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Bioarqueología histórica:

Metabolismo óseo y condiciones de


vida en Bogotá, ocaso del siglo XIX y
albores del siglo XX

José David Bustos Quintero

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas
Departamento de Antropología
Bogotá, Colombia
2017
Bioarqueología histórica:
Metabolismo óseo y condiciones de
vida en Bogotá, ocaso del siglo XIX y
albores del siglo XX

José David Bustos Quintero

Monografía presentada como requisito parcial para optar al título de:


Antropólogo

Directora:
MSc, Ph.D. Claudia Mercedes Rojas-Sepúlveda

Línea de Investigación en Antropología Biológica


Grupo de Investigación en Antropología Biológica (GIAB)

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas
Departamento de Antropología
Bogotá, Colombia
2017
Cada generación impulsa su arado sobre los
huesos de los muertos.
-Camille Paglia
Agradecimientos
En primera instancia debo agradecer a mi padre José Oliverio, a mi madre Ayda
Luz y a mis hermanos Angie y Sebastián. Son ellos quienes, en su forma particular
cada uno, han aportado a mi crecimiento en valores. A Andrea, cuya incondicional
y amorosa compañía y apoyo más de una vez fue la motivación para seguir
adelante, a ti gracias por siempre estar para apoyarme aun cuando tus
compromisos te superaban.

Mención muy especial merecen la doctora Claudia Mercedes Rojas Sepúlveda,


directora de este trabajo y quien desde hace un tiempo ha guiado con total
compromiso e interés todo mi proceso en el descubrimiento de la Antropología
Biológica. Al doctor José Vicente Rodríguez Cuenca, ilustre constructor de la
Antropología Biológica colombiana y con quien di mis primeros pasos en estos
andares que hoy se materializan en este trabajo investigativo.

Son muchas las personas a quienes debo agradecer las palabras de aliento, las
interesantes charlas, las desinteresadas colaboraciones y los oportunos
comentarios y si pusiera sus nombres nunca terminaría la lista, a ellos, a mis
amigos también dedico estas letras. De manera grata a Alejandro, quien en
incontables oportunidades supo tener la paciencia necesaria para compartir sus
amplios conocimientos en materia osteológica.

A los colegas con quienes tuve la oportunidad de trabajar durante nuestros


compromisos con el proyecto de Análisis bioarqueológico del Globo B en el
Cementerio Central, a todos ellos un fraternal saludo de agradecimiento por todo
el aprendizaje brindado. En especial debo mencionar a Douglas, Germán, Diego y
VIII

Laura con quienes los lazos se han estrechado y eso nos ha brindado la
oportunidad de construir conocimientos juntos.

Al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) y la Junta Administradora Local


(JAL) de la localidad de Los Mártires en Bogotá, entidades que permitieron el uso
de los espacios donde se desarrolló la presente investigación.

A la División de Investigación y Extensión de la Sede Bogotá (DIEB) de la


Universidad Nacional, que financió los costos derivados de esta investigación en
particular, y de la investigación “Análisis bioarqueológico de las Condiciones de
vida de la muestra inhumada en el globo B del Cementerio central, Bogotá”, en
general, de la cual el presente proyecto de investigación forma parte, permitiendo
además su difusión en congresos nacionales e internacionales de Antropología
física y Arqueología.
IX

Resumen
Esta investigación busca contribuir al conocimiento de una parte de la población
bogotana de finales del siglo XIX y principios del XX, a través del estudio de las
enfermedades metabólicas en una muestra de la colección ósea exhumada del
Globo B, del Cementerio Central de Bogotá. Según trabajos previos, la muestra
está constituida por algunos de los pobladores de más bajos recursos de la ciudad,
en consecuencia, los más afectados por las dificultades de vivir en una urbe que
empezaba a crecer. La hipótesis de trabajo era que se encontraría una alta
proporción de individuos con signos de enfermedades metabólicas. Para
verificarla, se acudió a los métodos de análisis bioantropológico para la
observación y registro sistemático de indicadores óseos y dentales relacionados
con las enfermedades metabólicas. Siguiendo la bioarqueología histórica, se
consultaron fuentes documentales que describen las condiciones de vida de los
bogotanos, como fuentes de archivo, novelas costumbristas y producción
académica histórica.
Los marcadores exponen una heterogénea prevalencia de condiciones óseas
relacionadas con enfermedades metabólicas (cribra orbitalia 10,71%, hiperostosis
porótica 10,42%, osteopenia 18,52%, hipoplasia 24,44%, caries 67,44%,
enfermedad periodontal 13,64% y resorción alveolar 61,36%). Además, es de
observar la interesante distribución de estos marcadores, que afecta a ambos
sexos en los adultos, y sobre todo a la cohorte correspondiente al adulto medio.

Palabras clave: Bioarqueología histórica; paleopatología; Colombia; Cementerio


Central; marcadores óseos de estrés; nutrición.
X

Abstract
This research aims to contribute to the knowledge of a part of the Bogota’s
population during the late nineteenth and early twentieth centuries, through the
study of metabolic diseases in a sample of the exhumed bone collection of Globo
B, from the Central Cemetery of Bogotá. According to previous works, the sample
is composed by some of the lowest-income residents of the city, consequently,
those most affected by the difficulties of living in a city that was just beginning to
grow. The working hypothesis was that a high proportion of individuals with signs
of metabolic diseases would be found. To verify this, bioanthropological analysis
methods were used to observe and systematically record bone and dental
indicators related to metabolic diseases. Following historical bioarchaeology,
documentary sources that describe the living conditions of the people of Bogotá, as
archival sources, novels and historical academic production were consulted.
The markers show a heterogeneous prevalence of bone conditions related to
metabolic diseases (cribra orbitalia 10.71%, porotic hyperostosis 10.42%,
osteopenia 18.52%, hypoplasia 24.44%, caries 67.44%, periodontal disease
13.64%, and alveolar resorption 61.36%). In addition, it is to observe the interesting
distribution of these markers, which affects both sexes in adults, especially the
cohort of the middle adult.

Keywords: Historical bioarchaeology; paleopathology; Central Cemetery;


Colombia; bone stress markers; nutrition.
XI

Contenido
Pág.
Resumen .............................................................................................................. IX
Lista de Figuras ................................................................................................. XIII
Lista de Gráficas .............................................................................................. XIV
Lista de Imágenes ............................................................................................. XV
Lista de tablas .................................................................................................. XVI
Introducción.......................................................................................................... 1
1. Antecedentes ................................................................................................. 5
2. Contexto histórico ....................................................................................... 14
2.1 El clima bogotano ................................................................................ 14
2.2 Bogotá en crisis ................................................................................... 15
2.3 Una transición demográfica ................................................................. 17
2.4 Servicios públicos precarios................................................................. 22
3. Marco teórico ............................................................................................... 27
4. Metodología.................................................................................................. 34
4.1 Descripción del material óseo de la colección Cementerio Central ..... 35
4.2 Análisis osteológico ............................................................................. 37
4.2.1 Determinación de sexo y estimación de edad ............................ 37
4.2.2 Registro del análisis osteológico ................................................ 38
4.2.3 Anomalías relacionadas con las enfermedades metabólicas ..... 43
4.2.4 Base de datos ............................................................................ 45
4.2.5 Análisis de datos ........................................................................ 46
4.3 Fuentes documentales ......................................................................... 48
5. Resultados ................................................................................................... 50
5.1 Caracterización de la muestra ............................................................. 50
5.2 Marcadores óseos por sexo y edad ..................................................... 52
5.2.1 Cribra orbitalia ............................................................................ 52
5.2.2 Hiperostosis porótica .................................................................. 53
5.2.3 Osteopenia ................................................................................. 55
XII

5.2.4 Hipoplasia del esmalte ............................................................... 57


5.2.5 Caries......................................................................................... 59
5.2.6 Enfermedad periodontal ............................................................. 61
5.2.7 Resorción alveolar ..................................................................... 62
5.3 Prevalencia de los marcadores ............................................................ 64
5.4 Correlación de Spearman .................................................................... 64
5.5 Fuentes documentales......................................................................... 65
5.6 Datos arqueológicos ............................................................................ 71
6. Discusión ..................................................................................................... 73
6.1 La muestra ........................................................................................... 74
6.2 Los marcadores ................................................................................... 76
6.2.1 Cribra orbitalia e hiperostosis porótica ....................................... 76
6.2.2 Osteopenia................................................................................. 79
6.2.3 Hipoplasia del esmalte ............................................................... 79
6.2.4 Caries......................................................................................... 80
6.2.5 Enfermedad periodontal ............................................................. 81
6.2.6 Resorción alveolar ..................................................................... 82
6.3 Fuentes documentales......................................................................... 83
6.4 Comparación con otros estudios.......................................................... 86
6.4.1 Proyecto Spitalfields y Proyecto Cementerio Central ................. 86
6.4.2 Panamá en la Colonia y Bogotá en la República ....................... 88
6.4.3 Quito en la Colonia y Bogotá en la República ............................ 89
6.4.4 Bogotá en la Colonia y Bogotá en la República ......................... 91
6.4.5 Cementerio Grafton y Cementerio Central ................................. 92
7. Conclusiones y recomendaciones ............................................................. 94
7.1 Conclusiones ....................................................................................... 94
7.2 Recomendaciones ............................................................................... 96
A. Anexo: Ficha de registro bioarqueológico ................................................ 99
B. Anexo: Ficha de registro de base de datos ............................................. 102
103
C. Anexo: Individuos analizados en el estudio............................................ 104
D. Anexo: Correlación de Spearman ............................................................ 108
8. Bibliografía ................................................................................................. 111
XIII

Lista de Figuras
Pág.
Figura 4.1 Clasificación de hiperostosis porótica (Tomado de Steckel et al., 2006)
............................................................................................................................. 44
Figura 4.2 Clasificación de cribra orbitalia (Tomado de Steckel et al., 2006) ...... 44
Figura 4.3 Clasificación de Hipoplasia del esmalte (Tomado de Steckel et al.,
2006) .................................................................................................................... 45
Figura 6.1 Factores que influyen en la aparición de hiperostosis porótica y cribra
orbitalia. Adaptado de diagrama de flujo propuesto por Walker (2009)................ 78
XVI

Lista de Gráficas
Pág.
Gráfica 2.1 Exposición solar en Bogotá. Fuente: IDEAM .................................... 15
Gráfica 2.2 Temperatura de Bogotá. Fuente: IDEAM .......................................... 15
Gráfica 5.1 Distribución de la muestra por sexo .................................................. 51
Gráfica 5.2 Distribución de la muestra por cohortes de edad .............................. 51
XV

Lista de Imágenes
Imagen 5.1 Cráneo con hiperostosis porótica leve en Parietal derecho. Caso
EM014 .................................................................................................................. 54
Imagen 5.2 Cráneo con hiperostosis porótica leve en Parietal derecho. Caso
EM015 .................................................................................................................. 55
Imagen 5.3 Coxales con características osteopénicas. Caso EM004 ................. 57
Imagen 5.4 Coxal con porosidad. Característica osteopénica. Caso EM007 ...... 57
Imagen 5.5 Pieza dental de individuo Infantil II líneas de Hipoplasia. Caso EM071
............................................................................................................................. 58
Imagen 5.6 Pieza dental con deficiencias del esmalte. Caso EM071 .................. 59
Imagen 5.7 Caries en pieza dental. Caso EM006................................................ 60
Imagen 5.8 Enfermedad periodontal en mandíbula. Caso EM003 ...................... 61
Imagen 5.9 Individuo con resorción alveolar. Caso EM014 ................................. 63
Imagen 5.10 Acuarela Comisión corográfica. Fuente: Biblioteca Nacional .......... 66
XVI

Lista de tablas
Pág.
Tabla 5.1 Distribución de los casos por sexo y edad ........................................... 50
Tabla 5.2 Valores válidos y perdidos por marcador ............................................. 52
Tabla 5.3 Cribra orbitalia por sexo ....................................................................... 53
Tabla 5.4 Cribra orbitalia por edad ...................................................................... 53
Tabla 5.5 Hiperostosis porótica por sexo ............................................................. 54
Tabla 5.6 Hiperostosis porótica por edad ............................................................ 55
Tabla 5.7 Osteopenia por sexo ............................................................................ 56
Tabla 5.8 Osteopenia por edad ........................................................................... 56
Tabla 5.9 Hipoplasia del esmalte por sexo .......................................................... 58
Tabla 5.10 Hipoplasia del esmalte por edad ........................................................ 59
Tabla 5.11 Caries por sexo .................................................................................. 60
Tabla 5.12 Caries por edad ................................................................................. 61
Tabla 5.13 Enfermedad periodontal por sexo ...................................................... 62
Tabla 5.14 Enfermedad periodontal por edad...................................................... 62
Tabla 5.15 Resorción alveolar por sexo............................................................... 63
Tabla 5.16 Resorción alveolar por edad .............................................................. 63
Tabla 5.17 Valores de prevalencia....................................................................... 64
Introducción
La colección ósea constituida por los restos exhumados del Globo B, en el
Cementerio Central ofrece la posibilidad de investigar, siguiendo los parámetros
propuestos desde la Bioarqueología, cómo eran las condiciones de vida de las
personas que fueron allí inhumadas entre finales del siglo XIX y principios del siglo
XX (por ser el período que comprende los probables ciclos vitales de los individuos
inhumados y que hacen parte de la colección).

La mencionada colección, siguiendo los principios de la arqueología, se convierte


en un objeto de estudio que representa evidencia de la realidad de la población que
allí se inhumó. Pese a que puede ser susceptible de diversas interpretaciones, de
modo objetivo, se pretenden reconocer las condiciones en las que se desarrolló su
vida pues, como propone Megan Perry (2007), la biología humana puede reflejar la
adaptación de una comunidad a su ambiente, ya sea ecológico, político,
económico, etc. Siguiendo entonces la premisa de que un individuo no puede, de
ninguna manera, esconder las respuestas biológicas que su cuerpo tiene ante la
enfermedad o la malnutrición, en la presente investigación se propone realizar un
reconocimiento de los marcadores óseos que se presentan cuando el individuo que
es analizado sufrió problemas relacionados con enfermedades metabólicas,
entendidas por varios autores como las condiciones en las que se afectan procesos
de formación y remodelación ósea debido a deficiencias o excesos de uno o más
componentes de la dieta (Brickley y Ives 2008; Mays 2010). Existen más
definiciones entre las que se mencionan desórdenes en los cuáles existe una
reducción en la masa ósea debido a la producción inadecuada de osteoide o
mineralización o desosificación del hueso (White y Folkens 2005) e incluso, otra
menos específica que considera las enfermedades metabólicas como aquellas
2

enfermedades que intervienen en el desarrollo normal del metabolismo del


esqueleto (Waldron 2009).

Es importante, aclarar que no existe un consenso en torno a la definición del


conjunto de patologías que se incluyen bajo la categoría de “enfermedades
metabólicas”, incluso es de anotar que esta discusión se encuentra abierta y en
plena construcción. Se incluyen en esta investigación como enfermedades
metabólicas con expresión en el registro óseo: la anemia, el escorbuto, el
raquitismo y la osteomalacia.

Con lo anterior, se realiza un acercamiento a la realidad que vivieron las personas


cuyos restos hoy analizamos en torno a la disponibilidad de recursos, lo que
además podría contribuir a una caracterización más aproximada de la población
que hace parte de esta muestra y las condiciones en las que se desarrolló su vida
en Bogotá durante el período indicado. Es decir, el análisis de estos marcadores
propuestos permite profundizar en la resolución de preguntas relacionadas con las
condiciones de salud en relación a la disponibilidad de recursos alimenticios. Frente
a esta cuestión se han realizado ya trabajos previos (Rojas-Sepúlveda y Rodríguez
2017) que debido a la complejidad relacionada con el tamaño de la muestra han
arrojado resultados que no coinciden del todo con la documentación histórica, por
lo que en una nueva etapa se ha optado por desarrollar trabajos de análisis
sistemáticos (Blandón 2017; Castaño 2017; Castiblanco 2017) que buscan ahondar
en aquellos datos de interés que arrojaron los primeros estudios y cuyos resultados
podrían aportar a la discusión que aquí se propone.

El objetivo principal de esta investigación es determinar la existencia de


enfermedades metabólicas en una muestra de la colección ósea exhumada del
Globo B, en el Cementerio Central en Bogotá y que fue inhumada entre 1850 y
1950. Para esto, se mide la prevalencia de ciertos marcadores óseos de estrés que
caracterizan este tipo de enfermedades y se compara con los resultados obtenidos
en otros estudios, donde la muestra presentaba similares características a las
señaladas para la del Cementerio Central.
3

Además, es indispensable leer los resultados bioantropológicos que se obtienen, a


la luz de la información histórica y arqueológica disponibles, completando así un
panorama que permita aproximarse al conocimiento de la vida cotidiana que
enfrentaron estos individuos.

Las condiciones en las que transcurrió la vida de los habitantes de Bogotá durante
el período que abarca desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX han
sido objeto de mucha controversia pues se trató de un período de marcada
desigualdad, de constantes e importantes cambios sociales que muy
probablemente se reflejaron en la población bogotana (Bousingault 1985; Cordovéz
Moure 1985; Santana 1988; Zambrano Pantoja 2007). Por lo anterior, el presente
estudio se presenta como una oportunidad para aportar al conocimiento de las
condiciones de vida que transcurrían entre la población bogotana en el período
determinado.

Por otra parte, la Bioarqueología como disciplina tiene abierto el debate sobre la
investigación de enfermedades metabólicas presentes en el registro óseo (Snoddy,
Buckley, y Halcrow 2016; Brickley y Ives 2008; Klaus 2014) por lo que este trabajo
se enmarca en un campo de conocimiento abierto a la experimentación que permita
ahondar en el conocimiento de este tipo de condiciones. La información obtenida
se podrá usar para complementar los resultados obtenidos en proyectos anteriores
realizados con la misma colección como objeto de investigación (Rojas-Sepúlveda
y Rodríguez 2017; L. Martínez 2015)

El proceso de contextualización de la población que fue inhumada en el Globo B


del Cementerio Central arrojó como resultado el hecho de que probablemente estos
restos corresponden a un sector de la población que se caracterizaba por ser de
escasos recursos económicos y estar ubicados en una posición social vulnerable
(Gómez Mejía, Méndez, y Quintero 2010; Rojas-Sepúlveda y Rodríguez 2017). Las
investigaciones históricas y la literatura hablan de que este sector de la población
tenía unas difíciles condiciones de vida en muchos aspectos, particularmente los
relacionados con la higiene y salubridad, por lo que eran personas susceptibles de
sufrir muchas enfermedades, tal y como se presenta en el capítulo correspondiente
4

al contexto histórico de la población bogotana. Así entonces, teniendo en cuenta


que al parecer se trataba de personas pobres es lícito considerar que seguramente
existían deficiencias en su nutrición, así se comprende entonces que en la muestra
de la colección ósea exhumada el investigador se podría enfrentar a una alta
frecuencia de marcadores óseos que indiquen la presencia de enfermedades
metabólicas entre los individuos, relacionados estos marcadores con la deficiencia
o el exceso de uno o más componentes de la dieta.

El presente estudio es de carácter transversal, de tipo descriptivo. Lo anterior se


explica dado que la recolección de datos se da en un único momento a pesar de
que se complementen los datos obtenidos con la información proveniente de la
revisión de la literatura. La descripción de las frecuencias de los marcadores que
se observaron en el registro óseo proveyó la información suficiente para comprobar
o anular la hipótesis propuesta.
1. Antecedentes
La investigación sobre las enfermedades metabólicas ha adquirido una gran
importancia al momento de entender una gran variedad de aspectos de la vida en
el pasado. La información que produce ha aportado al conocimiento en varias
ramas de la Antropología, por ejemplo, ha permitido aproximarse mejor a los datos
relacionados con las estrategias de subsistencia, las condiciones de vida, las
condiciones ambientales, las prácticas sociales y culturales, así como también con
aquellos que tienen que ver con el impacto y los efectos del proceso de
envejecimiento (Brickley y Ives 2008). Sin embargo, la intención de desarrollar el
conocimiento de la salud humana en el pasado a través de la consideración de los
factores que participan en la expresión de las enfermedades metabólicas (2008,
72) no ha sido un tema que existiera desde los principios de la investigación del
registro óseo. Antes de los trabajos realizados en los años 60 la osteología y la
arqueología se encontraban en una fase muy descriptiva, fue entonces cuando se
empezó a redefinir el enfoque que se le daba a la investigación de la huella que
dejaron las enfermedades en los huesos de las poblaciones pasadas (İşcan 1989;
Cohen y Armelagos 1984; Ortner 2003; Ortner y Aufderheide 1991; Wells 1964).
Estos autores, entre muchos otros, empujados por las corrientes teóricas
denominadas “nueva arqueología” y “nueva antropología física” (Armelagos 2003,
28) incluyeron en sus investigaciones algo que no había sido tenido en cuenta: el
análisis de los marcadores óseos en el marco de una perspectiva biocultural, es
decir, el impacto que las condiciones sociales, políticas, económicas, etc. en las
que se desarrolló la vida de las poblaciones estudiadas, había tenido en el proceso
de las enfermedades cuyos marcadores ahora podían observar en el hueso e
6

identificar gracias a los muchos trabajos descriptivos que habían sido previamente
publicados.

Fue a partir del siglo XX cuando los investigadores comenzaron a entender la


variación como resultado de un proceso dinámico en el cual la biología y la cultura
interactúan para dar como resultado los marcadores observables en el registro
óseo, se desarrollaba así entonces, el previamente mencionado enfoque biocultural
de la investigación con restos humanos. Entre estos marcadores observables, se
rescatan entonces aquellos que resultan de una inadecuada nutrición, la cual es
esencial para la buena salud y el bienestar. No sería sino hasta finales del siglo XX
que la reconstrucción dietaria de las poblaciones pasadas, para conocer así el
estado de su nutrición, dejaría de hacerse basada únicamente en la presencia o
ausencia de restos animales o vegetales recuperados de los contextos
habitacionales de las poblaciones estudiadas (Larsen 2010, 381) y pasaría a usar
métodos basados en el estudio de isótopos estables, lo que permitiría un cambio
en torno a la investigación sobre nutrición desde el punto de vista arqueológico.
Esto es tenido en cuenta en la presente investigación, dado que el estrés derivado
de un pobre estado de salud, de una nutrición deficiente o de la interacción
sinérgica entre nutrición y enfermedad puede llegar a ser tan severo que las células
responsables de la formación o la remodelación dental y ósea pueden resultar muy
dañadas como se verá más adelante, arrojando como resultado la aparición de los
marcadores óseos y dentales que se presentan inespecíficamente en respuesta
del organismo a varias condiciones patológicas, entre ellas, las enfermedades
metabólicas.

Así entonces, la bioarqueología, como disciplina, ha adquirido una importancia


central pues se le ha reconocido su valor a la hora de entender que los restos
humanos de poblaciones pasadas se pueden observar como una ventana al
conocimiento de la organización social de aquellas sociedades de interés para el
investigador. Pero además, la disciplina ha sufrido una transformación, desde la
etapa descriptiva ceñida a la osteología hasta una en la que la inclusión del
contexto de subsistencia completo, los patrones de asentamiento, el tamaño y
7

crecimiento poblacional, y el contexto sociocultural han sido tenidos en cuenta para


moverse hacia una disciplina que se basa en la evaluación de hipótesis (Armelagos
2003, 30), lo que permite ahora, enmarcar las hipótesis en un contexto político y
económico, pasando de la mera descripción de las cualidades osteológicas del
material a un entendimiento mucho más integral, de esta manera, el objetivo es
evaluar los efectos que todas las constantes transformaciones sociales, políticas y
económicas tuvieron sobre la salud y la enfermedad de la población. Sin embargo,
el abordaje de las enfermedades metabólicas en la bioarqueología ha sido, en la
mayoría de ocasiones, como una pieza más de este acercamiento integral al
conocimiento de la salud general de las poblaciones por parte de los investigadores
(Armelagos 2003). Es importante resaltar que el conjunto de estas enfermedades
ha sido, en general, considerado dentro de un marco de análisis poco específico
del estado de salud de poblaciones antiguas, con una mera descripción de la
información obtenida a partir de los marcadores óseos de estrés que se tienen en
cuenta para el diagnóstico de este tipo de enfermedades, pero pocos son los
estudios específicos que ahonden en estos marcadores de manera sistemática
(Brickley y Ives 2008). Este tipo de abordaje de las enfermedades metabólicas fue
parte de los primeros trabajos paleopatológicos rigurosos llevados a cabo durante
el siglo XIX, pese a que existieron indicios que orientaban el estudio de estas y
otras varias condiciones en restos óseos (humanos y animales) mucho más
específicamente incluso con anterioridad (Ortner 2003; Campillo 1994; Pinhasi y
Mays 2008; Aufderheide, Rodriguez-Martin, y Langsjoen 1998; Ortner y
Aufderheide 1991; Waldron 2009). Es decir, la bioarqueología de las enfermedades
metabólicas, ha padecido hasta los últimos años de la falta de un verdadero estudio
a profundidad, en otras palabras, más particular, en todos los casos en los que las
colecciones óseas se prestan para determinar los marcadores de enfermedades
metabólicas en conjunto y analizarlos a la luz de las condiciones sociales de la
población.

A nivel mundial, el trabajo de Armelagos y Cohen en la publicación Paleopathology


at the origins of agriculture (1984) sentó las bases para que la arqueología se
8

interesara en los marcadores óseos que permiten el análisis paleopatológico; a


saber: defectos del esmalte, engrosamiento cortical en los huesos largos, cribra
orbitalia, hiperostosis porótica, reacciones periósticas en huesos largos, patología
oral, entre otros, sobre los cuales se profundizará más adelante. Estos primeros
trabajos dieron pie para realizar análisis comparativos y así tratar de determinar el
estado de salud de varias poblaciones a nivel global y a nivel regional. Dichos
trabajos de cobertura global, se concentran hoy en día en la búsqueda de patrones
universales que dibujen un panorama de la paleopatología en todo el globo a través
de la historia (Buikstra 2010).

A su vez, los trabajos más contemporáneos que específicamente versan sobre las
enfermedades metabólicas en contextos bioarqueológicos se han derivado del
paradigma de investigación que entiende al individuo como unidad de diagnóstico
pero que a la vez considera a la población como la unidad de análisis (Armelagos
2003). Es decir, esto implica que en el individuo se deban analizar los marcadores
de estrés en conjunto para poder observar su comportamiento a nivel poblacional
(Larsen y Walker 2010) y determinar así si existe algún tipo de respuesta del
sistema cultural, en general, a la aparición de estos marcadores de estrés
mencionados.

Como se discutirá más adelante, un diagnóstico acertado sobre el tipo de


enfermedad metabólica que afectaba el individuo en vida y cuyos marcadores se
ven ahora en el registro óseo es bastante complicado de realizar. Sin embargo, los
estudios que se han desarrollado dentro de la disciplina paleopatológica y que se
relacionan con este tipo de enfermedades han tratado de llegar a realizar este tipo
de diagnóstico (Albright y Reifenstein 1948; Snoddy, Buckley, y Halcrow 2016;
Walker et al. 2009; Wapler, Crubézy, y Schultz 2004; Liebe-Harkort 2012; Geber
2014; Guatelli-Steinberg, Buzhilova, y Trinkaus 2013), lo cual ha aumentado
considerablemente la literatura específica que trata sobre los marcadores óseos
relacionados con las enfermedades metabólicas, brindando datos valiosos que
permiten tener una perspectiva concreta en la investigación de estas patologías.
9

La información proveniente de las investigaciones paleopatológicas ha contribuido


enormemente al conocimiento de estas enfermedades en el pasado,
complementando, por ejemplo, la literatura ya existente que abarcaba los registros
sobre este tipo de patologías, de una manera un poco más diseminada, por
marcadores (Stuart-Macadam 1992; Keita y Boyce 2006; Wasterlain, Hillson, y
Cunha 2009; Walker et al. 2009; Han et al. 2010). Trabajos llevados a cabo en
cementerios históricos como Christchurch Spitalfields en Londres (Molleson 1993),
St. Thomas’ Anglican Church en Belleville, Ontario (Saunders et al. 2002), St.
Martin’s en Birmingham Inglaterra (Adams 2001) y Grafton, Ilinois en EE.UU
(Buikstra, O’Gorman, y Sutton 2000), han contribuido a refinar las técnicas para
establecer las condiciones de vida de las poblaciones analizadas e incluso para
que se pueda profundizar en la relación que existe entre el estatus socioeconómico
y la salud en las poblaciones pasadas que se analizan (Brickley y Ives 2008, 13),
encontrándose con que existían sectores de la población con menores
posibilidades de acceder a recursos alimenticios que permitieran a sus integrantes
tener una buena salud. Esta diferenciación social sería evidente en estos estudios
debido al manejo que se les daba a las inhumaciones en terrenos de las iglesias,
aquellas personas pertenecientes a clases sociales superiores eran enterradas
dentro o muy cerca del edificio de la iglesia, mientras que aquellos quienes no
poseían muchos recursos económicos y por ende su estatus era menor, eran
enterrados a las afueras, y al parecer, entre mayor distancia existía con la iglesia,
menor clase social tenía el individuo. Brickley y Ives en su estudio en el cementerio
de St. Martin (2008, 54), por ejemplo, contribuyeron al conocimiento sobre el
escorbuto pues se había sugerido previamente que la falta de registros de
escorbuto en niños entre 1650 y 1850 se debía a un declive en la prevalencia de
esta condición en este período, pero estos investigadores encontraron que los
restos óseos daban indicios sobre lo contrario, desestimando de esta manera la
hipótesis que explicaba la falta de registros por un declive en la prevalencia de la
enfermedad e indicando que se trató más bien de un “subregistro” de las
condiciones.
10

Así entonces, a nivel global existe una buena cantidad de estudios que se han
llevado a cabo a partir de la primera descripción paleopatológica certera de estas
patologías, la cual fue realizada por Maat (1982), quien, entre balleneros
holandeses, analizando el registro óseo buscó y encontró enfermedades
metabólicas, principalmente escorbuto. Los estudios específicos que lo sucedieron
(Ortner et al. 2001; Giuffra et al. 2015; Mays, Brickley, y Ives 2006; Wapler,
Crubézy, y Schultz 2004; Walker et al. 2009; Tiesler et al. 2016), enfocados en
diferentes enfermedades, han sido de vital importancia para el desarrollo de las
técnicas de diagnóstico que hoy existen y que permiten llevar a cabo la presente
investigación.

En relación a estas enfermedades, las investigaciones conducidas por Ortner y sus


colaboradores, entre 1997 y 2001 (Ortner y Ericksen 1997; Ortner, Kimmerle, y Diez
1999; Ortner et al. 2001), han permitido ampliar el rango de marcadores óseos que
con ellas se relacionan, y así, se han beneficiado, metodológicamente, estudios
llevados a cabo en muchas regiones del mundo, tal como los que relacionan
Brickley y Ives en su libro donde anexan una tabla con todos los casos reportados
alrededor del globo para las diferentes enfermedades que analizan (2008, 72). En
Centro y Suramérica, las investigaciones no han sido muy abundantes, vale la pena
mencionar las llevadas a cabo por Saúl (1972) en Guatemala, la cual ha sido
reconocida por contener el primer diagnóstico posible de una de estas
enfermedades (escorbuto) en restos arqueológicos, y las realizadas por Ortner y
colaboradores (1999) en Perú, las cuales, fueron las primeras pesquisas que
reportaron casos de estas enfermedades haciendo uso del método macroscópico
de diagnóstico diferencial.

Con respecto a los trabajos realizados en el marco de la bioarqueología histórica a


nivel regional el análisis de las enfermedades metabólicas es reducido, la mayoría
de veces, algunos de sus marcadores son observados, pero insertándolos dentro
de los análisis bioarqueológicos generales. Se encuentran aquí estudios como el
realizado por Tiesler y colaboradores en La Isabela, primer asentamiento español
en América y donde se analizan los restos óseos de aquellos europeos que no
11

sobrevivieron al segundo viaje de Cristóbal Colón (2016). También se cuenta con


los importantes aportes realizados al conocimiento de las condiciones de salud y
enfermedad entre poblaciones pre y pos contacto en Panamá Viejo, sitio
arqueológico cuyas colecciones óseas fueron analizadas por Rojas-Sepúlveda,
Martín y Rivera (2011). Y finalmente, moviéndose hacia el sur, se encuentran los
trabajos realizados por Ubelaker en Ecuador, quien también trabajó con ambas
poblaciones pre (1981, 1992b, 1992a, 1997) y poscontacto (1994; 1999), siendo
estas últimas las de mayor interés para esta investigación por encontrarse como
antecedente en la bioarqueología histórica.

En Colombia, las enfermedades metabólicas en el registro óseo arqueológico se


han estudiado después de que fuesen inaugurados estos estudios por los trabajos
pioneros de Eliécer Silva Celis a mediados del siglo XX y de Gonzalo Correal hacia
finales de la pasada centuria, los cuales se interesaron en el análisis de la
paleopatología de diferentes grupos de cazadores recolectores en la sabana de
Bogotá (Rodríguez 2006, 35). Cabe aclarar que los datos que se tienen hasta el
momento, resultan, no de análisis específicos en el diagnóstico de enfermedades
metabólicas, sino parte de proyectos generales de análisis paleopatológico. Por
ejemplo, en Aguazuque (Soacha, Cundinamarca), Correal (1990) analizó 55
enterramientos, la mayoría de ellos adultos medios (21/55), encontrando entre ellos
un individuo de sexo masculino con hiperostosis porótica en la región parietal
izquierda. En otro individuo, se sugiere la presencia de Osteoporosis, dadas las
características osteopénicas de algunos de sus huesos largos. Finalmente, en
relación a la patología dental, Correal presenta datos relacionados con la pérdida
antemortem de piezas dentales, representada en resorción alveolar en 7 individuos
del total analizado (13,20%), señalando además, que se trata de un rasgo frecuente
en series antiguas precerámicamente de Colombia (Correal Urrego 1990, 229). En
esta serie también se presenta caries en 11 ejemplares (20,75%) de la muestra
estudiada, y el autor la relaciona con cambios producidos en la dieta en los inicios
del quinto milenio antes de Cristo, cambios que incluyeron un mayor consumo de
alimentos ricos en carbohidratos. Por último, también hay en este estudio datos
12

correspondientes a hipoplasia, en este caso se registraron características


hipoplásicas en 9 individuos (16,98%).

Posteriormente, trabajos realizados también en la región del altiplano


Cundiboyacense colombiano (Boada 1988), indagarían sobre las condiciones de
salud en las poblaciones antiguas cerámicas, tomando como marcadores los que
se relacionan en esta investigación con las enfermedades metabólicas para
determinar así la forma en la que el registro óseo se vio afectado por condiciones
relacionadas con el estrés y la nutrición. Las patologías que Boada encontró, luego
de un análisis preliminar de los restos óseos, en la población de Marín (Boyacá)
incluyeron hipoplasias del esmalte, adelgazamiento cortical del hueso, cribra
orbitalia y osteoporosis generalizada en distintas edades, lo cual le permitió hablar
del reflejo de una población sujeta a grandes traumas y esfuerzos físicos y no muy
bien nutrida (Boada 1988). Así entonces se abrirían los caminos para trabajos
realizados en varias regiones del país, aunque no todos tendientes a hacer análisis
específicos sobre las enfermedades metabólicas sí abordan el tema relacionando
las frecuencias con las que estas enfermedades pueden aparecer en las
poblaciones investigadas. Son los casos del Valle del Cauca (Rodríguez 2005;
Rodríguez y Blanco 2008), la Sabana de Bogotá (Rodríguez 2001) en donde José
Vicente Rodríguez ha realizado un trabajo de análisis bioantropológico con las
colecciones óseas que han sido exhumadas en el marco de los proyectos
realizados por el Laboratorio de Antropología Física de la Universidad Nacional, los
cuales han aproximado a la disciplina bioarqueológica en Colombia al conocimiento
de los perfiles paleoepidemiológicos de las poblaciones analizadas en los
diferentes sitios arqueológicos, que además, fueron compilados en la publicación
Las enfermedades en las condiciones de vida prehispánicas de Colombia
(Rodríguez 2006). En cuanto a trabajos específicos, cabe mencionar el realizado
por Juliana Gómez (2011), donde se comparan sistemáticamente algunos
marcadores óseos y dentales registrados en poblaciones del período precerámico
que habitaron en la Sabana de Bogotá. Este trabajo comparativo arrojó luces sobre
el significativo impacto que tuvieron los cambios en los patrones de subsistencia
entre diferentes grupos que habitaron la Sabana de Bogotá en diferentes períodos,
13

sobre las condiciones de vida, lo anterior expresado a través de los procesos de


adaptación biológica.

El anterior recorrido brinda un panorama de la investigación en la bioarqueología


de las enfermedades metabólicas, incluyendo los estudios históricos que tomaron
en cuenta los marcadores más sobresalientes para el análisis de este tipo de
patologías. Con ellos, se conoce el estado del arte en la investigación, las
problemáticas que existen, e incluso las discusiones que hoy en día se dan sobre
esta temática y a las que la presente investigación busca realizar un aporte. El
conocimiento sobre esta materia está aún germinando dado que, en los últimos
años, se han venido puliendo las metodologías de investigación de las que se
dispone para realizar este tipo de análisis. Así entonces, la tarea investigativa de la
bioarqueología histórica es aún muy desafiante para complementar la historia de
las poblaciones que vivieron en el pasado. Por lo tanto, una aproximación a las
condiciones de salud y enfermedad como la que se pretende en esta investigación
resulta muy pertinente a la hora de complementar la información histórica que se
posee sobre el período de análisis que se abarca. Es de anotar que en Colombia,
también existen otros trabajos que han indagado por las condiciones de vida de
poblaciones históricas, trabajos realizados en Iglesias y conventos como por
ejemplo en la Iglesia de La Candelaria en Bogotá (Rivera-Sandoval 2014) y en
Nuestra Señora de la Pobreza en Pereira (Cano y López 2008), así como también
se han realizado en cementerios como el Central en Bogotá (Gómez Mejía,
Méndez, y Quintero 2010; I. Martínez 2011) de cuya colección exhumada se deriva
la presente investigación y también otras anteriores que abarcan temas como el
dimorfismo sexual (Cortés 2015), patología oral (L. Martínez 2015; Castaño 2017),
patología general (Vesga 2015), análisis de trauma (Blandón 2017) y análisis de
estatura (Castiblanco 2017).
2. Contexto histórico

2.1 El clima bogotano


El clima es el conjunto de elementos atmosféricos y terrestres que en una región
determinada tienen acción sobre el hombre (Cuervo Márquez 1915). Está
compuesto por varios elementos, entre ellos la temperatura, la composición del
suelo, la luz, los vientos y las aguas. Por ende, el estudio del clima de una región
debe comprender aspectos tales como: su altura sobre el nivel del mar, la dirección
de los vientos y las aguas, y la exposición a la luz solar, de importancia considerable
en esta investigación pues de ella dependen la luz, los vientos que se reciben y la
acción sobre la temperatura (Cuervo Márquez 1915). Es de anotar que la
exposición solar tiene una documentada influencia sobre el desarrollo de
condiciones patológicas que se incluyen en las enfermedades metabólicas, en
particular con el raquitismo (Brickley y Ives 2008; Mays, Brickley, y Ives 2006;
Giuffra et al. 2015). Es por esto que este aparte resulta de interés en la presente
investigación pues permite reconocer las características físicas que tenía Bogotá
en la época en la que se centra el recorrido histórico que aquí se realiza.

La temperatura es el principal elemento del clima y, sin embargo, está mediada por
todos sus otros elementos. En tesis general, Cuervo Márquez afirma que a mayor
altura más baja será la temperatura de una localidad (1915). Si se toma esto como
cierto se pensaría que para Bogotá las temperaturas serían bajas pues presenta
una altura media, bastante considerable, sobre el nivel del mar (2633 m.s.n.m);
correspondiéndose con lo anterior la temperatura promedio 13,1°c (Gráfica 2.1)
15

que cubre la ciudad (IDEAM s/f; Cuervo Márquez 1915, 56), la cual, se identifica
con un clima frío.

Gráfica 2.2 Temperatura de Bogotá. En torno a la acción de la luz sobre la


Fuente: IDEAM
piel, Cuervo Márquez anota en primer
lugar que el aire de las alturas (en este
caso Bogotá) es mucho más luminoso
puesto que tiene una muy baja
proporción de polvos y microbios (1915);
lo que le permite afirmar que la
mencionada acción le parecía mucho
más intensa en las altiplanicies que en
las tierras bajas; es decir, según Cuervo Gráfica 2.1 Exposición solar en Bogotá.
Márquez, Bogotá tenía una insolación Fuente: IDEAM
muy apreciable con respecto a otras
regiones del país. Tal y como se puede
comprobar hoy en día en la información
otorgada por el servicio climatológico
colombiano (Gráfica 2.2), Bogotá tiene
una exposición solar promedio de 6
horas por día. Según investigadores
expertos, no se trata de un recurso solar abundante pero sí que es mayor que el
que se presenta en algunos países europeos, como Alemania, por ejemplo
(Hernández, Saénz, y Vallejo 2010).

2.2 Bogotá en crisis


El siglo XIX trajo para la ciudad de Bogotá –que hasta hace poco se llamaba Santa
Fe- una época muy convulsa en muchas materias. Es indudable que las
condiciones políticas y sociales se encontraban muy revueltas debido a los
recientes acontecimientos relacionados con la independencia.
16

Los años posteriores al grito de independencia, a mediados de siglo, no serían


menos conflictivos. El período de interés se inaugura de una forma estrepitosa para
Bogotá, una ciudad en la que se desató el bandolerismo, que agregó a la agitación
política la inseguridad de la vida y la propiedad (Cadavid Misas 2012).

Se puede ver entonces que no era fácil la vida en Bogotá en aquellos tiempos, la
situación política agitaba las calles, la guerra por el poder que se arrebataban unos
y otros, y cuyo último ostentador había sido José María Melo (Cadavid Misas
2012), corría por cada espacio de la ciudad. Que, entre otras, eran espacios que
no inspiraban mucho turismo:

“Las calles centrales no dejan de ser espaciosas, pero están mal


pavimentadas y en lo general muy sucias, porque, según parece, la policía
urbana es aquí una cosa desconocida. En las principales aceras están
incompletas y el alumbrado público, circunscrito a dos de ellas, consiste en
unos cuántos faroles suspendidos por cuerdas de cuero crudo, llamados
rejos, que por hallarse a gran distancia unos de otros y por la mala calidad
del petróleo que en ellos se consume, apenas bastan para hacer más visible
la oscuridad que por todas partes reina” (Gutiérrez de Alba 2012, 100)

La vida en las calles bogotanas, no brindaba más que penurias a los habitantes de
la ciudad. No existía una clara organización, prácticamente en ninguna materia. Así
las cosas, se entiende que reinaba una inseguridad que azotaba a todos los
habitantes por igual, era una época en la que salir a la calle sólo se hacía con la
compañía del astro solar, de otro modo, se ponía en riesgo la propiedad y hasta,
incluso, la vida misma. A esto habría que sumarle el hecho de que no existían
organismos que ejercieran una vigilancia efectiva y que protegieran a los
ciudadanos de estas condiciones complejas (Osorio Lizarazo 1965, 1998, 2013).

La total incertidumbre política que afrontaba la naciente República, recién


independizada e instaurada, se reflejaba así entonces en la vida cotidiana de su
ciudad capital. Era incierto el devenir de los días que pasaban por esas calles poco
llamativas (Santana 1988).
17

La inseguridad, la suciedad y las malas condiciones de vida reinan en las


descripciones historiográficas que sobre la ciudad se hacen en la época referida,
incluso en épocas posteriores. Es probable entonces que, a priori, fueran estas las
condiciones de vida bajo las que se desarrollaba la cotidianidad en la ciudad de
Bogotá (Cordovéz Moure 1985).

2.3 Una transición demográfica


Era este siglo entonces una época difícil, muy dura de afrontar. Así era, incluso
para los habitantes de la ciudad en donde –para mal o para bien- se concentraban
los poderes judicial, gubernamental y eclesiástico y para la formación política que
aún se organizaba luego de la independencia.

En ese sentido, en la práctica existían muchas dificultades para organizarse, es


necesario aclarar que ya existían algunas directrices con este rumbo, por ejemplo,
el primer estatuto de “policía urbano”, por el cual se creaba este organismo, que,
aun así, como se vio previamente no ejercía su presencia en las calles, es decir,
prácticamente no existía. Pero, era la dificultad para definir poderes y para
organizar instituciones lo que más afectaba la vida cotidiana de la ciudad (Santana
1988).

Iniciaba entonces la República, sin embargo, Bogotá estaba muy lejos de ser La
Capital de un territorio que mereciera llevar dicho nombre, lejos de ser incluso lo
que lograría ser cien años después, período que se intenta abordar aquí. Por
ejemplo, se ha mencionado que, por desgracia, la Santa Fe colonial y la primera
Bogotá republicana eran tan pobres que materialmente dejaron nada que se
conservase (Santana 1988).

El desarrollo físico entonces estaba paralizado. Este hecho expresaba el


estancamiento asociado a la pobreza social y urbana que vivía Bogotá a mediados
del siglo XIX. El aspecto estructural de las construcciones en Bogotá conservaba
la impresión colonial pese a que ya se hablaba de República (Bousingault 1985).
18

Se sostiene este hecho en la tesis propuesta, en la que se relaciona esta época


con una total falta de integración gubernamental que condujese al desarrollo.

En términos demográficos, como se puede observar en los escritos históricos que


versan sobre la ciudad, la población crecería grandemente para ésta época,
pasando de tener 40086 habitantes en 1843 (Santana 1988) a tener 715250 en
1951 (DANE 1998). Es decir, según estos datos, la población bogotana creció un
1784,55% en 108 años.

En resumen, se tenía una ciudad donde no se construía nada pero que a su vez
vivía un crecimiento demográfico sin precedentes; esta ecuación resulta entonces
en una clara consecuencia, negativa para la salud: el hacinamiento.

La densidad habitacional aumentaría a mediados del siglo XIX, llegando a los


niveles más altos en la historia de Bogotá: 412,6 habitantes por hectárea en 1890
(Santana 1988). El modelo característico de vivienda en esta época era el de
tienda, una construcción que favorecía las condiciones de hacinamiento, pues
simultáneamente era sitio de habitación y de trabajo. Así, este tipo de edificaciones
obligó a la gran mayoría de habitantes de la ciudad de la época a “acomodarse”
muy precariamente (Santana 1988).

El fenómeno del hacinamiento sería progresivo durante el siglo XIX, tal y como lo
señala Santana y compañía (1988), llegando a la cifra mencionada anteriormente
en el año de 1890. Este mismo año sería en el cual Bogotá recuperaría en algo la
capacidad de crecer físicamente para dar respuesta, a su vez, al crecimiento
demográfico.

Lo anterior disminuiría, entrando al siglo XX, y muy progresivamente, el estado de


hacinamiento en que vivía la población bogotana, lo cual implicaría que se pudiera
llegar a una densidad de 131,4 habitantes por kilómetro cuadrado en el año de
1938 (DANE 1986).

Es importante señalar que la convulsa situación política a nivel nacional, en la cual


las tensiones eran muy agitadas y la in[con]vivencia de los partidos separaba a los
19

ciudadanos (Osorio Lizarazo 1965, 16), aportó movimientos migratorios de las


poblaciones que más afectadas se vieron por las distintas guerras civiles de la
época, a la ciudad de Bogotá.

La expansión urbana que arriba se menciona, obedece a que las condiciones de


adecuación de los servicios de transporte, entre otras condiciones, permitieron que
la población se alejara de la plaza central, núcleo indiscutido, hasta entonces, de
la vida pública, política y comercial de la ciudad. Sin embargo, la ubicación que
tomarían los nuevos movimientos de la población siempre estaría relacionada –en
esta época- con la cercanía de fuentes hídricas que sirvieran para satisfacer la
necesidad básica del consumo de agua a falta de acueductos, teniendo incluso que
verlas correr por el medio de las calles que bajaban de los cerros (Osorio Lizarazo
1965, 17). Algo para nada higiénico siempre que se trataba en la mayoría de los
casos de aguas negras.

Se ve entonces hasta aquí una situación compleja en los aspectos


organizacionales de la ciudad de Bogotá en la segunda mitad del siglo XIX que, sin
embargo, iba mejorando con el paso del tiempo.

Hay que tener en cuenta que la ciudad seguía teniendo un crecimiento demográfico
muy similar al que ocurría en las otras ciudades colombianas, por lo cual se
entiende que, a pesar de que vivían hacinados, eran pocos viviendo en poco
espacio hacia finales del siglo XIX (Osorio Lizarazo 2013).

En términos demográficos, el cambio de siglo ofrece una nueva perspectiva.


Bogotá durante el siglo XX extendería su zona de influencia a departamentos como
Cundinamarca y Boyacá, y recibiría de ellos importantes flujos migratorios que
modificarían a su vez las dinámicas sobre las que se había trabajado hasta ahora
(Santana 1988).

En definitiva, Bogotá no conseguía aún tener la infraestructura adecuada para


sostener las mencionadas dinámicas migratorias y el colapso sanitario y las
pésimas condiciones de vida eran inminentes, así como se mencionaba que no
20

existía ningún servicio de aseo, hasta el punto de que alguien de la época dijo que
para mantener limpias las calles había cuatro agentes que eran: los gallinazos, la
lluvia, los burros y los cerdos, y efectivamente, se registra en la literatura que
abundaban los chulos, que se les veía posados sobre los verdosos tejados
calentándose al sol con las alas extendidas (Cordovéz Moure 1985).

El ritmo de crecimiento que afrontaría Bogotá en la primera mitad del siglo XX sería
muy vertiginoso, gracias a una abundancia de recursos basada en la indemnización
por la pérdida de Panamá, el crecimiento industrial acelerado y una bonanza
financiera (Zambrano Pantoja 2007; Pinzón 2007).

Este hecho demográfico obligaría a que el ritmo de construcción fuera también muy
alto, se empezó entonces a modificar el modelo de tienda por uno de edificios altos,
para la época, de entre cinco y seis pisos (Zambrano Pantoja 2007).

Los pobres que durante el siglo XIX habían vivido en difíciles condiciones en esas
tiendas ubicadas en el centro de la ciudad tuvieron que, con el cambio en los
patrones de asentamiento que trajo el nuevo siglo, moverse a lugares marginales
y periféricos, ubicados en las faldas de los cerros y en el sur (Osorio Lizarazo 1998).

Para ser más exactos, al hacinamiento al que fueron obligados a retornar los
habitantes de estos sectores de la ciudad, habría que sumar la precaria situación
de la estructura de las viviendas: sin luz, sin ventilación, sin agua ni excusados; se
convertían entonces en un agudo problema social. Tanto era así, que como lo
menciona Osorio Lizarazo (1998) por el centro del patio de las casas, un patio que
llegaba a tener solo dos metros de ancho, corría un caño de agua sucia y mal
oliente. Y además, el agua potable se recogía en un pozo de cemento, y allí se
amontonaban todos los inquilinos a lavar sus harapos, cayendo la mugre entre el
pozo, lugar de donde los niños extraían el líquido necesario para el servicio de
cocina (Osorio Lizarazo 1926, 123).

Avanzando en el siglo, más o menos llegando a la tercera década, el crecimiento


se desaceleraría, con relación a las décadas previas. Muy interesante sería el
hecho de explorar el grado que tuvo la relación entre esta desaceleración y la crisis
21

mundial de los años 30, sin embargo, aquello excede los límites de esta propuesta
por lo que se asumirá que existió una relación y se seguirá adelante con la
descripción del contexto global que aquí se intenta referir.

Al tiempo que el movimiento migratorio desde las provincias disminuía se ha


reportado, para esta época, una mejoría en relación a la crisis sanitaria que se
venía observando (Santana 1988).

Es en este mismo período en que se empieza a mencionar una estructura urbana


más compleja y diferenciada. Quiere decir esto que se especializó el uso de la
tierra: el centro se volvió casi que netamente comercial y la industria se movió hacia
el occidente, pero por otro lado, también se evidenció la segregación social,
dándole al sur el carácter popular que aún hoy en día sostiene (Zambrano Pantoja
2007).

Hacia la década de los años 40 se tenía ya una mejor infraestructura, la


organización –obsoleta hasta entonces- había mejorado mucho. Ya existían las
bases para unos servicios públicos estables, el desarrollo vial se impuso y cambió
nuevamente los patrones de asentamiento de la ciudad (Santana 1988).

Sería en esta década, aproximadamente hacia el año 1945, cuando por fin el ritmo
de crecimiento estructural, es decir, las construcciones, superó el ritmo de
crecimiento demográfico, un hito que marca las diferencias entre el inicio del
período aquí reseñado y el final del mismo.

Se termina entonces esta breve reseña demográfica con una relativa estabilización
en términos poblacionales de la ciudad de Bogotá, se puede decir que, a partir del
año 1950 la actividad edificadora continúo creciendo mucho más rápido que el
crecimiento de la población. Este hecho se expresa en la consiguiente
modernización vial y la renovación arquitectónica que escapan a los límites
temporales de la reseña aquí realizada.
22

2.4 Servicios públicos precarios


La fundación de la ciudad de Santa Fe se vio influenciada de gran manera por la
presencia de cuerpos de agua, en primera instancia las primeras plazas se
ubicarían con referencia al curso de los ríos con los que contaba la ciudad. Por
ejemplo, la plaza de San Francisco, al lado del río Vicachá y la Plaza Mayor, entre
el Vicachá y el río San Agustín (Santana 1988, 32).

En un principio, las casas principales usaban a sus sirvientes indígenas para cargar
agua hasta donde fuera necesaria, posteriormente se implementaría un sistema
que duraría incluso hasta bien entrado el siglo XIX y por el cual se ubicaba una pila
en cada una de las plazas para de allí recoger y llevar hasta cada casa.

Los primeros sistemas de alcantarillado consistían apenas en construir el


empedrado de las calles con el fin de que por el centro corrieran las aguas a modo
de desagüe para conducir a alguno de los ríos, adonde también iban a parar los
desechos, bien porque los habitantes de la ciudad los tiraran allí directamente o por
acción de las lluvias, que como se mencionó anteriormente, se tenía como uno de
los agentes de limpieza en la ciudad (Bousingault 1985).

Era difícil tener derecho sobre el agua en la ciudad para esta época, se pagaba y
muy caro, por lo que no todos los habitantes podían tener el privilegio de contar
con este líquido en sus casas, además, no todas las construcciones contaban con
la infraestructura necesaria para lograr el adecuado transporte. Aunque hay que
decir que, según las descripciones, ni el precario alcantarillado por el que se
pagaba era el más adecuado. Lo anterior, basados en el hecho de que la
conducción se hacía por canales de barro, casi superficiales muy expuestos a la
contaminación (Zambrano Pantoja 2007).

Ya en la época republicana, el patente desorden administrativo, que se ha venido


mencionando a lo largo del texto, se hizo evidente en el abastecimiento de agua,
quizá el más urgente de los servicios al que los bogotanos requerían acceso
(Santana 1988).
23

Dados todos los problemas que presentó la administración de la República para


consolidar la instauración de servicios públicos, entre ellos la contaminación, la falta
de infraestructura, la corrupción del precario servicio que existía, etc. Los
habitantes de la ciudad tuvieron que conformarse con un consumo mínimo de este
líquido, este estilo de vida –obligado por las circunstancias- se mantendría desde
el período colonial hasta finales del siglo XIX. Esto incluía usar el agua básicamente
para cocinar y para beber, entre otras de las actividades para las que se dedicaba
este recurso estaban el aseo personal y el lavado de pisos, mientras que la ropa
se lavaba en los ríos o en fuentes naturales. En cuanto al aseo personal, costumbre
de difícil arraigo dados los problemas que existían con el abastecimiento de agua,
cabe mencionar que no fue sino hasta pasada la mitad del siglo XIX que existieron
baños públicos para los habitantes de la ciudad (Santana 1988).

Se vivía con poca agua y no había mayor preocupación por la salud pública, salvo
en ocasiones, como aquella en 1849, sobre lo que se afirmó:

“En ese año se presentó en la costa Atlántica el terrible cólera asiático. Pasó
de Europa a Nueva York el espantoso azote y de allí a Cartagena y en junio
y julio hizo estragos en Barranquilla, en donde, en una población de cerca
de seis mil habitantes, las víctimas en el primer mes de la aparición fueron
más de treinta por día. También se dijo entonces que las defunciones en
Cartagena pasaron de dos mil cuatrocientas, o sea aproximadamente la
cuarta parte de la población, que no sería mayor de diez mil habitantes. La
mortalidad se calculó entre las poblaciones de la costa y de las márgenes
del Magdalena hasta Honda en veinte mil personas. Puede considerarse
cuál sería el pánico producido por una enfermedad desconocida en medio
de poblaciones sin ningún recurso.” (Cadavid Misas 2012, 39).

Se ve entonces que no sería sino hasta el momento en el que se tuvo que enfrentar
la tragedia que los bogotanos decidirían realizar campañas de aseo y se intentaría
exhortar a los ciudadanos a cumplir ciertas condiciones de higiene y salubridad.
24

El estilo de vida anteriormente descrito hizo que los habitantes se acostumbraran


a consumir poca agua. Esta situación no cambiaría sino hasta 1888, año en el que
se instauraron los acueductos con tubos de hierro, sin que la construcción de estos
acueductos ocasionara problemas con los olores a la muy desorganizada ciudad
(Santana 1988).

El cambio a este sistema de manejo de aguas aportó a la solución de dos de los


problemas fundamentales, en primer lugar, aisló el agua impidiendo su
contaminación con los desagües superficiales, y, en segundo lugar, permitió hacer
uso de la fuerza de gravedad para proveer del líquido a los pisos altos de las casas
y garantizaba el abastecimiento aún si las fuentes cercanas mermaban su
contenido. Sin embargo, y como todo en esa y en esta época, como menciona
Santana (1988), el servicio estaba limitado a abastecer las casas de quienes
pudieran aportar a las arcas de la empresa privada que se había hecho con el
control del servicio desde que la municipalidad se dio cuenta de que sola no iba a
poder resolver el problema. No sería sólo el problema del agua el que se intentaría
resolver poniéndolo en manos privadas, el aseo también, por lo que a principios del
siglo XX se delegaría esta tarea a compañías privadas.

La municipalidad intentó apelar a la conciencia de salubridad pública de la


población bogotana, sin embargo esto no dio ningún fruto y se encontraba la ciudad
con situaciones en las que las basuras se amontonaban hasta que emitían
hediondos olores o se lanzaban a los ríos convirtiéndolos en verdaderas cloacas
(Santana 1988).

Grande sería la sorpresa cuando hacía 1913 se dieron cuenta desde la oficina de
Higiene y Salubridad, fundada justamente con el fin de ejercer un control sobre los
servicios de agua y aseo de la ciudad, que el agua era impotable, e incluso un
peligro para la vida y que, además, la tubería de hierro –ya oxidada ¡25 años
después! - no había mejorado la situación. De nuevo, se hablaba de colapso
sanitario, al momento de ver que estas condiciones de impotabilidad del agua
habían provocado en la población serios brotes de infecciones gastrointestinales y
ya se escuchaba mencionar la calamidad pública (Santana 1988).
25

Obviamente, quiénes más sufrirían estas torturas serían aquellos marginados,


aquellos que no podían costear los precarios servicios y que debían resolver sus
necesidades de otras maneras, los pobres serían quienes más caro pagaran los
platos rotos de una administración incompetente que veía cómo morían, cómo eran
afectados por muchas enfermedades –quizá la más evidente sería la epidemia de
gripe de 1918 que acabó con una buena parte de la población -. Traumática sería
la entrada de Bogotá al siglo XX, pero mucho más para sus habitantes menos
favorecidos económicamente, que, sin embargo, sacando fuerzas de quién sabe
dónde, lograban agitarse y hacer temblar las instituciones capitalinas con sus
manifestaciones en las primeras décadas del siglo, llegando incluso a una huelga
general en 1919.

Debido a que no se solucionaron los problemas, e incluso se agravaron al poner el


servicio de acueducto en manos privadas, la municipalidad decidió rehacerse al
control de esta empresa, en 1911 municipalizó la empresa y se llamó “Compañía
del Acueducto Municipal de Bogotá”. Esta empresa contribuyó al crecimiento de la
cobertura bajo el sistema de abonados, creciendo ésta en las primeras décadas
del siglo XX, y lo hizo acudiendo a asesoramiento técnico que encontró en la
Academia Nacional de Medicina, lo que le brindó una perspectiva más amplia sobre
la forma de solucionar los inconvenientes básicos de la producción y manejo del
agua. Entre estas medidas resalta la utilización del cloro para potabilizar el agua,
medida muy efectiva contando además con que la infraestructura había tenido una
gran inversión de capital y había logrado sobreponerse a las crisis de las décadas
anteriores. Además, es interesante que, entre las recomendaciones de la Academia
de Medicina, se propició el desarrollo de un plan integral de manejo de las cuencas
hídricas que desembocaron en un control ecológico y sanitario sobre las hoyas de
los ríos que abastecían la ciudad. Así mismo se intentaron reubicar asentamientos
que por su presencia contaminaban con sus desechos las cuencas altas de los ríos
que proveían de agua potable la ciudad (Santana 1988; Zambrano Pantoja 2007).

Se cierra el presente apartado de una panorámica sobre la situación de los


servicios públicos de la ciudad. Estos servicios se encontraban en manos de
26

privados, fue haciendo uso de un importante apoyo técnico que las autoridades
municipales lograron sobreponerse a las graves necesidades que afrontaban los
ciudadanos de Bogotá. Sin embargo, como será recurrente, algunos sectores de la
población no podían acceder a servicios de la misma calidad, sectores que no
podían costear las soluciones propuestas desde las empresas privadas. Nunca se
consolidó en esta época un acueducto que abarcara las necesidades de toda la
población, incluso en épocas de verano no lograba satisfacer a la gran mayoría por
lo que al hablar de las condiciones de este servicio público durante la época
reseñada inevitablemente se tiene que prestar mucha atención, dado que era uno
de los factores que contribuía al desarrollo de enfermedades entre la población
bogotana.
3. Marco teórico
El presente estudio se basa en un análisis osteológico de una muestra recolectada
del Cementerio Central de la ciudad de Bogotá. Este tipo de análisis reposa sobre
el conocimiento del esqueleto humano y la interpretación de la variabilidad que éste
puede tener. En este caso, se aplica en un contexto arqueológico de tipo histórico
en el que el material osteológico se constituye en una parte del registro
arqueológico total. Así entonces, el estudio de estos restos humanos que proviene
de un contexto arqueológico se incluye en la disciplina que se denomina
Bioarqueología.

La información que el material osteológico puede brindar se basa en la capacidad


que tienen los huesos de reflejar la acción combinada de los genes del individuo y
del ambiente en el que se desarrolló su vida, es decir, los huesos y dientes pueden
cargar –en su forma y en su material- la huella de las condiciones de vida a las que
se enfrentó el individuo por lo que en muchas ocasiones se puede determinar qué
patologías pudo haber sufrido la persona en vida y que dejaron una marca en su
esqueleto (Buikstra y Beck 2006; Perry 2007).

Como se dijo anteriormente, a grandes rasgos, el presente estudio se ubica en el


área que se ha denominado Bioarqueología, esta se entiende como el estudio de
la “salud”, en el pasado a través de los datos osteológicos que se conservan en el
registro arqueológico. No obstante hacer uso del concepto de salud ha sido muy
criticado dado que este concepto depende de la propia percepción de la persona o
de la sociedad y se estaría incluyendo en estudios donde estos no pueden ser
interrogados (Goodman 1993). Además se complementa esta información con la
evidencia histórica y arqueológica de la cultura, el ambiente y la sociedad con el
28

objetivo de tener un panorama integral de las sociedades pasadas (Buikstra y Beck


2006). Además, posterior a los impulsos recibidos por las corrientes denominadas
“Nueva arqueología” y “Nueva antropología física” durante el siglo XX, el área se
ha consolidado en el uso de técnicas que permiten orientar las investigaciones a la
comprobación de hipótesis logrando una aproximación biocultural a las sociedades
pretéritas (Armelagos 2003). En la presente investigación el contexto arqueológico
objeto de estudio es correspondiente a una etapa histórica por lo que el uso de
fuentes documentales es importante, teniendo esto en cuenta también se enmarca
el presente texto en la denominada “bioarqueología histórica”, concepto
ampliamente discutido (Perry 2007; Armelagos 2003; Mitchell 2011, 2016; Buikstra,
O’Gorman, y Sutton 2000), que además retoma elementos de discusiones que se
dieron en el marco de la “arqueología histórica” (Funari 2008; Escosteguy 2013; del
Cairo Hurtado y Garcia Chaves 2010; Montón Subías y J. Abejez 2015; García
Targa 2000) y cuyos debates permiten hoy ahondar en la investigación de la
relación complementaria entre los dos tipos de fuentes disponibles para
investigaciones enmarcadas en este campo del conocimiento; en primer lugar, los
restos óseos de seres humanos; y, en segundo lugar, las fuentes documentales del
período histórico de interés. Así entonces, por último este estudio se incluye en la
sub- disciplina de la antropología física denominada osteología humana o el estudio
de los huesos humanos (White, Black, y Folkens 2011) y, también, en la sub-
disciplina denominada paleopatología, o estudio de las enfermedades de los
pueblos antiguos, y que tiene como fuentes el estudio de los restos humanos, las
informaciones históricas y las representaciones de las enfermedades en las artes
pictóricas o escultóricas (Wells 1964; Ortner y Aufderheide 1991).

El interés en aquellas condiciones que influyen en el desarrollo físico normal del


individuo, en Bioarqueología se ha denominado estrés, por ejemplo, como
menciona Selye desde el campo de la medicina, al introducir el concepto como una
respuesta no específica del organismo frente a una presión exterior o, como
menciona Little desde la perspectiva de la ecología humana al definir el estrés
como aquellas condiciones externas que alteran de una u otra forma al individuo,
29

el cual tiene una reacción fisiológica que bien puede ser positiva (adaptación) o
negativa (mala salud) (Gómez Mejía 2011).

Sin embargo, el estrés no puede medirse de una forma directa y puede ser causado
por un importante número de factores (alimentación, ambiente, biología, cultura,
etc.); por lo anterior, la bioarqueología ha propuesto el uso de ciertas alteraciones
óseas para relacionar períodos de estrés con el impacto que aquellos producen a
nivel del individuo y de la población que se analiza. Estas alteraciones se han
estandarizado, y a partir de proyectos como “The backbone of History, Health and
Nutrition in the Western Hemisphere” (Steckel y Rose 2002), se han incluido en la
metodología de trabajos bioarqueológicos. De acuerdo a su función, los
marcadores de estrés pueden ser clasificados como (1) demográficos (sexo y edad,
al morir), (2) de crecimiento y nutrición (estatura, hipoplasia del esmalte, cribra
orbitalia e hiperostosis porótica);(3) salud oral y alimentación (caries, pérdida
dental antemortem y abscesos dentales); (4) enfermedades infecciosas no
específicas (periostitis y osteomielitis; (5) enfermedades infecciosas específicas
(treponematosis, tuberculosis, lepra); (6) actividades ocupacionales (enfermedad
articular degenerativa –EAD-) y (7) violencia (traumas) (Gómez Mejía 2011).

Dentro de estas áreas del conocimiento mencionadas, el estudio de las


enfermedades metabólicas ha aparecido tangencialmente en una muy buena parte
de investigaciones, esto es debido a que se consolida el análisis de los marcadores
que señalan este tipo de patologías (en negrita en el párrafo anterior) como una
aproximación a las condiciones de salud y enfermedad que enfrentaba la población
que se estudia. El término “enfermedades metabólicas se empezó a usar a
mediados del siglo XX, justo la misma época por la cual inhumaban los últimos
individuos que hacen parte del análisis aquí llevado a cabo. Inicialmente se
consideró para describir las condiciones que afectan los procesos de formación y
remodelación ósea y que involucran el esqueleto completo (Albright y Reifenstein
1948). En la presente investigación también se incluyen los marcadores óseos que
históricamente han sido relacionados con la anemia, es decir, se consideran este
tipo de desórdenes hematopoyéticos como parte del conjunto de patologías
30

metabólicas que interrumpen los procesos de formación y remodelación ósea, esto


teniendo en cuenta que es el estado carencial del hierro ingerido en la dieta es el
que ocasiona este tipo de desórdenes. Es importante tener en cuenta la definición
anteriormente dada y no confundirla con el moderno “síndrome metabólico”, un
grupo de patologías cardiovasculares cuyo interés investigativo ha incrementado
de forma exponencial en los últimos años en el campo de la medicina clínica
(Brickley y Ives 2008, 2).

Es de resaltar, sin embargo, como se ve en el párrafo anterior que aún no existe


un consenso en torno a cuáles son exactamente las denominadas “enfermedades
metabólicas”, la discusión está plenamente abierta en torno a la clasificación de
estas enfermedades y con mucha más razón, a nivel paleopatológico, donde las
características que definen un diagnóstico diferencial certero aún permanecen en
investigación y constante actualización.

Se toman en cuenta entonces marcadores óseos que, hasta el día de hoy se


relacionan con escorbuto (deficiencia de vitamina C), raquitismo (deficiencia de
vitamina D) y anemia (deficiencia de Hierro y vitamina B12) (Brickley y Ives 2008).

La línea que separa una osteología normal de una patológica puede ser muy
delgada, es importante aquí tener en cuenta que existen rasgos propios de la
variabilidad existente en la especie humana, aquí la anormalidad no se ve siempre
con tanta claridad. Se define anomalía como una “particularidad orgánica que
diferencia un individuo o estado de la media de la misma especie o género”
(“Diccionario ilustrado de términos médicos” s/f), además en esta investigación en
particular, relacionada con la paleo patología se deben tener en cuenta los cambios
que los procesos tafonómicos producen sobre los restos óseos.

Por lo anterior, queda claro el carácter ambiguo que representan las enfermedades
metabólicas al momento de pretenderse llegar por parte del investigador a un
diagnóstico “certero” de la enfermedad, por lo que se remitirá este texto a relacionar
únicamente los marcadores que de ellas derivan y que se han analizado en
paleopatología.
31

El primero de los conceptos requeridos para el análisis de marcadores óseos de


enfermedades metabólicas es el de hiperostosis porótica. También conocida
como osteoporosis simétrica, fue descrita por primera vez por Angel en 1967 como
una lesión que causa perforaciones pequeñas en las superficies del cráneo
conjuntamente con un engrosamiento del diplöe (Brothwell y Sandison 1967), es
decir, el diplöe aumenta de tamaño a expensas de las tablas interna y externa del
cráneo produciendo en ocasiones orificios en la superficie. De acuerdo a la
severidad los diámetros de los orificios pueden variar entre 0.1 mm y orificios que
perforan completamente la superficie del cráneo (Salvadei, Ricci, y Manzi 2001).
Cuando estas perforaciones se encuentran en el techo de las órbitas se denominan
cribra orbitalia, se atribuyen estas lesiones a una seria y acelerada pérdida de
células rojas y a la posterior sobre-producción como mecanismo compensatorio
que se puede observar en trastornos anémicos de tipo hemolítico o megaloblástico
(Walker et al. 2009) y también en el escorbuto en donde la propensión a los
sangrados subperiósticos puede ser la causa de estas lesiones (Brickley y Ives
2006), es decir, con avitaminosis C y B12 y deficiencia de hierro en la dieta del
individuo.

Cuando los defectos poróticos se encuentran en otras regiones del esqueleto, se


pueden observar debido a que la densidad ósea se encuentra reducida,
produciendo así la porosidad. Es debido a un desbalance entre la resorción y la
formación ósea. Para la presente investigación, este tipo de defectos fueron
registrados como osteopenia. Este término alude a una condición más general que
la osteoporosis, pues se trata de una disminución en la densidad del elemento óseo
(White y Folkens 2005).

En lo que respecta al aspecto dental, el marcador óseo relacionado con


enfermedades metabólicas más importante es la hipoplasia dental, es una
anomalía que se inicia cuando se está gestando el pre esmalte, ya que antes de
que este se calcifique, una estría de Retzius se forma debido a que un factor
estresante impide la continuidad de la formación del esmalte, posteriormente,
cuando se calcifica el esmalte, este no puede introducirse en el surco que
32

previamente se formó por la estría (Valero y Campillo 2001). Es un marcador


retrospectivo pues indica que el estrés sufrido por el individuo fue en etapas muy
tempranas de su vida.

También en el aspecto dental se analiza la caries, que se define como una


enfermedad infecciosa y transmisible en donde la destrucción del diente se inicia a
partir de la actividad bacteriana (Rodríguez 2006). Si bien, este ambiente
bacteriano es indispensable para que se forme, también incide en la aparición de
la caries el tipo de dieta alimenticia y la calidad de la higiene oral. Otro marcador
bucal es la enfermedad periodontal, se trata entonces de una reacción
inflamatoria de la encía a uno o más irritantes, entre ellos microorganismos,
cálculos, enclavamientos de alimentos y otros agentes externos (Rodríguez 2006).
Puede evolucionar provocando una periodontitis crónica que puede causar la
pérdida de la(s) pieza(s) dental(es). Los dos marcadores mencionados
anteriormente, además de muchos otros (traumas, desgaste excesivo,
necrosamiento pulpar, osteítis periapical) participan de la pérdida de piezas
dentales. A esta pérdida le sigue una condición en la cual el alveolo comienza a
cerrarse y cicatrizarse, no se observa entonces el espacio donde debería alojarse
el diente sino como una superficie que se va rellenando hasta que se cierra por
completo (Rojas- Sepúlveda y Rodríguez 2016). Esta condición se conoce como
resorción alveolar, constituye el último de los marcadores que aquí se aprecian
para proceder con la investigación.

En conjunto, estos marcadores indican que el individuo tuvo en su vida algunos


períodos de estrés, relacionados con la nutrición y las condiciones ambientales a
las que se enfrentaba. Pese a que los marcadores de estrés carecen de
especificidad, el creciente interés investigativo en las enfermedades metabólicas
ha permitido evaluar la incidencia de estas anomalías en poblaciones que se
relacionan con condiciones de estrés alimentario y ambiental pues realmente son
capaces de orientar al investigador sobre el estado de salud global de una
población determinada (Rodríguez 2006; Gómez Mejía 2011).
33

En torno a las propuestas metodológicas de análisis que se han desarrollado sobre


el estudio de las enfermedades metabólicas en el hueso resalta la de Megan
Brickley y Rachel Ives (2008), quienes en su completa propuesta integran el
análisis macroscópico, radiológico e histológico para aproximarse, con los datos
obtenidos a partir del registro bioarqueológico, a obtener un diagnóstico diferencial
de las enfermedades metabólicas que aquejaron a las poblaciones pretéritas.
4. Metodología
La investigación de las enfermedades metabólicas es un campo en el que se ha
profundizado muy recientemente en la bioarqueología. La información que brinda,
permite una aproximación a los objetivos que propone la disciplina y que se podrían
resumir en la comprensión de los cambios sociales, ambientales y biológicos a los
que se enfrentaron las poblaciones pasadas e interpretar cómo estos cambios
influenciaron las condiciones de vida, salud y enfermedad de esos individuos. El
aporte a la bioarqueología del análisis de las enfermedades metabólicas es,
potencialmente, el de inferir si las condiciones de vida permitían a los pobladores
del pasado tener una dieta idónea para desarrollar a plenitud su estilo de vida. La
evidencia esquelética de enfermedades metabólicas no ha sido cuidadosamente
definida ni descrita, si bien como se mencionó anteriormente existen importantes
adelantos, el inconveniente se presenta a la hora de realizar el diagnóstico
diferencial basado en los distintos marcadores, que en algunas ocasiones no son
específicos de una enfermedad metabólica en particular. Con lo anterior en mente,
la propuesta realizada para el estudio de estas enfermedades, como patologías
presentes en la colección inhumada en el Globo B del Cementerio Central en
Bogotá, parte del interés de enfocarse en una aproximación al ciclo de vida, esto
es, el enfoque de estudio tiene en cuenta que la transición de un individuo a través
de la vida es culturalmente construida (Brickley y Ives 2008, 7), las diferentes
etapas que trascurren entre el nacimiento y la muerte son categorizadas por la
sociedad que las define y es así como se rige la vida, la ciudad de Bogotá de finales
del siglo XIX y principios del XX no sería la excepción por lo que se hace
indispensable conocer el contexto social, cultural, económico y político que influía
sobre la vida de las personas cuyos restos óseos se analizan. Por lo anterior, se
35

hace necesario realizar una pesquisa que cruce dos tipos de fuentes. En primer
lugar, los restos óseos, estos son las fuentes primarias para la presente
investigación, se constituyen en el material del cual se deriva el análisis osteológico
cuyo objetivo es determinar la prevalencia de los marcadores óseos y dentales
relacionados con las enfermedades metabólicas. En segunda instancia, las fuentes
documentales, que son las fuentes secundarias para esta investigación y son
usadas para reconstruir el contexto en el cuál se enmarcan los resultados del
análisis bioarqueológico, en este conjunto de documentos se encuentran novelas
costumbristas de la época, producciones académicas sobre el período analizado,
fuentes de archivo relacionadas con la población bogotana de la época, entre otras
que contribuyen a la reconstrucción histórica del período señalado. El contar con
estos dos tipos de información como fuentes para esta investigación, permite que
sea partícipe del debate que inaugurase Megan Perry (2007) en el cuál se invita a
los investigadores a realizar un acercamiento crítico a las fuentes documentales
evitando reproducir sesgos que puedan identificarse en la documentación para
poder integrar con ellas la información proveniente de los análisis osteológicos.
Esta información tiene el potencial de reflejar la adaptación de una comunidad a su
ambiente, ya sea ecológico, político, social, económico, etc. sin enmascarar
ninguna de las respuestas biológicas a la enfermedad o a la malnutrición; dando
así una aproximación importante al conocimiento de las condiciones de vida de la
población que se analiza.

4.1 Descripción del material óseo de la colección


Cementerio Central

El material de estudio es entonces comprendido por una colección osteológica


proveniente de un gran número de enterramientos primarios y secundarios
(Buikstra y Ubelaker 1994), así como individuales y colectivos (I. Martínez 2011),
entre los cuáles una buena cantidad corresponde a la categoría de “misceláneos”
(entiéndase como aquellos restos cuyo material no es posible individualizar). Se
trata de un contexto arqueológico de tipo histórico funerario, con una ubicación
36

temporal determinada entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX (1850-
1950).

Para cumplir con los objetivos de esta investigación, se tuvieron en cuenta diversos
criterios que, en opinión del autor de estas líneas, basándose en la literatura
anteriormente publicada, contribuyen de buena forma a la comprensión de la
formación del depósito de los materiales funerarios y, además, optimiza la
información rescatable en torno a las enfermedades metabólicas. También se
tienen en cuenta los marcadores de estrés óseos y dentales que se relacionan con
las mencionadas patologías pues lo que se busca es determinar la prevalencia de
estas enfermedades en la población analizada, haciendo una observación
sistemática de los mencionados marcadores en una muestra de la colección.
Siendo así, el material que se utilizó para obtener los mejores resultados posibles
fue aquel que cumpliera con los siguientes criterios: hacer parte de conjuntos óseos
individualizados con presencia de coordenadas que permiten ubicarlos en los
planos de excavación, con presencia de elementos que permitan estimar la edad y
determinar el sexo, previamente identificados a partir del protocolo del proyecto
“Análisis bioarqueológico de contextos funerarios del Cementerio Central, Bogotá:
Vida y muerte al final del siglo XX y principios del XX” (Rojas- Sepúlveda y
Rodríguez 2016). Además, se requirió que los individuos seleccionados tuviesen
un buen estado de preservación, que permitiera realizar la observación de una
buena parte del esqueleto. Lo anterior es debido a que se trata de la búsqueda de
lesiones sistemáticas y no localizadas, que podrían deberse a traumas u otro tipo
de patologías.

La selección de esta muestra se llevó a cabo basándose en primer lugar en la


información que reposa en la base de datos del mencionado proyecto y cotejándola
con las fichas de análisis del mismo. En primera instancia, se seleccionaron los
conjuntos, efectivamente individualizados, provenientes de enterramientos
primarios. En segundo lugar, se confirmó con la ficha de análisis que tuviese un
buen porcentaje del esqueleto registrado y que además tuviese elementos que
permitieran estimar la edad y determinar el sexo del individuo. Con estas
37

características fueron hallados un total de 140 individuos que cumplieron las


características. Sin embargo, posteriormente se descartaron 60 debido al
deteriorado estado de preservación en el que se encontraron para un número total
final de 80 individuos sobre los que se procedió a realizar el análisis osteológico.

4.2 Análisis osteológico

Siguiendo los parámetros determinados por la osteología se pretendió reconstruir


el perfil biológico de los individuos, ya fuese total o parcialmente, como se
menciona en el marco teórico para determinar el sexo y estimar la edad. Los
criterios relacionados con filiación poblacional no se consideraron en esta
investigación dada la poca relevancia que tienen para los objetivos propuestos. Se
procedió entonces a realizar el análisis de cada uno de los conjuntos siguiendo el
protocolo que se describe a continuación. En primera instancia, cada individuo fue
extendido y se realizó una completa descripción del material óseo: comenzando
por un inventario de cada una de las piezas presentes, se registró el sexo y la edad,
siguiendo los métodos descritos en el aparte siguiente; se observó cuidadosamente
en busca de marcadores óseos y dentales de estrés y se determinó la presencia
de anomalías presentes que pudieran tener relevancia en esta investigación, tal
como se describirá más adelante. En segundo lugar, haciendo uso de las fuentes
secundarias de análisis, es decir, las fuentes documentales, se buscó reconstruir
de la forma más aproximada posible el contexto sociocultural en el que se
desarrolló la vida de los individuos que se analizan sobre la mesa para poder cotejar
la información disponible sobre los hábitos alimenticios, los cuidados de la salud y
las condiciones de vida con la información proveniente del análisis osteológico.

4.2.1 Determinación de sexo y estimación de edad


La determinación de sexo se realizó en la mayoría de los casos haciendo uso
de las características morfológicas del cráneo y de la pelvis (Buikstra y Ubelaker
1994). Lo anterior se justifica dado que no existe una uniformidad en los
elementos óseos presentes en cada conjunto como para implementar un único
38

método. Es importante aclarar de nuevo que esta investigación toma parte de


los datos proporcionados por el proyecto “Análisis bioarqueológico de contextos
funerarios del Cementerio Central, Bogotá: vida y muerte a finales del siglo XIX
y principios del XX” (Rojas-Sepúlveda y Rodríguez 2015, 2016a, 2016b).

En lo que respecta a la estimación de edad, los métodos más utilizados fueron


la apariencia de la superficie auricular del ilion (Lovejoy et al. 1985), la sinostosis
en las suturas del cráneo (Meindl y Lovejoy 1985), la apariencia de la sínfisis
púbica (Brooks y Suchey 1990), el desarrollo dental (Ubelaker 1989), el
desgaste dental (Lovejoy 1985) y los cierres epifisiarios en huesos largos
(Cunningham, Scheuer, y Black 2000). Además de registrarse la edad estimada
en años se incluyeron las siguientes cohortes de edad, las cuales se
establecieron así:

 Infancia I
 IA 0 - 2,9 años Corona M1
 IB 3 - 5,9 años Erupción M1
 Infancia II Erupción M2
 Juvenil Erupción M3
 Adulto
 Joven 20 - 34 años
 Medio 35 - 49 años
 Senil >50 años

4.2.2 Registro del análisis osteológico


La recolección de los datos producto del análisis se llevó a cabo en dos fichas
diseñadas por el autor. Dentro del primero de los formatos (Anexo A) se incluyeron
los siguientes elementos, guiados por el protocolo diseñado para el proyecto de
análisis bioarqueológico del Cementerio Central (Rojas-Sepúlveda y Rodríguez
2017):
39

- Código del individuo analizado, incluyendo el número de caso (asignado por


el autor para el control de los casos analizados en el presente proyecto), el
número del conjunto en el que se encuentra el individuo y la ubicación dentro
de la excavación (bloque, nivel, profundidad).
- El estado de preservación. Criterio incluido por el autor y en el que se
determina el estado de los restos óseos del individuo siendo Bueno, Regular
y Malo las opciones. El estado “Bueno” se asoció a aquellos conjuntos cuyas
piezas óseas no estuvieran muy deterioradas producto de las condiciones
tafonómicas, lo que permitiera observar las anomalías. El estado “Regular”
se asoció a aquellos conjuntos que teniendo un buen estado de preservación
no contaran con un buen número de elementos óseos. Por último, el estado
“Malo” se asoció a aquellos elementos cuyo deterioro tafonómico fuese muy
alto, impidiendo la observación de anomalías dada la importante pérdida de
periostio. Lo anterior ayudó a aclarar las posibles inconsistencias que
pudiesen ocurrir en caso de que los marcadores óseos aquí descritos no
pudiesen observarse con claridad.
- Fecha de análisis.
- Responsable del análisis.
- Probabilidad de la existencia de una enfermedad metabólica. Criterio
asignado por el autor basado en la posibilidad de que, al analizar el individuo
en conjunto, éste presentase una enfermedad metabólica. Se incluyó con la
finalidad de profundizar a futuro en aquellos casos cuya probabilidad de
tener una enfermedad metabólica sea alta.
- Edad, con las categorías “Infancia I: IA y IB”, “Infancia II”, “Juvenil”, “Adulto:
Joven, Medio, Senil”, criterio, autor y año de estandarización del criterio
utilizado.
- Sexo, con las categorías “Femenino”, “Indeterminado”, “Masculino”, criterio,
autor y año de estandarización del criterio utilizado.
- Inventario de piezas óseas.
- Anomalías posibles para las piezas óseas analizadas, a cada una de las
cuales le fue asignada un código así: (1) Sin anomalía: Casos en los que no
40

se encuentra cambio anómalo en el elemento; (2) Hiperostosis porótica:


Apariencia esponjosa y porosa de la bóveda craneal como resultado del
engrosamiento del diplöe, acompañado de un adelgazamiento de la lámina
externa, generalmente afecta la bóveda craneana, en especial el frontal, los
parietales, el occipital como también el techo de las órbitas (Rodríguez 2006,
177), en el caso de que sea en el techo de las órbitas se denomina cribra
orbitalia (Ortner 2003); (3) Periostosis: Reacción perióstica, se trata de una
formación anormal de hueso (Ortner 2003; Buikstra y Ubelaker 1994),
compuesta por hueso fibroso, normalmente se presenta como aposición
perióstica; (4) Porosidad: Se presentan pequeñas aperturas que pasan,
directa o indirectamente, a través de una estructura ósea (Buikstra y
Ubelaker 1994), pueden ser grandes (macroporosidad) o pequeñas
(microporosidad), no se debe confundir con la erosión que suele ser menos
profunda; (5) Erosión: Se trata de un proceso destructivo superficial,
desgasta la superficie externa del elemento óseo (Buikstra y Ubelaker 1994);
(6) Deformación: Modificación de la forma normal del elemento óseo, puede
tratarse de una alteración intencional o no, “la presión que se ejerza sobre
un hueso o conjunto de huesos puede tener como resultado la deformidad
permanente, sobre todo si dicha presión ocurre en el período de crecimiento”
(Ortner 2003); (7) Cambios entesiales: Usualmente llamadas marcadores
óseos de actividad, son modificaciones producidas en los sitios de inserción
y origen de los músculos y los tendones (Rojas-Sepúlveda y Dutour 2014);
(8) Cambio tafonómico: Se trata del resultado de procesos tafonómicos, es
decir, procesos que afectan el elemento óseo después de la muerte del
individuo (Buikstra y Ubelaker 1994); (9) Fractura: Cualquier evento
traumático que resulta de una discontinuidad parcial o completa del hueso
(Ortner 2003, 120); (10) Espondilosis: Se trata de la más común de las
fracturas de la columna vertebral, es producida por estrés separando parcial
o totalmente el cuerpo vertebral y el arco de la misma, quedando la parte
principal de la vértebra separada de las facetas inferiores, permitiendo así,
que el cuerpo vertebral se deslice hacia adelante produciéndose así una
41

espondilolistesis (Ortner 2003), (11) Osteoporosis: Reducción significativa


de la masa ósea, caracterizada por una calidad de hueso normal pero una
cantidad anormal (Ortner 2003, 51); (12) Otra: Cualquier otra anomalía no
considerada en las anteriores; (13) Espina bífida: Se trata del desarrollo
incompleto del arco neural de una o más vértebras, causado por una falla
en el desarrollo del canal neural (Ortner 2003). Cerramiento incompleto en
la línea media de uno o más arcos neurales que se presenta sobre todo en
la región lumbosacra (Aufderheide, Rodriguez-Martin, y Langsjoen 1998);
(NO) No observable: Se hace referencia a aquellos casos en que las
características no pudieron ser observadas en un elemento óseo que se
conserva en un porcentaje mayor o igual al 25%.
- Cuadro para el registro de los consecutivos de las fotos tomadas en caso de
considerarse necesario, con la respectiva identificación de la cámara
fotográfica utilizada.
- Descripción gráfica de inventario y anomalías presentes. Este apartado está
disponible tanto para individuos adultos como para individuos no adultos.
- Descripción gráfica de inventario y anomalías presentes para piezas
dentales. Este apartado está disponible para dentadura decidua y para
dentadura permanente.
- Anomalías posibles para restos dentales analizados, a cada una de las
cuales le fue asignado un código así: (13) Sin anomalía: Casos en los que
no se encuentra cambio anómalo en el elemento; (14) Cálculo: Placa
bacteriana mineralizada, se halla como concreciones relativamente duras en
la superficie dental (Ortner 2003); (15) Caries: Decaimiento del tejido dental
que resulta en un ablandamiento, decoloración y posterior destrucción del
material que compone la pieza dental, forma una cavidad y es el resultado
de una enfermedad (Buikstra y Ubelaker 1994). Como sugiere Ortner (2003),
inicia con la desmineralización del esmalte, se puede presentar la
remineralización pero lo que ocurre con mayor frecuencia es que progresa
hacia la destrucción del esmalte y de la dentina en la corona. En la raíz la
destrucción es directa por la acción lítica de la bacteria. No todas las
42

cavidades pueden ser atribuibles a la caries, los hoyos y fisuras pueden


ocurrir de manera normal en los dientes (Rojas- Sepúlveda y Rodríguez
2016); (16) Absceso: Inflamación formadora de pus de los tejidos alrededor
de la raíz de un diente (Buikstra y Ubelaker 1994). En el hueso seco lo que
se observa es un agujero, aquel por el cual supuró el pus (Rojas- Sepúlveda
y Rodríguez 2016); (17) Hipoplasia: Son líneas transversas resultado de
desórdenes en el desarrollo dental (Ortner 2003). Cuando la deposición de
la matriz de esmalte es deficiente o defectuosa y la mineralización del diente
es normal, resultan líneas de arresto del crecimiento visibles de forma
macroscópica en los dientes, particularmente en los incisivos (Buikstra y
Ubelaker 1994) ; (18) Enfermedad periodontal o Periodontosis: Se trata del
remodelamiento destructivo del proceso alveolar en el cual el diente está
presente pero con considerable exposición de la raíz y sin evidencia de
absceso. Se constituye como una distancia anormalmente grande entre el
hueso y la articulación entre el cemento y el esmalte, siendo la resorción
local o general del hueso alveolar y/o del proceso alveolar (Ortner 2003);
(19) Desgaste: Conocido también como atrición, para efectos de esta
investigación es necesario distinguir entre desgaste natural y el desgaste
producido por uso anormal de los dientes, el cual es localizado (Ortner
2003); (20) Resorción alveolar: Se produce tras la pérdida de una pieza
dental, cuando el alveolo comienza a cerrarse y cicatrizarse, no se observa
entonces el espacio donde debería alojarse el diente sino como una
superficie que se va rellenando hasta que se cierra por completo (Rojas-
Sepúlveda y Rodríguez 2016); (21) Pala: Se trata de una variación genética
asociada a poblaciones asiáticas (Ortner 2003). Es una extensión lingual de
los rebordes marginales que genera una cavidad de diferente profundidad
en los incisivos(Rodríguez 2003); (22) Carabelli: Se registra en el primer
molar superior y se trata de una quinta cúspide mesolingual por lo cual se
denomina cúspide de Carabelli o tubérculo de Carabelli (Rodríguez 2003) ;
(23) Diente accesorio: También se le conoce como diente supernumerario,
es el diente que supera en un individuo el número 32, siendo más frecuente
43

en el maxilar que en la mandíbula (Ortner 2003) ; (24) Otra: se utiliza en


caso de que no esté enlistada la anomalía, (NO) No observable: Hace
referencia a aquellos casos en que las características no pudieron ser
observadas en un elemento dental que se conserva en un porcentaje mayor
o igual al 25%.
- Comentarios y observaciones.

4.2.3 Anomalías relacionadas con las enfermedades metabólicas


La evaluación de las hipótesis propuestas se llevó a cabo a través de la
identificación de huellas en el registro óseo relacionadas con estados carenciales
(Brickley y Ives 2008; Walker et al. 2009) y el estado de remodelación de las
mismas (Wilson 2014). Para ello se implementó el análisis sobre dos ejes: uno
corresponde al análisis de cada uno de los individuos en el que se estima la
presencia o ausencia de marcadores óseos de deficiencias nutricionales y otro que
corresponde al análisis de la muestra seleccionada que compara la prevalencia de
estos marcadores por grupos de edad, lo que en conjunto se convierte en la
evidencia empírica que permite aproximarse al estado nutricional de la población
bogotana que fue inhumada en el Cementerio Central en Bogotá entre 1850 y 1950.

El análisis osteológico de las enfermedades metabólicas es basado en la


observación, en este caso, macroscópica, de marcadores de estrés. Estos
marcadores orientan sobre el estado de salud global de una población (Valero y
Campillo 2001, 429) por lo que se utilizaron acá como primer acercamiento a las
condiciones de salud y enfermedad relacionadas con nutrición de la muestra
analizada.

La evaluación de los marcadores de estrés y nutrición relacionados con las


enfermedades metabólicas fue realizada de forma céfalo – caudal, teniendo en
cuenta los elementos presentes en cada individuo. Las características que no
pudieron ser observadas por ausencia fueron marcadas con X.
44

De lo anteriormente expuesto, se deriva que se eligieron los siguientes marcadores


como representativos de la expresión osteológica de las enfermedades
metabólicas por lo que fueron aquellos cuyos datos fueron procesados (Anexo B).
Los distintos marcadores fueron evaluados siguiendo la metodología propuesta por
Steckel y colaboradores (2006). La presencia de lesiones de cribra orbitalia fue
observada, macroscópicamente, en cuatro estados (Figura 4.1) 0- No observable:
Cuando las órbitas no estaban presentes en el individuo, 1- Ausente: No expresa
la condición con al menos Figura 4.2 Clasificación de cribra orbitalia (Tomado de
Steckel et al., 2006)
una órbita observable, 2-
Presente: Un
conglomerado de finos
agujeros que cubren una
pequeña área, 3- Severo:
Área sustancial es
cubierta por agujeros
pequeños o grandes con una tendencia a formar grupos de conglomerados
cercanos. La presencia de lesiones denominadas hiperostosis porótica fue
observada, macroscópicamente en cuatro estados, muy similares a los
relacionados con la cribra (Figura 4.2) 0- No observable: Cuando no hay parietales
presentes para la observación, 1- Ausente: No expresa la condición con al menos
un parietal observable, 2- Presente: Existencia de hoyuelos leves o porosidad
parietal severa, 3- Severo: Lesiones parietales gruesas con excesiva ampliación
del hueso. En la ficha diseñada
Figura 4.1 Clasificación de hiperostosis porótica
(Tomado de Steckel et al., 2006) para el registro de las anomalías
también se incluyó un apartado en
el que se define la ubicación de los
defectos poróticos, así: 1- Cráneo,
2- Miembro superior, 3- Tronco, 4-
Pelvis, 5- Miembro inferior, 6 –
Vértebras y 7- Ausente. Estos
defectos se asociaron a
45

características osteopénicas. La evaluación de la alteración del esmalte dental se


llevó a cabo en todos los dientes, deciduales y permanentes que estuviesen
presentes. La observación se realizó macroscópicamente, siguiendo la siguiente
escala de registro (Figura 4.3): 0- No observable: Cuando el diente no se encuentra
presente o debido a otras causas relacionadas con el revestimiento de la pieza, 1-
Ausente: No hay presencia de hipoplasia del esmalte, 2- Presente 1 línea: Una
línea hipoplásica que Figura 4.3 Clasificación de Hipoplasia del esmalte (Tomado
de Steckel et al., 2006)
se puede sentir con la
uña de los dedos, 3-
Presente 2 o más
líneas: Dos o más
líneas hipoplásicas
presentes. En la
cavidad buco-dental también se registró la presencia o ausencia de enfermedad
periodontal, caries y dientes perdidos antemortem (expresados en la existencia de
resorción alveolar), para poder tener una aproximación a la salud oral de los
individuos analizados. Los cuales, a su vez, complementan la información
relacionada con las enfermedades metabólicas.

4.2.4 Base de datos


La información consignada en el formato de registro bioarqueológico (Anexo A) fue
analizada y posteriormente se consignó la información correspondiente en la ficha
de registro de base de datos (Anexo B). Lo anterior facilitó el proceso de depurar
los datos analizados que son de interés para la investigación relacionada con los
marcadores óseos de enfermedades metabólicas. Posteriormente, la información
que se recogió en esta segunda ficha se montó en una base de datos creada en el
programa Excel®. Como se vio anteriormente cada individuo analizado fue
asignado a un Caso, cada caso fue dispuesto en una fila con toda la información
que identifica el conjunto analizado. A continuación, se incluyó un espacio
correspondiente a los métodos usados para determinar sexo, para estimar edad y
sus correspondientes resultados. Finalmente, se incluyeron los espacios para
46

ingresar los códigos correspondientes a cada anomalía previamente examinada en


el registro óseo.

4.2.5 Análisis de datos


Todos los datos registrados en la base de datos fueron posteriormente ingresados
al programa IBM SPSS Statistics® 23.

En primera instancia, se hizo uso de la estadística descriptiva para encontrar las


frecuencias y porcentajes de cada uno de las variables (sexo, edad) en relación
con los marcadores analizados en la muestra (cribra orbitalia, hiperostosis porótica,
osteopenia, hipoplasia del esmalte, caries, enfermedad periodontal, resorción
alveolar).

Posteriormente, con el objetivo de encontrar las relaciones más significativas entre


las diferentes variables categóricas, nominales (sexo y grupo etario) y ordinales
(grado de afectación de los individuos con cada marcador) se aplicaron
procedimientos no paramétricos. Son este tipo de procedimientos los que se
pueden aplicar en esta investigación dado que la distribución de los datos es “libre”
y se pueden usar en el análisis de datos nominales u ordinales. El primero de estos
procedimientos, las tablas de contingencia sirven para describir conjuntamente dos
o más variables (Sampieri, Collado, y Lucio 2014). Se presentan en ellas los datos
que relacionan el porcentaje en relación con el total de frecuencias observadas (“N”
y “n” de muestra). Luego, para hallar las relaciones existentes entre los marcadores
se aplicó un procedimiento de correlaciones: el coeficiente de Spearman (Anexo
D). El mencionado coeficiente se basa en los rangos de los datos y no en los
valores reales, es entonces apropiado para los datos ordinales o que no satisfagan
la realidad. Sus resultados (entre -1 “relación negativa perfecta: A mayor X, menor
Y o a menor X, menor Y, de manera proporcional” y 1 “relación positiva perfecta: A
mayor X, mayor Y o a menor X, menor Y, de manera proporcional” (Sampieri,
Collado, y Lucio 2014)) al ser interpretados producen la información de cuáles
variables están relacionadas linealmente. Además, presenta los resultados de esta
prueba con dos niveles de significancia: 0,05 y 0,01. El primero implica que el
47

investigador tiene 95% de seguridad para generalizar sin equivocarse y solo 5% en


contra, mientras que en el segundo, el investigador tiene un 99% a su favor y un
1% en contra para generalizar sobre los datos analizados (Sampieri, Collado, y
Lucio 2014).

Los anteriores son los análisis estadísticos realizados en la presente investigación


a los datos obtenidos en la evaluación osteológica de la muestra seleccionada.

Por otra parte, para cumplir con los objetivos planteados en la presente
investigación, el análisis de datos contó con métodos provenientes de la
epidemiología, que Waldron define como el estudio de la enfermedad en una
comunidad (Waldron 1994). Siguiendo a Waldron, la prevalencia, cuyo interés se
presenta en los objetivos demarcados en la presente investigación, es una
proporción en la que matemáticamente se presenta la relación entre el número de
casos que presentan una determinada condición y la población total (1994); en el
presente estudio se indicará la prevalencia para cada uno de los marcadores frente
a la muestra analizada (80 individuos). La ecuación para el cálculo de la prevalencia
tiene la siguiente forma:

𝑁ú𝑚𝑒𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑐𝑎𝑠𝑜𝑠
𝑃𝑟𝑒𝑣𝑎𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 =
𝑃𝑜𝑏𝑙𝑎𝑐𝑖ó𝑛 𝑡𝑜𝑡𝑎𝑙

El dato obtenido por medio de la anterior ecuación es importante en este estudio


de carácter transversal en el que la población total es definida y el número de
individuos afectados por los marcadores investigados es sistemáticamente
registrado. Según Waldron, al hallar el dato correspondiente a la prevalencia con
la población total se obtendrá una tasa bruta.

Los individuos cuyas condiciones de preservación no permitieron la observación de


las características coherentes con los marcadores de estrés óseo relacionados con
las enfermedades metabólicas fueron tratados como “datos perdidos”, lo anterior,
siguiendo a Waldron, implica reconocer la posibilidad de que se haya subestimado
la presencia de los mencionados marcadores en la muestra analizada al presentar
la tasa bruta. Sin embargo, para disminuir este margen de error, el tratamiento de
48

estos datos se realiza haciendo uso de la tasa de prevalencia corregida que


menciona Waldron (1994), la cual permite asumir que la distribución entre los datos
perdidos es similar a la que existe entre los datos observables; por lo que, se usa
en el denominador de la ecuación una resta entre el número de casos presentes
menos el número de casos perdidos. Es este valor “corregido” el que se utiliza para
discutir los resultados y realizar las comparaciones pertinentes.

4.3 Fuentes documentales


Al hacer la suma del material disponible para realizar una investigación
bioarqueológica que se aproxime a dar cuenta de las condiciones en las que se
desarrollaba la vida en determinado período se podría decir entonces que se tiene,
siguiendo a Funari (2008), dos grandes vertientes de información: en primer lugar
los documentos del suelo, es decir, el registro bioarqueológico y en segunda
instancia, los documentos de archivo que sobre el período a analizar existen.

Teniendo en cuenta lo anterior, en un estudio bioarqueológico se debe ser muy


cauteloso con el manejo que se le da a la información de archivo rescatada. Esto
debido a que esta información será contrastada posteriormente con los análisis
bioarqueológicos, con el fin de dar una aproximación lo más cercana posible sobre
las condiciones de vida en la población estudiada.

La premisa es clara, no se parte del hecho de que los documentos escritos en la


época y posteriormente sobre ella reflejen exactamente la cotidianidad pues es
apropiado para una investigación bioarqueológica, realizar una aproximación crítica
a los materiales consultados para evitar perpetuar la “tiranía del texto” (Perry 2007)
en la que se cree que todo lo que se dice en los documentos es exactamente un
cuadro de la realidad de la época.

Se deben contemplar entonces variables como la intencionalidad del autor, que


respondería a preguntas como: ¿por quién fue escrito?, ¿para quién?, y, además,
¿cuál era la influencia que el contexto que se intenta reconstruir ejercía sobre los
productores de la documentación?
49

Al pasar por este acercamiento crítico, que se describe a continuación, lo que se


pretende es realizar un filtro de la documentación para rescatar aquellos textos que
tengan una pertinencia real para el estudio comparativo que ofrecen los restos
óseos inhumados junto con sus contextos funerarios.

En la indagación de la información documental se intentó abarcar no sólo


documentos producidos en la academia, sino, además, aquellos producidos en la
literatura de la época por considerarlos de importancia al momento de reconstruir
las condiciones de vida cotidianas de la población bogotana del período de interés.
Los hallazgos de este tipo de fuentes documentales se presentan en el capítulo
Contexto teórico. Por otro lado, entre las fuentes académicas consultadas se
encontraron tesis escritas para optar por el título de Médico cirujano en la
Universidad Nacional. Estos documentos, realizados ya no por historiadores sino
por médicos, ofrecen una mirada más específica y particular sobre las condiciones
de salud y además sobre los adelantos que la tecnología médica tenía para la
época, lo que permite reconstruir algunos fragmentos de los perfiles
epidemiológicos (de qué se enfermaba la población), así como también las técnicas
terapéuticas (cómo curaban los médicos a los enfermos) disponibles para la
población. Sin duda estos documentos se constituyen en un aporte enriquecedor
para reconstruir el contexto relacionado con las condiciones de salud y bienestar
de la época reseñada. Serían estas las fuentes provenientes de la academia que
tendrían algún grado de pertinencia al tratar de reconstruir un contexto general
sobre las condiciones de salud y bienestar de la población de la época reseñada.
Existen otras que permiten ahondar en particularidades sobre este contexto
general, permitiendo adentrarse en temáticas como la organización de los sistemas
oficiales de atención en salud, políticas administrativas, infraestructura tanto de
hospitales como de cementerios. Sin embargo, estas obras no se consideran
pertinentes para participar de este contexto general pues ahondan en cuestiones
que superan los intereses de esta investigación.
5. Resultados

5.1 Caracterización de la muestra


Se analizaron un total de 80 individuos de los cuales 37 casos corresponden a
femeninos, 27 casos a masculinos, 9 casos a indeterminados, 5 casos a individuos
subadultos (Gráfica 5.1). En relación a la edad, la muestra fue agrupada por
cohortes correspondiendo 24 casos a Adulto Medio, seguida de 13 casos de Adulto
Joven y de 9 casos para Adulto Senil, 4 de Infancia II, 2 de individuos Juveniles y
1 de Infancia IB (Gráfica 5.2). Los valores perdidos se obtuvieron de aquellos
individuos cuyas características de preservación no permitieron la observación de
las características para determinar sexo o estimar edad (Tabla 5.1).

Tabla 5.1 Distribución de los casos por sexo y edad

Casos
Observables (Válidos) No observables (Perdidos) Total
N Porcentaje N Porcentaje N Porcentaje
Sexo 78 97,5% 2 2,5% 80 100,0%
Edad 53 66,3% 27 33,8% 80 100,0%
51

Gráfica 5.1 Distribución de la muestra por sexo

Gráfica 5.2 Distribución de la muestra por cohortes de edad

En términos generales, existe representación tanto de individuos femeninos como


de individuos masculinos en la muestra, si bien los primeros se encuentran en
mayor número que los segundos. Con respecto a la edad, al determinar la medida
52

de tendencia central “Moda” se encontró que predominan los adultos medios, y en


general, los adultos. Las demás cohortes de edad están muy poco representadas
en la muestra.

5.2 Marcadores óseos por sexo y edad


El estado de preservación de los individuos analizados es determinante a la hora
de presentar los datos, lo anterior es debido a que las características que no
pudieran ser observadas (Tabla 5.2) influyen en los valores que en adelante se
exponen.

Tabla 5.2 Valores válidos y perdidos por marcador

Casos
Observados No observables
Total
(Válidos) (Perdidos)
N Porcentaje N Porcentaje N Porcentaje
Cribra orbitalia 28 35,0% 52 65,0% 80 100,0%
Hiperostosis porótica 48 60,0% 32 40,0% 80 100,0%
Osteopenia 54 67,5% 26 32,5% 80 100,0%
Hipoplasia del esmalte 45 56,3% 35 43,8% 80 100,0%
Caries 43 53,8% 37 46,3% 80 100,0%
Enfermedad periodontal 44 55,0% 36 45,0% 80 100,0%
Resorción alveolar 44 55,0% 36 45,0% 80 100,0%

5.2.1 Cribra orbitalia


Esta lesión tuvo poca presencia en la muestra (Tabla 5.3; Tabla 5.4), además los
casos hallados se caracterizan por ser leves. Se presentan casos tanto en el sexo
Femenino como en individuos con sexo Masculino –resaltados dentro de la tabla-,
ninguno en individuos Subadultos. Se puede observar que los casos se encuentran
en las cohortes de edad superiores, entre los Adultos Medios y entre los individuos
Adultos Seniles. Es de anotar que muchos de los individuos no conservaban las
53

órbitas por lo que resulta complejo realizar el análisis de este marcador en la


muestra observada, arrojando un total de 52 casos perdidos (65,0%).

Tabla 5.3 Cribra orbitalia por sexo

Sexo
Cribra orbitalia Total
Femenino Indeterminado Masculino Subadulto
12 3 8 2 25
92,3% 100,0% 80,0% 100,0% 89,3%
1 0 2 0 3
7,7% 0,0% 20,0% 0,0% 10,7%
13 3 10 2 28
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Tabla 5.4 Cribra orbitalia por edad

Edad
Cribra orbitalia Infancia Infancia Adulto Adulto Adulto Total
IB II joven medio senil
1 1 5 11 4 22
100,0% 100,0% 100,0% 91,7% 66,7% 88,0%
0 0 0 1 2 3
0,0% 0,0% 0,0% 8,3% 33,3% 12,0%
1 1 5 12 6 25
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

5.2.2 Hiperostosis porótica


Esta lesión tuvo poca presencia en la muestra (Tabla 5.5; Tabla 5.6), además sus
casos se caracterizan por ser leves. Se presentan casos tanto en el sexo
Femenino, como en el sexo Masculino– resaltados dentro de la tabla-, ninguno en
individuos Subadultos. En relación a la edad los casos con presencia de la lesión
se ubican todos en individuos adultos y en especial en las cohortes superiores, de
Adultos Medios y Seniles. También es de anotar que en 32 casos no fue posible
observar las condiciones relacionadas con este marcador (40,0%).
54

Tabla 5.5 Hiperostosis porótica por sexo

Hiperostosis Sexo
Total
porótica Femenino Indeterminado Masculino Subadulto
18 7 13 4 42
90,0% 100,0% 81,3% 100,0% 89,4%
2 0 3 0 5
10,0% 0,0% 18,8% 0,0% 10,6%
20 7 16 4 47
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Imagen 5.1 Cráneo con hiperostosis porótica leve en Parietal derecho. Caso
EM014
55

Imagen 5.2 Cráneo con hiperostosis porótica leve en Parietal derecho. Caso
EM015

Tabla 5.6 Hiperostosis porótica por edad

Edad Total
Hiperostosis
porótica Infancia Infancia Juvenil Adulto Adulto Adulto
IB II joven medio senil
1 3 2 6 15 6 33
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 88,2% 75,0% 89,2%
0 0 0 0 2 2 4
0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 11,8% 25,0% 10,8%
1 3 2 6 17 8 37
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

5.2.3 Osteopenia
Las características relacionadas con lesiones osteopénicas se encontraron
presentes en 10 casos –resaltados dentro de las tablas- de la muestra analizada.
Su presencia es mayor en individuos Femeninos que en Masculinos, no existe esta
condición en individuos Subadultos de la muestra seleccionada (Tabla 5.7). En 26
56

casos no fue posible observar las características relacionadas con este marcador
(32,5%).

Tabla 5.7 Osteopenia por sexo

Sexo
Osteopenia Total
Femenino Indeterminado Masculino Subadulto
17 7 15 4 43
73,9% 100,0% 78,9% 100,0% 81,1%
6 0 4 0 10
26,1% 0,0% 21,1% 0,0% 18,9%
23 7 19 4 53
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Con respecto a la edad (Tabla 5.8) de nuevo la presencia del marcador se ubica
entre las cohortes superiores, son los adultos quienes más tuvieron las
características osteopénicas en su registro óseo, encontrándose casos entre los
Adultos Jóvenes, los Medios y los Seniles.

Tabla 5.8 Osteopenia por edad

Edad
Osteopenia Infancia Infancia Adulto Adulto Adulto Total
Juvenil
IB II joven medio senil
1 3 1 7 14 7 33
100,0% 100,0% 100,0% 63,6% 82,4% 87,5% 80,5%
0 0 0 4 3 1 8
0,0% 0,0% 0,0% 36,4% 17,6% 12,5% 19,5%
1 3 1 11 17 8 41
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%
57

Imagen 5.3 Coxales con características osteopénicas. Caso EM004

Imagen 5.4 Coxal con porosidad. Característica osteopénica. Caso EM007

5.2.4 Hipoplasia del esmalte


Este marcador tiene una frecuencia interesante en la investigación (Tabla 5.9;
Tabla 5.10). Se hizo presente en 10 casos de la muestra, sumando los casos leves
y los casos severos. Los casos predominan en el sexo Femenino, sin embargo,
58

entre los de sexo Masculino también existen. Además, con este marcador se
encontró que en los individuos Subadultos existe presencia de hipoplasia. En
cuanto a la edad, la hipoplasia se hizo presente en varias cohortes, yendo desde
la Infancia II al Adulto Medio, siendo entre ellas la de Adulto Joven la que presenta
mayor afectación. Por último, es necesario mencionar que no pudieron ser
observadas las piezas dentales en 35 casos (43,8%).

Tabla 5.9 Hipoplasia del esmalte por sexo

Hipoplasia del Sexo


Total
esmalte Femenino Indeterminado Masculino Subadulto
11 4 14 3 32
61,1% 80,0% 93,3% 60,0% 74,4%
6 1 1 0 8
33,3% 20,0% 6,7% 0,0% 18,6%
1 0 0 2 3
5,6% 0,0% 0,0% 40,0% 7,0%
18 5 15 5 43
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Imagen 5.5 Pieza dental de individuo Infantil II líneas de Hipoplasia. Caso EM071
59

Imagen 5.6 Pieza dental con deficiencias del esmalte. Caso EM071

Tabla 5.10 Hipoplasia del esmalte por edad

Edad
Hipoplasia del
Infancia Infancia Adulto Adulto Adulto Total
esmalte Juvenil
IB II joven medio senil
1 2 0 5 14 5 27
100,0% 50,0% 0,0% 50,0% 93,3% 100,0% 75,0%
0 0 1 5 1 0 7
0,0% 0,0% 100,0% 50,0% 6,7% 0,0% 19,4%
0 2 0 0 0 0 2
0,0% 50,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 5,6%
1 4 1 10 15 5 36
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

5.2.5 Caries
La caries es un marcador no específico relacionado con las enfermedades
metabólicas. En la presente investigación se registró la caries de forma general en
cada individuo donde los dientes estuviesen presentes. Los resultados
relacionados con ese marcador son interesantes en la medida en la que se
registran de forma ligeramente equiparada entre los dos sexos (Tabla 5.11) –
resaltados en la tabla-. Además, también existe presencia en individuos subadultos
por lo que se constituye en un marcador cuyas relaciones con los demás es
60

interesante analizar. Es un marcador que se presenta en todas las cohortes de


edad adoptadas en el análisis realizado, siendo la de adulto medio la más afectada
(Tabla 5.12). En 37 casos (46,3%) no fue posible observar esta característica.

Imagen 5.7 Caries en pieza dental. Caso EM006

Tabla 5.11 Caries por sexo

Sexo
Caries Total
Femenino Indeterminado Masculino Subadulto
4 4 2 2 12
23,5% 80,0% 14,3% 40,0% 29,3%
13 1 12 3 29
76,5% 20,0% 85,7% 60,0% 70,7%
17 5 14 5 41
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%
61

Tabla 5.12 Caries por edad

Edad
Caries Infancia Infancia Adulto Adulto Adulto Total
Juvenil
IB II joven medio senil
0 2 0 2 5 2 11
0,0% 50,0% 0,0% 22,2% 33,3% 40,0% 31,4%
1 2 1 7 10 3 24
100,0% 50,0% 100,0% 77,8% 66,7% 60,0% 68,6%
1 4 1 9 15 5 35
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

5.2.6 Enfermedad periodontal


Es un marcador con poca presencia en la muestra analizada. Sin embargo, es
interesante ver que no existe una brecha muy grande entre los individuos que se
analizaron con respecto al sexo (Tabla 5.13). Su ocurrencia posibilita la
comparación y la correlación de esta condición con los demás marcadores
analizados en la presente investigación. En 36 casos (45,0%) no fue posible
realizar la observación.

Imagen 5.8 Enfermedad periodontal en mandíbula. Caso EM003


62

Tabla 5.13 Enfermedad periodontal por sexo

Enfermedad Sexo
Total
periodontal Femenino Indeterminado Masculino Subadulto
14 6 13 4 37
87,5% 100,0% 76,5% 100,0% 86,0%
2 0 4 0 6
12,5% 0,0% 23,5% 0,0% 14,0%
16 6 17 4 43
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%
En relación a la edad (Tabla 5.14), nuevamente, se observa una ocurrencia en las
cohortes de edad superiores, es decir, entre los individuos analizados de edad
adulta, siendo los individuos Adultos Medios los más afectados.

Tabla 5.14 Enfermedad periodontal por edad

Edad
Enfermedad
Infancia Infancia Adulto Adulto Adulto Total
periodontal Juvenil
IB II joven medio senil
1 3 2 7 11 4 28
100,0% 100,0% 100,0% 87,5% 78,6% 66,7% 82,4%
0 0 0 1 3 2 6
0,0% 0,0% 0,0% 12,5% 21,4% 33,3% 17,6%
1 3 2 8 14 6 34
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

5.2.7 Resorción alveolar


Este marcador se encuentra presente en un porcentaje importante en la muestra
analizada. Junto con los dos anteriores es un marcador de interés para un
acercamiento a las condiciones de salud e higiene oral. Así mismo, la pérdida de
dientes antemortem integra las reacciones al tipo de dieta sumado al desgaste y a
la enfermedad periodontal, por lo cual es un marcador que permite aproximarse al
conocimiento de los alimentos duros que pudieron haber sido limitados en algunos
individuos. La presencia de este marcador es bastante mayor en individuos de sexo
masculino (Tabla 5.15). Mientras que en relación a la edad (Tabla 5.16) los
individuos con presencia de este marcador se ubican en las cohortes superiores,
63

aunque llama la atención la presencia de dicha característica en un individuo


juvenil. No fue posible realizar la observación en 36 casos (45,0%) de la muestra
analizada.

Tabla 5.15 Resorción alveolar por sexo

Resorción Sexo
Total
alveolar Femenino Indeterminado Masculino Subadulto
7 3 2 4 16
43,8% 50,0% 11,8% 100,0% 37,2%
9 3 15 0 27
56,3% 50,0% 88,2% 0,0% 62,8%
16 6 17 4 43
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Imagen 5.9 Individuo con resorción alveolar. Caso EM014

Tabla 5.16 Resorción alveolar por edad

Edad
Resorción alveolar Infancia Infancia Adulto Adulto Adulto Total
Juvenil
IB II joven medio senil
1 3 1 3 5 3 16
100,0% 100,0% 50,0% 37,5% 35,7% 50,0% 47,1%
0 0 1 5 9 3 18
0,0% 0,0% 50,0% 62,5% 64,3% 50,0% 52,9%
1 3 2 8 14 6 34
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%
64

Al hacer un resumen de los datos obtenidos con la estadística descriptiva, la


colección ósea analizada bajo los parámetros incluidos en la presente investigación
sistemática se caracteriza por unas condiciones de preservación precarias, el gran
número de casos en los cuales las características no pudieron ser observadas da
cuenta de ello y obliga a tomar como valores perdidos aquellos casos que no
lograron ser observados. Los marcadores, en general, exponen una baja frecuencia
de condiciones óseas y dentales relacionadas con enfermedades metabólicas. Sin
embargo, es de observar la interesante distribución, que afecta a ambos sexos en
las edades adultas.

5.3 Prevalencia de los marcadores


Tal y como se mencionó en la metodología, el cálculo de los valores
correspondientes a la tasa de prevalencia es un aspecto interesante en la
reconstrucción de las condiciones de vida de una población del pasado. En este
caso, se calcularon las tasas de prevalencia en bruto, es decir, sin excluir los casos
que arrojaron valores perdidos y, también, se calcularon las tasas ajustadas (Tabla
5.17).

Tabla 5.17 Valores de prevalencia


Marcador Casos No observable Tasa cruda Tasa ajustada Porcentaje
Cribra orbitalia 3 52 0,0375 0,10714286 10,71%
Hiperostosis porótica 5 32 0,0625 0,10416667 10,42%
Osteopenia 10 26 0,125 0,18518519 18,52%
Hipoplasia del esmalte 11 35 0,1375 0,24444444 24,44%
Caries 29 37 0,3625 0,6744186 67,44%
Enfermedad periodontal 6 36 0,075 0,13636364 13,64%
Resorción alveolar 27 36 0,3375 0,61363636 61,36%

5.4 Correlación de Spearman


La correlación de Spearman realizada (Anexo D) para determinar la relación
existente entre las variables, arrojó como resultado el hecho de que no existe una
relación significativa entre el sexo de los individuos analizados y la presencia de
marcadores relacionados con las enfermedades metabólicas. En cuanto a la edad,
65

la prueba arrojó resultados significativos a un nivel de 0,05 al correlacionar esta


variable con la hiperostosis porótica y la cribra orbitalia, y de 0,01 con la hipoplasia
del esmalte.

5.5 Fuentes documentales


Para la presente investigación fueron consideradas algunas de las fuentes
documentales con las que se puede complementar una investigación
bioarqueológica. Ante la gran variedad de fuentes que se ofrecen para la época, lo
que se debe tener en cuenta es que se deben observar siempre desde una
perspectiva crítica que evalúe la pertinencia para cada investigación histórica en
particular. Así se logra hacer que las fuentes documentales contribuyan a la
investigación bioarqueológica y no se permita que se perpetúe esa “tiranía del
texto” a la que muchas veces las investigaciones históricas se ven enfrentadas, de
lo cual existe una amplia discusión al interior de la disciplina, por ejemplo autores
como Megan Perry (2007), quien expone las ventajas y desventajas que la
bioarqueología presenta al momento de acceder a fuentes documentales de
carácter histórico para complementar la investigación.

Existen algunas otras posibles fuentes para conocer la imagen cotidiana de la


población bogotana de la época; la “versión gráfica” del costumbrismo. Sin duda
alguna, sobre este tipo de fuente documental la comisión corográfica sería una de
las primeras aportantes pues algunas de sus láminas muestran sobre todo el
paisaje y la vestimenta cotidiana tradicional de algunos sectores de la población
colombiana, lo que se podría abstraer para la versión bogotana de la población.
Además de estas ilustraciones también se puede contar con archivos fotográficos
que ilustran con aquella nueva tecnología (la cámara fotográfica) para la época, las
formas de la cotidianidad bogotana.
66

Imagen 5.10 Acuarela Comisión corográfica. Fuente: Biblioteca Nacional

Es en esta búsqueda que se considera que las fuentes documentales,


mencionadas en la metodología, ofrecen una contextualización que integra la
perspectiva “etic” de los investigadores académicos que produjeron sus
documentos desde fuera del espacio y el tiempo reseñados y la perspectiva “emic”
de aquellos escritores, periodistas, columnistas, etc. que publicaron sus obras y
sus escritos en los periódicos de la época. Brindan las producciones académicas,
en un nivel general, la contextualización que desde el proyecto de análisis
bioarqueológico se busca para la colección inhumada del cementerio central (para
67

lo cual se designó un capítulo particular –Contexto histórico-); y en particular para


esta investigación sobre enfermedades metabólicas una visión cercana a la
cotidianidad vista desde las obras de literatura costumbrista que ofrecen además
la posibilidad de contrastar la información que en ellas se contiene con los
hallazgos que se den en el análisis de laboratorio de los individuos que fueron
seleccionados como muestra.

Así entonces, en el presente apartado se dedicará especial atención a los


hallazgos, de particular importancia, que se produjeron al analizar la producción
académica (tesis de medicina de la Universidad Nacional), en búsqueda de la
caracterización de la vida cotidiana de los habitantes de Bogotá. Lo que se verá a
continuación no fue abordado en el capítulo relacionado con la contextualización
histórica de Bogotá en la época determinada por considerarse como un resultado
pertinente de la investigación, propiamente relacionada con las enfermedades
metabólicas.

En orden cronológico, el primero de estos trabajos es titulado Las epidemias de


Bogotá, de Josué Gómez (1898). En él, el médico Gómez realiza una fuerte crítica
a las costumbres que tienen los bogotanos, sobre todo, deja saber su profunda
molestia con la “clase obrera”; las quejas sobre este sector de la población permiten
reconocer la forma en la que eran vistas aquellas personas pobres, que vivían todo
el tiempo en un estado de total desaseo y cuyas prácticas distaban bastante de
aquellas necesarias para mantener una buena higiene y un buen estado de salud.
Resalta el autor, que físicamente, se trata de personas impotentes, incapaces de
levantar un peso como lo haría cualquier otra persona, son entonces personas
cuyos brazos y piernas no obedecen al impulso de la voluntad, que permanecen
todo el tiempo flacos y demacrados.

Uno de los comentarios de mayor interés para la presente investigación es el que


se relaciona a continuación:
68

“Estos cuadros de miseria se observan en hombres adultos y en pleno vigor


de la vida, y la sociedad está en el deber de remediarlos para no dejar perder
brazos útiles a la industria y al bienestar general.

Esos individuos de 30 a 35 años de edad, de aspecto cadavérico, cubiertos


de piel delgada, árida, seca, fría y colmada de arrugas; de rodillas más
voluminosas que los muslos, de vientre tan deprimido que deja ver
fácilmente las pulsaciones de la aorta abdominal, en cuyo tórax se destacan
todas las salidas de la armazón ósea…esos individuos sin expresión de vida,
sin alma aparente, son males de causa social, hijos del abandono en sus
más amplias manifestaciones. Inútiles para el trabajo, incapaces de volver a
la vida, animados solamente por la vida vegetativa, al fin se infiltran y
mueren” (Gómez 1898, 69–70).

Procede, además, a criticar fuertemente las condiciones ambientales de la ciudad,


denuncia focos de enfermedades en muchos lugares, ríos, pesebreras, mataderos,
etc. Así entonces, las epidemias en Bogotá estaban a la orden del día, por la
reunión que existía, para el autor, de condiciones ambientales, poca salubridad y
malas costumbres: aspectos que propiciaban la aparición de muchas
enfermedades. Se constituye esta tesis, en una crítica al poco control que existe
sobre las personas que él denomina como “holgazanes”, estas personas según él
deterioran, con su presencia, sin interés por el autocuidado, las condiciones de vida
de los demás bogotanos. Además, comenta el autor, que muchas de estas
personas llegan a Bogotá teniéndolo como su refugio; provenientes de los
departamentos del centro de Colombia; llegando a la ciudad con sus “hábitos
primitivos”, muriendo muchas veces de infecciones agudas o llevando una vida de
completa miseria. En general esta tesis presenta en conjunto una serie de
recomendaciones que podrían haberse implementado con el fin de mejorar las
precarias condiciones de vida a las que se veían sometidos los habitantes de
Bogotá, en la perspectiva del autor de la misma.

La siguiente tesis de interés es la titulada Raquitismo, escrita por Francisco


Sorzano (1899). En ella el autor realiza una interesante conceptualización del
69

estado de una de las enfermedades metabólicas más ampliamente conocidas;


como lo es el raquitismo. La primera parte está compuesta por el contexto histórico,
la etiología, la anatomía patológica y patogenia, y la sintomatología, las
complicaciones y la evolución clínica de la enfermedad, en última instancia se
mencionan el carácter médico del diagnóstico y del pronóstico que el profesional
debe realizar para elegir el tratamiento adecuado. La segunda parte, la cual es la
de mayor importancia para la presente investigación, se relaciona con algunas
consideraciones sociales que, con respecto a Bogotá, da a lugar el estudio del
raquitismo. Aquí es de especial interés el hecho de que nuevamente se habla de la
“clase obrera”, es ella nuevamente la que, según el autor más se ve afectada por
el raquitismo, relacionando lo anterior con las precarias condiciones higiénicas en
que vivían aquellas personas. Es interesante la descripción que realiza el autor de
las condiciones higiénicas y económicas que directamente afectan la vida cotidiana
de las personas: se describen las tiendas o “cuarterías” en las que tienen que
compartir con toda clase de animales muchas personas, se describe la precaria
situación alimenticia, en la cual el maíz era el elemento principal , consumido en
mazamorra y en chicha; además, expone el autor, que muchas de estas personas
no conocen la carne, la leche y los huevos pues no pueden acceder a estos
elementos.

Finalmente, este documento presenta una relación de algunos casos que el médico
que lo redacta tuvo la oportunidad de presenciar en la ciudad, a continuación, se
relaciona uno de estos ejemplos:

“N.N., de 30 años de edad, bogotano, quien, habiendo padecido el


raquitismo en su infancia, ostenta hoy las huellas indelebles que en él dejó
la enfermedad, y que exhibimos en nuestra lámina número 5. Hoy su salud
es satisfactoria, pues sólo experimenta alguna dificultad para caminar,
debida a la desviación de las piernas, hace algún tiempo desempeña, a
contentamiento de la Facultad de Medicina, el empleo de portero del
Anfiteatro” (Sorzano 1899, 111).
70

En Anotaciones sobre la mortalidad en Bogotá, el autor, Raúl Castilla (1912)


presenta, de nuevo como en las anteriores, una descripción de los rasgos más
importantes del clima en la ciudad de Bogotá. Analiza además la estadística que,
según él, para la fecha de su publicación apenas llevaba tres años de ser
adecuadamente registrada. Y, finalmente expone su investigación relacionada con
las enfermedades que predominan en las causas de mortalidad en Bogotá. Las
entidades patológicas cuyas frecuencias más altas analiza Castilla, a partir de la
estadística oficial, son, en su orden: gastroenteritis, enfermedades inflamatorias
del pulmón, fiebre tifoidea, lesiones vasculares del corazón y la disentería.

Dentro del material consultado y analizado, se encuentra un reporte muy similar al


anterior, Causas frecuentes de la mortalidad en Bogotá, escrita por Rafael Nieto
(1923). En este documento, se amplía el trabajo que ya se iniciaba a hacer, de
llevar al análisis los datos que estaban siendo recolectados por la municipalidad en
las “boletas de defunción”. Se representan en sus gráficas las enfermedades que
tienen un mayor porcentaje como causa de mortalidad. Son veinte años de
recorrido por las cifras de mortalidad en Bogotá y sus principales causas.
Nuevamente, en este documento se encuentra el lector con una reseña de las
condiciones climáticas, poblaciones, estructurales, etc. de la ciudad de Bogotá, a
través de una reseña de la condición de higiene de la misma. Las enfermedades
que según la investigación del doctor Nieto se encuentran entre las causas
principales de mortalidad en la ciudad de Bogotá son, en orden de importancia:
enfermedades gastrointestinales, fiebre tifoidea, tuberculosis, neumonía,
influenza y tos ferina. Como conclusiones, el autor aporta al conocimiento de las
causas de mortalidad unas características etiológicas comunes que se relacionan
con la contaminación de las fuentes hídricas a las que se enfrentaba la ciudad.
Entre otras, las enfermedades que mayor mortalidad causan en Bogotá, son
asociadas por el autor, a las precarias condiciones higiénicas que enfrentaba la
ciudad para la época, pues denuncia un retraso de Bogotá, que como capital de la
República no había logrado resolver los problemas que de tiempo atrás venía
arrastrando en estas cuestiones.
71

Hasta aquí se presentan los resultados obtenidos del análisis de las Tesis de
medicina, tenidas como fuentes históricas de carácter académico, que, se espera,
aporten a la discusión que suscita al analizar el estado de las condiciones de vida
los habitantes de la ciudad de Bogotá para una etapa histórica en cuestión.

5.6 Datos arqueológicos

En los informes previos que se produjeron en las etapas de prospección y


excavación de carácter arqueológico, se observa que el Globo B del Cementerio
Central de Bogotá, tuvo un uso funerario. Es decir, la colección completa, y por
ende la muestra analizada tiene este carácter, ya que este globo mencionado se
trata del lugar de procedencia de la misma.

Sin embargo, también es de anotar el hecho de que este mismo depósito funerario
fue utilizado posteriormente como receptor de escombros y desechos,
acompañados de disposiciones secundarias y descontextualizadas de restos
humanos (I. Martínez 2011, 18–19).

En relación al uso funerario del lugar, Gómez y colaboradores, mencionan que


inició formalmente en el año de 1883 (2010), con el establecimiento del llamado
“Cementerio Nuevo”, justo al lado de la tradicional área de uso funerario,
denominada “Globo A” (Escovar y Mariño 2003), y finalizó en el año 2000 con la
clausura del sector destinado a las bóvedas de inhumación y galerías (Gómez
Mejía, Méndez, y Quintero 2010). Sin embargo, el área intervenida se pudo haber
dejado de usar mucho antes, entre las décadas de 1950 y 1960, al establecerse
nuevos cementerios en otras zonas de la ciudad, implicando que se dejaran de
realizar inhumaciones en el lugar (Gómez Mejía, Méndez, y Quintero 2010).

Durante el mencionado período de tiempo, tal y como mencionan Escovar y Mariño


(2003, 32) el espacio fue utilizado como cementerio de niños, de pobres y de
aquellas personas que morían en las calles sin ninguna información que pudiera
relacionarlos con otra persona. Incluso, hablan los autores de que en estos terrenos
eran inhumadas las víctimas de epidemias, guerras y violencias en fosas comunes.
72

Pasada la década de 1950, numerosas obras de expansión vial fragmentaron y


perturbaron el aspecto del Cementerio, modificando su trazado (Gómez Mejía,
Méndez, y Quintero 2010, 33). Sería también, hacia la década de 1990 cuando,
según estudios de fotografía aérea, el espacio tendría otros usos, entre los que se
incluye el de depósito de escombros (Gómez Mejía, Méndez, y Quintero 2010, 37–
38).

Así como aquí se relaciona, el panorama que rodea los usos y las distintas
disposiciones de restos óseos e incluso otros elementos mencionados, complejiza
el análisis del contexto arqueológico. El uso de diferentes patrones inhumación,
entre ellos primarios, secundarios, individuales y múltiples, sumado al depósito de
escombros y restos provenientes de otros contextos, se presenta como un
obstáculo a la hora de determinar realmente quiénes fueron originalmente allí
inhumados, y además exactamente en qué período lo fueron.

Sin embargo, al incluir como criterio de selección de los casos analizados en la


presente investigación solamente de individuos que provenían de enterramientos
primarios e individuales, -información documentada en las fichas de campo-, se
intenta salvar el mencionado obstáculo, amparado además en el hecho de que las
inhumaciones en tierra, muy probablemente cesaron hacia 1950. Por lo anterior, es
posible afirmar que estos criterios permiten localizar con una mayor exactitud a la
muestra analizada, en los años finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.
6. Discusión
Como se ha mencionado hasta el momento con los resultados obtenidos en la
presente investigación, los marcadores relacionados con las enfermedades
metabólicas no se presentan homogéneamente en la muestra analizada, por lo que
sería imposible atreverse a lanzar afirmaciones que generalizaran la frecuencia de
estos marcadores en la población bogotana de la época en cuestión. Además,
como menciona Waldron (1994), las muestras en Bioarqueología presentan
diversos sesgos. En primer lugar, del total de la población solo una parte es
enterrada en un cementerio determinado, de esa parte allí inhumada, solo una
proporción consigue preservarse, y de ésta última, solo una proporción se logra
recuperar. Teniendo en cuenta lo anterior, se hace énfasis en que la muestra aquí
utilizada no representa la totalidad de la población bogotana en la época en
cuestión, pero contribuye a conocer la biología de un sector de sus pobladores.

Así entonces, en el presente apartado se pretende comentar los datos obtenidos


en la investigación, con el fin de esclarecer el panorama de las enfermedades
metabólicas en la población analizada, realizando además una comparación con
estudios que se realizaron en contextos bioarqueológicos que analizaron
características similares de las poblaciones en cuestión en cada uno de ellos.
Enfocándose, principalmente, en la comparación con estudios realizados en
épocas similares en diferentes partes del mundo y de la región, para ver en
perspectiva los indicadores y tratar de entender las condiciones de vida de la
población bogotana de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
74

6.1 La muestra
A lo largo de este trabajo de investigación, se han recopilado datos provenientes
de diversas fuentes que pueden contribuir a dilucidar aspectos sobre las
condiciones generales de vida de un sector de la población bogotana de los siglos
inmediatamente anteriores.

Uno de los intereses principales de la Bioarqueología es el de contextualizar los


restos óseos excavados y analizados en una población que vivió en cierto
momento. En este caso, se tiene una población histórica que vivió en la ciudad
Bogotá, sobre la cual se trabaja y se intenta realizar un acercamiento lo más
próximo posible a sus condiciones de vida, “salud” y enfermedad.

A partir de los informes previos, producidos en la etapa de excavación


arqueológica, se sabe que el sitio se destinó a enterrar personas de escasos
recursos, proviene de ahí mismo el nombre de “Cementerio de pobres” (Gómez
Mejía, Méndez, y Quintero 2010; I. Martínez 2011). La información disponible en
las fichas que corresponden a los individuos analizados indica que se trata de
enterramientos primarios e individuales. De acuerdo a los informes arqueológicos
que reportan la existencia de enterramientos primarios individuales y además
colectivos, existe entonces un enlace entre estos tipos de inhumaciones con
enterramientos en los que se sepultaban víctimas de epidemias, desastres,
violencias, etc. (Gómez Mejía, Méndez, y Quintero 2010 citando a; Escovar y
Mariño 2003). Con lo anterior en mente, se puede, efectivamente, hablar de que la
muestra analizada proviene de un sector social pobre de la ciudad, inhumado hacia
finales del siglo XIX y principios del siglo XX, es decir, el período en el que se
realizaron inhumaciones en terreno directamente.

Uno de los mayores problemas al momento de estudiar las enfermedades


metabólicas en restos óseos arqueológicos, en este caso los marcadores
relacionados con ellas, es que, como ya se mencionó previamente, este tipo de
enfermedades producen un debilitamiento considerable del esqueleto (Brickley y
Ives 2008, 13). Es por esto que, es muy probable que no todas las evidencias de
75

este tipo de condiciones patológicas, sobrevivan de una manera que el investigador


tenga acceso a toda la información. Así entonces, es importante considerar el
hecho de que muchos de los individuos que tuvieran marcadores relacionados con
enfermedades metabólicas se hayan dejado fuera del análisis por no cumplir con
los requisitos de preservación.

Al hablar, específicamente, de los marcadores óseos de estrés relacionados con


las enfermedades metabólicas, se tiene que, se relacionan muy cercanamente con
los procesos de formación y resorción óseos, esto implica que no son de carácter
acumulativo a través de los años, sino que, dependen de un balance en el
metabolismo óseo. Sin embargo, es necesario hablar de dos escenarios: en
primera instancia, si un niño, en las primeras etapas de la vida sufre una privación
sistemática de elementos nutricionales esenciales para el correcto desarrollo del
esqueleto y del esmalte dental, las huellas perdurarán indefinidamente, incluso de
por vida, evidenciadas en deformaciones de los huesos, en líneas de hipoplasia en
las piezas dentales, etc.; y en segunda instancia, si un adulto, es decir, una persona
cuyo crecimiento ha concluido, es quien sufre las privaciones las características se
evidenciarán en la medida en la que la persona haya muerto en las condiciones
que permitieron la aparición de las enfermedades y que, no haya podido recuperar
en su dieta los elementos esenciales que garantizaran de nuevo el balance en el
metabolismo óseo. Lo anterior también aplica para algunas condiciones en niños,
es decir, si mueren en las condiciones en las que se desarrollaron las
enfermedades metabólicas, las huellas podrán permanecer en el registro y ser
observadas por el investigador.

Los resultados obtenidos del análisis bioantropológico de la muestra seleccionada


indicaron que, en relación al sexo, el 97,5% pudo determinarse. Mientras que, en
relación a la edad, el 66,3% pudo estimarse. Sin embargo, es de señalar que el
porcentaje de individuos restante corresponde a individuos adultos. Lo anterior, es
importante mencionarlo debido a que previamente se habían integrado la edad y el
sexo como criterios de inclusión para la selección de la muestra, pero debido a la
potencialidad de casos que no cumplían con estas características pero que
76

demostraron poder aportar al estudio, y, además, al estado regular de preservación


de la muestra seleccionada, fueron incluidos, si bien en los resultados se
presentan, cuidadosamente, los datos correspondientes a ambos casos.

Según la correlación de Spearman realizada para determinar la relación existente


entre las variables, no existe una relación significativa entre el sexo de los
individuos analizados y la presencia de marcadores relacionados con las
enfermedades metabólicas, por lo que se puede decir que ninguno de los dos
sexos, en esta muestra se vio más afectado por este tipo de enfermedades. En
cuanto a la edad, la prueba arrojó resultados significativos a un nivel de 0,05 al
correlacionar esta variable con la hiperostosis porótica y la cribra orbitalia, y de 0,01
con la Hipoplasia del esmalte. Sin embargo, al revisar la distribución etaria de la
muestra analizada estas correlaciones pierden relevancia dado que no se logró una
muestra que representara todos los grupos etarios incluidos en la investigación,
particularmente el grupo de subadultos.

6.2 Los marcadores

6.2.1 Cribra orbitalia e hiperostosis porótica


Este tipo de lesiones se encuentran entre aquellas que se hallan en colecciones
óseas bioarqueológicas más frecuentemente (Walker et al. 2009). En esta
investigación, la prevalencia fue de 10,71% para cribra orbitalia y 10,42% para
hiperostosis porótica; datos muy equivalentes. Durante años, la discusión se ha
mantenido sobre el origen etiológico de estos marcadores de estrés, desde la
década de 1950 fue asociado con anemia ferropénica (Stuart-Macadam 1992;
Walker et al. 2009). Sin embargo, la constante investigación ha suscitado cambios
en la conceptualización del origen etiológico de estos, históricamente
denominados, “indicadores de estrés nutricional”, siendo así, a finales del siglo
pasado se propuso que el origen etiológico de estas características se debía ya no
a la deficiencia de hierro en la sangre sino que, una adaptación del organismo a la
enfermedad (por ejemplo a la malaria) o a la invasión de microorganismos,
convirtiéndolos en ese momento en indicadores de adaptación a la carga
77

patogénica del ambiente (Stuart-Macadam 1992). En la primera década del


presente siglo, la perspectiva de abordaje sobre estos marcadores ha vuelto a
retomar la explicación etiológica basada en la anemia, pero ya no ferropénica, sino
megaloblástica y hemolítica, las cuales han presentado importantes líneas de
evidencia clínica que indican que la pérdida acelerada y posterior sobreproducción
compensatoria de células rojas de la sangre son la explicación más probable de la
aparición de este tipo de porosidades en el cráneo y en los techos de las órbitas
(Walker et al. 2009).

Se ha mencionado que existe relación entre la hiperostosis porótica y la cribra


orbitalia (Walker et al. 2009). Si bien recientemente, se ha considerado que ambos
marcadores de estrés tienen orígenes etiológicos distintos, por un lado, la
hiperostosis como respuesta a una deficiencia de vitamina B12 y por el otro, la
cribra como una respuesta a la deficiencia de vitamina C; en la presente
investigación se halló una correlación muy significativa al nivel de 0,01 y dada la
equivalencia de los resultados obtenidos se puede hablar de la existencia de una
relación.

Las fuertes modificaciones que sufrió la ciudad de Bogotá pueden explicar la


aparición de estos marcadores de estrés metabólico. Siguiendo a Walker (2009),
una inestabilidad ambiental se produjo debido al crecimiento poblacional que tuvo
la ciudad, al cambio cultural producto del paso de una ciudad rural a una urbana
que recibía además migrantes de zonas campesinas aledañas y, finalmente, un
cambio climático asociado al manejo de los recursos ambientales que se dio en la
época (Figura 6.1). Lo anterior desencadenó una serie de eventos, que conllevaron
a una severa deficiencia de vitamina B12 y de vitamina C, provocando la aparición
de los marcadores analizados. Entre estos eventos, se destaca que al revisar las
fuentes documentales para la época, varios de ellos coinciden con eventos
ocurridos en la ciudad de Bogotá en la época analizada, tales como la
contaminación de las aguas, la higiene precaria, la escasez de alimentos, las
infecciones, la acumulación de aguas residuales, la violencia, las enfermedades
gastrointestinales, etc.; por lo que es posible inferir que la población estaba
78

expuesta, siguiendo el modelo de Walker –(2009), a importantes deficiencias de


las vitaminas que provocan la aparición de estos marcadores, y que, sin embargo,
el registro óseo analizado subrepresenta estas condiciones dada la baja frecuencia
de estas lesiones en los individuos de la muestra.

Figura 6.1 Factores que influyen en la aparición de hiperostosis porótica y cribra


orbitalia. Adaptado de diagrama de flujo propuesto por Walker (2009).
79

6.2.2 Osteopenia
Este marcador estuvo presente más frecuentemente en los individuos de sexo
Femenino que en los de sexo Masculino. El valor de prevalencia para este
marcador fue de 18,52%. Además, todos los individuos afectados se encuentran
en la edad adulta. Esto llama la atención, dado que la osteopenia no es como tal
una enfermedad, sino que un factor de riesgo, que se puede deber a una falta de
calcio y de vitamina D en la dieta, al consumo excesivo de proteínas, al abuso de
alcohol, al hábito de fumar y al exceso de cafeína (Waldron 2009). De todos los
casos analizados, solo uno de ellos se encuentra en la edad Adulta Senil, que se
relaciona con el tipo II de Osteopenia primaria. Sin embargo, llaman la atención los
demás casos, que se podrían encontrar en una de tipo primario I, y para la que la
literatura reporta el nombre de “posmenopáusica”. Lo normal es que ocurra entre
los 55 y 75 años de edad, afectando en una proporción de 6:1 a individuos del sexo
Femenino frente a individuos del sexo Masculino (Waldron 2009). Sin embargo,
dado que la proporción de individuos Masculinos afectados es más alta, se podría
pensar en una Osteopenia de tipo secundario en la que el desbalance entre la
formación y la resorción ósea se debe a otro tipo de causas, más relacionadas con
factores dietarios, tales como la malabsorción de los elementos necesarios para
estos procesos, teniendo en cuenta la existencia muy frecuente de enfermedades
diarreicas y gastrointestinales entre la población bogotana de la época; y, la
“hambruna”, dado que se trataba de individuos de escasos recursos económicos y
cuyas posibilidades de tener una dieta equilibrada eran mínimas. Lo anterior
explicaría la diferencia entre la proporción esperada para una enfermedad
osteopénica “normal” en una población estable y la proporción encontrada entre los
individuos analizados.

6.2.3 Hipoplasia del esmalte


Este marcador afectó principalmente a individuos del sexo Femenino. En la
literatura se expone que existe una baja probabilidad de atribuir esta característica
a la causa correcta, señalando entonces una etiología no específica (Waldron
80

2009). Sin embargo, la relación más usual que se realiza es con enfermedad o una
nutrición pobre en los primeros años de vida, es decir, los años de la formación del
esmalte, entre 1 y 7 años de edad (Mays 2010). Se propone que proveen una
“memoria” de dificultades biológicas que tuvo que atravesar el individuo en esta
edad.

La presencia de 24,44% en la muestra indica una importante representación de


este marcador, es decir, la población bogotana de la época analizada tuvo serios
inconvenientes con los niños en sus primeros años de vida. Las causas asociadas
a la aparición de este marcador se han venido describiendo a lo largo de este
capítulo: la fiebre, las enfermedades gastrointestinales, el raquitismo, el escorbuto,
las reacciones alérgicas, las deficiencias vitamínicas y, la malnutrición general.
Estas causas permiten la aparición de la Hipoplasia del esmalte e indican los tipos
de estrés sistémico al que pudo haberse enfrentado el individuo; esto apoya la
hipótesis de que las personas cuyos restos se analizan en la presente investigación
eran personas de escasos recursos dado que no tuvieron la posibilidad de ser
completamente sanos en sus primeros años de vida. Además, se trata,
principalmente de adultos medios, lo cual se refería al sector de la población
económicamente activo, que de niños no tuvieron una buena salud, debido quizá a
las migraciones de fines de siglo XIX, a las epidemias de enfermedades, a las
precarias condiciones en que tuvieron que crecer en la poco higiénica e insalubre
ciudad de Bogotá. Es de notar la importante diferencia que existe entre ambos
sexos dado que podría relacionarse con una desigualdad de género muy marcada,
que sin embargo no se explora a profundidad en la presente investigación.

6.2.4 Caries
Este marcador se presenta en una prevalencia muy alta al interior de la muestra
analizada (67,44%). La aparición de este marcador, refleja la ingesta de alimentos
ricos en carbohidratos, los cuales son necesarios para la proliferación de las
bacterias que generan las lesiones de origen carioso. Esto indica que, muy
seguramente la dieta de estas personas estaba compuesta por un bajo contenido
81

de proteínas, y alto contenido de carbohidratos, tal y como menciona Sorzano


(1899), estas personas no conocían la carne, los huevos y la leche y se alimentaban
a base de maíz. En este caso, se podría asociar la aparición de este marcador con
el alto consumo de panela y sus derivados, así como también al consumo de chicha
y mazamorra, alimentos muy comunes en el sector de la población con mayores
dificultades económicas (Osorio Lizarazo 1926, 1965, 1998, 2013).

Además, la aparición de caries también se asocia con una pobre higiene dental.
Según algunos médicos de la época, en la población bogotana “no existían
conocimientos” sobre higiene personal (Gómez 1898; Sorzano 1899; Castilla 1912;
Nieto 1923), lo que permitiría confirmar el hecho de que las prácticas de higiene
oral eran muy precarias.

Sin embargo, este marcador no es específico para enfermedades metabólicas, por


ende, su potencial radica en que puede contribuir a determinar que las condiciones
de vida de la población bogotana eran bastante precarias.

6.2.5 Enfermedad periodontal


Este marcador se presentó en una baja frecuencia dentro de la muestra analizada
(13,64%). Esta condición se desarrolla principalmente por la presencia de bacterias
en la encía, que prolifera aunada a otras condiciones tales como el cálculo dental,
los residuos de alimentos, la caries en las piezas dentales, etc., es decir,
nuevamente salen a la luz las muy precarias condiciones de higiene oral.

En la literatura se ha señalado que la enfermedad periodontal podría estar


estrechamente relacionada con la deficiencia de vitamina D (Hillson 1986). Dado
que Bogotá tenía unos niveles adecuados de exposición a la luz solar, la síntesis
de vitamina D estaría garantizada en la medida en que el individuo se expusiera,
normalmente, a la luz del día. En este sentido, al ver la baja prevalencia de este
marcador en la muestra, se podría hablar de que no existía una deficiencia de
vitamina D que ocasionara enfermedad periodontal. Sin embargo, no toda la
población pudo haber tenido la misma exposición, por ejemplo debido a las
82

costumbres de la vestimenta muy relacionadas con la adaptación al clima frío de la


ciudad de Bogotá, el uso de prendas que cubrieran el cuerpo como ruanas o
sombreros (Osorio Lizarazo 1926, 1965, 1998, 2013), implica una disminución en
la absorción de la luz solar. Por lo anterior, en algunas personas pudo haber
existido una deficiencia del metabolismo del calcio que se consumía, muy
relacionado con los niveles de vitamina D. Esta deficiencia produce que los
osteoblastos disminuyan su actividad, es decir, los procesos de reformación ósea
se ven afectados. Cuando las condiciones bacterianas son propicias, y, como ya
se vio anteriormente, en la Bogotá de la época sí que lo eran, la enfermedad
periodontal destruye el hueso, y al no poder responder con la reformación ósea por
los inconvenientes anteriormente señalados, se presenta un cuadro severo de
enfermedad periodontal, que puede incluso llevar a la pérdida de las piezas
dentales.

La anterior relación convierte este marcador en uno que podría ser específico y
cuya investigación sería interesante ahondar en futuros abordajes para contribuir
al conocimiento de este tipo de enfermedades y sus expresiones en todos los tipos
de hueso. Sin embargo, dados los bajos niveles que se presentan en la presente
investigación, sería muy aventurado relacionarlo con deficiencias de la vitamina D,
y, por tanto, con enfermedades metabólicas como el Raquitismo, que si bien, por
fuentes documentales se sabe que se presentó en la ciudad de Bogotá, no se
encontró evidencia de la misma en la muestra analizada.

6.2.6 Resorción alveolar


Este marcador se presentó en un alto porcentaje (61,36%). Esto implica que
muchos de los individuos adultos que se analizaron en el presente estudio
perdieron una, varias o la totalidad de las piezas dentales durante su vida. Lo
anterior podría estar relacionado con los marcadores de caries y de enfermedad
periodontal, puesto que las infecciones bacterianas que producen estas
condiciones pueden, si no se realiza un tratamiento adecuado o una mejora de los
hábitos de higiene, terminar con la pérdida de la pieza(s) dental(es). Lo anterior
83

implica repensar en los valores que se tienen de caries y de enfermedad


periodontal, dado que la alta frecuencia de la resorción alveolar podría estar muy
relacionada con ellas.

Además, se debe pensar en las implicaciones mecánicas que tiene la pérdida de


dientes para la deglución de los alimentos, ya que podría impedir el consumo de
alimentos muy duros, lo que podría desembocar en un necesario cambio de la
dieta, con las consecuencias que esto podría tener, teniendo en cuenta las
limitaciones ya expuestas de la dieta de los pobladores de la ciudad de Bogotá en
la época señalada.

6.3 Fuentes documentales


Se han considerado algunas de las fuentes documentales con las que se puede
complementar una investigación bioarqueológica. Ante la gran variedad de fuentes
que se ofrecen para la época, lo que se debe tener en cuenta es que se deben
observar siempre desde una perspectiva crítica que evalúe la pertinencia para cada
investigación histórica en particular. Así se logra hacer que las fuentes
documentales contribuyan a la investigación bioarqueológica y no se permita que
se perpetúe esa “tiranía del texto” a la que muchas veces las investigaciones
históricas se ven enfrentadas, de lo cual existe una amplia discusión al interior de
la disciplina, por ejemplo en autores como Megan Perry (2007), quien expone las
ventajas y desventajas que la bioarqueología presenta al momento de acceder a
fuentes documentales de carácter histórico para complementar la investigación.

En primer lugar, sobre las fuentes de producción histórica académica se debe decir
que, esta documentación se basa a su vez en la consulta de otra previa para su
realización, en buena parte de los casos se fundamenta en documentación oficial
producida por instituciones públicas dependientes del gobierno nacional o distrital
que se encargaban de administrar y vigilar las condiciones de salud y bienestar de
la población.
84

Esto provoca que en muchos de los casos se trate de una reproducción de la


información sin ahondar en un acercamiento crítico a esos mismos datos que se
transmiten en gran cantidad de tablas y que dibujan una suerte de historia
“estadística” de las condiciones de vida de la época reseñada.

A su vez, nada puede garantizar que estos datos previos de los que se obtienen
las reconstrucciones no hayan sido construidos a conveniencia, práctica no poco
frecuente en entornos de convulsión política y enfrentamientos por el poder como
los que rodearon casi la totalidad del período de interés.

Por otro lado, las Tesis de Medicina representan un aporte valioso al conocimiento
de las características de la investigación médica de la época. De cualquier forma,
hay que tener en cuenta que en la mayoría de los documentos analizados se
encuentra recurrentemente un espíritu clasista de los autores. Los médicos para la
época formaban parte de la élite de la sociedad bogotana, por ende, se tiene que
tener muy en cuenta que tenían la influencia de otros países, la mayoría habían
estudiado en Europa, por ejemplo. Por lo anterior, se debe ser cuidadoso al tomar
las generalizaciones que realizan sobre sectores particulares de la sociedad pues
pueden estar muy influenciadas por mecanismos implícitos de racismo, clasismo e
incluso sexismo, muy frecuentes para la época en cuestión. Además, se debe tener
en cuenta que existían, en la época, diferentes percepciones de las entidades
nosológicas, es decir, distintas formas de describir, explicar, diferenciar y clasificar
la amplia variedad de enfermedades y procesos patológicos existentes (García
2016), lo que difuminaría la información que de este tipo de documentos se puede
extraer si no se revisan cuidadosamente las construcciones del conocimiento para
la época, que por supuesto, distan de las que hoy en día se manejan.

Sobre el segundo tipo de fuentes, las literarias es importante decir que, elegir la
literatura de costumbres es pertinente para esta investigación si se toma en cuenta
que se interpreta como una forma de retratar con palabras la sociedad, sus hábitos,
entorno, valores y personajes que se enfoca sobre todo en lo común y ordinario
que los autores pudieran copiar de la realidad al hacer una descripción detallada
de lo que, según ellos, está desapareciendo y se quiere preservar.
85

Sin embargo, se debe prestar particular atención sobre este tipo de fuentes, ya que
existe una serie de factores que influencian la información que de ellas se puede
obtener y que podrían sesgarla de una u otra forma. De todas maneras, se
considera que se constituyen estas obras en un aporte invaluable para la
construcción de la presente investigación y su marco histórico- contextual, por lo
que la información más relevante se integra al capítulo de contexto histórico, donde
aporta datos claves para realizar la contextualización desde la perspectiva de los
escritores costumbristas.

Existen algunas otras posibles fuentes para conocer la imagen cotidiana de la


población bogotana de la época; con esto se habla de la “versión gráfica” del
costumbrismo. Sin duda alguna, sobre este tipo de fuente documental la comisión
corográfica sería una de las primeras aportantes pues algunas de sus láminas
muestran sobre todo el paisaje y la vestimenta cotidiana tradicional de algunos
sectores de la población colombiana, lo que se podría abstraer para la versión
bogotana de la población. Además de estas ilustraciones también se puede contar
con archivos fotográficos que ilustran con aquella nueva tecnología (la cámara
fotográfica) para la época, las formas de la cotidianidad bogotana.

Es en esta búsqueda que se considera que las fuentes documentales antes


mencionadas ofrecen una contextualización que integra la perspectiva “etic” de los
investigadores académicos que produjeron sus documentos desde fuera de
espacio y el tiempo reseñado y la perspectiva “emic” de aquellos escritores que
publicaron sus novelas en la producción literaria de la época. Brindan las
producciones académicas y literarias, en un nivel general, la contextualización que
desde el proyecto de análisis bioarqueológico se busca para la colección inhumada
del cementerio central y que se presenta en el capítulo correspondiente; y en
particular para esta investigación sobre enfermedades metabólicas una visión
cercana a la cotidianidad, vista desde las tesis de medicina que ofrecen además la
posibilidad de contrastar la información que en ellas se contiene con los hallazgos
que se dieron en el análisis bioantropológico.
86

6.4 Comparación con otros estudios

6.4.1 Proyecto Spitalfields y Proyecto Cementerio Central


El proyecto Spitalfields fue llevado a cabo en la iglesia Christ Church en la ciudad
de Londres, Inglaterra. Este proyecto, reportado por Molleson (1993) incluyó la
documentación histórica, excavación y posterior análisis de una muestra datada en
el siglo XVIII, específicamente entre 1729 y 1857. Como se puede observar, el
período de tiempo es previo al que concierne al presente proyecto, sin embargo, la
importancia de comparar ambos estudios es que la metodología usada en el
proyecto del Cementerio Central es muy similar a la que se usó en Londres.
Además, teniendo en cuenta el lento “desarrollo” de nuestros países, el modo de
vida de Colombia en el siglo XIX y XX, probablemente estaría más cercano del de
Inglaterra del siglo XVIII y XIX que del de los siglos en cuestión. En el marco de un
proyecto de restauración de la iglesia en Spitalfields se excavó arqueológicamente
un cementerio adscrito a los terrenos de la Iglesia, al recurrirse a los archivos y
documentos históricos se logró situar el uso del cementerio en un período de
tiempo definido y además, se logró concertar que la colección no había sufrido
perturbación alguna.

Tal y como se propuso en la presente investigación y en el proyecto marco de


“Análisis bioarqueológico”, en Spitalfields hicieron uso de dos tipos de información:
en primer lugar, de las fuentes históricas, y en segunda instancia de los
“documentos del suelo” (arqueológicos y osteológicos). Hasta aquí se logra
entrever la similitud entre ambos estudios.

En relación a los resultados del análisis bioantropológico en torno a los marcadores


que se observaron en común en ambos estudios, dicho sea de paso, fueron pocos
los comunes, se tiene que en Spitalfields, se reporta una presencia de Cribra
orbitalia en 141 individuos de los 414 individuos en los que se pudo observar esta
característica, esto es 34,06% de la muestra analizada, un porcentaje tres veces
más alto que el presentado en este proyecto (10,71%). Es de anotar también el alto
porcentaje de valores perdidos con respecto a esta característica en el proyecto
87

Spitalfields (57,23%), muy similar a la que aquí se evidenció para el mismo


marcador (65,00%). Con respecto a la caries, en Spitalfields se seleccionaron 100
cráneos bien preservados con 12 o más piezas dentales, ubicados entre las
cohortes de edad juvenil y adulto senil. De estos 100 individuos, 83 resultaron
afectados por caries dental (87%), mientras que en el Cementerio Central el
67,44% de la muestra resultó afectado por este mismo marcador. Se debe señalar
que, para el análisis de la caries, el proyecto de Spitalfields contó con una
metodología más compleja que, aparte de analizar la presencia en los individuos,
valoró la ubicación de la caries.

Lo anterior, indica que la población de inhumada en Spitalfields en el siglo XVIII


vivía en unas condiciones muy precarias, mucho más que las de la población
bogotana en los siglos XIX y XX. La prevalencia de Cribra orbitalia era mucho más
alta en Londres, lo que podría indicar mayores dificultades para cubrir las
necesidades nutricionales de los pobladores. Derivando esto en una alta tasa de
personas anémicas, señalando los autores que muy posiblemente esto esté
relacionado con la alta prevalencia de enfermedades gastrointestinales que
favorecerían la mala absorción de los nutrientes, algo que, como ya se ha visto,
también puede explicar la presencia de estos marcadores entre la población
bogotana, afectados también por este tipo de enfermedades. La similitud en los
valores correspondientes a la caries señala que en ambos casos las prácticas de
higiene eran muy precarias, sumado lo anterior a una dieta muy rica en
carbohidratos. Teniendo esto una mayor expresión entre la población londinense
que en la bogotana, nuevamente.

Así entonces, se puede decir que en algo en lo que coinciden plenamente ambos
estudios es en el tipo de población que estudian pues ambos coinciden en que se
trata de personas cuya vida transcurrió en tiempos de grandes cambios,
ambientales, económicos, sociales, políticos, etc. (Molleson 1993).

Posterior al análisis bioantropológico, los autores del proyecto encontrarían que la


información osteológica no soportaba la información documental que habían
88

logrado recabar de la forma en la que ellos esperaban (Molleson 1993). Ocurre lo


mismo en el proyecto aquí presentado y en el proyecto marco, donde en varios
apartados de esta y de otras investigaciones asociadas a la misma muestra, y pese
a las completas metodologías propuestas, no se ha logrado observar una
correlación directa y significativa entre los resultados de los análisis
bioantropológicos y las fuentes documentales que han sido consultadas y
analizadas.

6.4.2 Panamá en la Colonia y Bogotá en la República


En el marco del Proyecto Arqueológico Panamá Viejo, Martín y colaboradores
(2009), excavaron contextos funerarios prehispánicos y coloniales. Las fechas de
las que data la ocupación colonial, que interesa aquí, van entre 1519 y 1671. Estos
individuos fueron inhumados en Iglesias, haciendo uso de las naves,
mayoritariamente, las capillas, el altar y el atrio.

En relación a la preservación, los autores exponen que existieron una serie de


factores que condicionaron el tipo de material óseo con el que se trabajó. Las
condiciones relacionadas con la formación de los sitios y los agentes tafonómicos
involucrados influenciaron la preservación de los individuos, causando incluso que
muchos de ellos estuvieran representados por unas pocas estructuras óseas o
dentales (Martín, Rivera-Sandoval, y Rojas-Sepúlveda 2009, 128). También se
menciona que los contextos funerarios como tal, presentaron una elevada
frecuencia de alteraciones, generalmente asociadas en el período colonial del sitio
a la reutilización de los espacios fúnebres (Martín, Rivera-Sandoval, y Rojas-
Sepúlveda 2009, 128).

La colección osteológica de Panamá Viejo, para el período colonial, está


compuesta por 64 individuos, la mayoría de ellos de sexo masculino (43,75%). En
relación a la edad, se tienen 54 adultos (84,38%) de los cuales, la cohorte de edad
más frecuente es la de adulto joven. Es decir, se trata de una colección, en general,
más joven en cuanto a la edad, y más inclinada hacia uno de los sexos, en cuanto
al sexo frente a la colección utilizada en la presente investigación.
89

En relación a los marcadores relacionados con enfermedades metabólicas,


únicamente, se reportan dos casos de hiperostosis porótica (3,13%) en el período
colonial, prevalencia menor que la encontrada en el presente proyecto de
investigación. Lo anterior podría explicarse en el hecho de que los autores sitúan
la muestra colonial de Panamá Viejo en un sector de la población económicamente
favorecido, mientras que la de Bogotá se trata de un sector de la población pobre.

En ambos casos se comenta la influencia que tiene la preservación de los


individuos que pertenecen a las muestras a la hora de reportar los resultados, pues
ya que en solo casos excepcionales es posible encontrar el cuerpo sin intervención
alguna posterior a su depósito en el lugar de enterramiento (Martín, Rivera-
Sandoval, y Rojas-Sepúlveda 2009, 138).

Para futuras referencias es importante hacer mención del caso que se reporta en
el estudio de Panamá Viejo de un individuo joven con características patológicas
que permitieron a los autores realizar el diagnóstico de un desorden de tipo
metabólico, muy probablemente raquitismo (Martín, Rivera-Sandoval, y Rojas-
Sepúlveda 2009).

6.4.3 Quito en la Colonia y Bogotá en la República


Douglas Ubelaker (1994) realizó un estudio en la Iglesia de San Francisco en la
ciudad de Quito, Ecuador. La población representada en este estudio fue inhumada
en los terrenos del convento fundado en el año de 1535. Los restos óseos
recuperados datan desde el siglo XVI hasta el siglo XX, y se encontraron ubicados
en cinco diferentes osarios para los que se reportan rangos de las patologías
analizadas.

A diferencia de la muestra analizada en el Cementerio Central, la muestra


analizada en Quito pertenece a un sector de la población favorecido
económicamente. Sin embargo, el autor afirma que las muestras provenientes de
los diferentes osarios indican que la población de la ciudad en el período histórico
90

temprano se encontraba “plagada” de problemas relacionados con enfermedades


(Ubelaker 1994, 35).

Con relación a los marcadores que se tienen en común para ambos estudios, es
importante señalar que se remiten únicamente a caries, hipoplasia del esmalte,
pérdida antemortem de piezas dentales representada en resorción alveolar e
hiperostosis porótica. Es para estos marcadores que Ubelaker (1994) señala
rangos de prevalencia. En primer lugar, con relación a la hiperostosis porótica se
debe señalar que no se reportan datos en porcentaje, lo que sí se puede observar
es que presentan la cribra orbitalia también como hiperostosis porótica,
encontrando algunos ejemplos en órbitas inmaduras. Con relación a las patologías
dentales, se tiene que para la caries se reportan rangos de prevalencia entre 6% y
32%, lo que para el autor representa la disponibilidad y extensión en el uso del
azúcar en los tiempos modernos (en una comparación frente a valores propios de
períodos precontacto). La hipoplasia del esmalte no fue hallada en una alta
frecuencia, los rangos en los diferentes osarios oscilan entre 0% y 3,6%.
Finalmente, la pérdida de dientes antemortem reporta rangos entre el 11% y el
89%, frecuencias muy altas que para el autor reflejan la longevidad de muchos de
los individuos presentes en las muestras.

El hecho de que se presenten rangos de valores de prevalencia y no sólo un valor


para todo el sitio implica que la comparación deba hacerse más cuidadosamente
frente al estudio del Cementerio Central. Sin embargo, esta diferencia metodológica
no evita de ninguna manera que se puedan relacionar los datos obtenidos en
ambos estudios. Los valores de resorción alveolar son muy altos en Quito, no
obstante, el resultado en el Cementerio Central se encuentra muy cercano al valor
extremo superior del rango ofrecido en San Francisco, por lo cual se puede decir
que ambas poblaciones pudieron tener las mismas dificultades higiénicas a nivel
oral que les impidió conservar su dentadura, relacionándolo no tanto con la
longevidad de la población dado que en Bogotá se trata de individuos adultos
medios en su gran mayoría. Con respecto a la caries, los valores presentados en
Quito son mucho menores que los hallados en Bogotá, por lo que se refuerza la
91

explicación de la higiene con respecto a la alta frecuencia de estos valores. Si bien


en Bogotá también se favorecía una dieta muy alta en carbohidratos, la poca o nula
higiene que se manejaba en la ciudad permitía la existencia de una alta tasa de
morbilidad oral relacionada con la caries. Finalmente, la hipoplasia dental se
presenta muy baja en Quito por lo que se puede decir que esta población
presentaba unas mejores condiciones nutricionales con respecto a la población de
Bogotá, donde esta cifra es considerablemente más alta.

De cualquier forma, es importante tener en cuenta las diferencias metodológicas


que se pueden observar entre los dos estudios dado que esto puede influir en los
resultados presentados en cada uno de ellos.

6.4.4 Bogotá en la Colonia y Bogotá en la República


En la Iglesia de La Candelaria, reconocido sector histórico de la ciudad de Bogotá
se realizó la excavación y análisis in situ de 102 individuos. El autor señala, que el
estudio presentó importantes inconvenientes en relación con el estado de
preservación de la muestra inhumada de los terrenos de la iglesia, tal como ocurrió
en la presente investigación, se convirtió el “factor preservación” en un
determinante para la presentación de interpretaciones. La muestra de La
Candelaria está compuesta por 80 individuos adultos y 22 subadultos, mientras que
la del Cementerio Central usada en la presente investigación estaba compuesta
por 75 individuos adultos y 5 individuos subadultos, valores que para adultos
representan una similitud que permite realizar comparaciones.

Los individuos inhumados en la Iglesia de la Candelaria correspondían a personas


de todos los sectores de la población, dado que, como en general se realizó en la
Colonia, los espacios mortuorios se jerarquizaban para poder prestar el servicio a
toda la población pero con una notoria distinción basada en la escala social del
individuo (Rivera-Sandoval 2014), contando también, como en el presente
proyecto, con individuos de los sectores pobres de la ciudad.
92

La revisión documental permitió complementar la información obtenida del análisis


bioantropológico de los restos inhumados, permitiendo un acercamiento a las
condiciones de salud y enfermedad que enfrentaban las personas que fueron
inhumadas allí en el período colonial. Sin embargo, en el artículo presentado no se
encuentran anomalías en común con las analizadas en la presente investigación,
por lo que se imposibilita realizar un análisis comparativo específico entre las
prevalencias de las patologías registradas en los estudios. De cualquier forma,
ambos proyectos se constituyen en peldaños que contribuyen al conocimiento de
los habitantes del pasado bogotano y por tanto se deben seguir comparando y
complementando con la información que pueda resultar de futuros análisis.

6.4.5 Cementerio Grafton y Cementerio Central


A finales del siglo XX, en el Cementerio de Grafton, Ilinois, EE.UU, Buikstra y
colaboradores (2000) realizaron la excavación y posterior análisis de una muestra
compuesta por 164 tumbas. Señalan los autores del mencionado estudio que las
tumbas que hallaron se encontraron en pobre estado de preservación, lo que limitó
la observación. Como se observó en el capítulo de resultados, el presente proyecto
también se enfrentó a esta dificultad muchas veces inherente a los análisis
bioarqueológicos por lo que las interpretaciones que se hacen, tanto allá como acá
son, obligatoriamente, conservadoras.

En relación a los marcadores que se analizaron en común en ambos proyectos, se


logra ver que la Cribra orbitalia que se presentó únicamente en dos individuos en
Grafton, también tuvo una frecuencia muy baja en la muestra analizada en esta
investigación. Las demás patologías del esqueleto no fueron reportadas con detalle
en el estudio de Grafton. Sin embargo, en relación a las patologías dentales se ve
nuevamente como la caries se encontró en altos valores de prevalencia en ambas
muestras analizadas, 51,5% de los individuos de Grafton presentó al menos una
lesión de caries mientras que en este proyecto se encontró que el 67,44% de los
individuos presentaba al menos una lesión cariosa. En relación a la Hipoplasia del
93

esmalte, en Grafton el 31,2% de la muestra resultó con una afectación de este tipo
en las piezas dentales, mientras que en Bogotá fue el 24,44%.

Al analizar ambos conjuntos de datos para las patologías dentales en los dos
estudios, se encuentra que, mientras que en Grafton fueron los hombres los
individuos más afectados por la Caries y la Hipoplasia, en Bogotá fueron los
individuos de sexo Femenino los que resultaron con una mayor afectación, aunque
hay que decir que no por una gran diferencia. En relación a la edad, se logra ver
que en ambos estudios la población afectada por las patologías dentales más
frecuentes oscila entre los 15 y los 55 años.

Tal y como señalan los autores, la población analizada de Grafton vivió en una
época en la que tuvieron que atravesar por serias dificultades tanto ambientales
como económicas que, muy seguramente, hicieron muy difícil el desarrollo de la
vida y contribuyeron a la proliferación de enfermedades epidémicas (Buikstra,
O’Gorman, y Sutton 2000). Así las cosas, confrontado el conjunto de datos
proveniente de ambas muestras se puede comprender que las condiciones de vida
de los pobladores de la ciudad de Bogotá también serían muy similares a las
atravesadas por los ciudadanos de Grafton, dada la coherencia entre los resultados
obtenidos del análisis bioantropológico. Lo anterior, sin olvidar que el estado de
preservación de los individuos analizados juega un papel muy importante a la hora
de influir en las interpretaciones realizadas.
7. Conclusiones y recomendaciones

7.1 Conclusiones
Con respecto a la hipótesis principal de la presente investigación, en relación a la
existencia de marcadores vinculados con enfermedades metabólicas, entre la
población bogotana de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, es necesario
indicar que los resultados coinciden en parte con la hipótesis, sin embargo, no en
una mayoría abrumadora, como se esperaba. Lo anterior se logró hallando la
prevalencia de cada uno de estos marcadores en la muestra analizada.
Los marcadores específicos para enfermedades metabólicas no aparecieron con
la frecuencia esperada. Sin embargo, esto puede deberse al caso aquel en el que,
dado que las personas cuyos restos se analizaron sí eran de un sector muy pobre
de la población bogotana, sus condiciones de vida fueran tan difíciles que, si bien
podían haber sufrido de enfermedades metabólicas, estas no lograron afectar el
esqueleto, muriendo la persona debido a muchas otras condiciones, tal y como se
relaciona en los hallazgos que tienen que ver con la mortalidad y sus causas en la
población de la época analizada. En Bioarqueología, lo anterior se conoce como
“paradoja osteológica” (Wood et al. 1992), e indicaría que al encontrar personas
con marcadores severos de este tipo de enfermedades, estas personas serían
personas fuertes que habrían logrado sobrevivir a las adversas condiciones de vida
para que aquellas enfermedades dejasen huellas en su esqueleto y no personas
debilitadas por sus precarias condiciones de vida. Ejemplo de que esta población
se encontraba muy débil son los hallazgos que se produjeron en la literatura médica
y que relacionan las enfermedades gastrointestinales, la fiebre tifoidea, la
tuberculosis, la neumonía, la influenza y la tos ferina como las enfermedades que
95

causaban la mayor cantidad de muertos en la población bogotana de la época en


cuestión.
Se debe resaltar la importancia de los análisis sistemáticos pues permite una
aproximación objetiva a una característica en particular de una colección ósea,
contribuyendo así al conocimiento de características bioantropológicas y
paleopatológicas al interior de la población que dicha colección puede representar.
Si bien, según las fuentes históricas se habla de una población con graves
deficiencias nutricionales que pudieron, además desembocar en la existencia de
enfermedades metabólicas, el registro óseo no reveló las mismas informaciones
luego de realizar los correspondientes análisis bioantropológicos, lo que, sin
embargo, no desestima de ninguna manera los hallazgos aquí expuestos dado que
se constituyen en el punto de partida para indagar sobre una variedad de
enfermedades poco estudiadas en el contexto regional y colombiano.
Las condiciones de vida de la población bogotana para esta parte de la historia
eran bastante precarias, se ve aquello repetidamente en todas las fuentes
documentales analizadas y además en algunos de los marcadores aquí analizados,
compatibles con estrés relacionado con la nutrición y con las prácticas de higiene
a las que acostumbraban estas personas. Es sobre estos dos temas en particular
que los autores de novelas y tesis médicas llaman la atención alarmantemente,
debido a la desatención que estaba sufriendo una importante parte de la población
bogotana, la situación era bastante compleja y precaria para ellos.
La comparación con estudios relacionados apoya las anteriores conclusiones, al
permitir observar los resultados obtenidos en perspectiva. Se debe resaltar, a modo
de conclusión de la comparación con otros estudios, que, los datos obtenidos se
corresponden con datos de poblaciones que atravesaban por unas condiciones
sociales relacionadas con drásticos cambios sociales, políticos, económicos, etc.
por lo que sus poblaciones expresaban varios de los marcadores de estrés
relacionados con enfermedades metabólicas en altas frecuencias. Sin embargo, la
población bogotana se ubica casi que, en medio de estos estudios, teniendo
condiciones más favorables que el estudio realizado en Spitalfields, muy similares
a las halladas en el cementerio de Grafton, y mucho más precarias que las halladas
96

en Quito y Panamá Viejo. Teniendo en cuenta lo anterior, se concluye que la


población bogotana sí pertenecía a una ciudad muy dinámica, cuyos drásticos
cambios en la época analizada, no integraron a la totalidad de la población en los
proyectos de urbanización, de construcción de ciudad, sino que, abandonaron a los
sectores más pobres prácticamente “a su suerte”.
Lo que aquí se expone contribuye, evidentemente, de manera parcial a la cuestión
relacionada con las condiciones de vida de la población estudiada en esta
investigación. Basada ella, en los análisis de fuentes documentales y de
“documentos del suelo”, aun con todas las limitaciones, que de una u otra forma se
hicieron evidentes a lo largo del presente estudio. De cualquier forma, las
metodologías usadas, principalmente la de análisis de fuentes documentales se
constituye en un aporte importante para este tipo de estudios enmarcados en la
bioarqueología histórica, proponiendo realizar, casi que con el mismo cuidado con
el que se hace el análisis bioantropológico, el análisis crítico de todas las fuentes
documentales disponibles con el fin de enriquecer la construcción del conocimiento
sobre poblaciones pasadas.

7.2 Recomendaciones
Queda realizar aquí las observaciones que a juicio del autor contribuirán al
florecimiento del conocimiento sobre la población bogotana ubicada en el cambio
entre siglos XIX y XX. En primer lugar, sería de sobremanera interesante, realizar
un análisis sistemático de las Tesis de Medicina que reposan en la Biblioteca
Nacional, con el fin de entender, a cabalidad, el estado de la medicina, las
condiciones de vida vistas por los médicos y las denuncias que en ellas se
encuentran para complementar los análisis de fuentes documentales que permiten
contextualizar los restos óseos provenientes de las excavaciones arqueológicas.
Además de esto, realizar una investigación sistemática de los cuadernos
necrológicos que reposan en el Archivo Distrital de Bogotá, pues en él se relacionan
las inhumaciones realizadas en los distintos cementerios, presentando, además,
los datos relacionados con la persona inhumada (nombre, edad, patologías
reportadas, etc.)
97

Por otro lado, para complementar la presente investigación, es imperante realizar


un análisis, sistemático como el aquí realizado, pero que incluya todos los tipos de
enterramiento que existen en la colección. Recuérdese que, en este estudio, sólo
se consideraron los enterramientos primarios como criterio de selección, con el fin
de aspirar a recopilar los datos más antiguos del sitio. Lo anterior contribuirá a
reconocer la existencia de las enfermedades metabólicas en la totalidad de la
colección, teniendo especial importancia el diagnóstico de este tipo de
enfermedades a la hora de presentar las condiciones de vida de la mencionada
población desde el punto de vista osteológico. Además, se debe hacer uso de
análisis químicos por medio de isótopos estables con el fin de contribuir y
profundizar en el conocimiento de los componentes principales de la dieta del
sector de la población bogotana aquí analizada. Como una perspectiva a futuro
para ahondar en la información que esta investigación provee sobre la muestra
analizada, se propone que se realice uso de otros métodos de diagnóstico cuyo
objetivo sea determinar la existencia y permitir un diagnóstico diferencial de las
enfermedades metabólicas que se puedan encontrar en la colección, entre estas
muestras se recomienda el uso de radiografías y de cortes histológicos.
Finalmente, con el fin de conocer con mayor exactitud el período de tiempo que
abarca la muestra exhumada del Globo B del Cementerio Central de Bogotá, se
deben realizar análisis de datación, uno por medio de elementos químicos, y otro
haciendo uso de los elementos asociados a los individuos en los contextos
funerarios.
A. Anexo: Ficha de registro
bioarqueológico
100
101
102

B. Anexo: Ficha de registro de base


de datos
103
104

C. Anexo: Individuos analizados en


el estudio
105

Individuos analizados

Fase Conjunto Bloque Nivel Caso Conservación Sexo Edad

1 1 1 A5-III NO EM014 Buena Masculino Adulto senil


2 1 2 B7-I NO EM035 Regular Masculino Adulto medio
3 1 3 A10-I NO EM015 Buena Femenino Adulto medio
4 1 8 B4-II NO EM016 Buena Femenino Adulto joven
5 1 10 B5-II NO EM020 Regular Masculino Adulto medio
6 1 10 B3-II NO EM072 Buena Subadulto Infancia II
7 1 11 B6-II NO EM033 Mala Masculino No observable
8 1 12 B4-II NO EM071 Buena Subadulto Infancia II
9 1 13 B3-III NO EM026 Buena Femenino Adulto joven
10 1 13 B6-II NO EM070 Mala Masculino No observable
11 1 14 B8-I NO EM032 Regular Masculino No observable
12 1 15 B4-II NO EM018 Regular Subadulto Infancia IB
13 1 15 B6-IV NO EM031 Mala Femenino No observable
14 1 17 B6-III NO EM030 Mala Masculino No observable
15 1 24 B3-III NO EM025 Buena Femenino Adulto medio
16 1 25 A6-III NO EM028 Buena Masculino Adulto joven
17 1 25 A4-IV NO EM029 Regular Femenino Adulto joven
18 1 26 A4-IV NO EM024 Regular Femenino Adulto medio
19 1 28 B5-III 1 EM021 Mala Femenino No observable
20 1 29 A4-III NO EM022 Mala Femenino No observable
21 1 29 A6 NO EM034 Mala Femenino No observable
22 1 31 B4-II 2 EM037 Regular Masculino Adulto joven
23 1 32 B4-II NO EM019 Regular Femenino Adulto medio
24 1 32 A4-III 1 EM069 Regular Subadulto Infancia II
25 2 534 B7-II 1 EM057 Buena Femenino Adulto medio
26 2 559 B7-II 1 EM058 Mala Femenino Juvenil
27 2 617 A9-IV 2 EM080 Mala Femenino No observable
28 2 652 B7-III NO EM079 Mala Femenino No observable
29 2 653 B7-III 4 EM078 Mala Femenino No observable
30 2 666 B7-II 3 EM075 Mala Masculino Adulto joven
31 2 666 B7-II 2 EM076 Regular Femenino Adulto joven
32 2 666 B7-II 1 EM077 Regular Masculino Adulto medio
33 2 669 B7-II NO EM074 Buena Masculino Adulto senil
34 2 670 B7-III 7 EM068 Regular Femenino Adulto medio
35 2 671 B7-III 6 EM050 Buena Indeterminado No observable
36 2 671 B7-III 6 EM001 Regular Masculino Adulto joven
37 2 671 B7-III 6 EM005 Regular Femenino No observable
38 2 671 B7-III 3 EM007 Regular Indeterminado Adulto medio
106

39 2 671 B7-III 2 EM010 Regular Femenino Adulto senil


40 2 671 B7-III 2 EM073 Buena Indeterminado Adulto medio
41 2 673 B7-II 1 EM067 Regular Femenino Adulto joven
42 2 680 B7-III 4 EM065 Mala Masculino No observable
43 2 680 B7-II 1 EM066 Mala Indeterminado Adulto medio
44 2 682 B7-III 3 EM063 Regular Indeterminado Adulto senil
45 2 682 B7-III 1 EM064 Regular Femenino Adulto medio
46 2 688 B7-III 4 EM062 Buena Femenino Adulto senil
47 2 692 A8-III 1 EM061 Regular Femenino Adulto joven
48 2 696 B8-IV 5 EM060 Mala Masculino No observable
49 2 698 B7-III 1 EM059 Mala Femenino No observable
50 2 700 B8-II NO EM045 Mala Indeterminado No observable
51 2 701 A8-IV 2 EM046 Mala Femenino No observable
52 2 707 B8-I 1 EM047 Regular Masculino Adulto senil
53 2 723 B8-II 5 EM048 Mala Femenino Adulto joven
54 2 726 B7-II NO EM049 Mala Masculino Adulto senil
55 2 731 B7-IV 3 EM051 Mala Masculino No observable
56 2 741 B8-I 4 EM052 Mala Femenino No observable
57 2 753 A8-IV 2 EM053 Mala Masculino No observable
58 2 757 B7-I 2 EM054 Regular Femenino Adulto medio
59 2 770 A7-III 2 EM055 Mala Femenino No observable
60 2 773 A7-III 2 EM056 Mala No observable Adulto medio
61 2 806 A9-II 2 EM039 Mala Femenino Adulto joven
62 2 817 B8-IV 1 EM040 Buena Indeterminado Adulto medio
63 2 820 B9-IV 1 EM041 Mala Femenino No observable
64 2 826 B9-III 1 EM042 Buena Masculino Adulto medio
65 2 828 B8-II 1 EM043 Buena Femenino Adulto medio
66 2 829 B10-I 4 EM038 Regular Femenino Juvenil
67 2 851 C3-II 1 EM027 Regular Indeterminado Adulto joven
68 2 883 C6-I 1 EM044 Mala Subadulto Infancia II
69 2 902 C7-I NO EM013 Mala Femenino No observable
70 2 904 C7-II NO EM012 Mala No observable Adulto medio
71 2 906 C7-I 2 EM011 Regular Masculino No observable
72 2 917 C7-II NO EM009 Regular Femenino No observable
73 2 923 C8-I 4 EM008 Regular Masculino Adulto medio
74 2 931 C8-II NO EM006 Buena Indeterminado Adulto medio
75 2 936 C8-II 1 EM004 Buena Femenino No observable
76 2 937 C7-I NO EM003 Mala Masculino Adulto medio
77 2 940 C8-I 3 EM002 Mala Masculino Adulto senil
78 1 12C A6 NO EM023 Buena Masculino Adulto medio
107

79 1 24/I1 A4-IV NO EM036 Buena Masculino Adulto senil


80 1 8A B7-I NO EM017 Buena Masculino Adulto medio
Total N 80 80 80 80 80 80 78 53
D. Anexo: Correlación de Spearman
Correlación de Spearman

Cribra Hiperostosis Osteo E. R.


Edad Sexo orbitalia porótica penia Hipoplasia Caries periodontal alveolar
Edad
-,064 ,357* ,285* -,063 -,487** -,077 ,272 ,195

Sig.
(Unilateral ,329 ,040 ,043 ,348 ,001 ,330 ,060 ,135
)
N 51 25 37 41 36 35 34 34
Sexo
-,064 ,101 ,041 -,128 -,145 -,005 ,052 ,025

Sig.
(Unilateral ,329 ,305 ,393 ,180 ,176 ,488 ,371 ,437
)
N 51 28 47 53 43 41 43 43
Cribra
orbitalia ,357* ,101 ,849** ,339 -,167 -,250 -,140 -,145

Sig.
(Unilateral ,040 ,305 ,000 ,057 ,241 ,144 ,278 ,270
)
N 25 28 28 23 20 20 20 20
Hiperosto
sis ,285* ,041 ,849** ,255 -,007 ,043 -,107 ,017
porótica
Sig.
(Unilateral ,043 ,393 ,000 ,064 ,486 ,406 ,268 ,460
)
N 37 47 28 37 33 33 36 36
Osteopeni
a -,063 -,128 ,339 ,255 ,147 -,135 -,134 ,144

Sig.
(Unilateral ,348 ,180 ,057 ,064 ,219 ,239 ,229 ,212
)

41 53 23 37 30 30 33 33
110

Hipoplasi -
a del ,487* -,145 -,167 -,007 ,147 ,060 -,132 -,227
esmalte *

Sig.
(Unilateral ,001 ,176 ,241 ,486 ,219 ,350 ,235 ,106
)
N 36 43 20 33 30 43 32 32
Caries
-,077 -,005 -,250 ,043 -,135 ,060 ,151 ,035

Sig.
(Unilateral ,330 ,488 ,144 ,406 ,239 ,350 ,204 ,425
)
N 35 41 20 33 30 43 32 32
Enfermed
ad
,272 ,052 -,140 -,107 -,134 -,132 ,151 ,043
periodont
al
Sig.
(Unilateral ,060 ,371 ,278 ,268 ,229 ,235 ,204 ,390
)
N 34 43 20 36 33 32 32 44
Resorción
alveolar ,195 ,025 -,145 ,017 ,144 -,227 ,035 ,043

Sig.
(Unilateral ,135 ,437 ,270 ,460 ,212 ,106 ,425 ,390
)
N 34 43 20 36 33 32 32 44
*. La correlación es significativa al nivel 0,05 (Unilateral)
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (Unilateral)
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