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JAIME FORERO ÁLVAREZ 113

Capítulo III

EL CASO DE FÓMEQUE: UNA LARGA TRAYECTORIA DE


INNOVACIÓN PARA EL MERCADO

En el estudio de ZANDSTRA (1979) sobre Cáqueza puede seguirse la trayectoria de


una economía campesina que se acomoda muy rápidamente a las tecnologías de
la Revolución verde y que responde a los programas institucionales de transfe-
rencia de tecnología. Posteriormente B ERNAL (1990) nos describe este cambio de
la siguiente manera:

“Los productores directos y dueños de la tierra —los protagonistas principales de


la nueva actividad productiva—, tienen un alto grado de interrelación con el
capital agroindustrial vendedor de insumos bioquímicos, y el sector servicios...
ello ha sido el resultado de la nueva política de modernización del sector campe-
sino impulsada por el estado en la década del setenta a través del DRI y de la
nueva tecnología hortícola que ha permitido aumentos sustanciales en la produc-
tividad” (BERNAL, 1990: 454).

Por nuestra parte, en un estudio realizado en 1983 observábamos que prác-


ticamente todos los productores que tenían posibilidad de sacar sus productos
por carretera se involucraban en procesos de cambio técnico (FORERO y RUDAS,
1983). Encontramos que la construcción de carreteras constituía el elemento
estratégico que permitía sustituir productos tradicionales como el maíz por
hortalizas, para entrar a competir en la oferta masiva de alimentos al mercado
de Bogotá. Observábamos, así mismo, que los campesinos trabajaban con una
racionalidad económica orientada hacia la reproducción de la familia. En con-
secuencia, en condiciones de mercadeo adversas derivadas de los ciclos de pro-
ducción (y no de la supuesta manipulación del mercado por parte de los inter-
mediarios rural-urbanos) tenían la capacidad de vender por debajo de los costos
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totales de producción, remunerando en general la totalidad de los costos mone-


tarios y sólo una fracción de la mano de obra invertida (costos domésticos). Se
trataba de una economía estrictamente familiar en la cual —por medio de aso-
ciaciones entre campesinos— se ponía en circulación la mano de obra, la tierra
y el capital, dentro de una intensa red de intercambios y con una relativa alta
participación del trabajo asalariado.

Con este proyecto regresamos a Fómeque para emprender un nuevo análisis


del conjunto de la producción hortícola, la cual presenta hoy en día una innova-
ción muy especial. Se trata del caso de la producción de tomate bajo invernade-
ro, cuya existencia nos ha llevado a replantear nuestra conceptualización sobre
la racionalidad económica campesina en el caso colombiano. Habíamos dicho
(FORERO y RUDAS, 1983, FORERO, 1999) que esta racionalidad se fundamentaba en la
posibilidad de remunerar costos monetarios y obtener un excedente. Sin em-
bargo, con este nuevo trabajo, se nos plantea que algunos productores familia-
res de Fómeque —especialmente los que cultivan tomate bajo invernadero—
tienen una racionalidad económica orientada por la ganancia. La evolución pro-
ductiva y económica ha permitido el surgimiento de un núcleo de productores
que, sin dejar de ser empresarios familiares, tienen la capacidad de arreglar sus
sistemas de producción en función de la obtención sistemática de utilidades58.

Por otro lado, hemos podido constatar que las asociaciones entre campesi-
nos continúan siendo un elemento central de la dinámica de la producción agrí-
cola. En este contexto la “aparcería” es:

“un contrato de asociación de carácter capitalista, para compartir gastos [que]


se basa fundamentalmente en el uso de la mano de obra familiar, utilizando, ante
todo, una racionalidad económica campesina” (BERNAL, 1990: 484).

Es decir, no se trata ya justamente de la aparcería en su concepción tradicio-


nal, sino de asociaciones empresariales entre empresas familiares. La aparcería
tradicional, típica de la gran hacienda, tiene dos características esenciales que
no comparten estas asociaciones entre campesinos. La primera, es la asimetría
entre los contratantes: el hacendado y el campesino sin tierra. La segunda, es
que la hacienda recibe una renta, consistente en el pago de una parte de la
cosecha por el sólo hecho de aportar la tierra. En estas asociaciones se trata de
un contrato entre iguales; entre dos campesinos. Por otra parte el propietario
aporta la tierra y una parte significativa de los costos de manera que el produc-
to recibido representa, en parte, una remuneración al capital aportado y no
solamente la renta de la tierra. Más aún, dependiendo del nivel de precios del

58. A este tipo de productores que podrían llamarse “empresarios agrícolas rurales“ nos referire-
mos más adelante en este mismo capítulo.
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producto objeto del contrato, la renta de la tierra puede minimizarse hasta el


punto de dejar de percibirse.

Al parecer, la alta concurrencia de pequeños productores, con una concen-


tración relativamente baja de la tierra, y las intensas relaciones de asociación
han dado lugar a la conformación de un sólido mercado de trabajo en el Oriente
de Cundinamarca. En éste se presentaría una situación de pleno empleo estacional
para toda la región, o al menos para amplias zonas, en donde predominan los
modelos de agricultura intensiva que estamos estudiando. Estas circunstancias
parecen haber estabilizado la población rural en Fómeque, permitiendo incluso
un cierto crecimiento de la misma (véase más adelante el cuadro 3.2).

Fómeque es un municipio con una gran tradición agrícola, especialmente en


lo que se refiere a la producción de hortalizas. Los productos que más se comer-
cializan actualmente son el tomate de mesa (especialmente el producido bajo
invernadero), la habichuela y el pepino común o hueco. Se cultiva también
fríjol, arveja, pimentón y cilantro, aprovechando la gran adaptabilidad de estos
productos al suelo y clima de la región.

Para este estudio se seleccionó la microcuenca de la Quebrada Negra, que


estimamos es un área representativa de la producción rural del municipio. Esta
microcuenca comprende 16 veredas59 ubicadas entre los 1.600 y los 3.800
m.s.n.m., con temperaturas que van de los 60 a los 240 centígrados. Durante el
trabajo de campo se hizo especial énfasis en la vereda de Susa, dado su gran
dinamismo productivo y el desarrollo del tomate bajo invernadero, alternativa
agrícola que nos interesó especialmente estudiar.

De acuerdo con las fuentes existentes —y según lo confirmó nuestra propia


observación— tanto en el municipio como en la microcuenca la actividad agrí-
cola predominante se basa en la pequeña producción familiar. Un alto porcenta-
je de productores son propietarios no sólo de la pequeña finca donde habitan,
sino que poseen a su vez otros lotes, heredados o comprados.

Los cultivos —ya sea que estén ubicados dentro o fuera de la finca donde
habita el productor— se manejan por lotes que pueden cubrir desde un cuarto
de fanegada (1.600 m2) hasta una fanegada (6.400 m2). Aunque predominan los
cultivos limpios (monocultivo), es relativamente frecuente encontrar algunos
cultivos asociados en un mismo lote como tomatillo con fríjol o habichuela y
maíz con fríjol o arveja.

59. Al margen derecho: La Margarita, La Huerta, Laderas de Torres, Guachavita, Mortiñal, La


Chorrera, El Tablón, Susa, el Paval y al margen izquierdo: Potrero Grande, Ponta, San Loren-
zo, La Pastora, Guane, Cuequeta y Cuequetica.
116 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

En la vereda Susa, en donde se concentró en gran medida nuestro trabajo de


campo, hay 67 familias entre propietarios, arrendatarios y partijeros. Los pro-
ductores acostumbran tener una finca principal donde habitan, a la vez que
poseen otros lotes, que generalmente oscilan entre 1 y 5 fanegadas. El 70% de
las personas poseen entre 1 y 3 lotes. El 50% de éstos está localizados en la
misma vereda y el resto en veredas cercanas60. Si bien algunos están dedicados
a la agricultura, la mayoría son potreros o cultivos de pasto de corte.

Para cultivos como habichuela, fríjol, pepino hueco, entre otros, se utiliza
riego por aspersión y algunas veces manual; y para el tomate bajo invernadero
—según la capacidad económica del productor—, se maneja el riego por goteo.
El agua para esta labor se trae normalmente desde algún nacimiento cercano,
mediante mangueras61.

FAMILIA Y DINÁMICA PRODUCTIVA

La familia
La actividad agrícola se basa predominantemente en la pequeña producción
familiar. En general la familia es el eje de referencia, tanto simbólico como
social y es a su vez el mecanismo a través del cual se organiza la producción. La
familia provee parte de la mano de obra que permite adelantar la producción.
Otra parte del trabajo es contratado pero la presencia del trabajo físico del
propietario y su familia es la base de la organización del sistema productivo. El
trabajo contratado se paga de acuerdo con los niveles salariales vigentes en la
zona que a su vez dependen del valor de la mano de obra en el mercado nacio-
nal de trabajo. La remuneración del trabajo familiar entra en juego con los
riesgos de la producción derivados de las condiciones climáticas y fitosanitarias
pero sobre todo de las oscilaciones de los precios de los productos agrícolas.

La necesidad de retener jóvenes para garantizar el aporte familiar a las


faenas agrícolas incide, entre otras, en las formas que adquieren las relaciones
familiares, sus jerarquías internas, los procesos de socialización, la división del

60. Fuente: censo indirecto. Trabajo de campo.

61. Para consumo doméstico el acueducto veredal toma el agua de la quebrada La Chorrera y está
controlada mediante un contador en cada una de las casas. El costo mensual oscila entre los
$2.500 y $5.000 (1,1 a 2,1 dólares). La mayoría de las fincas poseen pozos sépticos. Los
desechos de tipo orgánico son utilizados algunas veces como abono en los cultivos y los de tipo
no orgánico como los empaques de los insumos químicos, frascos, etc., son quemados o ente-
rrados. La vereda cuenta con servicio de energía eléctrica, por el cual se paga entre $4.000 y
$20.000 mensuales según si se maneja o no motor eléctrico para el riego por goteo (1.7 a 8.6
dólares).
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trabajo, el reconocimiento del trabajo personal y los mecanismos de asociación


para la producción.

Muchos hogares de esta zona están compuestos por familias nucleares, pero
la proporción más alta tiene una composición de familia extensa. Encontramos
por lo menos tres generaciones: los padres o abuelos (generalmente los dueños
del predio), sus hijos solteros y algunos de los casados, su cónyuge y sus hijos.
Esta forma familiar favorece además a los matrimonios recién constituidos o
que todavía no se han afianzado económicamente y “les da alas” para empezar.

El tamaño de la finca determina las tareas que le corresponden a cada uno y


su participación dentro de los ingresos familiares. Se pueden establecer asocia-
ciones entre padre e hijos, yernos e incluso nietos. El padre puede tener una
parte que la trabaja él solo, ya sea con obreros o ganándose los brazos62. Si la
finca es menor al tamaño necesario para sostener y ocupar a la familia se tie-
nen tres posibilidades: algunas personas emigran definitivamente; otros traba-
jan como jornaleros en las fincas vecinas o se toman lotes en asociación con un
pariente cercano, un vecino o un amigo.

La relativa escasez de mano de obra beneficia a los trabajadores sin tierra


que bajo esta circunstancia logran fácilmente establecer compañías en lugar de
verse obligados a trabajar al jornal. Esto también hace que en las relaciones
intrafamiliares se manejen unas jerarquías mínimas. Si bien el padre es quien
“manda” en la casa, tanto la mujer como los hijos participan de las decisiones
y de los beneficios y/o responsabilidades de la unidad familiar. Los hijos meno-
res no reciben un dinero por cumplir con sus obligaciones, pero muy rápidamen-
te el padre empieza a establecer compañías (asociaciones) con ellos como una
forma de retenerlos en la vereda para así poder contar con “su ayuda”. La
pauta es que las mujeres no asumen el trabajo en los cultivos pero sí participan
en tareas consideradas menores como el cuidado de los animales o de las huer-
tas caseras e inclusive algunas tareas agrícolas de apoyo. Pero cuando ellas
están en situaciones críticas —madres solteras, hogares muy pobres— asumen
tareas agrícolas en sus parcelas y, si es del caso, salen a jornalear. Cuando por
alguna circunstancia tienen sus propios recursos las mujeres solteras apoyan a
la familia en cosas como entregarle ganado, uno o más animales, para que los
cuide bajo el contrato de el aumento.

Los padres no están muy al tanto de las decisiones de sus hijos, sobre todo
cuando éstos son ya mayores. Tanto hombres como mujeres tienen niveles altos

62. Se denomina de esta forma al intercambio de trabajo mediante el cual una persona trabaja
en predios de sus vecinos recibiendo como contraprestación que los vecinos trabajen en su
finca el mismo tiempo que él les aportó.
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de independencia y autonomía en sus determinaciones. Esta situación es conse-


cuencia del aumento en el nivel de estudios y de una cierta urbanización de las
pautas rurales. En general un niño recibe al menos la primaria (aunque hay
algunas zonas de la cuenca que tienen problemas por lo despobladas) y se está
desarrollando un interés en acceder al bachillerato que además se ha visto
apoyado por la alcaldía que implementó un sistema de rutas de transporte
subsidiado que recogen diariamente a los estudiantes para llevarlos al pueblo a
estudiar.

Por lo general la mayoría de las personas de esta zona tiene acceso a una
serie de situaciones de contacto e interrelación con mucha gente, ya sea a
través del mercado que hoy en día es casi diario, de la misma producción, del
estudio, entre otros. Esto implica que hay muchas posibilidades de que se esta-
blezcan uniones entre gentes de veredas muy separadas y que se tenga acceso a
información de todo tipo y que los intereses individuales se amplíen. A ello
contribuyen los familiares que han migrado quienes suelen venir de visita a la
zona. También se encuentra el caso de productores que continúan trabajando y
viviendo en la zona pero que tienen a toda su familia por fuera.

En los casos en que los padres, por su edad o por enfermedad, no están en
condiciones de sostenerse a sí mismos, o de continuar trabajando, su sosteni-
miento se garantiza entre los hijos. Si tienen tierra pueden contar con el arrien-
do y si no, aunque ello no está estrictamente regulado, los hijos responden por
ellos.

Uno de los problemas de las familias en esta zona es que los hombres tienen
la tendencia a tomar mucho63. Particularmente cuando van al pueblo y más si
han hecho una buena venta. Al exceso de consumo etílico se asocian todos los
problemas conexos, violencia intrafamiliar, disminución de recursos para ali-
mentación o educación, etc.

En general se ve que las familias logran garantizar su supervivencia con los


recursos de la zona, no necesariamente de la unidad de producción familiar.
Como estrategias de supervivencia se combina la participación productiva en
diferentes lotes ya sea por arriendo, asociación o por propiedad. Los hombres
de la familia, de un mismo hogar, trabajan en diferentes parcelas, en asociacio-
nes o al jornal, y aportan al sostenimiento de la casa. Las mujeres “ahorran”
particularmente mediante el cuidado de animales como los cerdos o la ganade-
ría de doble propósito. Algunas también jornalean aunque esta es una situación
más bien rara. Los que emigran lo hacen como una estrategia individual, parten

63. Tomar: por extensión significa ingerir alcohol.


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a “hacer su vida”. No es muy común que estén enviando recursos para ayudar a
sus casas. Lo que se suele ver más bien es que de la casa se les manden frutas y/
o elementos locales como la harina de sagú.

Producción y familia

En las condiciones de alta monetización de estos sistemas de producción, la


contratación de trabajadores asalariados (que representa costos monetarios)
alcanza niveles significativos. Hasta de más de 50% en varios cultivos (véase el
tema: “Las actividades agropecuarias”). Sin embargo, estos sistemas de pro-
ducción son estrictamente familiares puesto que su finalidad es, precisamente
la reproducción de la familia y la organización del trabajo (de la empresa)
depende de las relaciones familiares. Sin embargo, como dijimos atrás, un
pequeño grupo de empresas familiares, constituido por algunos productores
de tomate bajo invernadero parecen apartarse de esta concepción puesto que
aparentemente la finalidad de sus sistemas productivos es la obtención siste-
mática de ganancias. Este tipo de “agente económico” no había sido detectado
en nuestra anterior investigación (FORERO y RUDAS, 1983). Nuestra hipótesis es
que su surgimiento se relaciona con la reciente evolución económica de la
producción agrícola de la región, caracterizada por la inversión productiva de
excedentes acumulados años atrás que son relativamente concentrados por
ciertos “empresarios agrícolas rurales”.

Dentro de la unidad familiar de producción lo típico es que los hombres se


encarguen de las labores productivas más pesadas, preparación de la tierra,
siembra, desyerbas, relaciones de trabajo con los obreros y todo lo que tiene
que ver con la “administración” de la producción, negociación de las asociacio-
nes, gastos, venta de los productos y destinación de los recursos.

En general las mujeres se encargan de las labores del hogar, la alimentación


de los obreros —cuando los hay—, cuidado de los animales y de la huerta casera.
La atención del ganado implica un gran esfuerzo porque éste suele ubicarse en
un segundo predio, en general, alejado de la casa. Madres e hijas comparten
este tipo de tareas y, en general, las últimas se encargan del ordeño diario,
tarea que requiere una alta disponibilidad de tiempo. Las mujeres también
desempeñan labores directamente en la producción agrícola, como el colgado
de las matas o la recolección y empaque, principalmente del tomate de inver-
nadero. Los animales domésticos no sólo están a su cargo sino que ella dispone
qué se hace con ellos o con los recursos producto de su venta.

Como ya se dijo, ciertas mujeres como las madres solteras, trabajan como
jornaleras en las tareas más pesadas y a la par que los hombres. Sin embargo, se
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dice que para ciertas tareas se prefiere no contratarlas porque pueden dañar
los cultivos si están menstruando. Estas actitudes, sin embargo, no son genera-
lizadas. También hay mujeres que se encargan de la producción y trabajan tan-
to en lo propio como en sociedad en calidad de sembradoras. Esta es una labor
difícil y se requiere mucha fortaleza de carácter sobre todo en el proceso de la
venta de la producción mientras se logra un reconocimiento y un respeto.

En el campo, exceptuando unas pocas tiendas, todas las fuentes de trabajo


están relacionadas con la actividad agropecuaria. Por un lado se tiene el traba-
jo familiar en la finca y el jornaleo agrícola o en las granjas avícolas. Por otra
parte hay unos pocos intermediarios, y transportadores. En el pueblo se puede
conseguir trabajo en la empacadora de enlatados o en las tiendas, o en las
instituciones públicas entre otros. Por eso muchos jóvenes emigran al pueblo en
busca de oportunidades lo cual suele ser un primer paso para una emigración
hacia Bogotá o Villavicencio.

Los hombres en cosecha, se hacen cargo de la venta de la producción y van


por lo menos dos veces a la semana al pueblo, en esas ocasiones se encargan de
comprar una buena parte del mercado el que se complementa en la plaza los
fines de semana. Los niños colaboran en las diferentes tareas de la casa según
su edad y género y también en función de sus recursos de tiempo. En esta zona
la mayoría de los muchachos estudian la primaria completa y varios están asis-
tiendo al bachillerato. Si no están estudiando entran a participar de lleno al
trabajo y mientras son pequeños no tienen ningún reconocimiento económico. A
partir de una cierta edad los muchachos trabajan con los padres en compañías
y, si hay medios, a las mujeres se les da un animal o dos para que lo vigilen.

Las decisiones productivas las toma generalmente el hombre aunque encon-


tramos diferencias generacionales. En las parejas más jóvenes la autoridad se
comparte entre el padre y la madre aunque todavía podría decirse que “la
última palabra la dice el jefe del hogar”. Dentro de esta dinámica es general-
mente el hombre quien decide qué se produce dentro de los amplios márgenes
productivos de esta zona.

Relaciones de trabajo y asociación

La unidad familiar de producción recurre al uso de trabajo externo en función


de múltiples factores tales como tipo de producto, número de miembros del
hogar, costos de la producción, entre otros. Esto da lugar a diversas situaciones
y combinaciones de formas de trabajo ya que estas relaciones pueden estar
monetizadas o establecerse en términos de cooperación y contraprestación.
JAIME FORERO ÁLVAREZ 121

Pero las formas de cooperación como la mano vuelta, que en la zona recibe el
nombre de “brazada” o “ganar los brazos”, las cuales son cada vez menos fre-
cuentes y se limitan a algunas labores muy especiales. Los parámetros de obli-
gación mutua en los cuales la cooperación se establece están regulados social-
mente, su incumplimiento acarrea sanción social y afectan las posibilidades de
futura cooperación lo cual pone en peligro las posibilidades de producción del
sancionado. En esta medida los márgenes de desviación con respecto a la norma
son mínimos. Esto último es un indicador, entre otros, de la cohesión interna y
del sentido de pertenencia con respecto a la comunidad, que se constituye en
consecuencia en un ente regulador de las relaciones.

El trabajo al jornal se contrata de preferencia, pero no exclusivamente, con


gente conocida. Este trabajo ha ido adquiriendo importancia en la medida en
que la producción genera excedentes significativos y en que la migración de
parte de los miembros del hogar coloca en una situación de déficit laboral a
muchas familias. Si bien, en general las formas de cooperación se califican
positivamente, muchos productores consideran que el trabajo asalariado brin-
da mejores garantías.

Pero para muchos jóvenes el trabajo al jornal no resulta atractivo. Los mu-
chachos prefieren arriesgar su trabajo, en asociaciones productivas, pero tener
la posibilidad de mayores ganancias y los propietarios prefieren compartir las
ganancias y disminuir los costos y riesgos de la producción. Dentro de esta lógi-
ca los dueños de tierras las ponen en arriendo o hacen compañías con familia-
res, amigos o vecinos. Las formas que adquieren estas relaciones son bastante
típicas y se usan con variaciones mínimas para la mayoría de los cultivos.

Estos mecanismos son bastante efectivos en relación con las necesidades de la


producción. En general son los mayores quienes tienen control sobre la tierra y
los recursos monetarios y los más jóvenes y fuertes son quienes aportan trabajo.

Los participantes básicamente se asocian para suplir necesidades de tierra,


recursos económicos y mano de obra y para compartir y disminuir los riesgos.
Así una persona puede tener tierra suficiente pero preferir trabajar en compa-
ñía en la tierra de otro para no “arriesgar tanto”.

En general el dueño de la tierra “apoya” con semillas, abonos y pesticidas, y el


asociado aporta el trabajo y algunos materiales como madera y alambre para las
cercas cuando éstas lo requieren. El transporte se paga entre los dos socios. El
“sembrador” es quien se encarga normalmente de la venta. Las ganancias se
dividen por mitades. También existe una modalidad que se llama codillo en la
cual el sembrador se asocia a su vez con otro para sembrar y entonces a cada uno
le viene tocando el 25%. Estos contratos son verbales, no se hacen por escrito.
122 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

Las modalidades de asociación, tienden a seguir las pautas acabadas de ex-


presar pero son muy diversas. Por ejemplo, para el tomate bajo invernadero
hemos identificado al menos 8 modelos, cuyas diferencias se pueden observar
en el cuadro 3.1 donde se discriminan los aportes de cada uno de los asociados
según el tipo de sociedad. Sin embargo, encontramos un patrón predominante
que consiste en que el dueño de la tierra aporte el sesenta por ciento (60%) de
los materiales (plástico, madera, puntillas, etc.) y la totalidad de los abonos,
fertilizantes, plaguicidas y semillas, rubros que representan entre el 7% y el 41%
de los costos totales del cultivo. Mientras tanto, el socio aporta el total de la
mano de obra y el restante cuarenta por ciento (40%) de los materiales. Los
costos de empaque y transporte, así como los ingresos por las ventas, se distri-
buyen en partes iguales. El resultado es por lo regular asimétrico puesto que el
propietario termina colocando menos de la mitad de los costos y recibiendo el
50% de la cosecha.

Un propietario puede dividir su terreno en varios “tajos” y trabajar en com-


pañías con varias personas a la vez, con sus hijos preferentemente o también
con familiares cercanos, vecinos o amigos. La selección del socio, cuando no se
trata de familiares, se basa en gran medida en la calidad del trabajo del sem-
brador. El propietario es quien escoge a quién le da “el tajo” y también define
qué se va a sembrar. Con cada sembrador se define el área que éste puede
cultivar según sus capacidades y la calidad de su trabajo.

Los lotes que no se pueden poner a producir directamente o bajo contratos


de asociación, se arriendan pero esta opción es más bien excepcional y el valor
puede ser del orden de los cuatrocientos sesenta mil pesos por fanegada (unos
200 dólares por 6.400 m2/año), dependiendo de la vereda. En las más cercanas
al pueblo el canon es mayor. El arrendatario en general busca garantizar que el
lote va a estar a su disposición durante por lo menos tres años. Si no es así la
inversión no se justifica dados los altos costos que requiere la preparada del
terreno, sobre todo si ha tocado desmontarlo.

Entre padres e hijos se dan las formas típicas de socialización para la pro-
ducción. Los padres “enseñan a trabajar” a sus hijos y a la vez los estimulan a
que logren una cierta independencia económica. En general el “apoyo” de los
padres a los hijos es mayor que el que estipula esta forma de asociación para el
trabajo.
CUADRO 3.1
Fómeque: modalidades de asociación para la producción agrícola. (aportes del propietario y del socio, en porcentaje)

Patrón
Aportes del propietario (%)
predominante

Producto
Tm. Tm. Tm. Tm. Tm. Tm. Tm. Tm. Hb. Pa. Tm.Ch. Aportes Aportes
Inv. Inv. Inv. Inv. Inv. Inv. Inv. Inv. Mz. Fr.-Hb. socio (%) propietario
(%)

JAIME FORERO ÁLVAREZ


Mano de obra 100 80 0 0 0 0 50 33.3 0 0 100 0

Materiales 0 0 100 100 100 0 50 33.3 0 60 40 60

Abonos 50 70 100 50 10 0 50 33.3 100 100 0 100

Fertilizantes y plaguicidas 50 70 100 50 10 0 50 33.3 100 100 0 100

Plántulas/semillas 50 70 100 50 100 0 50 33.3 100 100 0 100

Empaque y transporte 50 70 50 50 50 0 50 33.3 50 50 50 50

Ingresos por ventas 50 50 50 50 50 15 50 50 50 50 50 50

Fuente: estudios de caso y entrevistas a productores. Trabajo de campo, 2000.


Nota: en las diez primeras columnas se entiende que el aporte del socio es igual al porcentaje restante.
Convenciones:
Ar.: arveja Hb.: habichuela Tm. Ch.: tomate chonto
Fr.: fríjol Pa.: papa Tm. Inv.: tomate bajo invernadero

123
Mz.: maíz Pp. H.: pepino hueco
124 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

Migraciones

Demográficamente el municipio muestra una tendencia a la estabilidad en me-


dio de un flujo neto de migrantes relativamente bajo, en comparación con el
resto del país. Tal como se aprecia en el cuadro 3.2 la población tanto en la
cabecera como en el resto tiene un ligero aumento en términos absolutos. Al
parecer si bien una alta proporción de los jóvenes tienden a migrar también hay
una buena cantidad de migrantes de otras partes que llegan al municipio,
particularmente provenientes de San Juanito. Según dicen: “Fómeque es un
criadero”, “los muchachos no bien se van haciendo mocitos se van yendo”. La
migración puede ser interna, de las veredas a la cabecera municipal o hacia el
exterior, hacia Bogotá o Villavicencio, los dos principales focos de atracción. La
permanente subdivisión de la tierra en función del tamaño de las familias ha
contribuido al proceso de expulsión demográfica en la zona.

En el cuadro 3.2 hemos tomado los datos por municipios de la Provincia de


Oriente, para la cual puede observarse que la población tiende a la estabiliza-
ción con un ligero crecimiento (0.28% anual) de la población total entre 1951 y
1993. Las tasas anuales de crecimiento 51-93 de la provincia para el conjunto
de sus cabeceras es de 1.69 lo cual quiere decir que se ha presentado una
notable tendencia a la reubicación de la población en la cabecera. En Fómeque
se registra para el período 1951-1993 un ligero crecimiento tanto de la pobla-
ción total (0.73% anual) como de la población en los campos (0.52% anual).
Queda planteada sobre estas cifras, una hipótesis que pretendemos poner a
prueba en futuros trabajos: en la provincia, en general, la dinámica de la pro-
ducción campesina permite una cierta estabilidad de la población, fenómeno
más acentuado en Fómeque en donde el proceso de desarrollo de la economía
agrícola familiar ha sido más intenso.

La migración viene teniendo lugar desde hace muchos años y cada familia
tiene al menos un miembro que ha emprendido el viaje. Algunos para no volver,
otros para llevar a cabo un proceso de acumulación, que se considera más
factible fuera de la vereda, y retornar. Una buena parte de los productores
mayores de cuarenta años que tienen propiedades tienen esta trayectoria.
Los productores jóvenes tienen acceso a una parcela mediante el sistema de
las compañías y esto, como ya se dijo, ha favorecido su retención en la zona
y/o posibilitado su retorno.
CUADRO 3.2
Provincia de oriente: evolución de la participación de la población rural en la población total por municipio
1951 - 1993

Municipios, Participación Número de habitantes 1993 Tasa anual de crecimiento


provincia y país rural 1951-1993

1951 1964 1973 Resto Cabecera Participación Resto Cabecera Total


rural

Cáqueza 84% 77% 74% 10,342 5,436 66% -0,17% 2,29 0,43%

JAIME FORERO ÁLVAREZ


Chipaque 86% 80% 75% 5,835 1,866 76% -0,30% 1,39 0,01%

Choachí 88% 81% 75% 7,743 2,880 73% -0,36% 2,02 0,08%

Fómeque 89% 80% 81% 11,990 2,642 82% 0,52% 2,01 0,73%

Fosca 89% 85% 85% 4,634 934 83% -0,49% 0,60 -0,34%

Gutiérrez 87% 82% 72% 2,541 665 79% -0,86% 0,39 -0,65%

Quetame + Guayabetal 91% 90% 80% 8,129 2,185 79% -0,94% 1,96 -1,12%

Ubaque 92% 92% 91% 6,314 668 90% -0,18% 0,20 -0,15%

Une 76% 72% 60% 3,727 2,480 60% -0,31% 1,45 0,24%

Provincia Oriente 87% 82% 77% 61,255 19,756 76% -0,05% 1,69 0,28%

Colombia 60% 48% 39% 9,595 23,514 29% 0,83% s.d. 2,61%

Fuente: elaborado con base en Censos de población y vivienda, 1951, 1964, 1973 DANE.
* Guayabetal se escindió de Quetame.

125
NA: no aplica.
126 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

La migración es descrita por este grupo como una experiencia dura y costo-
sa. Sobre todo por la necesidad de asumir una cantidad de habilidades urbanas
que no tenían y particularmente porque buena parte de lo que ganaban se les
iba en pagar arriendo por la pieza, algo a lo que no estaban acostumbrados y
que, por ende, se ha convertido en uno de los elementos que se señala como
ventajas de la vida en el campo.

Al parecer la migración es una aventura individual favorecida por el contac-


to frecuente que la gente de esta zona tiene con la capital o con el Llano
(departamento del Meta) a través del mercado y/o de los vínculos familiares.
La tendencia a migrar en las mujeres puede verse favorecida por la escasas
oportunidades de trabajo que les ofrece la región. Según manifiestan, si bien
algunas están en capacidad de rendir a la par que un hombre en el trabajo
agrícola en general se prefiere el trabajo masculino.

La salida o permanencia están condicionadas por el mercado laboral. En los


períodos estacionales en que el trabajo escasea la opción de salir adquiere
mayor atractivo. En los momentos en que la oferta de mano de obra es superior
a la demanda muchos jóvenes parten en busca de oportunidades en las ciudades
o bien, a sumarse como trabajadores a los ciclos agrícolas estacionales de otras
áreas para retornar después ya sea a trabajar en sus parcelas o en asociaciones.

LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS

Fómeque es un municipio con una gran tradición agrícola, especialmente en lo


que se refiere a la producción de hortalizas destinadas al abastecimiento del
mercado de Bogotá. Los productos que más comercializa actualmente son el
tomate (especialmente el producido bajo invernadero), la habichuela y el pepi-
no común o hueco. Son también muy dinámicos y están altamente integrados al
mercado los cultivos de fríjol, arveja, pimentón, cilantro, tomatillo, flores como
el gladiolo y el girasol. Hay algunos campesinos que han abordado la producción
de frutales y de hierbas aromáticas para la venta.

Las cosechas de los cultivos acabados de mencionar se destinan al mercado,


al tiempo que se deja alguna producción residual para el consumo de la familia,
que por su baja calidad (terceras “riche”) no son aceptados por los comercian-
tes. Con estos sobrantes, cuya calidad nutricional y gastronómica es al fin de
cuentas la misma que los de “buena calidad” —en términos de la exigencias del
mercado— los hogares se proveen de cantidades suficientes para satisfacer lo
que desean consumir.
JAIME FORERO ÁLVAREZ 127

Por otra parte los campesinos fomequeños tienen algunas actividades


agropecuarias cuya finalidad predominante es el autoconsumo. Al contrario de
lo que sucede con los productos “comerciales”, venden eventualmente lo que
no alcanzan a consumir. Deben resaltarse en primer lugar: el maíz y el sagú, y
en segundo término: los lácteos y la carne de ganado menor. Por último, las
huertas y algunos árboles frutales. Los productos autoconsumidos tienen un
valor muy bajo en relación con las ventas de los cultivos comerciales pero son,
a nuestro juicio, estratégicos en la reproducción de las familias. Las muy pocas
cabezas de ganado que crían en sus fincas estos campesinos constituyen una
fuente adicional de ingresos y, como es habitual entre campesinos, una especie
de ahorro vivo.

Para describir las principales actividades agrícolas que conforman “la canas-
ta agropecuaria” de los sistemas de producción analizados, hay que comenzar
presentando el complejo sistema de rotaciones de los cultivos. Tomamos, para
ello, las rotaciones de una amplia gama de cultivos en un período de tres años
al cabo de los cuales consideramos que se “redondea” un ciclo productivo com-
pleto64.

En el cuadro 3.3 se establecen posibilidades diferentes de rotación de un


lote a lo largo de 36 meses comenzando con cultivos diferentes. Se toman pe-
ríodos de descanso entre cultivos de dos meses, de acuerdo con el procedimien-
to más generalizado. Sin embargo, algunos campesinos acostumbran luego de
haber explotado un lote durante 3 ó 4 años consecutivos, dejarlo entre 8 y 10
meses en descanso. Cuando un lote pasa a un descanso largo generalmente
entra otro a ser cultivado que había estado a su vez en descanso, o dedicado a
pastos, por un período considerable.

64. Las rotaciones así establecidas se utilizarán más adelante para hacer el flujo a 9 años por
medio del cual se determinan los ingresos de los productores analizados. Véase capítulo IV.
128 JAIME FORERO ÀLVAREZ
JAIME FORERO ÁLVAREZ 129

El tomate bajo invernadero

El tomate bajo invernadero es una innovación relativamente reciente en


Fómeque. Sus inicios se remontan aproximadamente a 1992, constituyéndose
en una zona pionera en este tipo de producción que tiene cierto reconocimiento
no sólo a nivel departamental y nacional, sino internacional65.

Contamos con una versión —un poco legendaria— de la introducción y difu-


sión de este cultivo. Se trata de un productor, a la vez ganadero y comerciante
de productos agropecuarios (a quien entrevistamos largamente) que decide aso-
ciarse con otros dos —relacionados con el comercio de productos agrícolas— e
instalar un invernadero en el “patio” de su casa en el pueblo, con una capaci-
dad para 2.500 plantas. Tras casi cinco años de trabajo su socio encargado del
cultivo, logra sacar una buena producción, lo cual lo lleva a enseñar a otros
productores de Fómeque, Choachí, Ubaque y la Unión, la manera de producir
tomate bajo estas condiciones. Él les vende a ellos inicialmente las semillas y
luego químicos necesarios para el cultivo.

A raíz del éxito en la producción del tomate e interesados en obtener un


buen precio de venta, los primeros productores deciden crear una
comercializadora, lo cual les facilitaba convertirse en proveedores para alma-
cenes de cadena. Actualmente son proveedores de supermercados e
hipermercados de Bogotá (Pomona, Carulla, Éxito, Frucampo, Mercados Romi y
Makro). A finales de 1999, comercializaban semanalmente entre 7 y 10 tonela-
das de tomate aproximadamente66, distribuidos según el tipo así: 300 kg de
milano, 1.000 kg en racimo, 700 kg del industrial, 6.000 kg del Chonto y 2.000
kg de corriente.

Como se dijo más arriba el negocio no se limitó simplemente a enseñar sobre


el cultivo y comercializar el tomate; además incluía la venta de fertilizantes,
distribución de las plántulas y asesoría técnica a los productores que compran
estos productos. Sin embargo los productores asesorados no establecen la obli-
gación de vender su cosecha a la comercializadora.

La semilla (variedad NEM) fue importada de las Islas Canarias (España) y


enraizada en la Universidad Jorge Tadeo Lozano con sede en Bogotá y Villa de

65. En la en la revista Agricultura de las Américas, “Se destaca el caso del Oriente de Cundinamarca
donde un grupo importante de pequeños productores están descubriendo las bondades de
producir tomate bajo condiciones un poco más controladas que a libre exposición”. Edición
270, diciembre de 1998, págs. 19 y 20.

66. Información suministrada verbalmente en entrevista con uno de los propietarios de la


comercializadora.
130 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

Leiva (Boyacá). Actualmente los tres socios de la comercializadora están cons-


truyendo un banco de semilleros con capacidad promedio de 20.000 a 50.000
plántulas y a su vez tomaron en arriendo un terreno donde se van a sembrar
25.000 nuevas plantas.

El tomate en invernadero requirió en un principio asumir muchos riesgos y


desarrollar una amplia pericia técnica. En el proceso de aprendizaje, los ensa-
yos, los errores, salieron muy costosos. Hoy en día hay un conocimiento más o
menos difundido de cuáles son las condiciones específicas tanto para la cons-
trucción de los invernaderos como para el manejo de las plantas de manera que
el riesgo derivado de fracasos en el manejo se ha minimizado. Pero se cierne un
nuevo riesgo relacionado con la caída de precios de un mercado posiblemente
saturado.

El alto rendimiento de este cultivo y sus exigentes necesidades de atención


han creado unas condiciones especiales en relación con la organización del tra-
bajo. Por un lado, para la construcción del invernadero, que requiere un cono-
cimiento especializado y se contrata un especialista. Sin embargo, el productor
se involucra directamente en esta tarea: armar estructura como en templar el
plástico. Éste administra igualmente el proceso: gastos, decisiones sobre el
tamaño, materiales, plántulas, entre otros. Cuando llega la siembra la mujer,
además de sus cotidianas obligaciones en relación con la alimentación de los
obreros, ayuda a rociar y a fertilizar, proceso que se hace manualmente. En
estas tareas también participan los niños, así como en la guía de las mangueras
cuando el riego se hace por aspersión, en lo único que no participan es en la
fumigada. Se considera que la mano femenina es “indispensable en ese proceso
de manejo de las tijeras, de podar las matas, de recolectar el fruto, es impor-
tante...”67. Las mujeres también se encargan de deschuponar, recoger el toma-
te y clasificarlo, lo cual es muy importante porque se refleja en mejores precios
de venta.

En general estas tareas no se le confían a alguien ajeno a la familia porque


un mal manejo de la planta puede dañarla o disminuir significativamente su
producción. Sin embargo, el productor de tomate en invernadero, al tener ac-
ceso a recursos monetarios bastante importantes, tiene en general un ideal de
familia con un alto nivel de estudios. Se privilegia el que los hijos logren tener
al menos el bachillerato y, si ello es posible, que lleguen a la universidad. Esto
hace que durante una buena parte del tiempo que requiere el tomate los hijos
no estén en condiciones de darle una ayuda efectiva al padre. Se hace necesario

67. Información suministrada verbalmente en entrevista con uno de los propietarios de la


comercializadora.
JAIME FORERO ÁLVAREZ 131

entonces recurrir a una mano de obra especializada; en general el mismo pro-


ductor entrena a la persona y la vigila hasta que puede dejarla sola.

En el cuadro 3.5 puede verse que el tomate bajo invernadero es una activi-
dad que no solamente le arroja excedentes significativos a la familia, (de más
de un salario mínimo anual por cada mil matas sembradas) sino que permite la
obtención de un buen nivel de ganancias.

La producción comercial hortofrutícola

Estos productos, como dijimos, dedicados fundamentalmente al mercado, a la


vez que les proporcionan a los campesinos ingresos por sus ventas, contribuyen
de manera significativa a su dieta alimentaria. Sin embargo, algunos hogares se
abstienen de consumir la habichuela y el pepino hueco dadas las altas dosis de
plaguicidas utilizados en éstos.

El excedente de producción (cuadro 3.6) al cual se le han descontado todos


los costos incluyendo el costo doméstico, revela que con la excepción del fríjol,
todos estos cultivos tienen la capacidad como sistemas productivos de generar
una rentabilidad positiva y, desde el punto de vista del productor familiar, de
remunerar ampliamente su mano de obra.

La producción de hortalizas es atractiva pero también implica mucho riesgo


porque la inversión es fuerte, particularmente para la habichuela que “necesita
mucho químico”. Los riesgos que se corren con este último cultivo son tantos
que muchos productores decidieron no volver a sembrarla.

Las hortalizas se pueden trabajar individualmente o en sociedad. Esta últi-


ma opción se usa como un mecanismo de control de riesgo, se gana menos pero
se pierde también menos. También se suelen sembrar varios productos, arveja,
habichuela, pepino, “con eso si el precio de uno no está bueno con los otros se
ayuda uno”68.

El gladiolo ofrece la ventaja de que soporta muy bien las condiciones loca-
les, sobre todo en la vereda de Guane, con gran cantidad de lluvias durante una
buena parte del año. Se demora un año en comenzar a dar flor y dura un mes y
medio produciendo. Por eso es necesario tener los cultivos escalonados para
garantizar una entrada más o menos constante. Esto requiere mantener un se-
millero permanente; a medida que se recoge la flor se va sacando la semilla,
manteniendo el ciclo. Descuidarse con la semilla implica parar la producción.

68. Según entrevista a varios productores.


CUADRO 3.4

132
Fómeque: algunos parámetros técnicos y características del ciclo productivo de los cultivos
Producto Arracacha Arveja Fríjol verde Habichuela Maíz Pepino Papa Tomate Tomate Tomate Yuca
verde de árbol tradicional invernadero

Cultivo

SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA


Área sembrada (ha) 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1.100 plantas 1

Semilla
Tipo Morada o Santa Isabel Enredador Verde o Blanco SD Parda SD Chonto NEM
blanca mantequilla
Distancia de siembra

Mata (metros) 0,5 0,3 0,4 0,3 1 3 0,5 3 0,4 0,4 0,5

Calle (metros) 1,2 1 1 1,2 1,2 1,2 0,8 3 1,2 1,3 1,2

Épocas de siembra Mar. y abr. Ago. a dic. Ago. a dic. Sep. a ene. mar. y abr. Todo Abr. y julio Julio Sep. a nov. Todo mar. a ago.
Jun a ago. el año Sep. y oct. el año

Duración del cultivo (días) 540 90 a 105 105 Verde: 75 Mazorca 180 120 a 150 360 a 540 120 Entre 90 y 330 540
Mantequilla:90 seco 240

Verano (Dic. a marzo) 120

Invierno (abril a agosto) 150

Épocas de cosecha Jun. a ago. Nov. a mar. Nov. a mar. Dic. a abr. Mazorca: Sep. Todo Ago. y Nov. Julio y dic. Ene. a mar. Todo Sep. a abr.
Oct: Seco el año
Dis. - ene.

Escasez Sep. a may. Feb.-mar. Feb.-mar. Sep. a nov. Mar.-jul. Abr.y jul. Junio-sep. Mar. a ago.

Intermedio Jul.-ago. Abr.-ago. Abr.-ago. Mar. a ago. Oct.-feb. May.-jun. Resto año Resto año Resto año
sep. oct. nov.

Abundancia Junio Sep.-ene. Sep.-ene. Dic. a feb. Ago.-sep. Ago.-nov. Julio Abr.-May. Sep. a abr.
Nov. dic.

Tipos de riego No se utiliza No utiliza No utiliza No utiliza No utiliza No se utiliza

Goteo Sí

Manual Sí Sí Sí Sí Sí Sí

Aspersión Sí Sí Sí Sí

Rendimientos (kg)/ha 6.750 3.162 3.945 12.500 1.375 6.075 7.500 10.050 11.781 151.000 3.875

Fuente: trabajo de campo. 1998-1999


JAIME FORERO ÁLVAREZ 133

CUADRO 3.5
Fómeque: costos, ingresos y excedentes para el tomate bajo invernadero.
Pesos de 2001

Área: 0.042 ha (1.100 plantas) Instalación Ciclo completo


(3,5 meses) ( 31 meses)

Costos totales (CT) 1,746,423 9,207,302


Costos monetarios (CM) 1,386,263 4,852,090
Insumos agroquímicos 0 1,017,840
Insumos orgánicos 0 882,000
Equipo y herramienta 0 0
Materiales y empaque 818,731 998,453
Mano de obra 567,532 1,349,051
Transporte 0 604,747
Otros 0 0
Costos domésticos (CD) 360,160 4,355,212
Insumos agroquímicos 0 0
Insumos orgánicos 0 0
Equipo y herramienta 0 0
Materiales y empaque 59,338 72,363
Mano de obra 300,823 4,282,849
Transporte 0 0
Otros 0 0
Jornales (número) 69 466
Jornales monetarios 44 104
Jornales domésticos 25 362
Ventas en kg de primera y en caja como chonto (V)
Tomate tipo larga vida 0 17,127
Tomate a precio de chonto 0 1,860
Excedentes ciclo completo (31 meses)
Familiar de producción: V + A - CM 0 9,676,417
De producción: V +A- CT 0 5,321,206
Excedentes promedio anual
Familiar de producción: V + A – CM 0 3,745,710
De producción: V +A- CT 0 1,449,953
Excedentes promedio mensual
Familiar de producción: V + A – CM 0 312,142
De producción: V +A- CT 0 120,829
Relación beneficio/costo
Considerando costos domésticos 0 58%
Sin considerar costos domésticos 0 199%

Fuente: Estudios de caso. Trabajo de campo, 2000


Nota: la instalación se refiere al costo de construir el invernadero.
CUADRO 3.6

134
Fómeque: costos, ingresos, y excedentes por hectárea de productos comerciales
Pesos de 2001
Producto

SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA


Descripción
Tomate de Habichuela Fríjol Pepino Arveja Tomate
árbol hueco tradicional
Duración del ciclo 18 meses 4 meses 5 meses 5 meses 5 meses 6 meses
Costos monetarios (CM) 2,004,831 4,108,018 2,134,935 2,214,701 3,589,632 5,129,135
Insumos 1,395,695 2,765,128 784,626 1,298,420 1,504,815 3,769,550
Transporte 327,787 237,417 74,193 356,125 44,516 417,335
Equipos y herramienta 109,262 92,741 185,482 92,741 92,741 46,371
Mano de obra 172,088 1,012,731 1,090,634 467,415 1,947,561 895,878
Costos domésticos (CD) 378,594 1,034,989 556,446 445,157 278,223 795,718
Insumos 0 0 0 0 0 0
Transporte 0 0 0 0 0 0
Equipos y herramienta 0 0 0 0 0 0
Mano de obra 378,594 1,034,989 556,446 445,157 278,223 795,718
Ingresos
Ventas (V) 3,563,040 5,490,266 2,480,821 2,940,732 4,214,150 6,886,017
Autoconsumo (A) 54,631 29,677 92,741 44,516 56,980 103,870
Excedentes
Familiar de producción: V + A - CM 1,612,840 1,411,925 438,628 770,547 681,498 1,860,753
De producción: V + A - CT 1,234,247 376,936 -117,818 325,391 403,275 1,065,034
Excedentes mensuales
Familiar de producción: V + A - CM 89,602 352,981 87,726 154,109 136,300 310,125
De producción: V + A - CT 68,569 94,234 -23,564 65,078 80,655 177,506
Relación beneficio/costo
Considerando costos domésticos 52% 7% -4% 12% 10% 18%
Sin considerar costos domésticos 80% 34% 21% 35% 19% 36%

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo, 2000.


CT: costos totales.
JAIME FORERO ÁLVAREZ 135

Por semana se cosechan entre cien y ciento cincuenta docenas promedio. El


precio por docena oscila de mil quinientos a dos mil pesos, permaneciendo
bastante estable, lo que hace que este cultivo se aprecie en gran medida.

Para el trabajo del gladiolo se recurre a la mano de obra familiar o bien al


trabajo al jornal. En algunas ocasiones se hacen asociaciones. El gladiolo exige
una buena disponibilidad de tierras ya que requiere un sistema de rotación
permanente porque no produce en buenas condiciones más de dos cosechas
seguidas en un mismo terreno. Luego este terreno no se puede usar para este
cultivo durante 6 ó 7 años. Hay que sembrarle habichuela, arveja, cebolla, que
abonan la tierra y la recuperan.

La producción agrícola para el consumo

El bajo excedente monetario del maíz $430.318 de excedente familiar de pro-


ducción (véase cuadro 3.7) puede explicarse por ser éste un producto que se
destina básicamente al autoconsumo humano y animal, y que como puede apre-
ciarse tiene una bajísima incorporación de insumos monetarios.

El maíz y el sagú son dos cultivos tradicionales fuertemente ligados a la


cultura local. Ambos, aunque particularmente el sagú, tienen un carácter de
elemento unificador y un gran valor simbólico en términos de identidad local y
como elementos de intercambio. Una vez por semana las mujeres “amasan”, es
decir, hacen el pan de maíz y de sagú para la alimentación de toda la familia y
para la atención de los visitantes ocasionales o habituales. Esto es tan impor-
tante que un elemento común característico de todas las casas es el horno de
leña. El sagú sirve para reforzar y mantener los vínculos familiares; madres e
hijas se ayudan en la colada intercambiando trabajo para esta pesada tarea; a
los hijos que están lejos se les envía la harina o tortas ya cocinadas, cuando
llegan de visita se les agasaja con pan de sagú o de maíz.

Producir la harina de sagú requiere mucho trabajo. El sagú se cosecha para


el verano, más o menos en febrero o marzo. Hay que rallar el tubérculo, lo que
antes se hacía manualmente y ahora se contrata al “rallador”, un personaje
que va pasando por todas las casas cuando es la época de la recolección. Hay
que colarlo; se “lava” la harina rallada, con grandes cantidades de agua, hasta
que queda blanca, se separa el sagú negro del blanco. Luego se deja secar
durante una o dos semanas al sol; el secado es importante para garantizar la
duración de la harina que puede guardarse durante un año o más “sin que le
entre nada”. Luego se guarda en unas lonas limpias o en canecas.
136 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

CUADRO 3.7
Fómeque: costos, ingresos y excedentes por hectárea
para papa y maíz. Pesos de 2001

Producto
Descripción
Papa Maíz

Duración del ciclo 5 meses 6 meses


Costos monetarios (CM) 2,937,479 671,742
Insumos 2,269,742 143,118
Transporte 178,063 7,419
Equipos y herramienta 139,112 92,740
Mano de obra 350,561 428,464
Costos domésticos (CD) 628,784 461,851
Insumos 0 0
Transporte 0 0
Equipos y herramienta 0 0
Mano de obra 628,784 461,851
Ingresos
Ventas (V) 3,116,097 280,745
Autoconsumo (A) 1,168,536 821,314
Excedentes
Familiar de producción: V + A - CM 1,347,155 430,318
De producción: V + A - CT 718,370 -31,533
Excedentes mensuales
Familiar de producción: V + A - CM 269,431 71,720
De producción: V + A - CT 143,674 -5,256
Relación beneficio/costo
Considerando costos domésticos 20% -3%
Sin considerar costos domésticos 46% 64%

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo, 2000.


CT: costos totales.

De sagú se siembran surcos suficientes como para sacar harina para todo el
año; en general se siembra sólo para la casa. Sin embargo, la cantidad de harina
depende de la calidad del sagú, algunas veces es más consistente y sale más
harina, entonces se puede vender o regalar. Muchos productores han dejado de
sembrarlo, consideran que no es rentable sobre todo por el trabajo que requie-
re y el tiempo que toma el cultivo. Lo mismo sucede con el maíz. Según ellos es
mejor negocio comprarlos y no dedicarles un pedazo de tierra durante un año.
En general se observa que los cultivos tradicionales tienden a desaparecer a
medida que los productores se orientan más decididamente hacia el mercado.
El tomate de invernadero ha desplazado en gran medida al maíz, básicamente
porque no deja tiempo para este cultivo.
JAIME FORERO ÁLVAREZ 137

Se acostumbra sembrar el maíz y el sagú intercalados; al lado puede ir una


parcelita de yuca o de arracacha. El maíz se siembra en vísperas de semana
santa, cuando se termina la cosecha de los cultivos comerciales: “se siembra
habichuela, por ejemplo y después se le mete el maíz”. Para sacar el maíz seco
hace falta un año y en mazorca se necesitan seis o siete meses.

Para la producción de harina de sagú se acostumbra hacer compañías, bá-


sicamente por la cantidad de trabajo que requiere el proceso. Estas asociacio-
nes se dan comúnmente entre padres e hijos o familiares muy cercanos. Los
padres, por ejemplo, ponen la tierra y pagan la rayada. Los hijos ponen el
trabajo. La colada, que a veces se hace pagando jornales se asume entre los dos
y la harina se divide a partes iguales.

Para el consumo de la casa se suelen tener además animales domésticos;


gallinas criollas para los huevos, al menos una vaca “para la cuajada” necesaria
para la “amasada”. También se tienen cerdos pero éstos funcionan más como
un ahorro, no necesariamente rentable. Es decir, dadas las condiciones de ali-
mentación que se maneja con muy poca o nula utilización de concentrados, a
veces sólo se les saca lo que se les ha invertido constituyéndose básicamente en
un mecanismo para “guardar” la plata.

Producción pecuaria

Los campesinos de Fómeque tienen una ganadería de muy pequeña escala, en-
tre una y cuatro cabezas regularmente. La ganadería bovina es semiintensiva,
basada en la combinación de pasto de corte con pastoreo, lo que les permite
alcanzar parámetros productivos superiores a los del promedio nacional. Se
trata de una ganadería doble propósito aunque en algunas de las veredas más
alejadas del pueblo se tiene especialmente para levante. Es muy común el ga-
nado criollo, en ocasiones mezclados con normando. La capacidad de carga por
hectárea es de aproximadamente 2.34 animales69, que se reduce a un animal si
sólo se cuenta con el potrero. Muy pocas fincas venden la leche, lo normal es
hacer cuajada, una parte de la cual se vende los sábados (día de mercado) en el
pueblo y el resto se utiliza para hacer pan, ya sea para el consumo de la familia
o de los trabajadores.

Considerando que en el país la ganadería, de las laderas andinas, es predo-


minantemente extensiva y que genera unos excedentes sumamente precarios
por hectárea, de alrededor $100.000,oo, (FORERO et al., 2000), el caso de Fómeque
es radicalmente diferente tal como puede observarse en el cuadro 3.8. En efec-

69. Datos trabajo de campo, 2000.


138 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

to allí se muestra que en 1.28 ha de potrero y 0.32 ha de pasto de corte, los


campesinos generan unos excedentes para la familia de $1.477.855 que equiva-
len a $923.659 por hectárea, cifra que resulta marcadamente superior a la
mencionada anteriormente. Hasta donde hemos analizado, el impacto ambien-
tal del modelo ganadero de los campesinos de Fómeque es sensiblemente me-
nor que el de la ganadería extensiva de ladera.

Además del ganado, es muy frecuente encontrar en las fincas algunas aves —pollos
y gallinas— destinadas casi de forma exclusiva a la venta, aunque los huevos, se
utilizan en buena parte para el consumo doméstico, especialmente para la ali-
mentación de los trabajadores por días (jornaleros). Su cuidado está a cargo de
las mujeres de la familia. Se alimentan principalmente del maíz que se produce
en la misma finca. Los costos e ingresos de esta actividad aparecen registrados
en el cuadro 3.9.

Al contrario de lo que podría pensarse mantener permanentemente una pe-


queña cantidad de aves —10 en este caso— en pastoreo, genera excedentes no
despreciables: de más de medio millón de pesos anuales de excedente familiar
y un “rendimiento técnico” (excedente de producción) de $446.801.

Los terrenos en que se sostienen estos animales no son necesariamente ale-


daños a la casa de habitación lo cual implica que las mujeres, quienes normal-
mente los atienden, deben desplazarse un buen trecho todos los días. Si el
terreno donde están los animales está ya muy lejos generalmente se hace una
asociación con alguien para que ordeñe las vacas, haga cuajadas y se le recono-
ce como pago lo de dos días de ordeño.

En general la producción de cerdos no está tecnificada, no se les alimenta


con concentrados sino con los desperdicios, las sobras del hogar, los sueros de la
cuajada, el pellejo de la papa, los restos del cultivo y en algunos casos caña. La
utilización de concentrados aumentaría mucho los costos, no sería rentable.
Además obedece a una lógica productiva diferente, más de negocio, no tanto
de ahorro como es el caso aquí.

Los cerdos se mantienen en cocheras y muy rara vez amarrados a una esta-
ca. De igual manera sucede con las vacas cuando se mantienen en las semente-
ras. Se suele tener un pedazo de pasto de corte y con eso se la mantiene “ama-
rrada”, requiriendo por tanto mucho trabajo y cuidado. El ganado se puede
levantar bajo formas de asociación. Hay dos modalidades: en una, los dueños
de tierra en general pagan “la vigilada” de sus animales “dando el puesto”, es
decir, le permiten al encargado mantener un número de animales proporcional
a los que tiene a cargo. La proporción es de más o menos uno por cada diez. Si
la persona no tiene para comprar ganado entonces se le paga. La otra modali-
JAIME FORERO ÁLVAREZ 139

dad es “a precio”, uno de los socios compra el animal, el otro pone la tierra y el
trabajo. El dueño de los animales es en ambos casos responsable de las vacunas,
las purgas, la droga y paga el veterinario si hace falta. Normalmente ambos
colaboran en la arriada tanto para traerlo a la finca como para llevarlo a ven-
der. La ganancia sobre el precio de compra se divide por mitades. El que entre-
ga ganado a precio al buscar socios se fija tanto en la calidad del potrero como
en la responsabilidad para el trabajo del que recibe.

CUADRO 3.8
Fómeque: costos, ingresos y excedentes anuales para la producción pecuaria
Pesos de 2001

Tamaño actividad: 3.75* cabezas. 1.28 ha de potrero y 0.32 de pasto de corte

Costos monetarios (CM) 279,653


Insumos 279,653
Transporte 0
Equipos y herramienta 0
Mano de obra 0
Costos domésticos (CD) 287,673
Insumos 0
Transporte 0
Equipos y herramienta 0
Mano de obra 287,673
Ingresos
Ventas (V) 1,081,582
Autoconsumo (A) 675,926
Excedentes
Familiar de producción: V + A - CM 1,477,855
De producción: V + A - CT 1,190,182
Excedentes mensuales
Familiar de producción: V + A - CM 123,155
De producción: V + A - CT 99,182
Relación beneficio/costo
Considerando costos domésticos 210%
Sin considerar costos domésticos 528%

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo, 2000.


* Indica 3 vacas y tres terneros. Un ternero equivale a 0.25.
140 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

CUADRO 3.9
Fómeque: costos, ingresos y excedentes para diez aves de corral permanentes
durante un año. Pesos de 2001

Número de animales: 10 gallinas

Duración del ciclo: 12 meses


Costos monetarios (CM) 39,506
Insumos 39,506
Transporte 0
Equipos y herramienta 0
Mano de obra 0
Costos domésticos (CD) 212,185
Insumos 158,025
Transporte 0
Equipos y herramienta 0
Mano de obra 54,161
Ingresos
Ventas (V) 621,089
Huevos 58,410
Pollos 534,188
Gallinas 28,490
Autoconsumo (A) 77,404
Huevos 58,410
Pollos 9,497
Gallinas 9,497
Excedentes
Familiar de producción: V + A -CM 658,986
De producción: V + A - CT 446,801
Excedentes mensuales
Familiar de producción: V + A - CM 54,916
De producción: V + A - CT 37,233
Relación beneficio/costo
Considerando costos domésticos 178%
Sin considerar costos domésticos 1668%

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo, 2000.


CT: costos totales.
JAIME FORERO ÁLVAREZ 141

En general, para fincas de pequeños productores de más o menos 2 a 3 hec-


táreas el sistema de producción típico es el siguiente: alrededor de la casa se
hacen los corrales, se tienen unas diez gallinas y una o dos cerdas aunque esto
no sea lo más adecuado dada la proximidad a la vivienda. A veces se tiene una
buena porqueriza que reúna las condiciones para mantener una cerda en gesta-
ción, otras veces se tiene simplemente un barrial. También se encuentra una
especie de corral para una vaca o dos, con su ternero. Mientras una está alimen-
tando la otra está cargada. Se dedica un área al pasto de corte para alimentar-
las el cual debe cortarse todos los días. Las vacas también se mantienen ama-
rradas, se las ordeña y se cuida de que no les falte el agua. La leche se utiliza
para hacer cuajadas para la “amasada” del pan de sagú y de maíz. Es también
muy típico de esta zona el que la vaca no se encuentre en el mismo predio de la
casa; los productores tienen control, por propiedad, arriendo o asociación, so-
bre varios lotes de terreno no necesariamente vecinos.

Los animales y sus productos (leche, huevos, etc.) pertenecen por lo general
al ama de casa, se utilizan para ahorrar o como recurso ante un gasto imprevisto.
Los animales se ven como un ahorro y como una especie de seguro para cuando
les va mal y con las sementeras poder responder por los gastos de la casa.

Huerta

La huerta es muy común en las fincas de pequeños y medianos productores,


allí se cultiva arracacha, yuca, papa, sagú, cilantro o maíz, productos desti-
nados casi en forma exclusiva al consumo del hogar; tanto humano como
animal. Sin embargo, algunos productores acostumbran vender parte de la
producción de la huerta, abasteciendo básicamente el mercado local. Los
productos más comúnmente vendidos son el maíz y el sagú, los cuales se
utilizan en un alto porcentaje para elaborar el “pan de maíz y el de sagú”,
muy tradicionales en el municipio.

A continuación se presenta el caso de una huerta de 0.03 ha, donde se


especifican tanto sus costos como ingresos. Cabe anotar que dado lo pequeño
de los lotes destinados a esta actividad, resulta imposible separar los costos
en que incurre el productor para cada uno de los productos. Se trabaja enton-
ces, como un subsistema integrado en el cual los costos se unifican para el
conjunto de productos y se discriminan los ingresos para cada uno (véase cua-
dro 3.10).

Al contrario de lo que esperábamos, la huerta genera ingresos poco signifi-


cativos (véase cuadro 3.10). Pero hay que tener en cuenta que los aportes al
142 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

autoconsumo de las familias —que se contabilizarán en su totalidad en el pun-


to siguiente— provienen de varias fuentes: maíz, producción y transformación
de leche, aves y la huerta.

CUADRO 3.10
Fómeque: costos, ingresos y excedentes de la huerta
Pesos de 2001

Tamaño actividad: 0.03 hectáreas

Costos monetarios (CM) 0


Insumos 0
Transporte 0
Equipos y herramienta 0
Mano de obra 0
Costos domésticos (CD) 104,137
Insumos 25,789
Transporte 0
Equipos y herramienta 0
Mano de obra 78,348
Ingresos
Ventas (V) 0
Autoconsumo (A) 281,487
Excedentes
Familiar de producción: V + A - CM 281,487
De producción: V +A- CT 177,350
Excedentes mensuales
Familiar de producción: V + A - CM 23,457
De producción: V +A- CT 14,779
Relación beneficio/costo
Considerando costos domésticos 170%
Sin considerar costos domésticos No aplica

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo.


CT: costos totales.

TIPIFICACIÓN DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN

Para Fómeque se definieron cuatro sistemas de producción típicos, el productor


de tomate bajo invernadero, el hortícola diversificado, el partijero y el
minifundista asalariado. Estos casos se establecieron de manera que resultaran
representativos del conjunto de productores hortícolas campesinos de Fómeque.
JAIME FORERO ÁLVAREZ 143

(En el capítulo I se discutió sobre la representatividad de los casos típicos).


Partiendo de un reconocimiento de la totalidad del municipio, se visitaron alre-
dedor de 25 fincas, principalmente en la vereda de Susa, la cual pertenece a la
cuenca de la Quebrada Negra.

Los casos típicos que más reflejan las condiciones de la mayor parte de los
productores tanto de Fómeque como de la Quebrada Negra son el hortícola
diversificado y el partijero. El primero, es un productor en situación de equili-
brio en cuanto que no cede ni toma tierras y logra un nivel de subsistencia
relativamente adecuado a partir del trabajo en su propia finca. El segundo,
logra constituir un sistema de producción más o menos equivalente al del pri-
mero pero accediendo a más de la mitad de su área cultivada por medio de
asociaciones con otros campesinos propietarios de tierra, a quienes les trans-
fieren rentas.

En los extremos se ubican de un lado, el productor de tomate bajo inverna-


dero, que representa los mayores grados de innovación tecnológica y que tien-
de a tener una racionalidad económica cercana a la de un pequeño empresario
capitalista. En el otro lado, está el minifundista asalariado. Utilizamos precisa-
mente el término minifundista según la conceptualización sociológica que im-
plica un nivel de acceso a la tierra insuficiente para atender las necesidades de
su familia y que por lo tanto se ve obligado a jornalear. Más adelante veremos
que los otros dos tipos de productores emplean niveles altamente significativos
de mano de obra asalariada y que no trabajan por fuera de sus propias parcelas.
Son precisamente los minifundistas, quienes proveen esa mano de obra en un
mercado de trabajo que tiende a ser cerrado local y regionalmente.

En todos los casos —incluyendo el minifundista— se trata de productores


altamente integrados al mercado que no obstante tienen niveles de autoconsumo
muy significativos: entre $1.445.514 anual, para el minifundista asalariado y
$2.325.414 para el productor de tomate bajo invernadero. Como dijimos, los
tres principales ingresos por autoconsumo están representados en primer lugar
por los productos de la huerta, en segundo lugar por los pecuarios y finalmente
por el maíz70.

70. El tema del autoconsumo lo estamos ahondando por medio de una tesis de maestría en Desa-
rrollo Rural de una de nuestras investigadoras. Se espera no solamente profundizar en el
autoconsumo, sino realizar al mismo tiempo una indagación sobre el gasto de los hogares en
alimentos, que permita comparar el autoconsumo global de alimentos en términos de valor
económico y valor nutricional.
144 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

Productor de tomate bajo invernadero

Son propietarios de extensiones de tierra que no superan las 2 ha. A la par con el
cultivo de tomate bajo invernadero, producen en pequeños lotes pepino hueco,
arveja, habichuela, fríjol y maíz, los cuales van rotando según la época del año
(véase cuadro 3.11). Acostumbran tener de 2 a 3 reses, cuya leche es destinada
básicamente al consumo doméstico. Igualmente, mantienen una pequeña huer-
ta casera que les provee de algunos productos básicos para el consumo de la
familia como son el cilantro, la arracacha o la yuca.

El productor de tomate en invernadero no se especializa en esta actividad,


se trata de un agricultor que ha venido experimentando esta alternativa pro-
ductiva, sin dejar de cultivar el resto de su finca en todos los demás productos
que constituyen el “paquete hortícola” de la región. Esta actitud parece obede-
cer a una estrategia de manejo del riesgo, “no aventurar todo en un solo pro-
ducto” y a los costos iniciales de inversión. Sin embargo a medida que el tomate
se ha mostrado como un buen negocio y ha dado muestras de una relativa esta-
bilidad en los precios y presenta además buenas garantías de compra, los pro-
ductores han ido dejando de lado tanto sus prevenciones como otros productos.
Así es que en el último año se ha visto un aumento significativo en el número de
invernaderos no sólo en la cuenca en estudio sino en toda la región71.

Como puede observarse en el cuadro 3.12 el tomate representa el 89% de sus


ventas y el 84 % de sus ingresos netos (Este último dato corresponde a la rela-
ción entre el excedente familiar de producción derivado del tomate y el exce-
dente familiar de producción del sistema en su conjunto).

Los ingresos de este productor, cerca de $22 millones año (véase excedente
familiar) y $1.831.762 mes, son excepcionalmente altos dentro de los agriculto-
res familiares colombianos72. La importancia de la participación de la familia en
el proceso productivo señalada atrás, se refleja en la alta participación de los
costos domésticos en el total de costos (49%) y en la aún más alta participación
de la mano de obra familiar en el total de los costos del trabajo (78%). Emplean-
do 448 jornales familiares año —que equivalen a cerca de dos empleos perma-
nentes— este sistema de producción logra una remuneración neta por jornada
doméstica invertida ($49.065) de 5.1 veces el salario mínimo.

71. Los comerciantes locales calculan que para el 2003 se empezarán a presentar síntomas de
saturación del mercado.

72. Nuestro caso típico hecho para un productor que cultiva 2.000 plantas corresponde al produc-
tor familiar del municipio y de la región, pero de acuerdo con los datos presentados atrás, hay
productores que tienen invernaderos mucho más grandes y que podrían tener, por lo tanto,
ingresos hasta cinco veces mayores.
JAIME FORERO ÀLVAREZ 145
CUADRO 3.12
Fómeque: caso típico del productor de tomate bajo invernadero

146
Pesos de 2001
Identificación tipo de productor
Productor: caso típico del productor de tomate bajo invernadero Municipio: Fómeque Nº personas hogar: 6

SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA


Áreas sistema de producción Actividades agropecuarias
Uso Actividad Tamaño Productividad
Cultivo 0,42 1 Tomate en invernadero 2.000 matas 151.667 kg/ha
Pastos 0,50 2 Habichuela 0,11 ha 12.538 kg/ha
Potreros 0,90 3 Fríjol 0,11 ha 3.945 kg/ha
Bosques 0,02 4 Pepino hueco 0,22 ha 6.075 kg/ha
Rastrojo 0,00 5 Maíz 0,11 ha 1.375 kg/ha
Estanque 0,00 6 Arveja 0,01 ha 3.163 kg/ha
Huerta 0,16 7 Huerta 0,16 ha 4.792 kg/ha
8 Ganado bobino 4,75 cabezas 3,39 cab./ha
Subtotal área propia: 2,00

Áreas en aparcería (tomate): 0,00


Áreas en asociación: 0,00

Área Total: 2,00

Costos de producción e ingresos agropecuarios


Actividad Costos Ingresos
Monetario Doméstico Ventas Autoconsumo
Valor Valor Cantidad Precio Valor Cantidad Precio Valor
(kg) o (Un.) ($) (kg) o (Un.) ($)
1 Tomate inv. -instalación 1.198.837 285.692
2 Tomate inv. -cultivo 4.347.082 5.267.692 20.778 1.203 24.980.656 41 831 34.069
3 Habichuela 450.709 113.553 1.370 439 601.533 6 792 4.748
4 Fríjol 234.233 61.051 420 635 266.965 13 2.374 29.677
5 Pepino hueco 485.969 97.680 1.309 490 641.584 24 594 14.245
6 Maíz 73.700 50.672 91 1.021 92.405 60 1.068 64.469
7 Arveja 39.885 3.091 34 1.349 46.486 0,67 1.519 1.013
8 Huerta 0 555.398 0 1.959 0 767 1.959 1.501.267
9 Ganado bobino 354.227 364.386
Leche 0 950 0 468 950 444.444
Cuajada 1.202 890 1.070.305 260 890 231.481
Terneros 0,84 296.771 248.101 0 296.771 0
Vacas 0,21 712.251 150.364 0 712.251 0

Total: 7.184.642 6.799.215 28.098.399 2.325.414


Continúa
Continuación

Excedente familiar de producción (EFP=IAB-CM) 23.239.171 Remuneración técnica día trabajo doméstico (EFP/JD) 51.826
Excedente de producción (EPP=EFP-CD) 16.439.957 Remuneración técnica día trabajo doméstico en SMLVD 5,4
Remuneración neta día trabajo doméstico en SMLVD 5,1
Total rentas pagadas (RP= RPA + I) 1.258.031 Ingreso agropecuario familia mes (IAM=EF/12) 1.831.762
Rentas pagadas por asociación (RPA) 0 Ingreso agropecuario por persona mes ( IAM/NPH) 305.294
Intereses (I) 1.258.031 Ingreso del hogar mes (IHM= IHS/12) 1.831.762
Ingreso del hogar por persona mes ( IHM/NPH) 305.294
Excedente del productor (EP=EPP-RP) 15.181.927
Excedente familiar (EF= EFP-RP) 21.981.141 Nº de jornales domesticos (JD) 448
Excedente familiar en SMLVA 6,4 Nº de jornales pagados(JP) 137

Rentas recibidas por Ap. Asoc. Adto. (RR) 0 Costo monetario de los jornales pagados 1.777.708
Jornales extraprediales (JE) 0 Costo doméstico de los jornales familiares 6.430.342
Ingresos no agropecuarios en el hogar (INAH) 0 Jornales domésticos disponibles 600
Ingreso del hogar (IH=EF+RR+JE+INAH) 21.981.141 Porcentaje de empleo de la mano de obra disponible 1%
JAIME FORERO ÁLVAREZ

Valor del jornal monetario (con alimentación) 12.464


Subsidios recibidos (SR) 0 Valor del jornal doméstico imputado 14.245
Ingreso del hogar con subsidios (IHS=IF+SR) 21.981.141 Costo monetario adicional al jornal por alimentación 1.781
Número de personas del hogar NPH 6

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo. 1998-1999.


Salario mínimo legal mensual al 2001: $286.000.
SMLVA: salarios mínimos legal vigentes.
SMLVD: salarios mínimos legal vigentes diarios.
147
148 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

Los indicadores económicos dan cuenta en principio de la alta capacidad de


remuneración de este sistema de producción.

El éxito de este productor depende del altísimo grado de participación, tan-


to suyo como de los miembros de su familia (de mucha confianza) en la recolec-
ción del tomate, ya que ésta es una tecnología muy sensible a la habilidad. Es
un trabajo que requiere mucho virtuosismo, en la medida que la calidad del
tomate y la vida útil de la planta dependen en alto grado del tipo de manipula-
ción a que ésta se someta.

Este productor contrata jornaleros, pero la recolección del tomate se le


confía únicamente a la familia en la medida de lo posible. En estas fincas los
obreros trabajan en la selección, limpieza y empaque. Para los demás cultivos
se pagan trabajadores básicamente para realizar las faenas más duras como
son: desyerbes, abonadas y fumigadas; sin embargo, dependiendo de la disponi-
bilidad de mano de obra del productor y su familia, a veces se contrata también
para la cosecha.

Hortícola diversificado

Es el productor que mejor tipifica el campesino de la zona. Sus fincas tienen en


promedio 3 ha. Casi el 60% de las tierras son destinadas a los cultivos, dejando
tan sólo un 30% de ellas para potreros y el resto se divide entre un pequeño
bosque y la huerta. Es tradicional entre ellos mantener unas cinco cabezas de
ganado y unas pocas aves. La distribución de su finca se puede ver en el cuadro
3.13.

El productor hortícola diversificado corresponde a lo que típicamente podría


llamarse un productor medio familiar. Esto quiere decir que, con la tierra que
posee ocupa la mayor parte de su mano de obra disponible, (81% - véase cuadro
3.14). Además, su actividad agropecuaria le genera unos ingresos de un poco
más de quinientos mil pesos al mes, que le permiten satisfacer sus necesidades
básicas de subsistencia pero no le da posibilidades de acumulación. La unidad
de producción está normalmente fragmentada, es decir, posee varios lotes en
distintos lugares (en la misma vereda o fuera de ella). En relación al modelo de
producción media familiar que se suele encontrar en la literatura, este produc-
tor se diferencia de aquél, por estar altamente integrado al mercado agropecuario
y de insumos agrícolas.
JAIME FORERO ÀLVAREZ 149
150 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

En efecto, según nuestros datos, sus ventas de más de 17 millones al año son
el 90% de su ingreso mientras que el autoconsumo representa apenas el 10%,
aunque es por supuesto significativo toda vez que equivale a $166.511.oo/mes.
Su grado de monetización se evidencia igualmente en la proporción entre los
costos monetarios y los costos totales, que de acuerdo al cuadro 3.14 es del
75%. Adicionalmente paga un monto no despreciable ($3.382.929) en trabajo
asalariado, que representa un 37% del total de los costos en que incurre, sin que
por ello su empresa deje de ser fundamentalmente familiar.

El autoconsumo, de alrededor de medio salario mínimo/mes, está represen-


tado en maíz, lácteos, productos de la huerta y algunos pocos excedentes de
sus cosechas comerciales que deja para la casa.

La unidad de producción de este horticultor diversificado remunera la


mano de obra doméstica en 22% por encima del jornal vigente en la zona, el
cual es a su vez superior en más de un 50% al salario mínimo legal vigente en
el país —SMLVD—. El balance económico de este sistema de producción nos indi-
ca que éste tiene una mayor capacidad de remunerar la mano de obra familiar
frente a otras actividades alternativas, lo cual puede querer decir, que tiene
una mayor “viabilidad relativa” que las actividades no agropecuarias.

Partijero

Es un productor que no posee más de 1 ha de tierra, de la cual dedica la mitad


para la agricultura, 0.25 ha para potrero y el resto está conformado por algo de
bosque y la huerta. Mantiene máximo 2 cabezas de ganado y al igual que el
hortícola diversificado cría 10 gallinas en promedio. Generalmente su pequeña
parcela está ubicada en tierras de no muy buena calidad, en las cuales prefiere
sembrar maíz o mantener un par de cabezas de ganado. Los cultivos comercia-
les llevados a cabo dentro del modelo tecnológico de una agricultura intensiva
predominante en la zona, los adelanta con propietarios que además de colocar
la tierra, financien parte de los insumos (véase cuadro 3.15). Sin embargo re-
quiere disponer de una considerable cantidad de efectivo para financiar parte
de los costos monetarios73.

73. Otra modalidad sobre la cual tenemos conocimiento es la de productores que reciben finan-
ciación de insumos por parte de algunas personas que se han venido especializando en esta
función y constituyen posiblemente un nuevo tipo de empresariado. Establecer hasta qué
punto su existencia depende de las dificultades coyunturales del campesino para acceder al
crédito institucional o si como en el caso de la papa en el altiplano cundiboyacense, estos
empresarios financistas son agentes económicos consolidados. (Véase FORERO, et al 2000).
CUADRO 3.14
Fómeque: caso típico del productor hortícola diversificado
Pesos de 2001
Identificación tipo de productor
Productor: productor hortícola diversificado Municipio: Fómeque Nº personas hogar: 6

Áreas sistema de producción Actividades agropecuarias


Uso Actividad Tamaño Productividad
Cultivo 1,25 1 Tomate chonto 0,34 ha 11.781 kg/ha
Pastos 0,50 2 Habichuela 1,04 ha 12.538 kg/ha
Potreros 1,00 3 Fríjol 0,83 ha 3.945 kg/ha
Bosques 0,15 4 Pepino hueco 1,04 ha 6.075 kg/ha
Rastrojo 0,00 5 Maíz 0,52 ha 1.375 kg/ha
Estanque 0,00 6 Arveja 0,18 ha 3.163 kg/ha
Huerta 0,10 7 tomate de árbol 0,17 ha 10.050 kg/ha
8 Huerta 0,10 ha 4.792 kg/ha

JAIME FORERO ÁLVAREZ


Subtotal área propia: 3,00 9 Ganado bobino 4,75 Cabezas 3,17 cab./ha
10 Gallinas 10,00 animales 10,00 Un
Áreas en aparcería (tomate): 0,00
Áreas en asociación: 0,00

Área Total: 3,00

Costos de producción e ingresos agropecuarios


Actividad Costos Ingresos
Monetario Doméstico Ventas Autoconsumo
Valor Valor Cantidad Precio Valor Cantidad Precio Valor
(kg) o (Un.) ($) (kg) o (Un.) ($)
1 Tomate chonto 1.758.560 272.817 4.019 588 2.361.759 20 1.662 33.238
2 Habichuela 4.267.965 1.075.287 13.15 439 5.716.573 10 792 8.238
3 Fríjol 1.841.305 479.915 3.385 635 2.150.046 17 2.374 41.016
4 Pepino hueco 2.300.932 462.489 6.270 490 3.073.013 42 594 24.715
5 Maíz 348.854 239.852 592 1.021 603.976 122 1.068 130.833
6 Arveja 633.465 49.098 552 1.349 744.506 6 1.519 9.117
7 Tomate de árbol 363.026 363.027 1.625 387 629.052 50 1.187 59.354
8 Huerta 0 347.124 0 1.959 0 479 1.959 938.292
9 Ganado bobino 354.228 364.386
Leche 0 950 0 468 950 444.444
Cuajada 1.202 890 1.070.305 260 890 231.481
Terneros 0,84 296.771 248.101 0 296.771 0
Vacas 0,21 712.251 150.364 0 712.251 0

151
Total:
Continúa
Continuación

Actividad Costos Ingresos 152


Monetario Doméstico Ventas Autoconsumo
Valor Valor Cantidad Precio Valor Cantidad Precio Valor
(kg) o (Un.) ($) (kg) o (Un.) ($)

10 Gallinas 39.506 212.185


Huevos 378,5 154 58.410 379 154 58.410
Pollos 45 11.871 534.188 2 4.748 9.497
Gallinas 6 4.748 28.490 2 4.748 9.497

Total: 11.907.842 3.866.180 17.368.783 1.998.134

Excedente familiar de producción (EFP=IAB-CM) 7.459.074 Remuneración técnica día trabajo doméstico (EFP/JD) 18.514
Excedente de producción (EPP=EFP-CD) 3.592.894 Remuneración técnica día trabajo doméstico en SMLVD 1,9
Remuneración neta día trabajo doméstico en SMLVD 1,6
Total rentas pagadas (RP= RPA + I) 1.321.770 Ingreso agropecuario familia mes (IAM=EF/12) 511.442
Rentas pagadas por asociación (RPA) 0 Ingreso agropecuario por persona mes (IAM/NPH) 85.240
Intereses (I) 1.321.770 Ingreso del hogar mes (IHM= IHS/12) 511.442
Ingreso del hogar por persona mes (IHM/NPH) 85.240
Excedente del productor (EP=EPP-RP) 2.271.124
Excedente familiar (EF= EFP-RP) 6.137.304 Nº de jornales domesticos (JD) 403
Excedente familiar en SMLVA 1,8 Nº de jornales pagados(JP) 271

Rentas recibidas por Ap. Asoc. Adto. (RR) 0 Costo monetario de los jornales pagados 3.382.929
Jornales extraprediales (JE) 0 Costo doméstico de los jornales familiares 5.739.252
Ingresos no agropecuarios en el hogar (INAH) 0 Jornales domésticos disponibles 500
Ingreso del hogar (IH=EF+RR+JE+INAH) 6.137.304 Porcentaje de empleo de la mano de obra disponible 81%
Valor del jornal monetario (con alimentación) 12.464
Subsidios recibidos (SR) 0 Valor del jornal doméstico imputado 14.245
SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

Ingreso del hogar con subsidios (IHS=IF+SR) 6.137.304 Costo monetario adicional al jornal por alimentación 1.781
Número de personas del hogar NPH 6

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo. 1998-1999.


SMLVA: salarios mínimos legal vigentes anuales ($3.432.000 equivalentes a 1472 dólares americanos).
SMLVD: salarios mínimos legal vigentes diarios ($9.533 equivalentes a 4,09 dólares americanos).
JAIME FORERO ÀLVAREZ 153
154 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

El sistema de producción manejado por el partijero corresponde al modelo


productivo del hortícola diversificado. La diferencia radica en que parte de su
sistema de producción está representado en tierras que no son propias sino de
sus vecinos, a las cuales accede por medio de la asociación. Esto significa que
debe transferir el 28% (RPA/EFP) de los ingresos que le genera el sistema de pro-
ducción por concepto de rentas de asociación. Además, paga por intereses un
21% adicional. Por esta circunstancia sus ingresos netos se ven reducidos y con
ello la remuneración neta de su propia mano de obra, la cual le queda en $9.364
diarios suma que está por debajo del jornal vigente en la zona ($14.245). Es
decir, su autoremuneración está por debajo de su costo de oportunidad (véanse
datos en el cuadro 3.16).

Teniendo en cuenta que en nuestro análisis de 1983 (FORERO y RUDAS) encon-


trábamos que el partijero remuneraba su mano de obra por debajo del salario
vigente se puede aventurar la hipótesis de que esta remuneración no supera
este nivel y que por tanto las modalidades de asociación claramente asimétricas
en favor del propietario y en contra del partijero encarnan una situación social
aparentemente insostenible74. Sin embargo, este sistema lleva por lo menos 30
años de plena vigencia.

Resulta interesante observar que el autoconsumo equivale al 70% de su in-


greso neto (excedente familiar), a pesar de tener un elevado nivel de ventas
($13.481.466). Es resaltable entonces que para los partijeros que tienen que
enfrentar unas trasferencias muy altas por concepto de rentas e intereses, el
autoconsumo tiende a compensar el déficit monetario de sus sistemas de pro-
ducción.

En el cuadro 3.16 puede observarse que no le contabilizamos al partijero


jornales extraprediales porque, hasta donde pudimos observar, el jornaleo no
es una opción para quienes se dedican a sacar sociedades con sus vecinos a
pesar de que la remuneración representada por el jornal puede ser igual y —al
parecer— superior. Los minifundistas que jornalean son otro grupo distinto, lo
cual quiere decir que en Fómeque los agricultores con tierra insuficiente toman
la opción de arriesgarse por medio de la asociación o de jornalear por fuera de
sus parcelas, pero no hacen las dos cosas al mismo tiempo.

74. En esa ocasión demostramos que el “aparcero” subremunera sistemáticamente su propia mano
de obra, al trasladar una parte del excedente al propietario (quien coloca la tierra y parte de
los insumos). Recalcamos que hoy preferimos hablar de relaciones de asociación y no de
aparcería. Se trata de dos situaciones marcadamente diferentes: en la asociación el propieta-
rio de la tierra se comporta como financista al aportar parte de los costos monetarios. En la
aparcería aporta únicamente la tierra, constituyéndose en un típico rentista.
CUADRO 3.16
Fómeque: caso típico del partijero
Pesos de 2001
Identificación tipo de productor
Productor: partijero Municipio: Fómeque Nº personas hogar: 4

Áreas sistema de producción Actividades agropecuarias


Uso Actividad Tamaño Productividad
Cultivo 0,25 1 Tomate chonto 0,34 ha 11.781 kg/ha
Pastos 0,25 2 Habichuela 0,68 ha 12.538 kg/ha
Potreros 0,25 3 Fríjol 0,87 ha 3.945 kg/ha
Bosques 0,15 4 Pepino hueco 0,88 ha 6.075 kg/ha
Rastrojo 0,00 5 Maíz 0,26 ha 1.375 kg/ha
Estanque 0,00 6 Arveja 0,19 ha 3.163 kg/ha

JAIME FORERO ÁLVAREZ


Huerta 0,10 7 Papa 0,17 ha 11.719 kg/ha
8 Huerta 0,10 ha 4.792 kg/ha
Subtotal área propia: 1,00 9 Ganado bobino 2,00 Cabezas 4,00 cab./ha
10 Gallinas 10,00 animales 10,00 Un
Áreas en aparcería: 0,00
Áreas en asociación: 1,00

Área Total: 2,00

Costos de producción e ingresos agropecuarios


Actividad Costos Ingresos
Monetario Doméstico Ventas Autoconsumo
Valor Valor Cantidad Precio Valor Cantidad Precio Valor
($ de 2001) ($ de 2001) (kg) o (Un.) ($) (kg) o (Un.) ($)
1 Tomate chonto 1.734.136 269.028 3.963 588 2.328.794 20 1.662 33.238
2 Habichuela 2.777.803 699.850 8.472 439 3.720.967 6 792 4.748
3 Fríjol 1.856.835 483.962 3.418 635 2.170.802 13 2.374 31.555
4 Pepino hueco 1.947.304 391.410 5.316 490 2.605.377 26 594 15.283
5 Maíz 176.965 121.670 235 1.021 240.355 127 1.068 135.465
6 Arveja 694.767 53.850 606 1.349 817.339 6 1.519 9.117
7 Papa 489.580 104.797 1.203 332 399.899 750 499 373.932
8 Huerta 0 347.124 0 1.959 0 479 1.959 938.292
9 Ganado bobino 149.149 153.426
Leche 0 950 0 250 950 237.037
Cuajada 459 890 409.069 139 890 123.457
Terneros 0.35 296.771 104.463 0 296.771 0

155
Vacas 0,09 712.251 63.311 0 712.251 0

Continúa
Continuación
156
Actividad Costos Ingresos
Monetario Doméstico Ventas Autoconsumo
Valor Valor Cantidad Precio Valor Cantidad Precio Valor
(kg) o (Un.) ($) (kg) o (Un.) ($)

10 Gallinas 39.506 212.185


Huevos 378,5 154 58.410 379 154 58.410
Pollos 45 11.871 534.188 2 4.748 9.497
Gallinas 6 4.748 28.490 2 4.748 9.497

Total: 9.866.045 2.837.303 13.481.466 1.979.528

Excedente familiar de producción (EFP=IAB-CM) 5.594.950 Remuneración técnica día trabajo doméstico (EFP/JD) 18.382
Excedente de producción (EPP=EFP-CD) 2.757.648 Remuneración técnica día trabajo doméstico en SMLVD 1,9
Remuneración neta día trabajo doméstico en SMLVD 0,98
Total rentas pagadas (RP= RPA + I) 2.748.105 Ingreso agropecuario familia mes (IAM=EF/12) 237.237
Rentas pagadas por asociación (RPA) 1.554.314 Ingreso agropecuario por persona mes (IAM/NPH) 59.309
Intereses (I) 1.193.791 Ingreso del hogar mes (IHM= IHS/12) 237.237
Excedente del productor (EP=EPP-RP) 9.543 Ingreso del hogar por persona mes (IHM/NPH) 59.309
Excedente familiar (EF= EFP-RP) 2.846.845
Excedente familiar en SMLVA 0,8 Nº de jornales domesticos (JD) 304
Nº de jornales pagados(JP) 232
Rentas recibidas por Ap. Asoc. Adto. (RR) 0
Jornales extraprediales (JE) 0 Costo monetario de los jornales pagados 2.895.487
Ingresos no agropecuarios en el hogar (INAH) 0 Costo doméstico de los jornales familiares 4.335.711
Ingreso del hogar (IH=EF+RR+JE+INAH) 2.846.845 Jornales domésticos disponibles 450
Porcentaje de empleo de la mano de obra disponible 68%
Subsidios recibidos (SR) 0 Valor del jornal monetario (con alimentación) 12.464
SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

Ingreso del hogar con subsidios (IHS=IF+SR) 2.846.845 Valor del jornal doméstico imputado 14.245
Costo monetario adicional al jornal por alimentación 1.781
Número de personas del hogar NPH 4

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo. 1998-1999.


SMLVA: salarios mínimos legal vigentes anuales ($3.432.000 equivalentes a 1472 dólares americanos).
SMLVD: salarios mínimos legal vigentes diarios ($9.533 equivalentes a 4,09 dólares americanos).
JAIME FORERO ÁLVAREZ 157

Por medio de la asociación parece reproducirse el paisaje que describimos


cuando nos referimos, en el punto anterior, al pequeño productor hortícola
diversificado, con los mismos problemas ambientales (derivados principalmen-
te de la posible contaminación por agroquímicos) y con las mismas ventajas
relativas sobre el suelo y el sistema de escorrentía. No hemos visto en el caso
de Fómeque, como en otras regiones del país (Hoya del Río Suárez, por ejem-
plo) que la asociación, o la aparcería, sea una forma de producción en la que los
asociados coinciden en generar un impacto ambiental más drástico que cuando
trabajan directamente sus propias tierras. En consecuencia desde el punto de
vista de la sostenibilidad parece añadirse en este sistema de producción, con
relación al anteriormente descrito, el traslado de rentas que tiende a
subremunerar la mano de obra de la familia.

Minifundista

Su propiedad sólo alcanza las 0,83 ha, dedicada en su mayor parte al cultivo y
pastos. Mantienen una huerta, una cabeza de ganado y gallinas (véase cuadro
3.17.)

De acuerdo con los datos del caso anterior, vemos que tomar lotes en asocia-
ción no resulta siempre un buen negocio para el partijero, puesto que los ingre-
sos alcanzados por este medio son apenas iguales a los obtenidos trabajando
como jornalero además de que éste último no tiene la incertidumbre del partijero.
De manera que el minifundista remunera la mano de obra familiar, por encima
del salario vigente en la zona. En este sentido, se puede decir que tiene una
estrategia que le permite optimizar mucho mejor sus recursos en relación con
el partijero (véase cuadro 3.18). No sólo porque no paga rentas sino porque
escoge una combinación de los diferentes cultivos que le permite optimizar
mejor sus recursos. Privilegia las actividades que generan mayores ingresos re-
lativos en el arreglo de lotes que hemos analizado a 36 meses (véase cuadro
3.17)75.

La sostenibilidad de este grupo pasa necesariamente (no exclusivamente),


por las condiciones del mercado de trabajo porque aunque tiene buenos resul-
tados relativos como agricultor, sus ingresos provienen en más de un 60% de sus
jornales. Y en el mercado de trabajo las cosas no parecen ser muy desfavora-
bles con respecto a la economía en su conjunto porque el jornal diario tiende a
superar el salario mínimo y porque los ingresos en esta zona tenderían a generar

75. Debemos recordar que partiendo del sistema de rotaciones definido a 36 meses para hacer la
valoración anual que presentamos para cada caso típico, tomamos el aporte promedio de cada
cultivo a una anualidad.
158 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

una mayor satisfacción de necesidades básicas que en Bogotá que es el princi-


pal “centro de atracción” para los trabajadores fomequeños. En Fómeque los
costos de vivienda y educación parecen ser sensiblemente menores que en Bo-
gotá. En estas condiciones parece ser que la migración tiende a ser selectiva a
favor de los trabajadores más capacitados que tendrían oportunidades de em-
pleo con remuneraciones superiores a las actividades de baja calificación.

Por otra parte, como veremos enseguida, las expectativas de vida y las re-
presentaciones del futuro no parecen conspirar, en Fómeque contra, las posibi-
lidades de permanencia de los jóvenes en la región. Hasta ahora parece indicar
que se ha conformado un mercado de trabajo relativamente cerrado (con mano
de obra de la región) que no presenta tendencias de inestabilidad y que junto a
las relaciones familiares tienden a darle unas condiciones sólidas para la repro-
ducción de esta economía rural a mediano y —quizás— a largo plazo.

ESTRUCTURA DE LA COBERTURA VEGETAL DE UNIDADES


PRODUCTIVAS EN LA CUENCA DE LA QUEBRADA NEGRA DE
FÓMEQUE

Durante el trabajo de campo en las veredas Tablón, Susa, Guachavita, Guane,


Cuequetica, Paval, Mortiñal y Chorrera, se evaluaron 21 parcelas productivas,
en las cuales se hicieron levantamientos de la vegetación mediante transectos
o evaluaciones de cercas vivas en 9 fincas. En total se encontraron 44 especies
de plantas, tanto silvestres como domésticas, pero con un claro predominio de
las primeras.

En general, la vegetación de las fincas evaluadas está dominada por espe-


cies arbóreas (86%), seguida de herbáceas (9%), y arbustos (5%). Las especies
arbóreas predominantes son el eucalipto (Eucalyptus globulus), el arrayán
(Myrcianthes sp), el sauce (Salix cf Humboldtiana), el chilco (Bacharis sp) y el
tuno (Miconia sp).

Como es de esperarse en zonas andinas, predominan elementos introducidos


como el eucalipto, mezclados con árboles provenientes del bosque original,
como los mencionados arriba. Dentro de los pastos, domina por completo el
kikuyo (Penisetum clandestinum) que ha desplazado a todas las gramíneas nati-
vas. Sólo las cañabravas y guaduas, por su porte, sobreviven. La cobertura arbórea
de las fincas aunque presenta una cierta diversidad es muy escasa en términos
de área basal por unidad de superficie.
JAIME FORERO ÀLVAREZ 159
160
CUADRO 3.18
Fómeque: caso típico del minifundista asalariado
Pesos de 2001
Identificación tipo de productor

SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA


Productor: minifundista asalariado Municipio: Fómeque Nº personas hogar: 5

Áreas sistema de producción Actividades agropecuarias


Uso Actividad Tamaño Productividad
Cultivo 0,32 1 Tomate chonto 0,06 ha 11.781 kg/ha
Pastos 0,16 2 Habichuela 0,23 ha 12.538 kg/ha
Potreros 0,25 3 Fríjol 0,06 ha 3.945 kg/ha
Bosques 0,00 4 Pepino hueco 0,11 ha 6.075 kg/ha
Rastrojo 0,00 5 Maíz 0,06 ha 1.375 kg/ha
Estanque 0,00 6 Arveja 0,06 ha 3.163 kg/ha
Huerta 0,10 7 Huerta 0,10 ha 4.792 kg/ha
8 Ganado bobino 1,50 Cabezas 3,66 cab./ha
Subtotal área propia: 0,83 9 Gallinas 10,00 animales 10,00 Un

Áreas en aparcería: 0,00


Áreas en asociación: 0,00

Área Total: 0,83

Costos de producción e ingresos agropecuarios


Actividad Costos Ingresos
Monetario Doméstico Ventas Autoconsumo
Valor Valor Cantidad Precio Valor Cantidad Precio Valor
(kg) o (Un.) ($) (kg) o (Un.) ($)
1 Tomate chonto 298.422 46.296 665 588 391.026 20 1.662 33.238
2 Habichuela 941.988 237.328 2.866 439 1.258.945 9 792 6.806
3 Fríjol 120.561 31.423 210 635 133.555 13 2.374 29.677
4 Pepino hueco 253.921 51.039 673 490 329.614 24 594 14.245
5 Maíz 37.933 26.081 16 1.021 15.854 65 1.068 66.365
6 Arveja 208.851 16.187 178 1.349 240.038 8 1.519 9.117
7 Huerta 0 347.124 0 1.959 0 479 1.959 938.292
8 Ganado bobino 111.861 115.069
Leche 0 950 0 187 950 177.778
Cuajada 345 890 306.802 104 890 92.593
Terneros 0,26 296.771 78.348 0 296.771 0
Vacas 0,07 712.251 47.483 0 712.251 0

Continúa
Continuación

Actividad Costos Ingresos


Monetario Doméstico Ventas Autoconsumo
Valor Valor Cantidad Precio Valor Cantidad Precio Valor
(kg) o (Un.) ($) (kg) o (Un.) ($)

9 Gallinas 39.506 212.185


Huevos 378,5 154 58.410 379 154 58.410
Pollos 45 11.871 534.188 2 4.748 9.497
Gallinas 6 4.748 28.490 2 4.748 9.497

Total: 2.013.045 1.082.733 3.422.753 1.445.514

Excedente familiar de producción (EFP=IAB-CM) 2.855.221 Remuneración técnica día trabajo doméstico (EFP/JD) 52.380
Excedente de producción (EPP=EFP-CD) 1.772.489 Remuneración técnica día trabajo doméstico en SMLVD 5,5
Remuneración neta día trabajo doméstico en SMLVD 5,2
Total rentas pagadas (RP= RPA + I) 142.926 Ingreso agropecuario familia mes (IAM=EF/12) 226.025
Rentas pagadas por asociación (RPA) 0 Ingreso agropecuario por persona mes (IAM/NPH) 45.205
Intereses (I) 142.926 Ingreso del hogar mes (IHM= IHS/12) 601.609
JAIME FORERO ÁLVAREZ

Ingreso del hogar por persona mes (IHM/NPH) 120.322


Excedente del productor (EP=EPP-RP) 1.629.563
Excedente familiar (EF= EFP-RP) 2.712.295 Nº de jornales domesticos (JD) 55
Excedente familiar en SMLVA 0,8 Nº de jornales pagados(JP) 43

Rentas recibidas por Ap. Asoc. Adto. (RR) 0 Costo monetario de los jornales pagados 537.035
Jornales extraprediales (JE) 4.507.014 Costo doméstico de los jornales familiares 776.489
Ingresos no agropecuarios en el hogar (INAH) 0 Jornales domésticos disponibles 450
Ingreso del hogar (IH=EF+RR+JE+INAH) 7.219.309 Porcentaje de empleo de la mano de obra disponible 12%
Valor del jornal monetario (con alimentación) 12.464
Subsidios recibidos (SR) 0 Valor del jornal doméstico imputado 14.245
Ingreso del hogar con subsidios (IHS=IF+SR) 7.219.309 Costo monetario adicional al jornal por alimentación 1.781
Número de personas del hogar NPH 5

Fuente: estudios de caso. Trabajo de campo. 1998-1999.


SMLVA: salarios mínimos legal vigentes anuales ($3.432.000 equivalentes a 1472 dólares americanos).
161

SMLVD: salarios mínimos legal vigentes diarios ($9.533 equivalentes a 4,09 dólares americanos).
162 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

Fómeque: área basal en m2/ha por finca

Finca muestreada 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Promedio

Área basal 11,2 0,4 3,7 4,7 10,4 0,0 1,3 0,4 10,8 2,2 4,52

Fuente: este estudio.

Se reportan 7 tipos de uso, dentro de los que se destaca el consumo de leña.


Otros usos reiterados incluyen cercas vivas, madera y forraje, mientras que
usos como tutoreo, protección de cauces o frutales son minoritarios.

A pesar de la intensidad de la actividad agrícola Fómeque presenta una intere-


sante diversidad de especies vegetales expresada en un índice de diversidad de
SHANON que se puede considerar alto para paisajes agrícolas y un índice de unifor-
midad que expresa una buena distribución de las diferentes especies vegetales.

Guane: estimación de diversidad de SHANON

Municipio Nº especies Nº individuos Índice de SHANON Uniformidad Varianza


(S) (N) (H) (E)

Fómeque 41 104 2.64 0.57 0.024

Fuente: este estudio.

Por último, se evaluaron las condiciones del suelo de las fincas muestreadas
las cuales presentan una intensidad de erosión leve en el 70%, y en el 30%
restante no es visible la erosión. Algo muy importante en esta zona es que, de
acuerdo a los datos obtenidos, se aprecia que la cobertura vegetal presenta
condiciones favorables para el mantenimiento de los suelos y que los incipien-
tes procesos erosivos son resultado de las condiciones del relieve, dado que la
estructura que presentan los suelos in situ, así lo demuestran.

En conclusión, la información acopiada para este estudio, está indicando


que el manejo que los campesinos le dan a sus sistemas de producción y la
forma como distribuyen espacialmente sus actividades, no generan conflictos
de uso severos. Ahora bien, si de la visión del microcosmos de las fincas, pasa-
mos a observar la microcuenca, la anterior afirmación tiende a comprobarse
toda vez que el examen ecosistémico que hicimos de la cuenca de la Quebrada
Negra (véase informe de mayo de 1999) muestra una distribución territorial de
la cobertura silvestre, y de la cobertura arbórea manejada, relativamente acep-
table para un paisaje agrícola de ladera.
JAIME FORERO ÁLVAREZ 163

Sin analizar los efectos de la utilización intensiva de plaguicidas, cosa que


no era objeto de este estudio, se puede plantear que en materia de suelos y
coberturas vegetales los sistemas de producción no presentan graves problemas
para su sostenibilidad. Sin embargo no descartamos que futuros estudios que
con mayores recursos hagan análisis más detallados apunten a conclusiones
diferentes.
164 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RURALES EN LA REGIÓN ANDINA COLOMBIANA

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