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FILOSOFÍA 2019-I

2019-I

SESIÓN 1

LA FILOSOFÍA, ORIGEN Y
SUS CARACTERÍSTICAS

Experiencia Curricular
Filosofía
FILOSOFÍA 2019-I

LA FILOSOFÍA, SU ORIGEN Y CONTEXTO HISTÓRICO

Introducción

Desde su comienzo, en Grecia, la Filosofía aparece como un saber racional – y por eso
único en el mundo occidental-, que permanentemente se pregunta por su propio
fundamento y estatuto. Antes que la palabra “filosofía” se encuentra en la literatura griega
el verbo “filosofar” y el nombre “filósofo”. El historiador Herodoto lo usa en el pasaje
(I,30) en el que Creso confiesa a Solón que ha tenido noticias de él por su amor al saber y
por sus viajes a muchas tierras, con el fin de ver cosas (os philosopheon gen pollen
theories). Tucídides lo introduce en la oración fúnebre de Pericles a los atenienses: amamos
la belleza pero sin exageración, y amamos la sabiduría pero sin debilidad (philosophumen
aneu malkias). En ambos casos se trata del uso de la palabra filosofar sin un significado
técnico, solo literario. Se atribuye a Heráclito la acuñación de la palabra filosofía. Y la
tradición afirma que fue Pitágoras el primero en llamarse a sí mismo filósofo, amante de la
sabiduría, a diferencia del sophos (sabio) que ya la poseían los 7 sabios griegos.

En tal sentido, el presente texto busca abordar el paso del mito al logos en el mundo
Griego, el origen de la filosofía, sus características y sus disciplinas. Asimismo pretende
fundamentar que la actividad filosófica no es ajena a ningún ser humano y que todas las
personas estamos en capacidad de filosofar. Y para emprender el quehacer filosófico hay
que tener en cuenta los cinco requisitos indispensables: la razón, la libertad, los conceptos,
la verdad y la felicidad. Y que el estudiante universitario debería desarrollar en su
instrucción profesional a fin de profundizar en el desarrollo de sus capacidades cognitivas.

Palabras claves: mito, logos, origen, filosofía,


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1. El paso del mito al logos en el mundo Griego

En la cultura Griega no existe una demarcación que registre con exactitud el paso del mito a
la filosofía. La mitología siempre estuvo latente en la filosofía griega arcaica, a pesar de
que en los autores milesios se manifiesta una cierta separación. Sabemos, que en la región
Jonia, en la costa occidental del Asia Menor, en el siglo VI a. C., se da el primer
florecimiento de la filosofía occidental, exactamente en la ciudad de Mileto. Sin embargo,
la influencia mítica en los escritos y costumbres de los griegos data desde mucho más
antes; tanto que se mantiene en la cosmovisión de muchos filósofos presocráticos.

La poesía homérica, que comienza a principios del siglo VIII, produce la forma definitiva
del género épico. Son los jonios quienes a partir del siglo XIII inician la recreación oral del
ciclo troyano mediante líneas claras y coherentes, con el mismo espíritu de claridad
racional que haría surgir después la filosofía y la historia. La Ilíada y la Odisea no
constituyeron textos revelados en el mismo sentido en que el Torá Judío nos narra la
Alianza de Dios con los hebreos, sino que gozaron de una autoridad y respeto
generalizados, pues fueron las obras más leídas y recitadas por los griegos, al encontrar en
ellas enseñanzas de toda índole. Cuenta Platón (Político 606e) que era una opinión muy
difundida en su tiempo que Homero había sido el educador de toda Grecia, no sólo en el
plano estético, sino guía y formador de los hombres.

La fuerza imaginativa de las obras homéricas revela una singularidad muy propia
del alma griega, que luego se reflejaría en su disposición hacia la actividad especulativa.
La descripción pormenorizada de las armas de Aquiles, o las historias de navegantes y
cuentos populares como el viaje de Odiseo al Hades y sus peripecias con gigantes de un
solo ojo, la maga Circe que convierte en cerdos a su tripulantes, el canto arrobador de las
sirenas y monstruos descomunales como Escila y Caribdis, traslucen una de las fantasías
creadoras más fecundas del mundo occidental.

El politeísmo y polidemonismo (divinidades menores o mensajeras), que


dominaban la mentalidad griega, constituye un rasgo típico de una concepción que denota
una familiaridad entre el hombre y lo divino. A pesar de la creencia de que los mortales
eran juguetes de las divinidades poderosas y que el destino humano fuera digno de toda
compasión, existe un vínculo sumamente estrecho de los dioses con los hombres.
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Con buen tino Jaeger (1942) explica la derivación de la filosofía a partir de la épica
homérica:

La epopeya griega contiene ya en germen a la filosofía griega. Por otra parte,


se revela con la mayor claridad el contraste de la concepción del mundo
puramente teomórfica de los pueblos orientales, para la cual sólo dios actúa y
el hombre es sólo el objeto de su actividad, con el carácter antropocéntrico
del pensamiento griego. Homero sitúa con la mayor resolución al hombre y su
destino en primer término (p. 40)

Los griegos fueron fundamentalmente antropocéntricos, al ser sus divinidades una


prolongación de sí mismo. Por eso las peculiaridades humanas proyectadas en los dioses,
eran en el fondo el orgullo de una clase nombre que se sentía íntimamente y emparentada
con los inmortales y que, mediante el simbolismo de la épica, asumían que la aristocracia
olímpica no podía ser tan diferente de lo que ellos mismo desarrollaban en su existencia
terrena. Aun cuando el antropomorfismo de los dioses todavía significaba un mundo
gobernado por el capricho, su manifestación en la naturaleza hizo que la filosofía y la
ciencia nacieran como el impulso por encontrar una regularidad subyacente en ella misma.
En ocasiones, el filosofar era otra forma de alcanzar una experiencia religiosa, sólo que en
el marco de una comprensión accesible a la inteligencia humana.

Dentro de las explicaciones religiosas fue significativo el intento por dilucidar los orígenes
remotos del universo, primero a partir de Homero. Platón llegó a considerarlo como un
precursor filosófico a raíz de su afirmación de que Océano y Tetis, los dioses acuáticos,
eran los padres de todos los dioses y de todos los seres (Ilíada XI V, 201, 246; Crátilo 402b,
Teeteto 152e, 180c d). Con esto, sugiere que Heráclito extrajo de Homero su teoría del
“flujo” basada en la comparación con la corriente de un río (Crátilo 402a). Luego, también
Aristóteles alude al citado pasaje homérico y lo relaciona con la teoría de Tales, quien le
asigna al agua un carácter substancial (Metafísica 983 b30). Asimismo, el estagirita
menciona la afirmación de Tales que sostiene que la tierra flota sobre el agua, a la manera
de un leño u otra cosa por el estilo, lo cual se asemeja con la creencia mítica que concibe la
tierra como una isla rodeada por el río Océano (De Caelo 294ª28)
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También a partir de la Teogonía de Hesíodo, se aparecía de manera embrionaria un espíritu


de sistematización y jerarquía que luego aparecerá en la filosofía, Gigon (1985) postula a
Hesíodo como el predecesor de la cosmología filosófica, incluso con un planteamiento
conceptual más rico que el de Tales de Mileto (pp. 50, 64). Pero en el poema hesiódico la
génesis del mundo se remonta todavía a las divinidades de los cultos populares. Su
genealogía no parte de un principio impersonal, sino de una serie de dinastías que, a partir
de Caos, suscitaron Urano (Cielo) y Gea (Tierra). El matrimonio y la cópula entre ambos
fueron promovidos por Eros, la fuerza cosmogónica que une a todos los seres. Esta idea
religiosa de Hesíodo suscita una influencia sobre Empédocles, quien propone al Amor,
Afrodita, Cipris o Harmonía, como una de las principales fuerzas motrices, tanto en la
escala cósmica como moral.

En todo caso, el lenguaje de Homero y Hesíodo no sólo se ajustaba a las necesidades


poéticas de la fantasía, sino también a la incipiente necesidad de los griegos por el
pensamiento abstracto. Existiendo un préstamo de la fraseología de Homero y Hesíodo al
poema de Parménides, quien se vale de las divinidades y términos de los grandes poetas
para expresar su filosofía.

El mito siempre constituyó una forma válida y eficaz de expresar verdades profundas y
universales. Platón fue un ejemplo elocuente de un pensador religioso, que culminaba sus
argumentos filosóficos con mitos que rebasaban de comprobación lógica.

Cuando expone su teoría del conocimiento y del ser, la corona con la alegoría de la caverna
(República 514ª y ss), o cuando trata el tema de la inmortalidad del alma y la
metempsicosis los complementa con mitos escatológicos (Fedón 80e y ss., Timeo 40b y ss.,
y 90ª y ss.) los corceles alados y la transmigración del alma (Fedro 246a ss), la vida de
ultratumba (Gorgias 522ª y ss); el mito de Er (República 614ª), así como los mitos
antropológicos (el del andrógino, Banquete 189d), el nacimiento de Eros (Banquete 201d),
y el mito de Prometeo (Protágoras 320ª y ss) y los mitos cosmológicos y geográficos
(Político 268d; Leyes 713b; Fedón 107d) y sobre el Atlántida (Timeo 20d y Critias 118d y
ss).

Por eso se afirma que el origen de la filosofía no se gesta a partir de la ruptura con el mito,
sino en el momento en que la filosofía se racionaliza. La filosofía griega nace y llega a su
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plenitud con la conceptualización del mito, al significar el salto cualitativo que se opera del
mito alegórico de los poetas, al mito como un nuevo tipo de logos. Entre los presocráticos
son muchos los ejemplos en los cuales no se pueden enclavar vallas entre la filosofía y la
religión, como son los casos de los milesios, los pitagóricos, Heráclito, Jenofonte,
Parménides, Empédocles, Anaxágoras y Diógenes de Apolonia.

Si bien en la región de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor, en el siglo VI a. C,


se da el florecimiento de la filosofía occidental, esta no se separó del pensamiento mítico ni
de la concepción religiosa del mundo griego de su época. En los filósofos milesios existe
una conjunción entre religiosidad y filosofía, obedeciendo esta última a un espíritu
especulativo del saber por saber y no como una forma de manipular la realidad. En la
filosofía de los presocráticos no puede establecerse una completa independencia de la
escuela de Mileto en relación con el mito, ni tampoco supone un secularismo de la ciencia
jónica. La separación entre filosofía y religión es una concepción propia del hombre
moderno y no el hombre griego.

1.1 Acerca del origen de la filosofía y sus características

Se sostiene que la capacidad de observar, admirarse o asombrarse, dudar, reconocer nuestra


ignorancia y preguntar para saber o buscar la verdad, son las bases de la reflexión filosófica
o actitudes que se deben tener para filosofar. Esta facultad la poseen todas las personas
desde un niño hasta un adulto. En otras palabras, la capacidad de reflexionar, en su etapa
inicial, está en todos los seres humanos sin exclusión. De lo mencionado, surge la siguiente
interrogante: ¿por qué las personas no se interesan por la filosofía? Una posible respuesta es
que en la etapa infantil del desarrollo cognitivo apareció un agente que no estimuló la
capacidad de admirarse, de preguntar y buscar la verdad. Este actor pudo ser cualquiera,
desde la madre o padre hasta un maestro o maestra. Otra respuesta posible podría ser que la
realidad nos interpela tanto en nuestra experiencia cotidiana, tanto que nos lleva a dejar la
educación intelectual y priorizar las necesidades básicas e inmediatas.

De lo afirmado se colige la siguiente pregunta: ¿qué es la filosofía? Esta es una interrogante


sin respuesta unívoca en la historia de la civilización occidental. Existen diferentes
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definiciones que se ha ensayado a lo largo de la historia. Entonces, a quién se puede


preguntar el significado de este término. Al respecto, Salazar Bondy (1967) afirmó:

Cuando se quiere averiguar algo que se ignora lo normal y corriente es


preguntar a los entendidos en la materia, si los hay… Si, por ejemplo, queremos
saber qué es un cometa, preguntaremos a los astrónomos; si nos interesamos
por los isótopos radiactivos recurriremos a un físico; si nos hace falta conocer el
cometido de la topología nos auxiliará un matemático. Por consiguiente, parece
obvio que si estamos interesados en saber qué es filosofía nos dirijamos a los
filósofos. (p. 8).

Lo recomendable es preguntar por el significado de la filosofía a un filósofo, aunque los


profesionales de la filosofía aún no están de acuerdo con un solo significado a decir de
Salazar Bondy (1967):

Ahora bien; no es fácil establecer, aquello de que trata la filosofía y el modo


como procede, ya que éstas [sic] son cosas muy variables de caso en caso, a
tal punto que puede decirse que cada filósofo constituye, en sus temas y sus
procedimientos, un espécimen único y única resulta asimismo la filosofía que
elabora. (p. 9).

Por ende, para Salazar Bondy es imposible definir conceptualmente esta disciplina: “De allí
la dificultad de definir la filosofía y de allí también la importancia de estar en contacto con
el desenvolvimiento histórico de la filosofía para entender el filosofar” (1967, p. 9).

En consecuencia, tal vez, lo más recomendable aquí sería repetir lo que afirmó Immanuel
Kant (2004), cuando sostuvo que no se puede enseñar filosofía y que solo se puede enseñar
a filosofar. Claro está que la expresión kantiana es más amplia y aclarativa:

Ahora bien, el sistema de todo conocimiento filosófico es la filosofía… Por


consiguiente, la filosofía se limita a ser una idea de una ciencia posible que
nunca se da en concreto, pero a la cual intentamos aproximarnos por varios
conductos hasta que se descubre el sendero único, que estaba muy escondido
por los sentidos, y resulta posible, en la medida en que se concede a los
hombres, que la copia hasta entonces defectuosa se haga igual al prototipo.
Hasta entonces no puede aprenderse filosofía alguna, pues ¿dónde está ella,
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quién la posee y en qué puede reconocerse? Solamente puede aprenderse a


filosofar, o sea a ejercitar el talento de la razón en la observancia de sus
principios universales en ciertos intentos existentes, pero reservándose
siempre el derecho de la razón a investigar esos principios en sus propias
fuentes y confirmarlos y rechazarlos. (p. 501).

En relación con lo expuesto, se puede decir que la filosofía (φιλόσοφία) es una disciplina
que puede tener tantas definiciones como filósofos o escuelas filosóficas hay. A los
primeros filósofos se les denominó aletheicos o buscadores de la verdad, claro está que
ellos no tenían ninguna noción del término, aunque sí lo tenían de sophos (sabio) conocidos
en Grecia como los Sofistas, ya que en este término incluían al primer filósofo que registra
la historia de la filosofía: Tales de Mileto. Casi un siglo después aparece en Grecia el
término cuando Pitágoras utiliza philosophos (φιλόσοφος) para hacer referencia a su
actividad, otorgándole el significado de: amante de la sabiduría.

Para Platón, Aristóteles, Hegel y Husserl, la filosofía es una ciencia primera; aunque en la
época contemporánea el significado de ciencia se haya restringido en su significado
positivista y neopositivista. Es decir, conocimiento demostrativo, verificable y metódico.
Entre tantas definiciones de filosofía, no es posible dar una afirmación definitiva, por ende,
como afirmara Kant, “solamente puede aprenderse a filosofar”.

Para filosofar es necesario tener la actitud de un niño que a través de la observación


reconoce que hay cosas que interpelan sus sentidos y su mente formulándose preguntas.
Empero, ¿basta ser un niño o tener su actitud para filosofar? Es evidente que no. Si bien no
se puede dar una respuesta definitiva sobre el significado de la filosofía, sí se puede afirmar
que la filosofía es una disciplina y que, como cualquier disciplina, necesita que el
interesado en ella se ejercite para dominarla.

La filosofía es una disciplina que exige un proceso cognitivo sobre las cosas, donde al
inicio se exige observar, admirarse, dudar y preguntar, pero que no queda ahí, esto es
solamente el inicio. En esta disciplina es necesario considerar ciertos requisitos, como son
el instrumento para realizar la actividad, la condición de uso de ese instrumento, el objeto
de estudio, y la finalidad u objetivo en el plano cognitivo y en el orbe práctico o aplicativo.
Hay que aclarar que esta concepción de la filosofía es solo una propuesta para filosofar.
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Sin duda alguna, el primer requisito para filosofar es el uso de un instrumento. Así como el
albañil tiene su nivel de burbuja, espátula y plomada; el carpintero utiliza su formón,
martillo y serrucho, y el jardinero posee su azada, rastrillo y tijera podadora; el filósofo
necesita de la razón (λόγος), este es su instrumento, aun cuando el significado conceptual
de este término sea polisémico o no sea fáctico y exacto. “Ahora bien, la filosofía -gracias a
sus categorías racionales- ha permitido el nacimiento de la ciencia, y en cierto sentido, la ha
engendrado” (Reale y Antiseri, 2010, p. 10).

El segundo requerimiento para filosofar es acerca del uso de la razón. Es evidente que solo
hay una forma de uso de la razón para el amante de la sabiduría y esta forma o condición de
uso es la libertad (ἐλευθερία). El uso de la razón debe ser libre, esto significa que no debe
estar sujeta a determinismos de ningún tipo en su reflexión sobre el objeto de análisis o
estudio.

Acompañado de la libertad, la razón puede discurrir, de manera crítica, su estudio y


reflexión sobre toda la realidad material y espiritual. El objeto de estudio y reflexión del
filósofo son los conceptos. Estos conceptos pueden estar en el plano ontológico (el ser), el
plano gnoseológico (el conocer), el plano epistemológico (la ciencia), el plano
antropológico (el hombre), etcétera. Cuando se filosofa se trata de definir, caracterizar y
clasificar los conceptos que son motivo de estudio y análisis, cuando se filosofa sobre algo
se debe hacerlo de manera rigurosa y sistemática. Por todo lo mencionado, se sostiene que
la filosofía es un saber crítico.

La finalidad u objetivo del filosofar tiene, principalmente, dos planos: el gnoseológico y el


práctico. En el plano gnoseológico (conocimiento), el objetivo del filósofo es la búsqueda
de la verdad o sabiduría. En el terreno de la filosofía práctica (la vida cotidiana), la filosofía
solo se entiende en la búsqueda de la felicidad, entendida como placer, virtud u otro
parecer.

1.3. Las disciplinas de la filosofía

Cuando se aborda los grandes problemas de la filosofía, se está tocando el tema de las
disciplinas filosóficas. Se puede sostener que existen dos grandes grupos en los cuales se
dividen, arbitrariamente, las disciplinas filosóficas. El primer grupo es el que abarca las
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disciplinas tradicionales de la filosofía y son ocho: la metafísica, la ontología, la


gnoseología, la lógica, la axiología, la estética, la ética y la epistemología. El segundo
grupo es el más extenso y contiene las disciplinas filosóficas sociales que están, de un
modo u otro, conectadas con las distintas ciencias o actividades humanas y son, por
ejemplo: la historia de la filosofía, la filosofía del derecho, la filosofía de la política, la
filosofía de la religión, la filosofía de la educación, la filosofía de la tecnología, la filosofía
antropológica, etcétera.

Conclusión

Casi la totalidad de los estudiosos consideran que la filosofía, como término, disciplina o
concepto, es una creación propia del genio Griego. La filosofía es una creación del genio
griego que surgió en el siglo VI a. C en la cultura Griega hecho que no se dio en ningún
pueblo oriental ni siquiera existe algo estricta y específicamente análogo. Quien no tenga
presente este hecho no podrá comprender por qué la civilización occidental, bajo el impulso
de los griegos, asumió una dirección completamente distinta de la oriental.

Lo que más resalta de la figura humana de los primeros filósofos es su peculiar actitud
espiritual de consagrase al conocimiento por sí y no por sus resultados. Esta nueva forma de
vida les pareció a sus contemporáneos, como a los griegos posteriores, algo inusitado, pero,
al mismo tiempo, despertó su más profunda admiración. La praxis filosófica la inicia los
milesios, quienes constituyen el primer modelo de “vida contemplativa” (bios theoretikós).
Ellos prefirieron la visión intelectual de las cosas, por encima de lo que se supone
importante para el resto de los hombres, como el dinero, el poder, los honores, y aun la casa
y la familia.

El sabio Tales no es sólo el que pone la primera piedra de la filosofía, sino que también se
lo incluye dentro de la nómina de los Siete Sabios de Grecia (Platón, Protágoras 343a). La
capacidad especial de los sabios (sóphoi), consistía en poseer conocimientos sobre el ser
humano, sobre la educación en la vida privada y pública, y en el arte de gobernar. Estos
hombres sabios o prudentes, según la tradición gnómica, cifraban su sabiduría en concisas
sentencias, o en el actuar con sensatez (Eurípides, Ifigenia en Aulis 749).
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Referencia

Aristóteles (1969). Metafísica. Madrid: Editorial Gredos.

Gigon, O. (1985). Los orígenes de la filosofía griega. De Hesíodo a Parménides. Madrid:


Editorial Gredos.

Herodoto (1979), Los nueve libros de la historia. México: Editorial Cumbre.

Jaeger, W. (1942). Paideia. Los ideales de la cultura griega. Vol. I. México: Fondo de
Cultura Económica.

Kant, I. (2004). Contestación a la pregunta: "¿Qué es la ilustración?". (R. Rodríguez,


Trad.) Madrid: Alianza Editorial.

Platón (1985), Diálogos, 7 vols. Madrid: Editorial Gredos.

Platón (1949). La República, 3 vols. Madrid: Instituto de Estudios Políticos.

Reale, G. y Antiseri, D. (2010). Historia del pensamiento filosófico y científico, Vol. 1.


España: Herder.

Salazar, A. (1967). ¿Qué es filosofía? Lima: Vilock.

Tucídides (1952). Historia de la Guerra del Peloponeso, 3 vols. Madrid: Biblioteca Clásica
Hernando.

ACTIVIDADES

Elabora un texto argumentativo en el cual se señalen los siguientes aspectos:

1. Señala el instrumento, el objeto de estudio y la finalidad de la filosofía.

2. Describa los problemas que originan la filosofía griega

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