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Dlrecslén Edltori¡l
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Elbuenarnor. ....... " 53
Cornposlci6n electrónlca
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Calle 134 Ne 30-72 Tels. 6154465 - 6261279
IMPRE§O EN COLOMBTA
?oe¿anA¿a6+*
¿Y de la convivencia qué?
Este libro, en forma placentera, resalta la importancia de
recuperar el habla narrativa,. la conversa, el habla como goce,
como juego, sólo como comunicación sincera. Sencillamente ha-
blar por hablar para reconstruir el mundo.
Uno de los propósitos de los PEI y de las reflexiones que
hacen los maestros, con respecto a Ias relaciones que se estable-
cen al interior del ambiente educativo, es la construcciÓn de un
manual de convivencia.
Sin embargo, en la última versión que alcanzamos a ofrle, Toda cotnunidad humana, y la primera de todas, l¿ familia,
resultó tan dese§peradamente larga esa alborada, que mi padre
si está viva, se comporta asf:
tuvo que distraer del aburrimisnto a la tripulación leyendo, a la
luz de los relárnpagos y con voz atronadora, una novela entera de Tiene dos sisrcmas de relaciones humanas, dos armaduras
lobos de mar. y dos tramas que la conforman. Una, ia que hemos llamado con el
nombre de «verdades». E§ la tra¡na o tejido de rclaciones que se
raro! *acotaba el viejo al terminar, con la mayor refieren a las cosái, a los objetos. Otra, la que representamos aquí
-¡Qué
seriedad-, ¡ Qué extraño! como «mentiras». Es ésta la rcd de relaciones humanas referidas a
Y la historia de las yucas, por ejemplo, ¡cómo llegó a los símbolos u objetos «simbolados>>.
crecer este suceso! La primera vez que la contó, las cosas ocurrie- Una es la del trabajo, la del pan. Otra es la del juego, ll de
ron así: Mi padre fue a cornprar cerdos a una isla del rfo Cauca y la fantasfa"
10 l1
Las relacir¡nes de <<verdad» en mi familia, juego, de este universo familiar, organizando representaciones
como en cual_
quier comunidad, nunca fueron más
verdad d;;;, ;;;, q* lu,
del juego o ta fantasía,. que las de <<menüra>>. pero
teatrales de las <<merrtiras>> de mi padre.
t2 t3
Si usted pregunta-a un campesino
qué es el sol, es posible
que re responda identiñcando
er'mensaje que éI recibe con
emisor, con el sol mismo.-fs posiUfelue er
y le responda: el sol es
luz' es caror' sin duda es rrerrirosa-ürÉspuesta.
pero es ingenua.
¿Qué es cultura?
Es usuar confr¡ndir er mensaje
curturar de una comunidad,
de un pueblo, de una tribu
Io con su cultura.
o de uorf**itiu, * p"d;lál;ffiIar_
En toda comunidad existe un
enramado complejo de rela_
ciones humanas. habl¿r nguraOamente de unas
§ríamo¡
ciones <<duras»> que hacen Ia *.esructíirn,
rela_
y de unas reraciones
que airean a Ias otras, que
las hacen flexibles, que les
espacio. abren
t4
15
Allevawarse se dlyoia de su pijana,
prenda que la nwdn de ind.ios americ&nos, con hojas d¿ una
inventaron los hindúes, catm sui*oaurio",
creadas planta que fwera domesticada en Brasil, y miqntras
por indios precolombinos y va al baño,
asea con jabón originado en las
donde se fuinn, qui*ñs l¿a noticias impresas con caracteres
Galias, para lueso inventados por los üttÍiguos semitas sobre un maÍe-
rasurarse siguiendo un ritual masoquista
que parece rial de origen chino. Entotce§, a nedida qw se t)a
haber tenido su origen bien en Sumeria
o en el anti_ enterando de las dificultadcs que hay en el extrunje-
gao Egipto.
ro, probablemente dará gracias a un d.ios hebreo en.
Vuelve a la alcoba püra tomar su ropa, que estui un lenguaje indoeuropeo por haber nacido en los
acomodada e"n wM silla, rnueble procidente Estarlos Unidos de América
del sur
d1 Europa, y viste s?co y püntillines, prendar cuya
forma se deriva originalmente ¿e toi vestidos de
pieles que se hacían los nómadas El concepto de cultura, como inventario de conquistas,
de las estepas como múlüple apropiación, está profundamente influido por la
asiáticas. Luego calza zapatus diseñados
según un
modelo derivado de civilizationes mediterrdneas historia moderna, de la cual Est¿dos Unidos, con su extraordina-
y ria civilización del rnigrante, es, sin duda, la expresiÓn más avan-
heclo1 de cuero curtido según un proceso
inventado zada. ¿Qué ha sido la cultur¿ para Occidente?, para este gran
en Egipto. Finalnlente cubre su
rábrro con ult som-
b,rero de beneñciario de los inventos, de 108 tesoro§,, de los logros de
fiehro, material inventalo en las estepüs
det Asia. üodos los pueblos del mundo en Ia llamada <<edad modern»>
Ya en la caile, bil sujeta paga su periódico con un EI slmbolo por excelencia de esta historia que da iugar a la
tltte*tg de ta antigua r,id¡i í* *io*iil'y formación del concepto de cultura será el trasplante de los obeliscos
se üpres-
ta a desayun&r en el restaunanrc, donde'lo egipcios alas plazas principales de la"s capitales epropea§ y norte-
esperatt
otra serie d.e elemeruos provenierittes de mucltas americanas. Roma, Parfs, Londre§, Nueva York serén ciudades
cul- «gultas»,en cuanto exhi-ben cada una su «nronio>¡obelisco egip-
turas lejanas. Su plati de cerdmica i¡wentada
en cro.
China; su cuchillo de una aleaciótt hecha por
prime*
rü vez en el sur de la India, ei acero; Pero sigamos e¡ detalle la historia de esta empresa, ya que
iu ti,trdor,
instrumenÍo de ta ltatia medieval; y su ella nos enseña su propia lÓgica, es decir, ql O¡¡gryolt9, aOrumador
cucharq ro_
mana de origen; Ademd*, el café, piooto
de Abisinia, de la técnica de occidente: :
- .
con leche ordeíiada siguiendo uni
arcaica tradición En 1595 y bajp }+ditecgÓn dellm-qgp{rgrarquitecto Federico
d¿l Cercano Oriente y con azúcar qae
se refinó por Fontana;900 obreros-y 75 üestiai rie,'cargá; bcci§uanoo 40 ca.-
primera vez, en ta lndia.
brestontes, consiguen levantaf del suelo en unajoinada Ponünua
También puedc servirse huevos de
una especie de de 13 horas y erigir en Ia plaza de San Pedro *1-19P, eJ ote-üsco
pdjaro domesticado en Indachina,
o bien unfilete de de 26 metros de altura construido en'el siglo xIII antes de Jesu-
carne de algitn animar dttmesticadct en Asia
orientar.. eristo en sueto egiPqio. , 't.
Luego de comer, qui<ás
fumani a su gurm sfguiirrio Un siglo después, el obelisco de Parfs, arrancado del tem-
l6 t7
plo de'amún bajl Ramsés II, para venir a decorar
Concordia, necesita p:ua su Ia praza de Ia
*i"'..i0,,Olo 4g0 operarios. rosado del imperio inglés, que incluye una mitad de África, una
Y otro siglo más Erde, el de mftod de Arnérica del Norte, la lndia, en Asia, y Australia, en
Londres, la llamada «aguja de
Cleopatro>, en el Támesir, y Oceanfa. 2) Ei amuillo rlel imperio ruso, casi media Asia y buena
*i york,
O. ñr,"va
en et rarque parte de Europa Oriental. Luego slguen, en su orden, el azul del
Centrar, arrancado¡
-amy:
pos del faradn Ti¡tmes
o, T"*il ;
H_u-"*il, il"r- imperio francés, el verde de Holanda y poco más, Es una carta
III, casi coiel mismo
*J;
rlr*"aOr" ""1;
una decena de hombres para casi monocroüna, el planeta de los imperios. En cambio hoy, al
ser alzados del suelo y finalizar el siglo, solamente en África habrfa que uülizar más de
"ffiff* 50 colores diferentes si se quisiera diferenciar los estados y las
El conceptoeuropeo de cultura,
definido originalmenrc por <<culturas>» nacionales en formaciÓn, que tienen su asiento en la
inglés n$lara r. iyl,riur
:13o"pO,ogo finarizar er sigto XrX, ONU.
cotno aquel «todo complejo» que
eíhombre aprende, a diferencia
de 11 gue hereda geneticamenL,
esü pron ndamente influido ete
' Sin embargo, la historia va & hacer, en Ia segunda mitad de
e§ta histori a internacional este siglo, tras el trágico balance de las dos guerra§ mundiales, un
ajuste de cuentas cc¡n el modernismo, el cual se inicia con la
Es Ia historia del famoso <<escriba
sentado» o de los «bue- desrnsmbración de los imperios y eI surgimiento de más de un
res Apis» que dejan su puesto en Ia antigua cenienar de naciones independientes en los continentes periféricos
parfs. Menfis pafa ra§la-
darse a
de Asia, África y Laünoarnérica.
Cultura es eI inventario, es Ia recolección de la flor, cortada Y un suceso reciente, el demrmbe de la URSS, completa el
de s,, ratlo y su rafz, Ia flor ;i ñ;; de ¿odas Ias grandes cuadro. Porque en realidad lo que ha tenido lugar en este caso es
civilizaciones del mundo. " la dlsolución del riltimo de los graudes imperios modernos, el
Es Ia eshtua de.ra reina egipcia imperio de Pedro el Grande, que dura t¿nto tiempo porque logra
Nefertiti cuando ss entroni-
z¿ en Berlln o de la reina Vatsepsut r¡ticaOa expropiar la «revoluciónbolchevique» de l9l7 y reinstalarse con
en Nueva york. Es eI
código bab,ónico de Hammuiabi el ropaje de «socialismo real».
Toros atados cuando. ¿bandonaro;r;
;;ü ra diosa Asra¡re o ros
;;;, originat, en et Cerca- Entonces el concepto de cultura, educado por la historta, ya
,no Orieute, y se establecieron
en *l i***. no apj¡rTert como acopio o pertenencia sino que tendrá el
significado
Tlt
deidentidad.
Cultura es eso entotrces: el gran ,.:i,
despojo y el gran acopio
uaiversatr. Son nuestro*,lor:*
Ae S"an egusün, en el alto Magda- Y a propésito de este carybio higtÓrico, pie,p§o'que hay un
Iena, trasladados a Berlín o
ta uqJmeri; piedra» china o momento revelador. Es la publicación de un e§tudio del
<<va§os funera¡ios>> de los
Ia época Song unicados en Nueva york. antropólogo Norman Cousins, titulado Confrontacihn y apuecr'
' Es la «cultúra»
en Ia formación de los grandes da et saturday Review, en el cual se habla det «dramático descu-
imperios de
Ia «Edad Modern»>. brimiento de las culturas diferentes». La fecha de este texto e§
1951, o sea precisamente cuando acaba de cumplirse el año mun-
puedeconsurtar er mapamundi dial de África.
.c-uarquiera de los inlcios de
este siglo' Enronces verá cómo
arrpreoáminan dos,;iñi il ü
18
19
Con razón, Clyde Kluckhohn define hoy
Ia cultura como el
«rnapa de un pueblo>».
luntasmas, para reclamarle a la antropologfa una identidad dife-
Pero leamos su alegato: ronte.
un mapa es preciso y se puede
<<Si
leer, §erá imposibre perderse. propu§o
si se conoce una curtura, se sabrá Quizás por eso, otro británico, Edmond R. LeaCh,
cómo desempeñarse en la vida de una (t§61) este prudente definición de «cultut»>. Dice asf Leach:
sociedad».
Es entonces cuando Carlos Fuentes rlescubre que no exis_ El término cultura, tal como yo lo utilizo, no es esa
ten pueblos ágrafos, como §e crefa categorfa que toda lo abarcs y constituye el objeto
antes, sino puebroiinéditos. y
es cuando Jorge zalamea encueffra que
en er mundo or iupo"rr, de istudio de la antropología cultural americana'
no existe el «subdesarrollo». Soy antropélogo social y me ocupo de la estructuta
social de la sociedad Kachin- Para mí los conceptos
He allf la historia <<occidental» del
concepto de cultura. de sociedad y cultura son.abundantemente distintos'
Pero qrreremos invitar ar rector a recápiturar §i se aceptctla sociedad' cotno un agregado de rela-
esta historia
desde ot¡o ánguro, más inmediato
o más a ra mano. p*r;*pe;; ciones, entonces la cultura es el contenido de dichas
insistimos hasta hace apena§ un sigro la parabra
.elesto; <<cultur*¡ relaciones.
era demasiado grqde en este mundo,
i¡arcaúa preoirr**nt, Et término sociedad hace hincapié en el factor hu'
todo lo que «el hombre añade a la naturaleza».
¡nailo, en el agregado de individuos y las relaciones
entre ellos. Et término culturü hace hincapié en el
Tylor esa palabra, en lg7i, páu ,*prrr&r conTponente de los recursos acumulados, totxto mate'
-utilizó con ella la
unidad orgánica que ér consideraba inevitabü riales como inmateriales, que las personas heredan,
en ruoa-pu"uro,
entre §u tecnología productiva y los utilizan, transforman, aumentwl y transmiten
sistema§ de parentesco, y, en
general, la organización social.
Como es claro aqÚ, <<cultur»» ya no es sociedad; es sabetr,
Asf que para Tylor, considerado por es rito, es herencia codificada, es algo asf como el vehfculo de
.
dor de Ia moderna antropologfa, hablar
algunos como funda-
de <<cultur$» en una deter- reproducción de un §i§tema social. Pero es la vida misma la que,
minada comunidad *r, ii*pI.m*rt,
,n* ***ra de decir que a,f en definitiva, decide la suerte de toda teoría.
Ia «sociedad» funcionaba iomo un
sistema orgánico, tal como
funciona el cuerpo humano, por ejemplo. Hemos heeho alusión al cambio significativo del mapa del
mundo con Ia disolución de los «imperios» eü e§te siglo. Pues
De modo que «culturor y «sociedad»
eratr dos conceptos bien, este acontecimiento va a conducir a algo que podrlamos
muy semeJantss, que se emparejaban y
se complementaban mu- considerar la reConquista <<civilizada> de ios palses o naciones
füamente. emergentes. Nos referíamos a la intfoducción en esas comunida-
Sin embargo, la «sultur¿r>, cofiio tal, des cÉ rccnologías modernas con programas de saneamiento am-
con toda su legendaria
carga tfadicional, no resistfa e§a biental o salud, de industria o agricultura, ds vfa§, de e§cuelas, de
ve§tidura puramente sociar, y
con mucha ftecuencia convocaba a vivienda- Es entonces cuando aparecen, abrumadoramente, los
sus dioses, a sus mitos y pafs,
llamados <<obstáculos culturales». La cultura re§iste en cada
en cada pueblo. Alll concita todos sus espíritus, sus demonios.
No
2A
2.r
quiere dejarse rneter
en er torberino. Dejarse
arrastrar ..as los
Entonces, en lugar de lascüln¡ras de ló§ diferenies pueblos
: Así que, fos antropólogor, u nsclones, se inventó el mito de una culfur¿ universal <<troleta-
11a qu* vez es más claro que
una máquina nuel1, lull
un prqreñiecoorOgico, rla»; eg dgcir, se imaginó la cultura como otra variable del cambio
do en una comuniiad,
ñil;irüru
recién inroduci-
lucnológico. :
23
- son inrcrde_pendientes,
y resulta difícit hablar
sin hacer referencia de una
, í" ;;;;.- tu(nta las contradicciones. Alfuturismo le sucede el
presenteísmo. Esta socialidad, al designar de alguna
prenderse üi.:lt1
inventario o acumutado
n:?fl ff ff,:JÍ?#:ru:#T:ff: nmnera el fundamento mismo del estar juntos, es la
d.;;;d;árror, que.obliga a tomúr en cuenÍa todo lo que era de
*-urvr técnicas, valores» erc.,
es decir, de Ia cultura_*"**.¡a. rigor considerar como esencialmente frívolo,
anecdótico o sin sentido.
más üempo en Ia indagación
,irr.iusl*1Jffi:tt'0" y en ra expe- Así, al cofttrario de los que siguen viendo lo social
b.*;;;;;ilX,flf-:ffi
y reconociéndoro
,Hff
#,
en er interior, Ln",rl,,ou
l;;*:nf*;lm,f como fruto de una determinación económico-potíti-
ca" o de acuerdo con los que lo ven como el resulta-
de cad¿ comunidad, misma oe caoa do racional, funcional o contractual de la asociación
og g.á" s^*0"*irr.ro. pero fueuto,
requerido que haga sobre toó sc na de individuos autónonns,lá temática de la socialidad
cr¡sis oeñJ;;;
<<razón>> y del
«désarroil";r-tf.rrr, rodo er imperio de Ia recuerda que eI mundo social, «taken for franted»
comunidades como esencia de las (A. Schutz), puedc entenderse como el resultado de
humanas.
una interacción permanente, de una constante
¿Qué es cultura? reversibilidad entre los distintos elementos del en-
cuando cenrenares de.puebtos tontc social, en e! interior de esta nurÍriz que es el
,r.rJX,##J: der mundo, de entorno natural.
24
I
Aqul el-trabajo se convierte enJuego,:el,hombre jüega con
ul toro, como el que danza con una pareja. Fl hcmbre sabe que no
Iruy luzo que ataje a latropa desbocada mejor que un joropo.bien
cfin(ado. Porque 108 animales se azaran al perder la tonada y
ulnpiezan a [orcer el cuello y a parar las orejas, con lo cual van
fienando y enredando la escapada hasta que se aquietan y,se
arremolinan. En ese,moqento se reinicia.la f1g3a, o,siga el trabaio
rulinario de la vaquería. :
: _ . .. ,
26
n
euizás el ritual más-representaüvo
- en cuanto es poesfa de nuestro pafs, ritual
I
música y O*rr", la
vez, es el paseo Y el hecho de que esa danza primitiva se haya «secado» en
krs ticmpxrs modernos, separándose del ritrno y del tambor hasta
i1fl""ffi':.#,T,:#,iifJil#;:Hhl":,,i;r;"i;;,
hecha de barro. *rT9 que una orla esrá t'rurvertirse en trabajo puro, en simple despliegue de fuerza de
mercado.U ,JilIrr.I""."ll1;r-,
rilenato es pregón
/ periódico ñffi;; lr;rhtjo, es una historia diferente, muy compleja y muy ligada a la
It'crrologla.
I"§ffi:T,#i:"::"* gli,,
LIamamOS cultura
,v¡yv¡ (t preclsar nuestro
: nuesfo concepro.
Concepto. Sin embargo, sólo hay que remontarse, hasta los rituales
ser mismo de o. ra
Uo-.__-__
..,-T^:^I§",:y
perrcnece
l, comu,üdñilril;;ff1. ,
a h;il;;;;;
ra nafurareza o al indfgenas de caza o cosecha o pesca, para encontra¡ cómo las
enlaceenúelasrelecinnaoo^^:^r^^
:rtu:" enúe Ia§ r.ru.¡orer-ilri'uüsffiJrfit*, es el et acopre
acople o eJ el palabras mismas hacen eI enlace juego-trabajo. por ejemplo, el
jo sñri¡rao
io y las relaciones .".r.r*, § que remibn
aI ftaba- lrcncficio el procesamiento dc grandes cosechas del pescado lla-
;;;;il;"iiTr:fi.
-
Irrado <<mapalé», en nuestro litoral Atlántico se realiza con un
j.T.lu:_r:_Tunidades rradicionare§, en haile, con el acompañamiento de un <<mapalé», que es también
:, 1;;;r::.n1, ra§
;:ffil"Tiflo*n*,.*
ffi ff#:,:
ción
:::*y::j"::"'T
enúe Io lúdico y.
vw
#ffi
iü_lr. ?.",ffi
;TffiH,T:"*} tr
rrrüro TJffiffi::,,,:
¡¿r oel hombre, Ia ::#
rela-
rrombre de la danza y Ia tonada. Y el ritmo se da con un tambor
que se llama igual, <<mapalé».
si visibte, porque
sr trataran
rrararan oe
de confunoi;r_-il;;
conR,,,a1l"l"*".i::es parece como Lo único que alll no tiene nombre propio es el
#;::: mismo.
<<trabajo>>
::1 üñ;
"r*r-il1#31[r',L::In*fca
requieren sino un
;¿tiF [x??* T;i]_:::::ffi
solo.ver"b-ol;;r*ñ;. ;T.r* l:
palabra. porque es
santero. Digo que asl eran las cosas en el mundo y, por supuesto,
t¿mbién en el corazón del mundo, entonces, Ia Europa.
;:'ffi ,T;lxiTtrffif::; ;i'*;*;lL ;,;;;;, ;#;;; , Pero, ¿por qué exüañarse? Asf siguen siendo aquÍ, aún, en
nuestro pals, si nos corremos un poco de Ios aleros de la gran
ciudad y nos vamos ala aldea. Un alfarero de Boyacá, que cocina
su pesebre o su caballito de bano en Ráquira, es tan artista como
28
29
el §anüero que fa,a_imágenes m,agrosas con el
en pasto, y ro mismo es ttcclr, como generalización. Aparece en la Edad Moderna'
la cigarrera de Girón, en Santandá Su o elabora-
tabaco ,_gr" ;r:";""nr" curdcter de trabajo asalariado, en uila forma decantada
de arte igual que lo es la música que que en la
compon.n foíguubinoo, O* rlu, cotno «trabajo libre» ese mismo tipo de trabajo
Aguada o los candongueros de Santa Fe de minas o de
de Antioqula. nnttgüedad ya §e pre§enta en bruto, con el esclavo
Fue precisamente en Europa, a partir gnlcras, con el hombre-instrumento'
del siglo XVIII, cuan-
do se separaron en la, lustoria_ rro*-u
l^ ,n";;il il,iñ. Y así tenemos las culturas modernas, en las cuales el traba-
propia medida del tiempo' a diferen-
Entonces, gracias al descubrimiento de Ias máquinas, fo tiene su propio tiempo, su
a la no era posible'
Ilamada «revorucidn industrial», aparecieron los <<varores eta Oe las cutturas tradicionales, doude e§a ruptura
de,uso»,
tra-
es decir, ese alm¿céninagotabre de objetos y
artefactos puru**n- Entonces, nosotro§ proponemos designar alas cultúras
te útiles. Los géneros ba¡atos, la pacóti[a, las baratijar. go del tiempo tot&l»,
uru dlcionalescor el nombre genériqo de «culturas
palabra, apareció Io feo en este mundo. proponbmos denominarlas «culttrras del
y u lus culturas modemas
Hasta entonces, entre los hombres Io feo sólo üempo libre».
había existi-
do como una idea odiosa, como la idea horripilante Pero ese tema ya es objeto de nuestro próximo
capltulo'
del vacío.
Polque en Ia naturaleza no hay nada feo. Nunca pudo
ser fea para
el hombre una piedra o una estrella. precisamente Ia
idea de Io
bello entre los antiguos teofa su paradigma en ra <<armonía
de las
esferas>>.
ii i ,;
Y de:la rnisma manera que el arte se separa de la industria,
ocurre necesnriamente que el trabajo se separa del juego" . .
31
30
nunca a mifar, como es mi cOstumbre, por encirra de laS vallas
protectoras, esa faena, ese tabajo de la construcción y sólo se
perceta de eso atror&, en eI recreo, cuando se ha parado ia obra, a
Ia hora del almuetzo, al mediodfa, y los obreros le cortan er paso a
su vehfculo por un minuto porque se han tomado la catzada
jugando un parüdo de microfrltbol.
derecho?
¿eué pafs
es éste? ¿eué cultura?
-óQué
Y yo me abstengo de responderle porque precisamente zu
discurso desaforado me ha obligado a pensar en la lógica de ese
conflicto del frútbol en la calle.
Es evidente que eúste una profunda diferencia entre est¿rs
cuadrillas dejornaleros sn obra negra er la edificación urbana y
t¿ t*-a,pa ¿dfw las cuadrillas de arrieros de ganado en el Llano. Ambos grupos de
obreros tienen sujefe 0 "contraüsta" y son gente que vive a ofa.
Pero qué profunda, qué abismal dife¡encia en las,dos culturas.
gente, en lugar de reposar, de echarse su sigsta, alll, Entonces se enticnde el partido de ñitbol, a sol mediodfa;
-Esta
en el prado, después del almuerzo, se empeñaen agCItar§e. ¿cómo es mucho más solaz, más descanso que la siesta en el prado.
le parece, agregar ora fatiga más a la fatiga de la jornada? Porque Porque es el pequeño paréntesis para adil'inar, para dar de ironto
no hay nada más extenuante que un partido de ñitbol. con ese hueco mágico que, a través de las defensas, deja pasar el
gol. Es el pequeño espacio de la invención, de la fantasla, de la;
Y el hombre sigue por ahl, §on su retahlla, despotricando creatividad; en una palabra, del juego.
.
un buen rato a favor de la civilización, del respeto al derecho
ajeno y lapaz social. Un buen rato, aun{nre ya le han dado paso. Y el hecho de que este intervalo no se pueda inserta¡ o
entregar en la faena, cbmo ocurre con los galerones en la vaquerfa
Y yolo escucho ypienso. Seguramenteél no se hadetenido
32 33
del llano adentro, sino que hayaque asaltarlo a la faüga del día y Es decir, que la Edad Moderna serla el tiempo cuando las
además a la vfa priblica, ilegalmente, este hecho es simbólico. diferentes «humanidades» o núcleos humanos originales, aislados
unos de otros, desde millones de años, se relacionan y se integran
Es la ot¡a cultura. La «cultura del tiempo libre». formando una sola humanidad.
Yo amo la cultura del tiempo libre. Y el carácter o el signo de este tiempo es la idea de que en
Y no es casual que sea tan eficaz y valedero este ejemplo lugar del desüno, como ley entre los hombres, desde la más
del fritbol en Ia calle. Porque se trata de un juego absolutamente remota antigüedad debe prevalecer el designio, es decir, la divisa
excepcional entre todos los juegos humanos. Piense usted sola- delaraz6n.
mente en esta circunstancia: eI televidente que sigue un partido Y este signo de los tiempos modernos se atemperaba o se
es, sin lugar a dudas, también unjugador, igual que el hincha en hacía asequible a los hombres sencillos por Ia fuerza de la
Ia graderfa o que el defensa o el delantero del onceno. Cada uno cotidianidad. cada vez más ocunÍa, a medida que avanzaba esta
juega su propio partido, Cada uno enfievé tas posibilidades de historia, que el <<desüno>> de la gente se desquiciaba. por ejemplo,
una anotación, las siente, las calcula, Ias vive, las precipita, a siempre habfa ocurrido que un hombre que nacfa sastré en un
veces las acierta, a veces las erra, a su manera, como el que está hogar, era sastre en su vida, o si nacfa rey era rey o, en caso de
en la grama. que uaciera esclavo, serfa esclavo. pero de pronto el sastre de
Entonces, por ejemplo, en el final de un mundial de frítbol, origen o el siervo o el paje saltan por encima de su destino y se
hacen señores, dueños o empresarios.
¿cuántos «jugadores» p4rticipan?, ¿cuántos juegan? De pronto
ocurre que la mitad de la humanidad puede estar jugando un De repente, el hombre común, gracias a Ia apertura del
mismo partido. mundo, al riesgo de «hacer Améric»>, por ejemplo, rompe con su
Las culturas del tiempo libre son otro mundo, otra catego- desüno natural e impone su destino individual.
ría absolutamente diferente, en comparación con las culturas tra- Y.algo más: este profundo cambio en las relaciones huma-
dicionales, que ltamamos <<del üempo total». na§ se va expandiendo desde Europa hacia todos los confines del
mundo, en forma que ya no se rata de un hombre o de un <<héro$>
Qúero hablar aquí de dos elementos o dos sucesos que
caracterizan la historia de la formación de las culturas del tiempo que rompe con las amarra§ del pasado, sino de una civilización
libre en la Edad Moderna. asentada en un lugar del mundo, la que parece ir modelando a su
imagen el mundo.
Pero ello con una anotación, que resulta inevitable llama-
mos Edad Moderna a toda la historia humana que llega hasta hoy, Pues bien, es esta Edad Moderna, tan «juiciosa» o llena de
que alcanza a llegar, con su oleaje, hasta esta orilta Oél siglo XXI, júcio, aparentemente, y cuyo centro es Ia Ilamada «civilización
y que viene desde lejos, desde sucesos como el llamado <<descu- occidental»; es este el escenario donde surgen y se definen y
brimiento de América», hace exactamente cinco siglos, sucesos toman cuerpo las culturas que hemos llamado del «tiempo libre».
que colocan a Europa en el centro de un intercambio o un merca- Nos referimos a ese momento que hemos querido ilustrar y
do por primera vez mundial o planetario. dignificar con la escena del ñitbol en la calle: los obreros le
34 35
arÍatrcan allf, a la jornada monótona y mecánica, un pequefio Y sólo cuando este tipo de trabajo, o mejor, de <<anti-
espacio de luz, de creatividad, de fantasfa, es decir, dejuego. ftab-ajo», por su deshumanización, se coloca a la punta del rendi-
miento, dando lugar a la tecnologfa más avauada, sóro en estas
Es el rescate histórico, const¿nte, tenaz del «tiempo libre»,
condiciones pueden los obreros modernos superar a los antiguos
por parte del usufructuario del mismo, o sea del trabajador.
esclavos"
r: : '
Pues bien, este rescate o reivindicación tiene lugar en el
Y el ejemplo del partido de frttbol en la calte,
esa rendija
perfodo de trátrsito del trabajo manual al trabajo fabril, cuando el
ilegal de juego y creaüvid¿d, partiendo en dos lajornada, vuelve
hombre de las henamientas, con millones de años de existencia,
otravez a iluminarlos en esta disefi¿ción.
cede su turno al nuevo hombre de las máquinas.
En definiüva, fue esto lo que ocurrié durarrte los tres siglos.
Son tres siglos justos: el XV[I, del cual nos hemos ocupa-
Los obreros rompieron sistemáücamente sl ritmo de ese útbajo
do, siglo de la máquina de vapor; el XIX, siglo de la electricidad,
monótono, mecánico, abriéndole renüjas o vefrtana§ de luz caáa
y el )O(, de la microelectrónica.
vez más anchas.
Fues bien, en este largo tránsito ocurre que el trabajo del
Por ejemplo, en las primeras manufacturas fabriles los em_
hombre, en su expresión más humaná, la industria" pierde su presarios ingeniaban rnecanismos para alimentar al medio día al
humanidad. Ya hdmos visto cómo, a p.artir de la producción fabril
grupo de operarios, en su mayorla mujeres y niños, sin necesidad
moderna, hacer obra de arte y hacer utensilios CI valores de uso
de interrumpir la jornada. No fue fácil Ia resistencia para conse-
serán dos tareas disüntas. :: guir la hora del «almu€rzo>r.
Y ello con una lógica muy clara. En la fábrica del produc-
Como es obvio, toda jornada de trabajo tiene un llmite. No
tor, el obrero no volverá a hacer nufrca un zapato ni menos un puede ser mayor de 24 horas. Sin embargo, para los empresarios
relej, y ni siquiera una aguja Simplemente, el productor hará un del siglo xIX resultaba diffcit lograr este lfmire ópimo debido a
pequeño fragmento del producto, un mlnimo trarno, repetido mil
la costumbre del sueño entre 109 obreros, asf que lo más que
o más veces al df¿ o a la hora. Asl, el trabajo se desintegra, se podfa lograrse eranjornadas de 1g horas.
deshumanizs y, a La vez, el obrero se objetiviza en cuanto se
integraél mismo al complejo mecánico. ¿Cómo logró pasarse, a Io largo de dos siglos, de aquellas
l
36 37
De esa manera ocurrfa que la presión de los opuarios por
abrirse espacios de recreo en ra jornada, por g¡uur un domirical es aftrmar y retomar así
reüibuido, por acortár las horas de trabajo, se convertfa enfie 109 nuestra dignidad de hombres.
empresarios en urgencia para acelerar el proceso de mecanización
y automatización del trabajo. Nuestras ocho horas es para mañana:
sin duda et sfmbolo maraviiloso de esta hi§toria de Ia la ruptura de pesadas cadcnas qw
«cultura del tiempo libre» es la famosaconsigna obrera de finales estorban todavía el camino de las
del siglo xIX que se extendió desde Europa por los cinco conti- libertades qw están cerc*ilas.
nente§:
<<Ocho horas para rabajar, ocho horas para Era unahistoria laica, sin religiones ni dioses, pero también
-
horas para lo que nos dé la gana».
dormir y ocho
era una historia de la fe religiosa. Por ejemplo, los católicos
, Es Ia historia del primero de Mayo, que originalmente eatalanes consagran el Primero de Mayo a <<Nuestra Señoradelas
ofirre como una huelga mundial para imponer la jornada de las Ocho Horas, virgen y mfutir, patrona del proletariado universal».
ocho horas. una historia por esencia ética y racionáusta, impreg- Ahora bien, muchas cosas grantfes que rodearon.a esta
nada del principio der deber ser. He aquí algunos himnos típicós historia tormentosa se van ya disolviendo en los riltimas tiempos,
del Primero de Mayo en el perfOdo de fánsito entre los dos siglos, deshaciéndose como polvo. Por ejemplo, se deshace hoy el mito
XIX y XX. del «poderobrero». ,
Hoy es el Prfunero de Mayo. ¿Quién fuede hablar hoy del «poder obrero» como panacea
Nue$ras ocho horas son el principio de universal?
lavicnria social, Sin embargo, queda esta «cultura del tiempo libre». Esta
cultura que ya no está metida entre las vetras, en las entretelas del
el primer paso hacia la meta donde se
trabajo. Esta cultura que se prepara a integrar el trabajo denüo del
dirige la rccién sindical. tiempo libre como otro espacio hÍdico, de goce y creatividad.
Nuestras ocho horas: un límite solidario
con los camaradas desempleados. Nos h¿llamo§ ante la expectat¡va de un grupo humanb
donde el <<goce» de producir sea más creador, o rinda más en
l
favor de Ia productividad, que el <ducro» o el beneflcio de produ-
Nuestras ocho horas es emplearse a cir. Diciéndolo de otra manera, ante la posibilidad de una comu-
limitar nuestra servidumbre, es encontrar
en nucstro hogar el tiempo de los estudios nidad humana en la cual predominen, ya no las relaciones socia-
les o contractuales, tfpicas del trabajo, sino las relaciones socia-
fecundos.
bles, tfpicas del juego.
Nuestras ocho horas es el placer Doude el trabajo se transforme en juego.
de pensar en lo que soüws:
38
intemrmpió. surgió un nombre. Y nuestra conversa se vuelve
agr¡a de nuevo. Hablar por hablar.
''Mi'vecina y yo somos compadres. Ella lava Ahora ya es tarde. Ya está entrando la comitiva y el rumor
ropa y,conver-
sa.¡Se las sabe todas. De casa en casa. Sin ella no se hace nada se asienta. Ya nadie alborota más. t-os corillos se disuelven,
aquf en la comunidad. Yo la acolito, claro está. pero yo soy encuentran zu acomodo. Algunos se quedan de pie, quizás para
funcionario. Voy y vengo. facilitar la escapada.
La gente se va affemolinando para la asamblea. Llegan Y es en ese momento, ¡Dios mfo!, cuando tiene lugar el
desgranados, por grupos, o bien solos, uno por uno. Entran orilla- milagro. Ese milagro increfble de la transfiguración o la
dos, como con miedo. Por todas partes hay paliques, corrillos, metamorfosis de mi vecina, de esta buena mujer que se mote en
ruedos. Es la trasescena de Ia asamblea comunal. Se esta cocinm- cualquier escondrijo del barrio, que es uña y mugre coo cada uno,
do el rito, la ceremonia. con lodo mundo.
Yo no suelto a mi vecina. Estoy en lo que estoy. A esta Es increíble pero es cierto. Sucede que se lee el orden del
asamblea vá a veníiTa pesada. Estamos a la expectaüva. Aquí se dfa y en primer lugar está ella, el saludo y el informe de ella.
puede perder todo Io que se ha ganado. Hablamos. Hay que medir Asf que mi amiga, mi interlocutora, mi vecina, pasa a la
cada palabra, ahora no es charla. Ahora la palabra no se casa con tribuna y empieza a hablar frente a la asamblea.
la palabra. Ahora la palabra se casa con el asunto, con la idea.
Ahora no hay tiempo que perder, Ia cuestión va en serio. Habla mi vecina. Pero no es ella. Desde que ocupa la
tribuna se transforma. Como cuando uno engaülla el arma o le
Sin embargo, mi vecina está hoy muy almidonada, muy de corre el sesuro; Es la metamorfosis. Et milagro.
blanco, está echando lujos. Y no reparo en decírselo por
embromarla. Yo la miro. Es ella, sin duda. Es la de siempre, es su &ire, §u
rostro. Pero aquello que la distingue, lo que Ie da su alma, el
que viene eI doctor, verdad?-. Y yuelvo a la carga habla, su discurso popular, se ha perdido. Ahora es oúo cuento.
-¿Es
con el traje y et doctor. Y ya estamos,embarcados en el <<doctor>>
río ab¡jo. La riltima vez que vino... ¿y el otro? No habla mi vecina. Es distinto. Sólo ora. Sólo sermonea.
Porque su discurso va en serio. Es lineal. Y yo la desconozco
ese no volvió! completamente.
-¡Bueno,
otro, el chiquito, ¿qué se hizo? No ha ocurrido ningún cataclismo, nada. Sólo que mi veci-
-El na ha cambiado de lugar. Ha dejado el rincón donde departía
Hablamos. Nos echamos un rato por ese atajo, sin querer.
Porque el tiempo cone y no nos hemos puesto de acuerdo. Ya se conmigo y está un poco más allá, unos metros más allá. Está
sienten pasos de animal grande. No obstante, recuperamos el fiente a la asamblea.
tema, el terreno firme. No vamos a ceder, las cosas son como son. Entoüces ocurre como si su rico discurso popular se hubie-
Hay que poner todo en su punto. Pero mi vecina no da prenda y yo ra puesto de perfil. Se tlraa filudo, lineal, No que sea elgolado o
me ivaro.
42 43
Sique siendo senci,o, pero ahora es
§fcioso. rcrriblemenrc Y mienffas tanto, ¿qué Eomemos? El Coronel ne,Qesi^
tó 65 años d¿ suvida, minuto aminuto, parallegar a
. . No tiene contraprrnto. No tienc
airepordenüo.
la
", ,oúa dimensión. No tiene ese instarrte, se. sintió puro, erylícito, invencible en
._-_.*'""..*-l
, Nah¡ralmente es, suiide¿,,es su experiencia.
el momento de responder: mierda.
sufrimos siempre. Incluso Io padecemos Lo importante,lo decisivo, es lo que vengo anotatrdo. Cuan-
Iario.
a nivel ñ;;;;-
d;- r--
do mi vecina resupera su humanidad, aI dejar la oratoria, y debe
!
4 45
por algo, digamos por hacer la comunidad, es otra cosa y yo
pienso que igualmente importante.
F l'u
[ul.uro. Pcro, por favor, quc corra el aire enlre los hilos de Ia
ll
tfama. Que la trama §ocial no nos ahogue.
En realidad, el hombre es el único animal trascendente, el
único que tiene que zafarse del presente y preguntarse pára qué.
El único que no puede vivir sólo para el momento, para la hora.
I
Pero no por ello puede perder la hora o el mornento. No por
t.
ello puede dejar el goce del presente.
I
ll
viajero. xj
46
47 ilt
il
_lt l
cuando dice: <<Si quieres que tus amigos te esümen,
muérete». viaja
: o
a los molinos de agua y viento, derlas üntas por virtud de la
El mensaJe de añrera, que viene del «más atqümia y, §obre !odo, de la apeJtura del mercadg. : ,.
allá>>, no üene
controversia o parangón en la comunid¿d. por
esa,*Oolr, O* po, Pues bien, es con este «segundo libro» que§e crGaJL a partir
sf, «verdadero» y su portador es el que
üene la verdad. del siglo XVI y con centro en Europa, lo que podríamos llamar
De aIIf que, desde los tiempos remotos hoy los <<cfrculos mundiales de_Jectores de la Edad Moderna».
-
orale§, primitivas, §e estabreciera Ia
de ras curturas
costumbre de que Dios ñ¡era El primero de etlos §erá el de los protestantg§, fundado por
«hombre», y no me refiero a los «üoses>»
o deidades corrientes Martfn Lutero. Entonces el libro' vq a §er'recit¿do y alabado en
sino a <<Dio$>.
millones de cfrculos de lectura, va a §er repartido como el pan en
Porque el hombre, como guerrero lo comunión de los fieles, coreado y cantado entre los pueblos. Y
o comerciante, como
gran cazador o pescador de alta
rror, era er viajero oncioso en ra el texto único será esa famosa enoiclopedia hebrea y cristiana que
comunidad ancestral, er portador habituar por cierto lleva el nombre de «libro» en lengua grie'ga, la «bi-
del mensaje oelt eru,
o dueño de la «verdad». En unapalabra, blia».
era eI ser más parecido a
Dios.
El segundo clrculo de lectores, ya por 9l siglo XVIII, será
fue la popularización rlel libro, en el siglo el de tos liberales y jacobinos. Entonces las.canetas de los libre-
XVI, Io que
vino a romper con el privilegio del porrado;;tl;;uj*'o" ios recorren los lejanos caminos aldeanos, rompiendo las más
afuera. Porque entonces re naciéron
aras ar mensaje, oe tar mánera
duras barreras de la censura de la aristoctacia dominante.
que llegaba por sf mismo a la
comunidad. Y la <<bibli» ya será de Rousseau o de Voltaire.
Y aquf es necesaria una precisión. No
me estoy refiriendo a Finalmente tefidremos, a partir del siglo XIX, el tercero y
«primet libro>>, por asf llamarlo, es
decir, al libro élite o de casta tlltimo de los grandes clubes universales del libro que hacen
que existió desde Ia anügüedad,
desde ros orfgenes de Ia escritura historia en el modernismo. El «club socialista», cuya biblia va a
alfabética.. No nos referimos aeste <grimerlibrorr,
al del «papiro», ser un pequeño folleto e§crito en 1848 y ütulado Manifiesto del
OeJ
lgereamino>>, el «palimpsesto, griego o bien el *jrái;;;"- Partido Comunista.
vat. No hablamos de este uuio
<<gigantes» o <<dio§e§», conno "acapkaó»,
siempre;;;_ d" Son tres inmensos movimientos de cfrculos de lectura que
en la mitorogía oer ügen oer fuego.
tienen por objeto ayudar a la gente en el llamado «libre examen>>,
Estoy habland:jg-l libro que aparece
con la Edad Moderna, o sea bn U exégesis o interpretación del meusaje de afuera,
desde el siglo XV. El tiUro popular y que
podríamos llamar el mensaje que ya no üene dueño o portador personal. He allf la
<<segundo libro». EI tibro personal,
piiua¿o;Oel cual usted Oce varianüe importants que introduce, con el libro, la popularizaciÓn
este libro es mío o es mi unro sin pensar
en el aut'r. Der libro del texto escrito en la historia moderna.
propio, el del lector
' Con la popularización del libro, a lo'largo de la Edad
Este libro que no sólo es producto del prodigio Moderna, hasta muy entrado este siglo, ocurre lo que enseñan las
_ de loii*ñús.-
móvites de Gutemberg, sino dei aouatamilnlo;err*ürü, <<sagradas escrituras>»: <<El verbo se hizo cafne y habitó entre
nosotfos>).
.
4g'''. : :':
49
Ahora bien, parece necesario hacer <<discurso de las @sas», escrito de una u otra manera, por ejem-
aqul alguna anohción
sobre el hecho decisivo que precede,
milla¡es A, u?or, ünoru- (y
plo, en cerámica estoy pensando en los grandes relatos de Ia
Iarizacidn del ribro desde el sigro
xvl. Nos referimos ar "descubri. p¿tologfa de los Incas del Penú, una enciclopedia en la cual cada,
miento de Ia escritura alfabétiia.
página es ufla réplica reducida, en barro, del paciente de una
Es un hecho histórico que no existe
virtualmenB ninguna conocida y determinada enfermedad), si usted lee este discurso ya
curtura humana que carezca de escritura. porque está pensando en abstracto, ciertamente, e inclu§o con una gfan
nirs,i"tuluro
soporta que el viento se,eve toda§
ra§ imegenes riqueza de absfiacciones. Pero algo muy diferente ocurre si usted
o* ,ur"prlíür, o
de sus y po"r se propone eternizarlas, lee el discurso humano, ya no de las cosas sino de las palabras'
lambores 9so y, *ru Uurro
o en piedra o en pleles, cuando no en cortezas ", S. usando la propia escritura fonética que ellas generan'
urgrrui*r.
empeña en mordearras o grabarras
en una.r.ri*u ,ü"ir.uriuu En este caso se lee una doble signatura, signos de signos, y
cualquiera.
entonces sucede como si lo simbdlico se neutralizara a sí mismo
Pero er advenimiento de ra escritura hasta permitir una especie de estupor o arrebato por el hallazgo de
fonéüca es un cambio
decisivo en Ia historia humana. No
en vano existe t'da una anü- la armazón misma del lenguaje, ¡nr la pura lógica formal de las
quísima tradiciÓn religiosa que oraciones.
hace coineidir este exÍraord.inario
¿contecimiento ni más ni menos que
con Ia creación Oef munáo. Ahora bien, es indudable que este arrebato, por el hecho de
Djce así un texto escolar, llamado
citolegia,qus hasta hace apoderarse de la ló$ca del üscuso humano, no puede tener
poco tiempo era de uso oficial
en las escuelas iolombianas: consecuencias realmente revolucionarias sino cuando se produce
El mundo fu1 creado por Dios cuatro mil Ia popularización del texto e§crito ya en Ia Edad Moderna'
cuarro
años antes de la venida de lesucristo. porcoorl De alll que la historia del <<segundo libro», principalmente
guiente, la edad del mundo en
esrc año de tr960 es de a través de las corrientes ideológicas proselitistas, que hemos
cinco mil noeecient^§ §esenta y cuatro denominado los tres grandes círculos de lertores, fue algo que
años.
Conservo con amor un ejemplar facilitó inmensamente el tránsito, a paair del siglo XVI, desde la
de este pequeño manual «arqueología del saber>>, como dirfa Michel Foucault, hasta la
para neorectore§, er cual empieza
sistema métrico.
con er auabeto y ér*inu **.r historia misma del saber, o sea el saber siStematizado o científico.
50
51
Recibir un mensaje desde
añ.rera,
del otro lado del océano.
en 1492, era empezar eI nuevo
solitario,
di;I;go""o ra historia, eI der
et del Iibro mfo, personur,
*iliiio del lector.
8( 6rr¿ro éwrreü
de
Puedo enunciarla asf, tal como creo haberla aprendido
él: se hace hoy mucha exégesis, mucho escrutinio de los derechos
humanos.setosclasificaymultipticaconstantemente.Sinem-
y
¡argo,: toda est¿ codificación, cada vez más universalizada
**[uu, en el contexto de 109 derechos polfücos, sociales' fabora-
les, culturales, etc., podrfl resumirse enun solo derecho humano
que los réúne a todo§: el drycho a ser distinto'
ll. ñ^ai.-:^l
qué importancia tiene históricamente
Por esa razón pen§amos que la intención de E§tani§lao
-
propue§ta de Estanisrao Ia
Zuleta,al proponerroi, .o"utttu lÓgica' que traduzcalos lodo
zureta, que pone a girar todo
er sisÁa
de los derechos humanos alredeOor
distinto.
áe este eje: el derecho a ser ,t ,o¿igo moáernista de los defechos humanos s¡1.u¡ ssls:pridcl-
q$,nn& intención
pio, el áe la diferencia, el derecho a ser disünto,
ampliamente
según Ia filosofía moderna racionalista,
Ia§ reraciones §o- iooa prenaOa de la tifut. profunda que hoy *varua
ciales entre los hombres' asumidas crltic¿ que todaYfa no ha
como reraciong§ contractua- frente a ese pensamiento moderno;
Ies, de deber y derecho, son sf misma por su
encontrado nombre propio y apena§ §e recotrocs
omnímodas piacdcamente, son a
zadoras. y esta concepción de la tomu-
comuniO.O .ooáurr;;;;;, posición en et tiempo y et espacio como «po§tmodernismo»'
humana que consiste en «resperar»
respetar la opinión o Ia actitud
t& dif;.;;;;-;r-;;;:, 'Cuando Zuleta hece énfasis en aquello de que todo gira
o Ia conducta contraria *, *,v-- o*á, enseñando qu,9 ya
palabras, consiste en aceptarra vBi alrededor del derecho a.ser <<di§tinto>»n no§ está
de buen ánimo o tore.aria. o tolerar que
no se trata sólo o simplemente de aceptar o respetar
' Mi vecino es ateo yi,
nor mi parte, soy creyente. Enton- ott*u distinto, ei decir,.situarse, frente a otro' en el plano de
{ "iot de iltrigarse"
las relacion*, p*u*t* sécia*s-, sino que se trata
ces no toco el lindero, eludo
el temi cuando nos encontramos,
d- ü;;í*e,9 inctuso de apasroryrpe por esa.di*"o:'.'l '
respeto su mundo, Io acepto. Como
de Affoine de SainfFxüpery, ef naUita
en la histori ade Et princfp¡¡p, , , ,
56
pero yo
pasión
":t-"::, echarmey iespJrO",
contraría, .u*01.1::Oe
que cuando una opinión
me
un proyecto, enronces
Es est¿ mi experiencia más reciente en el oficio de oír,
aguzo el oído, escucho más. ,
58
59
de derecho, dedar y recibir, reraciones
reclprocas o contractuares, Es el amor. Es el gusto primordial de lo contrario, es el
en el respeto mutuo. También existe,
lasaOas a la vez, eI otro üpo interés o la acechanza, el entusiasmo por lo que no va con uno,
de relaciones, más libres o más fáciles, menos
flufdas.
firmes y más por to que no es de su atavismo o §u taza o su co§tumbre, por lo
distinto.
Y vamos a tomar ahora como paradigma y
modalidad de vínculo entre los hombres
símbolo de esta Para los griegos, que eran lo mismo heterosexuales que
ellos: el amor.
ef momento ,"p;;; homosexuales, no existía un espacio apaÍe y privilegiado del
amor. No había el deslinde entre el amor y la amistad que existe
entre nosotros.
* _ ¿cuál es er signo, cuár es el sentido de una reración amoro-
sa? Sin duda es el effusiasmo ingenuo por
la diferencia. Es la Ahora bien, yo debo parür siempre, y de ello no tengo
pasión o el apasionamiento espontáneo
por fo d.isünto. dudas, debo partir de aquel otro si§tema de relaciones entre los
Es algo que va siempre a Ios extremos.
Recordemos al humanos que se basan en el respeto mutuo, en la tolerancia.
-
cronista del <<Descubrimiento», don pedro Forque la comunidad ha sido construida así, a mis espaldas. ¿Qué
Mártir, cuando habla_
ba de la <<fndole de la¡ que les gur* *a. Io ajeno que Io culpa tengo yo de que mi hermano, hijo de mi mismo hogar, sea
suyo, demanera que laslujg.res
lnoias .r* *ñ ' un borracho? Yo no lo escogí como hermano. Pero él es mi
a los crisüaiosrr.
Porque cualquier amante Íazona siempre hermano y está allf conmigo en el hogar.
-- al revés, por así
mi
deci¡lo: ¿Qué culpa tengo de que mi vecino, yo no escogí a
vecino, de que él me haga la vida imposible con su manía de los
ElIa tiene las manos largas, muy largas. En
mifami_ animales? Vive lleno de animales y con su música a todo volu-
lia no. En mi raza todos tenemos ,a¡i ,ecortadÁ
mano* Qué absurdo. Todo el mundo debería
t* men.
tener
largos las manos. Pór eso debo partir de aIIí, de las relaciones útiles, necesa-
Ella tiene negros los ojos. ya siempre crecí entre rias, interesadas y recíprocas. Hoy por ü, mañana por ml. Las
gente de ojos claros, en mi relaciones de la tolerancia y del respeto mutuo.
famitii somos zarcas.
¿Cuánto hemos perdido? eué hermoso es tuner ne- Pero, ¿¡»r qué no universalizar también el amor? ¿Por qué
. gros los ojos. no volver costumbre y cotidianidad ese ouo modo o modelo de
Ella relaciones entre los humanos?
es apresuradq como que quisiera saltarse
por la ética del
encima de sus propias id¿as, casi se atropella.
i
yo ¿Por qué no trascender la ética del deber a
recuerdo que mi padre nos enseñó lo amor?
contrario: a
hablar casi contando una a una las palabras,
sope_
sándolas. Siempre me pareció excelente
ese discurso
de mi padre. pero ahora, porprimeravez,
lo pongo
en duda.
60 61
¡
en cuando a foros o simposios de nivel acadérnico Y, Por supue§-
to, confían mucho en el saber sistematizado.
Voy a dar un ejemplo de algunos de ellos, relatando episo-
dios de mis encuentros con su vida y sus trabajos, para ilustrar
e§te asunto de la formaciÓn de una cultgra nacional en colombia.
62 63
Era un Oljfl:.:T::casi negro, zancónde un imagina. Por ejemplo, cuando yo me ausento por una semana o
oscrüo' si usted Io ve color grisáceo
avestrue en <<bonsai».
se r*p.o"iirigo asf como una esiecie oe más, que voy a Villavicencio o a Bogotá, él se desapareee, se
S¡n ouda;;;;
v's s. alcaraván, alguna pierde, nadie lo welve a ver, como que le da rabia la easa. pero
de arcaraván ---E r*i"oro
tan pronto regreso welve a aparece.r: .i
r , :: ,.
0u",";illl"Hffi ffi ,#JiJl'l; ano Ella me cuenf¿ mient¡as atisba el fogón y desescama las
;ilTf;f ffiffil, -me palometas y Ie da tetero a la crfa.
64
65
explicar, a mi modo, con filosofla, lo gue ella
sólo explica a su Quiero recordar ésta porque me parece que nos viene como
modo, supersticiosamente.
anillo aI dedo en la memoria de los sabedores populares que me
puedo acostarme yo con un pájaro? propongo hacer.
-Maestro, ¿cómo . i I - .: 'i "lii i ¡r'::r :'l
Durante ros tres embarazos efla ha hecho este idfrico El heqho es que Ia mica d€l cuenfq era, un,personaje en el
p,rseo
mucha§, pero muchas veces. Hay una reración hotel donde se alojaban los técnicos del gobierno y rle las empre-
amorosa prorunoa-
menüe mítica entre los dos. y es alll donde
falla mi saber. §a§.c§l!r.4iqtas. Hacla amistad fácilmente con los huéspedes y
' : ':, tenfa fama de desvivirse por los hombres. Asl fue como se ena-
usted viera, cuando yo me regreso a casa y éI
queda -Miesho,
se moró perdidamente de un antropólogo visitante y protagotnzaba
solo en eI ddo, entonces es la tragedir. Éorqu"
aparecer semanils enteras, y cuando up*ar"
oorulf* * con él escenas escandalosas que hicieron época, por mucho tiem-
de nuevo está hecho po, en el pueblo, y de las cuales todavía se habla.
una lástima. Uno se da cuenta que se ña ürado
enlagunado y da pena. Maestro, este animal
u *orir,lqu, *, t, Pero el episodio crucial de la historia ocurre en la'despedi-
sf es raro,
da de los am¿urtes, cuando el profesional ha concluido su misión y
Entonces llega la hora de comei y ella sirve y
c4dacual se debe partir.
lleva su plato y su gaseosa a su puesto porque no
háy mesa.
Por supuesto, el dueflo del hotel se fue hasta eI terminal con
Comemos todos, con hambre, y Bmbién el <<negro», que
la mica y mucha gente estaba preparada para la función.
come palometa como si fuer¿ cristianó.
Y de pronto, sin saberse cómo ni cuándo, Ia mica desapare-
Y de pronto, sin saber cOmo n¡ cuándo, ya nos hemos
ce y no hay nada que hacer. Hay verdadero rewelo porque §e va a
olvidado del <<negro» y de su historia y e§tamo§ hablando
del aguar la fiesta, pues ya está listo el barco y la gente pasa a bordo-
taller y de la pesca y del Orinoco y viine la música y yo
me Y el hotelero desesperado y el antropólogo sin saber qué hacer y
empeño en bailar con.la sabedora, por puro oficio, porqi*
enseñarles a ellos un juego, una.dinámica. y de
q*Á los muchachos corriendo aqul y altá por ganarse la paga que se ha
*ru **nro tt*go ofrecido. Hasta queialguien, uno de los emba¡cadore§,tiene una
a echarle el brazo encima a ella y, mlo!,
¡Dios ese animal, qu. idea genial,
segufa estático, invisible, del cual nadie se acordaba, "if
salta sobre
mí, desesperado, atacándome a Ia car,a, y si no es po.
íu;úr, q.* .Esa mica maldita --dice_- está en el barco, está de
Io domina a manotazos tal vez me saca ros ojos polizon4.se va a ir colada con el doctor.
en ese tan"" o"
celos. Pasado el susto y el trance y la risa, yo tengo Y entonces se hace la requisa y encuentran aI animal escon-
tiempo de
explicar amiscompañeros que éste es eI priml*ooñi.m dido en el depósito de maletas y lo [aen a tierra cuando ya el
serio oe
celos en que yo me he visto envuelto en ioda mi vida.
barco ha desamarrado y no hay tiempo de despedida y la míca
Entonces empiezan ras historias sobre amores berrea desesperadamente como si la estuvieran degollando"
entre besti¿rs
y humanos.
qué? pregunlo yo al pe§cador:;. ¿Por qué?
«Las más comunes son las de las micasrr,
-¿Por -le
puede ser posible esto? ¿Cómo es pobible que el animal,
drjo el pescador y ¿Ctimo
contó algunas de ellas. ,l por más enamoradorUge esté,.sea oapaz de hacer programa?
pcoso con la pi.giltu, potqueáÉ algo,he estado yo
, ., Y,los
66 ;.',617
sgguro siempre. Un perro, por ejemp.lo, puede ser eI más mañoso, El episodio que voy a narrar ahora se refiere a uno de estos
el más inteligente de todos lo perros, pero nunca hará programa. «sabedore§>). Era o e§ un pa§tor protestante venido del interior,
"
Ni siquiera un programa de fin de semana y mucho menos de un del alto Cauca, indio a más no poder y que no sÓlo es pa§tor de
viaje largo. Algo sé yo: que la mica sólo vive en presente, así esté almas sino líder popular en un pueblo del Iitor¿l caribe colombia-
muv enamorada, no.
Pero er¡tonces el pescador me saca de upurou sin mayor Pues bien, nunca pude explicarme en mis andanzas con este
esfuerzo. personaje el hecho de que estuviera esperando la llegada del
*No, Mesfas (¡Cristo viene, espéralo!), esperándola a muy corto plazo
maestro, no piense en eso. No le ponga iauto miste-
y a la vez tuviera confianza en planes oficiales de vivienda popu-
rio- Lo que pasó tul vez es que ra mica se embarcó detrás der olor
lar, que no sélo son a largo plazo sino que nunca se saben cuándo
de las maletas del antropólogo. Eso creo yo.
se cumplen.
nó?
-Y el embarcador, ¿el embarcador sabía eso o se Io imagi_ Tenía ese sentido naravilloso de las profecÍas mágicas
p,opulares, que nunca fallan porque la fecha a partir de la cual se
seguro que no. pero eI embarcador siempre está cuentan no es fija sino que va caminando con el profeta.
-No,
pensando que todo mundo es polizón, hasta una mica.
l Sin embargo, el enigma más grande sobre é1, en mis re-
Y aqú concluye mi primera historia de los sabedores.
f
flexiones, es una deuda de gratitud que yo le tengo de por vida'
Pienso que un hombre culto, o mejor, una persona culta es
':
,i Sucede que una vez, cuando me trajo en §u automóvil a descansar
aquella que, a pocos años de estar en una comunidad, ya Ia gente
J
en mi hotel, me preguntÓ sobre mi salud con muchos rodeos y
se ha olvidado de que no es de allí, que es de afuera o es migrante.
prcámbulos.
I
-me dijo-'
Porque pronto se hace al habra y a la faburería o la leyenda del '1
*Maestro ¿Cómo está tle salud?
pueblo. Porque se ríe mucho cuando es de ¡eÍrse mucho y adquie-
re fácilmente el gusto del aliño o la comida propia de los de-allÍ.
qué? Jerespondf-. ¿Por qué me lo pregunta?
-¿Por
Y para mí un <<sabedoo> popular es por lo general un hombre Y entonce§ se refiriÓ, con detalle, al hecho de que a mí me
<<culto>», o sea alguien que se ha integrado en más
de una cultura temblara !a man0 derecha, nofablemente, al llevar la üza al table-
nueva, es decir, en más de una comunidad distinta a aquella que ro.
lo vio crecer. '-¿,Llsted no ha consultado al médico?, dijo'
-me
He conocido personas blancas, de ascendencia castellana Yo le expliqué que precisamente el médico me había acon-
pura, por ejemplo, de Ia montaña anüoqueña, ya viejos y sin saber
sejado la acupuntura y que el especialista en ese arte inclustr
leer una letra, pero de una cultura extraordinaria en cuanto se han
habfa uülizado cr¡nientes elécuicas para acdvar las agujas. Fero
integrado, por ejempro, a una comunidad negra der pacífico y alrí
el hombre no se rendía
son más que vecinos, son paftiarcas y lfderes, son personajes
por qué no busca un neurólogo? dijo_-' Yo
representaüvos de una civilización absolutamente auténlica y ex- -¿Usted -me
traña a su ascendencia. le aconseio, trusque e{ neurólogo
69
68
Entonces le conté el origen posible del mal, cual
era la
fractura de un huesecillo de la muñeia. <<Mirerr, le
dije, «convén- Y es esta la deuda de gratitud que tengo con el sabedor. se
zase>>.
comprueba que es oxacto 1o que habla dicho el P¿stor. El mat
Pero nada valÍa. No habfa poder hum¿no de convencerlo. estaba en el cerebro. Era el mal de Parkinson.
*Ese temblor no es de su mano *me repetfa--. El tercer <<sabe.dor» popular, al cual voy a referirme, es un
Ese tem-
blor es de su cabeza. Hágase ver del médico, *.art personaje que conocl ya hace mucho tiempo, cuando yo era edu-
o, y" ," l"
digo. caclor de sindicatos en el Valle del Cauca.
Definitivamenfe me desesperé porque no sabía a qué Es un hombre culto en el preciso significado del término aI
ate_
nerme. ¿Quién era este hombre, este sabedor popular? jCO*o que ya he aludido. Finquero de origen, es decir, campesino de
pensaba? ¿Era un mago o era un sabio? pura cepa, nacido en ia frontera con el Fruador, se hace llder
sindical en los ingenios azucareros del alto Cauca, integrándose a
Así que resorvf leer sus revistas de proseriüsmo misionero
una cultura urbana profundamente diferente Y, dla final, terrnina
para ponerlo a prueba.
de llanero en el oriente, rlonde vuelve a}:rarcer finca y es guerrille-
*Hermano *le dije un día-, he lefdo su mensaje y, por ro y lfder agrario. Cuando lo conocí, en las huelgas del azúca¡ en
eJemplo, rne encuentro con e§to. *y entonces re señaré er text'. el Valle del Cauca, yo era profesor tle marxismo. Me impresiona-
tla la versión fantástica que hacla, como maestro, de las catego-
hermaüo, aquf dice textualmente que cuando
-Mire, Cris- rías económicas. Por ejemplo, su explicación, en ia teoría del
to ap¿rezca en los cielos, a la hora de su advenimiento, lo
verán valor, §obre trabajo ab§tracto y trabajo eoncreto.
todos los hombres. ¿Se da cuenta?
Se colocaba frente al grupo de estudiantes obreros y decía:
Y aiiadí algo con sarcasmo: «¿Se da cuenta? porqueyo
dudo, hermano, de que todos los hombres puedan verlo, yo, por ejemplo, contrato un pintor para que me pinte
una circunstanci»r.
debido a -Si
este muro, ¡éste!, ¡véanlo!, ¡y el hombre viene y echa sólo una
mano d'e pintura y ya!, sólo una mano, entonces eso queda trans-
*Usted
sabe, hermano, que el mundo es redorulo _y le parente, de modo que se ve el revoque del c.emento. Eso es lo que
hago con las manos la bola-, así, redondo.
se llama un uabajo abstracto. Pero si, en cambio, el hombre llega
Pero él no me deja rcrminar: y se poÍe a la obra con sus cinco sentidos y resana y echa Ia trase
y luego echa dos o tres rtranos y la pared queda tupida, ¡eso es un
qué? corta_. Entonces lo ven todos, trabajo concreto!
él aparece alavez-me
porque-¿Entonces en toclas partes ¡AIIí está Ia gracia!
Me tocó verlo una Yez, yL en el Llano, mientras pescaba,
Pues bien, con esta experiencia yo me conformo. ya
no verlo cÓmo enfrentaba a un predicador protestante.
creo, ya no pienso más en eI ar¿rmante diagnóstico
de rni mano. manera que usted también es Testigo de Jehová
Porque de seguro el pastor no e§tá en su juicio. -De
dijo al paslor.
-le
Sin embargo, sigo con la espina en el alma. Le descubro
_ no!, para §ervirlo, contestó el otro'
-le
más temblores a la maro derecha y termino
buscando ar neurólogo. : -¡Cómo
.' Y dígame uit*0, ¿cuánto§ Testigos de Jehová cree que
I habrá en Coiombia?
il
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71
-Creo
que hay unos diez mil _le explicó. Una mañana viajábamos a hacer leña, en el monte, toda la
tropa de talleristas. Y este amigo, como siempre, iba punteando,
-Entonces
yo no voy a entrar a esa religión _le dijo mi
amigo, recalcando mucho en el no. en la delantera.
por qué? ¿por qué no? *_dijo et Tesügo. De pronto se detuvo en un alto y esperó, como un profeta,
-¿Y con la mano extendida, a que se fuera arremotinando la gente.
A lo cual mihombre, este sabedor «m¿¡rxista>>, dio una
re§pue§ta increfbre. una respue§t¿ que no Estaba señalando con su brazo, mostrándonos a todos una
olvida¡é nunca. Le dijo:
piedra, en realidad una enorme mole de granito que se üzaba
* ¿Sabe por qué? porque yo creo que un tipo como Jehová, entre la,maleza.a una altura inusual.
que necesita tantos tesügos, no debe ser
de buena fe.
esta piedra? Coinpañeros, ¿la ven?
Pero los historias'suyas, que quiero narrar aquí,
especial_
-¿Ven
mente, segúl mi intención <te iiustrar el senüdo Y luego añadió sentenciosamente:
de las culturas
orales en nuestro país, son éstas. será de vieja esa piedra, camaradas, córno será de
EI hombre llegó tarde, con un retraso fatal, de dos o tres vieja! -¡Cómo
Porque, yo les digo, los ho¡nbres y todos los animales
días, a un tailer sobre historia campesina que hacíamos crecemos lentamente, a veces necesitamos diez o veinte años para
en una
escuela política rural. ser del tamaño que nos corresponde. Y luego tenemos a los
árboles, que crecen todavía mucho más despacio. Un árboi que ye
*-{ompañero dijo_, yo sé lo que he perdido,lo que
-.me llega a su tamaño cumple ios cien o los doscientos años.
es una enseñanza suya. pero, le digo, de puro milagro
*stoy uqui.
Y completó así el sermón:
. Y
entonces me cont6 la historia en detaile. EI hecho
era
qug, semanas atrás,,en sus Iabores en el monte, lo había *.Pero las piedras, compañeros, las piedras necesitan miles
picaclo
una serpiente venenosa. de años para crecer. Yo les digo, compañeros, cómo será de vieja
esa piedra.
picó la verrugosa y usted sabe que eso no tiene
contra.-Me
No hay remedio que valga. Lo único es el rezo. Quiero contar ahora !a historia de una de mis mejores
eue io amigas, una médica natural del Chocó que vine a conocer una
recen a uno. Por eso alll mismo me hice rezar.
noche de Corpus, o fiesta de Ia Eucaristía, en Andagoya, un
pueblo en la desembocaclura del río Condoto en el San Juan.
*Sin embargo, óigame, camarada, allí estaba el problema. Yo había llegado al puerto en las horas de la tarde y quería
Porque resulta que el rezo hace efectr:l si uno cree hablar, de todas maneras, esa misma noche con un grupro rJs
en éi. Eso iray
que creer. Pero, usted sabe, profe, usted sabe, como yo
,oy
xista, entonces me cuesta tratrajo creer y allí viene á proúteo,u.
**- llderes sindicalistas c.on los cuales tenía concertada una entre',,ista
hacfa t¡es días.
Uno creyendo y no creyendo. De modo que el efecto dei rezo
se a tener que ser mañana'me dijo la mujer---, porque
ya hoy-Va
demoraba mucho más. Co¡no dos semana.s demoré en: curarme.
no se puede.
Y he aquí la ot¡a historia.
Yo no me exfrtricaba cuál poclfa ser el inlpedimento para
72 t7
encGntrar a los compañeros esa misma noche, t¡atándose de un
h¿blamos largo y cenamos algo hasta que nos venciÚ el gueñp. Y
pueblo tan pequeño donde todos conocen a todos. pero ella me lo
antes de echarme a la cama le rogué que me indicara el baño para
explicó.
hacer del cuerpo.
-Esta
noche no se puede dijo-, porque estamos allÍ dijo, abriendo la puerta que daba a un solar
celebrando el Corpus. -me -Es -me
cercado y en pura playa. Yo me organicé como pude en alguna
Entonces yo Ie pedí mayor explicación. orilla del descampado favoreciéndome de la noche de luna.
se puede porque este año le toca Ia celebración a los Me correspondía dormir en una buhardilla a la cual daba
-No y entonces
del sindicato ellos tienen que hacer de ánimas der acceso una escalera casi veñical, desde donde le eché una última
purgatorio. Si usted quiere, añadió, venga conmigo, para que vea mirada al pobrísimo mostrador de la üenda con las botellas va-
que no miento. Vamos allí no más, a Ia orilla del rlo, al paso de la cías.
barca, para que vea que no miento. Y al otro dfa, ya entrada lamañana, cuando me apro§to a
Y nos pusimos en camino hasta que llegamos al embarca_ bajar la escalera, me doy cuenta de que la mesa del mostrador está
dero, que no cabía de gente. boca abajo y las botellas también boca abajo cuelgan de é1. La
verdad, yo no habfabebido y tampoeo estabaloco. Pero pronto se
dijo Ia mujer-, véalos allí. y me most¡ó aclaró todo.
-Mírelos
la barca, -me
un planchón grande, que se balanceaba en la penumbra
I
I
como a la rnitad del rfo. l'' La casa estaba inundada,llena, como una piscina, de agua
i,
tan limpia que espejeaba el mobiliario.
Luego, poco a poco, se fue acercando la embarcación y
__me dijo la médica, que e§taba embalconada
entonces se empezaron a divisar los compañeros sindic¿listas.
-Maestro
mirando a la calle-,
Eran unos negros absolutos, todos, como sólo se ve en et Chocó, y ¿quiere salir a desayunar?
lucían túnicas blancas t¿lares_ *Pero ¿cómo? respondf-. ¿No se da cuenta que
_-Son las ánimas del purgatorio cstamos inundados?
-le
las áni¡nas en pena. -_y luego añadió:
-n¡e explicó la lnédica_
La mujer se rió mientras miraba la tienda eü aguas con
usted no sabe, son tamhién las ánimas rjel río San cuidado.
Juan
-Pero
y del río Condoto, las que traen la lluvia para lavar el oro. entró el San Juan --dijo-, porque el agua está olara.
-Se
No se entró el Condoto esta vez. ¿Quiere salir, maestro?
I-os negros de las ánimas saltaron a tierra y de inmediato
arrancó la música de la chirim ía y empez(: la procesión encabeza- Y desde el balcón llamó a alguien a gritos y entonces entró
da por el cura. por la puerta del rancho un boga remando una canoa y ilegó hasta
Teníarazónia médica. No había nada que hacer esa noche, Ia escalera a recogerme.
sólo parücipar en Ia celebración. Más tarde, ya de regreso, el San Juan estaba saliéndose
Sin embargo, cuando llegamos a dormir, ya tarde, en la todo de la casa y la médic¿ me propu§o que le ayudara a acabarlo
posada de ella, yo no le perdoné la clase de botánica. Entonces de sacar, achiCándolo con escobas. Asf 1o fuimos sacando del
74 75
todo y le ayudamos con baldados de agua de lluvia de las canecas. se ha realizado; forrut un sistema bien articulado'
independienrc, en relación con esÍo' de ese olro sis:
Entonces me dio curiosidad de examinar el servicio sanita-
rcma que cons¡ituirdl'a ciencia'
rio que había usado en el gran solar. Estaba impolut«r, perfecto,
rnejor que un inodoro de sifón. Empezaba apenas a familiarizar- Y añarle:
me con una civilizasión anfibia. ...en vez de oponer magia y ciencia' sería mejor
colocarlas paralelamente, cot¡lfr dos modos de
cono-
§on estas las historias de los sabedores que yo querÍa con-
cimiento, desigwles en cuilnto a los resultados teó'
tar aquí. Porque con ellas estoy buscando comprometer al lector
ricos y prácticos (pues, desde este puttto de vista' es
en,la naturaleza propia de la cultura colombiana, donde el pensa-
verdad'que la ciencia tiene más éxito que la magia'
miento mltico o totalizador no sólo está en el subfondo o en el
aunque la magia prefigure a la ciencia en
el sentido
envés del psÍsar analítico, del saber letrado, como ocure en toda
de fue rumbién ella acierta algunas veces)'
cultura, sino que aquí los dos planos se entrelazan y se traslucen
el uno entrc el otro. Texto que culmina brillantemente con esta imagen:
Es una cultura cornpleja o duai, en la cual la magia esiá a la magia
Sombra que más bien anticip& & su cuerpo'
flor de piel, en los mismos poros de la ciencia. es, en ui sentido, completa como él'
tan acabada y
sÓli'
Cualquiera de estos <<sabedores>>, que hemos seguido paso coherente, en su inmaterialida'd, como es el ser
a paso, es un personaje que conf,gura la naturaleza peculiar nues- do al que solamente ha Precedidrt'
tra. No hay un lindero o una distancia enfie lo que es esencial en como lo
Con la circunstancia de que en nuestras historias'
las culturas del «tiempo total» y las del .<üempxl libre». ve el lector, la <<§ombra>> ilumina el «cuerpo>>'
Yuelvo a pensar en la novia del alcaraván, en la herrno§ura Pensemos en el mejor arte colombiano'
el cual expresa
de su mensaje. Pero no tengo ninguna duda sobre sus compromi- profun«Iamente e§ta dualidad'
sos científicos en el trabajo comunitario. Los conozco bien. la ciudad en com-
Recuerdo una vez que caminábamos por
He reconstruido escrupulosamente, atando todos los cabos rnirar la ceremonia de
pañía de un campesino y nos detuvimos a
sueltos, mi experiencia con el p¿stor de almas, ei milagrero, y no mi compañero de
inauguración de un erJiácio púbtico' Entonces
dudo que é1, a la vez, tiene un sentido de observación y ruta me llamó la atenciótt.
sistemaüzación enyiüable. esa má-
maestro --me decía-, ¡están bendiciendo
Durante rnucho üempo me he ido acostumbrando a no -Mire,
quina dc ailí, mirei
explicarme este sincretismo sino, por el contrario, a aprender de
Y me rnost¡aba una hermosa escultura metálica de Edgar
é1.
Negret.
' Reccrdemos el texto clásico de L0vi-Strauss, quien dice:
Ciertamente cia una máquina' pero una
rnáquina de magia
El pensamientr¡ mdgico no es un comienzo, un esbo' a la cual el campesirio ntl le
quitaba los ojos'
zo, una iniciación, la parte de un todo que todavía no
77
76
Conocl a Negret muy joven en una casa de campo Es un Ícono, una irnagen. con la §otana apretada, matrÓn, con el
en
Popayán y no puedo olvida¡ su rabia o su violencia por bonete calado, bien calzado, es un santo de altar, una estatua de
un lntento
mlo dehacer lógica o de razonar frente al misterio i, f , porcelana, una cerámiiá, que usted puede desarmar, que puede
*rñ.
Hablábamos recostados sobre el barandal del corredor,
zafule los brazos, la cabeza. Es la visión mágica del cura del
mi- pueblo la que está acomodada allf en la loma.
rando al campo. Y de pronto la niebla fupida, bl¿nca,
nos cerró
totalmente el p4noranna que ya comenzaba a oscurecer.
Luego, Pero ante todo el cuadro es color, es pintura. La anécdota
poco a poco, rnuy lentamente empieza a surgir, ante
nuestros naufraga totalmente en la sincronfa. El cura es rubicundo, radian-
ojos, una visión de espanto. pa¡ecía como si la niebla se fuera te, y el altar donde está depositado, la pradera, e§ intensamente
llenando de huecos a través de los cuales se col¿ra la noche. verde.
No sé por qué diablos, de qué modo, yo até cabos, razonan- Sin embargo, yo creo que la expresiÓn artística más totali-
do- Tenla urgencia de razonar. De todas maneras descifré zadora de esta cultura dual colombiana no e§f 6 en la plástica y ni
casi de
inmediato el enigma. siquiera en el teatro, sino en la novela. Y pienso, sobre todo, en
*dije, tres novelas de fronteru: María, la Vorágirte y Cien años de
-_Ya sé qué es, ya sé, casi murmurando. y Negret soledad.
gritó enfurecido:
Creo quepor eso han <tejado de ser lugareñas, por razón de
no! Es eso. Es lo que estás viendo. Son agujeros en
-¡No, su autenticidad. Eso lo aprendí en relaciÓn con la obra de Jorge
la niebla.
Isaacs.
Negret no tenía prisa. Alguna vez, en una escuela de Santiago de Chile encontré
Podía rescatar todo el tiempo del hechizo, del estuElr, tlel que una maestra estaba leyendo con los muchachos el célebre
animismo. Y luego, cuando fuera la hora. viniera Ia «miquin», episodio de la cacería del ügre en la ¡rovela María. Entonces me
esclarecedora de la experiencia, el mecanismo de larazón razona- pareció perünente songratularla y le dije que, de alguna manera,
dora. Y esta ha sido su rey y su historia. Este ha sido siempre su este era un <<homenaje a Coltlmbi»"
mensaje. Pero la educadora no entendfa para nada mi reacciÓn. tsn
Er nuestra sultura dual, biunívoca. primer lugar, me confesó que ella nunca se habfa imaginado que
., el libro fuera colombiano.
Pienso en Botero. por ejemplo, un cuadro clásico sr.lyo de
verdad es colombiano?, repetía.
los años sesenta que quiero mucho. EI cura pá*oco está eónado -¿De -me
en ia yerba, haciendo una siesta campestre. AI pie está la monta- Tampoco que fuera chileno. Sdlo le interesaba que era un
ña, anunciada por los troncos enormes de dos árbores- Er misal, buen libro de lectura para §u trabajo con los niños.
ürado en el prado, está abierto. :
79
78
Después de esta lección de una mae§tra
de escuera ch,ena
tengo mucho cuidado al hablar sobre
estos tópicos. fo.
no volvl a usar aquella muletilla mía según "¡errpfo, Si uno quiere explicarse la trascendencia de estas novelas
ta cual tu ,rrdaá"ru quizás tenga que pensar en aigunos elemento§ que cafacterizan la
capital de Colombia es Macondo.
formación posible de una cultura nacional colombiana.
EI privilegio de estas tres novelas es que
dejaron de ser de
aqul, de ser <<nacionares>> preci§amente porque Una'de ellas es la permanencia de grandes conglomerados
rescatan Ia natura-
leza peculiar, Ia autenticidad de nuesff;cultura. de las más diversas culturas orales, indígenas o mestizadas, que
resistieron por siglos enteros la amenaea de,la «civilización», sin
El conde León Tolstoi decfa por allf, palabras
más, palabras que sus dioses álcanzaran a ser derribados de los ¿ltares.
menos: <<Conoce tu aldea y descubrirás
eI mundo».
Nos referimos a los inrnensos territorios de frontera: al
Recuerdo haber reído ra impaciencia
de José Eustasio Rivera suroriente la Amazonia y la Orinoquia, escenario de I¡tVorágine:
pgrqye la magia en la leyenrJa de
su novela tlesplazaba su denun_ al occidente eI litoral Pacffico, escenario histórico de María, y al
cia al mundo del crimen de lesa humanidad
qué fu.r. fu **p..ru norte el litoral Caribe, de Cien años de soledad.
de los caucheros en la selva tropical. Ei poeta
buscaüa ta
requisitoria de las compañías de serirgreros Fue de esa manera, en la geografla, como se organizó
y ra crÍticaenc'nffa-
ba ante todo el núto en la novela. originalmente Ia dualidad cultural, en su peculiar modalidacl co-
lombiana. En el centro andino, el pequeño «pafs de ciudades»,
Rivera no se daba cuenta de que Ias <<verdades»
Vorúgine eran mucho *:lo: orrro"rÁ-[ue
de .¿z¿ con la circunstancia de que en él está concentrada la inmensa
sus «mentiras», que mayorla de la población" En la periferia, el mundo de las aldeas,
el mundo de las cosas alll fuera tan p.ü¡*.o
y et munOo áe ta los interminables reservorios de aguas vivas, muy üspersas, cle
«sombra» de las cosas, de los sfmboloi,
tan duradero. las culturas orales, tanto de colonos blancos o mestizos migrantes
Por eso su obr¿, de principios de siglo, como de comunidades indias autóctonas.
va a influjr fuerte-
mente en el auge posterior de la novelfstica
latinoamericana. En el interior, la urb¿nizlción, donde se deflnen cada vez
¿Y qué decir de Cien años de soledad? más la's formas «le <<cultura del tiempo libre>r, con su ruptura
Recuerde usted al penúltirno de los dramática entre «estudio>> y <<recreo>' para los niños, entre «traba-
Aurelianos de r:sta
n'vela. A este sátiro, enormemente incesruoso, jo» y <<deporte» para los adultos. Donde eI «fútbol en la calle» por
que engendra el
Aureliano cola de cer,Jo, con quien se acaba fin logra empezar a imponer su legalidad en la reglarnentación
Ia especie. Era toda
la magia de Macondo. y sin *ninrgo
era é1, a la vez, u, ,*p."."n_
oficial de las llamadas «ciclovfas». , _,:
tante innegable de nuestra ciencia
acadénrica, la de la ,amada En el centro andino, la <<civilización>>, es decir, la <<cultura
«Atenas Suramericana». porque
conversaba a menudo, a solas, de ciudad», en la cual el espacio privado es dominante y la
con Ios espíritus de ta más iemotu anrigüedad
amaba las lenguas muertas, el griego
clásica,;;.r* arquitectura mira cada vez más haiia adentro de la casa. Donde la
,niiguo, el latfn y, soür. vivienda es el refugio contra el infierno del espacio público, de la
todo, p.rque habfa reconstruido-p*if..tu**nte
Ia historia de su calle. En la frontera, la cultura de los <<pueblos>>, donde Ia arqui-
p.lo,pio pueblo, pero er clave,
de manera que nadie puiliera effen_ tectura núra hacia afuera y el espacio público es la vida de la
derla. gente y las puertas están siempre abiertas y la privacidad está toda
80
81
compromeüda y atormentada por la comidilla aldeana,
toda asal-
tada por el chisme, que es Ia materia prima del mito. hicieron en nuestros grandes novelistas el efecto de erupciones
voleánicas. Rompieron Ia sedentari& corteza sediment¿da de las
Ahora bien, el proceso inicial de «difusión cultural», por culturas aldeanas de frontera y sacaron a la superficie, como lava
medio der cuar estos dos espacios sociales, estas dos <<corombias»,
I ardiente, toda la nnagia, todo el pensamiento onírico o mftico.
la del interior andino y Ia de las fronteras, empiezan
se, a fusionarse, dando lugar a una <<cultura nacional»,
a encontrar-
I
' Pienso que este es el primer balnnce o el punto de partida
ese primer
proceso ss, de una parte, un hecho tardfo, que ha en la fcrmacidn posible de una cultura nacional colombian¿.
rlejado usent*
muqho, por siglos enteros, el agua; que ha permiüdo
definir muy
pmfundamente las diferencias culturales. be otra p*",
., Jgo
giiSinado en un espacio externo a Cotombia, al pafs en *u ,on¡uir-
to, algo como una catástrofe que le viene desde afuera.
En la frontera Caribe son las plantaciones de banano, es
el
imperio de]o(lnited Fruit. Enra fróntera antazónicaes la expro-
tacidn del caucho [atural, bajo el imperio de Ia Casa Arana.
García Márquez presenta la aldea, su gente, su hábitat,
deshech¿, arastrada como «hojarasc&) por el vendaval.. José
Eustasio Rivera asume er conflicto rnás directamente:
es /¿¿
Vordgine, el remolino arrollador.
En üempos de la obra de Jorge Isaacs, cuando la <<fiebre
del
tabaco» había sacudido ar pars, apenas si se anunciaban
las haza-
ñas de la <<nueva conquista». La que abre rrolorosamente
er cami-
no al encuentro de las dos Colornbias.
§erá mucho más tarde, ya enuada la segunda mitad de este
siglo, cuando la difusión cultural que integra la frontera y el
interior entra en un segundo proceso, cuando ella toma
rn cáuce
nacional propio, con el auge de las <<colonizaciones armadas».
De pronto, quién sabe, esta nueva historia de difusión
cul_
tural, llevará a otro cicro de noveras kascendentares. De
todos
modos, y eso no se puede negar, Alfredo Molano ha venido
desbrozando el camino, abriendo las trochas iniciales.
82 ñJ