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Santiago Dodero
Si para muchos es complicado trabajar con un familiar, ¿por qué laborar juntos? Esta es
una pregunta recurrente en más de un miembro que se envuelve en el mundo
empresarial. Y es que, como en una relación de pareja, una crisis puede traer abajo a
más de un prometedor emprendimiento que surge desde casa. Santiago Dodero, experto
en empresas familiares, comenta al respecto.
Es imposible evitarlo, pero, una vez que el negocio esté en marcha, debe manejarse
como tal y no como una familia. Hay que generar resultados, y el amor por los
miembros no es suficiente para competir en el mercado y, mucho menos, ser sostenible
con el tiempo.
¿Y el cambio no es bueno?
Pero la forma de plantear este cambio es lo que genera el choque cultural entre ambos.
Lamentablemente, el modo en que los hijos suelen presentar sus propuestas de cambio
son precisamente criticando lo que está haciendo el fundador.
En lugar de criticar lo que debe hacer el padre es sugerir que se complementen. Juntos
pueden tener un crecimiento exponencial que va a superar de manera clara a las
corporaciones internacionales que quieren instalarse en el Perú.
Debe ser difícil para el fundador pasar finalmente la batuta del negocio al hijo…
Eso que ceda la batuta no ocurre. ¿Por qué? Su empresa, ese microemprendimiento, es
el hijo más querido debido a la cantidad de tiempo que le ha dedicado. Si el fundador no
se ocupa de su empresa, no sabe qué hacer. Por eso, ellos serán los mentores de sus
propios hijos, siempre.
El tema que más les cuesta es delegar. Son tan perfeccionistas en lo que hacen que no
ven en sus hijos -y menos en los empleados- las ganas que él sí pondría.
El motivo principal de desaparición de estos negocios son los problemas familiares que
derivan en conflictos de gobierno en la empresa. Su gran desafío es trabajar en equipo
porque las empresas de parientes son sumamente informales en su modo de laborar.
Cada uno está en lo suyo, hace de todo un poco, pero nadie es responsable de nada. Esta
situación genera un cortocircuito y malos entendidos que terminan con echarse la culpa
y, en definitiva, desmotivar a los hijos más capaces.
Se debe a las emociones. Existe un vínculo afectivo tan grande que lo importante es
demostrar que el otro tuvo la culpa para que en esta lucha de poder uno predomine. Es
tan irracional este comportamiento. Me preocupo en gastar energía para destruir a mi
hermano y socio, que sacar a la empresa adelante.
¿Puede existir una empresa exitosa de este tipo con una familia destruida? Para mí un
negocio exitoso que alcanza un despunte económico, pero destruye a la familia, no es
una empresa familiar ganadora. Debe estar alineado el éxito de la empresa con la
felicidad de la familia.
DATO
80% de las empresas del país son familiares, revela el informe de dicha universidad.
fuente: http://diariocorreo.pe/miscelanea/santiago-dodero-un-negocio-debe-manejarse-
como-tal-y-no-como-una-familia-676521/