Vous êtes sur la page 1sur 8

1. ¿Por qué es importante la actividad creadora del niño?

Cabe destacar, en primer lugar, que todo lo que los niños hacen y todo a lo que están
sometidos, tienen una influencia en ellos. Es por eso que a la hora de realizar algún dibujo,
piensa, en primer lugar la experiencia que habrá de pintar y sólo incluirá aquellas cosas que
tengan importancia para ellos, con las que ha establecido relaciones más o menos sensibles.
Es a través de la pintura que expresarán sus preferencias y las cosas que le desagradan, sus
relaciones emocionales con su propio mundo y con el mundo que lo rodea. Combinando así
dos factores muy importantes: su conocimiento de las cosas y su propia individualidad.
Gracias a este medio puede decir muchas cosas que no podría decir de otro modo.

Uno de los atributos más importantes de cualquier actividad creadora es que nos
volvemos más sensibles y comprensivos de las cosas que hacemos o manejamos. Por eso, si
un niño piensa y se expresa sobre el medio que la rodea de una manera más sensible es
porque ha aprendido a hacer una de las cosas que más necesitamos en el mundo actual: la
de ser más sensible a las necesidades de los demás. Este es uno de los más importantes
requisitos de una actitud de convivencia.

Más allá de esto, a medida que el niño va experimentando con los materiales,
ensayando y corrigiendo, va aprendiendo por la experiencia. El descubrir y explorar lo que
se puede hacer con los diferentes materiales utilizados en la creación artística, “aprender su
comportamiento”, se constituye también en una de las beneficiosas tendencias que el niño
desenvuelve mediante la actividad creadora.

¿Y por qué es tan importante que ellos consigan crear algo? La razón es que tienen
derecho de ser felices y a desarrollar sus pensamientos y sentimientos respecto de sí
mismos y de todo lo que les rodea. Deben gozar libre e independientemente con el
descubrimiento y la exploración del mundo circundante.

Para los niños el arte puede ser una válvula reguladora entre su intelecto y sus
emociones.

2. ¿De qué modo se puede interferir en el arte del niño?


La mayoría de los niños se expresan libremente y en forma original cuando la
interferencia de los adultos no los inhibe. Y si sucede, estas interferencias tienen origen en
la falta de comprensión de las necesidades reales de los niños. Estas cambian a medida que
ellos crecen. No siempre es fácil ponernos en el lugar del niño puesto que hacerlo supone
que conozcamos los pensamientos, sentimientos y percepciones que tienen.

Si un padre interviene en la actividad de garabateo de su hijo de tres años,


pidiéndole que dibuje una manzana, éste no entenderá realmente lo que debe hacer porque
un niño de esa edad no piensa en términos de dibujos. Para un niño, una manzana es algo
que se come, que se huele o se tiene con las manos. No es algo para dibujarlo. Sin embargo,
su curiosidad despierta con esta interferencia y pedirá al padre que lo haga él. Cuando el
padre lo dibuja, el niño dejará de garabatear e intentará copiar el dibujo de la manzana.

Al proceder de este modo, se ha interferido con las necesidades que siente el niño
para expresarse y además se le ha evitado descubrir por su cuenta la relación que existe
entre el movimiento de su brazo y los garabatos que traza sobre el papel. La coordinación
del movimiento y el efecto del mismo es de mayor importancia para su desenvolvimiento
futuro. De esta coordinación de uno de sus sentidos más importantes depende su habilidad
de moverse, desarrollar la destreza manual y, además, su lenguaje.

También hemos interferido en el descubrimiento independiente realizado por el


niño, malogrando la confianza en sí mismo que tales acciones independientes pudieron
proporcionarle. La confianza en sí mismo que nace del hecho de que él puede controlar la
línea que traza, es una experiencia importante. No tenemos derecho a privarle de ella, pues
es algo que puede dañar su propia confianza en la realización de otras acciones.

También hemos interrumpido su acercamiento experimental y flexible hacia el


garabateo. Lo hemos encaminado a efectuar repeticiones rígidas, impidiéndole así que halle
por sí mismo situaciones nuevas a las que tendría que adaptarse constantemente.

3. Libros para colorear


Los libros para colorear son los medios más comunes con los que tratamos de
satisfacer las necesidades artísticas de los niños. Sin embargo, estos tienen un efecto
devastador sobre los niños y su arte ya que en estos libros no tienen lugar para expresar sus
propias ansiedades. Ni siquiera queda la forma de manifestar diferencias individuales. Al
mismo tiempo, se da cuenta que él jamás podrá dibujar otro que se le parezca y cuando
deba realizarlo por su cuenta dirá: “Yo no puedo dibujar”, demostrando así las dificultades
a la hora de disfrutar de su libertad de crear. De este modo, pierden su capacidad creadora y
su independencia de expresión, que se convierte en rígida y dependiente de modelos.

Esta clase de libros impiden que los niños consigan alivio emocional, porque no le
dan oportunidad de expresar sus propias experiencias, con lo que daría salida a sus
emociones; no favorecen ni siquiera la destreza o disciplina porque el deseo del niño por
perfeccionar nace de su propio deseo de expresarse y, finalmente, esos libros condicionan a
los niños a conceptos de los adultos, conceptos que no pueden producir por sí mismo, por
lo que frustran sus ambiciones de creación.

4. ¿Conviene que se ayude al niño en su arte?


Cuando un niño se siente incapaz de dibujar algo, pedirá ayuda a un adulto y éste se
lo dibujará. Pero esto es sólo una forma temporal de ayuda dado que los niños querrán que
los “ayuden” otra vez. Incluso si se colabora en una pequeña parte porque ese dibujo hecho
por un adulto servirá como un modelo que los pequeños serán incapaces de seguir y
mantener en el resto del trabajo. Y esa discrepancia de niveles no hace sino crear una falta
de confianza en sí mismos, actitud que se manifiesta en la frase: “yo no puedo dibujar”.

Si por otro lado, ayudamos como adultos a hacer más sensible su propia
experiencia, entonces, tal ayuda será una motivación para su expresión artística. Debemos
motivarlos mediante preguntas.

Por ejemplo, si una niña no sabe dibujarse a sí misma juntando flores y pide ayuda a
un adulto, debemos preguntar: ¿Permanecemos de pie al juntar flores? ¿Cómo está tu
brazo? ¿Qué flores juntás? De esa forma, ayudaremos a que la niña adquiera consciencia de
muchas cosas que no se le había ocurrido antes.

5. ¿Conviene corregir las desproporciones?


Los niños utilizan generalmente proporciones que a los niños nos parecen
“equivocadas”.

Cuando los adultos decimos que algo está desproporcionado es porque damos por
definitivo que la apariencia visual, la manera como las cosas nos parecen, es el factor más
importante. Sin embargo, sabemos que a menudo nuestras relaciones emocionales con las
cosas son mucho más importantes que su apariencia. Frecuentemente los niños no
distinguen entre las relaciones visuales y las emocionales. Las proporciones que utilizan
indican el valor que las cosas tienen para ellos en vez de las relaciones visuales de su
apariencia.

Las proporciones cambian en su totalidad o parcialmente en los dibujos de los niños


de acuerdo con su importancia. Si las corregimos interferimos con la emoción afectiva que
ellos sienten por las cosas que exageran.

¿Jamás debemos corregir las proporciones? Mientras que los niños estés satisfechos
con su propia expresión no debemos interferir en su trabajo porque sólo lograríamos
inhibirlos. Sin embargo, si descubren por sí mismos las relaciones de tamaño respecto a lo
que dibujan, preguntarán y la respuesta que se dará debe ayudar a hacerlos más sensibles en
sus experiencias relacionadas con el tema. Por ejemplo: ¿Crees que la niña de tu dibujo
podrá pasar por la puerta y que si estuviera dentro de la casa podría mirar por la ventana?
Este tipo de preguntas harán que los niños se coloquen inmediatamente en el lugar de, en
este caso, la niña del dibujo y establezcan una relación vívida y experimentada.

6. ¿Conviene elogiar siempre los trabajos artísticos del niño?


Será un gran error pensar que todo lo que el niño haga debe ser elogiado. No hay
razón para elogiar sus trabajos de arte a no ser que no lo merezca. El elogio desmedido
puede anular el valor del mismo. Si un niño sabe que no se concentró lo suficiente y su
trabajo tiene poco valor para ella, elogiarlo sólo serviría para destruir la confianza que éste
tiene del adulto. Lo adecuado es no elogiar nunca a menos que la obra realizada sea de un
mérito evidente.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que tanto el estímulo como el elogio deben
variar de un niño a otro. Si se trata de uno que ha estado inhibido durante mucho tiempo y
que no quiere dibujar, habrá que elogiarlo a la mera prueba de que vincula su experiencia a
sus manifestaciones artísticas.

7. ¿Conviene criticarlas manifestaciones artísticas del niño?


La crítica indebida es más perjudicial que el elogio inmerecido. Como nuestras
críticas se basan generalmente en nuestro gusto de adultos, pueden no adecuarse a las
necesidades infantiles. Esto no significa que deba suprimirse toda crítica sino que cuando
ésta se realiza debe ser en el momento oportuno y debe ayudar al niño a encontrarse a sí
mismo en el intento de realizarse artísticamente. Si el niño afirma, por ejemplo, haber
dibujado una hamaca pero ésta no aparece en sus pinturas se le puede preguntar: “Me
dijiste que habías dibujado una hamaca, ¿dónde está? ¿podés mostrármelo?

Está de más decir que NUNCA deberá criticarse la manera en cómo el niño ha
pintado o dibujado. Todo niño debe tener la libertad de expresarse según su propio estilo.
Además, sería un gran error y causaría un profundo daño en su confianza criticar su manera
de expresarse artísticamente. No podemos decir: “Esa no parece una hamaca real” porque
cada uno expresa su intento de arte a su propio nivel de desarrollo, el que no puede ser
cambiado o “corregido” mediante una crítica superficial.

Otro factor importante es que hay que evitar la crítica una vez que el trabajo esté
terminado. La crítica más constructiva es la ayuda que pueda hacerse durante el proceso de
trabajo. Poner demasiado interés en el resultado final puede destacar su importancia más
allá de su verdadero significado porque la finalidad de la expresión artística infantil no está
destinada a producir artistas sino la de servir al niño como medio importante que lo ayuda a
crecer, sin tener en cuenta que nosotros consideremos el resultado de su actividad
“hermoso” o “feo”.

8. ¿Los trabajos artísticos del niño deben ser agradables?


Lo que resulta “agradable” para los adultos no es igual para los niños.

Un niño manifiesta en sus intentos artísticos su mundo mediante sus propios


medios. Así cada uno es diferente. Un niño que esté muy preocupado por la organización
de su dibujo, es decir, por la ubicación en el papel de todos los objetos, relacionándolos
entre sí, será diferente a otro que pinta espontáneamente todo lo que se le ocurre sin tener
en cuenta para nada la “adecuada” ubicación de los elementos. No se puede decir cuál de
los dos niños es mejor porque son diferentes y eso es maravilloso.

Puede ser que la pintura “bien organizada” parezca mejor a los adultos pero al dar
demasiada importancia a este factor, pero le estarían negando al otro niño el derecho a una
expresión más espontánea.

9. ¿Conviene colgar los trabajos del niño en las paredes?


Al igual que todo artista, el niño expresa en su arte sus relaciones con su propia
experiencia. Sin embargo, mientras la atención del artista se centra en el producto final de
sus esfuerzos, la atención del niño se focaliza en el proceso mismo de pintar, en la
experiencia que realiza mientras trabaja.

Al colgar en una pared un trabajo puede ser que desviemos su atención de la


experiencia hacia el producto final, volviéndolo una crítica respecto a sus pinturas porque
demostraríamos nuestra preferencia por encima de otras. Los niños querrán copiar el mismo
estilo en un intento de agradar a los adultos y esto impedirá que experimenten con
flexibilidad y muy pronto se encontrarán fijos en un estilo creado por aquel molde.

Pero si se cuelgan en las paredes diversos trabajos de un niño no se indica una


determinada forma que exprese su preferencia.

10. ¿Cómo podemos fomentar la actividad artística del niño?


Fomentar la libre expresión artística es lo mismo que dar al niño una niñez feliz y
libre. Lo básico de toda expresión de arte es la experiencia subyacente. Darles impulso es
una de las tareas más importantes en la crianza y educación de un niño. De parte de los
padres debe haber dos cosas: 1) La capacidad de comprender o percibir las necesidades del
niño; 2) el desarrollo de cierta sensibilidad hacia las cosas que nos rodean. Las necesidades
del niño cambian según su edad y desarrollo. Un niño de tres años tiene necesidades
distintas a uno de diez. Pero también dos niños de diez años pueden tener desarrollos
distintos y necesidades diferentes.

Toda experiencia artística se percibe primeramente a través de los sentidos: de ahí


que la sensibilidad con que ayudamos a los niños a desarrollarse, desde la primera infancia,
para las cosas que ven, tocan, oyen o sienten con sus propios cuerpos, tiene la mayor
importancia. Todo cuanto pueda hacerse para estimular a los niños en el uso sensible de sus
ojos, oídos, dedos y el cuerpo entero, servirá para enriquecer el caudal de su experiencia y
le ayudará a su expresión artística.

11.La motivación correcta del trabajo creador del niño.


Observamos que una cosa es lo que el niño ve y otra lo que expresa mediante su
creación artística. Un niño de cinco puede representar a un hombre nada más que trazando
su cabeza y añadiéndole los pies. Eso no significa que ese niño no sepa que en el hombre
hay mucho más de lo que ha dibujado. Pero en su trabajo artístico pinta solamente lo que
para él es importante en el momento de hacerlo. De ahí que una buena motivación consiste
en sensibilizar algunas de las relaciones que previamente existían en forma pasiva o no eran
utilizadas.

Otro acontecimiento recurrente es la carencia del sentido de la profundidad o la


distancia en algunos niños en lo que dibujan. Esto se debe a que ni la distancia ni la
profundidad tienen importancia para ellos o no han entrado en los límites de su experiencia.
Y no podemos imponer este conocimiento en los niños mostrándoles un amplio panorama y
preguntándoles si ven lo lejanas que están las montañas porque sólo serán sensibles al tipo
de motivación que entre en su nivel de desarrollo.

Una buena motivación debe dejar al niño expresarse como desee hacerlo. No cabe
duda que la mejor motivación que el niño puede tener en su hogar es una atmósfera en la
que se sienta seguro y querido, donde las relaciones sensitivas con los objetos y el medio
sean estimuladas en todo momento y no sólo cuando deba usarse para la expresión artística
puesto que la vida y el arte no pueden separarse.

12.¿Qué se puede hacer cuando el niño dice: “no puedo


dibujar”?
Frecuentemente nos inclinamos a creer que el “no puedo dibujar” puede indicar
falta de habilidad o capacidad para representar “adecuadamente” las cosas. Si un niño no
puede expresarse es porque algo ha interferido en su confianza en sí mismo.

Lo más conocido es la interferencia de los adultos, expresada por una crítica


equivocada. Por ejemplo se le dice al niño que su dibujo no parece real y se le mostró
“cómo debía dibujar las cosas”. Y como el niño no puede cumplir con lo que se le exige se
refugia en la actitud de no comprometerse a nada diciendo: “no puedo dibujar”. Otra es que
el niño no tenga la destreza para acordarse de particularidades de los objetos que quiere
representar, logrando a veces no recordar absolutamente nada de ellos. Otra es que los
niños se han acostumbrado o habituado a las técnicas de copia o contorneo siguiendo
patrones, y cuando éstos no tienen donde apoyarse se sienten incapaces de crear libremente
algo.

Nunca debemos quedar conformes cuando un niño diga “no puedo dibujar” ya que
revela que el niño no tiene experiencias para sacar material a su creación. Nos
corresponderá proporcionárselas o estimularlas en él.
Y en cambio, cuanto menor sea la confianza que el niño tenga en su capacidad de
expresión, mayor será la necesidad de apoyarlo desde fuera para que pueda establecer
relaciones sensoriales, y así sabrá lo que desea pintar y hasta recordará paso a paso.

También requiere asistencia para acordarse de numerosos detalles y en su capacidad


imaginativa. Desde aquí nuestra respuesta no tiene que referirse al dibujo del niño sino a su
experiencia. Ya que el recordarle punto por punto los datos mejorará la imaginación infantil
ayudándole a expresarse artísticamente, así podrá establecer relaciones sensibles con sus
propias necesidades y las ajenas.

La motivación artística no es necesaria ya que el uso de todos los sentidos es


diariamente estimulado en él como hecho de rutina. La expresión artística de los niños nace
naturalmente por contacto directo con la vida doméstica.

13.¿Qué materiales hay que comprar?


La abundancia de materiales puestos a disposición del niño pueden desviarlo o
distraerlo desde el punto de vista de la habilidad creadora, pero, a su vez, es necesario que
el pequeño cuente con la clase de materiales que permitan estimular su creación artística.
Por lo tanto, si el niño tiene dificultades para expresarse porque dispone de pocos medios
para hacerlo, tendrá una gran desventaja en su libertad de expresión al no contar con los
materiales adecuados que necesita. Hay diferentes clases de materiales artísticos que el niño
puede manejar y apreciar mejor durante las diferentes etapas de su desarrollo.

Lápices: es conveniente elegir los más gruesos, ya que el niño puede empuñarlos
mejor y además se quiebran con menos facilidad. Son muchos los niños que en las escuelas
han aprendido a ser “cuidadosos” con sus útiles y en ellos se desarrollan los sentimientos de
ansiedad cuando sus pinturitas se quiebran en sus manos. Los niños, sin temor a que el
lápiz se les quiebre en las manos, pueden hacer sobre él toda la presión que quieran. A la
hora de utilizar trozos de lápices, el niño puede sentirse estimulado experimentar diferentes
usos de los mismos. Tampoco hay necesidad de comprar cajas con gran variedad de
colores. Por el contrario, cuanto mayor sea el número de los colores que el niño tenga para
dibujar tanto menor uso hará de su imaginación creadora para producir nuevas
combinaciones que resulten de la mezcla de unos pocos colores distintos.

El papel: cuando se compre papel para dibujar con pinturitas o lápices, el más
adecuado es el común de diarios (sin imprimir). Si no se tiene en el lugar donde se vive, se
lo puede solicitar al proveedor de periódicos del lugar. Es importante tener en cuenta que
las hojas pequeñas y en poca cantidad, restringiría la actividad del niño. Cuanto mayor sea
la sensibilidad que lleva a los niños hacia la expresión artística, mayor será el tiempo en
que sigan trabajando en una misma hoja. A la inversa, cuanto menos se concentren en lo
que hacen, mayor será el número de hojas que cambien.
Pero si forzamos a los niños a que sigan trabajando en un mismo intento, podríamos
hacer que pierdan el placer y el interés por la actividad creadora.

La pintura de carteles: otro material importante del que debe disponer el niño es el
adecuado para pintar carteles. Esa pintura se consigue en forma de polvo o de témpera. Es
aconsejable dar al niño, en los primeros tiempos, pinturas más espesas para evitar que se
corran en el papel, es decir, las pinturas en polvo. Esta son preferibles para los más
pequeños, mientras que las liquidas son más adecuadas para los más grandes.
Acostumbrarse a disponer los colores siempre en el mismo orden facilitará las mezclas. No
hace falta realizar ninguna demostración de “cómo se usan las pinturas” delante del niño: él
debe encontrar por sí mismo lo que debe hacer.

Los pinceles con los que se cuenten deben ser de buena calidad y tengan mangos
largos.

Pinturas de acuarela: nunca deben ser ni muy secas ni muy duras. Algunas
acuarelas tienen formas de pastillas en forma oval. Los niños suelen preferirlas porque con
ellas no deben ir a buscar el color en los ángulos como en el caso de las cuadradas, y
además con estas pueden realizar movimientos circulares con los pinceles.

Papel para pintar con acuarela: debe usarse papel de textura firme y no muy
absorbente. Si el papel es demasiado absorbente, la fusión y la fluidez, las características de
la acuarela, no pueden ser experimentadas con la misma facilidad que cuando la pintura no
atraviesa el papel.

La arcilla o la plastilina: muchas son las ideas que pueden expresarse mejor con
arcilla que con pintura. La arcilla sigue siendo poco popular como material de uso para la
expresión artística infantil. Los niños a los que se les dé este tipo de material no deben
sentirse limitados en su uso cuando modelan, pero en el momento en que no tengan la
cantidad suficiente de arcilla tendrán que reducir el tamaño de sus trabajos. Debe
disponerse por lo menos de una bolsita de unos dos kilos y medio de arcilla.´

Otros materiales: siempre será útil tener a mano un par de tijeras. También será
estimulante en muchas ocasiones disponer de una cantidad de papeles de colores para armar
construcciones. Una caja en que se guarden materiales de desecho puede ser un agregado
necesario para la actividad creadora casera; allí pueden conservarse toda clase de piezas.

Vous aimerez peut-être aussi