IGLESIA DE DIOS TBK

GRUPOS DE VIDA 2019

SERIE: LA MAYORDOMIA CRISTIANA
TEMA : LA GENEROSIDAD: VIVIR PARA DAR
TEXTO BIBLICO : 2 Corintios 8:2; 9:5, 11-13

Objetivos de la lección: Dar instrucción para llevar una vida de generosidad.

Lecturas bíblicas UNICAMENTE PARA EL ESTUDIO DEL LIDER: Éxodo 35:20-29; 36:2-7; 1
Crónicas 29:1-9; Lucas 6:38; Juan 3:16; Hechos 4:3237; 1 Corintios 16:1-4; 2 Corintios 8:2; 9:5, 11-13;
Colosenses 3:5-6; 1 Timoteo 6:18
Preguntas de reflexión PARA EL LIDER:
1. ¿Qué significa la palabra generosidad?
2. ¿Cómo relacionar la generosidad con el carácter de Dios?
3. ¿Practicamos la generosidad cuando damos ofrenda o el diezmo?

DESARROLLO DEL TEMA

Introducción
Los cristianos hemos sido bendecidos abundantemente por Dios en todos los aspectos de nuestra vida,
en lo espiritual y material, por lo tanto, una manera de expresar a nuestra gratitud a Dios es entregarle
todo lo que somos y lo que poseemos, reconociéndole como el Señor de nuestras vidas y aportando a su
obra a través de nuestros diezmos y ofrendas.

1. El carácter generoso de Dios

La generosidad está relacionada con la actitud de colaborar y compartir con sinceridad y humildad
nuestras posesiones, bienes materiales, recursos personales y económicos con las personas necesitadas,
la sociedad, la iglesia y la obra de Dios. Esta verdad se ilustra con el ejemplo de la iglesia de Filipo
(Macedonia) quienes con una “generosa colecta u ofrenda” (2 Corintios 9:5) suplieron las necesidades
de la iglesia en Judea y del apóstol Pablo. En cuanto a Dios, se resalta la virtud generosa inherente de
su carácter. Dios por amor compartió su amistad con Abraham (2 Crónicas 20:7; Isaías 41:8) y le
prometió a que a través de su descendencia impartiría bendición a todas las familias de la tierra (Génesis
12:1-3). Sin embargo, la mayor demostración de generosidad de Dios, se llevó a cabo cuando por amor
envió y dio a su Hijo amado a morir en una cruz “para que todo el que cree en él no se pierda, sino que
tenga vida eterna” (Juan 3.16) y por generosidad “ha derramado su amor en nuestros corazones por el
Espíritu que nos ha dado” (Romanos 5:55).

2. La generosidad versus avaricia

En contraste con el carácter generoso de Dios, los seres humanos somos egoístas, avaros y aferrados a
las cosas materiales. En ocasiones somos como Ananías y Safira, quienes se negaron a compartir sus
bienes materiales y económicos con las necesidades de la iglesia de Jerusalén o la comunidad de fe. Esta
actitud egoísta difirió de la conducta de generosidad que estaban practicando los miembros de dicha
iglesia, de tal manera, que “no había entre ellos ningún necesitado” (Hechos 4:34). Dios nos manda a
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ser “ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen.” (1 Timoteo 6:18).
Debemos advertir que la avaricia es un pecado comparado con la “idolatría” (Colosenses 3:5), para
resaltar la devoción y atracción que tiene la persona hacia el dinero y a los bienes materiales, olvidando
que la mayor adoración debe estar enfocada en amar a Dios, al servicio y a la solidaridad con el prójimo.

El ejemplo de la iglesia de Macedonia (2 Corintios 8-9)

Una de las iglesias que el apóstol Pablo admiró y elogió fue la comunidad cristiana en Macedonia
(Filipo) por su actitud de desprendimiento, “cuya generosidad se desbordó en gozo y en ricas ofrendas”
(8:2). Esta congregación fue fundada por Pablo en su segundo viaje misionero (Hechos 16) y era
considerada un iglesia “pobre”; sin embargo, “a pesar de su profunda pobreza y de grandes aflicciones”
materiales (8:2) y demostraron una actitud de “espontaneidad” (8:4) para ofrendar y compartir sus
recursos económicos. El apóstol cataloga la generosidad de esta iglesia como una expresión de su
compromiso con Cristo y su “servicio a los santos” (8:4-5). Además, utiliza este acto de generosidad
como un modelo para que otras iglesias lo imiten y “sobresalgan también en este acto de amor” (8:7).

3. La generosidad auténtica (2 Corintios 8-9)

Según las expresiones de elogio por la generosidad de los macedonios, se destaca lo siguiente:

a. La generosidad surge de la “entrega al Señor” (8:5) y del anhelo de seguir el ejemplo de Cristo “que
por amor se hizo pobre, para que mediante su pobreza” (8:9) enriquecer a la humanidad. Esta actitud del
Señor enfatiza que las limitaciones materiales no deben ser excusa para ser generosos.
b. La generosidad debe ser una virtud del carácter cristiano y una expresión de servicio y amor a Dios
y al prójimo. (8:4, 7).
c. La generosidad surge de una “buena disposición” (8:12). Es una decisión voluntaria donde se
desprende del egoísmo y la avaricia para desarrollar un carácter generoso.
d. La generosidad es una expresión de la gracia de Dios y un medio para suplir “la escasez” de la obra
de Dios. Nuestros actos de generosidad dan gloria a Dios y abre la oportunidad para que otras personas
abunden en acciones de gracias a Dios. (8:14; 9:12-13).
e. La generosidad es comparada con la ley de la siembra y la cosecha. Así como un agricultor siembra
poca o mucha semilla recibirá la cosecha en proporción de lo sembrado. (9:6-9).
f. La generosidad será recompensada por Dios, quien “pueden hacer que toda gracia abunde para ustedes,
de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en
ustedes.” (9:8)

PREGUNTAS PARA DIALOGAR (Solamente si hubiera tiempo)

1. Comenta sobre el carácter generoso de Dios y su manifestación a nuestras vidas.
2. Si examinamos nuestro corazón, somos: ¿generosos o avaros?
3. ¿Cuál es la actitud que tenemos cuando damos ofrenda o el diezmo a la iglesia?

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