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La retroalimentación debe acompañar al proceso enseñanza-aprendizaje a lo largo de toda su

extensión, con la intención de dar inmediata y oportuna información al alumno acerca de la


calidad de su desempeño para que realice las correcciones necesarias con el objeto de mejorar
su competencia.

La retroalimentación no está restringida sólo a corregir los errores y omisiones que cometa el
aprendiz para que se haga cada vez más competente (retroalimentación negativa), si no,
también, para que se dé cuenta de sus aciertos (retroalimentación positiva), como una forma
de estimularlo para hacer las cosas cada vez mejor. Es una forma de aumentar su motivación
intrínseca para aprender y/o trabajar con mayor eficiencia.

La función retroalimentación está directamente vinculada con la dirección del aprendizaje. En


diferentes momentos del proceso docente (muestras, controles) establecemos cómo se
encuentra el aprendizaje de los estudiantes (conocimientos, habilidades, hábitos y modos de
actuación) en correspondencia con los objetivos establecidos en la asignatura, semestre, año
académico, ciclo y esta información retroalimenta al profesor, le señala como está el proceso de
asimilación del contenido de la enseñanza. En dependencia de los resultados alcanzados, el
profesor determinará las correcciones que es necesario introducir en la estrategia docente
(contenido, métodos, ritmos, consultas, etcétera) para acercar cada vez más los resultados a las
exigencias de los objetivos.

La retroalimentación formativa se trata de información entregada al estudiante y/o al profesor


sobre el desempeño del estudiante en relación con las metas de aprendizaje. Debe apuntar (y
ser capaz de) producir una mejora en el aprendizaje de los estudiantes. La retroalimentación
formativa redirige o reorienta las acciones del profesor o del estudiante para lograr un
objetivo, alineando esfuerzo y actividad con un resultado. Puede tratarse de la actividad de
aprendizaje en sí misma, del proceso de la actividad, de la gestión de aprendizaje o
autorregulación del estudiante o acerca de ellos como individuos (lo menos eficaz). Esta
retroalimentación formativa puede ser oral, escrita o puede entregarse a través de pruebas o
mediante tecnología digital. Puede provenir de un profesor o alguien asumiendo el rol de
enseñar, o incluso, de sus compañeros.

La retroalimentación formativa tiene efectos en todos los tipos de aprendizaje y en todos los
grupos etarios. La investigación en las escuelas se ha centrado particularmente en lenguaje y
matemáticas, y en menor medida, las ciencias.

La retroalimentación es una de las acciones pedagógicas que más influye en el aprendizaje de


los estudiantes, por lo que forma parte esencial del proceso de evaluación.

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