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En el contexto de las dificultades materiales y financieras de los últimos años, a ese grupo de

jóvenes creativos se han unido, los realizadores del Movimiento Nacional y los artistas que han
producido importantes largometrajes para la Televisión Cubana. Sin embargo, el ICAIC ha sido
la productora nacional más premiada de la producción cinematográfica en Cuba. Este instituto
también es el patrocinador vanguardia del Festival Internacional del Nuevo Cine
Latinoamericano. Se produce un evidente reflejo de este movimiento fílmico con
el teatro cubano.
A partir de los 60 empieza el cine cubano a nutrirse de la literatura cubana, donde encontró un
repertorio de asuntos, confiticos y personajes, especialmente, en lo relacionado con el teatro.
Por ello incrementó el cine revolucionario su relación con las bellas letras como una necesidad
cultural, artística y práctica.
Los años transcurridos crearon simultáneamente un genuino patrimonio fílmico y un
movimiento teatral con obras descollantes que prestigian las pantallas y los escenarios. Estas
obras muestran la imagen de la cultura cubana al mundo y han logrado reconocimientos en
certámenes internacionales.
Se toma la esencia de la obra con el objetivo, de trascender su carácter local y plantear, en
general, la lucha por el traslado voluntario de los campesinos a las comunidades, y luego, por
su proletarización, los hechos y los personajes han sido sacados de la realidad. En lo que
respecta a los personajes, en algunos casos, se han fundido varios en uno, con el propósito de
que se tipificaran no individuos aislados, sino grupos o capas de la población campesina
cubana, que está formada en la actualidad por un verdadero mosaico de caracteres debido a la
interrelación campo-ciudad.
Tanto el teatro como el cine acuden en busca de material a las mismas fuentes; sus temas y
argumentos, sus ideas y fenómenos no son en modo alguno, exclusivos. Si aplicamos esta
conclusión del célebre teatrista soviético Gueorgui Tovstonógov, podría afirmarse que el filme
De cierta manera representa en la cultura revolucionaria el antecedente directo de la obra
Andoba, de Abraham Rodríguez.
Hay otro filme que se llama Se permuta, que fue un guion concebido originalmente para el cine
en 1979, pero no filmado en su momento; fue remodelado para la escena por su autor, Juan
Carlos Tabío, quien dio a conocer antes de la película definitiva, su obra de teatro La permuta.
En el Festival de Teatro de La Habana en 1982 se presentaron cincuenta y cinco puestas,
treinta y cinco de autores cubanos y veintidós sobre el acontecer contemporáneo. Pero, en esta
manifestación, el panorama teatral no progresó por problemas de diferente naturaleza.
Trascendencia que llega en 1989 cuando el cine cubano aprovecha los aciertos e historia del
movimiento teatral con Papeles secundarios (1989). Esta cinta, dirigida por Orlando Rojas,
podría ilustrar modélicamente que el acercamiento entre teatro y cine gana virtudes a medida
que el creador consiga una perspectiva dinamizadora de la materia prima original; es decir, que
emplee funcionalmente los procedimientos adaptativos.
Papeles secundarios es un filme teatral que recrea la puesta en escena del clásico Réquiem por
Yarini, que escribiera Carlos Felipe. El filme toma el textoteatral para utilizar sus conflictos en
la historia de un grupo de actores que llevan a cabo su representación en una lectura renovada.
No debe pasarse por alto la mención de Eugenio Hernández Espinosa, el dramaturgo cubano
más versionado al cine. Su literatura dramática llamó la atención de tres cineastas. Primero a
Manuel Octavio Gómez, quien con su filme Patakín (1982) adaptó su obra Shangó Valdés,
fábula en la que Hernández Espinosa recrea pasajes de la mitología yoruba adaptados a la
sociedad cubana actual.

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