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Universidad de Montemorelos

Facultad de Teología

PRINCIPIOS DE HERMENEUTICA

Actividad 2.2 La responsabilidad de traducción


Presentada en cumplimiento parcial de
los requisitos para el título de
Licenciado en Teología

Por
Misael Chuquimango Mendoza
06 de Septiembre 2018
Actividad 2.2 La responsabilidad de traducción

1. Después de haber leído los contenidos de la presente unidad, tomando en cuenta los
siguientes ejemplos, medita en la gran responsabilidad y esmero que requiere traducir un
pasaje bíblico.

a. Siendo que los manuscritos originales no tenían capítulos, versículos, ni puntuación, y ni


siquiera separación entre las palabras, ¿cómo leería usted la siguiente
frase?: NODIJOELNOLAQUIERO.
Algunas posibilidades serían:
“No, dijo él, no la quiero”.
O bien: “No dijo él: no, la quiero”.
Respuesta:
“No, dijo él, no la quiero”.

Hay dos clases principales de errores, no intencionales, hechos por los copistas. Estos son:
errores de vista y errores de oído.
i. Errores de vista. Tales errores son casi inevitables para cualquier persona que copia un
documento largo. Pero varios factores agravan el problema en lo que toca al Nuevo
Testamento en griego Primero, en los manuscritos griegos más antiguos no hay
divisiones en capítulos y versículos. Tampoco hay la separación en oraciones, ni siquiera
la división en palabras.
Cuando una persona copiaba un manuscrito de otro, era fácil hacer una división
equivocada entre palabras. Por supuesto, generalmente captaba el error y lo corregía.
Ni la escritura bíblica hebrea, ni la griega usaban, originalmente, vocales ni puntuación.
Tampoco había separación entre las palabras.
NODIJOELNOLAQUIERO
En segundo lugar, los manuscritos griegos más antiguos comúnmente empleaban
abreviacio- nes para palabras tales como Dios, Cristo, Jesús, e Hijo. Así, Cristo aparece
como XC, Jesús como IC, Hijo como YC, cada uno con una línea arriba. Es obvio que
sería más fácil confundir estas abreviaturas que si se hubieran escrito las palabras
completas
ii. Errores de oído.
Como ya hemos visto, los errores del ojo se ocasionaban cuando un escribiente copiaba
de un manuscrito a otro. Pero a veces un hombre se sentaba en una mesa, leyendo un
manuscrito lentamente en voz alta a un grupo de escribientes sentados delante de él. Esta
era la única “casa de publicaciones” que había en esos días, y generalmente había unos
40 escribanos trabajando a la vez.
En el caso de un grupo que copiaba por dictado, los errores de oído sucederían
inevitablemente, ya que hay palabras que suenan iguales, pero que tienen diferencias
ortográficas y de significado. Un escribano lo oiría de una manera, mientras otro lo
entendería de un modo distinto.
Para dificultar aún más la situación, la mayor parte de las vocales y diptongos en el griego
de aquél entonces, lo mismo que en el griego moderno, se pronunciaban prácticamente
iguales.
Hay un tercer tipo de errores bastante común, el cual consiste en pasar por alto alguna
línea, cuando dos líneas consecutivas comienzan o terminan con la misma palabra. Otro
caso semejante es la omisión o la adición de frases u oraciones parecidas.
No obstante, la mayor parte de los “errores” mencionados pueden encontrarse y
eliminarse hoy, al “reconstruir” el texto griego del NT.
Actualmente se cuenta con más de 5000 manuscritos del NT en griego (completos o en
parte). Una comparación cuidadosa de ellos nos capacita para eliminar la mayoría de
dichos “errores”.
En los casos en que no podemos tener una seguridad absoluta respecto al texto original,
debe recordarse que ninguna de estas variantes afecta negativamente doctrina alguna de
la fe cristiana

b. Uno de los pasajes bíblicos más conocidos que refleja una problemática semejante es Ap.
22:14. La antiguo versión Reina-Valera rinde el pasaje así: “Bienaventurados los que guardan
sus mandamientos”. En cambio, la versión moderna dice: “Bienaventurados aquellos que lavan
sus ropas”. Notemos cuán semejantes son las dos frases que han originado las traducciones
mencionadas:

HOI POIUNTES TAS ENTOLAS AUTOU


HOI PLUNONTES TAS STOLAS AUTON
**¡Recuerda, sin embargo, que ninguno de estos errores de transmisión amenaza el significado general de las
Escrituras!
Guardan sus mandamientos, la Siríaca, la Cóptica y Cipriano; pero A, Aleph y la Vulgata dicen,
“Bienaventurados los que lavan sus ropas,” eso es, en la sangre del Cordero (Ap. 7:14). Esta lección
quita el pretexto de la salvación por las obras. Pero aun nuestra versión es bastante compatible
con la salvación por la gracia, puesto que el mandamiento evangélico primero y grande de Dios
es el de creer en Jesús. Así pues, nuestra potencia (Griego, privilegio, o autoridad legal, exousía) sobre el
árbol de vida no se debe a nuestras obras, sino a lo que él obró por nosotros. El derecho, o privilegio,
se basa no en nuestros méritos, sino en la gracia de Dios.

2. Escribe un párrafo corto acerca de tu reacción, al descubrir que hay pequeños


errores de transmisión del texto bíblico aun cuando no afecten al mensaje básico de
salvación.

Como dice la señora Elene de White: “todos los errores no ocasionaran dificultad, no hará que
ningún pie tropiece”. Hoy en día con todos los estudios no es complicado saber las razones de
los errores, y sus efectos.

3. Indica de qué manera afecta o no tu confianza en la Biblia como libro inspirado.

Algunos nos miran con seriedad y dicen: "¿No creen que debe haber habido algún error de
copista o de traductor?" Todo esto es probable, y aquellos que son tan estrechos para vacilar
por esto y tropezar en esta posibilidad o probabilidad estarían también listos para tropezar en
los misterios de la Palabra inspirada, porque su débil mente no puede discernir los propósitos de
Dios. Sí, tropezarían con la misma facilidad en los claros hechos que acepta la mente común que
discierne lo Divino, y para la cual las declaraciones de Dios son claras y bellas. “Todos los errores
no ocasionarán dificultad a un alma ni harán que ningún pie tropiece, a menos que se trate de
alguien que elaboraría dificultades de la más sencilla verdad revelada. Dios entregó
a hombres finitos la preparación de su Palabra divinamente inspirada” (Mensajes selectos 1:18).

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