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Pontificia Universidad Javeriana

Estudios Musicales - Historia 3


Catalina Lozano Torrado
Noviembre de 2016

Vestigios del Flamenco en el Joropo

En la actualidad es posible entrever como distintos estudios musicológicos y


experimentaciones musicales apuntan a hacer evidentes las grandes relaciones existentes
entre el joropo y el flamenco. Estas relaciones tienen su punto de origen en el intercambio
cultural dado entre españoles e indígenas desde la conquista, el español trae a América sus
instrumentos musicales, los cuales en ocasiones se adaptan a la cultura americana y en
ocasiones se transforman dando origen a nuevos géneros y sonoridades. Sin embargo es de
gran importancia afirmar que la cultura española que llega a América está ampliamente
empapada por diversas culturas con las que ha tenido contacto directo, tal es el caso de la
cultura Árabe. La sonoridad similar entre la guitarra y el cuatro, las melodías y ritmos que
tienen en común el joropo y el flamenco, la fuerza del cante jondo y el cante flamenco y la
melancolía que cargan estas músicas son algunos de los rasgos que las identifican como
parte de una misma raíz y las hacen compartir escenarios y piezas musicales.

El joropo guarda una gran relación con la música flamenca tanto en los aspectos
propiamente musicales como en los aspectos culturales que lo envuelven. ¿Como se hacen
evidentes estas relaciones? ¿Qué elementos musicales son comunes en los dos géneros? El
análisis que permitirá contestar estas preguntas se planteará desde 4 aspectos diferentes: el
joropo como producto de una mezcla de diversas culturas, la herencia de los instrumentos
españoles desde la conquista, las referencias en la poesía y la música y por último el análisis
musical de la pieza “Del flamenco al joropo” del compositor venezolano Tomás Montilla.

Como se ha mencionado anteriormente, es pertinente entender el origen del joropo como


la mezcla de diversas culturas, incluyendo principalmente la española y la árabe: un gran
inicio de la influencia de la cultura árabe es el hecho de que la palabra joropo deriva de la
palabra árabe ​Xarop, l​ a cual traduce Jarabe. En la entrevista dada en la emisora venezolana
Alba Ciudad en el 2014, el musicólogo venezolano Rafael Salazar afirma:

“Cuando los califas árabes conquistan la península ibérica y hasta allí llega un músico nacido
en Bagdad, de nombre Ziryab, quien transforma un instrumento de cuerda llamado Laúd, crea una
escuela de música y compone más de 10 mil canciones, dejando una profunda herencia cultural que
se mantiene aún cuando los árabes son expulsados de lo que hoy es España y Portugal [...] El pueblo
venezolano, a través del tiempo, desde el siglo XVIII capturó toda la música proveniente del mundo
árabe-hispano y se dispersó por todo el país. Esa dispersión dio lugar a una serie de manifestaciones
‘afandangadas’ que después adquirieron el nombre de joropo”. (Salazar, 2014)
Por su parte la influencia de la cultura española se hace evidente en los aspectos quizás más
primitivos de la cultura llanera como el zapateo en el baile y el canto de gran expresividad.
El zapateo llanero por lo general es usado en las secciones musicales con más expresividad y
potencia, hace alusión al galope del jinete en los llanos. Por otro lado cantos llaneros como
las tonadas de ordeño, los cantos de labor y el joropo evidencian la influencia del cante
jondo español.

Al hablar de la instrumentación típica del conjunto llanero podemos referirnos a cuatro


instrumentos específicos. La bandola llanera parece ser un descendiente directo de las
Bandurrias y Mandorres (estos a su vez del laúd), instrumentos de gran resonancia en los
ambientes de la plebe española del siglo XVI, tal como lo afirma el guitarrista venezolano
Alirio Díaz a partir de sus investigaciones sobre cordófonos, efectuadas en 1973. Por su
parte, el cuatro es un descendiente de la guitarra o vihuela español, así se refiere Rafael
Bonilla en su libro El llanero: “ La guitarra del llanero es pequeña y rústica, con cuatro
cuerdas forjadas por su mano con tripas de recental” (Bolívar, 1846). Elementos como los
llamados y las notas largas que se mantienen en la voz son heredados del cante flamenco
proveniente de Andalucía, la técnica visceral de las cantaoras de flamenco se ve
ampliamente expandida con el canto recio, criollo o sabanero del llanero. Finalmente,
encontramos que las maracas o también llamados capachos son producto de la mezcla
hispano-americana al ser derivados de las maracas indígenas, que anteriormente eran más
grandes.

Por otro lado, es de gran importancia resaltar que algunos de los elementos que
influenciaron la creación del joropo, influenciaron también la conformación de otros estilos
musicales en Latinoamérica. El fandango fue, como lo afirma Salazar, el Alma Sonora de
Hispanoamérica, influyendo en el surgimiento del Fandanguillo, el Huapango, el Son
mexicano, el Zapateo cubano, el Fandango Colombiano, la Malagueña venezolana, el Joropo
llanero, la Zamba Cueca de Perú y finalmente en la Cueca chilena, la Zamba argentina y el
Samba Brasilera. Así mismo, la similitud entre instrumentos como la Bandola (llanos
colombo-venezolanos), la Jarana (México) y la mejorana (Panamá):

“Hemos escuchado grabaciones de Música Jarocha (de México, estado de Veracruz) en las
cuales encontramos un parecido sorprendente entre el sonido de la Jarana y el de la Bandola
Llanera, no solo en cuanto a sus timbres, sino también en cuanto a sus aires y sones, ritmos y
armonías, que con este instrumento se interpretan. En lo que respecta a la Mejorana y al Socavón
Panameños, llama la atención el parecido que ambos tienen con la Bandola Llanera, en cuanto a la
forma, las afinaciones y el encordado” (Vera, 1993).

La poesía popular y la música misma son las mejores evidencias que pueden encontrarse de
que estos vestigios son reconocidos por la población llanera; esto demuestra que la
tradición oral, conservadora de grandes verdades, se ha encargado de perpetuar la historia
del nacimiento del joropo cargando con ella la influencia flamenca. El siguiente poema
exalta muchas de las costumbres propias del mestizaje y como estas derivaron en lo que
actualmente es el hombre llanero.

“[...] Recé con los misioneros


y les pastorié el gana’o,
maté tigres, crucé ríos,
paré pueblos, fundé hatos,
de la guitarra hice el cuatro
y del romance el corrí’o,
formé un lenguaje florí’o,
medio español, medio achagua;
tengo de fuego y de agua
todo lo que miro es mio [...]”.
(Ortegón)

En la discografía referente a este tema se encuentran diversos ensambles que a partir de


los elementos musicales han buscado reflejar la similitud entre las sonoridades del
flamenco y del joropo, varias de estas composiciones comienzan exponiendo ritmos y
melodías flamencas que se van transformando hasta llegar a la sonoridad de los llanos; por
lo general se encuentran temas más lentos al inicio y más rápidos al alcanzar el joropo.
“Un andaluz y un llanero” es un pieza musical que contiene un contrapunteo en el que se
alternan el flamenco y el joropo en intervalos de una estrofa. “Flamenco y Joropo” del
Ensamble Camburpinton, “Pajarillo moro” del Ensamble Gurrufio y “Transición del
flamenco al joropo” de Tomás montilla, son composiciones instrumentales que tienen en
común su estructura, presentando inicialmente un tema flamenco y posteriormente una
variación de este tema en Joropo. Gracias a la ​ingeniosa y progresiva transición que la
pieza “Transición del flamenco al joropo” ejecuta entre un género y otro, usando el mismo
instrumento y evitando las pausas, se analizaron los aspectos musicales que comparten las
dos secciones de esta pieza.

Los aspectos de mayor impacto al evaluar las similitudes entre estas dos secciones son los
siguientes: Bimetría, Ritmos Floreados, Melodía con terceras y Bordoneo. La biometría se
hace evidente en la introducción de la primera sección puesto que las castañuelas inician
marcando la subdivisión del compás de 6/8 y cuando el cuatro entra, haciendo el
contratiempo de la subdivisión del compás de ¾, las castañuelas marcan también el
compás de ¾; sí mismo, más adelante, mientras el bordonero acentúa el compás de ¾, la
sección rítmica acompaña marcando el 6/8. Por su parte, en la introducción de la segunda
sección, se acentúa el compás de ¾ en el repique del cuatro mientras que la subdivisión
simultánea del floreado está en 6/8. Las dos introducciones presentan ritmos forzados en
el cuatro, estos ritmos se presentan a lo largo de toda la composición, de igual manera los
bordoneos son comunes en los dos géneros, sin embargo en el joropo se hacen más
evidentes por la intensidad que se le imprime en la interpretación. Adicionalmente, ambas
secciones presentan acordes añadidos en su estructura, estos hacen parte de la práctica
común de ambos géneros y enriquecen el discurso musical y sonoro. Por último, el uso de
terceras en las melodías se da a lo largo de toda la pieza, sin ser de uso constante pues
sucede en las secciones más melódicas.

Para concluir es de gran importancia afirmar que al evaluar los vestigios del flamenco en el
joropo hay que tener en cuenta los vestigios de la cultura árabe en España, puesto que
estos determinan en gran medida varias de las características propias del flamenco y del
joropo posteriormente. Por otro lado, la investigación de los instrumentos traídos por los
españoles y de cómo estos se transformaron hasta reconocerse como propios de las
diferentes regiones latinoamericanas, aporta grandes bases a esta investigación pues son
estos los que dan la sonoridad de la música y es la sonoridad la que nos lleva en un
principio a querer indagar sobre estos vestigios. Para finalizar, es necesario apuntar que
aunque la flamencología, la musicología y diversos ensambles, han ahondado en este
tema, es una exploración naciente que requiere de una gran investigacion y analisis para
que los vestigios del flamenco en la música recia llanera puedan emerger como una
característica inherente a la interpretación del joropo llanero.
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REFERENCIAS DISCOGRÁFICAS

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Joropo. Intérprete: Gustavo Colina.

- Ensamble Gurrufio (2002). ​Pajarillo moro.


Disco: Sesiones con Moises Torrealba

- Intérprete desconocido. ​Una andaluz y un


llanero.
- Ensamble Camburpinton (1998).
Flamenco y Joropo.​

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