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Introducción * apego*
El Apego es un tipo especial de vínculo afectivo, que no sólo tiene que ver con el cariño que le
entregues a tu guagua sino especialmente con la manera en que la puedas acoger, contener y
calmar cada vez que sienta malestar.
No termina después del parto o la lactancia, sino que continúa siendo la base de las
relaciones afectivas a lo largo de la vida.
Relacionado con lo anterior, el apego hacia las personas que han sido significativas nos
acompaña a lo largo de todo el desarrollo, incluso al llegar a ser adultos.
Historia apego
Teoria de apego > pilar fundamental para psicologia contemporanea
llevo a construcciones teoricas del Desarrollo socio/emocional del ser humano
Se relacionaba con la reaccion *sentimiento de dolor*, que tenian los bebes o ninos frente la
perdida de la madre.
Se realizaban observaciones de la reaccion de los bebes al ser separados de su madre ( en la
decada de los cuarenta*
Figuras de apego
Diversos estudios aseguran que el apego a la madre o cuidador primario es sólo uno, el
primero de tres apegos verdaderos que ocurren en la vida. El segundo sería en la
adolescencia tardía, la búsqueda del segundo objeto, la pareja. El tercero sería hacia el
hijo o hijos. En cuanto a la frecuencia con que la conducta de apego se dirige hacia figuras
diferentes de la madre, se descubrió que al cumplir dieciocho meses, la gran mayoría de
los niños se sentían apegados, al menos, a una figura más, y con frecuencia a varias. Entre
esas otras figuras, el padre era quien más frecuentemente daba lugar a la conducta de
apego. También se halló que durante los primeros meses de manifestada esa conducta,
cuanto mayor era el número de figuras hacia quienes el pequeño estaba apegado, más
intenso solía ser este apego hacia su madre como principal figura (Bowlby, 1969; 1998).
Osofsky y Ebehart (1988) identificaron tres patrones de riesgo en los que tenía lugar un
intercambio de afectos negativos. El primer patrón fue de blandura o aburrimiento en la
interacción, en el cual casi no existe comunicación; el segundo patrón caracterizado por el
enojo y rabia de la madre hacia el bebé; el tercer patrón como un intercambio negativo
mixto donde el infante y su madre aparecen fuera de sincronía el uno con el otro; y por
último, cuarto patrón de interacción recíproca positiva caracterizado por la
disponibilidad emocional, sintonía afectiva y sensación de bienestar
Tipos de apego
El comportamiento que tiene el niño nos indica el tipo de apego que tiene establecido con la
madre. Hay cuatro tipos de apego
· Apego seguro.
· Apego ansioso – evitante.
· Apego ansioso – resistente o ambivalente.
· Apego desorganizado – desorientado
Apego seguro:
Este tipo de apego está caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe que su cuidador no va
a fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. El comportamiento de los niños con apego
seguro es activo, e interactúan de manera confiada con el entorno. Hay buena sintonía emocional
entre el niño y la figura vincular de apego, lo cual se expresa en las etapas de desarrollo
posteriores.
Por ejemplo, las personas que han tenido un apego seguro en la infancia suelen interactuar con sus
iguales de forma saludable en la edad adulta.
No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las personas y no les provoca miedo el abandono.
La dependencia es recíproca y no les preocupa estar solos. Es decir, pueden llevar a una vida
adulta independiente, sin prescindir de sus relaciones interpersonales y los vínculos afectivos.
De acuerdo con Bowlby, este tipo de apego depende en gran medida de la constancia del cuidador.
Debe tratarse de una persona atenta y preocupada por comunicarse con el recién nacido, no sólo
interesada en cubrir las necesidades de limpieza y alimentación del bebé.
Desde luego, el inconveniente es que esto supone una entrega casi total de parte del cuidador o
cuidadora, lo cual puede resultar complicado para algunas personas.
Apego evitativo
Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo
cual les provoca sufrimiento. Se conoce como “evitativo” porque los bebés presentan distintas
conductas de distanciamiento. Por ejemplo, no lloran cuando se separan de cuidador, se interesan
sólo en sus juguetes y evitan contacto cercano.
Esto ocurre porque el apego con el cuidado no ha generado suficiente seguridad, con lo cual, el
pequeño desarrolla una autosuficiencia compulsiva con preferencia por la distancia emocional.
Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose poco queridos y valorados; muchas veces no
expresan ni entienden las emociones de los demás y por lo mismo evitan las relaciones de
intimidad. Con frecuencia son valorados por los otros como hostiles.
En el apego evitativo en la edad adulta, tal y como ocurre en la infancia, se producen sentimientos
de rechazo de la intimidad con otros y de dificultades de relación. Por ejemplo, las parejas de estas
personas echan en falta más intimidad en la interacción
Las emociones que se presentan de manera más frecuente en este caso son el miedo y la angustia
exacerbada ante las separaciones, así como una dificultad para calmarse cuando el cuidador
vuelve. Durante la interacción con éste hay ambivalencia: enojo y preocupación, aunque la
ausencia del cuidador genera ansiedad.
Es por ello que los pequeños con este estilo de apego necesitan la aprobación de los cuidadores y
vigilan de manera permanente que no les abandonen. Exploran el ambiente de manera poco
relajada y procurando no alejarse demasiado de la figura de apego.
En los adultos, el apego ansioso-ambivalente provoca, por ejemplo, una sensación de temor a que
su pareja no les ame o no les desee realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les
gustaría con las personas, ya que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que
proporcionan.
Así pues, podemos decir que un ejemplo de este tipo de apego en los adultos es la dependencia
emocional.
Apego desorganizado
Este tipo es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta
comportamientos contradictorios e inadecuados. En ocasiones se conoce como “apego irresuelto”
y hay quienes lo traducen en una carencia total de apego.
Se trata del extremo contrario al apego seguro. Ocurre, por ejemplo, en casos de abandono
temprano, cuya consecuencia en el niño es la pérdida de confianza en su cuidador o figura
vincular, e incluso puede sentir constantemente miedo hacia ésta.
En estos casos los niños tienen tendencia a las conductas explosivas. Un ejemplo es la destrucción
de juguetes, las reacciones impulsivas, así como grandes dificultades para entenderse con sus
cuidadores y con otras personas.
Buscan evitar la intimidad pero no han encontrado una forma de gestionar las emociones que esto
les provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter negativo que impide la
expresión de las emociones positivas.
Los adultos que han tenido este tipo de apego de pequeños suelen ser personas con alta carga de
frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si bien en el fondo
son su mayor anhelo. En otros casos, este tipo de apego en adultos puede encontrarse en el fondo
de las relaciones conflictivas constantes.
Teoria de bowbly
El desarrollo de las ideas de Bolwby sobre el “attachment” o apego adquirieron forma en
1951 en una obra titulada “Cuidado maternal y Salud mental” (Bolwby, J. 1950/1995). En esta
obra, Bowbly expuso una teoría renovadora para la época, centrada en la necesidad de cuidados
maternos que requiere todo niño para un desarrollo psicomotor armónico y saludable. Recurre al
mecanismo del “imprinting”, (descrito en biología por Konrad Lorenz), re denominándolo
“monotropía”, y alude a un elemento esencial por el que el niño desarrolla un firme apego o unión
a la madre dentro de los primeros seis meses de vida. El mecanismo de la monotropía en la obra
de Bowbly, representa el eje central de su teoría, planteándola como una estrategia evolutiva de
supervivencia del ser humano, producida de forma innata con el fin de proteger a los niños de los
depredadores naturales.
Según Bolwby el establecimiento de un vínculo afectivo firme entre la madre y el niño será
finalmente la clave para el establecimiento de un sentimiento de seguridad básico que necesita
todo ser humano para progresar ante la adversidad de la vida adulta.
Este sentimiento de seguridad no es una condición natural por sí mismo, sino que es un
camino potencial de desarrollo que se podrá recorrer o no
Conclusion