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Los estudios estructuralistas del relato pensaron la estructura común que subyacía a los textos

narrativos, desde los más simples a los más complejos. Conocerla nos da herramientas útiles para
leer y escribir mejor.

Núcleos, catálisis, indicios e informantes

Núcleos: acciones principales, aquellas que tienen que ver con la cadena estructural de la historia,
con los verdaderos nudos del relato. Tienen una ligazón cronológica y lógica. Son los momentos de
riesgo del relato. Los núcleos hacen avanzar el relato.

Catálisis: Son acciones secundarias. Tienen una funcionalidad atenuada, de relleno o de


retardamiento de las acciones principales. Podríamos decir que son expansiones que no forman la
armazón principal de la trama narrativa. Las catálisis complementan, distraen, amplían, detienen
el ritmo narrativo, y por esta razón, tienen más que ver con lo descriptivo.

Informantes: son datos puros que nos sitúan en tiempo y espacio, aportan conocimientos
concretos sobre los personajes: edad, estado civil, etc. Proporcionan un conocimiento ya
elaborado, su funcionalidad es débil, aunque tampoco nula.

Indicios: Los indicios contienen datos que es necesario interpretar. Son del orden de lo metafórico,
es preciso, descifrarlos. Remiten a un clima, a un sentimiento. Hay textos que son marcadamente
indiciales. La labor interpretativa del lector, que esos textos presuponen, es muy grande. El lector
debe descubrir esos indicios, especie de "pistas" desperdigadas a lo largo del texto e
interpretarlas, para realizar una lectura más competente del relato. El lector funciona, lee y
trabaja como si fuera un detective. Los indicios son raros en los relatos tradicionales, en cambio,
abundan en la literatura contemporánea

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