Vous êtes sur la page 1sur 16

Edipo rey/Hamlet (tapa) 3/9/06 2:51 PM Page 1

41 SÓFOCLES • WILLIAM SHAKESPEARE

41 Edipo rey / Hamlet


Edipo y Hamlet son

WILLIAM SHAKESPEARE
seguramente los dos héroes
trágicos más representativos
en la historia de la literatura.
Edipo rey, de Sófocles, es
considerada, de manera
unánime, como el mayor logro
de la tragedia griega. Muchos
han visto en ella la versión
perfecta de la historia del hombre

• Hamlet
que, arrastrado por la fuerza
del destino, se busca a sí mismo
y se atreve a enfrentarse a la
verdad.

SÓFOCLES
Hamlet, de William Shakespeare,
es el más alto ejemplo de la
tragedia moderna. En ella
se desarrolla una nueva

Edipo rey
concepción de héroe: aquel que,
con sus acciones, con sus
aciertos y con sus errores,
construye su propio destino.
Cód. 4633.9
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 1

SÓFOCLES

Edipo rey

WILLIAM SHAKESPEARE

Hamlet
Edipo rey-Hamlet:Edipo rey/Hamlet 4/21/14 12:53 PM Page 2

Esta obra fue realizada por el equipo de Editorial Estrada S. A. bajo la


coordinación general de Pedro Saccaggio.

Director de colección: Alejandro Palermo.


Introducción, notas y actividades: Diego Bentivegna.
Corrección: Cecilia Biagioli.
Realización gráfica: Verónica Carman.
Foto de tapa: Sebastián Izquierdo.
Documentación gráfica: María Alejandra Rossi.
Jefe del Departamento de Diseño: Rodrigo R. Carreras.
Gerente de Preprensa y Producción Editorial: Carlos Rodríguez.

El responsable de esta edición agradece las gentiles y desinteresadas


sugerencias de los profesores Daniel Link y Laura Isola.

Sófocles
Edipo rey/Hamlet / Sófocles y William Shakespeare; compilado por
Diego Bentivegna; dirigido por Alejandro Palermo - 1a ed. 4a reimp. -
Boulogne: Estrada, 2014.
256 p., 19 x 14 cm - (Azulejos; 41)

Traducido por Julián Martínez Vázquez y Beatriz Vignoli

ISBN 978-950-01-1023-5

1. Material Auxiliar de Enseñanza. I. Shakespeare, William. II.


Bentivegna, Diego, comp. III. Palermo, Alejandro, dir. IV. Martínez
Vázquez, Julián, trad. V. Vignoli, Beatriz. VI. Título
CDD 371.33

Colección Azulejos 41

© Editorial Estrada S. A., 2014.


Editorial Estrada S. A. forma parte del Grupo Macmillan.
Avda. Blanco Encalada 104, San Isidro, provincia de Buenos Aires, Argentina.
Internet: www.editorialestrada.com.ar
Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor.
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Impreso en la Argentina.
Printed in Argentina.
ISBN 978-950-01-1023-5

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la


transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier
medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización y otros mé-
todos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las le-
yes 11.723 y 25.446.
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 3

SÓFOCLES

Edipo rey

WILLIAM SHAKESPEARE

Hamlet
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 4
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 5

Índice

De la tragedia clásica a la tragedia moderna ............ 7


El héroe trágico .............................................................. 8

Introducción a Edipo rey ............................................... 9

Edipo rey ........................................................................ 25

Introducción a Hamlet .................................................. 85

Hamlet, príncipe de Dinamarca ................................ 97

Actividades
Actividades de comprensión de la lectura ................ 248
Actividades de producción de escritura ................... 253
Actividades de relación con otras disciplinas .......... 254
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 7

De la tragedia clásica a la tragedia moderna

La tragedia es, sin duda, una de las herencias más gloriosas


que nos ha dejado la cultura griega. Nacida en el límite entre los
antiguos mitos de la fecundidad relacionados con el dios Dioni-
so y la consolidación de una entidad política novedosa, la polis
democrática, la tragedia fue, en la antigua Grecia —y, fundamen-
talmente, en la ciudad de Atenas—, el género dramático con el
que la ciudad se cantó a sí misma y puso en escena sus pasiones
y sus luchas, sus concepciones del mundo y sus antiguas creen-
cias religiosas, sus temores y sus contradicciones.
Edipo rey, de Sófocles, es considerada, de manera unánime,
como el mayor logro del género trágico griego llegado hasta no-
sotros. Por la construcción de sus personajes, por la estructura-
ción de la historia, por la capacidad de síntesis y por las eleccio-
nes formales que esta obra pone en juego, es posible ver en ella
la versión más perfecta de la historia del hombre que se busca a
sí mismo y se enfrenta con sus verdades.
A lo largo de la historia, el género trágico sufrió sus altiba-
jos. Sobrevivió en Roma, sobre todo por obra de Séneca; pero de-
sapareció completamente durante la Edad Media. Solo con el
surgimiento de la modernidad, en los siglos del Renacimiento y
del Barroco, la tragedia volvió a convertirse en uno de los géne-
ros centrales. Así lo demuestra la importancia de las tragedias del
español Calderón de la Barca, del francés Jean Racine, del inglés
William Shakespeare, del italiano Vittorio Alfieri y del alemán
Johann Wolfgang von Goethe.
Hamlet, de William Shakespeare, es el más alto ejemplo de la
tragedia moderna. En esta obra, ya no aparece la representación
mesurada y depurada de los conflictos entre el individuo y su des-
tino, sino que lo que se representa en ella es la historia del indivi-
duo que, por sus acciones, aciertos y errores, construye su propio
destino. Una historia desmesurada, con aparecidos, duelos de es-
padachines, muertes en escena… Un mundo envuelto en brumas,
poblado por las voces de los fantasmas del pasado, habitado por ac-
tores que representan una obra dentro de la obra y por payasos que
intercambian sarcásticas reflexiones sobre la muerte en un cemen-
terio… Son estos algunos de los componentes, inquietantes y para-
dójicos, que caracterizan a la tragedia moderna.
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 8

El héroe trágico

El héroe es, por definición, alguien que se desvía de la nor-


ma y que nos obliga a replantear los parámetros con los que so-
lemos enfrentarnos al mundo. En las narraciones mitológicas, el
héroe es, sobre todo, un personaje dotado de alguna capacidad
física o mental sobresaliente, que realiza acciones más o menos
gloriosas que confirman su condición heroica. Héroe es, por
ejemplo, Hércules, cuya fuerza le permite enfrentar las más va-
riadas (e incluso disparatadas) aventuras; pero héroe es también
Ulises, el “fecundo en ardides”, ese que, por su ingenio, es capaz
de superar los obstáculos naturales y humanos que le impiden
llegar a su tierra natal y reencontrarse con su familia.
El héroe trágico clásico es, además, un héroe que padece. Co-
mo sucede en el caso de Edipo, el héroe trágico no es tanto el su-
jeto de las acciones en las que se encuentra inmerso, sino un ser
que es presa de las fuerzas enigmáticas que lo dirigen. Entre esas
fuerzas se hallan, por ejemplo, los ancestros —sobre todo los pa-
dres, y las faltas que estos cometieron—, el Estado y sus leyes es-
critas, el hogar y sus leyes implícitas… Estas fuerzas repercuten
en las acciones del héroe trágico, aun cuando este no sea cons-
ciente de ello. Edipo, como todo héroe trágico, es presa de su
destino. Es objeto de una historia que, en última instancia, ya ha
sido prefigurada.
Si Edipo es el héroe trágico más representativo del clasicis-
mo griego, pocos personajes plantean de manera más contun-
dente la condición del héroe moderno como Hamlet, el persona-
je de Shakespeare. En Hamlet, el padre no es una entidad ausen-
te que determina el destino del hijo desde su ausencia —como su-
cede en Edipo—, sino un fantasma que se presenta ante el hijo pa-
ra exigirle que actúe. Es preciso hacer algo. Hay que ponerse en
marcha, dicen estos espectros, que nos obligan, además, a pensar
acerca de nuestras decisiones. Para el héroe trágico moderno, no
solo es necesario conocerse a sí mismo —como en el caso de Edi-
po—, sino también dudar acerca de la propia condición del hom-
bre. Hamlet es, en este sentido, más que un héroe que padece, un
héroe que piensa. “Ser o no ser”, la frase más famosa de la trage-
dia de Shakespeare, sintetiza perfectamente esa tensión funda-
mental a la que debe enfrentarse el héroe trágico moderno.
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 25

SÓFOCLES

Edipo rey

TRADUCCIÓN DE JULIÁN MARTÍNEZ VÁZQUEZ


Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 26
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 27

Personajes

Edipo
Sacerdote
Creonte
Coro de ancianos de Tebas
Tiresias
Yocasta
Mensajero
Criado de Layo
Mensajero del palacio
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 28
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 29

Frente del palacio de Edipo en la ciudad de Tebas. Un grupo de


ancianos y jóvenes se ubica en las gradas del altar en actitud
suplicante, portando ramas de olivo. Edipo sale del palacio y
los ve. Un sacerdote anciano se adelanta hacia él en represen-
tación de todos.

EDIPO. —¡Oh hijos, descendencia nueva de Cadmo1 el anti-


guo! ¿Por qué ocupáis estos asientos frente a mí, corona-
dos con ramas de olivo, en actitud de suplicantes? La
ciudad está llena, al mismo tiempo, de humo de incien-
so, peanes2 y suspiros. Considero que no sería justo en-
terarme de las cosas a través de mensajeros; y por eso he
venido en persona: yo, a quien todos llaman “el ilustre
Edipo”. Así que infórmame, anciano, ya que te corres-
ponde hablar en representación de todos: ¿a qué se debe
que se hayan reunido aquí?, ¿es por temor o para pedir
algo? Tened la certeza de que yo quiero ayudaros en lo
que sea, pues sería un insensible si no me compadeciera
ante semejante actitud de súplica.
SACERDOTE. —Pues bien, Edipo, que tienes poder sobre mi
tierra, ya ves de qué edades somos los que estamos sen-
tados en tus altares: unos aún no son capaces de volar

1 Héroe de origen fenicio, fundador mítico de la ciudad de Tebas, cuyos habitantes sue-
len ser llamados, por esa razón, “hijos de Cadmo” o “raza de Cadmo”.
2 Himnos que se cantaban en honor de Apolo, en los que se le pedía salud.
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 30

30 Sófocles

lejos; a otros, como yo que soy sacerdote de Zeus, ya nos


pesa la vejez; y estos otros son elegidos entre los jóve-
nes. El resto del pueblo permanece, en actitud de súpli-
ca, sentado en las plazas junto a los dos templos de Pa-
las y las cenizas proféticas de Ismeno3. Porque la ciu-
dad, como puedes ver por ti mismo, está muy conmovi-
da y no es capaz de levantar la cabeza desde las profun-
didades, debido a la sangrienta marea: se arruinan las
semillas fructíferas de la tierra y de los rebaños de bue-
yes, y los partos de las mujeres son infecundos. La Pes-
te aborrecible, esa divinidad portadora de fuego, se ha
lanzado sobre la ciudad y la llena de angustia. Por su
culpa está despoblada la ciudad de Cadmo, mientras el
oscuro Hades4 se enriquece con gemidos y lágrimas. Y
ahora, aunque ni yo ni estos muchachos creamos que
eres un dios, venimos a suplicarte porque te considera-
mos el más importante de los hombres en los asuntos de
la vida y el que recibe ayuda de las divinidades. Tú fuis-
te el que, al llegar a la ciudad, la liberó de la cruel hechi-
cera5 y del tributo que le pagábamos. Y eso que por no-
sotros no supiste ni te enteraste de nada; sino que tú, se-
gún se dice y se cree, con la ayuda de un dios, nos de-
volviste la vida. Y ahora, poderoso Edipo, todos los su-
plicantes te imploramos que encuentres alguna ayuda
para nosotros, ya sea tras escuchar una predicción de al-
guno de los dioses, ya sea que conozcas las cosas de par-
te de algún hombre, porque creo que, para los experi-
mentados, la fortuna de las decisiones es mayor que pa-

3 Palas Atenea es la diosa de las artes y las ciencias, hija de Zeus. Ismeno es un semidiós
tebano.
4 Nombre del dios infernal, y también el de la región subterránea donde habitan las al-
mas de los muertos.
5 Se refiere a la Esfinge.
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 31

Edipo rey 31

ra ningún otro. Vamos, ¡oh, excelente entre los hom-


bres!, endereza la ciudad. Vamos, ponte en guardia,
porque actualmente esta tierra te llama su salvador debi-
do a tu buena voluntad de antes. Que de ningún modo
lleguemos a recordar tu mandato como próspero al
principio, pero decadente más tarde; por el contrario,
levanta esta ciudad con firmeza. Así como con ave6 fa-
vorable nos trajiste la suerte antes, vuelve a ser igual
que entonces para nosotros. Si vas a gobernar esta tie-
rra, es mejor gobernarla con hombres, y no vacía. Pues
de nada valen una ciudadela o una nave vacías de hom-
bres que las habiten.
EDIPO. —¡Oh, hijos dignos de piedad! Venís a mí pidiendo al-
go que ya conozco, pues bien sé que todos vosotros es-
táis sufriendo. Pero no hay nadie que sufra tanto como
yo, pues vuestro dolor afecta a cada uno y a ningún otro;
en cambio, mi alma llora por la ciudad entera, y por mí
y por ti igualmente. De modo que no vengáis a desper-
tarme como si yo reposara en un sueño; sabed, más bien,
que he llorado mucho y he recorrido muchos caminos
sumido en la preocupación. Y, tras examinar bien la
cuestión, llevé a cabo la única curación que se me ocu-
rrió. Por eso envié a mi cuñado Creonte7, hijo de Mene-
ceo, a la mansión pítica de Febo8, para que averigüe qué
es lo que debo hacer o decir para salvar la ciudad. Y hoy,
considerando el tiempo que pasó desde entonces, me
preocupa que pueda haberle sucedido algo malo, pues

6 El vuelo de las aves era interpretado como vaticinio de buena o de mala suerte.

7 Hermano de Yocasta, la esposa de Edipo.

8 Febo Apolo, hijo de Zeus y de Latona, era en la mitología griega el dios de la luz, del
sol, de la poesía y de las profecías. Su oráculo más famoso se encontraba en la ciudad de
Delfos. Pítico es un adjetivo asociado a Apolo, porque él fue el vencedor de la serpiente
Pitón, que habitaba en Delfos cuando el dios llegó a ese lugar.
Edipo rey/Hamlet 3/9/06 2:37 PM Page 32

32 Sófocles

lleva ausente más tiempo del que yo esperaba. Cuando


llegue, sería yo un malvado si no hiciese todo lo que el
dios dice.
SACERDOTE. —¡Has hablado oportunamente! Acaban de de-
cirme que Creonte se aproxima.
EDIPO. —¡Oh, soberano Apolo! ¡Ojalá llegue con tanta buena
suerte en este asunto como brillo trae en la mirada!
SACERDOTE. —En efecto, parece contento. Si fuera de otro
modo, seguramente no vendría caminando así, con la
cabeza coronada de frondosas ramas de laurel.
EDIPO. —Pronto lo sabremos. Ya está suficientemente cerca co-
mo para oírnos. Señor, pariente mío, hijo de Meneceo, por
fin llegas. ¿Qué respuesta del dios traes para nosotros?

(Entra Creonte.)

CREONTE. —Traigo una buena respuesta: si las dificultades se


resuelven con éxito, todas las cosas saldrán bien.
EDIPO. —Pero ¿cuál es la respuesta? Pues, con lo que acabas
de decir, no estoy ni tranquilo ni temeroso.
CREONTE. —Si quieres oírlo con toda esta gente adelante, es-
toy resuelto a hablar. Pero también podemos ir adentro,
si lo deseas.
EDIPO. —Háblanos a todos, porque estoy más preocupado
por ellos que por mi propia vida.
CREONTE. —Voy a decir las cosas que escuché de parte del
dios. El soberano Apolo nos ordenó claramente deste-
rrar una impureza que ha crecido en esta región, y no se-
guir alimentándola hasta que se vuelva irremediable.
EDIPO. —¿Con qué sacrificio? ¿Cuál es la particularidad de
ese azote?
CREONTE. —Es necesario desterrar a un hombre, o resolver
un asesinato a su vez con otro, porque es esa sangre la
que conmueve a la ciudad.

Vous aimerez peut-être aussi