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La Botella para El Maestro…

Por Will_Rod
seduccionyconquista@gmail.com

Al llegar a Caracas vivíamos en la Avenida Fuerzas Armadas, ubicada en la


parroquia San José, la cual considero una zona muy cálida para las personas que
venían tanto del exterior como del interior del país, a pesar de vivir muchos
parroquianos josefinos, había una mezcla variopinta de culturas en la zona:
dominicanos, chinos, españoles, portugueses, italianos, árabes, judíos,
colombianos y los venidos del interior del país: marabinos o maracuchos –el
gentilicio es zuliano, pero así le dicen sin importar que sean de la costa oriental-,
andinos o gochos, llaneros, margariteños –de la isla oriental-, guayaneses y
nosotros los orientales de tierra firme. La mayoría vivíamos en paz y armonía. Una
de las cosas que más disfruté, fue la de hacer compras los sábados en la mañana,
puesto que convergíamos, se puede decir, todas las familias: Señoras mayores,
jóvenes, hombres y mujeres recorriendo todas las calles y las tiendas de la zona.
También muy concurridos resultaban los viernes y sábados en la noche, donde las
personas caminaban con tranquilidad en busca de emociones nocturnas.
Un sábado decembrino, nos reunimos en una de las polleras más populares de la
parroquia mi entrañable amigo Giovanni Ramos y sus panas el piloto Armando y el
doctor Marquitos, allí pedí una botella de ron de 500 años de añejamiento con
hielo y limón y otros cerveza. Como ellos eran de las personas más animadas y
respetadas por haber nacido en la zona, muchos de los visitantes se sentaban con
nosotros, los más conocidos –o atrevidos- pedían tragos por la mesa, hacían
algún comentario y cosas así. En un momento estábamos como siete personas
sentados alrededor de la mesa y salió una de esas conversaciones que nadie se
quiere perder, al exponer cada uno cual era la bebida que los hacía sentir más
“hombres” en el acto sexual. Es de hacer notar, que para la fecha, aún no
aparecían las pastillas milagrosas: azules, rojas, verdes o blancas, que potencian
la virilidad masculina actualmente. Serví de moderador en esa oportunidad y al
primero en preguntarle fue a Marquitos -mientras los demás guardaban silencio-
éste, con voz grave respondió:
- Me gusta tomarme un par de rones de estos –levantando su vaso-, eso me
pone “Sabrosón”1.
- ¿Secos o en las rocas? .- le pregunté
En ese momento, levantó el cuello, buscó infructuosamente en su franela el nudo
de la inseparable corbata que lo acompaña en la semana, se llevó su puño
derecho a la boca y emitió una suave tos, para luego responder con una leve
sonrisa:
- ¡Secante!
… y todos los presentes quedamos igual de “secos” con esa respuesta tan parca.
Luego le tocó el turno a Giovanni, y al hacerle la misma pregunta, lo primero que
hizo fue voltear para ver si tenía gente detrás de él, se posó en sus talones para
rodar su silla separándose de la mesa y así tener más espacio para su
intervención; movió su cuerpo hacia delante quedando en la orilla de la silla, con el
pecho henchido, se subió los lentes con su mano derecha, espabiló tres veces sus
párpados -producto de su tic nervioso-, dio una palmada frente a él, y sin separar
sus manos, las agitó varias veces como buscando calor, luego las colocó encima
de sus rodillas y contestó:
- Mi pana, a mi me gusta tomarme dos o tres vasos de ginebra, esa vaina no
sé que me hace -comenta mientras levanta los brazos, cierra los puños y
los sacude frente a su pecho-, pero de verdad que nunca me han dejado
mal parado. Podré estar tomando cualquier vaina: cerveza, ron, whisky,
pero si voy al “Ruedo”2 me lanzo unos coñazos de ginebra y más nada
- ¿Pero seca también como el doctor?
- No vale, con hielo picado y jugo de naranja. Si me lanzo esa vaina seca,
¡me vuelvo loco!
Al escuchar esa salida tan jovial, todos comenzaron a reír.
Como le tocaba el turno al maestro Negrín, lo iba a dejar pasar -por respeto- ya
que esperaba que me respondiera que no quería participar, porque sus tiempos de
gloria habían pasado. Me disponía a preguntarle a Armando, que era la persona a
quien todos deseaban escuchar sus gustos en el preámbulo amoroso, ya que la
mayoría –a excepción de Giovanni- consideraban que el amigo era gay, me
interrumpió el maestro
- Bueno mijo, ¿y yo?
… y saltó una voz de los “parados” alrededor de la mesa, diciéndome:
- ¡Aja!, se arrechó el maestro Víctor Negrín, se lo va a decir a su hijo para
que te “ponga la piedra”3 en el trabajo.- Su hijo Víctor Julio, trabajaba
conmigo en una empresa transnacional de ingeniería
- Bueno maestro, ¿pero usted aún se “embasa”4?.- le pregunté, para ver
cómo me salía de ese embrollo.
- ¡Mijo!, si a mí me dicen el lobo.
- ¿y eso porque maestro?.- le pregunté en forma casi ingenua
Subió su cabeza, colocó con dificultad los labios juntándolos hacia arriba,
observándose la protuberancia del mostacho canoso y emitió un sonido, más bien
un alarido:
- ¡Auuuuuuuuu!
- Pero serás un “lobo chingo”, porque ese aullido está bien desafinado.-
Comenzaron a decirle los “jodedores”.
El maestro Negrín era un señor con cara de bonachón, ojos achinados, siempre
risueño, con una respuesta afable, se podría decir que es una mezcla del “Tío
Tom” y “Pedro Knight”5
- Ok, maestro, disculpe la omisión, vamos a darle curso a su “Secreto”
- Que secreto va a tener, si ese no lo levanta ni con grúa.- decía su hijo, a
quién apodaban “El Buzo”.
- Ni que tome “Pipe de Carey”6.- decían los orientales.
- Ni que se meta un frasco de “Mamajuana”7.- decían los dominicanos
- Y si fuera cierto eso… ¿Cómo saben ustedes, ¡ah!? .- Preguntó desafiante
el maestro, a lo que todos quedaron en silencio.
- Es verdad lo que dice el maestro Negrín… Vamos a ponerle seriedad a
esto, ya que nos va a decir algo, que a lo mejor con el tiempo lo tendremos
que usar nosotros. ¿no es así maestro Negrín?
- Jejeje, este muchacho es ¡gueno pa´ alegrá la tarde, caraj! Lo que les voy a
contar, es algo que me pasó hace poco. Yo soy un hombre que no me
gusta para nada el ron, lo esquivo cada vez que lo veo. Pero es que ni en
un velorio me gusta, ni en una “Torta Burrera”8 que me den en una fiesta,
es más, ¡ni pa´ la gripe me lo tomo pues!, para que tengan una idea.
Resulta, que encuentro a una mujer que me dijeron que se le murió el
marido el año pasado y estando yo por el centro, siento que me agarran el
brazo y me dicen “¡esto es un asalto¡”, pero no me asusté porque sentí una
mano de mujer y pensé. ¡Ah, esto es una jodedera!
- O sea, ¿que si es un brazo de hombre si te asustas?.. ¡Ay Papá, se perdió
esa cosecha!.- interrumpió alguien de los que estaban ya rodeando la mesa
al ver el tumulto
- Dejen de interrumpir al maestro que va bien en su relato, continúe.- dije, al
ver que ya le estaba molestando las interrupciones, y además, sentía que el
señor es estaba emocionando.
- Bueno, última vez que acepto un saboteo, sino no cuento un coño y me
voy…
- No maestro, no le pare a “público ni a galería”… siga, siga.
- Como les iba diciendo, luego que me agarró la mujer por el brazo, le
pregunto como estaba, y me dice:
- Buena moza ¿no me ves?
- Ahí yo pensé: esta coñita lo que quiere es “pelea”, y de verdad que la
mujercita estaba dura todavía.
Apretó el puño derecho para reforzar el relato, se pasó la mano derecha por su
blanca y ensortijada cabellera, dirigió su mirada hacia la puerta perdiéndose en
lontananza, esbozó un suspiro, tomó un trago de cerveza, subió los pantalones de
gabardina negra halándolos desde sus rodillas hasta colocarlos a la mitad de la
pantorrilla, donde se le pudo observar sus ya lampiñas piernas y unas medias
vinotinto que no combinaban, ni con los zaparos negros patentes ni con su franela
chemise blanca con leves rayas azules, lo que demostraba que no le importaba
mucho lo pret a porter.
- ¿cómo está tu familia? me preguntó
- Bien mi amol, y tú cuéntame chica ¿cómo están tus hijos y nietos?
- Chévere, ah, ya tengo dos bisnieticos, están bellos igualitos a su abuela
- Si, es verdad. ¿Y dónde estás viviendo?, ¿en tú casa o te mudaste con tus
hijas?
- No mi amor, ¡qué va!, recuerda que ¡Yerno quiere a la suegra… pero bien
lejos!, y yo ya estoy muy vieja para estar agarrando calenturas. Las únicas
calenturas que me gustan, ¡hacen años que no las siento!, y me metió un
manotón en el pecho y pa´ remate, soltó una carcajada. Allí sí entré yo en
acción y me le zumbé con un: “bueno mi amol, y cuando se le puede visitar
o salir para tomarnos un cafecito ¿ah?
- ¿Cafecito?, no mijo, eso es en velorio… una cervecita sí te la acepto
- Gueno, también sirve
- ¿Dime pa´ cuando? ¿pa´l viernes?
- No, pa´ esta semana no puedo, dame dos semanas y te aviso
- Ok
- Así fue que pude preparar la escapada. Le tuve que decir a la mamá de
éste carajo -y señaló al Buzo, con los labios- que tenía que ir a Barlovento9
el viernes para visitar a un compañero de trabajo que estaba grave y que
iba con Gilberto. Aunque ella me dijo que me llevara a esta “Joyita”, yo le
dije que mejor se quedara para cuidar la casa. Aunque este carajo lo menos
que hace es estar por allá… -Le dijo a su hijo en tono de reclamo.
Cuando llegó el viernes, nos encontramos en un restaurant chino y de allí
nos fuimos para una tasquita cerca de su casa. Nos tomamos unas cuantas
cervecitas y cuando ya eran como las diez o diez y media, me dijo que
porque no seguíamos la pachanga en otro lado, yo le dije que sí y al salir
nos montamos en un taxi y como ya estábamos “Apechugonados”10, se me
pasó decirle al chofer que se parara por allí para comprar una “laticas”11
para el camino y la pieza ¡pues!
Al entrar a la casa me dijo que se iba a cambiar, que la esperara un
momento en la cocina, pero al echar un vistazo relámpago en el área le
pregunté
- Mi amol, ¿no tienes nada por allí pa´ refrescarme?
- ¿Qué mijo, no te he tocao y ya estas hirviendo?
- Se devolvió, se me acercó, y sin esperar a que yo reaccionara, me dio un
“Piquito”12 y con la mano derecha agarró el “bojote”13 y dijo:
- ¿Desde cuándo no come ese loco?14
Hubo en ese momento un silencio sepulcral, y como nadie dijo nada durante unos
segundos que parecieron una eternidad, pregunté tímidamente:
- ¿Y usted que respondió maestro?
- ¡Guá¡ qué voy a responderle pues… ¡Mi grito e´ guerra!
- ¿cuál maestro?.- le pregunté presuroso
- ¡Auuuuuuuuuuuu!
Y todos soltaron una carcajada que hizo retumbar el local
- Lo que es la vida, el único que lo defiende y es al que jode ¡ah!.- le dije para
darle dramatismo al momento
- No mijo, nada en serio, todo en broma, todo en broma. Además esto esta
¡requetegueno pues! .- y se echó el resto del contenido de la cerveza de un
solo envión, indicando con esta acción lo emocionado que se encontraba.
- Continúe, continúe.
- Gueno, la coñita ha salido del cuarto con una dormilona rosada y las
pantuflas de peluche del ratoncito éste, ¿cómo es?… mmm Mickey
Mantle15, Mickey Mouse, gueno ese mismo, ustedes saben…, que por un
momento me hicieron recordar a mi mujercita cuando la operaron de los
juanetes, jejeje
- ¡Coño papá, usted si es arrecho!, ta´ hablando de un “Cacho”16 y va a meter
a “Maíta” es eso.- le respondió El Buzo, como devolviéndole la pelota al
igual que Po en “Kun Fu Panda 2” contra el malvado pavo Lord Shen.
- Es echando lavativa mijo, todo esto es pura lavativa.- respondió el maestro
Negrín cabizbajo, para justificar ese desliz, salido de sus labios por lo
ofuscado que estaba con esta historia
- Es verdad Buzo, tranquilo que estamos en una de chanzas, ¡siga maestro!
- Entonces le pregunté: ¿mija y no hay nada pa´ bebé que tengo sed? y en la
nevera no hay cervezas
- Hay viejo, no tengo naíta aquí, pero déjame revisar en el escaparate que yo
creo que el “Finado”17 tenía algo por allá cuando tomaba “Encapillao”18.
Mientras lo busco, pon una musiquita en el picó ¿sí?
- Coño, ¿está mujer tiene picó?, ahí pensé: con tal que no sea la champaña
de su matrimonio, porque si no, no me la tomo, ¡la vendo!
Y todos volvieron a reír a carcajada
- Siga maestro que nos va a agarrar la “Sexta Válida”19 si sigue a ese paso…
- Ok, ok, tranquilo… gueno, como les decía, la mujer sacó del cuarto una
“mulita”20 de ron de este que están tomando ustedes que tenía como la
mitad. Después de fajarme para poner un disco 78, porque se me había
olvidao esa vaina del brazo, la aguja, hasta “un fuerte”21 le tuve que poner
al coño e´ madre, para que dejara de saltar, porque ese disco estaba más
rayao que una “mesa e´ pica casabe”; puse un bicho de “Los Corraleros de
Majagual”, allí el cuerpo se me animó y lo que hice fue persignarme y
lanzarme el primer coñazo e´ ron. Bailamos “El Vampiro”, “La Hierbita” y “La
Burrita” y me fui tomando y tomando esa botellita, mientras reposaba de
canción en canción. Les digo que la coña se movía bien, y lo que más me
gustó fue que esa dormilonita eran tan transparente como la pantaleta
blanca que cargaba puesta y se le veía la “selva amazónica” que tenía allá
abajo y esos pezoncitos que parecían dos lochas de cobre por lo oscuritos
que se veían. Lo cierto que antes de irnos pa´ la pieza, la mujer se fue pal
picó, se volteó hacia mí y me dijo:
- Vamos a bailar esta última pero con una con condición
- ¿A ver, cuál será mi amol?
- Que no te vaya a pasar como el de esta canción
- Y al preguntarle cual era la pieza musical con la que me retó, estaba
soplando durísimo el disco pa´ desempolvarlo, lo chequeó frente al bombillo
y me pidió un bolivita más pa´ montárselo a la aguja, porque al principio el
bicho corcobeo, y luego si comenzó a sonar...
Nuevamente una “tensa calma” en el grupo, que interrumpí con un:
- ¿Cuál era la canción maestro, y que pasó después? diga, diga
- ¡Gua!. la coño e´ madre viene a poner “El Polvorete”22, ¡ah!
Risas y carcajadas a granel. Después de reírse y tomar un trago de espumosa
continuó
- Allí me agarró por el pecho y me fue llevando y me fue llevando pa´ la
pieza... y amanecimos allí, jeje.- Lo dijo, mientras se acomodaba en su silla,
con el pecho henchido de satisfacción por el trabajo cumplido.
- ¿Pero hubo acción?.- le pregunté con ingenuidad, para ver con que me
salía
- Mijo, si el primero le di por la zona media, desde la una como hasta las dos
de la mañana y me levanté como a las cinco pa´ oriná, porque ustedes
saben el peo que tengo de la próstata y al subir la cortina del cuarto y verla
allí desnuda y peluíta le eché un coñazo más. Le di sin guevonada ¡una
revolcá de la guena!, jejeje.
- ¿Y qué pasó después, maestro?
- Me dijo: de verdad que eres todo un Zorro Viejo, ¡que recuerdos me hiciste
traer a la memoria Papito! Y me dio un besito e´ lengua que me hizo poner
ríspero otra vez.
- ¿pero seguían en la cama o ya vestido para irse?
- ¿Qué? Este muchacho pregunta unas vainas, que si no es porque le cogí
cariño, le respondo mal… jejeje. Mijo, estábamos en la cama, aún
“embojotaítos”
- ¿y usted que le respondió?
- Zorro viejo no mija, Lobo viejo… y le lancé el otro…
- ¿El otro Polvo?.- le pregunte ya con asombro
- No, otro aullido: Auuuuuuuuu
Allí todo el mundo soltó otra carcajada y comenzaron a aplaudir con algunos
vítores y cuando pensaba que ya había concluido, me tocó la rodilla para pedirme
permiso y seguir:
- Pero lo más arrecho fue que la vi como a las dos semanas en un velorio de
un amigo en común, y tú sabes lo que me dijo la Coñita:
- ¿Qué maestro Negrín?... Dígame, que estoy sumamente sorprendido
- ¿Cuando se le vuelve a ver la cara?, que pareciera que no le gustó lo del
otro día
- No mija, es que no me he podido escapar
- Ah, está bien, pero ¿cuando crees pues?, ¿este viernes?
- No, dame unos diítas más. Yo te aviso
- Ok, está bien, de todas maneras ya te compré tú regalito
- ¿Regalito?, ¿y esa vaina mujé?
- Mi Lobito, allá en la casa ya te compré una botella del roncito ese, oíste, yo
le quité la etiqueta a la botella cuando recogí la sala al otro día, y me fui a
una licorería y pregunté: ¿Señor tiene de esta bebida?
- ¿Y qué te respondieron?
- Aquí la tiene de todos los tamaños señora
- ¿Y qué hiciste?
- Te compré una de litro y medio
- ¿Y esa bicha tan grande porque mujé?
- Porque si con tres “Buchitos”23 estabas como una fiera... Imagínate con una
“Mazinger”

1
Poner trabas en el trabajo, meter chisme y cizaña
2
Hacer el Amor
3
Lobo con labio leporino
4
Idem al punto 2
5
La Cabaña del Tío Tom, novela de la escritora estadounidense Harried Beeche
Stowe, que relata la vida del esclavo Tom. Pedro Knight (Cabecita de Algodón), fue
un músico que se dio a la fama más por ser esposo de la Guarachera Celia Cruz que
por sus virtudes musicales.
6
Pene de la tortuga Carey, que se macera con algunas ramas y con una bebida
espirituosa (mayormente Ron Blanco). Considerado uno de los mayores afrodisíacos
de las costas venezolanas
7
Bebida alcohólica que los dominicanos atribuyen poderes afrodisíacos. Hay dos
tipos: una a base de mariscos y otra la más común en Venezuela a base de cortezas
de árboles de olor fuerte.
8
Torta hecha a base de pan rallado y en ocasiones cambur, con alguna dosis de
alcohol, preferiblemente ron
9
Zona costeña que pertenece al litoral este del estado Miranda, donde llegaron los
primeros contingentes de esclavos para las haciendas de café y cacao, dándole a la
zona una vasta herencia cultural africana que hoy en día se mantiene.
10
Abrazados
11
Cervezas
12
Beso
13
Bulto, que se refiere en este caso al miembro varonil
14
Tener sexo
15
Pelotero de las grandes ligas considerado uno de los mejores jugadores de
béisbol de todos los tiempos.
16
Infidelidad
17
Difunto
18
Tomar escondido
19
Ultima carrera de caballos del Juego del 5y6
20
Media Botella de 350 cc.
21
Moneda con el valor y tamaño más alto en su grupo, representando 5 bolívares.
22
Grupo tradicional Colombiano que ejecuta canciones de la Costa atlántica muy
pegajosa, mayormente conocidos como “Raspa-canilla”
23
Tragos

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