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La composición hebraica del canon fue un proceso en constante construcción, debido a que
hay diversas fuentes y formas en las que se transmitió la información de los textos sagrados,
ejemplo de esto son las tres líneas que los eruditos reconocen en la conformación de escritos,
que es la Yahvista, la Elohista y el sacerdotal, así también hay tres formas de clasificar los
libros religiosos, los cuales están divididos en libros canónicos, libros guenuzin, y libros
sefarim jitsonim.
Un primer ejemplo que se podría notar de aceptación de “sagradas escrituras” son los
manuscritos hallados en la época del rey Josías, los cuales fueron aceptados y obedecidas
como palabra de Dios, por lo que estos textos podrían ser tenidos como una proto
canonicidad. Según relatan algunas historias como por ejemplo la de los Macabeos es que ya
en la época de Nehemías y Edras se tenían algunas estructuras canónicas claras como la
formación del pentateuco como palabra de Dios.
Sin lugar a dudas uno de los hechos más trascendentales en la conformación de un canon
hebraico, es el dictamen que se produjo en Yabneh, en la que se estableció un canon que
variaba entre veintidós a veinticuatros libros, no se sabe con certeza cuales fueron los criterios
aplicados a los libros para determinar si estos eran o no canónicos, pero se cree que el criterio
adoptado por los rabinos fue el siguiente: que estuvieran escritos en hebreo, fueran escritos
entre el periodo de Moisés y Esdras y que estuvieran asociados a un personaje notable de la
historia judía.
Con la conformación del nuevo testamento hay más uniformidad, lo que no resta a la
discusión vivida en los primeros siglos de la iglesia en referencia a este punto, a razón de que
no se pensó en un principio que los libros conformados en la época neo testamentaria serian
tomados como inspirados por el espíritu santo.
Con el correr del tiempo se les empieza a reconocer como libros sagrados, teniendo ya en el
siglo II una conformación casi clara de aquellos libros que podrían ser canónicos para
construcción de un texto uniforme, Tertuliano es uno de los primeros en referirse a ellos
como nuevos testamento y a los textos hebraicos como antiguo testamento, ya en el siglo III
había más unanimidad en los libros que era considerados como inspirados, aun así habían
textos en discusión y diferencias entre las iglesias occidentales y orientales, Atanasio es el
primero en dar un claro lineamientos a seguir en torno a la canonicidad en su carta de pascua
fechada en 367, la cual contenía veintisiete libros, esta estructura de libros fue reafirmada por
todos los concilios de la iglesia occidental incluso en el mundo protestante, en la iglesia
ortodoxa esto fue recién definido en el concilio de Jerusalén en 1672.
El texto presenta gran cantidad de hechos relevantes que a la verdad deben estar muy bien
documentados, sin embargo no explicita las fuentes primarias que utilizo para esto, en el caso
de solo haber utilizado los libros expuestos en la bibliografía estaría cayendo en trabajar un
tema tan complejo solo a través de fuentes secundarias que aunque pueden tener mucho valor
académico adolece de las fuentes mismas de la información.
Algo que también es importante notar es que la persona que realiza la introducción afirma
que el libro no está relacionado con doctrina y que por tanto la intención del autor es solo de
carácter informativo, primero esto es imposible debido a que todos nos enfrentamos con
prejuicios, presuposiciones y jerarquización de ideas al momento de estructurar alguna
construcción intelectual, como se evidencia que no es solo informativa, por el hecho de que
en varias secciones del libro se expresa su opinión personal como en la página treintaisiete
en la que señala que el apóstol Pablo da opiniones propias no inspiradas por el Espíritu Santo,
lo que claramente es una afirmación teológica que presenta una perspectiva del autor, con
esto no se descalifica al autor, si no que más bien se buscar mostrar que también posee
presuposiciones que explicita en su obra.
Se le puede criticar de igual forma que trabaja muy someramente la historia de la iglesia
oriental en la conformación del canon, o la historia de la iglesia africana, centrándose
mayoritariamente en la iglesia latina u occidental, de igual forma habría sido interesante que
hubiera abierto la discusión en torno a grupos como los mormones que añaden al canon
bíblico otras escrituras, entre otras sectas conocidas y de gran expansión desde el siglo XIX.
A pesar de que es una obra de carácter informativa cae de forma constante en el vicio del
positivismo, el cual afirma tener una visión clara de los hechos sin criticar muchos las
situaciones, las fuentes, los contextos etc. Siendo una obra académica como se señala en la
introducción deja de forma constante de lado la construcción misma de una obra académica,
tomando la forma de una gran descripción de hechos que se podría asemejar a un diccionario.