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Mito y Realidad.

- Se identifica pensamiento especulativo con mitología.

- Para el hombre primitivo no había oposición entre la naturaleza y el hombre.

- Los fenómenos naturales eran concebidos, en general, en relación con la experiencia


humana, y ésta, a su vez, era referida a los acontecimientos cósmicos.

- La diferencia fundamental entre las actitudes del hombre moderno y las del antiguo, con
respecto al medio que lo rodea, es que para el contemporáneo que se apoya en la
ciencia, el mundo de los fenómenos es, ante todo, un “ello”, algo impersonal; en tanto
que para el hombre primitivo, es enteramente personal y se le trata de “tú”. Para ellos
no hay distinción sujeto- objeto (distinción que constituye la base del conocimiento
científico), todo es sujeto.

- Para el hombre primitivo, el mundo no es inanimado ni vacío, sino pleno de vida; y esta
vida posee individualidad en el hombre, la bestia, en la planta y en todo fenómeno que
se presenta- el trueno, el oscurecimiento repentino, una imponente y desconocida
claridad en el bosque, la piedra que de repente le hace daño cuando tropieza en una
cacería.- Cualquier fenómeno puede surgir ante él, en todo tiempo, no como un “ello”,
sino como un “tú”. Al enfrentarse a él, el “tú” revela su individualidad, sus cualidades,
su voluntad…A esta experiencia se encuentran subordinados los pensamientos, lo
mismo que las acciones y los sentimientos.

- Los antiguos formulan mitos en lugar de establecer un análisis o de llegar a


conclusiones.

- Se trata de productos de la imaginación, pero no son meras fantasías. Es fundamental el


saber distinguir el verdadero mito de la leyenda, de la saga, de la fábula y del cuento de
hadas. Todos ellos pueden conservar elementos míticos.

- El mito revela una verdad significativa, aunque no verificable. El mito no tiene la


universalidad ni la lucidez de una aseveración teórica, es concreto, aún cuando pretenda
ser de una validez inatacable. Exige que se le reconozca por medio de la fe; y no
pretende justificarse ante la crítica.

- En el mito hay una lógica, hay una explicación, pero ésta es fundamentalmente a través
de la analogía con las condiciones humanas.

- Para el hombre primitivo carece de significación la distinción entre el conocimiento


objetivo y el subjetivo; entre la realidad y la apariencia ( los sueños, las alucinaciones y
las visiones son reales); no hay distinción entre un acto y una representación ritual o
simbólica;
- El pensamiento mítico no conoce la materia muerta y se enfrenta a un mundo animado
en toda su extensión; asimismo es incapaz de abandonar la perspectiva de lo concreto y
convierte sus propios conceptos en realidades existentes per se.

- El pensamiento primitivo reconoce naturalmente la relación causa – efecto, pero le es


imposible concebir la causalidad como una operación impersonal, mecánica y sujeta a
leyes, como lo hacen los hombres modernos. El hombre primitivo cuando busca una
causa, no se pregunta: ¿cómo?, sino ¿quién?. Como el mundo de los fenómenos es un
“tú” que se enfrenta al hombre primitivo, éste no espera encontrar una ley impersonal
que regule los procesos. Se interroga por la voluntad y la intención que ocasiona el acto.
Si los ríos no fluyen, el primitivo no supone que sea la falta de lluvias en las montañas
lejanas la que explique en forma adecuada tal calamidad. Cuando el río no fluye es
porque se rehusa a fluir. El río, o los dioses, deben estar encolerizados con el pueblo
que depende de la inundación.

- Nuestra concepción de la causalidad no puede satisfacer al hombre primitivo, debido al


carácter impersonal de sus explicaciones y a la generalidad de las mismas. El hombre
moderno comprende los fenómenos a partir no de sus peculiaridades, sino de lo que los
convierte en manifestaciones de leyes generales. Ej. Neuwton descubre el concepto de
gravitación y las leyes que la rigen, partiendo de tres grupos de fenómenos que se
encuentran enteramente desvinculados para el observador que se atiene a su simple
percepción: la caída libre de los cuerpos, el movimiento de los planetas y la sucesión de
la marea.

- Pero una ley general no puede hacer justicia al carácter individual del acontecimiento.
El primitivo necesita encontrar una causa tan específica e individual como el
acontecimiento que debe explicar. No se analiza intelectualmente el suceso; se el
experimenta en su complejidad e individualidad, que van acompañadas por causas
igualmente individuales. La muerte es la manifestación de una voluntad. Por lo tanto, el
problema va otra vez del ¿por qué? , al ¿quién?, no al ¿cómo?.

- Los dioses como personificación de las fuerzas naturales satisfacen la necesidad del
hombre primitivo de encontrar causas que le expliquen el mundo de los fenómenos.

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