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UNIDAD VII.
MEDICINA PSICOSOMÁTICA

Durante la vida cotidiana, no percibimos el funcionamiento de nuestros


órganos, no los sentimos, esto es lo que algunos autores , llaman,
"silencio de los órganos", que es uno de los criterios de salud, aunque
no el único.
Cuando estamos en una situación de gran stress, o tenemos una emoción muy
intensa, o bien cuando estamos bajo una enfermedad; el primer postulado
desaparece, y entonces comenzamos a "sentir" el cuerpo y sus distintas
funciones. Hasta que esto no ocurre, cada uno de los sistemas y aparatos
de nuestro organismo ha realizado, en "silencio", todas las funciones que
aseguran la supervivencia.
Hay personas que por "conflictos" internos o movilizados por situaciones
amenazantes, o bien que reactivan un viejo conflicto ; descargan
energía, y la tensión, así producida choca con un determinado sistema u
órgano. Entonces podemos entender, por ejemplo, que los sentimientos de
hostilidad, y temor que generalmente acompañan a estas reacciones,
produzcan elevación de la tensión sanguínea, la que frecuentemente remite
si la tensión se descarga rápidamente; pero, si por el contrario la
hostilidad persiste, y la tensión generada es reprimida, puede
producirse, o bien ser un factor coadyuvante, para que el individuo
desarrolle un cuadro de hipertensión arterial, con eventuales lesiones
orgánicas.
Este tipo de situaciones, en medicina las denominamos "enfermedades
psicosomáticas", y trastornos psicofisiológicos o enfermedades
antropológicas, que tienen origen en una alta descarga energética
(fisiológica), pero que no ha sido correctamente canalizada en tiempo y
forma, desencadenadas inicialmente, por estados emocionales, o
psicogenéticos, y que por su persistencia pueden dar lugar a
perturbaciones físicas importantes.
Los síntomas psicosamáticos, difieren de los síntomas neuróticos ,en que
los primeros, no son la representación "simbólica", de los conflictos
intrapsíquicos del paciente.
Además estos síntomas, evidencian las dificultades del paciente para
enfrentarse a las situaciones y conflictos internos y externos; son estas
dificultades, las que generan tensiones (que mal canalizadas),
repercuten sobre los órganos y conforman dichos síntomas.
Los síntomas neuróticos, en cambio, no son solo expresión simbólica de
problemas inconscientes, sino instrumentos indirectos y tortuosos para
evitar la formación de tensiones fisiológicas adecuadas. Así el fóbico
con su comportamiento, intenta eludir situaciones que puedan reavivar sus
ansiedades.
El obsesivo restringen sus a aquellas que no le parecen peligrosas, y por
ende que no les producen tanta angustia, y descargan su tensión a través
de conductas denominadas rituales.
En cambio, los enfermos psicosomáticos son incapaces de eludir la
acumulación de tensiones, así se explica que las reacciones viscerales
sean persistentes, y terminen provocando lesiones orgánicas reversibles.
Es importante destacar que durante la investigación diagnóstica de estas
enfermedades, como por ejemplo , los exámenes complementarios, no
demuestran una etiología somática clara y suficiente.
La patología conversiva que se da (por ejemplo) en la neurosis histérica,
aunque no únicamente, constituye una alteración de la expresión
voluntaria del cuerpo, es decir que afecta a la musculatura estriada, y
órganos de los sentidos; y además sus manifestaciones corresponden a
conductas , ya avanzadas en el desarrollo psicológico.
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Por el contrario la patología psicosomática se expresa en la esfera de


las alteraciones asintomáticas, es decir, a través de órganos con músculo
liso; y que poseen , por supuesto, inervación neurovegetativa.
Por otra parte, la patología conversiva, comprende síntomas que implican
funciones orgánicas, pero el examen del órgano afectado no revela lesión,
por eso no son enfermedades que amenacen la vida.
Contrariamente, en las enfermedades psicosomáticas, cuando ya han tenido
un período de evolución suficiente, las lesiones orgánicas existen y son
comprobables a través de exámenes complementarios; aunque en su origen
hayan intervenido en forma importante, factores psicológicos.
En los trastornos conversivos, el tratamiento clínico o somático no es
efectivo, salvo el efecto placebo que puede producirse.
En cambio en la patología psicosomática el tratamiento clínico es
beneficioso y casi siempre , imprescindible, aunque en muchos casos no
sea suficiente para resolver el problema.
Existe una gradación en las manifestaciones psicosomáticas que va desde
la simple manifestación fisiológica trivial de cualquier emoción hasta la
producción de una lesión orgánica, esto último en los casos que perduran
suficiente tiempo, aunque el tiempo necesario para producir la lesión es
variable dependiendo de la intensidad de las motivaciones psicológicas, y
de la diferente habilidad de los individuos para padecer estas
enfermedades, es decir lo que Adler llamó , la "debilidad de los
órganos".

En base a lo expuesto Ey , distingue en los trastornos psicosomáticos:


tres niveles:

1- Manifestación emocional tribial : anorexia pasajera, taquicardia, nudo


epigástrico,nauseas, vómitos, o diarreas; desencadenados por situaciones
de tensión.

2-Trastornos funcionales: constituyen una forma preestablecida de


respuesta por parte del organismo, pero no existe todavía lesión hística.
Ejemplos: tos neurótica persistente, taquicardias que se repiten, sin
lesión orgánica, algunos tipos de diarreas.

3-Síndrome psicosomático lesional: corresponden a las enfermedades


psicosomáticas propiamente dichas: hipertensión arterial, asma, colitis
ulcerosa, migraña, anorexia nerviosa.
Estos niveles se corresponden, en líneas generales con los que Von
Weizecker, describió como fases de la neurosis, bronquioesclerosis.
Insistir en la pluricausalidad de esta patología, no puede entenderse
solo como respuesta a un stres ambiental y a situaciones conflictivas,
que si son importantes pero que deben encontrar un terreno
constitucional o suficientemente lábil para permitir que la expresión
fisiológica de la emoción sensible exagerada en intensidad y duración;
por ejemplo, en la úlcera duodenal hay un trastorno producido por la
erosión de la mucosa duodenal a causa de una secreción excesiva de ácido
clorhídrico y pepsina. Esto es con frecuencia concomitantemente crónica,
debido a los conflictos no resueltos que pueden tener estos pacientes; y
a los factores ambientales que pudieron producir estres, pero además hay
que tener en cuenta que el ulceroso tiene una mucosa duodenal
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constitucionalmente vulnerable, una cantidad excesiva de células


secretoras gástricas y un sistema neurovegetativo lábil.
La capacidad lesional de los estados emocionales persistentes ha sido
confirmada experimentalmente por varios investigadores. Se ha producido
en animales, neurosis experimentales, estados de ansiedad graves y
prolongados; estos animales presentaron, primero trastornos funcionales,
y luego hipertensión arterial o úlcera.

Una explicación psicofisiológica sintética y breve, sería la siguiente:


el estímulo ambiental estresante, (situación amenazante), incide sobre la
formación reticular, esta constituye un sistema de regulación integral y
promueve una serie de respuestas tendientes a adaptar al organismo a la
nueva situación, actuando sobre la corteza cerebral dando lugar a una
reacción de alerta cortical, tal como: aumento de la vigilancia,
focalización de la atención), al actuar sobre el sistema límbico,
intrínsecamente conectado con la corteza, produce el componente afectivo
de la reacción: ansiedad, pánico, cólera. La prolongada post-descarga de
los circuitos límbicos después de la estimulación, explicaría el hecho de
que las reacciones afectivas sean en general prolongadas y de duración
mayor a la estimulación ambiental, al mismo tiempo es estimulada por
medio de los haces retículoespinales descendentes, el sistema reacciona
provocando un aumento del tono muscular.
También el hipotálamo es estimulado, dando dos tipos de respuestas: por
un lado, el hipotálamo, ejerce mecanismos de control sobre la hipófisis,
lo que justifica las influencias de la emoción sobre el sistema
endocrino. Por otro lado, el hipotálamo, es el centro principal para la
regulación entre la actividad simpática y parasimpática por lo que a
través de un desequilibrio de este sistema se pueden producir
determinados síntomas, tales como diarreas, hipersecresión gástrica,
aumento de la tensión arterial.
Entre los enfermos psicosmáticos , es muy común encontrar un síntoma
denominado, alexitimia, y es la incapacidad para reconocer y verbalizar
los sentimientos, y se considerar a esta un factor fuertemente
predisponente para estos trastornos.
Epidemiológicamente, esta patología es más frecuente en hombres (8%), que
en mujeres (2%), quienes poseen una mejor verbalización de los
sentimientos.
La alexitimia es también frecuente de encontrar en adictos y
personalidades psicopáticas.

Características de los enfermos psicosomáticos:


1-Incapacidad para describir sus sentimientos.
2-Imposibilidad de distinguir los sentimientos y las emociones de los
demás.
3-Pobreza en el contenido psíquico de fantasías, hasta el extremo de que
el entrevistador, siente un vacío relacional
4-Escasos sueños, y falta de capacidad para la introspección.
5- Exagerada preocupación por los acontecimientos externos.
6-Incapacidad para hacer conexiones entre acontecimientos, emociones y
respuesta somática
7-Pensamiento muy concreto y directo.
8- Estilo rígido y absoluto.
9-Utilización de la acción para afrontar los problemas y los conflictos.
10-Tendencia al cortocircuito, a actuar impulsivamente.

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