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Ambos se desarrollan en forma paralela permitiendo que las niñas y los niños se reconozcan
como personas valiosas que viven en armonía en el marco de sus derechos y respeten el de
los demás. Un docente que media para el fortalecimiento del desarrollo personal y el
ejercicio de la ciudadanía enfrenta de manera oportuna la situación conflictiva, se hace de
información, interviene desde una perspectiva reflexiva y solucionadora, se involucra en la
situación y no recurre a la sanción como forma de condicionar la actuación.
Este tipo de desempeño docente permite que las niñas y los niños:
Consoliden su identidad personal y social. Sean
capaces de lograr su propia realización.
Se integren de manera adecuada y crítica a la sociedad y puedan ejercitar su
ciudadanía en armonía con el entorno.
Contribuyan a forjar una sociedad democrática, solidaria, justa, inclusiva,
próspera y tolerante.
Apuesten por una cultura de paz y afirmen la identidad nacional, que se
sustenta en la diversidad cultural, ética y lingüística.
Que aprendan a afrontar los constantes cambios en la sociedad y el
conocimiento.
El pensamiento reversible
permite que las niñas y los niños Sin embargo, no se evidencia en Marcelo la capacidad
puedan resolver sus dificultades de resolver de manera racional y respetuosa el
interpersonales ampliando su conflicto. En este caso, el profesor José Luis actúa
forma de pensar mirando los con buen criterio, es el mediador y le brinda a Marcelo
conflictos de manera diferente, y oportunidades para que razone sobre lo que hizo,
empezar a resolverlos.
asuma las consecuencias de su comportamiento y realice una acción reparadora (disculparse
con Pati). De esa manera el docente le enseña a Marcelo que es capaz de manejar el conflicto
y asumir la responsabilidad de sus actos como exigencia social.
Como podemos apreciar, los niños empiezan a utilizar el pensamiento para resolver problemas.
Para representar mentalmente hechos ya no requieren operar sobre la realidad. Sin embargo
las operaciones concretas están estructuradas y organizadas en función de fenómenos
concretos, sucesos que suelen darse en el presente inmediato.
La niña o el niño de 6 a 8 años, intelectualmente es capaz de adoptar el papel de los demás,
de ponerse en el lugar del otro; de comprender y establecer relaciones entre hechos y
fenómenos del entorno. Así sucede en la historia de José Luis, en la que frente al hecho
concreto inmediato, Marcelo y Pati asumen un conjunto de actitudes y disposiciones que los
alejan de las conductas egocéntricas de la etapa anterior, y tienen mayor disposición a pensar
en forma lógica.
En conclusión, las niñas y los niños necesitan estar en constante relación con las cosas. Sus
habilidades para analizar la realidad son todavía frágiles y limitadas; pero empiezan a discernir
adecuadamente las expresiones de los demás, logran desarrollar la capacidad de ponerse
intelectualmente en la perspectiva de otro, proyectan la manera de resolver un problema y
comprenden las consecuencias de sus acciones asumiendo gradualmente mayor autonomía.
Primero: En el que las niñas y los niños están motivados a actuar por los premios o sanciones,
en lugar de estarlo por algún principio moral (4 a 10 años).
Segundo: Las personas pasan por juzgar lo justo o injusto con conformidad a las expectativas
personales y al orden social (10 a 13 años).
Tercero: Las personas pueden asumir un punto de vista universal basado en principios
morales universalizables, para juzgar los conflictos éticos (13 años hacia adelante)
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Las y los docentes son mediadores fundamentales para que los estudiantes alcancen mayores
niveles en sus juicios morales. Así, la profesora Leonor, por ejemplo, con la sugerencia que le
hace a José Luis: “Debes tomar medidas serias con Marcelo, ese niño es muy tosco.
Si fuera por mí, se quedaba sin recreo toda la semana”, evidencia que las estrategias que
emplea con sus estudiantes, hacen que sigan las reglas porque de lo contrario podrían tener una
sanción. Lo ideal es la mediación del docente que hace posible razonamientos morales sobre lo
que es justo o injusto, como el procedimiento de José Luis, quien estaba convencido de que esas
medidas no implicaban el uso de algún castigo severo o humillante, y que en todo caso era muy
importante escuchar la opinión de ambos niños.
Por su parte, Gilligan (Etxébarria, 2005) destaca el desarrollo moral en el ámbito de la ética
del cuidado, basándose en los tres niveles de Kohlberg, enfatizando en el respeto a la diversidad y
en la satisfacción de las necesidades del otro.
En el primer nivel, lo que preocupa es la supervivencia del “yo”. La respuesta moral apropiada es
la autodisciplina.
En el segundo nivel, el “yo” adopta la moralidad maternal del auto sacrificio, en la que “bondad” equivale a
cuidar de los demás.
En el tercer nivel, la cuestión del cuidado se convierte en una obligación universal. Aquí el
cuidado de los demás constituye un principio personalmente elegido que condena la explotación
y la violencia.
Carol Gilligan es una psicóloga que hace estudios sobre la formación moral que reciben las mujeres
desde niñas y su correspondiente visión de la realidad. Su punto de partida son los estudios de
Kohlberg (ética de justicia, la de los principios abstractos y reglas universales). Ella propone la ética
del cuidado y que debería integrarse con la ética de la justicia. Diferentes conflictos que involucran a
la mujer hacen que madure su conciencia moral llevándola a una postura responsable y realista.
Las niñas y los niños de 6 a 8 años buscan demostrarse y demostrar a los demás su capacidad
para hacer determinadas cosas que hasta hace poco tiempo requería ayuda o apoyo para
lograrlas. Esta es la etapa del: “yo lo puedo hacer”.
Asimismo, van evidenciando una mayor identificación con uno de sus
padres, que por lo general es el de su propio sexo. Sus intereses se
van centrando más en el mundo de sus compañeros que en el de
los adultos, su interés por temas sexuales tiene un carácter
intelectual
que se debe tratar con transparencia, de acuerdo a su capacidad de comprender,
anticipándose a su natural curiosidad. Manifiestan sentimientos ambivalentes, pero no son
muy duraderos y oscilan entre la alegría y la tristeza, aunque la alegría es más constante, por
lo que predomina en este período una actitud optimista, de buen humor. En la vida cotidiana
estos sentimientos son abundantes, de allí que sea importante comprenderlos en las niñas y los
niños. En el caso de José Luis, podemos apreciar cómo es que Marcelo evidencia un
marcado deseo de interactuar con compañeros de su mismo sexo y puede pasar de la
molestia o enojo a la alegría de volver a jugar o de disculparse uno con otro.
Problematización
A continuación le presentamos un diálogo de aula en el que el docente, identifica una situación
que le lleva a problematizar acerca de los roles de género.
El análisis de la información
La situación problematizada debe llevar a las y los estudiantes a buscar y a analizar diversas
fuentes de información. Sin información es imposible comprender las situaciones, fenómenos
o hechos que son objetos de estudio.
En este caso concreto la información que se busca está relacionada a las variaciones que
han sufrido los roles de género en el tiempo y los diferentes estereotipos que pueden existir
al respecto.
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Para identificar los cambios y permanencias en los roles de género, el docente propuso
a las y los estudiantes analizar imágenes del pasado y del presente para reconocer los
roles y tareas asignados a las personas según su género. Con esta finalidad, orientó a los
estudiantes en el análisis de imágenes y complementó con información de entrevistas y
de avisos publicitarios.
Finalmente, leen comprensivamente los textos titulados: ¿Cómo se transmiten los valores
tradicionales y los estereotipos de género en la familia? e Influencia de los estereotipos de
género en la edad adulta, (ambos de Alfonso y Aguado).
Docente: Ahora que sabemos que los estereotipos de género son ideas construidas que pueden generar
problemas de convivencia, crearemos unos afiches publicitarios que rompan estas ideas.
Luego de que las y los estudiantes hayan terminado sus afiches, organiza un espacio en el aula para que los
socialicen. Luego, los pegan en distintos ambientes de la institución educativa.
Docente: Muy bien, chicas y chicos, hemos comprendido cómo los estereotipos dificultan la convivencia
democrática en el aula y en la vida familiar porque violan nuestros derechos. Ahora vamos a
construir compromisos individuales para mejorar la convivencia en el aula.
Se sugiere a las y los estudiantes hacer una lluvia de ideas para promover la igualdad de oportunidades entre
mujeres y hombres, y mejorar así la convivencia democrática en el aula.
Pueden incorporar estos acuerdos a las normas de convivencia del aula; escribirlas en un
papelote y pegarlas en un lugar visible de la clase. Al identificar estereotipos y prejuicios
mediante la lectura de fotos, las entrevistas y el análisis de avisos publicitarios, se habrá inducido
a las y los estudiantes a reflexionar cómo estas formas de pensar y actuar dificultan el desarrollo
de las mujeres y la convivencia democrática.
A partir del caso presentado podemos relacionar los procesos didácticos con su definición:
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a) Problematización
b) Análisis de información
En el registro de clase
Es el momento en que las y presentado al inicio,
puede apreciarse que el
los estudiantes buscan y
análisis de información
analizan diversas fuentes de se desarrolla a partir del
información para comprender análisis de imágenes, la
la problemática que están realización de entrevistas y
trabajando. la lectura comprensiva de
textos informativos.
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c) Acuerdos o toma de decisiones
Como se puede apreciar en el registro de aula presentado al inicio, este proceso didáctico
se presenta cuando el docente invita a sus estudiantes a elaborar afiches con mensajes
que rompen con los estereotipos y cuando se les invita a elaborar compromisos
individuales para mejorar la convivencia al respecto.
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