AÑO lxxXI N° 200 DIRECTOR: JORGE HORACIO ALTERINI Tomo La Ley 2017-E

BUENOS AIRES, argentina - Viernes 20 de octubre de 2017 ISSN 0024-1636

_Columna de OPINIÓN
Capitalización de intereses en juicio
El Cuerpo Martín Juárez Ferrer
de Abogados
del Estado SUMARIO: I. Introducción.— II. Capitalización por demanda judicial.— III. Capitalización de intereses por liquidación judicial.— IV. Conclusiones.

principio de
La simple mención de que la de- ción de intereses funciona muchas veces como analizaré brevemente el reciente precedente
legalidad en la manda incluye tanto el capital como un mecanismo de protección del valor de la “Aranda” de la CS (4), mostrando cuál es su
Administración intereses hace procedente la capitali-
obligación comprometida y que los casos en
que ésta funciona para consagrar un despojo
campo real de aplicación y cómo debe enten-
derse la noción de emplazamiento que utiliza
Pública zación de los intereses desde la mora al deudor son más bien excepcionales. la Corte allí. Finalmente, presentaré algunas
conclusiones al respecto.
hasta la fecha de la notificación de la En el análisis de los efectos de la capitali-
Dante A. Giadone zación de intereses muchas veces existe la II. Capitalización por demanda judicial
demanda, sin necesidad de otras de- tentación de una calificación apresurada de
claraciones o reservas. usuraria, que no tiene en cuenta la importan- El art. 770, inc. b) establece que procede la
te distinción entre el valor nominal y el valor capitalización de intereses cuando la obligación

E
s esencial para que exista el Estado relativo del dinero (3). Entiendo que un juicio se demande judicialmente; en este caso la acumu-
de Derecho que la Administración sobre el eventual exceso al que puede condu- lación opera desde la fecha de la notificación de la
Pública se someta al principio de I. Introducción cir el uso de la capitalización de intereses es demanda.
legalidad o, lo que es lo mismo, que actúe un juicio sobre el caso concreto y que requiere,
conforme con la ley. Entre nosotros, por La capitalización de intereses (o anatocis- necesariamente, el análisis del valor del dinero La regla es en principio clara, y entiendo que
tradición, el Poder Ejecutivo, que es tam- mo) ha sido considerada históricamente como en cada uno de los momentos relevantes (crea- existen pocas cuestiones que pueden dar lugar
bién poder administrador, siempre ha sido un mecanismo en principio disvalioso, ya que ción de la obligación, mora y capitalización por a controversias. Entiendo que puede dar lugar
el poder dominante, el jefe supremo, como permitía el injusto crecimiento de las deudas a liquidación judicial). a dudas, sin embargo, la cuestión es si existe al-
lo denomina la Constitución, expresión favor de los acreedores. Esta consideración en gún requisito especial en orden a la proceden-
arcaica que rememora nuestra tradición principio disvaliosa se tradujo en reglas prohi- Teniendo en cuenta estas cuestiones, anali- cia de esta capitalización. Por una parte, puede
caudillista y autoritaria. El Congreso, el bitivas que todavía subsisten (v.gr., el texto del zaré aquí brevemente dos de los supuestos de entenderse que para la procedencia de la capi-
poder más representativo de la sobera- art. 770 sigue afirmando que no se deben intere- excepción en que la capitalización es proce- talización es necesario que el actor en juicio lo
nía popular y que tiene la función esencial ses de los intereses, excepto que...), aun cuando las dente según lo indicado por el art. 770 incs. b) peticione de modo expreso o que formule una
de controlar a la Administración, ha sido excepciones son tantas y tan amplias que en la y c), es decir, cuando la obligación se demande reserva de capitalización, o bien que compu-
siempre más débil que el Poder Ejecutivo práctica el principio resulta el opuesto, es decir, judicialmente y cuando la obligación se liquide te dicha capitalización en la demanda. Por la
y no está en condiciones de cumplir esta la permisión de la capitalización de intereses (1). judicialmente. En relación con la capitalización otra, la norma también puede entenderse que
función esencial. Ello se debe a una moral por demanda judicial, sostendré que ella pro- la norma no requiere ninguna manifestación
pública incompatible con los principios Desde hace tiempo ya esta mirada disvaliosa cede de pleno derecho, y que no requiere de re- adicional a la tradicional inclusión de que el
básicos de una democracia, lo que impide ha perdido terreno (2), dando paso a una mira- servas o reclamaciones por parte del acreedor reclamo judicial incluye intereses.
la existencia de partidos orgánicos y de- da más amplia del fenómeno de la obligación de más allá de la usual inclusión en la demanda
mocráticos. Sin la participación cívica y dar suma de dinero, en particular con relación del rubro intereses. Por mi parte, entiendo que la simple men-
política del pueblo no puede existir un sis- al contexto económico argentino, en donde el ción de que la demanda incluye tanto el capi-
tema sólido de partidos políticos ni tam- efecto de la inflación en las deudas ha obligado En relación con la capitalización por liquida- tal como intereses hace procedente la capita-
poco un control sobre quienes gobiernan. a tomar especial atención a esta cuestión. ción judicial sostendré que no existe un límite lización de los intereses desde la mora hasta
En última instancia, como lo comprendió de veces que una deuda puede actualizarse y la fecha de la notificación de la demanda, sin
Sarmiento muchos años antes de la orga- En particular, entiendo que para analizar el que los plazos mínimos de capitalización pre- necesidad de otras declaraciones o reservas.
nización nacional, no puede existir la de- fenómeno de la capitalización de intereses y vistos en el art. 770, inc. a) no pueden ser apli- Esto es así, ya que, por una parte, la norma
mocracia sin educación popular y como su calificación jurídica es necesario tener en cados analógicamente. Posteriormente inten- no contiene ningún tipo de requisitos en
toda educación se asienta sobre principios cuenta los datos contextuales de la inflación en taré mostrar que el mandamiento de pago que el cuanto a su planteamiento y, por la otra, la
morales, no puede existir la democracia, Argentina, y de la larga duración de los juicios juez efectúa y la condición de que el deudor sea capitalización de intereses integra, en cual-
si el pueblo carece de una moral pública en que se exigen obligaciones de dar sumas de moroso en hacerlo deben ser interpretadas de quier caso, el reclamo que por intereses ha
compatible con esa forma de gobierno. Es dinero. La depreciación del valor de la moneda modo sistémico, es decir, teniendo en cuenta formulado (por hipótesis) el actor.
producida en largos períodos de tiempo en que las reglas sustanciales de la configuración de
puede durar un litigo de cobro de obligaciones la mora y las reglas procesales de notificación
continúa en página 3 dinerarias permite entender que la capitaliza- de los actos procesales. Con relación a esto continúa en página 2

Columna de OPINIÓN. El Cuerpo de Abogados del Estado. Principio de legalidad en la Alimentos a favor del hijo. Ponderación de circunstancias de hecho. Salario, ti-
Administración Pública tularidad de bienes y cuota del establecimiento educativo al que asiste el menor. Viajes al
Dante A. Giadone........................................................................................................................... 1 exterior realizados por el demandado. Mayor esfuerzo que debe redoblar el progenitor no
conviviente. Aumento de la cuota alimentaria. Procedencia (CNCiv.).............................. 5
DOCTRINA. Capitalización de intereses en juicio
Martín Juárez Ferrer.................................................................................................................... 1
Responsabilidad del arquitecto. Vivienda unifamiliar encomendada por el actor
CORREO
ARGENTINO
NOTA A FALLO. Parques nacionales y dominio originario de las provincias en el marco del Plan PRO.CRE.AR. Abandono injustificado de la obra y deficiente construc-
CENTRAL B Carlos A. Rodríguez..................................................................................................................... 4 ción. Demanda de daños por incumplimiento contractual. Procedencia. Existencia de se-
cuelas graves en el accionante. Daño psicológico y daño moral (CNCiv.).......................... 6
FRANQUEO A PAGAR

jurisprudencia
CUENTA N° 10269F1

Parques nacionales. Límites. Parque Nacional Iguazú. Establecimiento de utilidad Reserva de actuaciones. Sistema de consulta vía web del Poder Judicial. Política
nacional. Inconstitucionalidad de leyes provinciales que fijan límites distintos a las naciona- emprendida por la Corte Suprema con relación a la publicidad y la transparencia de las ac-
les (CS)........................................................................................................................ 4 tuaciones judiciales. Rechazo de la solicitud (CNFed. Contenciosoadministrativo)........... 8
2 | Viernes 20 de octubre de 2017
Capitalización de
intereses en juicio
viene de tapa
Adicionalmente, no encuentro que la formu-
lación de una reserva o una petición expresa en
el sentido de la capitalización de intereses con
la demanda resulte necesaria para el ejercicio
del derecho de defensa en juicio por parte del
demandado o citado en garantía, ya que el mero
reclamo de intereses pone en evidencia que la
pretensión incluye cualquier tipo de intereses.
Por estas razones entiendo que la capitali-
zación de intereses por demanda, conforme lo
indica el art. 770, inc. b), no puede estar supe-
ditada a otro requisito procesal que el del mero
reclamo genérico por intereses.
III. Capitalización de intereses por liquidación judicial
La regla de la capitalización de intereses por
liquidación judicial ya estaba en el Código Civil,
y doctrina y jurisprudencia son prácticamente
unánimes en cuanto a que para que proceda hace
falta que haya: a) liquidación de la deuda hecha
en juicio; b) que el juez mande a pagar la suma de
dinero; c) que el deudor sea moroso en el pago.
Sin embargo, existe una serie de controversias
que han tenido repercusión en la práctica jurídi-
ca, con relación a la cantidad de veces que se pue-
de capitalizar por liquidación, al plazo mínimo
necesario para efectuar capitalizaciones, y a la
forma del mandamiento de pago que debe hacer
el juez (y recibir el deudor) para que se considere
que el deudor ha sido moroso en el pago.
III.1. ¿Cuántas veces?
La primera controversia que abordaré se re-
fiere a la cantidad de veces que puede capitali-
zarse una deuda por liquidación judicial. En pri-
mer lugar debe notarse que el texto del art. 770,
Cód. Civ. y Com. (así como el texto del art. 623
del Cód. Civil), no contiene limitación alguna en
este sentido. Esto permite descartar la tesis de
que hay una cantidad máxima de veces, ya que
no tiene fundamento normativo alguno (5).
Sin embargo, esporádicamente aparecen en la
práctica judicial decisiones que limitan las capita-
lizaciones judiciales a una única vez. En relación
con esta tesis, insisto en que carece por completo
de sustento normativo. Las decisiones judiciales
que limitan la capitalización a una única vez en
todo el proceso suelen fundarse en la autoridad
de alguna doctrina (6) y jurisprudencia (7), y en
interpretaciones que afirman ceñirse a la letra
y al espíritu de la norma, aunque no es sencillo
encontrar en la letra de 623 del Cód. Civil o el 770,
Cód. Civ. y Com., atisbo alguno de esta limitación.
En la doctrina y la jurisprudencia (8), por el
contrario, es prácticamente unánime la tesis de
que la capitalización procede más de una vez,
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) PALACIO, Lino A., “Hacia el fin del anatocis-
mo”, LA  LEY, 1989-B, 784 y “Una oportunidad perdi-
da: la insuficiente reforma del art. 623 del Código Civil”,
LA  LEY, 1991-D, 770.
(2) BORDA, Guillermo J., “Anatocismo (hasta la pa-
labra es vieja)”, LA  LEY, 1992-B, 1021. Conforme: MÁR-
QUEZ, José F., “Las obligaciones de dar sumas de di-
nero en el Código Civil y Comercial”, LA  LEY, 2015-B,
606. PIZARRO, R. D., “Los intereses en el Código Civil
y Comercial” LA  LEY, diario del 31/07/2017. LLOVE-
RAS, Nora - COLOMBO, María del Carmen, “El anato-
cismo frente a la depreciación monetaria”, JA 1983-III,
842. MACIEL, Hugo D., “Capitalización de intereses”,
LA  LEY, 1988-C, 156. BARREIRA DELFINO, Eduardo,
“Anatocismo, pacto de intereses y buenas costumbres”,
Supl. Doctrina Judicial Procesal 2012 (agosto), 23. En posi-
ción intermedia: TRIGO REPRESAS, Félix A., “La obli-
con el único límite de no producir una situación
de despojo injusto al deudor. Esta interpreta-
ción se basa en el significado directo del texto
de los arts. 623, Cód. Civil, y 770, Cód. Civ. y
Com., que no tienen referencia alguna a una
cantidad determinada de veces en las que pue-
de proceder la capitalización de intereses.
En la Provincia de Córdoba la posibilidad de li-
mitar las capitalizaciones a una sola vez en todo el
juicio fue discutida, y el Tribunal Superior revo-
có una decisión de la Cámara 3ª de Apelaciones
en lo Civil y Comercial en que se seguía la tesis
que criticamos. Al revocar esta tesis, el Tribunal
Superior afirmó que para balancear los intereses
de acreedor y deudor en el caso no podía hacerse
capitalización de intereses por plazos menores a
seis meses (9). Entiendo que también esta tesis
resulta equivocada por cuanto esa limitación no
surgía de norma alguna del Código Civil, sino de
una opinión judicial.
III.2. ¿Plazos mínimos?
Sobre la base de la jurisprudencia cordobesa
recién mencionada, y a la inclusión del plazo de
seis meses como mínimo para la capitalización
de intereses en caso de pactos de capitalización
en la regla del art. 770, inc. a), conviene ahora
considerar la posibilidad de que exista una regla
que limite la capitalización de intereses por liqui-
dación judicial a un plazo no menor a seis meses.
Es posible sostener la existencia de un límite
mínimo de seis meses para la capitalización de
intereses sobre la base de dos argumentos: el
argumento de composición de intereses, sosteni-
do por el Tribunal Superior cordobés, o bien el
argumento de aplicación analógica del plazo del
art. 770, inc. a), a los casos del inc. c). Creo que
ambos argumentos deben ser descartados (10).
Con relación al argumento de composición
de intereses, el Tribunal Superior entendió que
su función revisora estaba habilitada toda vez
que el art. 623, Cód. Civil, no define de manera
concreta y expresa si el anatocismo autorizado
por este Código puede materializarse más de una
vez. Entiendo que esta premisa es incorrecta: el
623, Cód. Civil, sí tenía una respuesta para esta
pregunta: lo permitía implícitamente, puesto
que no existía norma limitativa alguna, como el
propio tribunal reconoce en el mismo fallo (11).
Con base en esta premisa que creo equivoca-
da, el Tribunal Superior construye la idea de
que para dar respuesta a esta pregunta, debe
buscarse una solución que evite las desigualdades
que podría provocar el dejar librada la fijación de
los límites, exclusivamente, al análisis singular del
caso concreto que, en el momento histórico en que se
tome una determinada decisión, pudiera apreciar
el juez que deba resolver el conflicto de intereses.
Para ello, el Tribunal Superior estima más
adecuada y plausible el fijar una pauta objetiva
de mayor precisión y, por ello, absolutamente iden-
tificable por todos los operadores jurídicos en sus
diferentes roles. Con base en esto el Tribunal
Superior establece un criterio de periodicidad
que limita la posibilidad de capitalizar intereses
a un máximo de una vez cada seis meses.
gación de intereses”, Academia Nacional de Derecho 2001,
190. SAUX, Edgardo I., “Anatocismo y realidad econó-
mica en la doctrina judicial de la CSJN”, DJ 27/05/2009,
1387. Contra: DI FILIPPO, María Isabel, “Capitalización
de intereses. El art. 623 del Código Civil Argentino. Sus
alcances e interpretación, nuevas tendencias jurispru-
denciales”, LA  LEY, 1982-C, 855.
(3) En efecto, sucede a veces que esta confusión lle-
va a decisiones como la del caso “Automotores Saave-
dra SA c. Fiat Concord SA”, en el que la Corte Suprema
(Fallos 332:466) decidió que el aumento de una suma de
dinero que en 30 años antes de la decisión equivalía al
valor de 19 automóviles a un monto cercano a los 10 mi-
llones de pesos era disvalioso.
(4) CS, “Aranda, Elena M. c. Ferreyra, Luis A.”
(20/1272016), LA  LEY, 2017-A, 241.
(5) Cfr. PIZARRO, ob. cit.
(6) TRIGO REPRESAS, ob. cit., parece sostener la te-
Este argumento debe ser descartado, ya que,
por una parte, y como el propio Tribunal Su-
perior lo reconoce, el tenor literal de la norma
no permite colegir la presencia de una laguna
normativa que haga necesario que el juez dicte
una norma general, ya que, por el contrario, es
clara la ausencia de limitaciones en este senti-
do. Por otra parte, entiendo que este argumen-
to también debe descartarse porque constituye
una invasión de facultades normativas del le-
gislador con base en una laguna que no es tal.
Otra vía por la que es posible considerar la
existencia de un plazo mínimo para capitalizar
intereses en liquidaciones judiciales es median-
te la aplicación analógica del inc. a) del art. 770.
Entiendo que este argumento tampoco funciona
para establecer un plazo mínimo. El argumento
analógico presupone la existencia de una omisión
normativa por parte del legislador, es decir, par-
te del supuesto de que el legislador no ha tenido
en cuenta todas las circunstancias relevantes (12).
Esto implica que el argumento analógico es,
usualmente, utilizado para subsanar lagunas
de tipo axiológicas, es decir, aquellas en que en
las que, a juicio del intérprete, el legislador ha
errado, por comisión u omisión, en la selección
de circunstancias normativas relevantes. En
este caso, la aplicación analógica del plazo del
inc. a) supondría entender que el legislador ha
“olvidado” incorporar este plazo del inc. a) al
inc. c). Esto resulta particularmente problemá-
tico cuando las normas pertenecen al mismo
cuerpo normativo y han entrado en vigencia
de modo simultáneo, luego de un proceso ex-
tenso de deliberación académica y política. Por
ello creo que la aplicación analógica del plazo
del inc. a) no puede funcionar como argumento
para extender dicho límite a las capitalizacio-
nes de intereses por liquidación judicial. Si el
legislador hubiera considerado que este plazo
aplica para otros supuestos así lo habría dicho.
Adicionalmente, el argumento analógico no
funciona para la extensión de soluciones excep-
cionales. La solución del art. 770, inc. a), que es-
tablece un plazo mínimo que debe transcurrir
entre capitalizaciones, resulta en el contexto de
la norma una excepción y, por ende, mal puede
extenderse esta solución por vía de la analogía.
III.3. ¿Intimación al pago?
En tercer lugar consideraré la exigencia que
la doctrina y jurisprudencia han llamado de in-
timación al pago. El texto del art. 770 inc. c) dice
con relación a esto que la capitalización se pro-
duce desde que el deudor manda a pagar la suma
resultante y el deudor fuere moroso en hacerlo. Una
interpretación literal del texto permite ver que
la expresión usada por el legislador refiere a
algo ligeramente distinto a lo que en la práctica
se llama intimación de pago, puesto que se habla
de, por una parte, una orden judicial de pagar;
y, por la otra, de la mora del deudor en hacerlo.
Una primera cuestión interpretativa es si el
art. 770, inc. c) exige una simple orden judicial
que el deudor incumple, o si esta orden debe
ser comunicada al deudor bajo la forma de una
sis de que la capitalización por liquidación judicial proce-
de por una única vez. Suelen utilizarse como fundamen-
to de estas decisiones judiciales las obras de BUSSO,
Eduardo, “Código Civil Anotado”, Ed. Ediar, Buenos Ai-
res, 1951, t. 4, p. 333; y MACHADO, José O., “Exposición
y Comentario al Código Civil Argentino”, Talleres Gráfi-
cos Argentinos, Buenos Aires, 1898, t. 2, p. 338.
(7) CNCiv., Sala C, “Consorcio Bogotá 21 c. Rome-
ro” (21/06/1990), citado por TRIGO REPRESAS, ob.
cit. Contra: C2ª Civ. y Com. Cba., “Taborda, Osvaldo F. c.
Fatala, Marcela E.” (13/11/2009), AR/JUR/48010/2009.
(8) TSJ Cba., Sala Civil, “Banco Bansud SA c. Allen-
dez, Ana A.” (09/05/2013), Semanario Jurídico nro. 1912,
27/06/2013; C7ª Civ. y Com. Cba., “Captra SA c. Binda,
Pablo G.” (11/10/2012); C5ª Civ. y Com. Cba., “P., J. A. c.
B. M. H.” (14/1072016), AR/JUR/88264/2016.
(9) TSJ, ib.
(10) PIZARRO, ob. cit., XIII, c, 3, sostiene, de lege fe-
intimación al pago. Por mi parte, entiendo que
la regla se cumple cuando el juez corre vista
de la liquidación y luego la aprueba, y el deu-
dor no paga la liquidación (continuando así la
mora) (13). Entender que lo requerido por la re-
gla es una intimación de pago al deudor implica
una exigencia que no está contenida en el texto
legal y provoca algunos problemas interpreta-
tivos que abordaré a continuación. Entiendo
que la respuesta a esta cuestión es que el tex-
to no exige intimación alguna y que la regla se
cumple con la vista de la liquidación que el juez
corre al deudor.
Si el mandamiento judicial es entendido
como una intimación al pago, ello conduce a
dos cuestiones interpretativas adicionales. Una
primera pregunta es de carácter sustancial; y
se refiere a los requisitos sustanciales para esa
intimación: ¿se trata de una intimación de pago
equivalente a la constitución en mora? En este
caso, ¿se trata de un caso de mora automática?
¿o es necesaria una interpelación equivalente al
de la mora ex personæ?
En relación con esta pregunta entiendo que
no hay una equivalencia entre la intimación al
pago y la constitución en mora, pues el deudor
ya ha sido constituido en mora (por el mero
transcurso del tiempo o por interpelación: en
cualquier caso eso ha sucedido hace un tiempo
considerablemente largo, ya que la liquidación
viene, por supuesto, después de que la sen-
tencia ha quedado firme) y resultaría absurdo
pensar que el Cód. Civ. y Com. exige una doble
constitución en mora. La respuesta a esta se-
gunda cuestión interpretativa es, entonces, que
la intimación en pago deberá hacerse de con-
formidad a las reglas procesales de notificación
de los actos procesales, con independencia de
las reglas del Código de fondo.
Si hipotéticamente se entendiera que es
necesaria una segunda constitución en mora,
ello nos lleva a una tercera cuestión interpre-
tativa, como la forma de constitución de la
mora que exigiría el art. 770. Para responder
esa cuestión, hay que tener en cuenta que el
texto del art. 770, Cód. Civ. y Com., no contie-
ne regla alguna en cuanto a la forma de cons-
titución en mora del deudor. Ello lleva a la
aplicación del principio general en la materia
como la constitución por el mero transcur-
so del tiempo, es decir, la mora automática
(art. 886, Cód. Civ. y Com.). Esta respuesta
nos coloca en una situación similar a la res-
puesta al primer interrogante: si el art. 770
Cód. Civ. y Com. exige intimación de pago,
y esto implica su constitución en mora, que
es automática, el requisito queda satisfecho
con la vista que el juez corre de la liquidación
practicada y su posterior aprobación.
Aunque no encuentro razón alguna para con-
siderar que la regla en materia de constitución
en mora debiera ser la de la mora ex personæ,
es decir, la interpelación; exploraré este cami-
no, ya que es el que parece sugerir alguna ju-
risprudencia reciente. Si estuviéramos ante un
caso de mora por interpelación, para que haya
intimación al pago, deberán configurarse los
renda, que lo más lógico habría sido establecer que desde la
mora o desde la promoción de demanda se capitalizan los in-
tereses, con una periodicidad determinada por el legislador,
que bien podría coincidir con la de seis meses prevista para el
supuesto previsto en el art. 770, inc. a).
(11) Se hace referencia a que una razón para permitir
las capitalizaciones reiteradas de intereses tiene que ver
con esta interpretación es la que mejor se compadece con
el tenor literal del precepto en cuestión, pues en ningún mo-
mento la norma limita la práctica del anatocismo, en el su-
puesto de liquidación judicial de deuda impaga, a una única
vez (consid. VI. a).
(12) Contra: PIZARRO, ob. cit. XIII, c, 3; OSSOLA,
Federico, “Obligaciones”, Ed. Abeledo Perrot, Bue-
nos Aires, 2016, p. 338 (nro. 155).
(13) Cfr. PIZARRO, ob. cit., XIII, c, 3, quien sostiene
también que aprobada la liquidación judicial se capitalizan
los intereses sin ningún otro requisito.

requisitos que exige la normativa sustancial y
procesal con relación a la interpelación. A ésta
Pizarro y Vallespinos la han definido como la
declaración de voluntad unilateral, no formal y re-
cepticia, que el acreedor facultativamente dirige al
deudor, por la cual le reclama en forma categórica
una prestación ya exigible (14). De esta definición
podemos deducir lo siguiente: como declaración
de voluntad dirigida al deudor, la liquidación ju-
dicial de una deuda dineraria cumple con la de-
finición de interpelación. La liquidación es tam-
bién recepticia, ya que su finalidad es ser cono-
cida por el deudor y el tribunal. Ciertamente, la
liquidación que presenta el acreedor representa
un reclamo categórico de pago, ya que obvia-
mente el acreedor no la hace para adornar o en-
gordar el expediente, sino para poner en claro el
monto adeudado y exigir su pago al deudor (15).
Aun cuando entiendo que la interpelación no es
un requisito del art. 770, Cód. Civ. y Com., cabe
concluir en que la liquidación judicial formulada
por el acreedor cumple con los requisitos sus-
tanciales que la doctrina exige para considerar-
la una interpelación.
La cuestión de la interpelación también tie-
ne ribetes procesales cuando ésta, como en
este caso, es efectuada en el marco de un jui-
cio. La doctrina ha entendido que la interpe-
lación puede hacerse mediante la intimación
de pago por el oficial de justicia, o mediante la
notificación de la demanda (16). En el caso de
una liquidación judicial efectuada, necesaria-
mente, con posterioridad a que la sentencia
ha quedado firme, la forma de comunicación
de esta declaración de voluntad recepticia
está sujeta las reglas de los códigos procesa-
les referidas a las notificaciones de los actos
procesales. La normativa del Código Civil y
Comercial no contiene exigencia procesal al-
guna; y entiendo que la comunicación de la
interpelación (es decir, de la liquidación) po-
drá hacerse por cualquiera de las formas que
permita el Código Procesal para ello, inclu-
yendo las notificaciones a la oficina o minis-
terio legis. Esto quiere decir que en materia
de comunicación de la declaración de volun-
tad recepticia que es la interpelación, en este
caos, por medio de liquidación, no hay reglas
{ NOTAS }
(14) PIZARRO, R. Daniel - VALLESPINOS, C. Gus-
tavo, “Instituciones de Derecho Privado. Obligaciones”,
Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1999, t. 2, p. 523.
(15) Coincidentemente, OSSOLA, ob. cit., p. 337, nro.
155, c, sostiene que la notificación importa una implícita
_Columna de OPINIÓN
El Cuerpo de Abogados
del Estado
viene de tapa
cierto que, como enseñó el gran Heráclito,
panta rei, todo fluye y que los principios mo-
rales también cambian, pero la ética enseña
que las sociedades sin principios éticos, como
también lo enseñaron los griegos, se autodes-
truyen.
Luego de este exordio político, analizo el
tema de los dictámenes del Cuerpo de Abo-
gados del Estado, tema que está directamen-
te relacionado con la vigencia del principio de
legalidad en la Administración Pública y la co-
rrupción administrativa. Si bien lo que expre-
so en este breve artículo se refiere principal-
mente a los dictámenes jurídicos que se pro-
ducen en los recursos administrativos en los
que tengo alguna experiencia como abogado,
pienso que lo que digo es aplicable a todos los
dictámenes jurídicos de la Administración y
no sólo a los que se emiten en la vía recursiva.
en el Código de fondo, sino que deberán apli-
carse las reglas procesales y la comunicación
será la que estas reglas prevean.
III.4. “Aranda” bien leído
El debate sobre las cuestiones interpretati-
vas recién analizadas se ha visto enriquecido
por el reciente dictado del fallo “Aranda” de
la CS (17). En este fallo la Corte Suprema da
respuesta a varios de los interrogantes plan-
teados anteriormente, afirmando que: a) el
art. 623, Cód. Civil, y el art. 770, Cód. Civ. y
Com., exigen intimación al pago; b) que esa in-
timación al pago equivale a una constitución
en mora; c) que la constitución en mora no
es automática, sino que resulta necesaria una
interpelación (mora ex personæ). Hasta aquí
estamos en desacuerdo en todo, pero las con-
secuencias prácticas son menores (o mejor
dicho, inexistentes), ya que la necesidad de
interpelación se satisface con la liquidación
notificada al deudor.
Sin embargo, la plataforma fáctica del
caso aporta algunos datos relevantes para
entender la decisión. En este caso el cuestio-
namiento se origina en que la liquidación for-
mulada por el actor incluyó intereses desde
la mora hasta la sentencia y luego capitalizó
estos intereses en la primera liquidación. Ello
quiere decir que el actor practicó una capita-
lización no autorizada ni por el art. 623, Cód.
Civil, ni por el art. 770, Cód. Civ. y Com., ya
que capitalizó intereses que, en principio, no
habían sido fruto de una liquidación.
En el caso, entonces, no se anula una ca-
pitalización en que no se notificó al deudor,
sino que se anula una capitalización en la
que no hubo liquidación previa. Ello permite
entender que “Aranda” no contiene innova-
ción alguna en materia de reglas de capita-
lización, sino que se limita a repetir lo que la
Corte viene diciendo en precedentes anterio-
res sobre la materia.
Aun que entendiéramos “Aranda” como
exigiendo una nueva constitución en mora
exigencia de pago. Si la liquidación es aprobada (por no ha-
ber sido observada y haberse formulado conforme a derecho,
o luego de un incidente de impugnación) y el deudor no cum-
ple, al formularse la próxima liquidación el acreedor queda
habilitado a capitalizar los intereses que se han devengado
La ley 12.954 que creó el Cuerpo de Aboga-
dos del Estado, bajo la dirección del Procura-
dor del Tesoro de la Nación, tuvo por finali-
dad que la actividad de la Administración se
ajustara a la ley asegurando el principio de le-
galidad. Por su parte, la ley 19.549 de Procedi-
mientos Administrativos fue un avance para
garantizar los derechos e intereses legítimos
de quienes son parte en un procedimiento
administrativo. El art. 7º de la ley establece,
como uno de los requisitos esenciales del acto
administrativo, el dictamen previo del servi-
cio jurídico permanente cuando el acto pu-
diere afectar derechos subjetivos e intereses
legítimos. Por su parte, el art. 1º, inc. f), nro. 2,
contiene una norma fundamental a la que de-
ben ajustarse los dictámenes. “...debiendo la
Administración requerir y producir los informes
y dictámenes necesarios para el esclarecimiento
de los hechos y de la verdad jurídica objetiva”.
La doctrina tradicional considera que los
dictámenes no son actos administrativos
susceptibles de ser impugnados. La Procu-
ración del Tesoro siempre ha sostenido, que
“los dictámenes son actos preparatorios ten-
dientes a la formación de la voluntad de la Ad-
ministración y, por ende, no son actos adminis-
trativos susceptibles de recursos (Dictámenes
181:151; 183:150; 185: 74; 235:175). Esta doctri-
por interpelación, lo dicho antes muestra que
esto nos lleva al terreno de las reglas proce-
sales, que serán las que indiquen la forma
de la notificación de la liquidación en cuanto
acto procesal que contiene la interpelación;
y, por eso, entiendo que “Aranda” en cual-
quier caso no cambia en nada la situación
práctica, ya que cualquier liquidación judi-
cial, para cualquier código procesal del país,
exige notificación (por cédula, edictos, a la
oficina o ministerio legis) al deudor, con lo que
ello permite dar por cumplidas las reglas de
la mora por interpelación.
IV. Conclusiones
1. Para analizar la capitalización de intereses
y su calificación jurídica, es necesario tener en
cuenta el contexto económico en Argentina y la
larga duración de los juicios en que se exigen
obligaciones de dar sumas de dinero.
2. En relación con la capitalización por la no-
tificación de la demanda, la simple mención de
que la demanda incluye tanto el capital como
intereses hace procedente la capitalización de
los intereses desde la mora hasta la fecha de
la notificación de la demanda, sin necesidad
de otras declaraciones o reservas [art. 770,
inc. b)].
3. No existen normas limitativas de la can-
tidad de veces que puede capitalizarse una
deuda por liquidación judicial y, por lo tanto,
no debe imponerse límite alguno a la capitaliza-
ción por liquidación.
4. No existe un plazo mínimo que debe trans-
currir para poder efectuar capitalización por
liquidación judicial, ni puede aplicarse analó-
gicamente la solución excepcional del art. 770,
inc. a).
5. La capitalización por liquidación judicial
sólo requiere que el juez mande a pagarla, lo
que no es equivalente a una intimación de pago.
a. Si hipotéticamente se considerara que es
necesaria una intimación al pago para que haya
hasta la primera (aunque también puede optar por no hacer-
lo). Cfr. PIZARRO, ob. cit., XIII, c, 3. En relación con esto
PIZARRO y VALLESPINOS, ob. cit., entienden que el
reclamo es categórico cuando no es una simple invitación
a cumplir, o un recordatorio, o una sugerencia, o menos aun
na si bien se mantiene en la actualidad, se
ha moderado en su formulación expresando
“que los dictámenes no son actos administra-
tivos en sentido estricto, ya que no producen
actos jurídicos directos y por ello son irrecurri-
bles aunque adolecieran de vicios; esos actos
preparatorios pueden producir efectos jurídi-
cos, pero estos son indirectos o mediatos para
los particulares, pues sólo los puede afectar a
través de los actos dictados en su consecuen-
cia” (Dictamen 259:18).
El hecho de que los efectos del acto sean
mediatos o inmediatos no es un argumento
convincente para negar a los dictámenes el
carácter de actos jurídicos que deban respe-
tar el principio de legalidad. En los recursos
administrativos un dictamen contrario al re-
currente produce para él efectos jurídicos,
porque la autoridad decisoria difícilmente se
apartará de aquel dictamen, al representar
la legalidad. Para el recurrente, si considera
que el dictamen es ilegal, sus efectos son in-
mediatos, e inmediata será también la nece-
sidad de impugnarlo antes de que se rechace
su pretensión. La impugnación le permitirá
al funcionario escuchar al recurrente, con-
siderar sus argumentos antes de decidir y
solicitar un nuevo dictamen, si lo estima ne-
cesario.
Viernes 20 de octubre de 2017 | 3
mora, estaríamos ante una mora automática,
por aplicación de principios generales.
b. Si hipotéticamente se considerara nece-
saria una mora por interpelación (lo que debe
descartarse, nuevamente, por ser la mora ex
personæ una solución excepcional en el Cód.
Civ. y Com.), la forma de la interpelación está
indicada por normas sustanciales y procesa-
les.
i. En lo sustancial, la liquidación que formu-
la el acreedor es una declaración de voluntad
recepticia y categórica que cumple con los
requisitos establecidos para ser considerada
una interpelación en las normas sustanciales.
ii. En lo procesal, la forma de comunica-
ción de la interpelación al pago que sustan-
cialmente implica la liquidación está librada
a la regulación de las notificaciones de actos
procesales de cada código procesal.
A) La forma de la interpelación puede ser
por cualquiera de los medios que ordenen las
normas procesales, incluyendo cédula de no-
tificación, edictos, y notificación a la oficina o
ministerio legis.
6. El reciente precedente “Aranda” de la
Corte no establece nuevos requisitos para
la procedencia de la capitalización por liqui-
dación judicial, sino que bien leído establece
que ésta debe incluir una interpelación, res-
pecto de la cual es aplicable lo antes dicho,
por lo que esto no cambia en nada la situa-
ción práctica existente. l
Cita on line: AR/DOC/2519/2017
MÁS INFORMACIÓN
Marino, Abel E., “Regulación de los intereses, la
usura y el anatocismo en el Código Civil y Comercial
de la Nación”, RCyS 2017-IX, 13.
Pizarro, Ramón D., “Los intereses en el Código Ci-
vil y Comercial”, LA  LEY, 31/07/2017, 1.
un ruego (p. 526). Evidentemente, una liquidación judi-
cial no es un simple recordatorio ni una sugerencia.
(16) PIZARRO - VALLESPINOS, ob. cit., p. 525.
(17) CS, “Aranda, Elena M. c. Ferreyra, Luis A.”
(20/12/2016), LA  LEY, 2017-A, 241.
La calificación de actos preparatorios desco-
noce la importancia decisiva que tienen los dictá-
menes en el dictado de los actos administrativos.
Es desconocer que el dictamen hace a la esencia
del acto que se dicte, porque su finalidad es ase-
gurar la vigencia del principio de legalidad en la
Administración. Su importancia determina que
los funcionarios de la línea rara vez se aparten
del dictamen, aunque podrían hacerlo fundada-
mente. Lo que resuelven generalmente es acor-
darlo con el director del servicio jurídico en per-
juicio del principio de legalidad.
El hecho de que los directores de los servi-
cios jurídicos dependan orgánicamente del
titular del organismo al que corresponde el
servicio, y que generalmente los directores
de los servicios jurídicos sean funcionarios
con antigüedad en el cargo, hace que traba-
jen muy estrechamente con aquél, por lo ge-
neral un político de peso y muchas veces sin
experiencia administrativa. Esta estrecha re-
lación da lugar a los dictámenes ad usum del-
phini, que más que garantizar el imperio de
la legalidad o los derechos subjetivos o los in-
tereses legítimos de los recurrentes, buscan
satisfacer otros intereses.
En mi opinión, como abogado que recurro
actos administrativos en la Administración
4 | Viernes 20 de octubre de 2017
nacional, estoy convencido de que el carác-
ter irrecurrible de los dictámenes jurídicos de
la Administración puede ser una causa grave
de la corrupción administrativa. En su origen,
cuando la sociedad y el Estado eran autorita-
rios, no democráticos, el derecho administra-
tivo era el derecho del Estado. La doctrina de
que los dictámenes jurídicos no son recurribles
reconoce ese origen. A medida que la sociedad
y el Estado se van democratizando y rige el Es-
tado de derecho, no puede aceptarse que los dic-
támenes como actos jurídicos, que constituyen
un componente esencial de los actos adminis-
trativos, estén amparados por una suerte de act
of indemnity que impida su impugnación cuando
son contrarios a la ley y al orden jurídico.
La discusión sobre si los dictámenes son actos
administrativos debe partir, a mi juicio, de un
hecho incontrovertible. Los dictámenes son ac-
tos jurídicos de la Administración y, como tales,
deben adecuarse a los principios generales del
derecho, a la ley, lato sensu, a la doctrina que es-
tablecen los fallos de la Corte Suprema y a la doc-
trina de la Procuración del Tesoro de la Nación.
En los recursos administrativos los dictáme-
nes jurídicos, como las pericias que hacen los
profesionales de otras disciplinas, son el juicio
que sobre una cuestión jurídica determinada
hacen los expertos en derecho. Así es en Fran-
cia, la cuna del derecho administrativo. No es ra-
zonable que los abogados del Estado, profesio-
nales del derecho, nieguen que sus dictámenes
sean actos jurídicos y que no puedan ser impug-
nados si son contrarios a la ley. Si el dictamen es
un acto jurídico de la Administración contrario
a la ley o al orden jurídico, aunque no se lo consi-
dere un acto administrativo en sentido estricto,
su nulidad resulta de la jerarquía normativa del
art. 31 de la Constitución Nacional, y del art. 14,
inc. b), de la ley 19.549, aplicable no sólo a los ac-
tos administrativos sino a todos los actos jurídi-
cos de la Administración.
La doctrina de la Procuración del Tesoro,
que niega a los dictámenes el carácter de ac-
tos jurídicos y los considera actos meramente
preparatorios no impugnables, es contraria
al sistema republicano de nuestra Constitu-
ción que hace responsables a los funcionarios
de sus actos; y no surge de la Ley de Procedi-
mientos Administrativos que alguna medida
haya sido desvirtuada por su reglamentación.
Se trata de una construcción doctrinaria de
los autores de derecho administrativo y del
NOTA A FALLO
Parques nacionales
Límites. Parque Nacional Iguazú. Estable-
cimiento de utilidad nacional. Inconstitu-
cionalidad de leyes provinciales que fijan
límites distintos a las nacionales.
Hechos: La Corte Suprema de Justicia de
la Nación declaró la inconstitucionalidad de
Parques nacionales y dominio originario de las provincias
Carlos A. Rodríguez
1 — En el fallo que comentamos (1), la Ad-
ministración de Parques Nacionales, en su
carácter de autoridad de aplicación de la ley
nacional 22.351, deduce acción declarativa
de certeza contra la Provincia de Misiones,
a fin de que se declare la inconstitucionali-
dad de la ley provincial 4467, que fue pro-
mulgada por el decreto 2338/08 y publicada
el 06/11/2008.
Cuerpo de Abogados del Estado, cuyo re-
sultado es liberar a los abogados del Estado
de responsabilidad por los dictámenes que
emiten, aun cuando éstos sean contrarios al
orden jurídico; ésta es una de las causas por
las que no rige el principio de legalidad en la
Administración, principio que fundamen-
ta la existencia del Cuerpo de Abogados del
Estado. Es también una de la causas de la
corrupción administrativa, ya que general-
mente detrás de un acto de este tipo hay un
dictamen jurídico que lo avala. La imposibi-
lidad de impugnarlos antes de que se dicte el
acto decisorio hace que muchos dictámenes
sean de muy baja calidad jurídica, violatorios
de la ley, de los principios generales del dere-
cho, entre ellos el de la buena fe con que los
funcionarios y los particulares deben trami-
tar las actuaciones administrativas confor-
me la doctrina de la Corte Suprema (Fs. CS
312:1725).
La doctrina de que los dictámenes no pue-
den impugnarse hace que la responsabilidad
de sus autores, que son los abogados del Cuer-
po de Abogados del Estado, ya sea por falta de
idoneidad o por no cumplir con sus obligacio-
nes, no pueda hacerse efectiva. Esto es muy
grave, porque el órgano decisorio difícilmen-
te se aparta del dictamen, y éste pasará a ser
el fundamento jurídico del acto que se dicte; y
una vez dictada su impugnación, es más difícil,
porque la autoridad administrativa tiende, por
espíritu de cuerpo, a mantener sus decisiones.
La imposibilidad de impugnar los dictáme-
nes jurídicos es inaceptable en un Estado de
derecho, máxime si se considera que los abo-
gados como profesionales del derecho somos
los primeros que debemos respetar el orden
jurídico. Más aún, en alguna medida somos
una élite dentro del sistema constitucional,
porque somos los abogados y los jueces los in-
térpretes finales de la Constitución.
En síntesis, opino que los dictámenes son
actos jurídicos de la Administración y, al mar-
gen del nombre que se les dé, pueden ser im-
pugnados antes de dictarse el acto administra-
tivo, cuando son contrarios a la ley aplicable o
tengan vicios que los descalifiquen como actos
jurídicos válidos.
Uno de los principios esenciales de la demo-
cracia es el control de los funcionarios públi-
cos. Es obvio que los abogados del Cuerpo de
las leyes de la Provincia de Misiones XVI 99
(antes ley 4467) y su modificatoria, la XVI
112, en cuanto dispuso la creación del “Par-
que Provincial del Río Iguazú” y establece
que comprende “el sector argentino del Río
Iguazú”, contradiciendo normas nacionales
y la Constitución Nacional.
1. - Las leyes de la Provincia de Misiones
XVI 99 (antes ley 4467) y su modifica-
Cuestiona dicha ley en cuanto dispone
la creación del “Parque Provincial del Río
Iguazú” sobre un establecimiento de utilidad
nacional —el “Parque Nacional Iguazú”— so-
metido a la jurisdicción del Estado Nacional,
arrogándose así la facultad de ejercer actos
de disposición y administración sobre bienes
de dominio público y exclusivo de aquél, in-
terfiriendo de ese modo con la finalidad para
Abogados del Estado, como todos los funcio-
narios de una democracia, deben de ser con-
trolados en el ejercicio de sus funciones.
El problema es cómo impugnar los dictáme-
nes dentro de la propia Administración y antes
de que se dicte el acto administrativo. La res-
puesta a este problema está relacionada con la
política y con la ciencia o el arte de la administra-
ción. Me limito a esbozar una opinión con la fina-
lidad de que el Cuerpo de Abogados del Estado
pueda cumplir mejor su importante función de
asegurar la vigencia del principio de legalidad
en la Administración. La experiencia histórica
enseña que las reformas en la Administración
pueden tener una influencia muy positiva en las
instituciones políticas.
Una forma de solucionar el problema sería
que la dirección funcional del Cuerpo de Abo-
gados a cargo del Procurador del Tesoro tenga
primacía sobre la dirección orgánica que tiene
el jefe del organismo del que depende el servicio
jurídico permanente. Esta primacía sería lo más
lógico, porque el predominio de la dependencia
orgánica proviene de la tradición autoritaria. Si
la finalidad del servicio jurídico permanente es
que el organismo, al que están adscriptos los abo-
gados del Estado, obre conforme con la ley, éstos
no deberían depender del jefe del organismo o su
dependencia debería limitarse a exigencias de
tipo formal. La dependencia orgánica como exis-
te en la actualidad da lugar a la relación estrecha
que antes critiqué.
Se requiere una estructura organizativa que
asegure que el director del servicio jurídico per-
manente pueda dictaminar aplicando la ley. Esto
podría lograrse si el Procurador del Tesoro ejer-
ciera con plenitud las facultades inherentes al
control funcional que le otorga la ley como direc-
tor del Cuerpo, pero por tradición los Procurado-
res del Tesoro no ejercen las atribuciones propias
de su elevado cargo. Los directores de los servi-
cios deberían actuar como delegados del Procu-
rador del Tesoro en el cumplimiento de su fun-
ción, sin perjuicio de la colaboración que deban
prestar en todo momento al jefe del organismo.
La relación entre el Procurador del Tesoro y
los directores de los servicios permanentes de-
bería de ser fluida, para asegurar la vigencia del
principio de legalidad. Es sabido que los directo-
res de los servicios jurídicos deben cumplir con
la doctrina jurídica de la Procuración del Teso-
ro; sin embargo, esto no siempre ocurre. Así, por
toria, la XVI 112, en cuanto dispuso la
creación del “Parque Provincial del Río
Iguazú” y establece que comprende “el
sector argentino del Río Iguazú”, son
inconstitucionales, pues ni la intención
del legislador al sancionar la ley na-
cional 6712, ni la clara letra del art. 3°
del decreto nacional 100.133 y las nor-
mas que le sucedieron después, ni de la
prueba pericial, puede sostenerse que
la cual el establecimiento fue creado, lo que
resulta violatorio —según aduce— de los
arts. 31 y 75, inc. 30, de la CN, de la ley 22.351
de Parques Nacionales y de los arts. 2339
y 2340 del Cód. Civil.
2 — La primitiva comprensión de las áreas
naturales protegidas está ligada a la excep-
cionalidad, a la belleza de la naturaleza no
modificada (2). Luego, el concepto fue evo-
lucionando, centrado exclusivamente en la
protección de la biodiversidad, el que no re-
sultaba suficientemente adecuado. A efectos
ejemplo, es doctrina de la Procuración del Teso-
ro que los dictámenes deben de ser “el análisis ex-
haustivo y profundo de una situación jurídica deter-
minada, efectuada a la luz de las normas vigentes
y de los principios generales que la informan, a los
efectos de recomendar conductas acordes con la jus-
ticia y el interés legítimo de quien formula la consul-
ta (conf. Dictámenes 197:61; 202:89; 212:39).
Esta doctrina no sólo es lógica, sino que cum-
ple con uno de los requisitos esenciales que debe
de tener el acto administrativo, conforme lo
dispone el art. 7º, inc. c) de la ley 19.549: debe de-
cidir todas las peticiones formuladas. La palabra
petición debe interpretarse en sentido amplio: si
se articuló la nulidad del dictamen por ser con-
trario a la ley, el acto que se dicte debe decidir la
nulidad planteada. Esta doctrina en muchos dic-
támenes no se cumple, porque su observancia
requiere sentido de la responsabilidad y el hábito
del esfuerzo intelectual.
La impugnación de nulidad de los dictámenes
debería hacerse antes del dictado del acto admi-
nistrativo. El Procurador del Tesoro sería quien
resuelva la impugnación en última instancia, por
vía incidental y con la premura que el caso re-
quiera. Si el dictamen impugnado constituye un
análisis profundo y exhaustivo de las cuestiones
planteadas, y la impugnación está debidamente
fundada, estimo que el Procurador del Tesoro,
a través de la Dirección Nacional de Dictáme-
nes, podría resolver la impugnación en un plazo
breve, ya sea desestimándola o bien haciéndole
lugar. En este último caso se debería disponer
que se dicte un nuevo dictamen con arreglo a lo
decidido por el Procurador. Los dictámenes del
Procurador del Tesoro también deberían ser pa-
sibles de ser impugnados ante la Cámara com-
petente de la justicia en lo federal, mediante un
recurso de trámite abreviado.
Es probable que la reforma que propongo
sea criticada con el argumento de que parali-
zaría la Administración, pero en la actualidad
ésta es elefantina, ineficiente, costosa para
los contribuyentes por el enjambre de agen-
tes innecesarios. Un Cuerpo de Abogados del
Estado con idoneidad profesional que asegu-
re el imperio del principio de legalidad y del
orden jurídico en la Administración contri-
buiría a la consolidación de las instituciones
políticas. l
Cita on line: AR/DOC/2154/2017
el cauce del río Iguazú y sus cataratas
no integran, en una unidad inescindi-
ble, el Parque Nacional Iguazú, máxi-
me cuando estas últimas son una de las
causas eficientes de la creación del Par-
que Nacional Iguazú.
2. - Las leyes de la Provincia de Misiones
XVI 99 (antes ley 4467) y su modifica-
toria, la XVI 112, en cuanto dispuso la
de brindar un alto grado de protección sobre
estas zonas, se decidió revisarlo y modificar-
lo en la Cumbre Almería (España) de la Co-
misión Mundial de Áreas Protegidas, realiza-
da en mayo de 2007, ratificado por la UICN.
La definición actual es la siguiente: “Un es-
pacio geográfico claramente definido, reco-
nocido, dedicado y gestionado, mediante me-
dios legales u otros tipos de medios eficaces
para conseguir la conservación a largo plazo
de la naturaleza y de sus servicios ecosisté-
micos y sus valores culturales”  (3).

creación del “Parque Provincial del Río
Iguazú” y establece que comprende “el
sector argentino del Río Iguazú”, son
inconstitucionales, pues no puede ese
Estado local arrogarse la propiedad de
un establecimiento de utilidad nacional
que no ha sido desafectado de su desti-
no al uso público por una ley del Con-
greso Nacional y, por tanto, desconocer
el régimen legal de un Parque Nacional
y sus límites.
Dentro de los valores culturales y los natu-
rales es innegable que las “Cataratas del Igua-
zú” constituyen un paisaje único, declarado
el 22/02/2012 por la fundación New7Wonders,
finalmente confirmó que estas cataratas son
oficialmente una de las siete maravillas natu-
rales del mundo.
El paisaje en sí, como valor ambiental y del
derecho argentino, fue expresamente inclui-
do como objeto de protección en el art. 240
del Cód. Civ. y Com., como así también los
valores culturales (artículo que dicho sea de
paso no se aplica en el fallo, cuando así debió
haber sido por su fecha).
Ya la Constitución Nacional reformada en
1994 estableció en su art. 75, inc. 19, que el
Congreso Nacional debe dictar leyes que pro-
tejan “los espacios culturales y audivisuales”.
3 — Desde el punto procesal, es necesario
aclarar que la declaración de certeza, en tan-
to no tenga carácter simplemente consultivo,
no importe una indagación meramente espe-
culativa y responda a un “caso” que busque
precaver los efectos de un acto en ciernes al
que se atribuye ilegitimidad y lesión al régi-
men federal, y que constituye causa en los
términos de la Ley Fundamental (4).
4 — Expone la actora que el “Parque Na-
cional Iguazú” fue creado con anterioridad a
la provincia de Misiones y comprende el sec-
tor argentino del río Iguazú hasta el límite
con la República Federativa del Brasil, “así
como las cataratas (del Iguazú) e islas que se
encuentran en dicha porción del sector”. In-
dica que ello es así porque la ley 12.103 y el de-
creto nacional 100.133 del 18/09/1941, fijaron
el límite del citado parque en el río Iguazú y,
cuando tales actos legislativos fueron dicta-
dos, el sector argentino del río se encontraba
bajo el dominio del Estado Nacional.
Explica que al crearse la Provincia de Mi-
siones, el Estado Nacional se reservó el do-
minio y la jurisdicción sobre el “Parque Na-
cional Iguazú” a través de la ley 14.294 y del
decreto-ley 5411/1957.
La ley 22.351 que incorpora modificaciones
vigentes en la materia —18.594 y 20.161— es-
tablece en su art. 2º:
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) “Administración de Parques Nacionales c. Misio-
nes, Provincia de s/ acción declarativa de inconstitucio-
jurisprudencia
Alimentos a favor Aumento de la cuota alimentaria. Proce-
dencia.
del hijo Hechos: La Cámara elevó el monto de cuota
Ponderación de circunstancias de hecho.
Salario, titularidad de bienes y cuota del
establecimiento educativo al que asiste el
menor. Viajes al exterior realizados por
el demandado. Mayor esfuerzo que debe
redoblar el progenitor no conviviente.
3. - El planteo de la Provincia de Misiones
relativo a la propiedad sobre el sector
argentino del Río Iguazú, fundado en el
art. 124 de la Constitución Nacional que
consagra el dominio originario de las
provincias sobre sus recursos naturales,
debe rechazarse, pues el citado precepto
no puede ser interpretado con una am-
plitud tal que implique negar el derecho
real de dominio de quienes tienen el ca-
rácter de titulares de bienes inmuebles
“Art. 2º — Las tierras fiscales existentes en
los Parques Nacionales y Monumentos Natu-
rales, son del dominio público nacional. Tam-
bién tienen este carácter las comprendidas en
las Reservas Nacionales, hasta tanto no sean
desafectadas por la autoridad de aplicación”.
Por otra parte, para nuevos parques nacio-
nales que se crearan en el futuro dice:
“Art. 3º — La creación de nuevos Parques
Nacionales, Monumentos Naturales o Reser-
vas Nacionales, en territorio de una provin-
cia, sólo podrá disponerse previa cesión de la
misma a favor del Estado Nacional, del do-
minio y jurisdicción sobre el área respectiva.
Podrá incluir los territorios afectados por la
ley 18.575 y normas complementarias, previa
intervención del Ministerio de Defensa”.
Es el caso del futuro Parque Nacional
Iberá, que el gobierno de la provincia de Co-
rrientes cedió por ley 6384.
5 — La cuestión resuelta por nuestra Corte
Suprema de Justicia implica varios aspectos
los que hay que considerar:
a) El Estado provincial argumenta que la ri-
bera interna y el cauce del río Iguazú se encuen-
tran fuera del perímetro del Parque Nacional
Iguazú, por lo que el fenómeno natural de las
Cataratas, que se enclava en el citado río, no
forma parte de aquel. Funda tal posición en el ya
citado decreto nacional 100.133/41 pues, según
indica, dicha norma, al fijar el límite norte del
mencionado establecimiento de utilidad nacio-
nal, omitió incluir las Cataratas del Iguazú den-
tro de este, por lo que no puede el Estado Na-
cional atribuirse el dominio de tal zona del río.
b) Indica que el talweg o canal más profun-
do del río Iguazú conforma el límite norte de
la Provincia de Misiones, por lo tanto, todo
el sector argentino de dicho río constituye
territorio provincial y, como tal, integra su
dominio público.
c) Lo prescripto por el art. 124 de la CN,
que consagra el dominio originario de las
provincias sobre sus recursos naturales.
Para la Corte, lo que está en juego en la va-
lidez de la ley XVI 99 (5) de la Provincia de Mi-
nalidad”, CS, 10/08/2017.
(2) MATEO, Martín, “Tratado de Derecho Ambien-
tal”, Ed. Trivium, Madrid, 1997, V. III, p. 310.
alimentaria fijada a favor de la hija del de-
mandado, teniendo en cuenta su capacidad
económica.
1. - La cuota alimentaria fijada a favor de la
niña que vive con la madre debe elevar-
se, ya que la prueba resulta concluyente
al tiempo de sancionarse la reforma del
año 1994, en el caso, el Parque Nacional
Iguazú, ni tampoco para incidir en los lí-
mites de un establecimiento de utilidad
nacional, fijados con anterioridad a la fe-
cha de entrada en vigencia de esa refor-
ma —art. 75, inc. 30, de la Constitución
Nacional—.
120.504 — CS, 10/08/2017. - Administra-
ción de Parques Nacionales c. Provin-
siones, sancionada el 30/10/2008 y promulgada
por el decreto local 2338/08 en cuanto dispo-
ne la creación del “Parque Provincial del Río
Iguazú” y establece que comprende “el sector
argentino del Río Iguazú”. Para resolver esta
cuestión de graves proyecciones, hay que de-
terminar en primer término, si esa porción del
río Iguazú, dentro del cual se enclava el fenó-
meno natural de las “Cataratas del Iguazú” es
de dominio público nacional o provincial.
Que el 29/11/1934, se dictó la ley 12.103, por
la que se creó la Dirección de Parques Nacio-
nales, que creó simultáneamente los parques
Nahuel Huapi e Iguazú. En el art. 15 se esta-
bleció el régimen legal de sus tierras al seña-
lar “declárase bienes del dominio público las
tierras de propiedad fiscal, situadas dentro
de perímetro de cada parque o reserva”.
El decreto nacional 100.133, por medio del
cual se fijaron los límites del referido Parque
Nacional Iguazú, en su art. 3º estableció que
serían los siguientes: “al Norte, el río Iguazú
desde su desembocadura en el río Alto Para-
ná hasta el esquinero Nor Oeste de la Colonia
Manuel Belgrano;...”.
La ley 14.294, del 10/12/1953 (6), convierte el
entonces territorio nacional de Misiones en
la provincia de Misiones.
Las tierras del futuro Parque Nacional
Iguazú fueron compradas por el gobierno na-
cional y, como bien lo relata el fallo, compren-
dían el río Iguazú.
En el art. 15 de la ley 12.103 se estableció el
régimen legal de sus tierras al señalar: “de-
clárase bienes del dominio público las tierras
de propiedad fiscal, situadas dentro de perí-
metro de cada parque o reserva...”.
Las leyes 14.294 y 14.408, en sus arts. 11 y 10
respectivamente, disponen que “el Estado Na-
cional podrá reservarse para sí aquellos bienes
que necesite destinar a uso o servicio público de
la Nación” y que en tales condiciones, se “encuen-
tran los actuales Parques Nacionales: Iguazú...”.
La Corte luego de un minucioso análisis
de los antecedentes históricos, citas legales,
jurisprudenciales del más alto Tribunal, bi-
bliográficas y el respectivo peritaje, llega a la
(2) ALFOLSÍN LÓPEZ, Marcelo, “Derecho Ambien-
tal”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 2012, p. 313.
(4) Fallos: 308:2569; 310:606 y 977; 311:421, entre mu-
respecto de la capacidad económica del
demandado —en el caso, es copropietario
de un inmueble y de cuotas de una socie-
dad, y realizó viajes al exterior— quien,
al ser el progenitor no conviviente, debe
redoblar los esfuerzos para cubrir su
asistencia, alimentación y educación y no
puede soslayar su obligación aduciendo
la exigüidad de sus ingresos si no la de-
muestra cabalmente en el marco total de
sus recursos.
Viernes 20 de octubre de 2017 | 5
cia de Misiones s/ acción declarativa de
inconstitucionalidad.
[Cita on line: AR/JUR/50707/2017]
[El fallo in extenso puede consultarse en Aten-
ción al Cliente, www.laleyonline.com.ar o en
Proview]
conclusión que mal puede sostener entonces
el Estado provincial que el cauce del río Igua-
zú y sus Cataratas no integran en una unidad
inescindible el nombrado establecimiento
de utilidad nacional; e intentar mediante el
dictado de las leyes XVI 99 y 112, vaciar de
contenido la totalidad integrativa del fin para
el cual fue creado el Parque Nacional Iguazú.
Al efecto se debe precisar, de conformidad
con lo dictaminado por la señora procurado-
ra fiscal, que el citado precepto no puede ser
interpretado con una amplitud tal que impli-
que negar el derecho real de dominio de quienes
tienen el carácter de titulares de bienes inmue-
bles al tiempo de sancionarse la reforma del
1994, ni tampoco para incidir en los límites de un
establecimiento de utilidad nacional, fijados con
anterioridad a la fecha de entrada en vigencia
de esa reforma (art. 75, inc. 30, de la CN).
Es decir que en definitiva la Corte establece
que la cláusula del art. 70º, inc. 30 de la CN no
tiene efecto retroactivo, en el fallo analizado.
Por tales consideraciones se declaran in-
constitucionales las leyes XVI 99 y 112 dictadas
por la demandada, la provincia de Misiones.
Coincido con la opinión de la Corte Supre-
ma de la Nación, en el caso concreto, que para
aplicarse en casos similares futuros, deberá
cumplirse los dos requisitos que fija la Corte:
El art. 124 de la CN no puede cercenar el
derecho real de dominio de quienes tienen el
carácter de titulares de bienes inmuebles al
tiempo de sancionarse la reforma del 1994.
Tampoco para incidir en los límites de un
establecimiento de “utilidad nacional” en
razón de estar afectado a un uso público de
interés o utilidad nacional (art. 75, inc. 30 de
la CN), antes de la creación de una provincia.
Finalmente entiendo que un Parque Nacional
es una unidad, que en principio es indivisible
y como en los casos de un Parque Nacional no
puede escindirse una parte de vital importancia,
mientras así no lo decida la Nación de acuerdo
con los argumentos que se mencionan. l
Cita online: AR/DOC/2722/2017
chos otros. Del Dictamen de la Procuración general.
(5) Antes, ley 4467.
(6) BO del: 04/01/1954.
2. - Aunque la obligación de prestar alimen-
tos a los hijos pesa sobre ambos proge-
nitores, se interpreta que ésta recae en
mayor medida sobre el progenitor que
no ejerce la tenencia, en tanto que el
otro lo compensa con el mayor cuidado
y dedicación que a sus hijos les brinda.
120.505 — CNCiv., sala H, 30/06/2017. - M. P.
y otro c. R. A s/ alimentos.
6 | Viernes 20 de octubre de 2017
[Cita online: AR/JUR/43015/2017]
COSTAS
A la vencida.
INTERESES
Tasa de interés activa desde la fecha de la mora y has-
ta el efectivo pago.
2ª Instancia.- Buenos Aires, junio 30 de
2017.
Considerando:
Vienen estos autos a la Alzada para resol-
ver el recurso de apelación interpuesto por la
parte actora a fs. 2002 y por la demandada a
fs. 2004 contra la sentencia de fs. 1997/2001
que estableció que el demandado debe abo-
nar desde el 08/06/2015 la suma de $9.000
en concepto de cuota alimentaria del 1 al 10
de cada mes.
Se agravia la parte actora de que: 1) no
se ha ponderado adecuadamente las necesi-
dades alimentarias de la menor, 2) no se ha
valorado adecuadamente la situación eco-
nómica del alimentante, 3) no se han fijado
intereses moratorios desde el inicio de la me-
diación. Por su parte la demandada en su me-
morial de fs. 2016/2022, se agravia de: 1) in-
congruencia de la sentencia frente a los gas-
tos de una niña de 13 años, 2) arbitrariedad
de la sentencia, 3) error en el monto de los
ingresos de su parte, 4) falta de tratamiento
de las impugnaciones oportunamente dedu-
cidas por la parte demandada a la idoneidad
de los testigos y 5) finalmente la imposición
de costas a su parte.
I. Cabe señalar primeramente, que el
tribunal de apelación no se encuentra obli-
gado a seguir a los litigantes en todas sus
argumentaciones, ni a refutar éstas una por
una, en tanto posee amplia libertad para or-
denar el estudio de los hechos y de las dis-
tintas cuestiones planteadas asignándoles
el valor que corresponda a las que realmen-
te lo tengan y sean decisivas para fundar la
sentencia, pudiendo prescindir, en conse-
cuencia, de aquéllas que no sirvan a la justa
solución de la litis. Partiendo de esta pauta
directiva, se resolverá la cuestión en esta
instancia.
II. Ambas partes se agravian de la cuota
alimentaria fijada, el actor considera que ese
monto es exiguo, mientras que el demandado
lo considera elevado.
Asimismo, el magistrado de grado ha anali-
zado las pruebas producidas en la causa.
De las constancias de la causa surge que la
menor vive con su madre, el marido de ésta y
la hija de este matrimonio. Concurre al cole-
gio Argentino Baldomero Fernández Moreno
cuya cuota mensual al mes de marzo del año
2016 fue de $1730 y la reserva de vacante fue
de $1400 (ver fs. 1358).
A fs. 632 se acreditó que la madre de la me-
nor cobra un salario de $35.541,81 al mes de
marzo del año 2016 (ver fs. 787) y es titular de
tres inmuebles (ver fs. 1319/1318) y del 50% de
un automotor marca Hyundai, año 2011 (ver
fs. 1315).
Por su parte el otro progenitor es socio
de la sociedad “2200 S.R.L.” con un capital
social de $200.000, siendo titular de 90.000
cuotas. Es condómino en un 50% de un in-
mueble en el partido de la Costa, con una
superficie de 631 m2 (ver fs. 1303). También
se encuentra acreditado el aseguramiento
de titularidad del Sr. A.R. de un vehículo
BMW año 2010, y un vehículo Volkswagen
Gol modelo 2001 (ver fs. 603), aunque del
informe de dominio del primero de los roda-
dos se acredita que se encuentra inscripto a
nombre del Sr. J. C. R.
A fs. 600/602 obra informe de la Dirección
Nacional de Migraciones, donde se da cuenta
que el demandado ha viajado en forma aérea
a Chile, Brasil y Perú.
Es decir, más allá de la impugnación de los
testigos por parte del demandado, lo cierto
es que el resto de la prueba también resulta
concluyente respecto de su capacidad econó-
mica.
Ahora bien, como ya se expusiera, debe
considerarse que de la prueba analizada sur-
ge que la menor vive con su madre. En ese
mismo sentido se ha resuelto que el progeni-
tor no conviviente debe redoblar los esfuer-
zos para cubrir su asistencia, alimentación y
educación y no puede soslayar su obligación
aduciendo la exigüidad de sus ingresos, si no
la demuestra cabalmente en el marco total
de sus recursos (Cfr. CNCivil, sala G, “L. S.
E. c. M., N. L. s/ disminución de cuota ali-
mentaria” 14/10/2011 - LA  LEY 24/11/2011,
6 - LA  LEY 2011-F, 496 - DFyP 2012 (abril)
y también CNCivil, sala C, “T., L. D. c. T., F.
D.” - 18/08/2005 - DJ, 2005-3, 865 - LA  LEY
11/11/2005, 4 - LA  LEY 2005-F, 369 - AR/
JUR/3714/2005)
En esa línea argumental se debe destacar
que, como es sabido, aunque la obligación de
prestar alimentos a los hijos pesa sobre am-
bos progenitores, se interpreta que ésta re-
cae en mayor medida sobre el padre, en tanto
que la madre, si ejerce la tenencia, compensa
con el mayor cuidado y dedicación que a sus
hijos les brinda.
Es decir, la prestación alimentaria cons-
tituye un deber impuesto a los padres como
contenido de la patria potestad, no está some-
tida a la prueba de la necesidad por parte de
la reclamante, pues su requerimiento consti-
tuye un hecho evidente, como también lo es
que a medida que los hijos crecen aumentan
sus necesidades (Cámara Nacional de Ape-
laciones en lo Civil, sala G, “A., L. y otros c.
L., A. A.” 29/02/2012 - LA  LEY 29/06/2012,7
- LA  LEY 2012-D, 221 - DJ, 29/08/2012, 89-
AR/JUR/486/2012).
En función de ello, como así también que
ambos progenitores deben contribuir a su
prestación, es que este Tribunal conside-
ra que la misma debe fijarse en la suma de
$10.000.
III. Se agravia también la parte actora de
la omisión de fijar la tasa de interés aplicable
a los alimentos atrasados.
Merece señalarse, en primer término,
que la discusión acerca de la tasa de interés
aplicable como consecuencia de la mora ha
quedado resuelta en el fuero por lo estable-
cido en el plenario “Samudio de Martínez,
L. c. Transportes doscientos setenta SA s/
daños y perjuicios”, (LA  LEY 22/04/2009,
p. 19). En tal sentido, conviene recordar que
por virtud de lo dispuesto en el plenario “D.
B. de Q., L. del V. c. Q., C.E.” del 28/02/1995
(LA  LEY 1995-B, 487) que excluyó la po-
sibilidad de indexación que emanaba del
Art. 4° del Decreto 529/1991, quedó fuera
de discusión —desde entonces— la aplicabi-
lidad para las deudas por alimentos de los
intereses fijados por la doctrina de plenario
“Vázquez, Claudia A. c. Bilbao, Walter y
otros s/ daños y perjuicios”, del 02/08/1993,
reeditada luego de la sanción de la ley 25.561
por “Alaniz, Ramona E. y otros c. Transpor-
tes 123 SACI interno 200 s/ daños y perjui-
cios” del 23/04/2004. Siguiendo con ello, si
se tiene en consideración que “Samudio”
ha venido a reinterpretar las doctrinas de
tales plenarios anteriores, no cabe duda
que también resulta de plena vigencia en
materia de alimentos (cfr. esta Sala Expte.
Nro. 76246/2009. Incidente N° 1 “P., M. L.
c. S., M. s/ Aumento de cuota alimentaria”
31/05/2016).
En este punto se debe aclarar que la apli-
cación de los plenarios se debe a que si bien
no se desconoce que el artículo 303 del Cód.
Proc. Civ. y Com. de la Nación había sido de-
rogado por el artículo 12 de la ley 26.853, en
virtud del artículo 15 de esa misma normati-
va, tal disposición recién entraría en vigor a
partir de la efectiva integración y puesta en
funcionamiento de los tribunales que allí se
creaban, razón por la cual continuaría vigen-
te hasta ese momento la doctrina plenaria.
Por ende, este aspecto quedará resuelto en
el sentido de que corresponde aplicar la tasa
activa.
IV. Finalmente, cuestiona el demandado
que se hayan impuesto la costas a su parte.
Sentado lo expuesto, y teniendo en cuen-
ta la naturaleza alimentaria de estas actua-
ciones, entiende esta Sala que la imposición
de costas impuestas al demandado por el
juez de grado, resulta ajustada a derecho.
En efecto, este Tribunal participa del crite-
rio generalmente aceptado que sostiene que
—como regla— no conviene apartarse del
principio que las impone al deudor alimen-
tario, como modo de evitar que los gastos
del juicio vayan en detrimento de la inte-
gridad de la cuota (Cfr. esta Sala Expte.
Nro. 81510/2008 “K., D. J. c. A. A. s/ Alimen-
tos” 10/ 12/14). A mayor abundamiento y
como corolario de lo expuesto, cabe destacar
que la mayoría de los planteos introducidos
por el recurrente han sido materia de recha-
zo, con lo cual no resulta desacertada la im-
posición de costas a su parte.
En definitiva, analizando las circunstancias
reseñadas, en función de las constancias de
la causa y la prueba producida, teniendo en
cuenta también los argumentos vertidos por
la Sra. Defensora de Menores de Cámara en
el dictamen de fs. 2051/3, cabe solo admitir el
agravio de la parte actora en lo atinente a la
elevación de la cuota alimentaria de $9.000 a
$10.000 y en la fijación de la tasa de interés
aplicable y rechazar los demás agravios de la
parte demandada.
III. Las costas de esta instancia deberán
ser soportadas por el demandado vencido
(Arts. 68 y 69 del Código Procesal).
En consecuencia, el Tribunal resuelve: A la
apelación de la parte actora: Modificar la cuo-
ta alimentaria elevándola a la suma de $10.000
y establecer la tasa de interés activa desde la
fecha de la mora y hasta el efectivo pago. Con
costas a la vencida (Arts. 68 del Código Pro-
cesal). A la apelación de la parte demandada:
Confirmar lo resuelto a fs. 1997/2001 en lo que
ha sido materia de agravio. Con costas a la
vencida (Arts. 68 del Código Procesal). Regís-
trese y notifíquese. Cumplido, comuníquese al
CIJ (Ac. 15/2013 y 24/2013 CSJN) y devuélva-
se. — José B. Fajre. — Liliana E. Abreut de Beg-
her. — Claudio M. Kiper.
Responsabilidad
del arquitecto
Vivienda unifamiliar encomendada por
el actor en el marco del Plan PRO.CRE.
AR. Abandono injustificado de la obra y
deficiente construcción. Demanda de da-
ños por incumplimiento contractual. Pro-
cedencia. Existencia de secuelas graves
en el accionante. Daño psicológico y daño
moral.
Hechos: Se confirmó la sentencia que con-
denó a un arquitecto a responder por la de-
ficiente construcción de una vivienda enco-
mendada por el actor en el marco del Plan
PRO.CRE.AR.
1. - La indemnización por incapacidad psico-
lógica y tratamiento psicológico otorgada
a quien encargó la construcción de una
vivienda unifamiliar en el marco del Plan
PRO.CRE.AR. que luego fue ejecutada en
forma deficiente por el demandado debe
confirmarse, pues se trata de circunstan-
cias que afectaron la órbita puramente
anímica del actor y que incidieron con-
causalmente para la aparición de daño
psíquico.
2. - El arquitecto demandado debe abonar
una indemnización en concepto de daño
moral, atento al estado de abandono in-
justificado de la obras encargadas por
el actor y la deficiente construcción de
la vivienda unifamiliar prometida —en
el caso, en el marco del Plan PRO.CRE.
AR—, lo que permite tener acreditados
los elementos necesarios para configurar
el daño mencionado, máxime cuando se
probó, además, que aquel se encontraba
alquilando un departamento al momento
de la contratación.
CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO
El hecho dañoso:
Deficiente construcción de una obra
Referencias de la víctima:
Sexo: Masculino
Componentes del daño:
Daño extrapatrimonial
Daño moral genérico: $40.000
Daño psicológico:
tratamiento psicológico $24.000
incapacidad psicológica $50.000
Daño patrimonial
Daños varios:
pago de alquileres de vivienda $19.200
daños materiales $60.000
120.506 — CNCiv., sala E, 27/06/2017. - C., L.
D. c. M., F. S. s/ cumplimiento de contrato.
[Cita online: AR/JUR/42803/2017]
2ª Instancia.- Buenos Aires, junio 27 de
2017.
La sentencia apelada ¿es arreglada a dere-
cho?
A la cuestión planteada el doctor Racimo
dijo:
I. El juez de primera instancia hizo lugar
en la sentencia de fs. 705/710 a la demanda
de daños y perjuicios por incumplimiento
contractual promovida por L. D. C. contra
el arquitecto F. S. M. quien fue condenado
a pagar la suma de $193.200 que se desglosa
en los rubros correspondientes a daños ma-
teriales ($60.000), pago de alquileres de vi-
vienda ($19.200), daño moral ($40.000), inca-
pacidad psicológica ($50.000) y tratamiento
psicológico ($24.000)
Contra dicho pronunciamiento el deman-
dado interpuso recurso de apelación a fs. 713
que fundó con la expresión de agravios de
fs. 742/750 que no fue respondida por el ac-
tor quien a su vez apeló a fs. 711 y presentó su
memorial a fs. 737 que fue contestado por la
contraria a fs. 754/756.
Se encuentra reconocido en la causa que
el actor encomendó al demandado la reali-
zación de tareas profesionales mediante un
contrato relacionado con la construcción de
una vivienda ubicada en la localidad de La
Lonja, partido de Pilar, Provincia de Bue-
nos Aires. El a quo entendió configurada, a
partir de esta admisión del demandado, una
locación de obra cuyas características vin-

culadas a su ejecución podían ser acredita-
das por cualquier medio con las licitaciones
previstas en los arts. 1191 a 1193 del Cód. Ci-
vil. Señaló que en este tipo de contratación
el locador es el único responsable de los re-
sultados de la obra y quien dirija las tareas
con un poder de contrato final. El juez se
atuvo al dictamen presentado por el inge-
niero civil a fs. 614/615 considerando que la
obra fue mal ejecutada y aún no ejecutada
puesto que no se tuvieron en cuenta las re-
glas del arte a lo que se suma que presentan
defectos graves con lo cual estimó que M.
se encontraba obligado a responder frente
al actor.
Sostiene el demandado que se incurre en
error en la sentencia toda vez que la ejecu-
ción de la obra material no se encontraba
a su cargo sino que tenía que ser realizada
por un tercero tal cual fue reconocido por
el propio actor en la demanda como surge
también de las declaraciones de los testigos
ofrecidos por dicha parte. Asevera que pese
a su falta de contestación de la demanda
se hallan acreditados en autos elementos
de juicio que contradicen el alcance de la
encomienda. Admite que existían trabajos
profesionales a su cargo, pero que la labor
ejercida por su parte se circunscribía a las
labores o una locación de obra intelectual
consistente en el Proyecto y la Dirección de
la Obra.
El demandado no contestó la demanda
con lo cual le son plenamente aplicables las
consecuencias del art. 356 inc. 1° del Código
Procesal. La prueba que habría permitido
descartar la versión del actor no ha sido
aportada por el demandado, lo que torna
incuestionable otorgarle absoluta fuerza de
convicción, máxime cuando la falta de con-
testación de la demanda en lo que atañe a la
apreciación de los hechos pertinentes y líci-
tos, constituye fundamento de una presun-
ción simple o judicial acerca de la verdad
de ellos (conf. Palacio, “Derecho Procesal
Civil”, t. IV, pág. 202 y t. VI, pág. 170; Fassi
y Yáñez, “Código Procesal Civil y Comercial
comentado, anotado y concordado”, 3a. ed.,
t. 1, pág. 392). Por consiguiente, no existien-
do elementos que contradigan la susodicha
presunción, cabe tenerlos por ciertos (ver
votos del Dr. Calatayud en causa 370.108
del 23/04/2003 y 404.206 del 02/08/2005,
LA  LEY 2005-F, 304).
Sobre este tema ha de tenerse en cuenta
que en el texto de la demanda se informó
el modo en que se pactó la certificación del
avance de obras, los retrasos en su dirección
ejecutiva atribuida a M. y particularmente
los defectos en la construcción que impidie-
ron concluir con la prestación prometida.
El demandado indica en el memorial que
en el escrito de inicio se dijo que el construc-
tor le había hecho reclamos directamente al
actor con lo cual se revelaría la realización de
una encomienda distinta a la que correspon-
de a la labor del arquitecto. La lectura ínte-
gra del párrafo revela que fue precisamente
la demora en la construcción y la ausencia
del arquitecto a la obra como director eje-
cutivo de la misma la que motivó el reclamo
directo del constructor al actor.
Tampoco merecen mayor relevancia los
argumentos que se pretenden elaborar a par-
tir del dictamen del perito ingeniero civil en
relación a la mala ejecución de la construc-
ción puesto que la encomienda profesional
surge claramente de la presentación efec-
tuada ante el CAPBA de fs. 23 y los planos
registrados obrantes a fs. 116/134. El apelan-
te alude a estos importantes elementos de
prueba aportados a la causa como “meros
cumplimientos formales de la encomienda
profesional” lo cual revela, sin percatarse de
ello, que admite que ese cometido había sido
asumido por él mismo bajo condiciones tales
que le imponían la construcción y el control
de la obra.
Adviértase que lo que manifiesta el apelan-
te en definitiva es lisa y llanamente que pese a
que se había obligado formalmente a cumplir
esa obligación la realidad es que fue efectua-
da por otra persona sin que haya acreditado
que tal constructor no hubiera estado bajo su
dependencia o control en el caso. Viene a de-
cir que a pesar de haber asumido ese trabajo
frente al actor la habría realizado un tercero
constructor que asegura era un tercero ajeno
en una afirmación que jamás ha sido compro-
bada en la causa.
Más allá de las incumbencias profesionales
de la labor del arquitecto lo cierto es que esas
afirmaciones del actor quedaron corrobora-
das por la declaración testifical del sedicente
Constructor E. F. L. que el apelante pretende
usar en su beneficio y quien reveló haberse
desempeñado bajo las órdenes del demanda-
do. En efecto, manifestó el testigo al respon-
der las generales de la ley que tiene interés
económico en el pleito porque el arquitecto
no pagaba, no le daba plata para él y para la
gente que trabajaba con el testigo. Ante la
pregunta formulada por la parte actora res-
pecto a que dijera quién lo contrató para la
obra respondió que “el arquitecto F.” acla-
rando a continuación que trabajó en otras
obras con el demandado citando construccio-
nes en Caballito e Ituzaingó (ver resp. a preg.
1ª, 2ª y 3ª del acta de fs. 445).
Se pasa también por alto en la expresión
de agravios lo expuesto en la demanda en
cuanto a que se había convenido un pago de
honorarios por la construcción de la obra y
que para ello habría de tenerse en cuenta
las certificaciones de avance de las obras.
La prueba documental acompañada por el
actor —que debe tenerse también por reco-
nocida en virtud de lo dispuesto por la men-
cionada norma procesal— evidencia que F.
S. M. fue contratado por el actor con fecha
21 de mayo de 2013 para la dirección de obra
y dirección ejecutiva de la vivienda unifami-
liar sita en la mencionada localidad de Pilar
(ver fs. 23). Y de la planilla del Plan PRO.
CRE.AR. del 30 de octubre de 2012 surgen
las prestaciones prometidas y el eventual
costo de cada una de ellas (ver fs. 25). La
ejecución concreta de la obra —no solo en
lo formal como se aduce en la expresión de
agravios— resulta de la planilla de gastos
elaborada por M. para la obra de L. C. con
desembolsos relacionados, entre otros, con
seña para materiales de construcción y ma-
teriales para la finalización de bases y co-
lumnas (ver fs. 37/39).
Como se advierte la cuestión se resuelve
teniendo en cuenta el camino seguido por el
arquitecto en cuanto asumió las tareas de la
construcción del inmueble con la participa-
ción de una persona que trabajaba bajo su
encomienda en esta obra. Tales elementos
surgen de los instrumentos acompañados
por el actor con el escrito de demanda suma-
do a prueba que, a contrario de lo afirmado
por M. en su lectura incompleta de la decla-
ración testifical, confirman la versión dada
por el actor en cuanto al rol realmente des-
empeñado por el demandado en la obra enco-
mendada dentro del mencionado plan.
Ante la falta de real cuestionamiento de los
fundamentos de la sentencia en este punto y
frente a las deficiencias comprobadas por el
perito ingeniero civil que el mismo recurren-
te admite en su expresión de agravios (ver
fs. 745/ vta.) estimo que corresponde seguir
el criterio reiteradamente expuesto por esta
Sala en el sentido al interpretar lo dispuesto
por el art. 265 del Código Procesal, en cuan-
to a que la crítica razonada y concreta que
debe contener el memorial de agravios ha de
consistir en la indicación punto por punto de
los pretendidos errores, omisiones y demás
deficiencias que se atribuyen al pronuncia-
miento. En ausencia de fundamentos espe-
cíficamente referidos a las consideraciones
determinantes de la resolución adversa a las
pretensiones del recurrente, no hay agra-
vios que atender en la alzada (conf. CN Civil,
esta Sala, c. 131.297 del 04/08/1993; c. 134.671
del 18/08/1993; c. 134.110 del 04/08/1993;
c. 147.425 del 26/08/1994; c. 161.621 del
05/12/1994; c. 165.639 del 06/03/1995, entre
muchas otras).
Por ello propongo que se declare desierto
este planteo del demandado y se tenga por
firme la condena decidida en su contra en la
sentencia recurrida.
II. Desestimados los agravios del deman-
dado corresponde examinar las quejas de
ambas partes respecto a la procedencia y a
la cuantía de los daños determinados en la
sentencia de primera instancia.
Cuestiona el demandado que se haya otor-
gado la suma de $60.000 en concepto de
daño material calculado al momento de la
pericial sin advertirse que según resulta del
dictamen mismo se trata de una obra total-
mente abandonada por su dueño a la fecha de
la inspección respectiva.
La queja expuesta en estos términos re-
sulta inaceptable en tanto quedó claro con
la presunción simple emanada de la falta de
respuesta a la demanda sumada a la declara-
ción de E. F. L. que quien dejó abandonada la
obra y a los obreros que participaban en su
construcción fue M. quien optó por no pagar-
les los salarios a personas que él mismo había
contratado.
Resultaba absolutamente natural que
personas que no recibían los ingresos que le
había prometido el demandado dejaran de
concurrir a la obra de Pilar en una conducta
que tiene relación causal con la del arquitec-
to y no con la del actor respecto de quien no
se acreditó que en momento alguno incum-
pliera alguna de las obligaciones que había
asumido en el contrato de locación de obra
obrante a fs. 23.
Por ello y al no haberse demostrado víncu-
lo alguno entre el daño material demostrado
y la conducta imputada al actor no cabe más
que confirmar lo decidido sobre el punto por
el juez de la causa.
Critica el demandado que se hayan acepta-
do los reclamos por incapacidad psicológica
y tratamiento psicológico cuando el fallo pre-
senta una serie de deficiencias argumentales
con una equivocada ponderación de la prue-
ba producida en autos ya que el actor tendría
incapacidad psíquica con el agregado de que
la experta manifestó la imposibilidad de esta-
blecer con exactitud qué porcentaje corres-
ponde atribuir al llamado evento dañoso y
cuánto a la personalidad previa del actor.
El perito ingeniero civil ha presentado fo-
tos a fs. 610/613 que dan cuenta del estado
de abandono de las obras y ha manifestado
que la construcción se encuentra en “esta-
do calamitoso” aclarando que lo referente a
la losa debe ser calificada como “totalmente
anormal” (ver fs. 614/615). De la lectura de
ese informe surge, de modo evidente, que no
solo se ha incumplido sino que se lo ha hecho
de un modo tal que el actor deberá escoger
nuevos profesionales para llevar adelante la
obra prometida.
Se trata de circunstancias que han afec-
tado la órbita puramente anímica del actor
—cuyo marco de reparación se da en el daño
moral— y que, como ha quedado acreditado
por la perita licenciada en psicología, han in-
cidido concausalmente para la aparición de
daño psíquico (ver fs. 596, pto. 6). También
ha precisado que tiene una Neurosis de an-
gustia de grado moderado (20% Baremo Cas-
tex) y que de acuerdo a lo evaluado se estima
en un 30% responder a la personalidad de
base del actor y en un 70% al evento de autos.
De lo expuesto surge en definitiva que la frus-
trada construcción de la vivienda unifamiliar
prometida redunda en una cuota de incapa-
Viernes 20 de octubre de 2017 | 7
cidad psíquica que, según estimo, alcanza al
14% de la total.
La necesidad de la terapia para superar
esta dificultad ha sido también acredita-
da en la causa mediante lo expuesto por la
mencionada experta quien ha considerado
la existencia de secuelas graves que pueden
aminorarse con un tratamiento psicoanalíti-
co ubicándose la existencia de “síntomas gra-
ves” (ver fs. 588/601)
A la luz de lo expuesto y de la falta de otras
precisiones en el memorial de agravio que
evidencien la alegada exorbitancia de los re-
sarcimientos establecidos en la sentencia es
que propongo que se la confirme en cuanto a
la admisión y cuantía de estos rubros indem-
nizatorios.
Se agravia también M. de la admisión del
resarcimiento por el daño moral cuando solo
proceden por excepción dentro del régimen
previsto por el art. 522 del Cód. Civil con
carácter facultativo requiriéndose, además,
que el perjuicio haya sido cierto y debida-
mente probado.
En un caso similar al presente —ver c.
342.049 caratulada “S., M. G. c. B. de R., S. s/
locación de obra” del 03/05/2002— el Dr. Ca-
latayud tuvo oportunidad de señalar en su
voto que en lo que concierne al daño moral,
preciso se hace recordar que nos encontra-
mos en presencia de un supuesto de respon-
sabilidad contractual, en donde, como es
sabido, esta Sala ha decidido reiteradamen-
te que prima en doctrina y jurisprudencia
un criterio restrictivo (conf., entre muchas
otras, causas 2799 del 28/12/1983 y 68.364 del
13/06/1990 y sus citas: Llambías, “Tratado de
Derecho Civil – Obligaciones”, t. I, pág. 353;
Cazeaux y Trigo Represas, “Derecho de las
Obligaciones”, 2a. ed., t. I, pág. 382; Cichero,
“La reparación del daño moral en la reforma
de 1968”, en ED, 66-157; Borda, op. cit., “Obli-
gaciones”, 7ª ed., t. I, pág. 195 n° 175; Mayo,
en Belluscio, op. y loc. cits., pág. 733 n° 4;
CNCiv., Sala “F” en LA  LEY 1978-B-521; íd.,
en ED, 88-628; Sala “G” causas 264.600 del
21/11/1980 y 283.173 del 25/10/1982). Ello es
así, por cuanto la interpretación que se ha
dado al verbo “podrá” empleado por el le-
gislador de 1968 en la redacción del nuevo
art. 522 del Cód. Civil, ha permitido enten-
derlo en el sentido de que la imposición de
un resarcimiento por el concepto indicado
producido por el incumplimiento de una
obligación contractual ha quedado librada
al prudente arbitrio judicial, a cuyo fin el
juzgador se encuentra facultado para apre-
ciar libremente el hecho generador y sus cir-
cunstancias, a efectos de imponer o liberar
al deudor de una reparación y sin que pueda
inferirse de cualquier molestia que ocasione
el aludido incumplimiento (conf. CNCiv. Sala
“C” en ED, 60-226; esta Sala, causas 19.986
del 02/04/1986, 25.033 del 17/11/1986 y 25.465
del 24/02/1987).
Ahora bien, la prueba producida en el caso
en examen revela que la encomienda para la
construcción de la obra fue realizada dentro
del marco del plan PRO.CRE.AR para vi-
vienda unifamiliar de C. quien ha acreditado,
además, que se encontraba alquilando un de-
partamento al momento de la contratación.
Por otro lado, el demandante acreditó el es-
tado de abandono injustificado de las obras
y la deficiente construcción de la vivienda
prometida con lo cual estimo suficiente-
mente acreditados los elementos necesarios
para tener por configurado el daño moral en
la persona de C. quien se ha visto frustrado
por la conducta del demandado en la cons-
trucción de una vivienda bajo las condiciones
prometidas.
En lo que atañe al daño moral, reiterada-
mente se ha decidido que debe entenderse
por aquél cualquier lesión a los sentimientos
o afecciones legítimas de una persona, o cuan-
do se le ocasionan perjuicios que se traducen
8 | Viernes 20 de octubre de 2017
en padecimientos físicos o, en fin, cuando de
una manera u otra se han perturbado la tran-
quilidad y el ritmo normal de vida del dam-
nificado (conf. CNCiv. Sala A en 559.255 del
07/10/2010; Sala B en 556.980 del 07/02/2011;
Sala C en c. 551.918 del 26/08/2010; Sala D en c.
408.571 del 19/04/2005; esta sala en c. 578.651
del 20/10/2011, 593.825 del 30/05/2012, 596.001
del 26/09/2012 y 87.166/11 del 22/10/2015, entre
otras; Sala H en c. 566.748 del 18/03/2011).
Habida cuenta de las consecuencias padeci-
das por el actor por la frustración de la cons-
trucción de su vivienda encuentro apropiado
el cálculo efectuado en el fallo recurrido y con-
sidero, asimismo, improcedente el recurso in-
tentado por aquél en tanto los padecimientos
que alega como justificación para la elevación
de la condena encuentran debida satisfacción
en el cálculo de la indemnización por el daño
psíquico constatado en la especie.
La parte actora reclama que se incremente
la indemnización correspondiente al pago de
alquileres que se ha visto obligado a seguir
abonando ante el incumplimiento del deman-
dado en cumplir con la tarea asignada.
El juez señaló que el actor había restringido
su reclamo por este concepto hasta una fecha
a la cual se hizo el cálculo de los alquileres
que debió abonar por el incumplimiento del
demandado. Por ser ello así no puede actual-
mente exceder el marco temporal reclamado
en la demanda para la determinación de este
rubro indemnizatorio, la cual además, había
sido presentada varios meses después del lí-
mite que él mismo había fijado al respecto.
Corresponde, pues, desestimar sin más trá-
mite este agravio del demandante.
El actor dice que la suma establecida en
concepto de daño material debe ser elevada a
$702.637 en tanto es la estimada por el perito
para la terminación de la obra. Se pasa por
alto en esta crítica que el juez de grado tuvo
en cuenta en la sentencia que en la demanda
se había solicitado la suma de $150.000 nece-
sarios ya sea para demoler la loza y volver a
realizarla o para revestir el cielorraso y rea-
lizar las reparaciones que sean necesarias en
un resumen apropiado de los planteos que
había sido efectuados a fs. 104 vta., pto. IV.1.
del escrito de inicio.
Por ello el reclamo supone reemplazar una
petición que había sido efectuada en la de-
manda en los términos del art. 330 inc. 3° del
Código Procesal por otra que no había sido
introducida en la etapa oportuna. Al ser ello
así la cuestión debe considerarse introdu-
cida en la expresión de agravios con lo cual
de acuerdo con la limitación impuesta por
el art. 277 del Cód. Procesal y en virtud del
principio de congruencia, el Tribunal no pue-
de fallar sobre capítulos no propuestos a la
decisión del juez de primera instancia. Queda
así vedado a la Cámara tratar argumentos no
introducidos en los escritos de demanda, con-
testación y reconvención, en su caso (conf.
Fenochietto-Arazi, “Código Procesal...”, t. 1,
com. art. 277, n° 2 p. 851/2 y citas insertas en
la nota nro. 4).
Finalmente C. reclama que se admita el rubro
por reintegro de los elementos que aduce fueron
robados o destruidos con motivo de la obra. El
juez señaló que el actor en ningún momento per-
dió la posesión sobre el lote por lo cual, más allá
de los incumplimientos incurridos por el deman-
dado, debió haber extremado las medidas de se-
guridad para salvaguardar los bienes que le eran
propios y se encontraban en el lote.
Sostiene el actor que debe admitirse este
rubro porque se enteró de la situación a raíz
Propiedad de La Ley S.A.E. e I - Administración, Comercialización y Redacción: Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC) Teléfono: 54-11-4378-4765 - Bs. As. Rep. Arg. - Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº 5074180
del estado de abandono de sus tareas por par-
te del arquitecto demandado.
Estimo que además de la falta de prueba del
nexo causal sobre este punto ha de añadirse la
dificultad de determinar cuáles eran los obje-
tos eventualmente robados y la inexistencia de
mayores precisiones al respecto más que la de-
nuncia efectuada en sede penal según consta a
fs. 604, todo lo cual me lleva a proponer que se
desestime sin más este planteo del demandante.
Por las razones expuestas propongo que se
declare desierto el recurso de apelación inter-
puesto por el demandado en lo principal y se
confirme, además, la sentencia en todo lo que
decide con expresa imposición de costas al de-
mandado que resulta vencido en lo sustancial
(art. 68 del Código Procesal).
Los doctores Dupuis y Calatayud por análo-
gas razones a las expuestas por el doctor Raci-
mo, votaron en el mismo sentido.
En virtud a lo que resulta de la votación de
que instruye el acuerdo que antecede, se con-
firma la sentencia de fs. 705/710. Con costas al
demandado vencido (art. 68 del Código Proce-
sal). Se ha sostenido que los autos regulatorios
resuelven únicamente el monto de la suma con
que los trabajos han de ser remunerados, pero
nada fijan sobre el derecho a esos honorarios
ni nada anticipan sobre la procedencia y for-
ma de su cobro (esta Sala, LA  LEY 118-934,
S-8498). En la especie, toda vez que el apelante
de fs. 714/715 solicita que se reduzcan los hono-
rarios regulados con argumento en la limitación
porcentual contenida en el art. 730 del Cód. Civ.
y Com. de la Nación, resulta necesario analizar
la cuestión. El principio liminar en materia de
honorarios profesionales es el de la onerosidad.
Es que la actividad profesional se presume de
carácter oneroso cuando el servicio se halla
dentro de las actividades habituales de quien las
prestó, excepto en los casos en que conforme
excepciones legales, pudiera o debiera actuar
gratuitamente. A su vez, no puede olvidarse
que el arancel profesional garantiza escalas de
retribución (arts. 7, 8, 9, 33, etc.), en cuya obser-
vancia se encuentra comprendida la exigencia
de seguridad jurídica que la actividad judicial
debe garantizar. De allí que, cuando se admite
la prestación del servicio y éste ha resultado
beneficioso o era necesario, deben satisfacerse
los honorarios correspondientes (conf. Bellus-
cio. “Código Civil...”, t. 8, pág. 51). Resulta claro
que la norma del Cód. Civ. y Com. de la Nación
no contiene limitación alguna en lo que al mon-
to de los honorarios a regular judicialmente se
refiere. Fija, en definitiva, un límite a la respon-
sabilidad por los costos del proceso (cfr. CSJN,
sent. del 12/09/1996, en autos “Francisco Costa
e Hijos Agropecuaria c. Provincia de Buenos Ai-
res”, voto del Dr. Fayt, en Fallos: 319:1915). En
esta inteligencia, honorarios y costas no se
identifican. De allí que la existencia de un lími-
te respecto de la aludida responsabilidad no
puede importar —sin más— la de un límite al
monto de los honorarios. En consecuencia, con-
forme se ha sostenido (ver Castro, Patricia, “La
ley 24.432 y los honorarios y costas judiciales”,
en LA  LEY 2001-C, pág. 1039; Anastasio, Julián
E., “El art. 505 parte 2ª del Cód. Civil una nor-
ma que debe ser derogada”, en Jurisprudencia
Argentina, 2005-II, pág. 1134), el juez debe regu-
larlos atendiendo a las pautas que el respectivo
arancel le fije, y su resultado —sumado al resto
de los rubros que incluye la condena en costas—
podrá superar el tope porcentual. No obstante,
la limitación de la responsabilidad en orden al
pago de las costas hará que los beneficiarios
sólo puedan percibir sus honorarios del conde-
nado a su pago hasta el tope indicado (cfr. esta
Sala, c. 492.093, del 03/10/2007). En mérito a lo
expuesto y apreciando el monto de la condena,
la calidad, eficacia y extensión de la tarea reali-
zada, las etapas cumplidas y lo dispuesto por los
Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires.
Síganos en /thomsonreuterslaley @TRLaLey
arts. 6, 7, 19, 37 y concs. de la ley 21.839, se modi- 120.507 — CNFed. Contenciosoadministrati-
fica la regulación del Dr. S. E. C., letrado patro- vo, sala I, 15/06/2017. - Palicio, Carolina R. c.
cinante de la actora, fijándose su retribución en EN - M° Seguridad - PFA s/ personal militar
pesos ... ($ ...). Por la actuación cumplida en esta y civil de las FFAA y de Seg.
instancia, resultado obtenido y lo dispuesto por
el art. 14 del arancel, se regulan los honorarios [Cita online: AR/JUR/43904/2017]
del Dr. C. en pesos ... ($ ...) y los del Dr. T. S., le-
trado patrocinante de la demandada, en pesos
... ($ ...). Por la tarea de fs. 588/601 y 614/615, su 2ª Instancia.- Buenos Aires, junio 15 de
mérito y extensión y la debida proporción que 2017.
los honorarios periciales deben guardar con los
de los profesionales intervinientes en todo el Considerando: I. Que la actora solicitó la
proceso (ley 24.432, art. 10; esta Sala, c. 66.064 reserva de las actuaciones en el sistema de
del 19/03/1990), se confirma la regulación del consulta web del Poder Judicial de la Nación
ingeniero G. J. M. por resultar ajustada a dere- (fs. 37).
cho y se modifica la de la sicóloga G. F., fijándose
su retribución en pesos ... ($ ...). En virtud de lo II. Que el señor juez titular del Juzgado
dispuesto por el art. 28 del decreto 1467/2011, n° 9 rechazó su pedido con fundamento en
modificado por el decreto 767/2016 (Anexo III, que “la política emprendida por la Corte
art. 1°, inc. f), se confirma la regulación de la me- Suprema de Justicia de la Nación (median-
diadora J. N. por resultar ajustada a derecho. te Acordada CSJN N° 03/2015 y concordan-
Notifíquese y devuélvase. — Mario P. Calatayud. tes) es la de dar publicidad y transparencia
— Juan C. G. Dupuis. — Fernando M. Racimo. de todos los datos y actividades producidos
en el trámite de los procesos judiciales, no
advirtiéndose en autos una circunstancia
excepcional que deba ser considerada por el
Tribunal” (fs. 38).
Reserva III. Que la actora apeló y fundó recurso en
la interpretación que hizo de las acordadas
de actuaciones 15/2013 y 3/2015 de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, a la luz de los artícu-
los 3° de la ley 26.856 y 5° de la ley 25.326
Sistema de consulta vía web del Poder Ju- (fs. 39/41).
dicial. Política emprendida por la Corte
Suprema con relación a la publicidad y la IV. Que los agravios no son idóneos para
transparencia de las actuaciones judicia- rebatir la decisión apelada, pues no se halla
les. Rechazo de la solicitud. configurada una situación excepcional que
exija apartarse de la política emprendida
Hechos: Se confirmó una sentencia que recha- por la Corte Suprema con relación a la pu-
zó la solicitud de reserva de las actuaciones en blicidad y transparencia de todos los datos y
el sistema de consultas web del Poder Judicial. actuaciones producidas en el trámite de los
procesos judiciales. Por ello, teniendo en con-
La solicitud de reserva de las actuaciones sideración que no se trata de un caso sensible
en el sistema de consulta vía web del Poder (artículo 64 del Reglamento para la Justicia
Judicial de la Nación debe rechazarse, si Nacional), se los desestima. Así se decide.
no se halla configurada una situación ex-
cepcional que exija apartarse de la política El doctor Carlos Manuel Grecco integra
emprendida por la Corte Suprema con re- esta sala en los términos de la acordada
lación a la publicidad y la transparencia de 16/2011 de esta cámara. Regístrese y devuél-
todos los datos y actuaciones producidas vase para su notificación. — Clara Do Pico. —
en el trámite de los procesos judiciales. Manuel Grecco. — Rodolfo E. Facio.
edictos
El Juzgado Nacional de Primera Instancia Juzgado Nacional de 1ra Instancia en lo Civil mismo supuesto, esto es, insuficiencia de
en lo Civil y Comercial Federal N° 3, a cargo N°  47 a cargo del Juez Subrogante Dr. Juan fondos, el adquirente no deberá hacerse
del Dr. Roberto R. Torti, Secretaría N° 6, a Carlos Benincasa, Secretaria Única a mi cargo cargo de las deudas por impuestos, tasas,
cargo de la Dra. María Florencia Millara, sito sito en Avda. de los Inmigrantes 1950, piso servicios y/o contribuciones del inmueble a
en Libertad 731, piso 4°, de esta Ciudad, hace 4°, CABA, comunica por dos días en autos rematar, devengadas antes de la toma de
saber EDWARD ALEXANDER HERNÁNDEZ “CONS. CÓRDOBA 1571/1573 c/ SUCESIÓN posesión (Plenario Cámara Civil en autos
ROSA L ES, DNI N ° 9 4 .745 . 3 4 2 , d e DE OCAMPOS ROSA ESTHER REPUTADA “Servicios Eficientes S.A. c/ Yabra, Roberto
nacionalidad colombiana ha solicitado la VACANTE s/ EJECUCIÓN DE EXPENSAS s/ ejecución hipotecaria – 19/02/99”). Esta
declaración de la “Ciudadanía Argentina”. “ (Expte. 65619/2008) que el martillero venta se realiza al contado, al mejor postor
Cualquier persona que conozca algún Claudio Roberto Maggiolo Borlenghi y en dinero en efectivo. Base de venta:
impedimento para la concesión de dicho (CUIT 20-23276759-7) subastará el 25 $ 665.000 – Seña: 30% - Comisión 3%
beneficio podrá hacerlo saber a través del de Octubre de 2017 a las 11 hrs., en punto - Arancel (Acordada 10/99 CSJN): 0.25%
Ministerio Público, dentro del plazo de quince en Jean Jaurés 545, Planta Baja, CABA, - Arancel 0.8% (bien ubicado en CABA). Se
días. Publíquese por dos días en “LA LEY”. el 100% de la unidad funcional N° 55 del hace saber que el martillero deberá requerir
Buenos Aires, 2 de octubre de 2017 10° piso de la Avda. Córdoba N° 1571/1573 de quien resulte comprador que exhiba el
María Florencia Millara, sec. fed. entre Paraná y Montevideo, CABA. Nom. dinero que correspondiere relativo al precio de
LA LEY: I. 20/10/17 V. 20/10/17 Cat.: C. 20, S: 7, M: 27, P: 24, Matrícula FR la seña. En caso que ello no sucediera deberá
20-1203/55. Se trata de un departamento continuar con la subasta desde la base. Exigirá
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en interno de 2 ambientes en desuso, con de quien o quienes resulten compradores la
lo Civil y Comercial Federal N° 2, Secretaría piso de parquet. Consta de un living, un constitución de domicilio dentro del radio
N° 3, de Capital Federal, informa que dormitorio, cocina, baño y un espacio de la Capital Federal, bajo apercibimiento de
PÉREZ FERNÁNDEZ IVÁN ALFREDO, DNI para lavadero. Su estado de conservación que las sucesivas providencias se le tendrán
N° 93.983.484, nacido el 26 de diciembre es malo. Superficie aproximada: 31.40 por notificadas en la forma y oportunidad
de 1972 en Trujillo, La Libertad, Perú, mts.2. Se encuentra desocupado. Deudas: previstas por el art. 133 del Cód. Procesal. El
solicitó la declaración de Carta de Ciudadanía Rentas (fs. 571) al 28/02/17: $10.308,84 saldo de precio deberá ser depositado dentro
argentina. Cualquier persona que conozca – Aguas Argentinas (fs. 585/586) al del quinto día de aprobada la subasta sin
algún impedimento para la concesión del 02/01/17: $30.203,71 – AySA (fs. 558) al necesidad de otra notificación ni intimación
beneficio, podrá hacerlo saber a través del 17/06/17: $ 12.286 - Expensas al mes de bajo apercibimiento de lo dispuesto en el
Ministerio Público. Publíquese por dos días agosto/2017: $213.770,19, siendo el importe art. 580 del Cód. Procesal. Exhibición días
dentro de un plazo de quince días en LA  LEY. de expensas del mes de agosto/2017 de 20 y 23 de octubre de 2017, de 11 a 12 horas.
Buenos Aires, 25 de septiembre de $ 2084,17. Se deja constancia que como Publíquese por dos días en LA  LEY.
2017 condición de venta, en caso de insuficiencia Buenos Aires, 9 de octubre de 2017
Luciana Montórfano, sec. fed. de fondos, el adquirente deberá hacerse Gonzalo M. Yañez, sec. int.
LA  LEY: I. 20/10/17 V. 20/10/17 cargo de la deuda de expensas, en el LA  LEY: I. 17/10/17 V. 18/10/17