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El tomate es un alimento delicioso, de pulpa jugosa, ligeramente dulce y ácido a la vez, y muy
nutritivo.
Los tomates son, sin ninguna duda, uno de los ingredientes fundamentales en casi la gran mayoría
de las casas, especialmente por sus importantes beneficios y propiedades. Se pueden comer en
ensaladas, pero también solos, hervidos, en salsa… Se convierten, de hecho, en unas hortalizas
sumamente versátiles en la cocina, invitando a incluirlos en una amplísima diversidad de recetas y
platos bien diversos.
No en vano, tal y como podremos ir viendo a lo largo del presente post, destaca por la cantidad
de minerales, vitaminas y agua (en torno a un 94%) que contiene. Su color rojo intenso, por
ejemplo, es debido a su contenido en licopeno, una sustancia antioxidante que no se convierte en
vitamina A, y que ejerce un efecto protector frente a un gran número de problemas cardiacos.
Cuenta con gran cantidad de vitaminas (B, C y A), y además de tener pocas calorías y grasas, es
ideal en dietas para bajar de peso. Importante es a su vez su contenido en minerales, del que
destaca el potasio, aunque también posee fósforo, magnesio y calcio, entre muchos otros.
El tomate es una hortaliza baja en sodio, por lo que, también, es muy recomendada en
hipertensos. Es muy bueno para ayudar en la digestión, al contener sales orgánicas ácidas,
concretamente malatos y citratos. Precisamente por esta cuestión, sin embargo, no es
recomendable en personas que tengan cálculos renales.
Si por ejemplo deseamos aprovechar toda la fibra de los tomates (cuestión que, como sabes, nos
ayuda a mantener un sistema digestivo sano), siempre se debe optar por comernos el tomate con
su piel, sin pelarlo.
Aporta vitaminas (sobretodo vitaminas del complejo B, C, A y E), así como minerales
(como el potasio, fósforo y magnesio).
Calorías 17 kcal
Proteínas 1,1 g
Colesterol 0 mg
Vitaminas Minerales
Vitamina C 24 mg Magnesio 20 mg
¿Qué es el tomate?
Se trata de una especie perteneciente al género Solanum (de la familia Solanaceae), conocida
científicamente con el nombre de Solanum lycopersicum y es nativa de Sudamérica. De hecho, se
tiene históricamente constancia de que ya hace unos 2500 años se consumía como comida en
México.
Consiste básicamente en el fruto de la tomatera, caracterizándose por tener una piel rosa lisa y
muy brillante, con semillas en su interior planas y de color amarillo, y una pulpa o carne realmente
jugosa.
Existen una amplísima variedad de tomates. De hecho, el Servicio de Introducción de Plantas del
Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) tiene confeccionada una enorme lista con
alrededor de 10.000 variedades distintas de tomates. Por desgracia, en torno a un 80% no se
encuentran disponibles en los bancos de semillas, por lo que en realidad pocas son las variedades
que, originalmente, llegan al consumidor final.
No obstante, existen un total de 6 variedades que destacan precisamente por ser las más
populares y conocidas (además del conocido como tomate común, claro está):
Tomate pera: Es conocido también con los nombres de tomate lágrima o tomate romano,
presenta una forma similar a la pera (de ahí su nombre). Posee un sabor suave y algo dulce
(no es para nada ácido), lo que le convierte en un ingrediente ideal en ensaladas. A su vez,
dentro del tomate pera podemos encontrar distintas variantes como Canario, Breton,
Daniela, Magda, Muchamiel o Alborán, entre otros.
Tomate Raf: Se trata de una variedad muy curiosa, que es el resultado del cruce de
distintas variedades de tomates tradicionales. Es igualmente característico, ya que posee
una forma irregular, con ranuras que se sitúan a ambos lados. Además, su color tiende a
variar entre el naranja rojizo y el verde intenso, con rayas verdes oscuras en su parte
superior.