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Chile se caracteriza por una muy baja inversión en investigación y desarrollo, concretamente se
habla de 0,35% del PIB en 2012, la proporción más baja entre los países que integran la OCDE,
donde el promedio es el 2,4% del PIB, sumado a esto se encuentra ante una evidente
concentración de recursos y esfuerzos hacia la región metropolitana es necesario establecer una
institución completamente ajena a esta situación, gestionada por un comité que incluya personal
universitario procedente de universidades acreditadas en conjunto con académicos y científicos
destacados. Paralelamente es necesario proporcionar todos los instrumentos que requieran estas
necesidades tecnológicas enfocándose especialmente en los vínculos con empresas de la región
incrementando de esta forma la integración del área científico tecnológico con el área de
inversiones privadas.
Los centros de pensamiento estratégico territorial tienen por misión principal convertirse en
agentes y protagonistas de un cambio sustantivo en los sectores económicos y sociales
manteniendo una sinergia constructiva entre los distintos territorios de la región y los recursos
que cada uno posee.
Para crear y mantener estos centros se necesita un fondo nacional, es decir, un fondo que forme
parte el presupuesto nacional distribuido para cada región para lograr una cobertura total,
exceptuando a la región metropolitana. A la vez se deben llevar mediciones precisas sobre los
requerimientos y alcances de los centros pues deberán rendir cuentas teniendo límites de dinero y
tiempos de duración delimitados.
El objetivo tras la idea de fortalecer los vínculos de universidades con elementos del entorno de la
región es cambiar un antiguo paradigma en el que las instituciones estaban centradas hacia el
interior de sí mismas, lo que requiere la región es un enfoque integrador en el que la enseñanza
superior apoye y lidere los proyectos de la región.
Para incentivar a estas instituciones es necesario incorporar incentivos correctivos de tal modo
que cambien ciertas prácticas como la concentración de donaciones en la región metropolitana
que a pesar de que 32 de 59 universidades posean sus sedes centrales en Santiago, pocas de estas
reciben la mayor cantidad de donaciones de sectores privados; Muchos donantes financian con el
sentido de pedir participación o beneficios por lo que se torna una donación selectiva y
excluyente; Finalmente es necesario redistribuir las donaciones respecto al nivel de ingresos de
sus estudiantes, por lo general las más alejadas de la capital generan y reciben menos recursos
disminuyendo aún más su capacidad competitiva y dificulta convertir a Chile en un país menos
centralizado.