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Ministerio de Cultura

VI Congreso Nacional de Música


Orquestando Políticas de la Música
Julio 13 al 16, Medellín (Antioquia)

Memoria General

INTRODUCCIÓN

A partir de las conclusiones del V Congreso Nacional de Música, celebrado en Bogotá en el año
2009, y que situó como prioridad: Los retos para una educación musical estructurada y articulada,
La preocupación por la participación pasiva o poco crítica y cualificada de los públicos; Las
audiencias, ciudadanos y consumidores de la música; La carencia de políticas para la investigación
y la escasa circulación de los desarrollos investigativos sobre la música entre instituciones,
universidades y agentes del sector; Las limitaciones en las condiciones laborales y de valoración
social del músico y El déficit asociativo del campo; surge la necesidad de establecer la continuidad
y replanteamiento de estos temas en el momento actual del ámbito musical. Para ello se opta por
agrupar tres temas fundamentales en perspectiva de un encuentro amplio e integrado con los
agentes del campo.

En consecuencia, en la ciudad de Medellín, entre el 13 y el 16 de julio de 2011, es organizado por


el Ministerio de Cultura y la Universidad de Antioquia, con el apoyo de la Alcaldía de esa ciudad, la
Gobernación de Antioquia, el Plan Nacional de Música para La Convivencia (PNMC), La Red de
Escuelas de Medellín y el Programa Antioquia Vive La Música, el VI Congreso Nacional de Música,
convocado para la tarea de actualización y reflexión del campo. Para ello se inscriben más 1300
músicos, investigadores, académicos, docentes de la música en todo el país, 150 de ellos con
materiales para las mesas temáticas, más de 800 asistentes participan de las actividades y foros.
Adicionalmente, el Congreso desarrolla un espacio virtual que totaliza más de 8250 visitas, 3419
para la mesa de educación–formación; 2360 para la mesa de industrias-producción; y 2084 visitas
para la mesa de educación-investigación.

El VI Congreso Nacional de Música se traza como objetivo sentar las bases para la construcción de
una agenda decenal de políticas para el campo de la música en Colombia como estrategia de
integración, fortalecimiento y proyección sectorial. Los temas industria y producción, educación
formación y investigación-documentación, en perspectiva de generar las discusiones que
conduzcan a actualizar y profundizar aspectos discutidos en 2009, pero de forma transversal,
integradora y propositiva.

1. MESA DE INDUSTRIA-PRODUCCIÓN

En el trabajo inicial de la mesa se establece un panorama de la formación superior en el campo de


gestión. Se observa que suelen tener un componente teórico importante pero con escasa
capacidad de problematizar la relación entre el artista y el público, en términos de oferta y
demanda. Si es así, surgen preguntas con relación a las maneras en que se da la formación en
gestión, se requiere de criterios técnicos y artísticos, además de una clara comprensión del medio.
No obstante, es evidente la necesidad de fortalecer temas como: contratos, negocios, marco
jurídico, el valor artístico versos el valor económico.
Se plantea, por lo tanto desarrollar investigación sectorial especialmente con las nuevas
herramientas y contextos que se han aplicado para dinamizar el sector: mercados, tecnología y
procesos de formación. En general, al parecer presenciamos una política pública sesgada desde su
base. En este sentido se cuestiona el criterio de selección de las actividades culturales que son
medidas por el Departamento Nacional de Estadística (Dane); en efecto, Dane tiene una
perspectiva conservadora del sector que impide observar la amplitud de su impacto en la
economía.

Es indispensable desarrollar la responsabilidad social empresarial para el sector y aplicar un


posicionamiento de marca para las empresas privadas. Es responsabilidad de todos los agentes del
sector aplicar una política de pago justo para el artista.

1.1 Sobre derecho de autor


Se habla en general desde una perspectiva binaria del problema. Hay una posición donde resulta
determinante la retribución económica; sin embargo, también existe una lógica en el arte
vinculada a la acción de dar, de ofrecer abiertamente la obra como una necesidad comunicativa
del músico o del artista.

En síntesis, hay diferentes posibilidades en la comprensión del derecho autoral. Al respecto, son
conocidas las conceptualizaciones de los informes sobre Intellectual Property (IP) en Inglaterra y
Australia y las regulaciones de la Unión Europea, por ejemplo, implican condiciones de derecho de
autor para la industria.

Sin embargo, para complejizar el panorama, los aspectos del derecho de autor pueden ser vistos
según las llamadas funciones de Propp, quien logró identificar unas estructuras constantes en los
cuentos infantiles. Estas estructuras pueden estar tan interiorizadas que se pueden concebir como
indispensables o sine qua non, sin que ello sea necesariamente cierto; por ejemplo, se cree que el
derecho de autor per se garantiza el ingreso de los creadores, cuando se ha podido verificar en
innumerables casos como no es así necesariamente y, sin embargo, si resulta en general garante
del ingreso de productores y distribuidores. Por otra parte, este esquema desconoce las
posibilidades de retribución al creador que pueden generar cadenas y redes, las cuales pueden
reconocer, incluso con una concepción más amplia, los méritos del autor. De hecho innumerables
prácticas musicales quedan fuera de las posibilidades del derecho de autor, las colectivas y
comunitarias especialmente.

Se debe reconocer que se ha avanzado en este sentido, los Laboratorios Sociales de Cultura y
Emprendimiento (LASO) del Ministerio de Cultura buscan desarrollar con colectivos, comunidades
o agrupaciones acciones de emprendimiento. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que no todos
los proyectos musicales podrían desarrollarse bajo este esquema empresarial.

Hay importantes problemas en la interpretación restrictiva de la normatividad de derecho de


autor. En efecto, basados en una lectura estricta de la normatividad, las bibliotecas y centros de
documentación no podrían duplicar sus materiales dado que se prohíbe su duplicación digital en
cualquier soporte, en este sentido, se supone que debe pedirse una autorización, en efecto
digitalizar y llevar cualquier contenido a soportes digitales o internet implica dos acciones: un
cambio de formato y una difusión pública, ambas requieren de un permiso expreso, salvo en el
caso que el material sea de dominio público. Por otro lado, también hay dificultades con el
derecho de autor y las músicas tradicionales o populares, también en el uso académico de las
obras y la duplicación para evitar el deterioro de los soportes originales, todo ello según la
interpretación de la norma.

La descarga de música en internet y la duplicación del disco compacto, a partir del llamado uso
honrado o uso personal, ha sido considerada por la Corte Suprema de Justicia, según Casación
N.29188 del 30 de abril de 2008. Esta decisión ha tenido importante resistencia de las empresas
productoras y distribuidoras.

El derecho de autor, es claramente un derecho individual, por lo tanto enfrenta un problema


central frente a la garantía de estos derechos en la música construida colectivamente. Asignar el
beneficio de una elaboración colectiva a un individuo es sólo una parte del problema, de otro lado,
el hecho de que no haya un autor específico no debería significar que una comunidad o un
colectivo se privasen de los beneficios económicos de su creación colectiva. Frente a este dilema
no hay una solución clara.

La dificultad es además creciente porque se centra en la rapidez y profundidad del cambio


tecnológico. Anteriormente el proceso de reproducción y copia era costoso y de baja calidad, hoy
evidentemente no es así. Al parecer, la velocidad de este cambio estructural de las formas de
producción, distribución y consumo han generado lógicas de criminalización como respuesta, ello
frente a la incapacidad de reestructurar la industria.

En los años noventa la circulación abierta de las músicas del mundo fue celebrada, pero el cambio
tecnológico desbordó rápidamente el panorama, con ello se ha generalizado una preocupación
jurídica, que encuentra su escenario en el derecho de autor, que consiste en hallar formas de
sostener estructuras prevalecientes. En general, estas lógicas han sido incapaces de buscar centros
de atención diferentes del problema que se sitúan, más allá del consumo, en la escucha, formas
distintas e inéditas de apropiación de la música.

Por lo tanto, es necesario enfrentar escenarios en los cuales implementar políticas para la
circulación ampliamente; no sólo desde internet, sino de un espectro más amplio de formas de
socialización de la música, siempre han existido formas ricas y complejas en que la música se
comparte.

Una solución, solamente parcial, se encuentra en los llamados copyleft; sin embargo, las aparentes
tensiones entre creative commons, por ejemplo y el derecho de autor en Colombia no son reales.
La herramienta implica gestiones diferentes pero, de fondo, ambas se basan en la lógica de
derecho de autor. Debe tenerse en cuenta que en la producción de músicas tradicionales es difícil
la aplicación del derecho de autor. Debe señalarse que muchas comunidades están haciendo
creación autoral, esto está cambiando formas clave de las prácticas.

Cuando se habla del uso de contenidos en el entorno digital se debe entender que existe el
derecho de autor en todo entorno. Vale la pena aclarar que, desde hace quince años, el uso de las
obras se incrementaba extraordinariamente, entró en dificultades cuando se afirmó que el
derecho de autor restringía otros derechos. Cuando se supone un acceso libre a todas las obras se
asoció directamente al uso gratuito de las obras, lo cual es diferente.
El derecho de autor también es un resultado de la tecnología: la aparición de la imprenta, con ella
también se rompe el mecenazgo de la obra y la sujeción al poder. El autor no vivía de su obra sino
del beneplácito del poderoso. En la declaración de los Derechos Humanos queda asociado al
derecho de la información y como derecho fundamental. Esto no tiene que ver solamente con el
arte, tiene que ver con la garantía de la posibilidad de subsistencia del autor.

Este derecho se aplica en el aspecto mecánico de la obra. Esto genera un derecho de impresión,
circulación, transmisión, adaptación. Este derecho le da al autor dominio sobre la obra, del cual si
gusta puede renunciar.

La respuesta al problema no es sobre la desaparición del derecho de autor. Ésta protege el


derecho del autor. En este sentido, lo que debe cambiar es el modelo de negocio, que tiene
importancia, pero los autores deben beneficiarse de una mejor gestión. En este momento está
expuesto al uso no autorizado de la obra sin solución, la gestión parece útil pero debe revisarse.
Los modelos de gestión y todas las formas de contratación.

Los modelos pueden basarse en opciones diferentes, pero no deben vaciar el derecho. Esto sólo
beneficia a los canales y empresas de telecomunicaciones quienes disfrutan del pago de la
infraestructura, mientras los autores están expuestos. En varios países este enfoque equivocado
perjudica la claridad con la cual debe intervenir el Estado.

Desde la perspectiva fonográfica, hay todavía cierta necesidad de fijación de la obra, pero se
enfrenta una crisis. En este sentido, sin duda, una forma de producción musical ha tenido en la
piratería un enemigo confrontado, este era un uso no autorizado para el lucro individual. Es difícil
manejar el concepto de piratería, este término tiene cierto romanticismo que se aplica mal.
Desconocer el trabajo subyacente del arte filmográfico o fonográfico es extraño dado que la
ilegalidad de otros delitos no debe justificarse.

El modelo fonográfico está cambiando, la industria fonográfica existe porque se necesita un tipo
de materialización de la obra musical. Estos modelos no son necesariamente opuestos. La
industria fonográfica está participando de otras formas que está repensando y ensayando
opciones. El problema es que las demandas requieren música en todo lugar y a bajo costo o costo
cero. En este sentido no es necesario cambiar una ley, está en ciertos desarrollos sociales y
humanos, nada impide en la ley que se hagan toda forma de contrato en unos principios
elementales. Debe salvaguardar el respecto por la creación frente a cualquier modelo, de
cualquier tipo. Puede haber cambio compensatorio por copia privada y otros esquemas.

Por otra parte, se señala que es difícil identificar la cadena de valor en un esquema de red. El
modelo de negocio responde a una integración entre red y cadena, en efecto convergen distintos
modelos sociales. De hecho ya existen muchos modelos de negocio pero que retan las formas en
que se retribuye la creación. El derecho al comercio, por ejemplo, es un derecho subjetivo,
particular, que se expande a ser objetivo cuando se da la expansión colonial que ubica la actividad
comercial en el mundo; el derecho de autor, se sitúa en una perspectiva individual dado que se
enfrenta un cambio paradigmático en el concepto de autoría.

En este sentido el concepto de prácticas es útil. El autor no sólo vive de regalías, algunos gracias a
la multiplicación del contenido han podido estabilizar su carrera creativa. En este sentido, el
modelo debería basarse en relaciones e intercambios. Hay problemas en la creación muy
complejos que no se resuelve fácilmente con la declaración de un autor, muchos han sido
invisibilizados en el proceso.

En Argentina hubo un debate amplio, autores importantes perdieron control sobre su obra, se
inició un proceso de formación que dote a los músicos de un conocimiento básico. La sociedad de
recaudo argentina cobra para todos los músicos, esta es una diferencia con relación a Colombia.

Esta sociedad reconoce la propiedad privada y la herencia, siendo así. Este marco hay una
aceptación del hecho, irónicamente, se debate la herencia intelectual. La propiedad privada es
connatural al derecho de autor.

En el caso argentino, la ley pasó por varias instancias. Recordemos que el disco generó cambios
profundos en las prácticas musicales, cuando el disco desplazó la música en vivo, se encontró
necesario el derecho de difusión. Al margen del cambio de soportes se debe garantizar el derecho.

El cambio tecnológico conduce al uso de bancos de música, cada clic debería generar un pago. En
la sociedad actual parece querer socializarse el derecho de propiedad intelectual sin que se
socialice otros aspectos.

Por otra parte, hoy los Estados deben buscar estrategias que conduzca al bienestar de los
creadores para impulsar el desarrollo social. Se cambió totalmente la entrega al empleador por
pago, esto es determinado por los contratos. Es importante no confundir el autor con el usuario,
los autores tienen derechos, los usuarios tienen intereses. Es necesario que las clases creativas se
inserten en el derecho y que los Estados lo promuevan, esta es una vía de inserción en la sociedad
del conocimiento. Este tema central de la política global: atención los países emergentes no tienen
control de las infraestructuras pero sí de las autorías.

Se debe centrar la discusión de políticas, públicas y privadas. Se tiene que centrar el problema en
las industrias de telecomunicaciones, las grandes beneficiarias del vacío en la regulación del
derecho de autor.

Existe un problema grande de formación que se manifiesta en la contratación. No hay espacios en


la formación de los músicos al respecto en su proceso de formación. Los dueños de los derechos
tendrían la obligación de conocer las formas en que puede actuar con su derecho. Desde el punto
de vista de los usuarios, debería entenderse que el uso de un contenido implica el pago. Sin
embargo, muchos contenidos están autorizados. Muchos usos no son necesariamente una
infracción, usos específicos y definidos no son contrarios a la ley. En últimas es una condición de
respeto a la creación ajena.

Es claro que actualmente, el derecho de autor requiere de una pedagogía básica, con los accesos
tecnológicos actuales requiere comprender que todos los ciudadanos tienen la potencialidad de
ser creadores, los creadores son también usuarios. Se entiende entonces una distinción entre
bienes culturales y otros, los primeros implican un derecho a su uso; también la distinción entre
creador y usuario es compleja. El derecho de autor requiere de lógicas que no solamente son de
industria. Estas regulaciones impactan relaciones sociales, estos son bienes inmateriales “en
abundancia”.
Se insiste en la distinción entre autor y público. Informar, conocer y distinguir, una cosa es lo que
la ley permite, otra cosa es la política que propone y construye pero dentro de la norma. El autor,
la industria y el público tienen responsabilidad en el derecho de autor.

1.2 Sobre asociatividad, redes y agremiación,


Este grupo de trabajo centró su desarrollo en plantear la necesidad de identificar los tipos de
asociatividad que requiere este sector (colectivos, grupos de estudio, redes sociales, asociaciones,
gremios, fundaciones) esta diversidad de formas de encuentro pueden acogerse indistintamente
pero en atención a procurar una verdadera capacidad de interlocución social y política.

En estas interlocuciones no solamente se debe considerar al Estado, existen múltiples agentes que
deben ser considerados para el mejoramiento de las capacidades de las industrias y del sector
musical: ONG, universidades, cajas de compensación, cámaras de comercio, etcétera. Una
necesidad clave que requiere urgentemente de posibilidades de asociación es la disponibilidad e
intercambio de información. Ésta resulta fundamental para la coordinación de acciones conjuntas,
la detección de oportunidades de negocio, el mejoramiento de productos y servicios, procesos de
calidad y el seguimiento y análisis sectorial.

Eventualmente, mediante una asociación puede motivarse el tema de tarifas de pago para las
actividades profesionales de los músicos, incluyendo la chisga, y proyectar su importancia para
sustentar una política de ingresos para el sub-sector.

Los procesos de asociatividad y redes, podrían no ser exclusivamente del subsector musical,
pueden ser más amplios e intentar fomentar la asociatividad interdisciplinaria en varios casos.
Igualmente deben robustecerse niveles de asociación específicos y locales, de modo que puedan
ser la base a asociaciones de orden nacional o sectorial de nivel nacional fuertemente afianzadas
en asociatividad de segundo nivel.

1.3 Sobre investigación y formación para el desarrollo de industrias creativas


Es indispensable identificar los perfiles laborales del sector para definir sus requerimientos de
formación. Este diagnóstico debe ser base de políticas educativas y de fomento al mismo tiempo.
En este sentido también debe observarse cómo desarrollar medios para circular mejor la
información disponible.

Por otra parte aunque puede emplearse el andamiaje del SENA para la formación en
emprendimiento cultural, se requiere definir las competencias de las mesas sectoriales que sean
capaces de asesorar este proceso, convenientemente basadas en investigación. Es fundamental
desarrollar un Sistema Nacional de Formación en Emprendimiento Cultural que incluya las
dimensiones territoriales y poblacionales. El sistema puede prever mecanismos de estímulo a las
empresas que acojan practicantes o se dedique a formar directamente en gestión.

Aunque hay avances en la integración aún debe mejorar la información de contexto para una
mejor intervención de los programas de gestión desarrollados por las Cámaras de Comercio. En
esta estructura generada por las cámaras de comercio, es conveniente desarrollar centros de
tutoría y apoyo continuo que ofrezcan soporte permanente al emprendimiento del sector.

Parece que aún no hay suficiente claridad sobre los sujetos de formación en gestión. No se
particulariza suficientemente cuando la formación se dirige a agentes individuales y cuándo
corresponde a organizaciones. Esto supone metodologías y contenidos diferentes para objetivos
diferentes.

Por otra parte, se plantea que se debe incidir se en la educación básica de manera que se
promueva constructivamente el consumo musical y se integren los ciudadanos a la actividad
musical y la industria como expresión de su participación en la cultura.

El aspecto de formación también requiere de una revisión de los pensum de formación musical
para articularlos mejor al contexto de mercado y permita a los músicos en formación un
conocimiento básico de esta realidad. Aunque se ha avanzado en ello, se propone identificar
líderes y experiencias en gestión e industria para que puedan retroalimentar y complementar los
programas de formación, también para observar espacios alternativos de producción, circulación y
consumo musical. Cualquier, desarrollo en este sentido debe procurar el reconocimiento de la
diversidad. En este sentido, investigaciones sobre la dinámica de estas diversidades permitirían un
reconocimiento de las potencialidades de proyección de productos y servicios musicales por
región.

1.4 Sobre plataformas, rutas y estímulos


En este aspecto se propone que el Ministerio de Cultura explore mecanismos de relación con la
banca comercial u otros para el acceso a financiación. Se entiende que la banca es el sector
promotor en la sociedad del emprendimiento. Se requiere una acción que permita al sector
financiero evaluar técnicamente proyectos de industrias musicales.

Ello no va en contravía de intervenciones de promoción del subsector. De hecho, el Ministerio de


Cultura interviene positivamente mediante su programa de concertación, aunque en este caso
valdría la pena retroalimentar los proyectos que se presentan a las Convocatorias como espacios
de formación.

Por otra parte, el Ministerio de Cultura puede explorara la viabilidad de un programa de auditorios
concertados, cuyo resultado en artes escénicas ha sido especialmente capaz de dinamizar la oferta
y promover la autonomía de los agentes culturales. La intervención estatal también puede ser
positiva para crear confianza entre diversos actores sociales, en este sentido pueden ser útiles
convocatorias del Ministerio de Cultura y Desarrollo Económico para proyectos musicales de
financiamiento mixto, articuladas al sector turístico.

Al respecto, no se generaron suficientes consensos sobre la situación generalizada del pago por
programación en medios, llamada payola. En este sentido se habla de su prohibición por ley o,
contrariamente, promover la regulación tributaria de la payola de modo que se recaude por esta
vía a favor del sector independiente.

El desarrollo de normatividad deben materializar los esfuerzos para una ley de alivio tributario a
los espectáculos públicos. Esta actividad está severamente castigada por impuestos y cargas de
pagos por derechos de todo orden que llegan a tener un impacto del prácticamente el 50% del
precio al público; en general, no existe actividad económica en el país tan gravada. De otro lado, se
señala que la legislación no es estimulante para importantes actividades de la industria. Se espera,
que haya eficacia en generar normatividad que racionalice permisos, autorizaciones y trámites,
además de reducir el exceso de tributación. Aunque la participación del Estado es relevante, el
sector no puede asumirlo como el cliente, comprador, productor o promotor principal. Es claro el
sector público no puede comercializar lo que genera, no puede circularlo, es definitiva la dinámica
privada. Se propone entonces varias vías de solución: en principio fortalecer la asociatividad para
mejorar la interlocución; promover la participación de los medios de comunicación, regionales y
locales como espacio de circulación; el desarrollo de plataformas más incluyentes con la diversidad
de otras regiones, y la conformación de rutas de circulación interna entre regiones para el
reconocimiento de sus prácticas musicales y articuladas con la extensa oferta de festivales.

Con relación a los aspectos de circulación se hace un llamado a orientar más estímulos para la
circulación nacional. El enfoque de los programas está mayoritariamente enfocado a la circulación
internacional; sin embargo, los desarrollos de estas iniciativas aún tropiezan con dificultades
formales como la concesión de visas y otros aspectos.

Una política para la circulación debe promover espacios intermedios y de alcance local para
favorecer mercados internos. Debe considerarse la circulación local, nacional y luego internacional
en ese orden. En este sentido, puede ser útil explorar la disponibilidad de escenarios en todas las
ciudades para formar público y fortalecer los circuitos. Aprovechar los escenarios de los colegios y
las universidades para generar circuitos. El sistema educativo tiene unas red que podría fomentar
la circulación. Por ejemplo, las oficinas de de Divulgación o Bienestar Estudiantil de las
Universidades. Establecer alianzas con la Red de Teatros. Acercarse al Sector del Teatro para
incluir programación musical en sus escenarios.

Se reconoce que no ha existido una articulación adecuada con otras instancias: embajadas,
Ministerio de Comercio, Cancillería y Turismo. Sin embargo, se señala la importancia del reciente
documento Conpes 3659 de 2010 que inserta el tema en los parámetros de competitividad y
propone articulaciones con otras instancias.

2. MESA DE EDUCACIÓN-FORMACIÓN

La educación y la formación musical se enfrentan a nuevos enfoques, prácticas y alternativas que


deben considerarse; la tradición y la innovación surgen de la comprensión de estos procesos en la
cultura.

Existe actualmente, en efecto, un espacio de encuentro de las tradiciones musicales, cuando la


escuela y la academia son capaces de revisar su papel en la cultura. Las músicas urbanas,
tradicionales y, por supuesto, las académicas hacen parte del entorno real de las músicas en la
cotidianidad de millones de colombianos. En efecto, las músicas no se oponen, se complementan.
Por ejemplo, la difusión de las músicas sinfónicas colombianas, que son de principal importancia,
ha sido atendida con una tarea importante de recuperación, lectura y análisis; sin embargo, este
conocimiento debe ser complementario al de la promoción e investigación de las músicas
populares. Debe balancearse esta relación entre músicas: músicas de la existencia y las músicas de
la práctica (López Cano). Las músicas tradicionales deben integrarse a la academia sin desvirtuarlas
y las académicas deben hallar vías de solución para ser acogidas por los ciudadanos.

Pedagógicamente, estas relaciones generan preguntas con relación a la producción de los


materiales para el desarrollo de la música. En general, estos requieren ser propios y responder a
las particularidades de los procesos, en este sentido, hay un importante déficit de producción
didáctica y metodológica al respecto. Hay un consenso amplio sobre la importancia fundamental
del canto, dentro de las problemáticas de la formación musical. Se requiere de la producción de
diversos modelos que impulsen el desarrollo vocal en todos los géneros y en todos los grupos de
edad escolar.

Por otra parte, una revisión de los modelos educativos en música debe recuperar el concepto de
cuerpo, se debe entender que el ciudadano sabe y practica la música en todo caso, la música es un
fenómeno casi omnipresente. Esto debería ser aprovechado por la educación y la formación
musical a todo nivel.

La permanencia y efectividad de las políticas está condicionada, en gran medida, al propósito


antropológico y sociológico con el que se defina su construcción teleológica. Se hace necesario
equilibrar, con racionalidad y criterio, los fines artísticos, los sociales –relacionados con la
convivencia y la civilidad; los relacionados con el espectáculo y el entretenimiento; los
relacionados con la educación, la recreación y la lúdica. Los fines y métodos de esa educación
musical deben ser compartidos por el Estado, las instituciones, los maestros y, en general, las
comunidades educativas. Las políticas públicas deben privilegiar los valores culturales y
patrimoniales de la variada gama de prácticas musicales del país, más allá de los intereses del
mercado. De otro lado, se plantean disensos, ambigüedades y tensiones en torno a los objetos de
formación (de lo artístico y de lo musical), las prácticas, docentes e instituciones.

Por otra parte, la Ley 115 de 1994 o Ley General de Educación, prescribe la educación musical en
la básica y la media eso impone ciertas restricciones, no obstante, deja intersticios que pueden ser
empleados creativa y estratégicamente, se mencionan, como ejemplo, experiencias que han
servido para plantear posibilidades de desarrollo para municipios como Bello, Antioquia o Ginebra,
Valle como la suscripción de convenios para ejecutar los Proyectos Educativos Institucionales (PEI)
especializados en música. Si bien eso plantea una posible solución, el tema de base queda por
resolverse. La tensión debe confrontarse desde lo normativo, con un acuerdo entre los distintos
actores. De hecho, Los fines de la educación musical en la básica deben ser re-pensados. Es
fundamental que se definan nuevos estándares curriculares en coherentes con esos fines. La
formación musical en la básica y en la media debería, no sólo contribuir a la formación integral de
los estudiantes, sino, además, preparar, con solvencia a aquellos que quieren dedicarse
profesionalmente a la música.

Se hace imprescindible definir algún tipo de acuerdos respecto al diseño y la construcción de


currículos en música para todos los niveles. Los programas de educación se deben diseñar en
coherencia con las necesidades, realidades y potencialidades de la sociedad y del sector musical.
Se requiere de músicos con un perfil dinámico y actualizado: preparados para hacer frente a las
demandas de la sociedad con solvencia, creatividad, pertinencia y calidad. Es una tarea
fundamental diversificar la oferta educativa para ofrecer múltiples salidas ocupacionales y diversas
titulaciones.

Al lado de los programas cuyo objeto de estudio es la música centro-europea, es necesario que se
analice la posibilidad de crear programas dedicados a las músicas de Colombia. Se requiere un
esfuerzo de contexto así como de diseño: las músicas deberán abordarse desde sus relaciones con
la cultura y la sociedad, sus lógicas constructivas, sus maneras singulares de hacerse, sus principios
constructivos, sus modos de actualización y de circulación. Es crucial se tengan en cuenta todas
sus implicaciones conceptuales, metodológicas y epistémicas. Las músicas deberían tratarse como
sistemas y no como simples conjuntos de repertorios. Entre los músicos de tradición y los de
formación académica se produce una brecha que es necesario saldar.

La calidad de la educación musical depende, en buena medida, de la formación de los docentes.


Muchos de nuestros docentes día a día demuestran su compromiso, creatividad, iniciativa, sentido
de pertinencia y amor por su labor. Esos docentes requieren oportunidades de formación. En
consecuencia, es necesario incrementar el número de programas de pregrado en educación
musical; la pertinencia en su formulación y diseño –en términos de equilibrio entre las músicas
regionales y las universales y de articulación con los sectores productivos- y la desconcentración
de su oferta.

Aunque la primera infancia es prioridad actual de las agendas gubernamentales, la carencia de


programas de formación de docentes ha sido un vacío del sistema lo que reclama acciones
específicas.

Ahora bien, se requiere investigación y métodos para integrar soluciones a los problemas de
desarrollo musical. En ocasiones se encuentra un peso muy importante de la formación
profesional, por ello debe insistirse en la importancia de los músicos aficionados, los melómanos
constituyen una población también relevante como sujeto de la educación musical. Dentro del
currículo escolar la práctica de las músicas deben ser amplias y constantes, de modo que la
decisión profesional de un joven, esté soportada en una formación previa que, en cualquier caso,
robustece y cualifica el lugar de la música en la vida de las personas.

Deben identificarse los paradigmas dominantes de la educación musical para conocer los
principios en los que reposan las decisiones y los criterios. Uno de ellos consiste en la replicación:
enseñar, como fue enseñado. Parte importante de la tradición de la enseñanza instrumental se
basa en ese modelo. Por ello es necesario indisciplinar la música en varios sentidos, para revisar las
formas en que ingresa a la academia, cómo se homologa frente a otras disciplinas y también como
construcción epistemológica.

De esta manera, la formación artística se somete a las condiciones de la disciplina: institucionales,


procesos, evaluación, etcétera. Se propone que una “indisciplinariedad” en términos de Foucault,
se base en el diálogo de saberes y el reconocimiento central del cuerpo, ser cuerpo, una
enunciación de la música que debe ser hecha con el cuerpo (performancia, ejecución, creación).
Con relación al diálogo de saberes, lo fundamental no es que consista entre saberes académicos,
sino el de formas pedagógicas, culturales y sociales, entre saberes situados y sobre algo, esta
definición implica que la formación y la educación comunican una mirada de país, diversidad y
reconocimiento de práctica que permita la posibilidad de comprensión de la realidad. Con ello es
posible acceder a los diálogos de saber global, pero antes es necesario el diálogo local, regional y
nacional.

Se observa una creciente institucionalización de la enseñanza musical en todas sus prácticas. Esto
motiva a que varios docentes que provienen de formación sin titulación se motiven a participar en
procesos de formalización de su conocimiento. La titulación, en efecto, no tiene por
responsabilidad legitimar la profesionalidad, tiene sentido para integrar a los músicos empíricos a
procesos de formación o a ampliar su espectro de desempeño profesional.
Sin embargo se sabe poco de la dinámica profesional de la música. Las actividades profesionales
de la música deben investigarse con mayor énfasis; las bandas, por ejemplo, se han multiplicado
frente a la restricción en número de las orquestas en el país. Para ello, es necesario que Acofartes
avance en diálogos más allá de lo institucional, que impulse no sólo lo académico, además lo
investigativo y lo gremial. Son fundamentales estudios de dinámica laboral en el sector.

Por otra parte, debe admitirse la importancia de la chisga como espacio de formación académica y
de las prácticas de cualificación de los músicos. Este enfoque debe comprender que la enseñanza
no puede basarse solamente en la performancia del concierto institucional. A veces esto implica la
negación de oportunidades en la formación instrumental. La chisga, debe revalorarse en el
ámbito, en esta dirección ha sido nombrada: servicio musical performativo, integrándola
legítimamente en la dimensión económica. La academia en general ha despreciado el espacio, lo
cual mina la seriedad del compromiso interpretativo profesional, poco se comprende que ningún
escenario es indigno en música, en cuanto la talla es responsabilidad del músico, quien supera y
afirma cualquier condición de ignorancia del público. Esta reivindicación permite valorar la
actividad musical profesional remunerada y superar el paradigma del “arte puro”, en ello la chisga
debe entenderse con un diálogo de conocimiento con la sociedad. Se abre un puente valorar y
mejorar la chisga y la responsabilidad formativa. Las condiciones laborales son determinantes y en
este sentido se requiere esta conciliación.

Se debe afectar el imaginario del músico y ampliar el escenario de preguntas sobre la música en
los estudiantes, adicionalmente se debe recuperar la valoración de otras músicas. En este sentido
las fronteras e influencias compartidas son especialmente fuertes en Latinoamérica.

A fin de canalizar y articular las diferentes participaciones, la mesa decidió agrupar las
participaciones en cuatro grandes categorías: educación creativa: creación, pedagogía y didáctica;
enfoque sistémico: organización del sistema de formación y educación; derechos y equidad:
condiciones de participación social, políticas diferenciales, autonomía y sostenibilidad y encuentros
tensiones y diálogos: relación de los diferentes actores en torno al tema de la política musical.

2.1 Sobre educación creativa


La mesa inicia un planteamiento donde se habla de lo musical como un hecho que trasciende el
campo artístico hacia otros campos del ámbito social. Involucra la identidad, diversidad y la
apropiación del patrimonio.

La mesa en su grupo de trabajo de Educación creativa reafirma la necesidad de una oferta


educativa que debe considerar las diferentes prácticas musicales tanto las de naturaleza
académica como aquellas que devienen de otro tipo de tradiciones. Se deben tener en cuenta las
posibilidades de diálogo entre esas tradiciones. Para ello, es importante leer las prácticas de sus
contextos y aprender de los diálogos de saberes y tradiciones que les son propias a fin de utilizar
ese acerbo como fuente para crear propuestas didácticas. Plantear didácticas que beban de esa
fuente supone un conocimiento formalizado de las prácticas, sus contextos, sus lógicas, lo que
exige esfuerzos investigativos. Esas nuevas didácticas deberían considerar lo local, lo regional, lo
nacional y lo internacional. En este sentido, es necesario re-evaluar las tradiciones epistémicas
disciplinares que sirven de base para el diseño de currículos. Se requiere ver el fenómeno de la
educación y formación desde una óptica holística. Sin embargo, es crucial reconocer que la música
cuenta con un estatuto epistémico que le permite el desarrollo de pensamiento y conocimiento a
partir de sus propias construcciones y cuerpo teórico.
Así como es importante aprender haciendo es fundamental aprender creando. Trascender la
reproducción por producción. La educación musical debe ser un detonador de creatividad en la
primera infancia. Se deben evitar rigideces y contenidos mecánicos en la enseñanza. El aula de
música debe ser una experiencia de expresión–creación desde la propia práctica, goce y disfrute.

Es fundamental reflexionar sobre el aporte de las tecnologías y revisar el concepto de tecnología,


que debe ser más amplio, tal vez considerado como saberes sistematizados y materializados. La
concepción de lo tecnológico no debe limitarse a aquella que se refiere a una solución técnico-
mecánica, electrónica o de programación. Es tan tecnológica una técnica de composición, como un
instrumento musical de la tradición como una herramienta de tecnología de punta. Reconocer
esta diversidad de lo técnico-tecnológico es fundamental para hacer pertinente su apropiación y
utilización creativa y pedagógica. Acceder a los diversos recursos sin renunciar a los principios,
valores y riqueza presente en el hacer de las distintas músicas. Las Tecnologías de Información y
Comunicación (TIC) no pueden ser consideradas fines en sí mismas. Más allá de consumir
contenidos digitales es fundamental aprender a utilizarlos con coherencia y pertinencia. Educar
para la adecuada selección de la información. Ésta debe aportar para la re-creación y no sólo para
la reproducción de contenidos. Más allá del empleo de recursos digitales creados por la gente
entusiasta es fundamental apropiar herramientas y participar, activamente y con criterio, en
comunidades de expertos.

Los procesos de aprendizaje por medio de recursos electrónicos constituyen una forma legítima de
oralidad: la oralidad de segundo grado. La utilización de esos contenidos es provechosa pero se
cualifica cuando esos recursos son recomendados y avalados por profesionales calificados. Más
allá de “sancionar” su uso, el deber de los educadores musicales es participar de su circulación
aportando, cualificando y recomendando ese tipo de contenidos. Por otra parte, es importante
estimular la creación de programas computacionales educativos pertinentes de acuerdo a las
particularidades de las expresiones musicales de la Nación y maximizar los instrumentos
existentes, apropiándolos a los procesos locales.

Adicionalmente, el trabajo con las TIC debe considerar las implicaciones y relaciones entre éstas y
los derechos de autor. En efecto, la reflexión sobre las TICS debe estar acompañada sobre la
reflexión en infraestructura. Es importante considerar las dotaciones institucionales de alta
tecnología pero no debe desconocerse el poder implícito en las tecnologías que, de manera
cotidiana, las comunidades pueden poseer.

Como una proyección futura se plantea la posibilidad de diseñar una herramienta virtual en la que
músicos y docentes puedan compartir un espacio de construcción colectiva. Sería importante que
ese espacio contara con la contribución de músicos internacionales. Compartir allí recursos como
conferencias y clases magistrales.

Por otra parte, es indispensable la cualificación de los agentes. Puede pensarse en un conjunto de
propuestas que produzcan una masa crítica de investigadores, docentes y músicos; para ello se
debe avanzar en la formación del recurso humano, el aprovechamiento de los recursos, desarrollo
de cursos de formación docente, movilidad, evaluación y vinculantes. También con programas
interinstitucionales, convenios “asimétricos” positivos, es decir, vínculos con instituciones
referente de alta capacidad técnica, presupuestal o de conocimiento, pero de manera que sea
posible la transferencia de conocimiento y apropiación del saber cómo.
2.2 Sobre enfoque sistémico
El sistema de educación y formación requiere formalizarse, convocar a todos los actores, generar
lógicas compatibles con la complejidad del país, potenciar sinergias, crear redes, establecer
metodologías que involucren las diferentes carteras administrativas del gobierno y encontrar
equilibrios entre lo educativo, lo productivo y lo cultural. Los elementos del sistema existen,
aunque con vacíos, pero no están articulados aún con la suficiente fuerza y coherencia.

La descripción y prospectiva del sistema requiere comprenderlo. Reconocer las diferentes


prácticas, ámbitos y lógicas que lo habitan, sus actores, etc. El binomio educación-formación
acerca y complementa las diversas formas de apropiar y socializar los saberes. El límite entre esos
conceptos es tenue, oscila entre la formalidad y la informalidad e incluye diversas formas legítimas
de construcción y circulación de conocimientos. El sistema deberá tener un componente político
que ayude a racionalizar temas como la equidad, la inclusión, la pluriculturalidad y la cobertura.

Es necesario integrar, conectar y articular todos los niveles de la educación, desde la educación
inicial hasta la educación superior, considerando, además, la educación para el trabajo y el
desarrollo humano. La formación en las aulas debe permitir que los estudiantes se acerquen a la
interdisciplinariedad aun dentro de la misma música y también con las otras áreas del campo
artístico.

Con relación al enfoque sistémico, se hace pertinente buscar que las diferentes formas de
educación musical puedan tener una concepción congruente, relacionada y organizada para
posibilitar las libertades y el ejercicio de la educación. Se deben establecer unas prioridades que
conecten con el derecho y con la equidad. La actual configuración del sistema limita su
escalamiento, perfección y consolidación.

Es crucial lograr un sistema educativo integrado es primordial la caracterización de los procesos de


formación y educación. Se requiere relacionar los distintos actores, instituciones, programas y
proyectos que adelantan procesos de educación y formación musical tanto en lo formal, lo no
formal e informal, son sus ámbitos.

Cada componente del sistema de educación y formación musical tiene conexiones distintas con la
regulación del Estado. Esas conexiones requieren tratamientos diferenciados y la participación
concertada de actores de diverso tipo.

2.3 Sobre derechos y equidad


Este tema puede plantear como punto de partida la siguiente pregunta: ¿Por qué plantear el
derecho a la educación y/o formación musical? En respuesta, porque esta derivado y en relación
directa con el derecho a la educación; porque la música es una forma de pensamiento e
inteligencia autónoma, independiente que nos hace humanos. Al carecer de ella perdemos una
gran cuerpo de conocimiento y humanidad; porque la música promueve y afianza lazos y
relaciones sociales, interacciones y trabajos en comunidad; porque una formación musical nos da
criterios para superar la dependencia ética, estética, política y social afincada en la ignorancia y
desconocimiento; porque la música encierra una riqueza y conocimiento cultural; porque la
música produce una riqueza cognitiva, social, cultural y económica que por lo general se crea
colectivamente pero cuya ganancia es solo de unos pocos; porque es una forma de expresión
mediante la cual se interpreta y expresa el mundo.
De hecho, la educación en música debería tener un carácter inclusivo. No debe ser un privilegio de
los que ostentan una “aptitud musical”. Es fundamental que se cumpla la obligatoriedad de la
educación musical en la básica pero lograr esa obligatoriedad no es suficiente, la música debe
penetrar la cotidianidad de los claustros escolares, no sólo desde la esfera de lo recreativo y lo
lúdico, sino desde una perspectiva integradora que aporte a la formación de los sujetos y de la
sociedad. La música de la escuela también debe habitar la sociedad.

Una política pública sobre música bebería ser capaz de penetrar todos los niveles de la sociedad y
territorialidad nacional. Esquivar las asimetrías y buscar la equidad y articulación entre los
distintos entes contextos. Enfrentar las problemáticas relacionadas con la descentralización o bien
con las relaciones centro-borde.

Un elemento que debería incluir nuestra política pública en materia musical es la construcción
consensuada, con el concurso de todos los actores de la sociedad civil musical organizada y del
Estado. Es fundamental que las políticas recojan el sentir de la ciudadanía, que estén formuladas
“en clave” de derechos culturales y que se garantice el derecho a la participación en esa
construcción. Es primordial que se cuente con infraestructuras, dotaciones, medios y recursos
didácticos adecuados para las prácticas y para la educación musical. Esas infraestructuras deberían
diseñarse con criterios que permitan la inclusión de distintos actores y prácticas musicales al
tiempo que contribuyen a descentralizar las intervenciones del gobierno.

Se refuerza la concepción de la educación y la formación musical como un derecho a partir de


entenderla como una forma de pensamiento e inteligencia, por su capacidad para promover
relaciones sociales, interacciones y trabajos en comunidad; la música produce una riqueza
cognitiva, social, cultural y económica.

2.4 Sobre encuentros, tensiones y diálogos


El campo de la música existe pero requiere consolidarse. Fortalecerlo es fundamental para el éxito
de cualquier política en materia musical. Infortunadamente el campo, antes que organizarse, ha
querido desplazar hacia el gobierno, la responsabilidad de esa consolidación. Los músicos se han
concentrado más aquellas dimensiones en las que se evidencia su carácter disciplinar
(interpretación, composición, producción) que en aquellas en otras dimensiones del mismo campo
(lutería, gestión, docencia, investigación) que permitirían configurarlo como grupo sólido, integral
y sistémico. Es claro que se requiere un lugar de convergencia y espacio común de información.
Desde allí se plantearía el establecimiento de redes y ejecución de proyectos que fortalezcan el
sector y generen sinergias y posibles articulaciones.

Con la formulación de una agenda decenal de políticas públicas para la música, los músicos
tendrán la oportunidad de re-pensarse, organizarse y asociarse como sociedad civil musical,
consciente de su condición de ciudadanos y de la necesidad de ejercer la participación como
principio y como derecho. Sólo así, con conciencia y formas contundentes de organización, los
músicos podrían incidir, de manera decisiva, en la política pública de su campo.

Desde diferentes ámbitos se están haciendo esfuerzos por reconocer la experiencia y trayectoria
de los músicos y por lograr la formalización de sus saberes. Entre ellos se destaca el programa
Colombia Creativa que suma los esfuerzos de nueve universidades en torno a la profesionalización
de los actores de la cultura y el ejercicio de formulación de normas de competencia laboral y de
certificación en competencias que está desarrollando el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA)
por medio de la Mesa Sectorial de la Música. El proceso de formulación de competencias es
incipiente en el área de música pese a que la Mesa trabaja en ello desde 2005. Quedan preguntas
abiertas que deben resolverse respecto a los criterios de certificación, la pertinencia de las normas
elaboradas y aprobadas y sobre el respaldo institucional.

Como es sabido, desde 2003 se viene desarrollando el Plan Nacional de Música para la Convivencia
ese plan articula agentes e instituciones de todo el país desde cuatro prácticas colectivas: las
bandas, orquestas, coros y músicas tradicionales. Las búsquedas y logros del plan constituyen un
insumo importante para el diseño y el desarrollo de la política pública sobre música. Nuestro país
está próximo a una reforma de la educación superior. El tema predominante en esa reforma es la
cobertura. La no visibilidad de las artes es motivo de preocupación.

Por su parte, la universidad como institución debe reflexionar sobre su misión social y su sentido
dentro del desarrollo musical del país; considerar los diálogos con otros tipos de conocimiento,
buscar mecanismos de articulación con todos los sectores de la sociedad; acoger las artes y, en
especial, la música desde una lógica diferenciada. Debe admitirse que sobre la universidad pesa
una fuerte demanda de inserción en lógicas de competitividad, lo cual se manifiesta en sus
procesos de calidad y acreditación. Estos procesos pueden ser necesarios, pero se no revisan
suficientemente en cuanto desconoce necesidades específicas de la formación en el arte y la
música. En este panorama la extensión no puede reducirse a la venta de servicios, sino a un
verdadero involucramiento de la universidad en la transformación social y la construcción de
sentido con respecto a las músicas del país.

Se insiste en que la educación y la formación musical debe considerar los valores culturales y
patrimoniales de la variada gama de prácticas del país, más allá de los intereses del mercado. De
otro lado, se plantean disensos, ambigüedades y tensiones en torno a los objetos de formación (de
lo artístico y de lo musical), las prácticas, docentes e instituciones. Es determinante la atención de
estos procesos para la primera infancia, aunque hay varias acciones dirigidas a la formación
infantil, es prioridad actual ampliar los programas de formación de docentes.

En este sentido, es necesario reivindicar la presencia crucial del músico aficionado en múltiples
actividades de la música: en la educación y en las industrias. La educación musical no debe
pensarse, de manera exclusiva, desde el músico profesional. La presencia del aficionado es
fundamental en la vida musical de las comunidades. Una política cultural que olvide al aficionado
tendría un sesgo grande. El músico no puede entenderse como actor activo en el desarrollo si
desconoce su relación con el aficionado o la ve desde el ángulo artístico y no desde la complejidad
que supone una relación humana compleja y multi- dimensional.

Se resalta, insistentemente, en la importancia de dar su lugar a las diversas expresiones de la


cultura popular. Se hace fundamental asegurar la Inclusión- validación de las diferentes prácticas
musicales desde políticas pertinentes que consideren las dinámicas propias de circulación del
conocimiento en distintos ámbitos territoriales y sociales. Ninguna práctica musical es más
importante que otra. Sin embargo, son diferentes. Cuando la educación se centra solamente en las
prácticas musicales o asumirlas de manera fragmentada podría olvidarse el principio de aprender
a “amar” la música y de construir una fundamentación disciplinar seria. Esto plantea la
complejidad de la relación formación-educación-instrucción-práctica. Se necesita un acercamiento
al quehacer, a la literatura musical y al entorno musical.
Un aspecto que debe considerar la política pública sobre música es el de la formación de
constructores de instrumentos. Se demanda validar saberes y crear programas de formación en
construcción y reparación de instrumentos. El énfasis en nuestros instrumentos autóctonos es
importante. Los constructores nacionales podrían participar con sus productos en la economía
nacional y global.

Es importante considerar que se requiere reflexión en las confrontaciones y coincidencias entre el


arte y la música; entre las lógicas del arte y las de la academia; entre la educación ciudadana y la
educación musical; entre los modelos curriculares que privilegian lo musical disciplinar y los que
privilegian la construcción de la civilidad; entre educación artística y educación musical.

Finalmente, se ve como prioridad el constituir un equipo de trabajo pluralmente representativo.


Un grupo de estudio que permita sustentar, desde la educación musical particular, los principios
de lo que debería ser la educación musical en todos sus ámbitos y niveles.

3. MESA DE INVESTIGACIÓN-DOCUMENTACIÓN

Un punto de partida fundamental en la discusión de la mesa fue entender que la investigación no


es un recurso apropiado exclusivamente por la comunidad académica de la música. En él participa
la ciudadanía de múltiples formas y la educación cumple un papel primordial. De esta manera, el
concepto de territorio frente a la diversificación de propuestas educativas desde el currículo surge
como una tensión relevante. Es necesario plantear proyectos contextualizados que generen
relaciones y sinergias entre los territorios, las poblaciones y la institucionalidad musical.

Desde la universidad se plantean múltiples necesidades. La urgencia consiste en disponer de


información dinámica y “de primera mano” que alimente el desarrollo de los procesos de
misionales de esas instituciones. Buscar, de manera conjunta, con el sector, respuestas a
preguntas que tocan con la pertinencia, la extensión y el diseño de los currículos; los procesos de
diálogo, homologación y reconocimiento de saberes, por citar solo algunos casos.

La universidad, concentrada en parte, en navegar por el entramado de los procesos de registro


calificado y acreditación de calidad se llena de limitaciones. Desde otros espacios, menos
formalizados, se pueden emprender proyectos experimentales y atrevidos que propongan nuevas
dinámicas y nuevas lógicas. Si esos proyectos dialogan con la universidad lograrían propiciar
potentes sinergias entre experiencias de investigación concebidas ampliamente.

Además de las tensiones entre músicas tradicionales y otras de corte académico es necesario
mencionar los encuentros y convergencias logrados en los últimos años. Se ha avanzado mucho y,
parte de las tensiones han cedido. Naturalmente faltan procesos pero no se puede desconocerse
un camino que ya se ha recorrido aunque sea parcialmente.

Es evidente que el desarrollo de la investigación de la música requiere la integración de agentes,


acciones y objetivos, de acuerdo a un modelo, es decir un tipo ideal de parámetros con capacidad
de establecer aspectos generales de organización. Pero el modelo no sólo debe atender recursos y
elementos disponibles para la investigación en el sector; es muy posible, además, que el modelo
pueda admitir una variedad de formatos de investigación, sin embargo, debe establecer modos de
garantizar retroalimentación de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.

El modelo, debe ser amplio también desde el punto de vista territorial, a partir de los actuales
momentos de normatividad que posicionan recursos y decisiones de investigación en los
departamentos, serán en efecto, las regiones las que establecerían prioridades.

Desde una perspectiva más crítica, puede afirmarse que hay ambigüedad sobre lo que se pretende
como sector en la investigación. Por otra parte, existen problemas sobre el eco de las acciones de
los grupos de investigación en la elaboración de las políticas. Sin embargo, es claro que debe
continuarse la tarea de fortalecimiento de la investigación y de los Centros de Documentación
Musical (CDM) en las regiones.

Por otra parte se pregunta por si resulta indispensable una relación con Colciencias. En general,
esto parece necesario dada las condiciones de desarrollo actual de la institucionalidad y
presupuesto para investigación en Colombia. La participación del Ministerio de Cultura también
parece necesaria hasta el punto en que la asociatividad del sector sea más robusta.

Aunque hay evidentes adelantos en investigación y documentación musical en el medio, aún se


requieren esfuerzos para que los productos y resultados logren impacto en la sociedad. Hay
consenso sobre la responsabilidad del Estado en asignar recursos y condiciones para este
desarrollo, también sobre el déficit en la capacidad de asociación que es responsabilidad del
sector.

Por otra parte, la aplicación de un modelo único no parece ser una respuesta conveniente, se
requiere la construcción propia de un modelo y en este sentido vigilar si se está concediendo
frente a aspectos basados en principios del modelo socioeconómico neoliberal, que sea incapaz de
atender la naturaleza heterogénea de la investigación en el país y sus propósitos de equidad. En
general, el modelo se debería basar en el arte como construcción social. No obstante, se objeta
que se deben buscar, no modelos ni temáticas, sino estructuras y posibilidades. La diversidad no
se resuelve con un esquema monopolista el cual necesariamente conduciría a una incongruencia,
es indispensable entonces un tipo de modelo que debe corresponder a la condición de las
músicas. Elementos fundamentales para ese tipo de modelo son transparencia y
retroalimentación.

Se hace evidente enlazar los conceptos de investigación y documentación como positivamente


dependientes. Ello requiere integrar investigadores, fuentes y contenidos, en general
construyendo una relación que ponga en común elementos para el diálogo. Por otra parte, los
materiales propios de la música retan las técnicas de la bibliotecología convencional pese a su
notable avance en los últimos años.

Dentro de este panorama se encuentran una institucionalidad pública y privada, y los poseedores
de los contenidos dispuestos como material de valor (único, inédito, relevante). Estos vínculos
plantean problemas que son importantes para contactar a los ciudadanos: limitaciones técnicas,
presupuestales, cantidad de expertos disponibles. Esto demanda un trabajo constante y capaz de
logros parciales coherentes, sumar todos los agentes interesados y convocar la cooperación
internacional. Claramente, es indispensable para el decenio generar una política de patrimonio
musical.
Se requiere entonces proponer formas de intercambio asimétrico positivo, tal como ha sido
expuesto por López Cano. En efecto, aunque el interés por los aspectos investigativos en Colombia
y Latinoamérica es considerable; infortunadamente, la investigación latinoamericana y colombiana
en particular, es invisible para la comunidad internacional. Aunque la investigación colombiana en
música es excelente, el problema parece basarse en un concepto mínimo de autoestima, el interés
de la comunidad investigativa internacional existe y las estructuras que permiten la circulación y
visibilidad de resultados. En indispensable promover el intercambio de experiencias y la movilidad
de investigadores; por otra parte, un sistema de evaluación basado en pares altamente
capacitados y reconocidos por sus competencias, códigos de buenas prácticas, amplia práctica del
colegaje, conciencia y autoconciencia del rigor. Un instrumento útil en esta perspectiva puede ser
una comisión ética con responsabilidad en la concesión de becas y la aprobación de proyectos.

Los evidentes problemas de circulación se basan en dificultades de coherencia entre qué se


publica, para quién y cómo. Al parecer, la circulación está dominada por un concepto que se
puede expresar así: producir más y lo más rápido posible para publicar en revistas indexadas. Sin
un cambio en este paradigma subyacente, será menor o marginal la crucial producción de
materiales divulgativos, y de aquellos por fuera de los parámetros del artículo científico o de
reflexión.

Es importante destacar que se evidencia una dinámica de investigación que requiere un colectivo
activo e interrelacionado de investigadores, la red del CDM prueba que es posible promover esta
interrelación. En efecto, la capa de investigación-documentación es un avance notable al servicio
de esta comunicación. La cartografía ha sido un logro destacable que aún requiere de mayor
apropiación por la comunidad investigadora. Adicionalmente, deben priorizarse las formas de
empoderamiento y de transferencia de conocimiento a las comunidades, así como las distintas
alternativas para promover una internacionalización sur-sur.

3.1 Sobre las relaciones entre investigación y documentación.


Se insiste en la necesidad de precisar el tipo de material, dispositivos y soportes que resulta
fundamental atender. En este sentido se identifican dos tipos de fuentes que requieren especial
atención:

Todas las expresiones que no provienen de fuentes académicas, son fundamentalmente orales.
Estas no están asociadas a un sistema de conocimiento y no están contenidas en un proceso
académico. Por esta razón, dichas expresiones se registran bajo dispositivos sonoros y
audiovisuales. Constituyendo un corpus documental fundamental, que eventualmente convoca el
Interés investigativo que se puede encontrar en distintos momentos y tradiciones

Hay muy poca conciencia de documentación musical audiovisual o visual fija. Ejemplo: Se pueden
tener fotografías, pero no se conoce la información sobre quiénes están en las fotografías y su
historia, obligando a los investigadores a rastrear las fuentes hasta restituir la información.
Se enfatiza en el hecho de que no se encuentran en estos documentos los archivos de la Biblioteca
Luis Ángel Arango, del Banco de la República, ni de la Catedral Primada de Bogotá, que posee
documentos desde el siglo XVI que hacen parte de los archivos capitulares, con dominio privado.

Por otra parte, los centros deben vincular a los investigadores y a la comunidad. Se vinculan a la
academia y se vela por que los centros se proyecten y participen en la gestión de colecciones.
Dicha producción musical es grabada, debidamente autorizada bajo documento de uso,
ingresando de esta manera a las colecciones, son catalogadas e intercambiadas. Muchas de esas
músicas nunca fueron interpretadas constituyéndose en una nueva fuente de información.

Existen muchas herramientas para potenciar la relación de los CDM con la ciudadanía. Algunos, en
otros contextos cuentan con grupos de investigación y emisoras o medios de comunicación que
permiten construir los puentes indispensables entre el documento-la reflexión y la construcción de
sentido social de su pertinencia.

Respecto al problema de relación interna entre investigación y documentación, se inicia


conceptuando que los Centros de Investigación surten a la investigación de fuentes documentales
y se constituyen en las entidades visibilizadas por la sociedad como depositarios de la memoria.

Por otra parte, recopila, protege con criterios técnicos, científicos, adecúa espacios de
almacenamiento físico y elabora de bases de datos. Ello implica una relación estrecha entre los
creadores, investigadores y CDM quienes hacen posible la disponibilidad de materiales para el
trabajo investigativo que aportan el reconocimiento de la significación histórica por la cual
adquieren un valor patrimonial. Así, existe la obligación de propiciar espacios de difusión a través
de catálogos. El catalogo debe visibilizar el valor de su documento y la importancia de esa
memoria.

En general, se habla de los procesos de “patrimonialización” y de memoria viva, con respecto a


ambas los CDM deben prestar servicios de información, pero también de formación y nutrir la
investigación a través del enfoque sobre sus aspectos históricos, sociológicos o pedagógicos. Estos
sólo es posible su se encuentran estructurados los materiales y si los productores, investigadores y
Comunicadores pueden enriquecer estas perspectivas con su reflexión.

Por su parte varios desarrollos de investigación han generado su propio material de interés
documental, en este sentido se debe pensar que la política fomente estas investigaciones y prevea
que su actividad implica catalogar y organizar documentos musicales relevantes.

Por otra parte, se deben construir estructuras basadas en estándares internaciones, no basta un
fondo acumulado, debe ser socialmente útil y esto ocurre si es visibilizado. En Colombia, hay
coleccionistas pero de debe profundizar para integrar estos acervos a dinámicas sociales. Por
supuesto, los CDM no pueden determinar si las obras constituyen patrimonio de la nación o no,
esta responsabilidad recae en los investigadores y en la comunidad por medio de la memoria
colectiva, ellos son quienes lo validan.

En este sentido la capacidad asociativa de investigadores y comunidad es crucial, de esta manera


los CDM pueden actuar eficazmente como mediadores, para que cada usuario realice las
diligencias del caso. Adicionalmente los CDM reciben material que se cataloga como un corpus
documental con un análisis de tipo de contenido y ese registro se sube a base de datos si genera
interés suficiente llegaran muchos usuarios solo por advertir el tipo de origen del contenido va a
ser muy importante para el desarrollo del proceso de investigación. Sobre el tema, ¿quiénes
investigan?, asociatividad, formación y base social, se plantea que al existir diversidad cultural, hay
diversidad en los de modelos de investigación. Esta diversidad obliga a procesos académicos de
formación para la investigación.
La universidad ha sido depositaria de la responsabilidad académica de investigar. Predomina
entonces una tradición disciplinar positivista que no valida la investigación musical con el mismo
estatuto que la investigación “científica”, sumada al desconocimiento de los avances que este
campo se han hecho en otros lugares del mundo. Así, se participa de un contexto exclusivo y
excluyente, el documento es escrito como producto exclusivo de la investigación.

En general, se definen tres tipos de contextos de investigación: La investigación básica (académica-


propia de la universidad o de expertos); La investigación aplicada (relativa al que-hacer musical:
creación, interpretación y pedagogía, entre otros) y La investigación de prácticas musicales en sus
contextos culturales (comunidades, tradiciones, innovaciones imbuidas en la cotidianidad de la
cultura). Estas tres modalidades deben mirarse como sistemas articulados; parte de la diversidad
de los procesos de investigación y con interacción en lo social, lo productivo, lo pedagógico, lo
epistemológico, lo antropológico, entre otros.

Es indispensable establecer un diálogo con la Educación. Se propone que los centros de


investigación universitaria intervengan los currículos de la educación a todo nivel para generar
oportunidades de formación investigativa en los procesos formales. Para ello se debe pensar
modelos pluralistas no exclusivos y no excluyentes que establezcan una interlocución con otras
disciplinas.

Se hacen necesarios estados del arte: investigadores y experiencias de investigación artística en los
tres ámbitos descritos: investigación básica – aplicada – prácticas culturales para efectuar un
diagnóstico fundamentado. Por su parte es crucial promover redes de investigación y la formación
de los investigadores en el área de música y la formación de los formadores en investigación
basados en la construcción de un modelo propio de regulación, articulación, validación,
instrumentación y demás, de los procesos de investigación musical. Para el desarrollo de estos
aspectos es importante promover Códigos de Buena Práctica (ética de la Investigación) y opciones
de aval institucional, como la articulación internacional y la evaluación por pares académicos.

Por otra parte, promover una política de patrimonio documental de la música, que implica un
desarrollo normativo, institucional de orden administrativo, técnico (Clasificación, Catalogación,
Investigación documental, Conservación y Difusión) en infraestructura física y técnica

Se requiere el desarrollo de proyectos de formación en disciplinas documentales de la


bibliotecología y la música en documentación musical (Énfasis, Diplomados, Especializaciones y
Maestrías)

Es necesario un desarrollo de modelos de gestión documental (Implementación de protocolos de


intercambio de la información, Publicación web de catálogos, Inclusión en catálogos
internacionales, Conformación del catálogos colectivos, Desarrollos en red); Proyección y enlaces
grupos de interés (Academia, Instituciones de formación distintas disciplinas, Centros de
investigación, Investigadores, Autores, Intérpretes, Docentes, Productores); y gestión de proyectos
mediante alianzas con entidades y grupos de investigación para desarrollar proyectos, potenciar
capacidades y condiciones y fortalecer la capacidad institucional.

3.2 Sobre formación en investigación


Se reafirma que la investigación básica, aplicada y de comunidades deben mirarse como sistemas
articulados, es decir, hay que hacer una lectura sistémica de la diversidad de los procesos de
investigación y su interacción con sistemas más grandes en el ámbito de lo social, lo productivo, lo
pedagógico, lo epistemológico, lo antropológico, entre otros. Se propone que los centros de
investigación universitaria intervengan los currículos de la educación para generar oportunidades
de formación investigativa en los procesos formales.

Hay necesidad de pensar en la aplicación de modelos pluralistas no exclusivos-no excluyentes que


establezcan una interlocución con otras disciplinas hacia una óptica de investigación sistemática y
sistémica.

Por lo tanto, hay producir, socializar y divulgar estados del arte, de investigadores y experiencias
de investigación artística en los ámbitos descritos: investigación básica – aplicada – prácticas
culturales - interdisciplinaria. Esto a su vez, permitirá la construcción de redes de investigación.
Hay que fomentar la formación de los investigadores en el área de música y la formación de los
formadores en investigación.

La flexibilidad curricular sigue siendo una de las grandes situaciones a resolver. Pero no sólo se
resuelve desde la institucionalidad y desde el diseño curricular.

3.3 Sobre asociatividad y redes para la investigación


Un concepto de investigación en música, como actividad participativa y transdisciplinar, debe
acogerse plenamente. En general, se debe trabajar para crear una Asociación General que pueda
hacer la interlocución con Colciencias. Establecer con claridad la misión de una Asociación de
Investigadores no sólo de cara al problema coyuntural sino desde la estructuración de políticas de
investigación para la música y una visión de las prácticas investigativas a futuro, articulada a
Colciencias y al Ministerio.

Esta asociación debe generar interlocución con procesos de investigación del sector de las
prácticas musicales en sus contextos culturales de base. Igualmente Hacer un sondeo de gestión
del sector de la investigación en Música en entidades e instituciones implicadas en la cuestión
(Acofartes, ministerio, universidades, entre otras) para trabajar desde la base y proponer
encuentros permanentes de socialización de proyectos y procesos de investigación.

El Congreso plantea múltiples evidencias de asociatividad exitosa. Infortunadamente aún esas


grandes iniciativas no se unen para constituir un sector fuerte y articulado. Es necesario promover
una “asociatividad de asociaciones” desde pequeños proyectos comunes hasta grandes alianzas.
Una gran red que más allá de constituirse “por decreto” se configure desde la acción concertada.

En consecuencia, es imperativo pensar en múltiples formas de organización social. Plurales. Con


diversas lógicas y modelos. Constituidas desde distintos niveles de formalización. Una gran “red de
redes” que se unen y reconfiguran en una heurística perenne que marcha a la zaga de las
necesidades del sector... Quizás este tipo de formas de organización logre configurar las políticas
públicas “desde abajo”: desde la sociedad civil organizada.

Esa sociedad, acotada, se debe ir constituyendo desde nuevas formas de asociatividad. Una
asociatividad dinámica, que se re-organice y se re-configure para responder a las necesidades del
contexto desde sumas orgánicas y multidimensionales. La trampa de creer que un músico va a
encarnar la defensa de “los músicos” puede ser utópica. La asociatividad puede ser un mecanismo
potente para construir espacios de representación social e incidencia en la construcción de
políticas.

Se requiere, como fruto de este Congreso la propuesta formal de creación de la Asociación


Colombiana de Investigación Musical, independiente de las acciones gubernamentales, incluso
como una Rama Colombiana de alguna Sociedad Internacional de Investigación Musical. Se
propone, como alternativa a la propuesta, una acción inicial: crear una lista de correos
electrónicos, como red, y tener un moderador, que comience la discusión virtual de estatutos de la
organización, como apoyo al Ministerio en el diseño de políticas.

Dicha asociación debe tener un órgano de difusión, como una Revista, que nacionalice e
internacionalice los trabajos de los integrantes del gremio, y que haga dos actividades diferentes:
la divulgación y la publicación académica y explorar modos y prácticas de asociación en el ámbito
internacional.

Como consecuencia de estas preocupaciones, la mesa propuso abiertamente una red de diálogo
inmediato que actúe como base de una asociación nacional: para ello se dispuso del correo
electrónico: investigamusicacolombia@gmail.com

3.4 Sobre la relación patrimonio, innovación industria y educación,


Se observan los procesos de patrimonialización los cuales deben basarse en investigación en y
sobre música simultáneamente. La investigación observarse como proceso, como resultado y
comprender sus implicaciones creativas.

En la investigación sobre la música participan también diferentes cosmovisiones que ponen a


prueba la categoría de la música como arte o práctica autónoma. La música está delimitada en
esta comprensión, desde la historia, estos límites no son establecidos por la música misma, sino
por factores sociales y culturales. Desde allí la música como disciplina puede ser artificial desde un
punto de vista ampliado.

La investigación requiere institución y comunidad. La institución no es siempre el Estado, lo


comunitario es en efecto instituyente. Se debe admitir que estas relaciones son altamente
problemáticas y que se avanza en ellas con enfoque abierto y exploratorio.

Pensando en el problema de la investigación en música más allá de lo sonoro, se entiende que está
genera distintos productos que se usan de forma diferente. La música después de investigada
debe generar productos y resultados que dependen del investigador en particular, de la pregunta
de investigación, su impacto en la innovación será diferente en cuanto sea necesario resolver un
problema social. Entonces, se haría necesario mirar las potencialidades de uso de estos resultados.

Se presenta una pregunta fundamental en qué tipo de investigación resulta necesaria. Se requiere
en efecto una investigación básica que genera herramientas para la investigación; se requiere
también de investigación aplicada para el desarrollo.

Cómo la investigación conduce o contribuye: a dinamizar procesos creativos, formas de hacer las
cosas alternas, concepto de la reserva moral (maneras de resolver problemas que surgen gracias a
la memoria y recurriendo a la tradición), la investigación en música podría hacer observable
formas de comunicación, de relación, de interacción social de la sociedad y la cultura; estas
relaciones son importantes en la medida que demuestren cómo actúa el capital social en las
prácticas musicales.

Se hacen evidentes, entonces, tres tendencias en la reflexión: documentación, bibliografía,


materiales; dos, interacciones, relaciones, desde lo musical cómo influyen y se evidencias aspectos
de la vida social; tercero, los sentidos qué es la música o el sentido de los musical en las
poblaciones. Esto invita a una reflexión sobre la ontología de la música y sus epísteme.

Se observa que la relación entre investigación y patrimonio implica varios aspectos cruciales. El
primero implica la necesidad de desarrollar un encadenamiento que permita que la investigación
tenga un papel principal en los procesos de “patrimonialización”. La investigación actúa como un
agenda con capacidad de validar los procesos y declaratorias de patrimonio. Sin embargo, debe
observarse que a los investigadores también les corresponde una revisión del concepto en sí
mismo.

Se sugiere un encadenamiento entre la investigación-comunidades-instituciones que sea capaz de


desarrollar procesos de patrimonialización en música de forma más adecuada. Esto es
fundamental porque La patrimonialización tiene efectos en la construcción de construir capitales
simbólicos y económicos. Se observa que la innovación puede ser un concepto central de la
discusión al entenderse propiciado por la creación y establecer que mediante los procesos
educativos y de incorporación a las industrias.

3.5 Sobre circulación y divulgación


Se destaca en este respecto los desarrollos de la página virtual del Ministerio de Cultura permite
que los investigadores, compositores, intérpretes puedan participar activamente, se presta para
"subir" contenidos y conservar allí lo que se quiera compartir de su producción.

Sin embargo, falta un directorio o base de datos de investigadores. Se deben buscar mecanismos
para divulgar nuestras producciones y cumplir el deber de leernos y citarnos. Y una de esas
posibilidades es la de generar una agremiación responsable, que genere una comunidad. Todo ello
va más allá de la dimensión solamente económica.

Es necesario propiciar una mayor oferta de foros y encuentros. Hace falta actualidad de las
dinámicas y cambios. Aún son vigentes medios como la televisión, la radio pública y las emisoras
comunitarias, que velan por comunidades que no tienen acceso a internet, por lo que se debe
hacer participación visible en estos medios. Es necesario usar los recursos que ya existen. Poner en
vigencia las herramientas designar responsables para dar uso y seguimiento a los procesos ya
realizados; por ejemplo, la Red de Radio Universitaria.

Por otra parte, en otro Se observan dificultades para la producción de textos de investigación.
Igualmente existen dificultades con los parámetros de Publindex para cierta producción. Sin
embargo, el problema de circulación puede ser más acuciante, se destaca el incremento de
producción en los últimos años pero los evidentes problemas de acceso. Frente a los ámbitos
conocidos y reconocidos de circulación de la producción investigativa, común a todas las áreas del
conocimiento, como las publicaciones en revistas indexadas, se reconoce la escasez de estos
medios que respondan a las necesidades del sector artístico.
En general, debe entenderse que la divulgación es fundamental para contactar al ciudadano y
valorar el conocimiento del campo. La circulación, a su vez, es definitiva, para validar dicho
conocimiento. También, es crucial fortalecer redes y asociaciones, nuevamente se observa que es
débil la capacidad de circulación al interior de la comunidad.

Situación que responde en parte a la reciente creación de revistas académicas especializadas en


Colombia (desde la primera década de este siglo especialmente), su baja catalogación en bases
bibliográficas como Publindex o Scopus, y la poca participación del sector en las mismas.
Este panorama permite preguntarse el porqué de esta dinámica: ¿Se debe una falta de motivación
por parte de los investigadores tras ver los escasos resultados en cuanto a reconocimiento,
medición y visibilización?

Es fundamental recurrir a las nuevas tecnologías para superar problemas fundamentales de


comunicabilidad.

3.6 Sobre lineamientos de política para el fomento de la investigación y documentación en artes


y música
Fueron considerados aspectos fundamentales para una política capaz de integrar los propósitos de
los agentes del subsector de música en la actividad de investigación y documentación. En general,
se encuentra necesaria una política cuyo objetivo general sea el fomento pero con capacidad par
articular los agentes y actores responsables de la investigación musical para el fomento de la
investigación y la documentación y viabilizar recursos que conduzcan a la producción de
conocimiento en el campo musical que contribuya al desarrollo socioeconómico y cultural del país

Se propusieron unas líneas de política que sean útiles en el dimensionamiento y la propuesta de


acciones. Se espera que estas líneas puedan ser ampliadas o definidas con mayor precisión en el
encuentro nacional de investigación previsto para octubre. En general, las líneas son: La
ampliación de la base social de investigadores; estrategias para la formación de los investigadores,
el fortalecimiento de la asociatividad y colegialidad institucional y sectorial (pares);
documentación, circulación y divulgación; internacionalización (sur-sur); fortalecimiento al
desarrollo de investigación en industrias creativas y desarrollo tecnológico en el campo; dimensión
educativa y responsabilidad política y social de la investigación.

3.7 Sobre agentes, relaciones y recursos. Escenarios actuales para la investigación, desarrollo
tecnológico e innovación del arte y la música
Se ha debatido con frecuencia el tipo de modelo para la producción y evaluación de la
investigación en el arte y la música. Esta necesidad de reflexión por un espacio en el cual los
desarrollos del conocimiento en el campo de las artes, y de la cultura en general, se dinamicen y
sus productos sean visibles, gocen de un adecuado y objetivo reconocimiento, requiere en efecto
de un tipo concreto de organización de las acciones interinstitucionales involucradas.

Los escenarios actuales para el desarrollo de la investigación en artes y música son diversos y
hacen indispensable una política que permita una articulación que reduzca la duplicidad de tareas
entre los agentes, optimice tiempos y recursos, concilie objetivos y permita un desarrollo
armónico y de largo plazo para la investigación en el campo.

3.7.1 Primer escenario. Incorporación del Ministerio de Cultura en el Consejo Asesor de Ciencia,
Tecnología e Innovación
Esta tarea implica un importante compromiso interinstitucional que permita al Ministerio de
Cultura participar del máximo organismo decisor de la política para la ciencia, la tecnología y la
innovación en el país. La Ley 1286 de 2009 establece la composición del Consejo Asesor en la cual
hay presencia de múltiples instituciones clave para el desarrollo socioeconómico; sin embargo, con
ausencia del Ministerio de Cultura, la instancia responsable de establecer una agenda de
investigación y desarrollo del cuarto pilar del desarrollo sostenible (Hawkes, 2001). El objetivo de
esta integración consiste en generar condiciones para sustentar un modelo creativo y productivo
para el arte y la música sustentado en la investigación, la innovación y la creación, orientado a
generar valor agregado a las obras, productos y servicios del sector artístico en particular y de la
economía creativa, y propiciar el desarrollo nacional.

Para tal fin el Ministerio de Cultura podrá promover la conformación de un Consejo Asesor de
Investigación, Desarrollo tecnológico e Innovación del Arte y la Música que le permita recoger de
los agentes responsables de la investigación del sector necesidades, requerimientos y propuestas
para la más adecuada inserción de la investigación de las artes y la música.

3.7.2 Segundo escenario. Fortalecimiento del Ministerio de Cultura en el Consejo del Programa
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación para las Áreas Sociales y Humanas
El segundo, consiste en el fortalecimiento de la posición del Ministerio de Cultura en el Consejo
del Programa Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación para las Áreas Sociales y Humanas.
Igualmente, asesorado por un Consejo Asesor de Investigación, Desarrollo tecnológico e
Innovación del Arte y la Música que, de igual manera, para recolectar necesidades, requerimientos
y propuestas para la más adecuada inserción de la investigación de las artes y la música en el
Programa.

En la actualidad el programa cuenta con las siguientes líneas de acción: (i) Diversidad Étnica y
Cultura, Derechos y Políticas Públicas; (ii) Política, Estado y Relaciones de Poder; (iii) Conflicto,
Criminalidad, Derechos, Justicia y Equidad; (iv) Desarrollo Humano, Ética y Calidad de Vida; (v)
Economía, Innovación, Competitividad y Sostenibilidad; (vi) Procesos Espaciales, Dinámicas
Sociales y Poblacionales; (vii) Comunicación, Información y Cultura; (viii) Estudios Sociales Sobre
Ciencia, Tecnología y Otras Formas de Conocimiento; y, (ix) Estudios de las Artes y Humanidades.

En este panorama es indispensable una mayor intervención del Ministerio para promover las
líneas seis: Comunicación, Información y Cultura, y especialmente, la nueve: Estudios de las Artes y
Humanidades.

Esta propuesta consiste en el reforzamiento de la presencia de la investigación artística y musical


en el Programa de Ciencia, Tecnología e Innovación de las Áreas Sociales y Humanas. En este
sentido se hace indispensable optimizar la relación entre la investigación en el sector y la
institucionalidad nacional de ciencia, tecnología e innovación. En principio la línea debe
fortalecerse estableciendo una adecuada y permanente comunicación de las necesidades de la
comunidad investigativa de la música y del arte con la institucionalidad tecnológica y científica
nacional.

3.7.3 Tercer escenario. Desarrollo de una línea de Investigación, Desarrollo e Innovación (ID+I)
liderada por el Ministerio de Cultura en la Mesa Sectorial de Competitividad Nacional de
Industrias Culturales.
Se requiere ampliar los alcances de la participación del Ministerio de Cultura en el Sistema
Nacional de Competitividad y, en particular, en la Mesa de Competitividad para las Industrias
Culturales para, desde allí promover la integración de acciones y fines de Investigación-Desarrollo
e Innovación (ID+I) con los objetivos de investigación sectorial y del campo artístico y musical.

Dado que las mesas sectoriales son de carácter regional, es necesario que la política establezca los
mecanismos de articulación de la investigación para el desarrollo industrial sectorial con otras
estrategias regionales de investigación, como aquellas en torno a formación-investigación en
músicas regionales, por ejemplo.

3.7.4 Cuarto escenario. Participación activa del Minsterio de Cultura en el desarrollo del
Macroprograma de Ciencias Sociales y Humanas, previsto en el marco del Proyecto Legislativo
para la modificación del esquema de regalías.
Es necesario robustecer la presencia del Ministerio de Cultura en el desarrollo de los
Macroprogramas proyectados a partir del Proyecto de Acto Legislativo para la modificación del
actual esquema de regalías y que harán parte de la llamada Ley de reforma a regalías, en este
sentido se establecería una línea de Investigación llamada Arte, Cultura y Desarrollo, dentro del
Macroprograma de Ciencias Sociales y Humanas, con al menos dos líneas: Memoria e Innovación y
Economía Creativa.

En este sentido se ha avanzado en una mesa de diálogo e interacción entre la Cámara de


Comercio, el Consejo Británico, Colciencias y el Ministerio. Es previsible que la Mesa de
Competitividad, donde estos actores han tenido participación desde hace más de un año, sirva de
antecedente y plataforma para este propósito. Sin embargo, es evidente que se requiere la
ampliación de la mesa desde el punto de vista temático y de representación del sector.

Es indispensable entonces articular y optimizar las instancias de liderazgo, coordinación y


ejecución del Gobierno y la participación de los diferentes agentes del Programa y de la línea en
un marco de principios, alcances y objetivos de largo plazo en una política Investigación y el
desarrollo tecnológico del arte y la música en complementariedad con el Sistema Nacional de
Ciencia y Tecnología. Esta política también debe fortalecer el desarrollo regional a través de
estrategias de descentralización e internacionalización de las actividades de investigación,
innovación y desarrollo tecnológico del arte y la música de acuerdo con las dinámicas
internacionales. En consecuencia, la línea dentro del Programa de Ciencias Sociales y Humanas
debe promover el desarrollo de estrategias regionales para el impulso de la investigación, el
desarrollo tecnológico y la innovación del arte y la música aprovechando las potencialidades
culturales, el talento humano y la biodiversidad, para contribuir a una mayor equidad entre las
regiones del país en términos de competitividad y productividad de sus industrias creativas.

El componente de Economía creativa, tiene como tarea se debe orientar al fomento de


actividades investigativas, de desarrollo tecnológico y de innovación hacia el mejoramiento de la
competitividad del sector y de las industrias creativas, en el marco del Sistema Nacional de
Competitividad. En efecto, el Programa debe buscar incrementar la capacidad investigativa, de
desarrollo tecnológico, de innovación y de competitividad de la economía creativa del país para
dar valor agregado a las obras, productos y servicios de origen nacional, promover la cultura y
elevar el bienestar de la población en todas sus dimensiones. El componente de Memoria e
innovación busca promover la investigación de las expresiones tradicionales, locales y populares
orientadas a su valoración y presencia social, del mismo modo comprender sus dinámicas de
transformación y las maneras en que estos cambios pueden conducir a nuevas manifestaciones,
prácticas y experiencias en la vida cultural de las poblaciones.

Gracias a estas articulaciones se debe incorporar la investigación científica, el desarrollo


tecnológico y la innovación del arte y la cultura a los procesos productivos de la industria nacional,
para incrementar la productividad, la originalidad y la creatividad de las soluciones y para, en
general, promover la competitividad que requiere el aparato productivo nacional. De manera
particular el Programa debe fortalecer la capacidad del país para actuar de manera integral en
el ámbito internacional en aspectos relativos al desarrollo e intercambio de investigación y
productos de investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación de las industrias creativas en
el mundo.

Ambos componentes deben actuar en complementariedad con el sistema educativo nacional, lo


cual significa interacción con el Programa de Ciencia, Tecnología e Innovación en Educación. Es
indispensable promover la calidad de la educación formal y no formal, particularmente en la
educación media, técnica y superior para estimular la participación y desarrollo de las nuevas
generaciones de creadores y artistas, investigadores, emprendedores, desarrolladores
tecnológicos e innovadores del campo artístico y cultural. Ello coincide plenamente con las
necesidades en este aspecto del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.

Conclusiones
El Congreso verifica importantes desarrollos sectoriales. En este sentido logra importantes
objetivos gracias a su capacidad para promover, como ningún otro evento, el encuentro de los
numerosos y diversos agentes, con una representatividad única en el conjunto de instancias de
reflexión sectorial. Por otra parte, la madurez de los diálogos entre los agentes del sector permitió
el desarrollo y sustentación de unas líneas de proyección de la agenda de desarrollo del campo
musical en el país. Ello permitió articular y proyectar las acciones futuras del campo musical en los
tres temas centrales de trabajo: investigación-documentación, industria y producción y educación
formación, en correspondencia con la diversidad, heterogeneidad y dinámica de sus prácticas.

Se evidenció una positiva evolución, desde los niveles descriptivos del Congreso anterior, a un
desarrollo de los temas con auténtica capacidad de problematización y perspectiva de debate. En
efecto, el sector ha dado un giro, desde el cual predominaban enunciados, a un momento
presente de proposiciones y acuerdos. En este sentido las mesas temáticas actuaron como
motores del Congreso y como espacio de encuentro específico para la interlocución de pares,
apoyados por los aspectos aportados por los expertos en jornada paralela.

Es notable observar cómo el Congreso se constituye en un canal de comunicación sectorial de


afinada capacidad de profundización. En este sentido, es un logro del país musical, con lo cual se
verifica su crecimiento en la capacidad de promover su propio empoderamiento. El desarrollo del
Congreso, como un canal de comunicación, amplio y representativo, enriquece y potencia el
trabajo conjunto entre sociedad y la institucionalidad a todo nivel, en la búsqueda de objetivos
comunes en el campo de la música.

Hubo notable evolución en los campos tratados y capacidad de refinar los aportes que se
constituyen en insumos de diagnóstico para las políticas en música.
En este sentido, la mesa industria-producción propuso un desglose del tema en cuatro ejes que
estructuraron los diálogos en torno a los temas de relación con la industria: investigación y
formación en gestión cultural; plataformas, rutas y estímulos; asociatividad, redes y agremiación; y
derecho de autor.

En general, se plantea la indispensable necesidad de profesionalizar de la gestión en música. En


ello se debe identificar y caracterizar mejor la cantidad y tipo de oferta académica sobre gestión
cultural y cómo incluye los aspectos correspondientes al subsector musical. Aunque hay un grueso
de intervenciones que argumentan la necesidad de una formación práctica y de aplicación
inmediata, no es sencillo establecer hasta qué punto una aplicación adecuada a un contexto puede
desarrollarse sin procesos más complejos de investigación que normalmente se sitúa en
postgrados. Al parecer la dificultad se centra en la escasa comunicación entre los procesos de
educación para el trabajo y la educación universitaria. Hay consenso sobre la importancia del SENA
y de las Cámaras de Comercio quienes han hecho una oferta relevante para el desarrollo de las
organizaciones del subsector, no obstante, se verifica la necesidad de basar el diseño de estas
ofertas en investigación.

La mesa sugiere un plan de formación para formadores, capaz de ofrecer una capacitación que
redunde en una cualificación continua de los formadores en gestión. Es indispensable que el plan
se descentralice dada la concentración muy alta de la oferta de formación en gestión en Bogotá.
Un interesante instrumento de este plan pueden ser los centros de tutorías capaces de generar un
acompañamiento oportuno y continuado a las organizaciones.

El diagnóstico evolucionó al considerar los problemas de demanda. Se habla de la necesidad de


formación de una demanda cualificada. En general, se observa que el enfoque de gestión y
emprendimiento tiene un evidente sesgo de oferta. Para avanzar en este tema se proponen
intervenciones para impactar la educación básica y media, para promover el consumo con
conocimiento y hábito de uso creativo de las músicas.

Por otra parte, es necesario hacer circular mejor la información en toda la cadena de valor del
subsector, especialmente a los productos y resultados de investigación. Sobre la circulación de las
músicas se parte de la actual importancia de la oferta de música en vivo en contraposición a la
caída del fonograma. Ésta circulación depende de más escenarios y públicos; en este sentido y
para articular opciones de intervención en la educación básica y media, se propone un programa
de programación en colegios y escuelas. Esta acción provee dos resultados: la circulación de
músicas y formación de audiencias.

En este sentido es necesario fortalecer el mercado local, nacional y el regional; hay en ocasiones
un énfasis demasiado decantado a favor del mercado internacional. En tal sentido, se recomienda
aumentar los tiempos y capacidades de las convocatorias mediante el concurso de capital privado.
Se valora como crucial la continuidad de programas como LASO una articulación entre objetivos
sociales y lo culturales adecuadamente balanceados. Para permitir una mayor sostenibilidad y
autonomía del subsector se sugiere una política de precios para la actividad musical promovida
asociativamente, además de una ley de espectáculos capaz de revertir su irracional carga actual de
responsabilidades fiscales.
Finalmente se recomienda que, cualquier solución de asociatividad, oriente acciones y recursos
para la capacitación en contratación, derecho de autor, propiedad intelectual y la relación con las
sociedades de gestión colectiva.

Por su parte, la mesa de educación - formación fue capaz de recoger una diversidad de opiniones
valiosas y fundamentadas. La mesa partió de la noción del campo musical entendido como espacio
de convergencia, de dinámicas y fuerzas en tensión. Las diferencias tienen lugar, en efecto, pero
ello obliga positivamente a la necesidad de acuerdos y negociaciones. Por lo tanto se verifican y
reconocen estas tensiones que, al promover la diferencia, les permite actuar como motor del
diálogo, en este caso de los problemas educativos y formativos del campo musical, con atención al
interés colectivo.

La mesa se propuso cambiar los campos de enunciación de las músicas para entender sus
diferencias no contrapuestas. El ejercicio fue activo para entender cómo son necesarias las
construcciones de acuerdos para alcanzar dimensiones políticas en el complejo debate de la
educación y la formación musical, para promover los cambios en todas las dimensiones en que la
problemática impacta: territorio, poblaciones, género, niveles, etcétera.

Esto fue importante para establecer la educación musical como un derecho, sin que haya renuncia
a su especificidad formativa, aquella que busca un alto alcance profesional. Por consiguiente se
encuentran complementarias las necesidades de elevada cualificación, pero en un contexto que
acoge y valora esta proyección. Tal solución sólo es posible en una propuesta de educación-
formación entendida como sistema.

El sistema, así entendido, incluye alcances de la educación y la cultura, los hace participes del
desarrollo del campo y permite su comunicabilidad. El sistema debe ser abierto y congruente con
el desarrollo de las músicas a nivel local, nacional; y con singular atención a la primera infancia.
Debe entenderse como un sistema vivo que evite la actual situación: concentración en los
programas de educación superior en un escalonamiento desintegrador.

El lugar central del sistema no son las instituciones, sino la sociedad civil. La dinámica del sistema
permite recoger la creatividad de la sociedad civil quien encuentra medios y espacios para
articular opciones y recursos y alternativas para el desarrollo de su música. En ello es crucial el
concepto de derecho y equidad propósito político del sistema.

Se hablo de la educación creativa, entendida como derecho de todos los ciudadanos. En este
sentido debe hacerse claro que el arte tiene un estatuto epistemológico diferente al de las ciencias
y las tecnologías. La creación e innovación del arte obedece a sus particularidades, los programas
de formación deberían estar en capacidad de recoger esta riqueza, ello requiere una escuela en
función de la vida. En este sentido necesitamos una política de lo posible sin que se cancelen las
expectativas.

Se requiere base social para desarrollar el campo musical con compromiso político, una ley, como
la ley de música, pero debe ser expresión de la sociedad civil. Por ello, aun cuando fue propósito
del Congreso anterior, debe observarse que la normatividad vacía del contenido ciudadano sólo
resulta en letra y declaración.
Con relación a la mesa de investigación-documentación, son especialmente significativos los
aportes en la perspectiva de interrelación con el estado, en el conjunto de oportunidades que
permite la institucionalidad pública para el desarrollo de la investigación del campo musical. Esto
se ha planteado con atención a la complejidad y diversidad de las músicas nacionales, como
oportunidad de investigación y documentación para el país, y orientando impactos hacia la
formación, circulación y creación.

La investigación musical en el país ha tenido lugar de tiempo atrás, pero ha respondido a las
particularidades de tiempo y circunstancia. Infortunadamente, hay una generalizada ausencia de
sistematización de estas experiencias, lo cual ha afectado su circulación y visibilidad. Pese a ello, es
afortunado el giro a la proposición que pudo evidenciarse en la mesa y cómo con base en un
diagnóstico obtenible gracias al diálogo fue posible iniciar un panorama constructivo de la
investigación musical en el país.

La mesa de investigación-documentación propone cuatro ejes temáticos. En el primer núcleo de


investigación-documentación, se identifica la ruptura entre investigadores y los CDM, estos no
tienen investigadores ni infraestructuras para la investigación, mientras los segundos no se apoyan
en la riqueza documental de los acervos. La solución exige una acción simultánea, pero que, en
principio, deben liderar los investigadores y grupos de investigación.

En el tema de formación, asociatividad y ampliación de la base social, se insiste en que debe


entenderse que la investigación implica un labor especializada, pero que ello no es obstáculo para
que sus principios puedan compartirse por los practicantes de la música. Esto significa que todos
los músicos necesitan una base en investigación que les permita problematizar su oficio y sus
materiales; mientras, por otra parte, la decisión de especialización en la labor investigativa debe
centrarse en la promoción de las ofertas universitarias post-graduales.

Sobre el tema de investigar y relacionarse con patrimonio, industria y educación; se destaca que la
investigación es transversal a todos los desarrollos del campo musical. La investigación básica debe
generar métodos, marcos teóricos y argumentación conceptual, la cual es totalmente
indispensable para sustentar la investigación aplicada en todas las actividades del campo musical:
patrimonio, educación, industrias, memoria, medios de comunicación, tecnologías, etcétera.

Sobre circulación y divulgación se hizo énfasis en la responsabilidad de la investigación musical


para acercar a la ciudadanía a los resultados y productos de su labor. Se pone en cuestión las
herramientas tecnológicas como medio eficaz para lograr parte del propósito, sin embargo ello no
ocurre si no hay una mayor incidencia en los procesos formativos de los ciudadanos que les
permita constituirse en demandantes de conocimiento sobre el campo musical. Por otra parte, se
identifica una paradójica ausencia de referencia mutua entre los investigadores nacionales, la
solución parte de potenciar tres canales: el académico formal (circulación de la investigación), las
redes (visibilización de la investigación) y los medios de comunicación (divulgación de la
investigación).

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