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INTRODUCCIÓN

El estudio de la localización de las funciones cerebrales data al menos de Herófilo y


Galeno (300 a 130 años a.d. C.), y por ello es tan antiguo como la anatomía y la
fisiología mismas. Franz J. Gall (1758-1828) fundador de la frenología, es quien
promueve los intentos de localizar funciones cerebrales, enunciando la correlación
entre una función fisiológica específica y un área específica del cerebro, dando de esta
forma inicio a la denominada teoría localizacionista; más tarde fue M.Flourens (1794-
1867) quien postuló una visión holística de las funciones (el antilocalizacionismo)
inaugurando una nueva vertiente la teoría funcionalista, que postula “las actividades
cerebrales son el producto de múltiples áreas de la corteza que interactúan entre sí.
Fueron numerosos los anatomistas, fisiólogos, antropólogos, cirujanos y neurólogos,
que con sus investigaciones aportaron fundamentos por una u otra posición tales
como: P. Broca (1824-1880), Bouillaud (1796-1881), K. Wercnike (1848-1905), K.
Brodmann (1868-1918). H. Jackson (1835-1911), P. Marie (1853-1940), O. Foerster
(1873-1941) C. Sherrington (1857-1952) y W. Penfiel (1891-1976).

En el campo de la Neuropsicología con Benton, Teuber, Milner, Halstead y Reitan se


idearon, validaron y estandarizaron muchas pruebas psicológicas, proporcionando un
instrumento poderoso para el progreso del estudio de las funciones cerebrales. La
neuropsicología experimental, aportó el principio de entender el funcionamiento de un
sistema observando lo que pasa cuando el sistema falla. Estableciendo la analogía de
organización funcional del SNC con la de una computadora, introduciendo así la idea
de modularidad, conexionismo y redes.
Es en 1965 que Norman Geschwind (1926-1984) y colaboradores como D.F Benson,
H. Goodglass y E. Kaplan proponen que las funciones conductuales son el producto
de múltiples áreas de la corteza que interactúan a través de conexiones específicas.
La desconexión de estas áreas podría producir anormalidades cognitivas-conductuales
específicas.
Los avances tecnológicos como la TAC, RNM, RNMf, SPECT y PET y la combinación
de PET con RNM permiten cartografiar la actividad metabólica en una imagen
estructural detallada del mismo cerebro y junto con la psicofarmacología acrecientan y
consolidan el entendimiento de la base neural de las funciones cerebrales.
El debate entre localizacionismo y funcionalismo perdura aún en este Siglo.

Dos son las concepciones actuales que ayudan a entender la Organización Funcional
del SNC, las de A. Luria y MM. Mesulam.

A. Luria (1902-1977) expresa que los “sistemas funcionales complejos no pueden


localizarse en zonas restringidas del córtex o en grupos celulares aislados, sino que
deben estar organizados en sistemas de zonas que trabajan concertadamente, cada
una de las cuales ejerce su papel dentro del sistema funcional complejo, y que pueden
estar situadas en áreas completamente diferentes, y muy distantes en el cerebro”. Con
sus investigaciones en pacientes con lesiones locales del cerebro, fue quien permitió
el desarrollo de un modelo teórico de la organización cerebral, introduciendo los
conceptos de organización funcional, de interacción, funciones críticas y mecanismos
autoregulatorios. Según Luria, las funciones corticales superiores tienen su base en la
interacción de estructuras cerebrales altamente diferenciadas, cada una de las cuales
realiza un aporte específico al sistema total, cumpliendo funciones propias.
Las neuronas establecen conexiones con otras neuronas y de esta forma constituyen
circuitos que establecen conexiones entre neuronas de una misma región recibiendo el
nombre de circuitos locales o intrínsecos. Los circuitos interregionales son aquellos
que comprenden: la interconexión entre los circuitos locales confiriendo al sistema
nuevas propiedades. Gracias a las conexiones “el todo” es distinto a la suma de las
partes. Expresión de Vigotski, que constituyó una de las bases de la Neuropsicología
de Luria.
El conexionismo en la corteza no sigue una estricta organización jerárquica ya que
existen fenómenos de retroalimentación, alimentación anterógrada, actividades
reentrantes, núcleos de convergencia o divergencia y vías alternativas directas o
indirectas.

Mesulam, manteniendo los conceptos de Luria sobre la organización del SNC, ha


propuesto que las diferentes actividades mentales están sustentadas por sistemas
funcionales compuestos por diferentes estructuras de diferentes niveles de
organización en el SNC.

1. Organización Jerárquica: de estructuras básicas hasta estructuras de mayor nivel de


funcionalidad.
2. Organización Serial: la información sigue un camino determinado.
3. Existencia de Zonas Críticas: para el funcionamiento de cada actividad cerebral.
4. Vías de conexión: entre los diferentes niveles del sistema.
5. Organización topográfica: los distintos niveles jerárquicos se encuentran
topográficamente organizados en cercanía.

Las funciones cognitivas dependen de redes neuronales que integran el


funcionamiento de regiones corticales distantes y subcorticales. En cada región
confluyen diferentes redes neurocognitivas. Por lo tanto, lesiones en diferentes
regiones cerebrales se pueden traducir en el trastorno de una misma función cognitiva
y la lesión de una misma región puede traducirse en el trastorno de diferentes
funciones cognitivas.

Estas redes neuronales según Mesulam son 5:

1. Red atencional: córtex parietal posterior, área ocular frontal y la circunvolución


cingular (hemisferio dominante derecho)
2. Red de la emoción y la memoria: región hipocampal- entorrinal y el complejo
amigdalino
3. Red ejecutiva y del comportamiento: córtex prefrontal dorsolateral, orbitofrontal y
parietal posterior
4. Red del lenguaje: área de Wernicke y de Broca (hemisferio dominante izquierdo)
5. Red de reconocimiento de caras y objetos: córtex temporal lateral y temporopolar
El mapa de la Corteza Cerebral habitualmente usado en clínica y neuroimágen
funcional es el de Brodmann, aún con sus limitaciones es el más adecuado, con el
esquema de Mesulam.

En función del rol funcional de las diferentes áreas corticales se diferencian las
siguientes zonas funcionales:

a) Áreas primarias
b) Áreas secundarias o de asociación (unimodal)
c) Áreas terciarias o de asociación (heteromodal)
d) Sistema límbico (componentes corticales)

La corteza de asociación es la parte de la corteza donde tienen lugar los procesos


cognitivos y motivacionales más complejos.
Se distinguen tres tipos de corteza:
Corteza de asoc. Parietotempooccipital (procesamiento de la información sensorial
heteromodal y lenguaje). Integra los datos que llegan a través de las diferentes áreas
sensoriales primarias y secundarias.
Corteza de asoc. Frontal (conducta cognitiva y planificación motora).
Corteza de asoc. Límbica: porción orbitofrontal (motivacional o afectiva), porción
temporal (memoria).

La expansión cerebral durante la evolución humana se ha centrado principalmente en


las áreas asociativas de orden superior. Las regiones prefrontales de los humanos no
son desproporcionadamente mayores que las de los monos superiores. El cerebro
humano sigue el principio básico de organización de los sistemas nerviosos más
primitivos y en general todos los sistemas nerviosos. Disponemos de sistemas
receptores, sistemas de procesamiento intermedio y sistemas efectores o de
respuesta. Cuando se asciende de los sistemas nerviosos más primitivos a los más
evolucionados, la separación entre entradas y salidas, se incrementa
abrumadoramente a expensas del componente intermediario de procesamiento. El
pensamiento, el lenguaje, la memoria, el estado de humor, la planificación de
programas de conducta, etc., son expresiones del componente de procesamiento
intermedio.

LOS HEMISFERIOS CEREBRALES

El término hemisferio cerebral designa cada una de las dos estructuras que constituyen la
parte más grande del encéfalo: el cerebro. Los hemisferios son asimétricos. Una cisura
profunda en la línea media (la cisura interhemisférica o longitudinal cerebral) los divide en
hemisferio derecho y hemisferio izquierdo. Esta cisura contiene un pliegue de la duramadre y
las arterias cerebrales anteriores. En lo más hondo de la cisura, el cuerpo calloso (una comisura
formada por un conglomerado de fibras nerviosas blancas), conecta ambos hemisferios
transfiriendo información de un lado al otro.

La diferencia de competencias entre los dos hemisferios cerebrales parece ser exclusiva del ser
humano. Se ha dicho que nuestros cerebros se han especializado de este modo, porque el
lenguaje y la lógica necesitan procesos de pensamiento más ordenados y sofisticados que los
que necesita, por ejemplo, la orientación espacial.

Se trata simplemente de que las dos mitades del cerebro son complementarias. En la mayoría
de los adultos, los centros del habla están situados en el lado izquierdo. No obstante,
alrededor de un 15 % de los zurdos y un 2 % de los que usan preferentemente la mano
derecha, tienen centros del habla en ambas partes del cerebro.

El lado derecho del cerebro controla principalmente el lado izquierdo del cuerpo, y el lado
izquierdo del cerebro controla, en gran parte, el lado derecho del cuerpo.
En los niños de corta edad, cada lado del cerebro posee, en potencia, la facultad del habla y del
lenguaje. Una lesión en el lado izquierdo en los primeros años de vida, da como resultado el
desarrollo de la facultad del lenguaje en el lado derecho del cerebro. El dominio del habla y
probablemente también de otras facultades se establece firmemente en uno de los
hemisferios hacia los nueve o diez años de edad, y no puede transmitirse al otro
posteriormente.

El cerebro procesa la información sensorial, controla y coordina el movimiento, el


comportamiento y las funciones corporales homeostáticas, como los latidos del corazón, la
presión sanguínea, el balance de fluidos y temperatura corporal. El cerebro es responsable de
la cognición, las emociones, la creatividad, la memoria y el aprendizaje. La capacidad de
procesamiento y almacenamiento de un cerebro humano estándar supera aun a las mejores
computadoras actuales.

Hasta no hace muchos años, se pensaba que el cerebro tenía zonas exclusivas de
funcionamiento hasta que gracias al avance en cuanto a visualización de imágenes, se pudo
determinar que cuando se realiza una función, el cerebro actúa de manera semejante a una
orquesta sinfónica interactuando varias áreas entre si. Además se pudo establecer que cuando
un área cerebral no especializada, es dañada, otra área puede realizar un reemplazo parcial de
sus funciones.

Se dice que el hemisferio izquierdo es el “dominante” por su capacidad de análisis y control del
lenguaje oral y escrito. Al derecho se lo considera “subdominante” por ser más intuitivo,
creativo y colaborador. No obstante, debemos recordar que ambos trabajan a la vez y se
complementan.

Es importante la conexión interhemisférica, ya que para que un hemisferio cumpla con sus
funciones, debe estar informado de la actividad de su par. Esta conexión se desarrolla como ya
dijimos, gracias al cuerpo calloso, que son fibras nerviosas que comunican los dos hemisferios,
para que trabajen en forma conjunta y complementaria.

Hemisferio izquierdo

El hemisferio izquierdo, es el encargado de reconocer grupos de letras formando palabras, y


grupos de palabras formando frases, tanto en lo que se refiere al habla, la escritura, la
numeración, las matemáticas y la lógica, como a las facultades necesarias para transformar un
conjunto de informaciones en palabras, gestos y pensamientos.

John Hughlings Jackson, neurólogo británico, ya en 1878 describió el hemisferio izquierdo


como el centro de la facultad de expresión. Dependiendo de su severidad, una embolia que
afecte a esta estructura puede producir pérdidas funcionales, pérdida funcional del habla y
afectar destrezas motoras en el lado derecho del cuerpo.

El hemisferio izquierdo almacena conceptos que luego traduce a palabras, como una memoria
textual. Es decir, el cerebro comprende las ideas y los conceptos y los almacena en un lenguaje
no verbal, que luego traduce a un lenguaje o idioma aprendido por el individuo mediante la
cultura.

Los tests de inteligencia que investigan el vocabulario, la comprensión verbal, la memoria y el


cálculo aritmético mental, detectan el origen de la actividad en el hemisferio izquierdo. Este se
especializa en el lenguaje articulado, control motor del aparato fono articulador, manejo de
información lógica, pensamiento proporcional, procesamiento de información en series de uno
en uno, manejo de información matemática, memoria verbal, aspectos lógicos gramaticales
del lenguaje, organización de la sintaxis, discriminación fonética, atención focalizada, control
del tiempo, planificación, ejecución y toma de decisiones y memoria a largo plazo.

Los test de inteligencia miden sobre todo la actividad de este hemisferio. Gobierna
principalmente la parte derecha del cuerpo, y procesa la información usando el análisis.

Hemisferio derecho

El hemisferio derecho gobierna tantas funciones especializadas como el izquierdo. Su forma de


elaborar y procesar la información es distinta, ya que no utiliza los mecanismos convencionales
para el análisis de los pensamientos que utiliza el hemisferio izquierdo.

Es un hemisferio integrador, centro de las facultades viso-espaciales no verbales, especializado


en sensaciones, sentimientos, prosodia y habilidades especiales; como visuales y sonoras no
del lenguaje como las artísticas y musicales.

Concibe las situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total. Integra varios
tipos de información (sonidos, imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo. El
método de elaboración utilizado por el hemisferio derecho se ajusta al tipo de respuesta
inmediata que se requiere en los procesos visuales y de orientación espacial.

El lóbulo frontal derecho y el lóbulo temporal derecho parecen los encargados de ejercer las
actividades especializadas no verbales del hemisferio derecho. Esto se corresponde, en
muchos aspectos, con las funciones de control del habla que ejercen el lóbulo frontal y el
lóbulo temporal del hemisferio izquierdo. Los otros dos lóbulos del hemisferio derecho, el
parietal y el lóbulo occipital, tienen menos funciones.

Sin embargo, como resultado del estudio de pacientes con el cerebro dividido (seccionado), o
con pacientes que padecen lesiones en el hemisferio izquierdo, se ha detectado un pequeño
grado de comprensión verbal en el lóbulo parietal derecho, que tiene la capacidad de
comprender una selección de nombres y verbos simples. Y recíprocamente, el lóbulo parietal
izquierdo parece que tiene ciertas funciones espaciales limitadas. Por lo tanto, aunque el
hemisferio derecho está especializado en las funciones no verbales, concretamente en las viso-
espaciales, no resulta fácil discernir las diferencias entre los dos hemisferios.

Se considera al hemisferio derecho como el receptor e identificador de la orientación espacial,


el responsable de nuestra percepción del mundo en términos de color, forma y lugar.

Utilizando sus facultades somos capaces de situarnos y orientarnos; podemos saber por qué
calle estamos caminando mirando simplemente la arquitectura de los edificios que hay a uno y
otro lado de ella, esto es la forma y aspecto de las fachadas, de los tejados y de las puertas de
entrada. Si vamos caminando por la calle y reconocemos un rostro, la identificación de dicho
rostro también corre a cargo de la memoria visual del hemisferio derecho. El nombre que
corresponde a la persona que posee dicho rostro conocido lo proporciona, en cambio el
hemisferio izquierdo.

Procesa la información mayoritariamente usando el método de síntesis, componiendo o


formando la información a partir de sus elementos, a un conjunto.

Controla, además, el lado izquierdo del cuerpo humano.


CUANDO PREDOMINA
HEMISFERIO IZQUIERDO HERMISFERIO DERECHO
LA PERSONA ES:
Sistemática, objetiva Subjetiva, sintética
Predomina la Lógica Predomina la Intuición
Más Estructurada, analítica Más espontánea y flexible
Se fija en las diferencias Se fija en las similitudes
Depende del lenguaje Depende de las imágenes
Prefiere hablar o escribir Prefiere dibujar o tocar
Necesita certezas Actúa más al azar
Controla sus sentimientos Los expresa libremente
Es más detallista Tiene una visión más amplia
Metódica y mecánica Creativa
Pensamiento lineal Pensamiento holístico
Prefiere las reglas, números, palabras Predomina la imaginación y sensaciones
Predomina el Intelecto Predominan los Sentimientos

Las funciones de los dos hemisferios son igual de valiosas y su complementariedad es


fundamental para el desarrollo integral de la persona, para la calidad de sus relaciones y para
su capacidad de trabajo.

LÓBULOS

LÓBULO TEMPORAL

Constituye aproximadamente 1/4 de toda la corteza y no posee una función unitaria. En el


lóbulo temporal podemos identificar cuatro grandes regiones funcionales: una relacionada con
el procesamiento del input auditivo (área auditiva primaria -41 y 42- y auditiva secundaria -22),
otra especializada en el reconocimiento visual de objetos (20, 21, 37 y 38) que forma la vía
visual ventral, una tercera relacionada con el almacenamiento a largo plazo de los inputs
sensoriales relacionada con la amígdala que añade el tono afectivo (emocional) a los inputs
sensoriales y a la memoria.

Los surcos del lóbulo temporal contienen gran cantidad de corteza, especialmente la cisura de
Silvio que contiene la corteza insular y está relacionada con el sistema gustativo y el surco
temporal superior que incluye corteza relacionada con inputs unimodales procedentes del
sistema visual, auditivo y somestésico e inputs heteromodales procedentes de las regiones
frontales, parietales y paralímbicas.
La región temporal medial incluye el hipocampo y el córtex adyacente (28, 35, 36)

• Corteza auditiva
Situada en las circunvoluciones temporales transversas de Heschl, sepultadas en el suelo de la
cisura de Silvio (áreas 41 y 42). El área 41 se encuentra en la circunvolución anterior, aunque
se extiende levemente por la parte adyacente de la circunvolución posterior. Adyacente al
área 41 se encuentra el área 42 y, adyacente a ésta, se encuentra la parte del área 22 (auditiva
de asociación).

• Corteza visual (vía visual ventral)


Se corresponde con las áreas 20, 21, 37 y 38. Está implicada en el reconocimiento de objetos,
proceso que requiere una categorización de los estímulos. La lesión en el córtex temporal
dificulta o impide la identificación de los estímulos y/o su categorización, lo que dificultara la
memoria. La corteza del surco temporal superior está implicada en la asociación entre la
información visual y la auditiva, de tal manera que su lesión impedirá dicha asociación.

• Almacenamiento a largo plazo de los inputs sensoriales


La memoria a largo plazo se encuentra relacionada con la vía visual ventral del lóbulo temporal
así como con la corteza paralímbica de la región temporal medial. La asociación entre los
inputs sensoriales y la emoción es crucial para el aprendizaje dado que los estímulos se asocian
con sus consecuencias positivas, negativas o neutras. En ausencia de este sistema todos los
estímulos serían tratados como equivalentes emocionalmente.

Las lesiones masivas de los lóbulos temporales tienen consecuencias devastadoras en la


conducta. El sujeto podría presentar una incapacidad para percibir o recordar los estímulos,
incluyendo los estímulos del lenguaje y los del ambiente. Así mismo si la afectación es de la
región temporal medial se produciría una alteración en el afecto.

Los síntomas de las lesiones del lóbulo temporal son los siguientes:

a. Alteración de la sensación y percepción auditiva


b. Alteración en la atención selectiva auditiva y visual
c. Alteración en la percepción visual
d. Alteración en la organización y categorización del material verbal.
e. Alteración en la comprensión del lenguaje.
f. Alteración en la personalidad y conducta afectiva.
g. Alteración en la memoria a largo plazo
h. Alteración en la conducta sexual.

LÓBULO OCCIPITAL

Constituye, aproximadamente, 1/8 de la corteza cerebral. Contiene las áreas de visuales


primarias y las de asociación visual.

• Corteza visual primaria o estriada (área 17)


Se encuentra localizada en las circunvoluciones que forman las paredes de la cisura calcarina y
recibe la radiación óptica. En la cuña (pared superior de la cisura calcarina) se encuentra
representada la mitad inferior del campo contralateral de visión.

En la circunvolución lingual (pared inferior de la cisura calcarina) se encuentra representada la


mitad superior del campo visual contralateral. En la mitad posterior se encuentra la visión
macular. Las lesiones unilaterales del área 17 producen una hemianopsia homónima
contralateral.

• Areas de asociación visual


Están formadas por las áreas 18 o paraestriada y área 19 o periestriada (que es de mayor
tamaño y forma la mayor parte de la superficie lateral del lóbulo occipital). Reciben
información visual procedente de las áreas estriadas bilateralmente y son imprescindibles en
las percepciones visuales complejas relacionadas con el color, movimiento, dirección de los
objetos, etc. Las lesiones de estas áreas (y las regiones temporales adyacentes) provocan una
agnosia visual (incapacidad para reconocer objetos y sus colores).

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