Algunas orientaciones sobre el
ensayo
El ensayo (del latín exagium,
“peso”) suele caracterizarse como
un escrito breve sobre una materia
o ámbito del conocimiento
particular. El significado de esta
palabra deriva de “ensayar”,
probar, reconocer algo antes de
usarlo; probar a hacer una cosa
para ejecutarla mejor después. El
ensayo es reconocido quizá como
el género más complejo de la
escritura argumentativa, como el
“cuarto en el recoveco”, al decir de
Jaime Rest, (1981) quien con esta
imagen parece subrayar la
naturaleza misma de un género que
dada la abundancia de temas y
estilos, variedades y dimensiones
escapa a cualquier definición.
La mayoría de los críticos
acuerdan con establecer el inicio
del género en el siglo XVI, en
Francia. Allí, Michel Eyquem
Montaigne “inventa” en marzo de
1571 el ensayo como género
escrito. El pensador francés
construye sus Ensayos haciendo de
ellos un espejo de inacabable
variedad frente a las cuestiones que
ocupaban los pensamientos de no
sólo este hombre, sino de una
época. El carácter introspectivo de
su escritura lo lleva a defender la
tesis de que la propia experiencia
es fuente de mayor conocimiento
sobre uno mismo que cualquier
otra posible. Montaigne es
precursor de un estilo de escritura
ensayística íntima, espontánea y
subjetiva.
No obstante, pocos años después,
en 1597, el inglés Francis Bacon,
comienza a publicar sus ensayos
con un estilo conciso, sobrio y
exacto, en el que no aparece una
subjetividad marcada desde el
discurso. Este autor trata sobre
temáticas abstractas, no sobre
“vivencias” como el caso
Montaigne. Vílem Flusser, (1998)
siguiendo esta oposición, plantea la
existencia de dos formas de
escritura que comprometen de
diversas maneras al autor con su
escrito: un estilo “vivo” y personal;
frente a un estilo “académico” y
despersonalizado.
Dado que en el ensayo la forma de
la escritura recrea su contenido, es
la escritura misma un proceso de
búsqueda y exploración. Por ello,
el ensayo no es sólo la exposición
de una idea, nunca es sólo un
informe de saberes obtenidos en
otro lugar, ni una herramienta para
la transmisión de algunos
conocimientos, es también y
principalmente, el ámbito de la
creación de esas ideas, saberes y
conocimientos. Adorno (2003),
sostiene que escribe
ensayísticamente quien redacta
experimentando, quien vuelve y
revuelve, interroga, palpa,
examina, penetra en su objeto con
la reflexión, quien lo aborda desde
distintos lados y reúne en su
mirada espiritual, lo que ve y
traduce en palabras, lo que el
objeto permite ver bajo las
condiciones creadas por la
escritura.
En cuanto al modo de organizar la
información, podemos identificar
en el ensayo, la forma propia de la
superestructura argumentativa:
Introducción: Suele presentarse el
tema y la tesis o postura que se
pretende defender. La introducción
debe captar la atención del lector.
Pueden presentarse construcciones
afirmativas neutras o teñidas de
subjetividad. También
interrogaciones para plantear dudas
que propicien el proceso
argumentativo.
Desarrollo o demostración: Lo
constituye el desarrollo
argumentativo propiamente dicho,
tendiente a demostrar la tesis. Los
argumentos se construyen con el
aporte de anécdotas, citas,
ejemplos, analogías, preguntas
retóricas, comparaciones y otros
recursos propios de la
argumentación.
Conclusión: Se desprende como
consecuencia lógica del proceso
argumentativo, a través de
inferencias. Una estrategia también
es plantear interrogantes para que
el lector busque una solución
propia.
Muchas veces, frente a un tema
muy amplio, el autor puede
desorientarse sin saber cómo
delimitar su planteo. En este caso,
la búsqueda de tópicos constituye
una guía para orientar la escritura y
que el tema no se disperse. Los
principales tópicos son:
Definición: expresa la naturaleza o
aspecto esencial de lo tratado en el
tema.
Partes: indica los elementos que
constituyen el objeto.
Atributos: características o
cualidades del objeto.
Causas y consecuencias:
antecedentes y efectos del asunto a
tratar.
Relaciones: son los hechos con los
cuales guarda relaciones de
semejanza, diferencia u oposición,
el objeto analizado.
Circunstancias: expresan el lugar,
el tiempo, el modo y muchos otros
aspectos que se desenvuelven en
torno al objeto.
Obras consultadas:
Cano, F. y otros (2008), Ensayo y error. El
ensayo en el taller de escritura, Buenos
Aires, Eudeba.
González Ríos, J. (2006), Confesiones
Filosóficas, Buenos Aires. Quadrata
Forster, R. (2011) La muerte del héroe.
Itinerarios críticos. Buenos Aires. Ariel.
Pampillo, G. y otros (2010), Escribir, antes
yo no sabía que sabía. Buenos Aires.
Prometeo.
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