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Este documento describe la vida en el límite entre la vida y la muerte, caracterizada por la incertidumbre diaria, ataques de pánico y miedo inexplicable. Vive intensamente para sorprender a la muerte cuando llegue, habiendo usado todas sus capacidades. A pesar del miedo a la muerte, la voluntad y la juventud permiten vencer los peligros, y es mejor arriesgarse que no vivir.
Este documento describe la vida en el límite entre la vida y la muerte, caracterizada por la incertidumbre diaria, ataques de pánico y miedo inexplicable. Vive intensamente para sorprender a la muerte cuando llegue, habiendo usado todas sus capacidades. A pesar del miedo a la muerte, la voluntad y la juventud permiten vencer los peligros, y es mejor arriesgarse que no vivir.
Este documento describe la vida en el límite entre la vida y la muerte, caracterizada por la incertidumbre diaria, ataques de pánico y miedo inexplicable. Vive intensamente para sorprender a la muerte cuando llegue, habiendo usado todas sus capacidades. A pesar del miedo a la muerte, la voluntad y la juventud permiten vencer los peligros, y es mejor arriesgarse que no vivir.
por la incertidumbre de lo que le espera cada día.
Pequeñas crisis de pánico, falta de capacidad para enfrentar la situación por la que está pasando. Se siente un miedo inexplicable, que viene de forma inesperada, temporal y totalmente aislada Prinipalmente se debe a una alteración de nuestro sistema de defensa lo que produce la pérdida del control del mismo. Trae como c onsecuendcias estados de paranoia que impiden ver y entender la realidad. La vida es para llevar el cuerpo a sus límites, para expandirlos, usar nuestras capacidades, pues así sorprenderemos a la muerte cuando llegue, porque entonces nos encontrará gastados, usados, descosidos, maltrechos, y no tendrá mucho que llevarse sino los desechos de una vida vivida con intensidad. El buen juicio es, sobre todo, el resultado de haber sobrevivido al mal juicio. Los recursos de los hombres en presencia de la muerte son inagotables, pero es preciso tener la voluntad de utilizarlos. Solamente la voluntad de acción y el ardor de nuestra juventud sirven para vencer el peso de tal enormidad estéril y casi totalmente abandonada por el sol… ¿Por qué continuar esta disparatada empresa? Aún podía rebelarme, gritar a Lachenal que estaba chiflado, decirle que me daban miedo las rocas heladas y que deseaba huir hacia el calor y la vida. Pero no lo hice. […] Mi destino ya estaba marcado: había que vencer o morir. Lo contrario de vivir es no arriesgarse. Estoy viviendo sin duda, por tanto, debo arriesgarme. Me costaba partir, dejar a mi niña sola