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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LAS RELACIONES


INTERIORES JUSTICIA Y PAZ
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
UNIVERSITARIA CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
ACADEMIA NACIONAL DEL CUERPO DE INVESTIGACIONES
CIENTÍFICAS PENALES Y CRIMINALÍSTICAS
CENTRO DE FORMACIÓN UNES- DISTRITO CAPITAL- CATIA
POSGRADO EN CRIMINALISTICA
GRUPO Nº 3

PROFESORA INTEGRANTES

TIZBETH SANCHEZ
JHON MAGDALENO CI 13.992.272
JORGE MARFFE CI 15.452.972
MARIA CORREA CI 17.143.864
JESUS MUÑOZ CI 11.994.285
JOHAN GUERRA CI 12.617.731
CARACAS, MARZO DE 2019
INDICE

 Introducción ……………………………………………..………………...03

 El Delito como Acción.…………………………………………………....05

 La Omisión. ………..……….……………………………………….…….09

 Clases de omisión ……………………………………………………….10

 Acción y resultado………………………………………………………...13

 Acción Típica ……………………………………………………………...13

 La Conducta Típica.…………………………………………...................13

 El Principio de la Legalidad y las Penas……………...…………………16

 Relación de la tipicidad con los otros elementos del Delito………..…19

 Conclusiones……………………………………………………………….21

 Referencias Bibliográficas ………….…………………………………....23

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INTRODUCCIÓN

El tema que veremos a continuación está relacionado con un conjunto


de características del delito, porque se considera como tal, donde parte sus
principios, las diferentes conductas que pueden ser penadas según su acción
u omisión, el resultado por dichas acciones u omisiones, donde se establece
la legalidad y la relación existente de una de las características (la tipicidad)
con los otros elementos del delito.
Por lo tanto se realizara un análisis de estos puntos para establecer su
importancia en la legislación venezolana y así establecer un criterio único y
diferenciar cuando hay un acto delictivo o no lo hay por las autoridades
competentes.
Seguidamente se tomara a consideración los puntos aportados para tal
actividad, sobre un análisis, la historia del Derecho moderno, definiciones
puntuales y características de dichos puntos para que el lector observe la
diferencia existente en los elementos del delito.
Los datos aportados por bibliografías jurídicas entre ellas la norma
subjetiva, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, páginas
electrónicas, nos ayudaron a realizar este pequeño pero importante tema.
La norma jurídico-penal pretende la regulación de conductas humanas
y tiene por base la conducta que intenta regular. Para ellos tiene que partir de
la conducta tal como aparece en la realidad. De toda la gama de
comportamientos humanos que ocurren en la realidad, la norma selecciona
una parte que valora negativamente conminándola con una pena. Es pues, la
conducta humana el punto de partida de toda reacción jurídico-penal y el
objeto al que se agregan determinados predicados que convierten esa
conducta en punible.

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De la concepción del Derecho Penal como Derecho de acto se
deduce que nunca pueden constituir delito ni el pensamiento, ni las ideas, ni
siquiera la resolución de delinquir, en tanto no se traduzcan en actos
externos. Tampoco pueden constituir un delito los hechos producidos por
animales ni los sucesos puramente casuales, como los fenómenos de la
naturaleza, por más que puedan producir resultados lesivos.

Además se menciona el principio de la Legalidad en los delitos y las


penas, pero se debe entender que este principio va mucho más allá del
hecho de que dicha conducta esta dentro de la norma como antijurídica y
está escrita como un delito y debe ser sancionado según el código penal o
las leyes especiales que se han aprobado EN LOS ULTIMOS AÑOS POR LA
LEGISLACIÓN VENEZOLANA, se debe mencionar como regulador del poder
que tiene el estado contra el débil jurídico, este principio rector del derecho,
la cual permite que los ciudadanos sepan a qué atenerse, porque dicho
comportamiento está regulado por dichas leyes que conoce.

Por lo tanto es de suma importancia para los operadores de Justicia


conocer y entender de profundidad algunos elementos de la Teoría del Delito.
Este trabajo está conformado por el Delito como Acción, específicamente los
puntos:

- Acción y Omisión

- El Resultado

- Acción Típica

- La Conducta Típica

- El Principio de Legalidad de los Delitos y Las Penas

- Relación de la Tipicidad con los otros elementos del Delito

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EL DELITO COMO ACCION

Teoría de la acción

La acción en sentido estricto: el concepto significativo de acción.

Se llama acción todo comportamiento dependiente de la voluntad


humana. Solo el acto voluntario puede ser penalmente relevante y la
voluntad implica siempre una finalidad. No se concibe un acto de la voluntad
que no vaya dirigido a un fin u objetivo determinado. El contenido de la
voluntad es siempre algo que se quiere alcanzar, es decir, un fin. De ahí que
la acción humana regida por la voluntad sea siempre una acción final,
dirigida a la consecución de un fin.

La dirección final de la acción se realiza en dos fases:

En la fase interna, que sucede en la esfera del pensamiento del autor,


este se propone anticipadamente la realización de un fin. Para llevar a cabo
este fin selecciona los medios necesarios. Esta selección solo puede hacerse
a partir del fin, es decir, solo cuando el autor esta seguro de que es lo que
quiere, puede plantearse el problema de como lo quiere.

En la fase externa, una vez propuesto el fin, seleccionados los medios


para su realización y ponderados los efectos concomitantes, el autor procede
a su realización en el mundo externo: pone en marcha, conforme al plan, el
proceso causal dominado por la finalidad y procura alcanzar la meta
propuesta.

La valoración penal puede recaer sobre cualquiera de estos aspectos


de la acción, una vez que esta se ha realizado en el mundo externo. Puede

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suceder que el fin principal sea irrelevante desde el punto de vista penal y
que lo importante sean los efectos concomitantes o los medios
seleccionados para realizarlo.

Por tanto, cuando se dice que la acción final es la base del Derecho
penal no se quiere decir que solo sea el fin de esa acción lo que interesa al
Derecho penal, pues este puede estar igualmente interesado en los medios
elegidos para conseguir el fino en los efectos concomitantes a la realización
de ese fin.

El concepto de acción que se acaba de exponer coincide en sus líneas


generales con el de la teoría final de la acción, formulada por Welzel a
principios de los años 30 del Siglo XX y sobre la que construyó todo un
sistema de la Teoría General del Delito.

Efectivamente, cuando el legislador describe una conducta en el tipo


penal no describe un simple proceso causal sino un proceso causal en la
medida en que se deriva de la realización de una acción final humana. Por
ello también la finalidad, los medios necesarios y los efectos concomitantes
deben ser tenidos en cuenta ya en el primer estadio de la Teoría del Delito,
en la acción y en la tipicidad. Lo que importa es que el legislador cuando
describe o tipifica las acciones prohibidas lo hace pensando en la acción, no
como un simple proceso causal voluntario, sino como un proceso causal
regido por la voluntad humana.

De ello se derivan importantes consecuencias sistemáticas y


prácticas que serán expuestas en su lugar. Por ahora baste con decir que sin
recurrir a la finalidad, al contenido de la voluntad, no se puede delinquir, pero
también para distinguir las acciones humanas unas de otras hay que recurrir
a la finalidad con la que estas se realizan. Igualmente hay que recurrir desde
el primer momento para tipificar la acción, a determinado elementos
subjetivos que exige la ley en delitos tales como el hurto o el asesinato.

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El concepto significativo de acción: Lo expuesto anteriormente no
quiere decir que el sistema de la Teoría del Delito vaya ya prejuzgado por un
concepto de acción pre jurídico, ni es que este pueda ser establecido sin
recurrir a ningún tipo de valoraciones.

Lo mismo sucede con las acciones que se realizan de un modo


inconsciente y rutinario, producto de un aprendizaje voluntario que se llevan
a cabo automáticamente. Estas conductas solo pueden servir de objeto a
una valoración en una acción global de conducir, voluntaria y final.

De la misma forma, en los actos de hablar lo importante no son las


palabras o gestos, sino el significado que se les atribuye en un determinado
contexto en la interacción humana, que es lo que nos permite atribuir un
significado injurioso a una determinada expresión. Objetivamente
considerados, estos hechos son completamente neutros; la finalidad que
tiene la persona que los realiza es en estos casos difícil de probar y solo
podemos deducirla de un determinado contexto, que es el que les da su
significado.

Todavía con mayor claridad se ve esto en la omisión que no se


puede definir por si misma, sino en referencia a una acción que se puede
realizar. Pero no toda omisión de una acción posible se puede definir como
omisión. Luego la omisión puede ser definida con ayuda de un criterio
normativo como omisión de una acción esperada, por más que
ontológicamente sea siempre una omisión de una acción posible. Por eso en
Derecho Penal puede dar lugar a una estafa no declarar los defectos de una
cosa.

Ausencia de acción:

El concepto de acción que se acaba de exponer tiene en Derecho


Penal una función negativa, ya que permite excluir desde el primer momento

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del ámbito del Derecho penal aquellos comportamientos del ser humano que
ni siquiera merecen el calificativo de acción. Esto sucede en tres grupos de
casos.

Fuerza irresistible: Es una condición de fuerza proveniente del exterior


que actúa materialmente sobre el agente. El agente opera como una masa
mecánica.

Desde el punto de vista cuantitativo, la fuerza ha de ser absoluta de


tal forma que no deje ninguna opción al que la sufre. Si no es absoluta, el
que la sufre puede resistirla o por lo menos tiene esa posibilidad.

La fuerza ha de provenir del exterior, es decir, de una tercera persona


o incluso de fuerzas naturales, Tanto la doctrina como la jurisprudencia
española consideran que los impulsos irresistibles de origen interno no
pueden dar lugar a esta eximente, porque se trata de actos en los que no
esta ausente totalmente la voluntad.

La consecuencia principal de la apreciación de esta eximente es que el


que violenta responde como autor del delito cometido y el que actúa u omite
violentado por la fuerza irresistible no solo responde, si no que su actuación
u omisión es irrelevante penalmente.

Movimientos reflejos: No constituyen acción, ya que el movimiento no


esta en estos casos controlados por la voluntad. El estímulo del mundo
exterior es percibido por los centros sensores que lo trasmiten, sin
intervención de la voluntad. Distintos de los movimientos reflejos son los
artos en cortocircuito, las reacciones impulsivas o explosivas, en los que la
voluntad participa y que por lo tanto no excluyen la acción.

Estados de inconsciencia: En estos casos que se realizan no


dependen de la voluntad y no pueden considerarse acciones penalmente

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relevantes. La opinión dominando se inclina por la opción negativa a la
consideración de la hipnosis como uno de estos estados.

Sin embargo, la conducta puede ser penalmente relevante si el sujeto


se ha colocado voluntariamente en dicho estado para delinquir o llega a ese
estado por negligencia. En estos casos, llamados actiones liberae in causa,
lo relevante penalmente es el actuar precedente.

Los sujetos de la acción: la supuesta incapacidad de acción de las


personas Jurídicas y el actuar en nombre de otro.

De lo dicho hasta ahora se desprende que en el Derecho penal solo la


persona humana puede ser sujeto de una acción penalmente relevante.
Tradicionalmente se considera que no pueden ser sujetos de acción las
personas jurídicas. Desde el punto de vista penal, la capacidad de acción, de
culpabilidad y de pena exigen presencia de una voluntad, entendida como
facultad psíquica de la persona física, que no existe en la persona jurídica,
mero ente ficticio al que el Derecho atribuye capacidad a otros efectos
distintos a los penales.

LA OMISIÓN

El comportamiento humano no se agota con el ejercicio activo de la


finalidad, sino que tiene también un aspecto pasivo, constituido por la
omisión. Este aspecto pasivo del actuar humano puede ser penalmente
relevante. La conducta que sirve de base a la norma penal y que esta regula
puede constituir pues, tanto en un hacer, como en un no hacer.

El Derecho penal no solo contiene normas prohibitivas sino también


normas imperativas que ordenan acciones cuya omisión puede producir
efectos socialmente nocivos. La infracción de estas normas imperativas es lo
que constituye la esencia de los delitos de omisión. Lo que el legislador
castiga en estos es la no realización de una acción.

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La omisión en sí misma no existe. La omisión es la omisión de una
acción que se puede hacer y está referida siempre a una acción
determinada, cuya realización constituye su esencia. De aquí se desprende
que el sujeto autor de la omisión debe estar en condiciones de poder realizar
la acción, si no existe tal posibilidad de acción, por las razones que sean, ni
puede hablarse de omisión. Todas las cualidades que constituyen la acción
en sentido activo deben estar a disposición del sujeto para poder hablar de
omisión. La posibilidad de acción es el elemento ontológico conceptual
básico común tanto a la acción como a la omisión.

Acción y omisión no son dos formas ontológicamente distintas del


comportamiento humano, sino dos subclases independientes del
comportamiento humano, susceptibles de ser regidas por la voluntad final.

El delito omisivo consiste siempre en la omisión de una determinada


acción que el sujeto tenía la obligación de realizar y que podía realizar. Por
tanto, el delito de omisión es siempre un delito que consiste en la infracción
de un deber. Pero no de un deber social o moral, sino de un deber jurídico. El
deber puede ser genérico, que incumbe a cualquier persona por el hecho
mismo de la convivencia o especifico que solo obliga a un determinado
círculo de personas. Pero si la lesión del bien jurídico se produce por una
acción habrá un delito comisivo o activo, no uno de omisión. El mismo
proceso causal puede ser valorado desde el puno de vista de una norma
prohibitiva o desde el punto de vista de una norma imperativa, lo que importa
es saber en cada caso cual es la parte de ese proceso causal que interesa
penalmente hablando.

Clases de omisiones penalmente relevantes

En Derecho penal, el delito aparece de varias formas:

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-Como delitos de omisión pura o propia, en los que se castiga la simple
infracción de un deber de actuar, sin más. Estos delitos de omisión pura
equivalen a los de simple actividad.

- Como delitos de omisión y resultado, en los que la omisión se vincula a


un determinado resultado, con el que se conecta causalmente.

-Como delitos de comisión por omisión, en los que la omisión se conecta


con un determinado resultado prohibido, pero en el tipo legal concreto no se
menciona expresamente la forma de comisión omisiva, constituyendo un
problema de interpretación dilucidar cuando la forma omisiva puede ser
equiparada a la activa que sí se menciona expresamente en la ley.

La equiparación y equivalencia de la omisión debe realizarse con


sumo cuidado si no se quiere lesionar el principio de legalidad y el de
intervención mínima, que impide equiparar con la misma sanción
comportamientos cualitativamente diferentes.

La omisión propia

Esta forma de omisión consiste en la infracción de un deber de actuar.


Así en el delito de omisión del deber de socorro previsto en el art. 195, el
deber de socorrer surge de la presencia de una situación típica que exige
una intervención de auxilio.

La no prestación de ayuda constituye una omisión penalmente


relevante, a la que posteriormente suelen añadirse otros elementos que
delimitan el ámbito de la exigencia.

Comisión por omisión

Como ya se ha dicho, dentro de la omisión se presentan casos


llamados de comisión por omisión, o de omisión impropia. En ellos, el
comportamiento omisivo no se menciona expresamente en el tipo, que solo

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describe y prohíbe un determinado comportamiento activo, pero la más
elemental sensibilidad jurídica obliga a considerar equivalentes desde el
punto de vista valorativo y a incluir en la descripción típica del
comportamiento contribuyen a la producción del resultado prohibido.

En estos casos, se puede decir que la omisión equivale a la acción y


que también constituye una acción de matar o el dejar morir a una persona.
Esta cláusula de la equiparación valorativa entre acción y omisión es el punto
de partida para imputar un determinado resultado a un simple no hacer.

Omisión y resultado en los delitos de comisión por omisión.


Equivalencia entre acción y omisión: En primer lugar, se debe establecer la
equivalencia entre omisión y acción según el sentido del texto de la Ley.

El delito realizado en comisión por omisión es un delito de resultado, en


el que el resultado producido debe ser imputado al sujeto de la omisión; para
ello debe buscarse un criterio que permita equiparar la omisión a la
causación de ese resultado. Lo que importa en la imputación de un resultado
a una conducta omisiva es la constatación de una causalidad hipotética, es
decir, la posibilidad fáctica que tuvo el sujeto de evitar el resultado. Si se da
por seguro o como muy probable que si el sujeto hubiera realizado la acción
mandada, el resultado no se hubiera producido, entonces se podrá indagar si
cabe también la imputación objetiva del resultado al sujeto de la omisión. La
evitabilidad del resultado es el criterio que nos permite imputar ese resultado
a una conducta omisiva.

El deber de evitar el resultado: fuentes de ese deber. Posición de


garante: A diferencia de lo que sucede en el delito de acción, en el delito de
comisión por omisión, para imputar un resultado al sujeto de la omisión no
basta con la simple constatación de la causalidad hipotética de la omisión
respecto del resultado producido y de la evitabilidad del mismo.. Esta
obligación especial convierte al sujeto en garante de que no se produzca el

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resultado, de ahí el nombre con el que suele denominarse doctrinalmente:
posición de garante.

Acción y Resultado

La acción penalmente relevante es la realizada en el mundo exterior. Al


realizarse ahí, la acción siempre modifica algo, produciendo un resultado,
pero este ya no es parte integrante de la acción. Existe una tendencia
doctrinal a considerar a la acción manifestada como un resultado, pero con
ello se confunde la manifestación de voluntad con las modificaciones que se
producen en el mundo exterior a consecuencia de esa manifestación. La
distinción entre acción y resultado tiene gran importancia para el Derecho
penal.

Existen además otras consecuencias que se derivan de la distinción


entre acción y resultado. En los delitos de peligro concreto, la acción
peligrosa se castiga cuando se haya puesto en peligro al respectivo bien
jurídico. En el delito imprudente, la acción solo se castiga si se produce un
resultado lesivo. Para determinar la antijuricidad del hecho se distingue entre
desvalor de la acción y desvalor del resultado. Igualmente, en la teoría del
concurso se diferencia según que el resultado haya sido producido con una o
varias acciones, o según una acción haya producido varios resultados.

Tipicidad

Se denomina tipicidad al encuadramiento de la conducta humana al


tipo penal. Así como la ley describe al homicidio diciendo “al que matare a
otro” la conducta típica está dada por el hecho de matar a otro

La conducta
Lo primero para que el delito exista es que se produzca una conducta,
este es el elemento básico del delito, consistente en un hecho material,

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exterior, positivo o negativo, producido por el hombre. La conducta es una
actividad o inactividad voluntaria, que está compuesta por dos elementos:
Elemento psíquico. Se presenta cuando el sujeto activo ha querido
mentalmente hacer u omitir algo. Por ejemplo, querer accionar un arma de
fuego, lanzar un golpe a otra persona o querer apoderarse de una cosa
mueble ajena, etcétera.
Elemento físico. Consiste en hacer u omitir algo; en el caso de la
omisión debe ser respecto a una conducta obligatoria. Por ejemplo, disparar
el arma de fuego, no pagar la pensión alimenticia, etcétera.
Formas de la conducta
La voluntad del sujeto puede exteriorizarse a través de una acción o una
omisión.
El maestro Javier Jiménez Martínez respecto a su posicionamiento
relativo a la importancia de la acción menciona: “A reserva de ulteriores
desarrollos, para nosotros, el concepto de acción, ‘representa el eslabón
irrenunciable entre la persona y el resultado’, y por ello, es tan indispensable
no solo desde el punto de mira dogmático, sino el de la práctica misma.
Empezar el estudio del delito por la tipicidad, por la antijuridicidad o por la
culpabilidad, es actuar contra las leyes de la lógica y, más aún, del sentido
común”
a) Delitos de acción. En los delitos de acción el sujeto activo realiza un
movimiento físico que encuadra en un tipo penal determinado.
b) Delito de omisión. La voluntad del sujeto también puede ser manifestada
a través de una omisión. Está omisión puede ser simple o de comisión por
omisión.
La omisión simple. Los delitos de omisión simple tienen solamente
un resultado formal o jurídico, la omisión se encuadra y violenta el bien
jurídico de un tipo penal específico.

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La comisión por omisión. En los delitos de comisión por omisión el
agente genera un resultado material al no realizar una acción que le es
obligatoria jurídicamente.
En los delitos de resultado material será atribuible el resultado típico
producido a quien omita impedirlo, si éste tenía el deber jurídico de evitarlo,
si: I. Es garante del bien jurídico; II. De acuerdo con las circunstancias podía
evitarlo, y III. Su inactividad es, en su eficacia, equivalente a la actividad
prohibida en el tipo. Es garante del bien jurídico el que: a) Aceptó
efectivamente su custodia; b) Voluntariamente formaba parte de una
comunidad que afronta peligros de la naturaleza; c) Con una actividad
precedente, culposa o fortuita, generó el peligro para el bien jurídico, o d) Se
halla en una efectiva y concreta posición de custodia de la vida, la salud o
integridad.
Pensemos en el caso del escolta que de acuerdo con su contrato
laboral tiene la obligación de custodiar a su empleador, es decir, es garante
de la vida y de la integridad física de aquél. Si al momento en que el
empleador está siendo secuestrado el escolta no evita el delito pudiéndolo
hacer de acuerdo a las circunstancias, y su inactividad es, en su eficacia,
equivalente a la actividad prohibida por el delito de secuestro, será
responsable penalmente del mismo, en virtud de que su inactividad produjo
un resultado material que consiste en la afectación de la libertad de una
persona que es perceptible en el mundo exterior.

Formas de comportamiento humano penalmente relevante.

La conducta humana se manifiesta en el mundo externo tanto en


actos positivos como en omisiones. Sobre ambas realidades se construye el
concepto de delito con la adición de los elementos fundamentales que lo
caracterizan. Por eso, antes de estudiar estos elementos conviene analizar
por separado el concepto de acción y omisión. El comportamiento humano

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solo adquiere relevancia jurídico-penal en la medida en que coincida con el
correspondiente tipo delictivo. Pero también hay que tener en cuenta que
solo aquello que puede ser considerado como acción u omisión puede ser
objeto de tipificación. El concepto de acción es el objeto de una valoración
pero no la valoración misma que se hace en las restantes categorías del
delito.

El hecho
El hecho se presenta cuando la conducta que despliega el agente
produce un resultado material, y se integra por tres elementos: a) una
conducta que puede ser de acción o de omisión; b) un resultado material que
es la consecuencia que deriva del actuar de un sujeto, y c) el nexo causal
que es el vínculo que existe entre la conducta y el resultado.

Por ejemplo, cuando una persona es acusada de privar de la vida a


otro. En este caso tenemos una conducta: el sujeto disparó el arma; un
resultado material: la privación de la vida de un persona, y el nexo causal:
que es la relación entre la conducta y el resultado material que se va a
construir con las pruebas que se tengan en cada caso en concreto. Cabe
destacar que para que un tipo penal constituya un delito de hecho, el
resultado material debe estar establecido en la descripción típica y, si no se
solicita en el mismo, el delito será de mera conducta.

PRINCIPIO DE LEGALIDAD DE LOS DELITOS Y LAS PENAS

La palabra principio, según Cabanellas Guillermo (2010), significa "el


primer instante del ser, de la existencia de la vida, razón, fundamento, origen"
y la palabra legalidad, “calidad de legal o proveniente de la ley, legitimidad,
régimen político fundamental de un Estado, especialmente establecido por su
constitución”.

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En este sentido; el autor Castellanos Fernando (1989), señala que el
principio de legalidad de los delitos y de las penas es el supremo postulado
político criminal del derecho penal moderno, su importancia y preponderancia
se observa inscrita en la declaración francesa de los Derechos del hombre y
el ciudadano de 1789, proclamada en su artículo 8 que “la Ley no debe
establecer más que las penas estricta y manifiestamente necesarias, y nadie
puede ser castigado sino en virtud de una ley dictada y promulgada con
anterioridad al delito, y aplicada conforme a la propia ley”.

El principio de legalidad penal está consagrado en el artículo 2,


numeral 6 del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela y en el artículo 1 del Código Penal venezolano.

De esta forma afirma, que es el máximo y en él se consagra la


legitimidad y legalidad del Derecho Penal, que su contenido está
representado en el aforismo latino que señala: “Nullum crimen, nula poena
sine praevia lege”.

Del principio de legalidad penal, se derivan diversos postulados que


dan origen a un conjunto de subprincipios: la reserva absoluta de Ley, el cual
establece que en principio solo la Asamblea Nacional tiene la facultad para
determinar, y en consecuencia definir, cuales conductas serían las
constitutivas de delitos, y por ello disponer la aplicación de penas, con
inclusión de otras disposiciones legales que determine las circunstancias
objetivas que agraven o atenúen la sanción a imponer.

Se trata de un principio cuya plena consolidación se encuentra


proclamado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de
diciembre de 1948, en el Convenio Europeo para la protección de Derechos
Humanos y las Libertades Fundamentales del 4 de noviembre de 1950, en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José” del
22 de noviembre de 1969 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y

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Políticos suscrito en la ciudad de Nueva York el 19 de diciembre de 1966. En
el artículo 9 del Pacto de San José, en el título de “Principio de Legalidad y
de retroactividad” dice “Nadie puede ser condenado por acciones u
omisiones que al momento de cometerse no fueran delictivas según el
derecho aplicable”.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado que la mera existencia de este


principio y su reconocimiento internacional no ha sido garantía de su
cumplimiento, es así como en la historia reciente se ha registrado
acontecimiento dentro de los cuales regímenes autoritarios han impuesto
sanciones que van más allá del alcance y comprensión de lo expresamente
dispuesto en la ley, materializando con ello la flagrante violación de los
derechos individuales de los ciudadanos.

Precisamente para evitar que el principio de legalidad penal se


constituya en una mera y por demás vacía proclamación de contenidos, la
ley debe reunir una serie de requisitos que generalmente se asumen en la
necesidad de que sea escrita, previa a la realización de los hechos que se
pretenden sancionar y escrita, esto es, que establezca claramente las
características del hecho punible que pretende a futuro sancionar.

Se trata, por tanto, de que el Principio de Legalidad Penal en primer


lugar establece una Garantía material que se corresponde con la
predeterminación normativa de las conductas ilícitas y de las sanciones
correspondientes , es decir, proporciona la necesaria seguridad jurídica sobre
cuáles son las conductas incriminadas y las penas que se les asignan. Pero
además, el principio de legalidad penal conlleva una garantía formal que
hace exigir que las leyes penales sean promulgadas con determinación a la
reserva de ley que exige su formación.

Por todo ello, se puede inferir que el principio de legalidad penal,


determina la existencia de un rango de garantía de libertad y seguridad para

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el ciudadano, por otra parte determina límites al poder punitivo del Estado,
que es ejercido por medio de la capacidad de crear normas por parte de los
legisladores y de administrar justicia por parte de los jueces.

En la actualidad, el principio de legalidad penal “nullum crimen, nulla


poena, sine lege”, universalmente adoptado, prohíbe la aplicación de penas
sin la existencia de una ley formal, previa, escrita y estricta.

El Principio de Legalidad, constituye la más importante base para la


concepción del Derecho Penal Moderno, establece que la principal fuente del
derecho penal es la ley, la cual debe cumplir con tres requisitos:

 Debe ser escrita y por tanto estar a disposición en la forma gráfica que
permita la comprensión amplia de su alcance y razón.

 Debe ser previa a la determinación del hecho sancionado.

 Debe ser estricta, en cuanto a no contener vacíos o ambigüedades


que permitan distorsionar la inteligencia de su comprensión y
aplicación.

Relación de la Tipicidad con los demás Elementos del Delito.

 Tipicidad y Acción: la acción debe ser típica, porque tal es la esencia


misma de la tipicidad. Toda acción, por antijurídica y culpable que sea,
si no es incluible en los tipos legalmente establecidos (lo atípico)
significa una acción no punible y una acción típica significa acción
digna de pena. La acción punible en sí se adapta a los datos
contenidos en el tipo o figura legal.

 Tipicidad y Antijuridicidad: Beling dice que la antijuridicidad se


presenta independientemente de la tipicidad. La tipicidad importa una
pura descripción en tanto que la antijuridicidad encierra un juicio de
valor referido a la norma.

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Para Mayer “la tipicidad no decide la existencia de la antijuridicidad,
pero puede considerársela como un inicio de ella.”

Mezger Edmundo afirma que “la tipicidad denota la existencia de la


antijuridicidad. La sola presencia de la tipicidad denota la antijuridicidad del
acto, puesto que ha de haber pasado por el tamíz que retiene la
antijuridicidad.”

 Tipicidad y Culpabilidad: cada delito tiene su culpabilidad. La


culpabilidad es característica integrante del tipo legal. La culpabilidad
no es apta a cualquier título para considerar presente el delito, no
obstante haberse cumplido objetivamente la acción típica.

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CONCLUSIONES

El sistema acusatorio que imperaba desde hace tiempo desapareció


con la entrada en vigencia de nuevas doctrinas y principios que valoran los
derechos del ciudadano, como se estableció en la revolución francesa,
gracias a ello el Derecho Moderno tomo la iniciativa en cuanto a ese respeto
y aclaratoria en lo referente a que debe considerarse un delito o no, los
órganos auxiliares del sistema de justicia deberán actuar acorde con lo
establecido en las leyes y en los códigos.

Seguidamente los actos de las personas solo pueden ser constitutivos


de delito en la medida en que sean atribuibles a personas físicas
individualmente consideradas. Diferenciar cuando existe un delito por acción
u omisión es indispensable a la hora de juzgar una conducta, bien penada
por la norma prohibitiva y la norma de las atribuciones de cada cuerpo de
seguridad del estado o de un particular a la hora de participar una conducta
antijurídica.

Por lo tanto no se debe actuar fuera de la norma, todo el sistema de


justicia trabajara acorde Estado de Derecho, el cual se someterá a esas
normas jurídicas preestablecidas, las personas obedecerán a los principios y
a las leyes y los funcionarios se limitan a ellas y como consecuencia el
Estado de Derecho se ejerce sin excepción alguna un poder limitado,
establecidos en las leyes, lo cual determina la seguridad jurídica.

Sobre todo lo visto en el trabajo, se entiende que un delito debe estar


en la norma, y no puede juzgarse una conducta como tal si no está en la ley
venezolana y que tenga ciertas características para que sea considerada

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como tal, y que no se aplique una condena posteriori aprobada una ley, se
entendió la relación de la tipicidad con los otros elementos del delito.

Finalmente este tema es de gran importancia para todos los


estudiantes de pregrado y postgrado con el fin de apoyar a los futuros
profesionales no solo en Seguridad Ciudadana, sino también a los profesores
y a todo aquel que este en el ámbito del sistema de justicia.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

CABANELLAS, G. Diccionario de Derecho Usual. Editorial Heliasta S.R.L.


Buenos Aires (Argentina).2010.

CALDERON A. Teoría Del Delito y Juicio Oral Primera edición: Universidad


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