Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
EXTERIORIDAD:
El derecho al regular la conducta humana no considera el elemento interno o
psíquico sino solamente el elemento externo, objetivo, material o físico. Le interesa
exclusivamente el aspecto exterior de la conducta del hombre, pues su único interés
es que las normas jurídicas se cumplan sea cual fuere el motivo o la intención que
anima a las personas al realizar determinadas.
Es cierto que en relación a las acciones humanas es muy difícil establecer un limite
preciso entre los elementos conductuales físico y psíquico, como expresa máximo
pacheco, pues ignorar de manera absoluta el elemento psíquico equivale a privar
de sujeto las acciones con lo cual dejaría de ser una acción humana, conviene sin
embargo aclarar que cuando hablamos de la exterioridad del derecho no negamos
estos vínculos, sino que enfatizamos en que al derecho lo que preferentemente le
interesa y valora es el aspecto exterior material u objetivo de las acciones humanas.
Excepto en el campo de derecho penal, en el que resulta imprescindible inquirir por
los móviles de las acciones humanas por su intención para determinar la gravead o
benignidad de las sanciones que deben imponerse al infractor de la norma jurídica
y también la peligrosidad del delincuente.
LA EXTERIORIDAD:
Las normas jurídicas consiste en síntesis en la valoración que el derecho hace de
las acciones humanas en su aspecto objetivo, material o físico, en relacione con la
norma jurídica, con su cumplimiento o incumplimiento.
BILATERALIDAD:
Desde el punto de vista etimológico este término significa poseer dos lados relativo
a los dos lados o a las dos partes o aspectos que se consideran de una cosa (del
est. Bisidor, lateraiis: lado). El término se aplica al derecho en sentido figurado pues
el derecho es una categoría abstracta, un concepto lógico, un objeto cultural al que
por su propia esencia no se le pueden encontrar lados. Empero cuando se objetiva
o concreta en normas de conducta y reparamos en ella encontramos que su
contenido es dual: que por un lado otorga derechos y por el otro, correlativamente
impone o establece deberes jurídicos u obligaciones, por esta circunstancia se
considera a la norma jurídica como imperativo-atributiva. Su imperatividad radica
precisamente en la imposición de deberes u obligaciones a una persona llamada
SUJETO PASIVO, DEUDOR U OBLIGADO, mientras que es atributiva porque
otorga facultades o derechos a favor de otra persona llamada SUJETO ACTIVO
ACREEDOR, PRETENSOR O DERECHOHABIENTE.
La bilateralidad de la norma jurídica, como bien lo señala García Máynez, presupone
relaciones entre dos o más personas por lo que esta característica de la norma
jurídica solo puede darse en la vida de relación pues para que alguien tenga un
derecho es necesario que haya a quien exigirle individual o colectivamente el
cumplimiento de un deber u obligación, si A se obliga contractualmente a construir
una casa para B, por un precio y dentro de un plazo determinado; B en este caso
sujeto activo, está facultado para exigir de A, sujeto pasivo, el cumplimiento de su
obligación, en caso incumpla las cláusulas contractuales.
HETERONOMIA:
Este término deriva del gr. Héteros: otro y nomo. Ley costumbre lo que literalmente
significa encontrarse sometido a un poder extraño que le impide el libre desarrollo
de su naturales dicho en otras palabras encontrase sometido a un poder, ley o
persona extraña. Abelardo Torre manifiesta que las normas jurídicas son
“heterónomas en el sentido de que rigen la conducta humana” sin derivar su validez
de la voluntad de los sujetos vinculados sino de una voluntad superior a ellos (la del
legislador), y García Máynez, refiriéndose a los términos autonomía heteronomía
explica, “Autonomía quiere decir auto legislación, reconocimiento espontanea de un
imperativo creado por la propia conciencia. Heteronomía es sujeción a un poder
ajeno, renuncia a la facultad de auto determinado normativa”.
En realidad, la heteronomía de las normas jurídicas significa que no las elabora el
propio sujeto que debe cumplirlas –su destinatario- como ocurre con las normas
morales, sino por un poder, fuerza o entidad extraña que dentro de la estructura del
Estado se llama PODER LEGISLATIVO, cuya función es precisamente elaborar la
norma jurídica en otras palabras, las leyes o el ordenamiento jurídico.
Observese pues como este poder o entidad es distinto de la persona o personas
que deben cumplir las normas que elabora de conformidad con los mandatos
constitucionales, legales y reglamentarios. Este hecho pudiera hacernos pesar que
los miembros de las cámaras legislativas, (diputados, congresistas, legisladores,
etc.). Por haber elaborado la norma jurídica, no están obligados a cumplirla; pero no
es así una vez las leyes entran en vigencia, nadie esta exceptuado de su
cumplimiento y contra este no puede alegarse ignorancia, desuso, costumbre o
practica en contrario como establece el artículo 3 de la ley del Organismo Judicial
Dto. 2-89 y sus reformas.
La norma (las leyes en general) las elaborar la cámara legislativa como entidad
abstracta o unidad política y jurídica, distinta de sus miembros; estos por
consiguiente sea cual fuere el grupo político o social a que pertenezcan están
obligados como cualquier habitante, sea cual fuere el grupo político o social a que
pertenezcan, están obligados como cualquier habitante del estado a su
cumplimiento, haciendo salvedad del derecho a la inmunidad parlamentaria que les
corresponde que no debe interpretarse como excepción al cumplimiento de la ley.
La validez de la norma jurídica es absoluta, la posición y voluntad de los
destinatarios no cuenta, porque deben cumplirse, incluso en contra de su voluntad.
La heteronomía, en resumen, significa que la norma jurídica no es elaborada por el
individuo que las cumple (su destinatario), sino por un extraño y distinto, que es
parte importantísima de la estructura del Estado y que le llama PODER
LEGISLATIVO.
COERCIBILIDAD:
Recordamos haber dicho anteriormente que el hombre, frente a la norma jurídica
puede adoptar tres actitudes: cumplimiento espontaneo cumplimiento forzoso y
violación de la misma. En el primer caso contribuye al mantenimiento de la
convivencia social; en el segundo caso también; la norma prueba su eficacia validez
absoluta; en el tercero se hace acreedor a una sanción penal civil administrativa o
mixta.
Si el cumplimiento de la norma no se logra espontáneamente interviene el poder
coactivo del Estado. Es en este caso que se advierte la coercibilidad de la norma
jurídica entendida como la posibilidad de su cumplimiento no espontánea. Incluso
en contra de la voluntad del obligado independientemente de que la norma tenga o
no sanción.
La coercibilidad o coercitividad es propia de la esencia del derecho, en particular de
la norma jurídica, característica que la diferencia de los otros tipos de normas de
conducta como las morales y las religiosas pues estas, además de carecer de una
sanción física o patrimonial, no tienen la posibilidad de imponerse en contra de la
voluntad del sujeto, por carecer de coercibilidad. Algunos tratadistas hablan el caso
de estas últimas de sanciones psicológicas, subjetivas o espirituales pero que en
todo caso no pueden llegar a la elimación física del individuo a reducir su libertad o
a afectar su patrimonio características propias de las normas jurídicas.
6. NORMAS MORALES Y NORMAS RELIGIOSAS:
La vida del hombre como entidad biológica, se encuentra sujeta a las leyes naturales
de cuya acción no puede sustraerse en ningún momento. Pero además su conducta
está regulada por varios sistemas de normas que garantiza la convivencia social y
la realización de valores individuales y colectivos que le dan sentido, orientación y
destino a los grupos sociales. Las normas de conducta que conforman esos
sistemas son las jurídicas las religiosas y las morales incluyendo los usos
convencionalismos sociales, a los que algunos tratadistas niegan este carácter.
La múltiple regulación de la conducta humana por varios sistemas de normas
pudieran hacemos creer que son excluyentes unas de otras o pueden entrar en
conflicto en un momento determinado por tratarse de reglas distintas en su origen y
naturaleza; pero en la realidad no ocurre así existe entre ellas perfecta consonancia
e implicación, como en el caso del Decálogo Bíblico formado por normas morales,
religiosas y jurídicas a la vez, recogidas por casi todas las legislaciones de
inspiración cristiana, mejor dicho del mundo occidental.