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CORPORACIÓN UNIVERSITARIA AMERICANA

BARRANQUILLA – ATLÁNTICO.

PROGRAMA DE DERECHO DE LA FACULTAD DE


HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES.

PRESENTADO A: PROFESOR MIGUEL MERCADO


ASIGNATURA DE DERECHO PENAL GENERAL GRUPO - 5D

ENSAYO DEL LIBRO


TRATADO DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS
CESARE BECCARIA

PRESENTADO POR:
RAUL AVENDAÑO MENDOZA

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MARZO - 2019
BARRANQUILLA – ATLÁNTICO.

“La severidad de las penas es más apropiada de los gobiernos


despóticos cuyo principio es el terror que de la monarquía o de la
República las cuales tienen por resorte respectivamente en honor y la
virtud” … Montesquieu.

INTRODUCCION

El “Tratado de los delitos y de las penas” escrito por Cesare Beccaria


es texto que contextualiza la época en donde la trata de esclavos, la
falta de claridad si tenían o no alma “definida en el conflicto de
Valladolid y en donde las largas torturas previa a la muerte, buscaban
conseguir confesiones, y la ejecución como método de exterminio y de
entretenimiento de la masas hacían parte de las realidades políticas
de Europa.

Sus ideas influenciaron a autores contestatarios como Voltaire, así


como a las normas penales de la época, replanteando los métodos más
lentos y crueles, así como también analizar la dignidad humana.
Analizaremos pues, los elementos que atañen a nuestra profesión y a

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la actualidad legal como la pena de muerte, las normas, la justicia, la
igualdad y la proporcionalidad de las penas, el suicidio y como estas
metodologías de castigo son o no eficaces.

La legislación contenida en los códigos legales en la época de Cesar


Becaria comparten como hoy, una problemática en la aplicación del
código penal de 1822. Pues hoy también se pueden observar en el
ejercicio del derecho, en la necesidad de arbitrar la convivencia del ser
humano; elementos como el historicismo, la falta de determinación del
sujeto, la desigualdad, el arbitrio judicial, siguen siendo padecimientos
reales pese a toda la codificación legal.

El autor analiza en su texto, las medidas a aplicar a los individuos que


por diferentes circunstancias no han logrado vivir dentro de las normas
más elementales de convivencia, pues como ciudadanos, que en
alineación de sus voluntades comunes, y “cansados de las guerras’
renuncian a una parte de libre albedrio, para crear estructuras
jurídicas, sociales y políticas que finalmente terminan por configurarse
en un estados que permiten conservar un grado de tranquilidad, la
propiedad y la seguridad de sus miembros, y de cómo quienes violan el
contrato social se ven sometidos a las más crueles torturas , a penas

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desproporcionadas, y sanciones respaldadas por la ignorancia, y por la
falta de análisis de estas practicas y de las costumbres , que como
sociedad, ejerce por fuerza el monarca, no a modo de anarquía, pero si
como ejercicio ausente en mucho casos de todo el rigor necesario.

Así, Becaria cuestiona no solamente el criterio de los operadores


jurídicos en la interpretación de sus disposiciones, sino también de la
falta de claridad normativa aprobada, que finalmente regulan de forma
homogénea todos los comportamiento de sus miembros y coasociados.
Lo que él llama, a la revelación, la ley natural y los pactos
establecidos por la sociedad, y esta ley es la que el autor cuestiona,
toda vez que la norma es redactada interpretada y aplicada por
hombres imperfectos y corruptibles, a diferencia de las leyes naturales
y religiosas, así, si bien las leyes, las penas, las funciones y los
castigos permiten que convivamos en sociedad, también es importante
tener en cuenta que en la mayoría de los casos, nunca nos ocupamos
de los fenómenos que provocan los delitos, sino, de las consecuencias
que estos tienen para otros sujetos y para bienes tutelados, en donde
la finalidad no necesariamente es la mejora de la sociedad, sino surtir
el trámite intermedio de acuerdo a los intereses de algunos, que desde
sus posiciones de poder regulan para mantener, pero no para mejorar.

Como sociedad, en la mayoría de los casos, quienes crean ley lo hacen


desde la doctrina, la costumbre o la jurisprudencia, el espíritu de la ley
entre otras, pero no se realiza desde una multidisciplinariedad que nos
permite explorar los fenómenos que aquejan a la sociedad, para a
partir de ahí crear leyes más específicas. que no sólo tuvieran en

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cuenta el delito, sino, toda una serie de circunstancias, que
permitieran no solo determinar delitos, penas y términos, sino, que
también permitieran establecer políticas de prevención, que motiven
estos delitos.

Así pues, el autor analiza el derecho de castigar, y de cómo, él Estado


es la suma de voluntades, en donde sólo éste, puede imponer penas,
pues tiene la representación de los hombres, pero también tiene en su
estructura la separación de los poderes, el principio de legalidad de los
delitos y de las penas, de quienes hacen las leyes, y de quienes
detentan el poder, y de cómo la legalidad de las penas, que es la
suprema limitante desde el punto de vista formal, al ejercicio de la
potestad política del estado. Ya desde aquel entonces, el autor hacía
comentarios en relación a la valentía de muy pocos pensadores, que
analizaban las penas y los procesos irregulares que condenaban a
quienes violaban el pacto social, y la pena, no como expiación
retributiva, sino, como factor disuasivo y preventivo de los delitos.

De otra parte, el autor también cuestiona pena de muerte, la tortura, y


cómo estás verdaderamente mejoran nuestra sociedad pues si el fin de
la norma es reincorporar a los sujetos, que por sus circunstancias no
se han podido ubicar en las convenciones de convivencia, prácticas
como la tortura y la pena de muerte, van directamente en contravía a
los propósitos morales de la sociedad, pues el eco de ese discurso, no
es otro que el negar la posibilidad de cambio de un individuo, de
resarcir el daño causado y de realinearse al pacto social, sino de
castigarle desproporcionadamente, sin que hoy, los pueblos que aún la

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practiquen puedan comprobar que esta evite que se cometan
crímenes, pues ninguna muerte está justificada , el juez debe acercan
la norma a la vida. Becaría lo hace a partir del contractualismo, pues si
bien los hombre cedieron total o parcial mente sus derechos, no
renunciaron en su derecho a la vida y no puede ser enajenado por el
monarca, lo que materializa los limites del poder, y ofrece a todos los
coasociados garantías individuales.

Pero becario también hacer un poderoso hincapié en la necesidad de


que exista una claridad normativa, positiva, en donde las penas, los
delitos se encuentran estipulados, para regular los comportamientos
del pacto social, y en donde el derecho realizara una proporcionalidad
de las penas, de acuerdo a su sevicia, premeditación, daño o a sus omisión
en el caso correspondiente. Pese al temor de persecución de la época Becaria
propone la publicidad de los juicios y de las pruebas precede el modelo
acusatorio, donde afirma la necesidad del principio de necesidad de
intervención, la prontitud de las penas, el derecho penal de en le acto,
derecho penal de culpabilidad, cuando su ocupa de la presunción de
inocencia, aboga por el principio de culpabilidad y por la prohibición de la
interpretación judicial, pero tristemente hoy nuestro sistema penal acusatorio
, tiene mas de inquisidor y sus palabras tienen más resonancia en el debido
proceso.

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CONCLUSIÓN

Es pues menester, reconocer la importancia y la relevancia del tratado


de Cesar Becaria, que direccionó la construcción de un nuevo sistema
penal, éticamente más armónico, que perseguía incorporar la dignidad
humana al sistema penal, creando conciencia de la necesidad de
revisión de los diferentes elementos que consecuentemente
impactaran en la vida de una persona, en una época en donde la
manifestación de cualquier idea en contra de las monarquías o de la
religión, suponían tortura y pena de muerte. Sus ideas plantean
espacios de discusión en relación a la carencia de estudios de los
fenómenos que provocan el delito y de los conflictos propios de la
actual estado social derechos democrático que cursa nuestro país, En
donde algunos intereses siguen promulgando modelos de
autoritarismo, que, como en aquel entonces, buscar privilegiar el
interés particular sobre el bien general.

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BIBLIOGRAFÍA

Referencias Electrónicas.

E-ARCHIVO.UC3M.ES
BECCARIA CESARE, Tratado de los delitos y de las penas
Milano, Mediobanca, 1984.
http://hdl.handle.net/10016/20199
[ultima consulta martes 19 de marzo 2019.]

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