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Prevención en el trabajo

con movimientos repetitivos


Índice

pág.

Introducción.............................................................................................................................4

1. ¿Qué se entiende por movimientos repetitivos?....................................................................5

2. ¿A quiénes pueden afectar?.................................................................................................6

3. ¿Qué parte de nuestro cuerpo puede lesionarse?.................................................................7

4. ¿Por qué nos podemos lesionar?........................................................................................10

5. ¿Cuáles son los síntomas que alertan de una posible lesión?..............................................11

6. ¿Cómo debemos prevenir el riesgo?...................................................................................12

7. ¿Cómo podemos combatir los posibles efectos?.................................................................15

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Introducción
Relacionar el trabajo en construcción con el riesgo de caída en altura nos puede resultar evidente; pero conocer
los factores que originan la aparición de lesiones musculoesqueléticas en trabajos que requieren movimientos
repetitivos no lo es tanto.

Habitualmente estas lesiones se producen poco a poco y eso hace que sea difícil conocer cuáles son las causas
que las generan. No obstante, hay que tener en cuenta que las consecuencias pueden resultar incapacitantes
para la persona, hasta el punto de dificultar tareas cotidianas como vestirse, cerrar un grifo o cocinar.

En este manual veremos algunas estructuras anatómicas que intervienen en los movimientos que realizamos a
diario y analizaremos cuáles son los factores de riesgo que pueden originar la aparición de lesiones cuando
esos movimientos se repiten intensamente a lo largo de la jornada. También comprobaremos que fuera del
trabajo existen hábitos que pueden incrementar la posibilidad de lesión y, lo más importante de todo, veremos
qué podemos hacer desde este momento para evitar dichas lesiones.

La prevención de las lesiones


por movimiento repetitivo
también depende de ti.

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1. ¿Qué se entiende por movimientos repetitivos?
Se entiende por trabajos con riesgo por movimientos repetitivos aquellos en los cuales se realiza una y otra
vez una misma secuencia de movimientos corporales. Este tipo de tareas se caracterizan por tener cadencias
de trabajo muy elevadas que aún cuando no se realicen esfuerzos musculares intensos la propia repetición del
movimiento puede dar lugar a la aparición de lesiones, estas son las denominadas lesiones por microtraumatismos
repetitivos.

Decidir cuál es el esfuerzo y repetición que pueden producir una lesión biomecánica durante la realización
de una tarea es un tema muy complicado que debe ser estudiado por un ergónomo. Él es quién mejor puede
ayudarte a mejorar tu puesto de trabajo.

Las molestias y lesiones asociadas a los trabajos repetitivos se dan comúnmente en los tendones, los músculos
y los nervios del hombro, codo, muñeca y mano. En aquellos casos en que las operaciones a realizar implican
además una cierta precisión visual, podemos percibir además molestias a nivel cervical por la posición
mantenida de la cabeza.

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2. ¿A quiénes pueden afectar?
Los grupos de mayor riesgo ante una posible lesión por movimiento repetitivo son aquellos que incluyen a los
trabajadores manuales:

yy Operarios en cadena de montaje.


yy Cajeras de supermercado.
yy Carniceros.
yy Pintores.
yy Trabajadores de la industria textil.
yy Músicos.
yy Peluqueros.

Todos ellos se caracterizan por desarrollar tareas con ciclos de trabajo cortos, es decir, que cada pocos
segundos realizan la misma operación manual: roscar un tornillo, empaquetar una mercancía, deshuesar una
pieza de carne o coser una prenda.

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3. ¿Qué parte de nuestro cuerpo puede lesionarse?
Para entender mejor de qué manera pueden afectarnos las tareas manuales que realizamos de forma repetida,
resulta fundamental conocer que estructuras de nuestro cuerpo nos permiten llevarlas a cabo. El ser humano
puede moverse y adoptar posturas gracias al aparato locomotor, cuyos elementos esenciales son los huesos, las
articulaciones, los músculos, los tendones
y los ligamentos. Veamos qué papel
juega cada uno de estos elementos en la Tendones
mecánica del movimiento.

Los huesos actúan a modo de palancas


favoreciendo el movimiento, las
articulaciones constituyen las juntas entre Músculo
ellos y los músculos son el motor de dichos
movimientos.

Tendón
Los tendones unen los músculos a los
huesos permitiendo que la actividad del
músculo se transmita a la palanca para
ejecutar el movimiento. Los músculos
actúan como cuerdas: no pueden empujar
sino solamente tirar al contraerse; o pueden
aflojarse y dejar de tirar.

Todos estos elementos son susceptibles de lesionarse por sobrecarga y repetición a elevada frecuencia de un
mismo gesto. A continuación veremos las zonas que con mayor frecuencia pueden verse afectadas.

La columna vertebral
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cervicales
La espalda está formada por un conjunto
osteomuscular (huesos, músculos, articulaciones
y ligamentos) siendo la columna vertebral una
de sus partes más importantes, dado que debe
soportar el peso del tronco y proteger la médula
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dorsales espinal.

5 La columna debe cumplir dos requisitos mecánicos,


lumbares
en principio contradictorios: flexibilidad y rigidez.
Para ello, se halla constituida por un conjunto de pequeños huesos a los que se denomina vértebras unidos
entre sí por elementos ligamentosos y musculares. Entre vértebra y vértebra se encuentran dispuestos los discos
intervertebrales, formados a su vez por un anillo fibroso muy resistente y un núcleo gelatinoso en el centro que
permiten los movimientos de flexión, inclinación y rotación de la columna.

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El hombro

El hombro es la articulación dotada de mayor movilidad de todas las partes del cuerpo. Los movimientos de
articulación del hombro se desarrollan en tres sentidos la flexión-extensión, la aducción-abducción y la rotación.

Flexión-extensión Aducción

Abducción Rotación

Es una articulación “colgante”, con poca congruencia entre las superficies articulares, siendo músculos,
ligamentos y cápsula articular los tejidos que la mantienen estable. Estos son básicamente el único impedimento
para evitar los desplazamientos excesivos del hombro durante los diversos tipos de actividad.

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El codo

El codo es una articulación de bisagra, mucho más simple que el hombro


desde un punto de vista funcional.

Los movimientos que puede describir


el codo son dos: flexión-extensión y
pronosupinación.

Los músculos que llegan al codo son


potentes pero con zonas de inserción
pequeñas, por lo que pueden producirse
tendinitis de inserción, es decir, una
inflamación de los tendones en los puntos
de unión del tendón con el hueso.
Flexión-extensión Supinación y pronación

La muñeca y la mano

La mano es una “herramienta” muy perfeccionada. Ello


se debe a la gran movilidad de los dedos sobre los que
actúan complejos sistemas de tendones. En la cara palmar
se observan los tendones de los músculos que flexionan los
dedos y en el dorso los tendones de los músculos extensores.

La oposición del pulgar a los otros dedos permite realizar Tendones

todo tipo de prensiones, desde la más sutil como sujetar una Arterias

aguja, hasta la más intensa como levantar una carga. Nervios

La mano se une al antebrazo por el carpo en la zona de la


muñeca. Esta es la articulación que permite que la mano se
coloque en la posición óptima para la prensión. Los movimientos
de la muñeca son dos: flexión-extensión y aducción-abducción.

El carpo está formado por pequeños huesos dispuestos en dos


filas en la zona más estrecha de la muñeca. A esta parte por la
que pasan tendones, vasos sanguíneos y nervios se le llama túnel
carpiano. Esta región es especialmente sensible a la inflamación
tendinosa pudiendo llegar a afectarse el nervio mediano que
pasa por el interior del túnel, produciéndose así el denominado
síndrome del túnel carpiano.

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4. ¿Por qué nos podemos lesionar?
Las diferentes posiciones que adoptan nuestras extremidades para realizar una tarea, la tensión muscular
necesaria y las veces que repetimos un determinado gesto son factores que determinan la posibilidad de que
aparezca un microtraumatismo repetitivo.

En cualquier tarea encontraremos una combinación y participación diferente de estos factores. Pero, ¿de qué
manera interviene cada uno de ellos?

yy La fuerza aplicada a la hora de realizar una operación producirá tensión en los músculos implicados.
Cuanto mayor sea el esfuerzo, antes aparecerá fatiga muscular localizada en esa zona.

yy Las posturas que adoptamos durante el desarrollo de una tarea determinan que cada articulación estará en
una posición concreta. Durante la realización de un movimiento, cuanto más forzada esté la articulación
respecto de la posición neutra, mayor será la presión sobre las estructuras articulares y mayor la fuerza
ejercida por la musculatura actuante.

En el capítulo anterior ya vimos cuáles son los posibles movimientos en cada una de las diversas regiones
anatómicas estudiadas. Pues bien, en general, a mayor desviación (ya sea esta en flexo-extensión,
abducción-aducción o rotación) se producirá una situación de mayor riesgo.

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yy La repetición, entendida como la frecuencia con que se realiza un gesto incrementa la tensión de los
músculos, la fricción entre los tejidos y acelera la aparición de la fatiga física como consecuencia de una
recuperación física insuficiente.

Una vez vista la importancia de cada uno de estos factores, hay que tener en cuenta que no es necesario que
se den solicitaciones elevadas de los tres, a menudo es suficiente con una combinación concreta de todos ellos.

Otros factores de riesgo

yy Factores físicos

Las vibraciones, el ruido y la temperatura son factores que aún cuando es muy difícil de cuantificar cómo
afectan al nivel del riesgo de lesión, sí deben ser tenidos en cuenta en las actuaciones preventivas porque
incrementan las posibilidades de que aparezca este tipo de trastornos.

yy Factores de la organización del trabajo

Existen determinados aspectos relacionados con la manera en que se organiza el trabajo que también
tienen una gran importancia a la hora de evitar el riesgo de lesión. En este sentido, cabe destacar la
distribución de las tareas a lo largo de la jornada, es decir, si se rota o no entre diferentes puestos de
trabajo, quién impone el ritmo de trabajo: la máquina o el trabajador, cómo se organizan las pausas a
lo largo de la jornada, etc.

yy Factores personales

La edad del trabajador es otro aspecto a tener en cuenta. El envejecimiento se produce a nivel de
todos los tejidos, incluidos aquellos que intervienen y participan en los movimientos que realizamos a
diario. Existen además factores individuales como los hábitos posturales inadecuados, la predisposición
anatómica, la época menstrual o el embarazo que van a suponer una mayor o menor predisposición de
cada individuo a sufrir una lesión.

Y no podemos perder de vista que los gestos y movimientos que realizamos fuera del trabajo como cargar
la compra, realizar las tareas domésticas o practicar nuestro deporte favorito también cuentan.

5. ¿Cuáles son los síntomas que alertan de una posible lesión?


La acción preventiva será más eficaz cuanto antes se pueda poner en práctica. Si identificamos cuáles son los
síntomas que preceden una posible lesión podremos actuar con el fin de evitarla.

Los síntomas que pueden aparecer son: hinchazón de tejidos, limitación de la movilidad, disminución del tacto
y la fuerza, y dolor.

Hinchazón de tejidos

La inflamación puede observarse en toda una zona, o ser localizada en tejidos concretos como los tendones.

Limitación de la movilidad

Reducción del rango de movimiento de la articulación implicada, sensación de torpeza. Puede ser debida a la
propia inflamación, o bien para evitar reproducir el dolor.

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Disminución de tacto y fuerza

Pueden aparecer hormigueos, sensación de entumecimiento, o incluso dificultad para mantener los objetos en
las manos. Estos síntomas pueden estar relacionados con la afectación de algún nervio.

Dolor

Hay que tener en cuenta que se trata de una sensación subjetiva asociada a todos los demás síntomas. Puede
estar asociado a algún gesto o aparecer durante la noche o al despertar.

Si crees identificar los síntomas anteriormente mencionados procura actuar de la siguiente forma:

yy Comunica la situación a tus superiores directos para que, en el caso que la lesión pueda ser atribuida a
unas condiciones de trabajo concretas, se inicien las actuaciones oportunas.
yy Consulta con el médico, enfermera o fisioterapeuta iniciando las visitas médicas en el caso necesario.
yy Evita también aquellas actividades extralaborales que consideres pueden influir o reproducen la sensación
dolorosa.

6. ¿Cómo debemos prevenir el riesgo?


Para prevenir las lesiones por microtraumatismo repetitivo deberemos hacer frente a los principales factores de
riesgo que las originan, como ya hemos comentado anteriormente: la fuerza ejercida en una operación, la
desviación articular que se produce y la frecuencia con que se repite. Bien y ¿de qué dependen estos factores?
Pues básicamente de la disposición y tipo de mobiliario que utilizamos, la distribución de los equipos de trabajo
y materiales sobre las áreas de trabajo, las herramientas utilizadas y de cómo tenemos organizado el trabajo.
Veamos a continuación de qué manera podemos influir sobre cada uno de ellos.

Mobiliario

Uno de los aspectos fundamentales que debemos observar a la hora de trabajar es el de mantener una
altura de trabajo adecuada cercana a los codos, manteniendo la columna vertebral erguida y la cabeza no
excesivamente inclinada hacia adelante. Es necesario entonces regular adecuadamente el asiento, la mesa y
los apoyos para conseguirlo.

En este sentido, también es importante tener en cuenta que deben respetarse los espacios libres necesarios bajo
las mesas de trabajo, para poder colocar las piernas cómodamente. De no ser así, se producirán posturas
forzadas de la columna que darán lugar a molestias y fatiga muscular.

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Equipos de trabajo y materiales

Es conveniente mantener una buena disposición


de los equipos y materiales sobre la mesa de
trabajo, para ello será interesante conocer
cuáles son las áreas sobre las que deberán
colocarse preferentemente. En general,
podemos describir las áreas de trabajo con un
semicírculo para cada mano. El semicírculo de
menor radio determina el área primaria o sobre
la que colocaremos los equipos y materiales de
uso más frecuente, y un semicírculo de mayor
radio, que describe el área secundaria sobre la
que se depositarán el resto. Fuera de estas dos
áreas no deben colocarse materiales, ya que
su alcance impondrá estiramientos inadecuados
que forzarán las estructuras osteomusculares
pudiendo generar molestias, fatiga o incluso
lesiones.

Mantener en buen estado las herramientas y hacer un buen uso de ellas también es un aspecto a considerar.
Veamos algunos consejos que pueden ser útiles:

yy Durante el agarre de las herramientas debemos evitar la desviación de las muñecas.

yy Los mangos de las herramientas deben mantenerse limpios y en buen estado para reducir la fuerza de
prensión. Debemos emplear el utensilio adecuado para cada tarea. Por ejemplo, evitar utilizar nuestro
puño como sistema de golpeo en lugar de usar un martillo.
yy Si debemos utilizar guantes es muy importante que estos sean de la talla adecuada ya que si son grandes
aumentarán los esfuerzos que realizamos por la pérdida de sensibilidad.
yy Debemos mantener siempre bien afiladas las herramientas de corte.
yy Es muy recomendable utilizar elementos de sujeción que reduzcan la fuerza aplicada a la hora de trabajar
una pieza.
yy Cuando sea posible deberemos distribuir la fuerza entre varios dedos, o incluso toda la mano.

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yy Es conveniente que el trabajo se reparta entre ambas
manos, evitando el agarre de objetos de grandes
dimensiones con una sola mano.
yy Hay que evitar la compresión directa de nuestros
antebrazos y muñecas sobre perfiles o mobiliario
del puesto de trabajo. Para ello, es recomendable
aprovechar los puntos de apoyo y reposabrazos para
“descargar” los brazos o el tronco, preferiblemente
utilizando aquellos que estén acolchados.
yy Y por último, recordar que no debemos llevar anillos,
pulseras o relojes, ya que al presionar dedos y muñecas
incrementan la posibilidad de lesión.

Organización del trabajo

Siempre que sea posible rotaremos entre diferentes puestos de trabajo porque el cambio entre diversas
actividades permite que el cuerpo se recupere de los estados de fatiga.

¿Cómo conseguir una buena alternancia entre puestos? Pues escogiendo aquellos que supongan maneras
distintas de trabajar con nuestro cuerpo. Es decir, cambiar de un puesto de atornillado a otro, no supone
una ventaja especial puesto que en ambos trabajamos de igual forma con la mano y la muñeca. En cambio,
si pasamos a un puesto de control visual de la producción o empaquetado, posiblemente favorezcamos la
recuperación. Establecer cada cuanto tiempo hay que llevar a cabo estos cambios es difícil, no obstante,
rotaciones cada hora o dos horas, según el proceso productivo, acostumbran a ser las más adecuadas.

Es conveniente también que se respeten las pausas establecidas durante la jornada pues estas sirven para
recuperarnos de la actividad desarrollada. Debemos aprovechar esos tiempos para realizar ejercicios de
estiramiento y distensión muscular que veremos más adelante.

Actividades extralaborales

Las actividades que realizamos en el trabajo no son las únicas que pueden causar una lesión osteomuscular.
A menudo, las actividades de la vida diaria cómo lavar la ropa, fregar con el mocho, limpiar los cristales o
practicar un deporte, pueden ser decisivas a la hora de que se produzca una lesión de este tipo.

Aunque difícilmente pueden provocarlas por sí solas cuando no forman parte de nuestra actividad laboral, se
deben tener en cuenta si las estructuras osteomusculares que intervienen en este tipo de tareas coinciden con las
que podemos sobrecargar en nuestro puesto de trabajo. Así, por ejemplo, si nuestra actividad laboral consiste
en el atornillado manual de piezas mecánicas, tareas cotidianas como lavar la ropa a mano o fregar el suelo
pueden incidir en la aparición de molestias o lesiones en la muñeca porque limitan la recuperación física una
vez finalizada la jornada de trabajo. Por lo tanto, es importante que consideremos qué actividades pueden
sobrecargar nuestras estructuras fuera del trabajo con el fin de tomar también medidas preventivas.

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7. ¿Cómo podemos combatir los posibles efectos?
Mantener un tono muscular correcto es una buena manera de empezar a hacer prevención. Para conseguirlo
podemos poner en práctica dos tipos de ejercicios físicos: los estiramientos y el refuerzo muscular.

Un exceso de tensión muscular se traduce en músculos acortados y rígidos, con sensación dolorosa. Un músculo
contracturado no es sinónimo de músculo fuerte, sino que la propia falta de elasticidad hará que se lesione más
fácilmente. En ese estado son más susceptibles de padecer tirones, desgarros y lesiones por tensión, a la vez
que limitan el movimiento articular.

Para controlar estos efectos, en primer lugar veremos cómo un estiramiento lento y controlado permite mejorar
la “calidad” muscular, reduciendo el dolor.

Posteriormente aprenderemos cómo realizar ejercicios de refuerzo muscular; resultan necesarios cuando estamos
en proceso de entrenamiento para una nueva tarea o precisamos de un refuerzo adicional, por ejemplo, al
volver de un periodo de descanso.

Estiramientos

Antes de empezar hay que tener presente que en todas las pautas de estiramiento debemos evitar el ejercicio
repentino, porque únicamente consigue un reflejo de mayor contracción. Debemos evitar la presión de prendas
o accesorios y respirar tranquilamente, sin contener la respiración, mientras se realiza el estiramiento.

Por último, es muy importante saber si estamos haciendo el estiramiento con la intensidad adecuada.
Para ello debemos percibir solo una ligera incomodidad, pero sin que esta llegue a causar dolor. Si fuese así
hay que tomarlo como una advertencia para reducir el esfuerzo.

Estiramiento de la musculatura cervical

Estaremos cómodamente sentados, con la espalda recta y la cabeza erguida:

yy Inclinar la cabeza a un lado,


manteniendo 10 segundos la posición,
sin subir el hombro.
yy Continuar flexionando la cabeza
hacia delante, manteniendo otros 10
segundos.
yy Inclinar la cabeza al otro lado,
manteniendo 10 segundos más.
yy Encadenar suavemente el movimiento
evitando llevar la cabeza hacia atrás.
yy La serie completa puede realizarse 2
o 3 veces.

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Flexibilización de hombros

Estando de pie, con los pies ligeramente separados, la espalda


recta y la cabeza erguida:

yy Sujetando el codo, llevar la mano libre hacia atrás y mantener la


tensión durante 10 segundos.
yy Sin soltar el codo, pasar el brazo por encima de la cabeza y
mantener otros 10 segundos.
yy Soltar el brazo, balanceándolo y repetir con el otro lado.
yy La serie completa puede realizarse 2 o 3 veces.

Estiramiento musculatura del antebrazo

yy Sujetando la mano por la base de los dedos, flexionar la muñeca


notando tensión en el antebrazo. Mantener la tensión 10
segundos.
yy Coger ahora los dedos desde la palma de la mano y llevar la muñeca
hacia la extensión. Debemos notar tensión en la musculatura de la
cara interna del antebrazo. Mantener la tensión 10 segundos.
yy Repetir con el otro brazo.
yy La serie completa puede realizarse 2 o 3 veces.

Para una mayor intensidad en el estiramiento, colocar alternativamente


la muñeca en flexión y en extensión contra una pared apoyando nuestro
peso para aumentar la tensión. Mantener la misma secuencia.

Estos estiramientos de la musculatura flexora y extensora alivian en gran


medida el dolor si pueden realizarse en el momento en que empezamos
a notar sobrecarga localizada. Aunque en general, y como práctica
habitual, se recomienda que los estiramientos se practiquen antes de
empezar a trabajar y durante la jornada aprovechando los períodos de
descanso o recuperación.

Estiramientos y flexibilización de la mano y dedos

yy Abrir y cerrar la mano tanto como se pueda, unas 5 veces con cada
una.
yy Sacudir las manos libremente al final del ejercicio.
yy En caso necesario, puede realizarse el mismo gesto con los dedos,
llevando cada uno de ellos hacia la flexión y a la extensión.

Pero además de ser elástica, la musculatura también tiene que poder


soportar la carga diaria a la que se ve sometida. Vamos a ver cómo
conseguir músculos resistentes en aquellas zonas más susceptibles de
padecer alteraciones musculoesqueléticas.

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Refuerzo muscular

Refuerzo específico de la musculatura cervical

En el caso de la zona cervical, la simple resistencia opuesta por nuestra mano a los gestos habituales de flexión,
extensión e inclinación de cuello, será suficiente para tonificar la musculatura.

En los siguientes ejercicios, el cuello se mantiene siempre recto mientras dura la tensión muscular.

yy Colocar la mano en la frente y empujar contra ella manteniendo 10 segundos la posición.


yy Realizar el mismo gesto con la mano sobre la sien derecha, en la parte posterior de la cabeza y sobre
la sien izquierda.
yy La serie completa puede realizarse 2 o 3 veces.

Refuerzo específico de la musculatura flexora del antebrazo

Con materiales sencillos podemos mejorar el estado de la


musculatura del antebrazo y prevenir así las molestias que
tienen que ver con los tendones que se insertan en el codo.

yy Coger varias hojas de papel y hacer una pelota que nos


quepa en una mano.
yy Presionar la pelota manteniendo la tensión durante 10
segundos. Cambiar de mano.
yy Mantener la muñeca alineada mientras se realiza el ejercicio.
Apoyar el antebrazo sobre una mesa ayuda a conseguirlo.
yy Realizar la serie completa de 8 a 10 veces.

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Refuerzo específico de la musculatura extensora del antebrazo

Al igual que en el ejercicio anterior podemos mejorar el estado de la


musculatura extensora de una manera fácil utilizando unas cuantas gomas
elásticas.

yy Coger las gomas y colocarlas en los dedos, cuanto más cerca del
extremo, mejor, porque aumentamos la resistencia.
yy Intentar separar los dedos, como si quisiéramos abrir la mano,
manteniendo la tensión durante 10 segundos. Cambiar de mano.
yy Mantener la muñeca alineada mientras se realiza el ejercicio. Apoyar
el antebrazo sobre una mesa ayuda a conseguirlo.
yy Realizar la serie completa de 8 a 10 veces.

Fortalecimiento de la musculatura flexora del antebrazo

En el caso de que sea necesario fortalecer aún más la musculatura del antebrazo, pasaremos a sesiones más
intensivas, aumentando la resistencia mediante un peso.

yy Apoyar el antebrazo sobre un cojín y sujetar un peso


de 0,5 a 2 Kg con la mano hacia arriba.
yy Lentamente llevar la muñeca hacia la flexión 10 veces.
Cambiar de mano.
yy Realizar la serie completa de 8 a 10 veces.

Evitar la desviación lateral de muñeca durante el


desarrollo del ejercicio.

Fortalecimiento de la musculatura extensora del antebrazo

yy Al igual que en el ejercicio anterior apoyar el


antebrazo sobre un cojín y sujetar el peso con la
mano hacia abajo.
yy Lentamente llevar la muñeca hacia la extensión 10
veces. Cambiar de mano.
yy Realizar la serie completa de 8 a 10 veces.

Igualmente, evitar la desviación lateral de muñeca.

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Como ya hemos visto, tú tienes un papel muy importante en la prevención de las lesiones por microtraumatismo
repetitivo.

Adquiere hábitos de trabajo seguros al iniciar una nueva tarea, observa a tus compañeros más experimentados
y aprende de ellos; sigue las instrucciones de los procedimientos de trabajo establecidos y, si crees que se
pueden mejorar comunícalo: será bueno para ti y para tus compañeros.

Mantén en buen estado tu puesto de trabajo. El orden y la limpieza son elementos básicos de la prevención.
Regula convenientemente tu mobiliario de trabajo para conseguir una buena postura, y ordena los elementos
y materiales sobre la mesa para que puedas trabajar de una manera fácil y cómoda. Todos los equipos de
trabajo, especialmente las herramientas, pueden ser mejorados.

Observa cómo trabajas, qué gestos realizas y decide sin son correctos o deben ser modificados. Recuerda: tú
eres quien mejor conoce la tarea.

Practica los ejercicios de estiramiento y refuerzo muscular regularmente y no olvides que las actividades extralaborales
también cuentan. Y, si a pesar de todo identificas los síntomas que caracterizan a este tipo de lesiones, informa a
tu superior y visita al personal médico.

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