Entonces, todo ser es bueno en sí mismo, por el solo hecho de ser lo que es. Es lo que se
denomina el bien honesto. Es el bien considerado en sí mismo. Pensemos en la persona
más atroz que podamos concebir, que haya cometido los peores delitos (Videla, Massera,
Firmenich, Bin Laden, etc.) o en el animal más repugnante. Por el sólo hecho de ser
Hombres o de ser un animal, constituyen sí mismos un bien honesto. El bien honesto es
universal (todo ser es bueno por el solo hecho de ser, reitero). No hay, pues, seres malos
en sí mismos.
Distinto es el bien útil. Aquí ya se presenta una relación entre cosas (en el sentido de ente),
donde una se subordina a otra. Es una noción de bien instrumental. Es bueno lo que presta el
servicio que se espera de él. Se califican de buenos un animal, una planta, un cuerpo mineral, un
lápiz o un reloj porque prestan al hombre el servicio que de ellos se espera. Este concepto
también se aplica con un ser compuesto cuyas partes se consideran en relación con el todo. Así,
decimos de un hombre que tiene buenos pulmones o buen estómago, cuando sus pulmones o su
estómago están constituidos de manera que prestan al hombre (considerado como un todo), el
servicio que de ellos se espera. Incluso el hombre puede ser estimado un bien útil en relación a
un todo. Es el caso del soldado valeroso y del oficial competente que son bienes útiles respecto
del ejército. Los estoicos tenían muy vivo el sentido de la dependencia del hombre frente al
mundo: el hombre era para ellos un bien útil al mundo. En este marco, las personas criminales
mencionadas no pueden ser consideradas bienes útiles para la sociedad y el mundo. Sólo un ser
independiente de todo otro no puede ser bien útil. Por eso, Dios escapa a la categoría de lo útil;
es sólo bien honesto.
El bien útil es el bien que es medio para un fin; por lo tanto, la bondad es la que garantiza la
bondad del medio o del bien útil. Es decir, el bien útil no es bien en sí mismo, sino en función de
otro bien; no puede ser apetecido por sí mismo, y por esto no es propiamente un bien moral. Por
ejemplo, el estudiar.
La conducta humana, para ser moralmente buena, debe subordinar el bien útil y el deleitable al
bien honesto. Esto es, un acto debe realizarse no porque me sea útil o me produzca placer, sino
porque es bueno en sí mismo.
El mal
En cambio, no existe el mal en sí mismo. El mal es un desorden; radica en la ausencia de un
elemento que debería estar o presencia de un elemento que no debería estar o en la falta de
proporción entre varios elementos.
BIEN ONTOLÓGICO
Es el del ser considerado en sí mismo. Todos los seres tienen una finalidad que les es propia, que
deviene de su propia esencia. Tienen en consecuencia un bien objetivo. Es decir, que existe
como bien en la realidad, con independencia de la intervención de nuestra subjetividad.
BIEN MORAL
Solo podemos hablar de bien moral respecto del ser racional puesto que aquel no es otra cosa
distinta del bien ontológico, pero realizado libre y reflexivamente.
Veamos la relación existente, en la autorizada palabra del filósofo Georges Kalinowski:
«Como el de todo ente, el bien ontológico del hombre es su propio ser, más precisamente la
existencia actual de la plenitud de su naturaleza humana definida por su esencia... Pero si el bien
ontológico, cuando se trata de un ente privado de razón, sigue siendo eso que es (bien
ontológico), en el hombre se transforma en un bien moral.
El bien moral tiene una particular trascendencia puesto que, al ser el objeto propio de la acción
libre del hombre, es la fuente de los valores propiamente humanos: «todo el valor propiamente
humano del hombre radica en el uso que hace de su libre albedrío »
EL BIEN MORAL
El bien moral es el objetivo de cada ser humano, es un objetivo grabado a fuego en nuestra alma
por Dios, para que le busquemos a Él, que es el sumo bien. Por el bien, nos encontramos con el
Bien. Todo ser humano anhela ser bueno, aunque a veces no lo sea, aunque acabe idolatrando
otras cosas.
Ante cada día, ante cada situación, la persona necesita saber qué está bien y qué está mal. El
bien y el mal no son una cuestión cultural o social, son cualidades objetivas y permanentes de los
actos humanos. Y la persona necesita buscar la verdad moral para poder actuar bien.
¿Y cómo saber lo que está bien y lo que está mal? Pues pensando un poco, vemos que el ser
humano tienen al menos cuatro formas de saberlo:
Estas vías de conocimiento moral, en esencia no difieren de las vías por las que conocemos otras
realidades de la vida. Cuando las cuatro nos dan la misma información, podemos juzgar
moralmente una acción con muchas garantías de éxito. En cambio, si nos dan resultados
contradictorios, es que alguna de ellas nos está equivocando, y tenemos que perfeccionar nuestra
búsqueda de la verdad
BIEN Y FELICIDAD
El deseo de felicidad es «primario, fundamental, instintivo.» Aristóteles consideraba que
«Preguntar a uno por que quiere gozar constituye una pregunta que no se plantea, pues el goce
es una de las cosas que se buscan por sí mismas.»
No obstante, no debe confundirse bien con felicidad. Esta es «el estado subjetivo del hombre que
ha alcanzado su fin.» «Es el estado que colma todo deseo» (Sto. Tomás).
Solo el bien (objetivo) es fin; la felicidad es un resultado en el espíritu (subjetivo).
En continuidad con la percepción espontánea del ser y del bien que le es propio, de la que es
capaz el intelecto humano, su sentido moral (sindéresis) le lleva a formular con carácter
preceptivo (obligatorio) los principios del orden práctico o moral. Tradicionalmente la formulación
de estos principios recibió el nombre de "ley natural" o "ley moral natural".
Conviene en este punto, tener presente el concepto de virtud moral y la noción de las virtudes
cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
Arribamos entonces al gran tema de la conciencia moral. Su naturaleza es la de un juicio
prudencial que realiza el intelecto práctico sobre la bondad de un acto. Este punto se relaciona en
forma inmediata con los anteriores: los principios del orden moral (o ley moral natural) forman el
conjunto de convicciones morales básicas de la persona que sirven de fundamento del juicio
moral. Asimismo, el juicio moral es realizado por el hombre, con el concurso de sus virtudes; la
prudencia, pues se trata de un juicio prudencial (determinar lo debido concreto); la justicia, pues
se trata de querer lo bueno y lo justo; la fortaleza y la templanza, por constituir el soporte
antropológico para la rectitud del juicio.
3.1 La Ley moral natural; sus propiedades. La virtud. Nocion de las virtudes fundamentales
Si el fundamento de la moral es el bien y, en continuidad, la preceptividad de los principios del
orden práctico, resulta ineludible demostrar mediante qué proceso el hombre conoce el ser, el
bien que le es propio y conoce el primer principio del orden moral.
El hombre no posee conocimientos "innatos"; es decir, no nace con conocimiento alguno. Por
medio de sus sentidos se abre al cosmos, de modo tal de que "nada hay en el intelecto que no
haya pasado por los sentidos".
LEY MORAL NATURAL
De acuerdo a las enseñanzas del realismo moral, en primer lugar, debemos tener presente que
todo ser existe en razón de algo y, por consiguiente, existe para algo, para su fin propio. Por lo
tanto, toda actividad se explica por esa tendencia intrínseca del ser hacia su fin, que es
también su bien, porque bien y fin se identifican
El movimiento revela el tránsito de la potencia al actoque lleva a cabo todo ser creado para
alcanzar su perfección y acabamiento.Ahora bien, ese proceso no puede acaecer de una manera
caótica, sino ordenada y orgánica, porque de lo contrario, el ser no verá satisfechas las
exigencias de su estructura esencial. Se precisa, entonces, de un modelo, ejemplar o paradigma
que guíe la conducta u obra del sujeto agente. En nuestro caso, LA REGLA Y MEDIDA DEL
OBRAR SON LAS NORMAS O LEYES MORALES (NATURALES Y POSITIVAS, GENERALES
Y PARTICULARES), LAS CUALES CONSISTEN EN PRECEPTOS O PRESCRIPCIONES QUE
DICEN LA CONDUCTA VIRTUOSA.La ley expresa cómo ha de ordenarse la conducta humana
en la relación del hombre consigo mismo, para el logro del bien personal, y con los demás, para
alcanzar mediatamente el bien común.
SER
EJEMPLO,
MODELO O
PARADIGMA
FORMA
MATERIA
MOVIMIENTO FIN
LEYES
NATURALES
O POSITIVAS
S PERFECCIÓN NATURAL DEL HOMBRE
BIEN
PROPIO
CONDUCTAS
HUMANAS OBRAR VIRTUOSO
En segundo lugar, la ley moral no sólo dilucida la conducta virtuosa a fin de iluminar la acción
(nuestro movimiento en el campo de lo moral) sino que también lo impera.
La ley moral esuna proposición imperativa dirigida a ordenar eficazmente las operaciones
de todo el hombre y de todos los hombres. Por ese motivo, LA LEY MORAL NATURAL Y
LAS NORMAS MORALES POSITIVAS EJERCEN COERCIÓN PORQUE INFLUYEN SOBRE EL
LIBRE ALBEDRÍO DEL SUJETO, IMPULSÁNDOLO AL CUMPLIMIENTO ESPONTÁNEO DE
SUS DEBERES ÉTICOS.
(La primera norma de la razón es la ley moral natural, por lo que “toda ley
humana tendrá el carácter de ley en la medida que se derive de la ley de la naturaleza”
(Santo Tomás). Si una ley se adecua a la naturaleza, entendida como la esencia o estructura
misma del ser, su propósito o finalidad será promover la satisfacción de las exigencias de la
condición humana y salvaguardar la posibilidad de la plenitud personal En tal caso, tienen fuerza
de obligar en conciencia.
LEY
ORDENACIÓN DE
LARAZÓN
ADECUACIÓN A
LA NATURALEZA
OBLIGATORIEDAD
EN
CONCIENCIA
LA MORAL POSITIVA:
LA SINDERESIS Y SUS CONCLUSIONES SUMADAS A LAS CIRCUNSTANCIAS
HISTORICAS VAN CONFORMANDO LA MORAL POSITIVA ES LA VIGENTE EN UN MEDIO Y
EN UN TIEMPO DETERIMANDO
LA SINDÉRESIS ES CUANDO EL INTELECTO, es su función PRACTICA tiene por OBJETO
dirigir el accionar libre (praxis) del hombre * (Para ello, necesariamente debe conocer los
primeros principios de los cuales ha de partir y a los cuales ha de ajustar su acción, obra o praxis.
A tal fin se vale de su capacidad innata de conocer de manera evidente los principios del orden
práctico, que en el esquema anterior llamamos:)
SINDÉRESIS (también llamado «sentido moral»)cuya ejercitación en el diario vivir va
conformando unHABITO RACIONAL, de conocimiento, formulación, jerarquización, de:
LOS PRIMEROS PRINCIPIOS DE: EL ORDEN PRÁCTICO, EL OBRAREL ORDEN MORAL.
Y El CONJUNTO de tales PRINCIPIOS (TAMBIEN LLAMADOS «DIRECCIONES» o
»LINEAMIENTOS» DEL ORDEN PRACTICO MORAL) forma, con mayor o menor coherencia, las:
CONVICCIONES MORALES BASICAS (de la persona) que sirven como FUNDAMENTO DEL
JUICIO MORAL (acerca de la bondad o maldad de los actos concretos)-y además-SON EL
PUNTO DE PARTIDA DE LA FILOSOFIA MORAL, QUE REFLEXIONA SISTEMATICAMENTE
SOBRE ELLAS.
En general, se presupone que existe conciencia cierta cuando se actúa con diligencia, cuando
no se abandonan los estudios profesionales, cuando existe un interés positivo por estar al día,
cuando se repasan con frecuencia los principios fundamentales, cuando los asuntos son
resueltos después de seria y madura reflexión, cuando existe el hábito de aconsejarse con
personas que conocen mejor el tema.
Lo contrario de la conciencia cierta es la conciencia dudosa. Se trata de un estado en el que
se da un asentimiento sin certeza, con algún miedo al error. Los motivos de duda no impiden
el asentimiento, pero hacen que éste sea inseguro y frágil.
Existen varios tipos de duda:
- duda de derecho (falta de certeza sobre la existencia de una norma) y duda de hecho
(falta de certeza sobre si se ha dado no un hecho concreto);
- duda positiva (se funda en graves razones; hay motivos serios para dudar de la rectitud
de lo que se va a hacer) y duda negativa (las razones son leves o colaterales a la
sustancia del asunto).
El principio fundamental en esta materia es el siguiente: no es lícito actuar con conciencia
prácticamente dudosa (es decir, si hay duda sobre si esto, en concreto, es bueno o malo)
cuando la duda es positiva (fundada en graves razones). Por ejemplo, no es lícito que el Juez
que duda de la comisión de un delito (con una duda fundada en graves razones) dé sentencia
condenatoria. Las dos únicas soluciones éticas son: resolver la duda, si es posible, o absolver
al presunto reo, ya que toda persona es inocente, mientras no se demuestre lo contrario.
3.3 Los actos humanos; sus condiciones y condicionamientos. Determinacion de la
moralidad de un acto: objeto, circunstancias y finalidad subjetiva:
CONDICIONES Y CONDICIONAMIENTOS DE LOS ACTOS HUMANOS.
Acto humano es el que procede de la deliberada voluntad del hombre. La expresión acto
humano es sinónima de acto libre, acto voluntario, acto moral, acto imputable. La ética se
refiere sólo a esos actos, excluyendo por lo tanto los actos meramente naturales (la
respiración), los físicamente coaccionados (que llegan a anular por completo la voluntad), los
no imputables (los de enfermos mentales graves, niños pequeños, los realizados en sueños,
etc.).
CONDICIONES PARA QUE SE DÉ UN ACTO MORAL
El hombre, a diferencia de los animales, está dotado de inteligencia y de libre voluntad. Por
eso, para que se pueda hablar de acto moral han de darse dos condiciones o requisitos: el
conocimiento o advertencia y la voluntad libre.
EL CONOCIMIENTO O ADVERTENCIA.
El acto moral requiere, para serlo, que se sepa lo que se hace, que haya conocimiento,
advertencia. Ese conocimiento ha de ser anterior a la realización del acto.
IMPEDIMENTOS A LA ADVERTENCIA.
El principal impedimento a la advertencia es la ignorancia o carencia de la ciencia debida, de
aquel conocimiento que se debe y se puede tener. Ignorancia no es nesciencia (carencia de
conocimiento no debido), inadvertencia (falta de atención), ni olvido (ausencia de un conocimiento
que se tenía).
En los ordenamientos jurídicos se prescribe que la ignorancia de las leyes no excusa de su
cumplimiento. En el orden moral, en cambio, la ignorancia ejerce un influjo indudable en la
culpabilidad.
Se distinguen diversos tipos de ignorancia:
a) Según el objeto: ignorancia de derecho (se ignora que exista la ley que manda o
prohíbe algo) e ignorancia de hecho (se ignora que un hecho esté comprendido en
determinada ley).
b) Según el sujeto: ignorancia invencible (ignorancia que no sabe que lo es y, por lo
tanto, no puede ser evitada, vencida) e ignorancia vencible (la que puede ser vencida,
superada, con una razonable diligencia). La ignorancia vencible juega un papel
importante en la actuación moral. No es lo mismo la ignorancia venciblesimple
(implica la simple ausencia de una acción que podría superarla) que la ignorancia
crasa (indica que nada se ha hecho expresamente por vencer la ignorancia). Mayor
gravedad revisten los actos realizados con ignorancia vencible afectada, es decir,
conscientemente falsa: no se quiere poner los medios para vencer la ignorancia.
c) Según el tiempo: ignorancia antecedente, es la que precede a la voluntad y, por lo
tanto, es en parte involuntaria; en realidad, en muchos casos se identifica con la
ignorancia invencible; ignorancia concomitante, cuando acompaña a la acción, pero
no la origina y el acto se hubiera originado aunque no hubiera habido ignorancia;
ignorancia consiguiente es la que sigue al acto y supone una negligencia querida por
la voluntad, con lo que, de alguna forma, se asemeja a la ignorancia vencible.
En la práctica, los tipos de ignorancia más influyentes son la invencible y la vencible, en su
combinación con la antecedente y la consiguiente. El concepto clave es la diligencia debida, y
de ahí la importancia de estas nociones en la actuación profesional.
Sentadas estas bases, pueden deducirse las siguientes conclusiones:
- laignorancia invencible no trae consigo responsabilidad moral, aunque sí posible
responsabilidad jurídica, porque se presume siempre el conocimiento de la ley, ya que de
otro modo, cualquier norma podría ser burlada apelando a la ignorancia;
- laignorancia vencible trae siempre consigo responsabilidad moral; más leve en la
ignorancia simple que en la crasa; la ignorancia afectada aumenta la malicia moral del
acto;
- la ignorancia antecedente excusa de culpa moral si es invencible; no excusa si es
vencible. Hay que añadir que no se puede éticamente admitir una ignorancia antecedente
en aquellos temas o asuntos que, por oficio o profesión, han de conocerse bien;
- la ignorancia concomitante revela también una falta de disposición habitual para conocer
la moralidad y, por este motivo, puede ser culpable;
- la ignorancia consiguiente de ordinario implica culpa moral. Por ejemplo, un
profesional es responsable de las consecuencias que se siguen de sus actos cuando con
una diligencia razonable podrían evitarse. Así, en el caso de una intervención quirúrgica en
una persona gravemente afectada de una dolencia cardiaca desconocida por el médico,
pero que podría haberse conocido y debería haber sido conocida.
LA VOLUNTARIEDAD.
Acto voluntario es el que procede de un principio intrínseco, con conocimiento del fin.
Ese principio es la voluntad. No son actos voluntarios, por no cumplir estos requisitos,
los naturales (la circulación de la sangre), los instintivos, los físicamente coaccionados.
El acto voluntario que se realiza con plena advertencia se llama perfecto; imperfecto, si
falla en algún aspecto la advertencia.
El acto voluntario que se quiere por sí mismo, intentándolo directamente, se llama voluntario
libre; el que no se quiere por sí mismo pero es permitido al intentar otro que sí se desea, se
llama voluntario indirecto.
Los actos voluntarios también se modifican según la atención con la que son realizados: actual
(atención mantenida en la realización), virtual (atención que se mantiene durante la realización
pero no de forma expresa), habitual (atención que se ha tenido alguna vez y se presume que
sigue existiendo mientras que no haya actos en contra).
En la práctica, estas distinciones tienen, como consecuencia, los siguientes principios:
- el voluntario imperfecto disminuye la responsabilidad moral, bien por falta de advertencia o
por falta de consentimiento;
- el voluntario realizado con atención actual, virtual y habitual es imputable moralmente, de
modo especial en los asuntos ordinarios y en los actos de la ocupación profesional. La
atención se presume siempre.
Se llama voluntario indirecto al acto que no se pretende por sí mismo, pero que es
consecuencia de otro que sí se desea en sí mismo. Un acto voluntario indirecto puede tener
de ordinario dos efectos: el querido directamente y el que sucede indirectamente. En el caso
de que esos dos efectos sean buenos, no hay problema moral alguno. Los problemas, muy
frecuentes, se plantean cuando, al realizar una acción, se sigue un efecto bueno y otro malo.
Por ejemplo, un farmacéutico vende un fármaco y el cliente lo utiliza para suicidarse.
Para que sea lícito realizar un acto del que se sigue un efecto indirecto malo, se requieren
todas estas condiciones:
a) que la acción sea buena en sí, o indiferente;
b) que el efecto primero o inmediato sea el bueno, es decir, que el bien que se pretende no
debe ser consecuencia del efecto malo;
c) que el fin del que actúa sea honesto, es decir, que intente primera y únicamente el efecto
bueno, no queriendo expresamente el efecto malo; a lo más, se limita a permitir el
resultado malo ya que es inseparable del bueno. Así, el médico que interviene
quirúrgicamente a una mujer embarazada y aquejada de un tumor (de lo cual se sigue el
aborto) quiere la curación (efecto bueno), y sólo permite el posible aborto (efecto malo).
Caso muy distinto, y por lo tanto es un supuesto de ilícito, es de matar a un niño en el seno
de la madre para salvar la vida de ésta; aquí lo que se intenta primera y directamente es un
acto malo. Tampoco es lícito mentir para ayudar a otra persona. Una vez más hay que
insistir en el principio de que un fin bueno no justifica nunca el empleo de un acto
intrínsecamente malo;
d) que exista una causa proporcionada a la gravedad el efecto malo que se produce. En el
ejemplo anterior de la extirpación de un tumor existe esa causa proporcionada. Se da
también una justa causa en la actuación de un abogado defensor que, con el fin –
intrínsecamente bueno – de defender a su cliente, ha de descubrir situaciones que
suponen, para otras personas, la revelación de hechos que les perjudican pero hasta
entonces desconocidos.
IMPEDIMENTOS A LA VOLUNTARIEDAD
Afectan a la voluntariedad del acto: las pasiones, la violencia o coacción, los hábitos o
costumbres.
LAS PASIONES.
Se entiende por pasión el movimiento de la sensibilidad (apetito sensitivo) que se origina de la
aprehensión del bien o del mal sensible, lo cual produce cierta conmoción en el organismo.
Abarcan las pasiones todo lo que, en el lenguaje ordinario, se entiende por emociones,
estados intensos de sensibilidad.
La clasificación clásica de las pasiones nace de la distinción entre el apetito o
tendencia al bien que agrada (apetito concupiscible) y el apetito que tiende hacia el bien
arduo, difícil de conseguir (apetito irascible).
Respecto del bien agradable, al que tiene el apetito, resulta:
Cuando es aprehendido … el amor
Cuando algo se opone a ese bien … el odio
Cuando se trata de un bien futuro … el deseo
Cuando se trata de un mal futuro … la aversión, la fuga
Cuando se trata de un bien presente … el gozo
Cuando se trata de un mal presente … la tristeza
Respecto al bien difícil de conseguir, resultan las siguientes pasiones:
Cuando ese bien es considerado posible … esperanza
Cuando es considerado imposible … desesperación
Cuando se trata de un mal todavía no presente pero superable … audacia
Cuando se trata de un mal aún no presente pero insuperable … temor, miedo
Cuando se trata de un mal presente … ira
LA VIOLENCIA
Violencia es la fuerza física o moral ejercida contra alguien, coaccionándole para que
haga lo que no quiere o no haga lo que quiere. No puede haber violencia contra el acto
interno de la voluntad que obedece sólo a la propia libertad. La voluntad puede resistir así a la
peor violencia física o moral; pero no se puede decir lo mismo del hombre entero. Las
amenazas de un daño físico (lo que es, ya antes de cumplirse, una violencia moral) pueden
influir tan decisivamente en la conducta que, de ese modo, se realicen actos no queridos.
Estos actos no son, por lo tanto, morales, y su autor no es responsable de ellos. Moralmente,
si no existe consentimiento interno en aquello a lo que se es coactivamente llevado a hacer,
no hay tampoco culpa. Se trata de actos involuntarios y, por lo tanto, no morales.
LOS HÁBITOS.( los actos son moralmente culpables)
Algunas actuaciones morales están enraizadas en hábitos adquiridos. Puede darse que, por la
fuerza de un hábito inmoral, la persona realice inconscientemente o con una atención habitual
actos que conscientemente reprobaría. En estos casos, los actos son voluntarios, pero están
disminuidos en su libertad, con tal de que exista la voluntad de corregir ese hábito. Sin
embargo, cuando los hábitos no sólo son rechazados sino reforzados, los actos procedentes
de él son más voluntarios, tanto si se trata de un acto moral como si es un acto inmoral. Por
ejemplo, quien ha adquirido el hábito de mentir, es culpable moralmente cada vez que miente,
aunque tenga la impresión de que lo hace sin darse cuenta. El habituado a recibir
injustamente dinero u otros bienes a cambio de un favor que lesiona la justicia distributiva, es
responsable por diversas razones: por haber adquirido ese hábito, por no desarraigarlo, por
cada acto de injusticia.