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Got Questions

El blog del pastor Oscar Flores

ELISEO Y LA SALVACION

Eliseo, cuyo nombre significa "Dios es salvación", fue el sucesor de Elías en el oficio de
profeta en Israel (1 Reyes 19:16, 19-21; 2 Reyes 5:8). Fue llamado a seguir a Elías en 1
Reyes 19:19, y pasó los siguientes años como el discípulo del profeta, hasta que Elías fue
llevado al cielo. En ese momento, Eliseo comenzó su ministerio, que duró alrededor de 60
años, abarcando los reinados de los reyes Joram, Jehú, Joacaz y Joás.

El llamado inicial de Eliseo es instructivo. Después de una poderosa demostración del


poder de Dios en contra de los profetas de Baal, y que la lluvia regresara después de una
larga sequía, la reina Jezabel procuraba matar a Elías. Temeroso, el profeta huyó. Fue
fortalecido por un ángel y preparado para un viaje de cuarenta días hacia el monte Horeb.
Allí, Elías confesó que había creído ser el único profeta fiel que quedaba. Dios le dijo que
regresara por el camino por donde había venido, ungiera a Hazael rey de Siria, y a Jehú,
rey de Israel, y a Eliseo para que fuera profeta en su lugar. Dios dijo, "Y el que escapare de
la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo
matará" (1 Reyes 19:17). Él también le aseguró a Elías que había -

Elías obedeció la Palabra de Dios y encontró a Eliseo, que estaba arando con una yunta de
bueyes en ese momento. Elías puso su manto sobre Eliseo, lo cual era una señal de que las
responsabilidades de Elías recaerían sobre Eliseo, y Eliseo dejó sus bueyes y corrió detrás
del profeta. Eliseo solo le pidió que lo dejara despedir de su familia y luego se iría con él.
Eliseo regresó, tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la
carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después, se levantó y fue tras Elías, y le
servía. Eliseo respondió al llamado inmediatamente. Él se alejó completamente de su
antigua vida, básicamente ofreciendo una celebración y sin tener la opción de regresar a
sus bueyes. No solo Eliseo dejó su vida pasada, también se convirtió en un siervo en su
nueva vida (1 Reyes 19:21).

Eliseo parecía amar a Elías como si fuera su padre. Se negó a dejar a Elías antes de que él
fuera alzado al cielo, a pesar de que Elías le decía a Eliseo que se quedara atrás. Elías le
permitió a Eliseo quedarse con él, y preguntó qué podía hacer por su discípulo antes de
que se marchara. Eliseo pidió una doble porción del espíritu de Elías. Esta no fue una
petición ambiciosa, sino más bien una que indicaba que Eliseo quería ser considerado
como hijo de Elías. Elías le dijo a Eliseo que, si lo veía cuando fuera alzado al cielo,
entonces la doble porción sería para él. Eliseo, efectivamente, vio el carro de fuego con
caballos de fuego que separó a los dos, y vio a Elías subiendo al cielo en un torbellino.
Eliseo recogió el manto de Elías y caminó hasta el río Jordán. Eliseo golpeó las aguas con el
manto, y estas se dividieron, tal como había sucedido con Elías. Los demás profetas que
fueron testigos de esto, reconocieron que ahora el espíritu de Elías reposaba sobre Eliseo.
Como Dios había decretado, ahora Eliseo sería Su profeta para el pueblo (2 Reyes 2:1-18).
Como Dios le había dicho a Elías en la montaña, fue durante el ministerio de Eliseo que el
culto organizado a Baal se erradicó (2 Reyes 10:28). En su ministerio, Eliseo viajó
extensamente y se desempeñó como asesor de los reyes, un compañero de la gente del
común, y un amigo tanto de israelitas como de extranjeros.

Hay muchos relatos conocidos del servicio de Eliseo como profeta. El sanó las aguas de
Jericó (2 Reyes 2:19-21) y a unos jóvenes que se burlaron de él, los maldijo y dos osos del
monte salieron y los despedazaron (2 Reyes 2:23-25). Multiplicó a el aceite de la viuda (2
Reyes 4:1-7). Profetizó un hijo para una acomodada familia sunamita que lo acogió y que
posteriormente resucitó a ese mismo hijo (2 Reyes 4:8-37). Eliseo también quitó el veneno
de una olla de guisado (2 Reyes 4:38-41) y multiplicó veinte panes de cebada para
alimentar a cien hombres (2 Reyes 4:42-44). Sanó a Naamán de la lepra (2 Reyes 5) e hizo
que la cabeza de un hacha prestada flotara (2 Reyes 6:1-7). Los milagros que Eliseo realizó
son, en su mayor parte, actos de amabilidad y bendición. Otros milagros se parecen
mucho a algunos de los milagros de Cristo, tales como la multiplicación de los alimentos
(Mateo 16:9-10) y la curación de los leprosos (Lucas 17:11-19).

Eliseo ofreció consejo al rey de Israel. Un incidente habla de la advertencia que Eliseo le da
al rey sobre los movimientos del rey de Siria. Cuando el rey de Siria descubre que Eliseo
era el que estaba frustrando sus planes, intentó capturar al profeta. Cuando Giezi, el
criado de Eliseo vio a los siros que habían venido contra ellos, tuvo miedo. Pero Eliseo le
dijo que no tuviera miedo porque "los nuestros son más que los de ellos". Y oró Eliseo,
"Señor, ábrele los ojos para que pueda ver. El Señor abrió los ojos al criado y este vio que
el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo" (2 Reyes 6:16-17).
Sin embargo, uno no puede dejar de recordar cómo Eliseo había visto carros de fuego
similares cuando Elías fue alzado al cielo. Luego, Eliseo oró para que los sirios fueran
castigados con ceguera. Eliseo los llevó a Samaria, la capital de Israel, antes de pedirle al
Señor que abriera sus ojos. El rey de Israel preguntó si debía matar a los cautivos, pero
Eliseo le aconsejó que más bien les preparara comida. Cuando se terminó el banquete, los
sirios regresaron a su señor, y Siria dejó de atacar a Israel. Eliseo también profetizó sobre
otros acontecimientos de importancia nacional e internacional respecto a Israel y Siria.

El rey Joas estaba reinando en el momento de la muerte de Eliseo. El rey visitó a Eliseo
mientras que el profeta estaba enfermo, y lloró delante de él. Eliseo le dijo a Joas que
tomara un arco y unas saetas y las lanzara estando la ventana abierta. Cuando Joas lo hizo,
Eliseo le dijo que esta era la saeta de salvación de Dios sobre Siria. Luego, Eliseo le dijo al
rey que golpeara la tierra con las saetas, pero Joas lo hizo tres veces y se detuvo. Eliseo se
enojó. Si hubiera dado cinco o seis golpes, hubiera derrotado a Siria hasta no quedar
ninguno; pero ahora sólo tres veces la derrotará (2 Reyes 13:14-19).
2 Reyes 13:14 Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él
Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: !!Padre mío, padre mío, carro de Israel y
su gente de a caballo!
De la muerte de Eliseo, 2 Reyes 13:20 simplemente dice, "Y murió Eliseo, y lo sepultaron".
Aunque el pasaje continúa hablando sobre las bandas armadas moabitas que venían a
Israel en la primavera de cada año: "Y aconteció que al sepultar unos a un hombre,
súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y
cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies" (2
Reyes 13:21). Parece que Dios quiso manifestar Su poder a través del profeta, incluso
después de su muerte.

Jesús habla de Eliseo en Lucas 4:27. El pueblo había rechazado a Jesús de Nazaret y les dijo
que "ningún profeta es acepto en su propia tierra" (Lucas 4:24). Jesús dijo que había
muchos leprosos en Israel en el tiempo de Eliseo, pero sólo el sirio Naamán, fue sanado.

Un estudio de la vida de Eliseo revelará la humildad del profeta (2 Reyes 2:9; 3:11), 2
Reyes 2:9 Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti,
antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu
espíritu sea sobre mí.
2 Reyes 3:11 Más Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos a
Jehová por medio de él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está
Eliseo hijo de Safat, que servía a Elías.

Su evidente amor por el pueblo de Israel (2 Reyes 8:11-12),


2 Reyes 8:11-12 Y el varón de Dios le miró fijamente, y estuvo así hasta hacerlo
ruborizarse; luego lloró el varón de Dios. Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi
señor? Y él respondió: Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel; a sus fortalezas
pegarás fuego, a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás el
vientre a sus mujeres que estén encintas.

Y su fidelidad en un ministerio de por vida. Eliseo fue obediente al llamado de Dios,


siguiendo a Elías con entusiasmo y fidelidad. Eliseo claramente creía en Dios y confiaba
en Él. Eliseo buscó a Dios, y por medio de él Dios obró poderosamente.

2 Reyes 13:14 Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió.

NUNCA OS CONOCÍ. Lc. 13.25-27. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el
reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces
les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

¿QUÉ ES LA SALVACIÓN? ¿QUÉ ES LA DOCTRINA CRISTIANA DE LA SALVACIÓN?

La salvación es la liberación de un peligro o un sufrimiento. Salvar es liberar o proteger. La


palabra contiene la idea de victoria, salud, o preservación. Algunas veces, la Biblia usa las
palabras “salvo” o “salvación” para referirse a algo temporal, liberación física, como la
liberación de Pablo de la prisión (Filipenses 1:19).

Casi siempre, la palabra “salvación” se refiere a una eterna liberación espiritual. Cuando
Pablo le dijo al carcelero de Filipos lo que debía hacer para ser salvo, él se estaba
refiriendo al destino eterno del carcelero (Hechos 16:30-31). Jesús iguala el ser salvo con
la entrada al reino de Dios (Mateo 19:24-25).

¿De qué somos salvos? En la doctrina cristiana de la salvación, somos salvos de la “ira”;
esto es, del juicio de Dios al pecado (Romanos 5:9; 1 Tesalonicenses 5:9). Nuestro pecado
nos ha separado de Dios, y la consecuencia del pecado es la muerte (Romanos 6:23). La
salvación bíblica se refiere a nuestra liberación de las consecuencias del pecado y, por lo
tanto, implica la remisión del pecado.

¿Quién realiza la salvación? Sólo Dios puede quitar el pecado y liberarnos del castigo del
pecado (2 Timoteo 1:9; Tito 3:5).

¿Cómo salva Dios? En la doctrina cristiana de la salvación, Dios nos ha rescatado a través
de Cristo (Juan 3:17). Específicamente, fue la muerte de Jesús en la cruz y Su subsiguiente
resurrección lo que logró nuestra salvación (Romanos 5:10; Efesios 1:7). La Escritura es
clara en que la salvación es el bondadoso e inmerecido regalo de Dios (Efesios 2:5, 8) que
sólo está disponible a través de la fe en Jesucristo (Hechos 4:12).

¿Cómo recibimos la salvación? Somos salvos por la fe. Primero, debemos oír el
evangelio—las buenas nuevas sobre la muerte y resurrección de Jesucristo (Efesios
1:13). Después, debemos creer—confiando totalmente en el Señor Jesucristo (Romanos
1:16). Esto incluye el arrepentimiento, un cambio de mentalidad acerca del pecado y de
Cristo (Hechos 3:19) y el confesar el Nombre del Señor (Romanos 10:9-10).

Una definición de la doctrina cristiana de la salvación sería: “La liberación, por la gracia de
Dios, del castigo eterno del pecado que Dios concede a aquellos que aceptan por fe Sus
condiciones de arrepentimiento y fe en el Señor Jesús”. La salvación únicamente se
obtiene a través de Jesucristo (Juan 14:6; Hechos 4:12), y depende sólo de Dios para su
provisión, garantía y seguridad.

ROMANOS 8:16. Por medio del Espíritu Santo que habita en nosotros podemos tener la
seguridad de nuestra salvación, es el Espíritu Santo quien da testimonio a nuestro espíritu
de que somos hijos de Dios.
Pero por lo contrario como estudiaremos esta noche también es el Espíritu Santo quien
nos permite comprender y le testimonio al espíritu de los inconversos que no son hijos de
Dios y por eso están expuestos a la ira de Dios y a la condenación eterna.

Tenemos que saber que en nuestra salvación la trinidad obra para la redención del ser
humano perdido.
EL PADRE: Por amor manda a su hijo para que todo aquel que cree en él no se pierda sino
que tenga vida eterna (Juan 3:16)
EL HIJO: Pone su vida por amor a nosotros y se convierte en el único camino al Padre y a la
salvación (Juan 14:6)
EL ESPIRITU SANTO: Veamos por medio de la palabra de Dios esta noche en que consiste
la obra del Espíritu Santo en la redención y la salvación del ser humano.

LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO COMIENZA EN LA INSPIRACION DE LA PALABRA QUE


LLEGARA A LA VIDA DEL PECADOR (2 PEDRO 1:19-21)
La Biblia es la palabra de Dios, escrita por hombres que escribieron inspirados por el
Espíritu Santo, por eso tiene el poder de transformar, tiene el poder quebrantar los
corazones más duros (Jeremías 23:29)
La palabra es Inspirada por Dios y por eso produce fe para poder creer en la obra
redentora de Cristo Jesús (Romanos 10:17)
Creer en el evangelio es creerle a Dios, porque el evangelio es la palabra de Dios
inspirada por el Espíritu Santo (Efesios 1:13)
EL ESPIRITU SANTO ILUMINA POR MEDIO DE LA PALABRA DE DIOS LA MENTE Y EL
CORAZON DE LOS INCREDULOS
Veamos lo que nos dice la palabra de Dios sobre la condición del hombre sin cristo (Juan
3:18 / Efesios 2:1-3)
El hombre sin cristo no piensa en su alma ni en su destino eterno (Lucas 12:16-20)
Por medio de la palabra de Dios el Espíritu santo convence al hombre de su pecado y de la
consecuencia de ese pecado para su vida (Juan 16:7-11) El hombre es iluminado por
medio de la palabra de Dios y puede ver su condición de pecado, comprender que hay
esperanza para el por medio de Jesucristo y cuál es la consecuencia de ese pecado si
rechaza la gracia de Dios.
El hombre es confrontado por medio de la palabra sobre el destino eterno de su alma Y
ESTO PRODUCE EN EL CORAZON DEL SER HUMANO LA CONVICCION DE PECADO Y DE
JUICIO.
Se manifiesta en reconocer y aceptar su culpa (Salmo 51:4)
Se manifiesta en la tristeza que es según Dios la cual produce verdadero arrepentimiento
(2 Corintios 7:10)
Se manifiesta en dejar ya de tratar de justificar su pecado o su estilo de vida (Lucas 18:13)
Se manifiesta en guiarnos a la verdad de Dios para salvación (Juan 16:13)
Lastimosamente algunos solamente se espantan cuando conocen la verdad sobre su
condición y su posible destino eterno pero no obedecen a la palabra y rechazan el llamado
de Dios (Hechos 24:25)
La obra del Espíritu Santo es iluminar el corazón del hombre con la verdad de la palabra
de Dios, pero cada quien tienen que tomar la decisión personal de aceptar el llamado del
Espíritu Santo para venir a la luz del Señor o seguir en las tinieblas de pecado y
condenación (Juan 3:19)

¿CÓMO PUEDO SER LLENO DEL ESPÍRITU SANTO?


Un verso clave para entender la llenura del Espíritu Santo es Juan 14:16, donde Jesús
prometió que el Espíritu moraría en los creyentes y que Su residencia sería permanente.
Es importante distinguir entre la morada y la llenura del Espíritu. La morada permanente
del Espíritu no es sólo para algunos pocos creyentes, sino para todos ellos. Hay un buen
número de referencias en las Escrituras que apoyan esta conclusión. Primero, El Espíritu
Santo es un don para todos los creyentes en Jesucristo sin excepción, y no existen
condiciones para tenerlo, excepto la fe en Jesucristo (Juan 7:37-39). Segundo, el Espíritu
Santo es otorgado en el momento de la salvación (Efesios 1:13). Gálatas 3:2 también
enfatiza esta misma verdad, diciendo que el sello y la residencia del Espíritu en el
creyente, tuvieron lugar al momento de creer. Tercero, el Espíritu Santo mora en los
creyentes permanentemente. El Espíritu Santo es dado a los creyentes como un “primer
depósito” del pago total, o una “garantía” de su futura glorificación en Cristo (2 Corintios
1:22; Efesios 4:30).

Esto es en contraste con la orden de la llenura del Espíritu que encontramos en Efesios
5:18. Debemos estar tan totalmente entregados al Espíritu Santo, que Él pueda poseernos
por completo, y en ese sentido, ser llenos de Él. Romanos 8:9 y Efesios 1:13-14 afirman
que el Espíritu Santo mora dentro de cada creyente, pero también que Él puede ser
contristado (Efesios 4:30) y Su actividad dentro de nosotros puede ser apagada (1
Tesalonicenses 5:19). Cuando permitimos que esto suceda, no experimentamos la llenura
de la obra y del poder del Espíritu Santo en y a través de nosotros. El ser lleno con el
Espíritu implica darle a Él la libertad para ocupar cada parte de nuestra vida, guiándonos y
controlándonos. Luego, Su poder se puede ejercer a través de nosotros, para que lo que
hagamos sea un fruto para Dios. La llenura del Espíritu no se aplica solamente a hechos
externos; también se aplica a los pensamientos más íntimos y los motivos de nuestros
actos. El Salmo 19:14 dice, “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi
corazón delante de Ti, oh, Jehová, roca mía, y redentor mío”.

El pecado es lo que nos separa de la llenura del Espíritu Santo, y la obediencia a Dios es lo
que mantiene que estemos llenos del Espíritu. Aunque nuestra meta debe ser el ser llenos
como se nos ordena en Efesios 5:18, no es el orar por ello lo que nos llena del Espíritu
Santo. Es sólo nuestra obediencia a los mandatos de Dios lo que permite la libertad del
Espíritu para obrar dentro de nosotros. Debido a nuestra naturaleza pecaminosa, es
imposible para nosotros permanecer llenos del Espíritu todo el tiempo. Cuando
pequemos, debemos inmediatamente confesarlo a Dios y renovar nuestro compromiso de
ser llenos y guiados por el Espíritu Santo.

1 Corintios 13 La preeminencia del amor


Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y
toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo
amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si
entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la
injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y
la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando
venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba
como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo
que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a
cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora
permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

La expresión máxima de la llenura del Espíritu Santo es el Amor.

Ejemplo de ella es la muerte en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por amor no se bajó
de la cruz y permitió que se cumpliesen en él todas las profecías de cómo debía morir.
Ejemplo de amor es el pastor que deja su casa y familia sin saber si tendrán para comer,
confiando en que Dios suplirá, para ir a hacer la obra de Dios.
Ejemplo de amor es el pastor que aún con dolor en su cuerpo, con miles de problemas
llega a la iglesia a predicar la Palabra de Dios para que seamos edificados.
Ejemplo de amor es el pastor que aun estando enfermo ora por mí y por ti para que
seamos sanos aunque Dios a él no lo sane.

El amor es la fuerza más poderosa que existe en el universo.

1 Pedro 4:8. Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá
multitud de pecados.
Santiago 5:20. Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de
muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.

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