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Anna Latimer
Dra. Smotherman
SPA 354
el 3 de mayo de 2016
Hoy en día, enfrentamos muchas dificultades, del nivel personal al global. Siempre hay
conflictos en nuestras mentes, y con otras personas, si se tratan de desacuerdos políticos, como
resolver problemas, o simplemente argumentos sobre cualquier cosa entre amigos o parientes.
Vemos conflictos de una amplitud mayor en el mundo, con los mismos problemas entre
naciones, gobiernos, y gentes. ¿Por qué tenemos tantos conflictos? La explicación viene del
inicio del mundo: la lucha constante entre lo bueno y lo malo es responsable de todos los
conflictos en el mundo.
Gustavo Adolfo Bécquer, autor romántico en España durante el siglo XIX, tenía interés
en esta idea, inclusive los elementos sobrenaturales, como fantasmas y figuras religiosas que
representan lo bueno y lo malo – Dios y el diablo, respectivamente. El cuento La cruz del diablo
demuestra la razón porque las personas en el mundo siempre tienen conflictos: Dios y el diablo
La historia está contada en forma de un cuento dentro de un cuento. Empieza con una
descripción detallada de una cruz en el campo con un grupo de viajeros que están observándola.
Un hombre trata de murmurar una oración que recordaba de su niñez, cuando otro hombre le
impide que lo haga. El segundo hombre dice, “esa cruz pertenece a un espíritu maligno y por eso
le llaman La cruz del diablo” (3). El narrador, quien había tratado de rezar, está confundido y
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conmocionado porque siempre pensaba que las cruces eran símbolos de Dios y espíritus buenos,
nada más. El declara que nunca ha oído de cosa tan disparatada que una cruz del diablo.
Hace mucho tiempo, las aldeas estaban bajo control de algunos hombres poderosos. Unas
villas eran parte del patrimonio de “un noble barón” quien tenía su castillo en un peñasco de
Segre (3). Sin embargo, el carácter de ese hombre fue revelado (o cambiado) cuando él fue en
busca de “alguna distracción” como “mover guerra a sus vecinos, apalear a sus servidores, y
ahorcar a sus súbditos” (3-4). Es evidente que solamente hizo lo que quería, sin respetar los
intereses de sus aldeanos o las consecuencias de sus acciones. Aunque parecía ser un hombre
bueno al inicio (indicado por la designación de adjetivo ‘noble’), el poder de su oficio lo había
corrompido. No sabemos por seguro el carácter de ese hombre al principio de su vida, pero
parece que el diablo ha tenido influencia sobre su vida. Si no, ¿Cómo podía hacer tantas cosas
Un día, este caballero oye de la misión que los cristianos tenían – de reconquistar el
sepulcro de Jesucristo de los moros, quienes lo tenían. Entonces, él “se determinó a marchar en
maltratar a los aldeanos y necesitaba encontrar a otras personas que no sabían de su malicia. Su
ausencia di a la comarca una época de libertad “como si despertara de una pesadilla” (5). Así
pasaba tres años de tranquilidad, en que los aldeanos podían hacer cosas de su propia manera, no
temiendo la ira de ese dictador horrible. Sin embargo, su descanso no iba a durar para siempre: él
“agradable sorpresa”, diciendo que “si malo se fue, peor volvió” (6).
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Esta vez, los aldeanos trataron de resistir los mandatos de su malvado líder, pero él se
enojó y puso fuego a lo que tenían. También ellos apelaron al rey, pero él no hizo nada para
ayudarles. Ya que no podían encontrar otra manera de salvación, los aldeanos “se encomendaron
la lucha (6). Así empezó la primera batalla entre bueno y malo en esta comarca.
Las dos milicias luchaban vigorosamente, desde las mañanas hasta las madrugadas de las
noches. Aunque la guerra no había terminado, los señores malvados estaban celebrando una
reciente victoria, tomando lictores y cantando “en loor de su infernal patrono” (6). Es posible que
ellos pensaran que habían ganado la victoria entera, con la ayuda del diablo. Al contrario, los
fueron al castillo a la medianoche, para provocar un fuego al edificio donde estaban los
enemigos. Demostraban su determinación por su causa porque estaban “resueltos a morir”, con
tal que los enemigos sean vencidos también. Afortunadamente por los pueblos, “dieron fin con
los habitantes de aquella guarida en un abrir y cerrar de ojos” (7). La causa de la justicia había
Después del fuego, todos los aldeanos vieron las ruinas del castillo, aun con el cadáver
del dictador abominable. La naturaleza dominaba lo que quedaba allí del edificio. La armadura
del señor todavía estaba colgada de un pilar; fue el origen de muchas fábulas y hablillas,
cual “no pasaban de cuentos” (7). De vez en cuando, algo extraño pasaría. Sin embargo, parecía
que el diablo no había terminado su trabajo, y los incidentes “comenzaron a tomar consistencia y
a hacerse de día en día más probables” (8). Es irónica que, cuando Bécquer menciona el diablo
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aquí, dice que él no estaba satisfecho de su obra, “sin duda con el permiso de Dios” (8). ¿Está
diciendo que Dios aprueba sus acciones malvados? No sabemos por seguro. Para continuar: los
incidentes empezaron con luces misteriosas, reses desaparecidas, y alquerías incendiadas. Con el
paso de tiempo, los fenómenos empeoraron, con muchachas y niños desaparecidos, tal vez
tomados para participar en “diabólicos festines” (8). Pero, ¿Quién las hiciera estas cosas
Para averiguar quién era el cerebro detrás de todo lo que había estado pasando, los
aldeanos interrogaron a una de las secuaces del señor malvado. Él dijo que el diablo le había
dado la idea de reunir una banda de jóvenes, quienes tenían una historia similar a la de él (con
una tendencia criminal y problemas familiares) para hacer estas cosas extrañas, con su base en
las ruinas del castillo. Tal vez el diablo cree que es más fácil explotar a las personas ya un poco
malas en vez de tratar de influenciar a las personas buenas. Entonces, él explica el argumento
que ellos tenían sobre quién debe ser el jefe. De repente, algún hombre apareció,
“completamente armado de la cabeza al pie y cubierto el rostro con la visera del casco” (10). Era
como si él tuviera poder sobre ellos: aunque no podían ver su cara ni reconocer quién era, él fue
elegido como su capitán. La explicación dada por el informante da la impresión que hay algo
sobrenatural sobre este hombre: siempre se ríe cuando alguien sufre, nunca desnuda de sus
armas, duerme, o muestra sangre, aunque parece que debe ser herido. Siempre va en busca de
nuevas víctimas. Su capacidad de dirigir a sus “prosélitos” a hacer cosas tan horribles, y su
comportamiento general demuestra que su poder viene de una fuerza malvadísima. No es una
Los aldeanos no iban a rendirse: iban a hacer todo lo que podían para arrojar el diablo.
Entonces, solicitaron ayuda de un santo hombre que sabría cómo podían derrotarlo. Les dijo que
deben emboscárselo y repetir una oración que asegurara que el diablo fuera su prisionero. Ellos
hicieron exactamente lo que dijo el santo hombre, y todo fue un éxito: por fin, el señor estaba
bajo su control en vez de al revés, gracias a la ayuda de la buena fuerza de Dios y su seguidor, el
santo. Los otros aldeanos averiguaron que ellos tenían el señor como prisionero. Reconocieron
que la armadura que llevaba el señor era del hombre despreciable quien había muerto en el
castillo. ¿Quién era este hombre misterioso? Cuando los jueces trataban de interrogarlo, él les
miraba con “un aire de desprecio e insulto” (13). Evidentemente, no quería responder y pensaba
que tal cosa era demasiado inferior de su posición de poder. La muchedumbre se puso más
enojada y desesperada por una respuesta. Ellos mandaron que él se quitara su visera y cuando no
lo hizo, alguien abrió su visera para averiguar que era “vacío…completamente vacío” (14). No
era un hombre en absoluto…era una fuerza probablemente espiritual que había unido armadura
juntos para parecer como un ser humano e influenciar el comportamiento de las personas allí. No
sólo eso, sino también los aldeanos se dan cuenta de que “el diablo, a la muerte del Señor de
Entonces, los aldeanos querían algún tipo de justicia. Pero, ¿Cómo podían hacer esto con
sólo armadura? Algunos sugirieron que la armadura debía estar colgada – entonces el diablo
necesitaría abandonarla o sufrir las consecuencias. Sin embargo, el alcaide viene y dice que la
armadura había desaparecido. Nadie tuvo que preguntarle más, y él continuó su explicación: la
armadura quedaba en el calabozo: él fue allí para confirmar que el “objeto de terror nada tenía de
misterioso” (16). Sin embargo, la experiencia que tenía fue lo opuesto de lo que esperaba.
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Cuando fue al calabozo, su linterna se apagó, el oyó un ruido de hierros, y se sintió una mano en
un guantelete “que después de sacudir[le] con violencia [le] derribó bajo el dintel” (16). Y
después del incidente, la armadura no estaba por ninguna parte. Sin embargo, era fácil detenerlo
otra vez, con las oraciones que el santo les dijo hacer.
para siempre. Necesitaban una solución más permanente. De nuevo, fueron al piadoso eremita
por más consejos. Todo el pueblo participó en una penitencia general y al final, ellos decidieron
fundirse “las diabólicas armas” y con el metal, formar una cruz (17). Querían transformar lo que
era malo en algo bueno – algo que representaba la mejor figura en toda la historia – la de
demonios estaban tratando de “libertar a su señor de aquel tormento” (17). Parecía que el fuego
estaba haciendo su trabajo, pero fue también gracias a la fe y las oraciones que el espíritu malo
se fue del metal que había inhabitado la armadura. La fuerza de lo bueno es muy fuerte: puede
vencer a lo malo, especialmente si Dios está presente en el asunto. Sin embargo, no está claro si
el espíritu malo ha completamente ido de la cruz. El narrador dice que “Dios ha cerrado sus
oídos a cuantas plegarias de le dirijan en [la] presencia [de la cruz]” (18). O tal vez eso
demuestra que la percepción de la gente (que algo con la cruz todavía es malo] tiene influencia
Entonces, este cuento demuestra que siempre hay lo bueno y lo malo en cada situación,
en cada persona. Siempre hay una lucha entre ambos, si está dentro de nosotros mismos o en
conflictos con otras personas. Como el cuento dice, “no [es] pelear para vivir; [es] vivir para
pelear” (6). Cada día enfrentamos con problemas y conflictos. Cómo manejarlos indica que
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equipo gana – el bueno o el malo. Para los que son religiosos, cuando ponemos nuestra confianza
en Dios, es más probable que gane la causa de justicia y lo bueno. Y lo más que nosotros
inclinan a su dirección, lo más que podemos ser buenos y ganar la lucha contra el malo.
Bibliografía
Bécquer, G. (1871). Leyenda 7: “La Cruz del Diablo”. Obras de Gustavo Adolfo Bécquer —
https://etc.usf.edu/lit2go/49/obras-de-gustavo-adolfo-becquer-tomo-primero/920/leyenda-
7-la-cruz-del-diablo/