Vous êtes sur la page 1sur 57

Staff

Traducción
Mimi y Maria_clio88

Corrección
Maria_clio88

Diseño
Mona
Sinopsis
Nicole Callahan es una prometedora estrella de cine. Cuando consigue su
gran oportunidad, el papel requiere que se ponga romántica con su coestrella en la
pantalla. Pero solo hay un hombre al que puede imaginarse besando… incluso si
nunca lo ha conocido en persona.
Austin Hayes ha sido un nombre famoso desde que tuvo éxito como actor de
niño. Su negativa a besar a una mujer en pantalla no ha evitado que tenga una exitosa
carrera en Hollywood. Pero cuando Nicole lo quiere como su coestrella, lanza todas
las reglas por la ventana porque esta joven actriz está destinada a ser suya.
Advertencia: Esta historia de Hollywood con Alexa Riley te dejará viendo
estrellas. El desmesurado alfa posesivo, cada uno de ellos guardándose para el otro.
Uno
Austin

—Te lo digo, Austin. Con el tiempo, la gente va a cansarse de darte el papel


de compinche. —Tyson Grant, mi agente, pasa una mano por su rizado cabello rubio,
luego toma un trago de la cerveza en su otra mano.
Me recuesto en mi silla, de brazos cruzados, fulminándolo con la mirada. No
voy a ceder en este tema y lo sabe, entonces, ¿por qué lo está sacando a colación de
nuevo?
—Hemos sido amigos desde que éramos niños y sabes que respeto tu
posición —sonríe irónicamente—, no es como si en realidad estuviera cualificado
para sermonearte ya que no tengo vida amorosa para empezar.
Resoplo, ganándome un ceño fruncido. Nunca he visto a Ty ir a una cita en
todos los años que lo he conocido. Estoy casi seguro que todavía es virgen. Aunque
no puedo juzgarlo ya que yo lo soy. Sin embargo, al menos intenté encontrar a “la
única”. Claro, ninguna de mis citas había pasado de una conversación. La noche
siempre terminaba antes de que incluso llegáramos al postre. Aunque ni siquiera
puedo recordar a última vez que salí. He sido quemado por todas las falsas
avariciosas ahí fuera.
—Pero —continúa Ty—, es mi trabajo proteger tu carrera, así que solo estoy
siendo brutalmente honesto. —Mete la mano en su maletín y saca un manojo de
papeles, deslizándolos por la mesa hacia mí. Son los dos guiones con los que ha
estado tras de mí para que considere. Sé que ambos contienen un mínimo de escenas
de amor, así que me había negado firmemente a incluso echarles un vistazo.
La verdad es que soy un romántico imposible, algo sobre lo que mi hermano
me daba mierda constantemente. Hasta que conoció a su esposa. Ahora tiene lo que
he estado buscando toda mi vida. Y no estoy dispuesto a hacer escenas de sexo que
podrían poner en peligro mi futura relación. No quiero que ella enfrente el saber que
el mundo ha visto partes de mí que le pertenecen. O verme dar afecto a otra mujer
que debería ser solo suyo.
He tenido suerte en mi carrera. A los diecisiete años, mi personalidad
divertida y carisma me habían dado un papel como el compinche cómico en un
programa de televisión. Desde entonces, he alentado ser considerado en papeles
similares. El amigo divertido, o un protagonista en una comedia sin romance, etc.
Además, he ganado suficientes premios a Mejor Actor Secundario para probar que
soy malditamente bueno en ello. Incluso he conseguido el papel principal en algunas
películas de época, las cuales, fiel a la época, no tienen intimidad física. Una de ellas
en realidad me proporcionó el oscar a Mejor Actor Principal un año.
No es que no tenga el aspecto para ser el próximo rompecorazones de
Hollywood, con la cosa de alto, oscuro y guapo. Y no es vanidad, es solo la verdad.
Tengo las revistas y periodicuchos para respaldarlo. Pero soy feliz con el camino que
he elegido. Logro hacer lo que me gusta sin comprometer mis principios. Nunca me
he arrepentido de mi elección, incluso cuando me he alejado de papeles que me
habrían puesto entre algunos de los actores más ricos del mundo.
Últimamente, Ty ha estado presionándome más de lo normal para considerar
incluso el más pequeño de los papeles románticos.
—¿Estás intentando decirme que estas son mis dos únicas ofertas en este
momento? —inquiero con los ojos entrecerrados.
Ty suspira.
—No, pero las otras no están ni cerca de ser tan exitosas y pagan mucho
menos.
Golpeteo con un dedo la pila de papeles y alzo una ceja.
—¿Cuándo has visto que el dinero me importe, Tyson?
Pone los ojos en blanco y señala con un dedo los guiones.
—Por el amor de todo lo que es sagrado, ¿solo jodidamente los leerías?
¿Como un favor hacia mí? Luego puedes tirármelos y decirme que me jodan, una vez
más.
Resoplo y lo imito poniendo los ojos en blanco.
—Si leyéndolos me dejas en paz, lo haré. —Sonrío—. Llámame mañana para
que pueda decirte que te jodan entonces.
—Cuán jodidamente amable de tu parte. —La voz de Ty gotea con sarcasmo
mientras cierra su maletín y se levanta—. Tengo el contrato para tus cameos en esos
dos programas de televisión con el abogado. Los traeré a tu rodaje y puedes decirme
que me jodan en persona.
Me rio esta vez y me pongo de pie para verlo ir a la puerta de mi remolque.
—Gracias, Ty.
Levanta su barbilla, luego sale al brillante sol de California. Estoy a punto de
cerrar la puerta cuando se da la vuelta.
—Echa un vistazo a la lista de actrices siendo consideradas para el papel
protagonista en The First Time. Su primera opción solo aceptará si firmas para la
película.
Parece una solicitud extraña, pero asiento y cierro la puerta sin comentarios.
No sé por qué piensa que ella afectaría a mi respuesta. Ninguna de las actrices
populares actuales jamás me ha causado ni siquiera una chispa de interés. Dada mi
reputación, ¿por qué esta actriz haría esa estipulación? Mejor que se prepare para la
decepción.
Me dejo caer en el cómodo sofá gris y saco mi teléfono. Le hago una video-
llamada a mi hermano y sonrío cuando el rostro de su esposa aparece con una
amplia sonrisa.
—¿Qué pasa, Sexy Estrella de Cine? —saluda Shelby.
—Más te vale no estar llamando a otro hombre sexy, mi pequeña musa. —
Oigo gritar a mi hermano. Shelby pone los ojos en blanco, luego grita y le lanza a mi
hermano un disgustado ceño fruncido, pero su rostro se sonroja. Arrugo mi nariz,
no queriendo la imagen de mi hermano azotando a su esposa en mi cabeza. Él se
inclina y susurra algo, haciendo que su sonrojo se profundice.
—Hasta luego, Austin —chilla ella antes de desaparecer de la pantalla.
Theo la observa irse con una expresión que me provoca envidia. Él y su
esposa están locos el uno por el otro, asquerosamente a veces. Estoy más allá de
emocionado por ver a mi hermano tan feliz y Shelby es perfecta para él, pero me
recuerda que voy a una fría casa vacía y una fría cama vacía esta noche.
—¿Qué pasa? —pregunta cuando tengo su atención una vez más. Algo en mi
expresión debe indicárselo porque adivina—: ¿Tyson todavía te está acosando sobre
esos guiones?
—Le prometí que los leería solo para que se calmara —gruño—. Parece
pensar que mi carrera va a empezar a ir cuesta abajo si no aflojo.
Sus cejas se alzan.
—¿Estás considerándolo?
Niego al instante.
—No.
Theo asiente con aprobación.
—Bien. Creo que siempre te arrepentirías.
—Sin embargo, lo que es raro es que específicamente me dijo que echara un
vistazo a las actrices a las que quieren darle el papel protagonista. —Rasco mi
barbilla y me recuesto en los cojines.
—Estoy de acuerdo, es extraño. Pero conoces a Ty, no te lo pediría sin razón.
Te sugiero que hagas lo que te pide y termines con ello.
Suspiro y ruedo mis hombros repentinamente tensos.
—Tal vez deberías mandarme mi propio telegrama cantado —bromeo. Mi
hermano conoció a su esposa cuando hice que un servicio le enviara un telegrama
cantado. Es un compositor mundialmente reconocido y se hallaba en un bajón.
Bromeé con que lo que necesitaba era una musa. Resultó que tenía razón. Siempre
dice que al momento en que la conoció, oyó música y se enamoró.
La expresión de Theo se oscurece.
—No podría incluso si quisiera. Me aseguré que ya no están en el negocio. —
Debería haberlo imaginado. El propietario había sido un cerdo que trataba a sus
chicas casi como si fuera su proxeneta.
—Buen movimiento. —Gimo dramáticamente—. Supongo que mejor me
pongo a ello.
Theo pone los ojos en blanco.
—No sé por qué alguien querría a una diva como tú en su película de todos
modos.
—Porque soy muy lindo —digo con un guiño y una sonrisa—. Solo pregúntale
a tu esposa. —Cuelgo de inmediato. Theo va a patear mi culo la próxima vez que lo
vea, pero vale totalmente la pena.
Alguien toca a mi puerta y grito para que entre. Es mi asistente Benny.
—Van retrasados y quieren que reprogrames tu escena para mañana por la
mañana. Tienes la tarde libre.
Genial, ahora no tengo ninguna excusa para librarme de leer esta mierda.
Agradezco a Benny y recojo mis cosas antes de dirigirme a casa. Tomo la ruta
panorámica hacia mi casa en Malibu. Está en la playa en un vecindario tranquilo y
no demasiado lejos de la de mi hermano. Aunque vive en tanto terreno que es como
estar en medio de la nada y eso es un poco demasiado solitario para mí.
Una vez estaciono mi Bugatti Veyron en el garaje, entro a la cocina y agarro
una cerveza antes de salir a la terraza en la parte trasera de la casa, llevando los
guiones conmigo. Me estiro en una de las tumbonas y escucho los sonidos del
océano.
Imaginando que es hora de hacer de tripas corazón, recojo el guión de arriba
de la mesa junto a mí y es The First Time. Le doy la vuelta y veo la lista de personajes
con los nombres de los actores para los papeles que ya han dado, así como las
sugerencias para los que no.
La protagonista femenina, Jillian, tiene una lista de posibles nombres. El
primero es Nicole Callahan. Hermoso nombre.
Siempre hay nuevas actrices apareciendo en la escena y es imposible
mantenerse al día con todas. Pero al segundo que leo su nombre, sé que esta es
especial. No sé por qué. Algo dentro de mí tiene que saber más sobre ella.
Corro dentro y agarro mi ordenador portátil, luego regreso a mi asiento
afuera. Un rápido correo y unos minutos más tarde, tengo su currículum y audición.
Nicole Emily Callahan
Edad: 18
Altura: 1.60.
Peso: 48 kilos.
Tipo de cuerpo: pequeño, bailarina.
Color de cabello: rubio.
Longitud de cabello: largo.
Ojos: azules.
Estoy sorprendido cuando mi cuerpo empieza a reaccionar a la imagen que
he creado en mi cabeza. ¿Qué mierda?
Se graduó de la escuela hace solo un par de meses y tuvo algunos pequeños
papeles en unos pocos programas y anuncios. Este sería un papel de éxito para ella.
Pulso reproducir y algo dentro de mí ruge a la vida. Nunca he sentido nada
así. Se siente como… posesión.
Mis ojos van a su currículum de nuevo. Está representada por… TAG
Management. ¿Puedo tener un doble QUÉ MIERDA?
TAG… Tyson Allen Grant Management. ¿Su agente trabaja para Ty? Me
acuerdo de la manera en que específicamente la trajo a mi atención. ¿Está
intentando impulsar su carrera porque la quiere? La pregunta causa que la rabia
explote, prácticamente haciendo mi cabeza girar. Demasiado jodidamente malo. Es
mía.
Tomo mi teléfono de la mesa y pulso con fuerza hasta que el teléfono de Ty
está sonando.
—Lo sabía —dice a modo de saludo. Su voz es arrogante.
—¿Sabías qué? —mascullo.
—Es tuya. —Hay risa en su voz, y solo me molesta más.
—Maldición, jodidamente correcto —espeto—. Haz que tenga el papel, Ty.
No le des otra puta opción.
Dos
Nicole

No puedo recordar estar más nerviosa alguna vez de lo que estoy en este
momento. Reunirme con Sarah sobre representarme no me había perturbado tanto,
y tampoco lo hizo mi primera audición en Hollywood. ¿Pero saber que soy tenida en
cuenta para el papel principal en una importante película? ¿Y que hay una
posibilidad de que Austin Hayes podría hacer su primer papel protagonista en una
película romántica? Nerviosa ni se acerca a describir cómo me siento.
Estoy presionando mi mano contra mi muslo en un intento de hacer que mi
pierna deje de rebotar cuando la recepcionista me llama.
—¿Nicole Callahan?
—Soy yo —respondo mientras me pongo de pie.
—Sarah está lista para verte ahora.
Señala en la dirección de la oficina de mi agente, pero ya sé dónde ir ya que
la he visto cerca de una docena de veces desde que firmé con TAG Management. Cada
vez, la chica encargándose de recepción actúa como si nunca antes me hubiera visto.
Me niego a dejar que su comportamiento malicioso me afecte, no cuando soy lo
bastante afortunada para ser una clienta mientras ella está atrapada trabajando
detrás de un escritorio en TAG. Especialmente cuando estoy tan cerca de hacer mis
dos sueños realidad: tener un papel que me hará la envidia de cada estrella en
ciernes en Hollywood y conocer al chico con el que he tenido un enamoramiento
durante toda la escuela. Lo juro, me arruinó para otros chicos.
Toco con mis nudillos en su puerta parcialmente abierta antes de entrar.
Normalmente me hace un gesto hacia uno de los asientos frente a su escritorio, pero
esta vez, se levanta y se apresura hacia mí para abrazarme cuando me ve.
—¡Nicole! Estoy tan contenta de que pudieras venir hoy.
Apenas contengo un resoplido. Ni siquiera hay la más mínima oportunidad
de que no haría lo que fuera que tomara para reunirme con Sarah cada vez que llama.
Soy demasiado nueva en el mundo del espectáculo para desaprovechar
oportunidades sin al menos oír todos los detalles.
—Sabes que siempre estoy disponible para ti.
—Eso podría ser verdad hoy —hace una pausa para recoger una carpeta de
su escritorio—, pero en el futuro cercano, seré yo la que vaya a ti porque estarás
demasiado ocupada para hacer el viaje a mi oficina.
Mis ojos están pegados a la carpeta verde en su mano. Aprendí pronto que
Sarah usa como sistema de archivo un código de colores. Todos mis rechazos han
estado en carpetas rojas, pero cada vez que recibo una oferta, los detalles se hallan
en una verde.
—¿Es eso lo que creo?
—Síp. —Mis piernas se sienten como goma, haciéndola sonreír cuando me
dejo caer en la silla—. Te quieren para la protagonista en The First Time.
Se sienta frente a mí y me extiende la carpeta. La agarro y la abro por la
primera página del contrato. Mis ojos se ensanchan cuando veo mi nombre arriba, y
no puedo recuperar mi respiración cuando veo la cantidad de dólares que me
ofrecen por el papel de una vida. Me da tiempo para leer todo sin interrumpirme.
Estoy tentada a firmar en la línea final sin hacer preguntas, pero hay un molesto
detalle que absolutamente debo saber antes de poder aceptar.
—¿Qué hay sobre mi pequeña solicitud?
—¿Es así como lo llamas? ¿Una pequeña solicitud? —Sarah ríe y niega—.
Decir que no tomarías un papel que la mayoría de estudios ni siquiera considerarían
dar a una novata como tú es más como una gigantesca solicitud, si me preguntas.
—Lo sé, dejaste claro tu punto de vista cuando lo hablamos durante mi última
cita. —Lo habíamos discutido sin parar, con Sarah esforzándose por convencerme
que arruinaría mi carrera. Pero no solo tengo un enorme enamoramiento con
Austin; respeto la línea que había dibujado en la arena cuando se trata de rechazar
papeles que lo pondrían en una situación comprometida. También está el hecho de
que no puedo imaginar besar a nadie salvo Austin, incluso si es solo porque estamos
fingiendo ser otras personas que se enamoran. Sus labios son los únicos que quiero
sentir presionados contra los míos.
Sé que es arriesgado para mí rechazar el papel a menos que sea el
protagonista. Podría arruinar mi carrera antes de tener la oportunidad de despegar
realmente, pero no estoy dispuesta a sacrificar mi felicidad futura por un trabajo, no
importa cuán desesperadamente lo quiera. Profundo en mi interior, tengo el
presentimiento de que besar a cualquiera que no sea Austin en la pantalla sería una
decisión que lamentaría el resto de mi vida. Es por eso que fui firme y rechacé
escuchar a razones. Ahora solo tengo que esperar que mi apuesta sea pagada.
—¿Pero funcionó?
—¡Sorprendentemente, lo hizo! Pero solo porque ideé un plan brillante para
lograr que fuera un hecho consumado para el estudio —presume.
Bajo los papeles a mi regazo y le entrecierro mis ojos.
—¿Plan? ¿Qué plan?
—Creo que ahí es donde entro —declara una voz masculina. Me giro en mi
asiento y encuentro a Tyson Allen Grant caminando hacia mí. Rápidamente me
pongo de pie, impresionada por verlo. Aunque Sarah trabaja para su compañía, es
una agente principiante cuya lista de clientes está llena de actores y actrices como
yo que no tienen muchos créditos a su nombre. Pero su jefe es una historia
completamente diferente. Solo representa a las estrellas más grandes… como Austin
Hayes.
—Señor Grant —digo con un jadeo. Desearía haber sabido que iba a estar
aquí. Habría pasado más tiempo con mi cabello y maquillaje para lucir mejor.
Me dirige una sonrisa y asiente hacia Sarah antes de rodear su escritorio y
reclamar la silla tras el mismo. Luego rueda hacia delante y apoya un codo en el
escritorio, sosteniendo su barbilla bajo su puño mientras me recorre de la cabeza a
los pies. Hay una apreciación masculina en sus ojos, pero parece… distante de alguna
manera. Cuando habla, no hay una pizca de flirteo en su tono.
—Sarah acudió a mí antes de hablar con el estudio. Explicó tus reservas
acerca de aceptar un papel con un interés amoroso a menos que el papel lo tenga el
actor de tu elección. Exigencias como esa normalmente resultarían en que fueras
extraoficialmente dejada fuera de los estudios de producción más importantes.
Siguiendo a eso, por supuesto estaríamos obligados a dejarte como clienta.
—Yo… —No puedo pronunciar ni una palabra, no es que supiera qué quiero
decir.
Tyson desecha mi preocupación.
—Por suerte para ti, esta no es la situación normal. Tu solicitud se alinea con
algo que he querido para uno de mis clientes que también es un amigo cercano. Se
me presentó como una oportunidad de oro, y no soy el tipo de hombre que las deja
pasar.
Sarah se hace cargo de la explicación.
—Tyson le dio el guión a Austin, junto con nuestro emparejamiento
propuesto de ustedes dos como protagonistas. El estudio saltó a la oportunidad de
tenerlo a bordo en un papel protagonista para el proyecto, y nos enviaron los
contratos en cuestión de horas.
—Por supuesto que lo hicieron. Quieren la firma de Austin en la línea de
puntos antes de que pueda salirse del trato —añade Tyson.
Me dejo caer de nuevo en mi asiento y retuerzo mis manos.
—¿Firmó? ¿Voy a ser su coestrella en The First Time?
—No ha firmado todavía, pero —levanta su brazo para mirar su reloj Patek
Philippe en su muñeca—, espero que eso cambie en cualquier minuto ahora.
—¿Viene aquí? ¿Ahora? —chillo, deseando aún más haberme tomado el
tiempo extra con mi apariencia. Mi mirada va a la puerta mientras me pregunto si
tengo suficiente tiempo para ir al baño en el pasillo y refrescarme. Mis ojos se
ensanchan cuando diviso a Austin caminando por el pasillo. Se ve incluso mejor en
persona que en la pantalla grande, y eso es decir mucho ya que es bien conocido por
ser el epítome de alto, oscuro y guapo.
Es bueno que esté sentada porque no estoy segura que mis piernas me
sujetaran cuando Austin entra en la oficina de Sarah. Ese es el gran impacto que tiene
sobre mí. Es al menos treinta y cinco centímetros más alto que yo, con una figura
esbelta y atlética. Su cabello oscuro luce como si estuviera un par de semanas
retrasado para un corte, pero eso podría ser por la película que está filmando ahora.
Su piel es bronceada, como si disfrutara pasar mucho de su tiempo libre afuera. Y
sus ojos oscuros, llenos de intensidad, están centrados en mí como si fuera la única
persona en la habitación.
Tres
Austin

Me siento como si una casa de ladrillos hubiera sido levantada de mi pecho


cuando veo a Nicole. Está sentada en una silla frente al escritorio, mirándome
fijamente con sus amplios ojos azules. Sus rizados mechones rubios blancos son
salvajes mientras enmarcan su rostro redondo. Su linda y pequeña nariz está rosada
y el arco de cupido de su boca está formando una pequeña O.
El alivio que siento al verla es repentinamente reemplazado con una ráfaga
de deseo y mi cuerpo actúa con voluntad propia. Me acerco a ella, agarrando sus
hombros para levantarla, y la beso. Sus brazos rodean mi cuello de inmediato y su
cuerpo se derrite contra el mío. Hundo una mano en su sedoso cabello y lo aferro
con fuerza, sosteniéndola en el lugar mientras devoro su dulzura. La otra mano se
desliza por su espalda para palmear su pequeño culo redondo y aplastarla contra
mí.
Es tan pequeña que mi agarre la levanta del suelo para llevar su boca al nivel
de la mía. Jodidamente amo cómo encaja contra mí. Paso mi lengua por la comisura
de sus labios y su cabeza cae hacia atrás cuando la abre. Cuando mi lengua toca la
punta de la suya, deja escapar un pequeño gemido y joder… sabe casi como chocolate
derretido y estoy cien por cien seguro que no es porque haya estado comiéndolo. Es
ella. Solo ella. La sangre se apresura a mis oídos mientras baja a mi polla. Estoy a
segundos de empujarla contra la pared más cercana y enterrarme en su interior.
Un carraspeo rompe a través de la nube de lujuria y mi cabeza se alza de
golpe, girándose hacia el sonido. Mierda. Había olvidado por completo que no
estábamos solos. Aflojando mi agarre, permito que Nicole se deslice por mi cuerpo
hasta sus pies, pero mantengo mi brazo a su alrededor, sosteniéndola cerca.
—Parece que la química no va a ser un problema para ustedes dos —dice Ty
con voz arrastrada. Lo miro con furia y simplemente me sonríe.
Mirando a Nicole, sonrío con ternura y soy recompensado con dos profundos
hoyuelos que aparecen cuando sus labios se curvan.
—¿Firmaste, pequeña estrella? —Niega, sus ojos todavía fijos en mi rostro.
Frunzo el ceño y me vuelvo para fulminar con la mirada a Ty y Sarah—. ¿Qué
mierda?
—Cálmate, hombre —dice Ty, alzando sus manos en rendición—. Estábamos
llegando a esa parte cuando apareciste y la atacaste—. Mi expresión se vuelve mortal
y silenciosamente extiendo mi mano, sin confiar en mí mismo para hablar. Sarah
toma la carpeta que Nicole dejó caer al suelo y me la entrega mientras Ty me entrega
otra pila de papeles grapados.
—Terminemos esto, entonces podemos llegar a conocernos —le digo a Nicole
gentilmente. Dejo los contratos sobre el escritorio y agarro un bolígrafo,
garabateando mi firma en el mío. Casi en cámara lenta, ella aleja su mirada y se
inclina sobre el escritorio para firmar. Mis ojos caen a su culo perfecto y mi boca se
hace agua ante la idea de ver la huella rosa de mi mano en esas nalgas blancas
mientras la embisto desde atrás.
Nicole se endereza y tan pronto como suelta el bolígrafo, tengo su mano en la
mía. Alejándola, grito sobre mi hombro:
—Te enviaré el guión revisado mañana, luego dame el horario de rodaje de
inmediato. —Sí, había hecho algunos cambios en las escenas de amor que no eran
negociables.
—¡Quieren empezar mañana! ¡Tan pronto como supieron que ibas a hacer
este proyecto, lo pusieron al frente de su horario de producción para que no tengas
oportunidad de repensar tu decisión! —grita Ty y muevo mi mano
despreocupadamente para dejarle saber que lo oí, pero no dejo de moverme hasta
que llegamos a la entrada principal.
Sostengo la puerta y no puedo evitar acercarme un poco para que su cuerpo
roce el mío mientras sale. Sus tetas no son grandes, pero son turgentes y maduras,
perfectas para mi boca. Cuando siento sus pezones duros rozar mi pecho, toda la
sangre restante en mi cuerpo se apresura a mi polla. Nicole agacha su cabeza
tímidamente mientras me pasa, pero se eleva, sus ojos azules como platos cuando
siente el bulto duro contra su cadera.
Mi mirada es atrevida y sin disculpas. Podría también saber ahora lo que me
hace ya que va a volverse muy familiar con mi polla pronto. Tengo intención de
mostrarle quién posee su dulce y pequeño cuerpo, marcar mi posesión en su coño
para que lo recuerde cada vez que se mueva.
En la parte trasera de mi mente, sé que debería ir despacio y no asustarla.
Pero he esperado demasiado tiempo por ella y mi control ya está colgando de un
hilo. Agarro su mano con fuerza en la mía, entrelazando nuestros dedos, y la llevo
fuera hacia mi auto deportivo rojo, donde abro la puerta y la ayudo a entrar. Alcanza
el cinturón de seguridad, pero aparto sus manos ligeramente y lo abrocho. Luego
dejo un beso suave sobre sus labios antes de cerrar la puerta y apresurarme al lado
del conductor.
Quemando goma al salir del estacionamiento, prácticamente acelero por las
calles hasta que llego a la autopista del Pacífico. La panorámica de las playas me
calma y miro a mi chica. No me ha pasado desapercibido que todavía no la he oído
pronunciar una palabra.
Mi mano pica por envolver la suya y por primera vez desde que compré mi
auto, desearía haber escogido el automático en lugar del manual. Ya que vamos en
punto muerto por la autopista, suelto el cambio manual y paso un dedo por su suave
mejilla antes de empujar su barbilla para que gire su cabeza en mi dirección.
Mis ojos vuelven lentamente a la carretera, reacio a alejar la mirada de su
impresionante belleza.
—Supongo que debería haberme presentado oficialmente, pequeña estrella.
Soy Austin Hayes.
Nicole murmura algo con un pequeño chillido antes de carraspear e
intentarlo de nuevo.
—Lo sé. Soy, mm, Nicole Callahan. Pero supongo que ya lo sabes. —Suelta una
risita y el sonido va directo a mi polla. Juro que está muy dura y de repente imagino
esos carnosos labios rosas envueltos alrededor de mi polla.
—No quiero asustarte, nena, pero creo que es importante ser honesto contigo
—empiezo, escogiendo mis palabras cuidadosamente—. Eres la única razón por la
que acepté este papel.
Oigo su rápida inhalación y le doy un rápido vistazo a su rostro, feliz cuando
veo sus sexys hoyuelos y piel sonrojada. Una desesperada necesidad de ver ese
sonrojo rosa extenderse por todo su cuerpo hace que mi pie presione incluso más
duro en acelerador.
—Yo también —susurra.
—¿Por qué? —pregunto, necesitando saber. No es que su respuesta vaya a
cambiar el resultado.
—Simplemente no me sentía cómoda dejando que nadie más me besara —
hace una pausa por un momento—, o algo más.
La posesión que he estado sintiendo desde que la vi por primera vez, vuelve
con absoluta rabia ante la idea de las manos de alguien más sobre ella. Me recuerdo
que ya está solucionado, nadie nunca la tocará salvo yo, y eso me ayuda a calmarme.
Mis ojos van a sus piernas curvilíneas y quiero desesperadamente deslizar mi mano
entre sus muslos y subirla bajo su lindo vestidito veraniego amarillo. Gimo
internamente, obligando al tiempo a moverse más rápido.
—¿Entiendes lo que significa que haya aceptado representar este papel
contigo, Nicole? —pregunto roncamente. Niega y sus hermosos rizos rebotan—. Me
prometí que nunca daría mis labios, o incluso mi toque afectuoso, a ninguna mujer
salvo la mía. —La miro rápidamente, dejándola ver la firme determinación en mis
ojos. Estoy a punto de decir más cuando llegamos a la salida hacia mi vecindario.
Gracias, joder.
Permanezco en silencio por los minutos que toma llegar a mi casa, luego
estaciono el auto en el garaje y lo apago. Después de prácticamente saltar de mi
asiento, agarro un sobre de manila del asiento trasero, luego rodeo el capó y la
ayudo. Finalmente, soy capaz de entrelazar nuestros dedos y suspiro al tener
contacto constante con ella de nuevo.
Me tienta llevarla directamente a mi dormitorio, pero de alguna manera, unas
pocas neuronas permanecen y la llevo a la terraza. Dejándome caer en la primera
silla que veo, la coloco sobre mi regazo. Mis manos enmarcan su rostro y la miro
profundamente a los ojos.
—En caso de que no entendieras lo que estaba diciendo antes, voy a ser
perfectamente claro. Supe al momento en que te vi que eras mía. —Niego antes de
darle un rápido y duro beso—. Sé que me estoy moviendo a la velocidad de la luz,
pero no conozco otra manera cuando se trata de ti. Deberías saberlo en este
momento; no voy a dejarte ir.
La miro con cuidado, buscando señales de que va a intentar huir. Estoy
perfectamente dispuesto a atarla a mi cama y seducirla hasta que entienda y acepte
la situación. Desafortunadamente, con el rodaje comenzando mañana, no tengo
tanto tiempo.
—¿Eso significa que eres mío también? —pregunta tentativamente. Todo mi
comportamiento se suaviza y me inclino para dejar un beso amoroso sobre cada una
de sus mejillas y luego sus labios.
—Nunca perteneceré a nadie más. —Me sonríe, aunque no me pierdo la
manera en que se contiene solo un poquito. La he visto, es una actriz excepcional,
pero ya puedo sentir que nunca será capaz de esconderme nada. Puedo ver todas
sus emociones a través de sus claros ojos azules. Y, ahora mismo, hay esperanza de
que hable en serio, pero duda sobre si creerlo por completo. Tenemos semanas de
rodaje por delante, así que me calmo con el conocimiento de que tengo un montón
de tiempo para convencerla. Empezando con las reglas de su contrato.
—¿Leíste todo tu contrato, nena? —cuestiono mientras aparto algunos rizos
rebeldes de su rostro.
Su rostro se frunce con indignación y casi me rio porque es tan jodidamente
adorable.
—Por supuesto. Puedo ser nueva en el negocio, pero no soy estúpida.
—Me refiero al apéndice que fue añadido en el último minuto.
Sus cejas se alzan y extiende sus manos a los lados.
—¿El qué?
Sabiendo que íbamos a tener esta conversación, he venido preparado.
Estirándome a su alrededor, agarro el paquete que había arrojado al final de la
tumbona. Se lo entrego y me da un curioso ceño antes de abrirlo y sacar el fajo de
papeles.
—¿Qué diablos? —murmura—. ¿Por qué no me dijo Sarah esto? —Sus ojos
se elevan a los míos, luego se entrecierran cuando sonrío inocentemente.
—Mentí, pequeña estrella —le digo con un encogimiento de hombros
impenitente—. El dinero puede convencer a la gente de hacer un montón de cosas.
Incluyendo añadir esto al contrato sin decirte para asegurar que lo firmaras.
Su boca se abre y levanta el apéndice para leerlo. Lo tengo prácticamente
memorizado (lo escribí, después de todo), así que lo digo en voz alta de todos modos,
parafraseando sin toda la jerga legal.
—Uno. No tocar a otros hombres. Dos. Residirás con Austin Hayes durante
toda la vida del contrato. Tres. Das tu consentimiento para que Austin Hayes asuma
la completa tutela sobre ti, incluyendo, pero no limitado a, aprobar donde vas, con
quién pasas tu tiempo, qué llevas, y los límites con respecto a tu actuación. En cuanto
a tu dinero, será guardado en un fideicomiso durante el contrato y permitirás que
Austin Hayes pague por todo. Si cualquiera de estas reglas es rota, le garantizas a
Austin Hayes el derecho a castigarte como crea conveniente. —Doy golpecitos en mi
barbilla reflexivamente—. Creo que eso es todo.
Nicole se aparta de mi agarre cuando se pone de pie y lanza el contrato a la
mesa junto a mí. Se para sobre mí con sus ojos expulsando fuego y sus manos
plantadas en sus caderas. No puedo contener la sonrisa que se extiende por mi
rostro. Se ve jodidamente increíble cuando está irritada.
Cuatro
Nicole

Conocer a Austin no es nada como pensé que sería. Supongo que pensé que
lo máximo que podía esperar era una rápida lectura para medir mi química con él.
Repasar algunas líneas juntos para ver si tenemos ese algo especial que lleva una
película de buena a genial. Una chispa seria es la única manera de que una actriz sin
nombre como yo tuviera alguna vez la oportunidad de ser la protagonista junto a
Austin Hayes, especialmente en su primer papel romántico moderno. Cómo ha
aumentado a todo esto, no lo entiendo. El beso que me dio en la oficina de Sarah fue
completamente inesperado, en la mejor manera posible. Un viaje a su casa en Malibu
es lo segundo mejor. ¿Pero mudarme y darle completo control sobre mi vida? ¿Junto
con el derecho a castigarme como sea que quiera?
—Sí, no.
—¿Sí, no? —repite, su cabeza ladeándose y sus labios llenos curvándose en
las esquinas en una pequeña sonrisa—. Espero que eso sea un sí y no un no.
—Nop. No-o. De ninguna manera —gruño, colocando mis manos en mis
caderas y obligándome a no pisotear con frustración.
Luciendo como si no tuviera una preocupación en el mundo, Austin se
recuesta y estira sus piernas sobre la tumbona. Entrelazando sus dedos detrás de su
cabeza, pregunta:
—¿Con qué partes tienes un problema?
Imagino que lo más sencillo es empezar desde arriba y continuar hasta los
problemas más grandes.
—No puedo solo mudarme contigo. Mientras que podría sentirse como si nos
conociéramos desde siempre, hace como dos segundos que nos conocimos.
Su sonrisa se amplía con satisfacción.
—¿Sientes como si me conocieras desde siempre?
—¡Por supuesto que sí! He tenido un enorme enamoramiento contigo
durante años. —Mi mano sube a cubrir mi boca cuando me doy cuenta de lo que
acabo de admitir. Estoy completamente avergonzada, y a juzgar por cuán calientes
se sienten, estoy segura que mis mejillas están rojas brillantes.
La expresión de Austin se suaviza y sus ojos oscuros contienen mucha calidez
mientras me mira.
—Es probablemente bueno que nos hayamos conocido ahora. Si lo
hubiéramos hecho antes, hubiera sido una tortura permanecer lejos mientras
esperaba a que cumplieras dieciocho. Hubieras sido irresistible, sabiendo que tenías
un enamoramiento conmigo, nena.
Su confesión calma un poco mi vergüenza, pero mis mejillas permanecen
acaloradas… solo que por una razón totalmente diferente. Es excitante saber que su
reacción hacia mí es tan fuerte. Me hace querer volver a su regazo, pero todavía
tenemos que hablar un montón antes de que pueda ceder a la urgencia. Y
definitivamente no puedo pensar bien cuando estoy tan cerca de él.
—Sí, y mudarme contigo el día que nos conocimos habría sido un gran no-no.
—Cierto —concede—. Pero tienes la edad ahora, así que no hay nada que te
detenga de vivir conmigo. ¿No es así?
Lo reflexiono por un minuto, pensando en mi pequeño estudio apartamento
en un no tan buen vecindario. ¿De verdad quiero rechazar la oportunidad de vivir
en una hermosa casa en la playa solo para volver allí?
—De acuerdo, me mudaré.
—Me alegra que lo veas de esa manera. —Su sonrisa se vuelve triunfante, a
pesar de que intenta esconderlo—. Ahora, ¿qué más del apéndice te está
molestando?
—No tengo un problema con la parte de no tocar a otros hombres. —Sus ojos
oscuros arden en los míos, y tengo la sensación de que mejor cambio de tema rápido
porque cualquier charla sobre otros chicos es un tema sensible para él. Si supiera
cuán inexperta soy, entendería que no es un problema—. Pero la cosa de la tutela es
demasiado.
—¿Será realmente tan malo, dejarme asumir la carga por ti? Sé que suena un
poco extremo entregarme un montón de decisiones. Pero nunca haría nada que no
sea en tu mejor interés. Tu seguridad y bienestar son todo lo que me importa,
pequeña estrella. —Hace un gesto con su brazo de semicírculo delante de él—.
Ahora que finalmente te he encontrado después de buscar durante tanto tiempo,
todo esto no significa mierda sin ti a mi lado.
—Vaya. —Estoy tan alucinada por su declaración que no estoy segura de qué
decir. Se desplaza y palmea el centro de la tumbona. Con un profundo suspiro, me
dejo caer a su lado—. ¿Lo dices en serio?
—Cada palabra —confirma mientras me acerca más—. Sé que estoy siendo
agresivo…
—¿Agresivo? —Resoplo—. Más como una apisonadora.
Pasa una pierna sobre mi cabeza y me rodea con sus brazos, acercándome
hasta que estoy sentada entre sus piernas extendidas. Mi espalda está presionada
contra su pecho, y descansa su barbilla sobre mi cabeza.
—Sí, pues funcionó con mi hermano cuando encontró a su esposa, así que
supongo que pensé que podría funcionar con nosotros también.
Echo mi cabeza atrás para mirarlo.
—¿Tu cuñada se mudó con él el día que se conocieron y le permitió decidir
todo por ella?
—Síp.
Mis ojos se ensanchan con sorpresa.
—¿De verdad?
—Theo básicamente no permitió a Shelby irse de la casa hasta que tuviera su
anillo en su dedo y a su bebé en su vientre. —Su mano se desliza para cubrir mi
estómago y siento mariposas volando dentro de mí—. Una vez que se logró, se ha
relajado con ella un poco.
—Vaya. —Exhalo—. Eso es mucho que asimilar. Más o menos como tus
exigencias.
—Solo voy a ser abierto, honesto y sincero contigo, Nicole. En este mundo
loco en que vivimos, es la única oportunidad que tenemos de lograrlo como pareja.
Pareja.
Austin Hayes está hablando sobre nosotros… en una relación. Me está dando
un papel principal en una importante película y a él como mi novio en bandeja de
plata. Es todo sobre lo que he fantaseado, y aquí estoy discutiendo con él sobre los
detalles. Tan drásticos como son los términos que añadió en el apéndice, no son para
siempre. Solo durante el contrato. Puedo vivir con la mayoría de lo que está
pidiéndome por ese tiempo. Y después, con suerte habremos construido algo
duradero entre nosotros que hará que merezca la pena correr el riesgo.
—Suponiendo que esté bien con todo lo demás, ¿qué es esto de que puedes
castigarme como creas conveniente?
Me agarra de la cintura y fácilmente me levanta, volviendo para que monte a
horcajadas sus piernas, las cuales se abren ampliamente con sus pies sobre el suelo.
Lo cual significa que estoy completamente abierta para él y si mi falda se sube un
poco más, será capaz de ver mis bragas.
Una vez me tiene colocada donde me quiere, me mira profundamente a los
ojos.
—Como dije antes, eres todo lo que me importa. No voy a joder eso
hiriéndote. Tampoco voy a dejarte hacer nada que nos ponga en peligro. Si metes la
pata, habrá consecuencias. Pero serán las que estés dispuesta a tomar de mí. —
Esboza una sonrisa diabólica—. Dale una oportunidad. Podrías encontrar que te
gusta que reparta tanto que rompas una pequeña regla a propósito solo para sentir
el azote de mi mano en tu pequeño culo impertinente.
Está hablando de azotarme. Para mi sorpresa, la idea me excita en lugar de
hacerme querer correr en dirección contraria. Los ojos de Austin se oscurecen con
deseo, como si supiera exactamente lo que está pasando por mi cabeza. Su mano se
desliza a mi culo y me estremezco cuando aprieta una nalga.
—Oh, sí. Estás más que bien con los métodos de castigo que voy a elegir. ¿No
es así?
—Tal vez —admito suavemente.
—Apuesto a que estás casi tan húmeda como vas a estar extendida en mi
regazo con tu culo desnudo en el aire la primera vez que tenga que azotarte. —Sus
ojos caen a la unión de mis piernas abiertas, apenas cubierta por mi falda.
Mis bragas están más que húmedas ante la imagen que está pintando en mi
cabeza, pero le entrecierro mis ojos.
—¿Por qué pareces tan experto en este tipo de cosa?
—Joder si lo sé. —Se encoge de hombros—. Nunca ni en mis sueños más
salvajes imaginé que sería tan mandón y posesivo cuando te encontrara.
Honestamente, ni siquiera sabía que tenía estos sentimientos dentro de mí. Pero
parece que no puedo evitarlo. Mi mente, corazón y cuerpo saben que eres mía, y
tengo esta vehemente necesidad de atarte a mí en cada manera posible.
Recojo los papeles de la mesa y miro el apéndice que había añadido a mi
contrato.
—Ciertamente has hecho un buen trabajo en hacerlo suceder en tiempo
récord.
—Somos más que el papeleo que redacté. —Toma los papeles de mi mano y
los arroja al suelo—. Es una red de seguridad, eso es todo. Una que espero no
necesitar. Entonces, ¿qué dices? ¿Quieres ser más que mi coestrella? ¿Quieres ser
mía en cada manera que importa? —Aparta mi cabello al lado y se inclina para besar
mi nuca, enviando estremecimientos por mi espalda—. No es que tengas mucha
elección —murmura—. Si no dices que sí, tendré que ayudarte a cambiar de opinión.
—Aceptaré con una condición.
Esta vez, es el que me entrecierra los ojos.
—¿Qué condición?
Hay un millón de respuestas que puedo dar, pero lanzo la cautela al viento y
respondo:
—Antes de que tenga la oportunidad de romper una regla, quiero sentir cómo
es que me azotes.
Cinco
Austin

Niego.
—No sería lo mismo, nena. —Sonrío y deslizo ambas manos bajo su culo y
aprieto—. No es solo sobre azotar. Puedo azotar tu culo durante el sexo en cualquier
momento, pero ser castigada… —Me callo, sin saber cómo describirlo—.
Simplemente es diferente.
Nicole ladea la cabeza y me estudia por un momento.
—¿No quieres azotarme en este momento? —cuestiona. Su rostro es una
máscara de inocencia, y nada en su tono indica otra cosa que curiosidad. Sin
embargo, veo a través de ella. Está intentando provocarme y es jodidamente
adorable. De repente, se me ocurre que no se ha dado cuenta de lo transparente que
es para mí. No estoy a punto de indicárselo ya que tengo el presentimiento de que
esto va a trabajar muy a mi favor.
Mis manos se deslizan alrededor de su culo hacia sus muslos y lentamente
suben hasta que las puntas de mis dedos están bajo su falda. Su respiración se
acelera casi imperceptiblemente, pero es suficiente para atraer mis ojos a su pecho.
Puedo ver sus pequeños pezones endurecidos presionando contra su sujetador.
Jodidamente no puedo esperar a verlos agrandarse y gotear con leche. Lamo mis
labios con la anticipación de chupar su nutriente después de que haya alimentado a
nuestros bebés. Tengo intención de hacer que suceda tan pronto como sea posible.
Levanto mi mirada y me inclino cerca hasta que puedo sentir su aliento en
mis labios.
—Hay un montón de otras cosas que puedo hacer para convencerte de que
eres mía, pequeña estrella. —Mi mano sube más—. Azotar no es la única manera de
ponerte húmeda y rogando por mí.
Su aliento se atora cuando mis dedos alcanzan su coño y ligeramente subo
uno por el centro de sus bragas. Su boca se separa y uno nuestros labios, mi lengua
de inmediato empujando para saborearla. Gimo mientras una vez más me ahogo en
su dulzura. Ese suave sabor que me recuerda tanto a chocolate negro derretido.
Apostaría mi próximo cheque a que su coño tiene la misma dulzura.
—Tus bragas están húmedas, nena —comento contra sus labios. Luego meto
un dedo bajo la tela y siento cuán resbaladiza está, su excitación cubriendo mi dedo.
Empujo en su canal y tengo que presionar para entrar. Es tan jodidamente pequeña
y estrecha, voy a tener que asegurarme que está bien preparada antes de darle mi
polla gigante. Cuando profundizo un poco más, golpeo una barrera y hace que mi
cuerpo se congele mientras mis bolas se alzan dolorosamente y me corro en mis
pantalones. En el momento, no me importa una mierda. Tengo más mezcla de bebé
para ella.
Sospechaba que estaba intacta, pero confirmarlo hace que mi necesidad de
reclamarla ruja a través de mí. Para estar seguro, me retiro y miro sus hermosos ojos
nublados con lujuria.
—Nicole. Nena, ¿eres virgen?
No parece oírme al principio, así que le pregunto de nuevo. Algo de la niebla
se disipa y sus mejillas arden rojas.
—Sí. —Su expresión cae, volviéndose alicaída—. ¿Eso cambia las cosas?
Cierro mis ojos y descanso mi frente contra la suya mientras respiro hondo.
—Solo me hace desearte más. Saber que soy el único hombre que alguna vez
tendrá y sabrá cómo se siente tener tu coño virgen envuelto alrededor de mi polla.
Sus ojos están llenos de deseo cuando regreso mi mirada a su rostro. Levanto
mi mano para que ambos podamos ver mi dedo cubierto de esa espesa crema antes
de meterlo en mi boca y dejarlo limpio.
—Joder —gimo—. No puedo esperar para tener mi lengua en ese pequeño
agujero apretado. Creo que podría vivir de tu néctar durante el resto de mi vida.
Un casi inaudible gemido escapa de sus labios y joder si no me corro de
nuevo. Mierda. Espero tener más resistencia una vez esté en su interior.
Bajando la mano, levanto su falda a su cintura y agarro un puñado de su ropa
interior sedosa, retorciéndola hasta que soy capaz de desgarrarla. Luego pongo
presión en sus hombros, forzándola a inclinarse hacia atrás hasta que su cuerpo está
arqueado, sus tetas sobresaliendo y sus caderas levantándose para exhibir su sexo.
El mundo deja de girar cuando tengo mi primera mirada de su coño adolescente, tan
húmedo y rosa, rogando por un hombre que se ocupe de él. Entonces empieza a girar
de nuevo, aturdiéndome con el hambre que me está llenando a gran velocidad.
—Tan lindo —murmuro mientras lo acaricio algunas veces.
No tengo más paciencia y he perdido la habilidad de ir despacio. Empujo mis
manos bajo sus piernas, yendo por debajo para sujetar su cuelo redondo y alzarla
hacia mi boca expectante. Mi lengua toma una probada de su centro y estoy perdido.
Prácticamente ataco su coño, lamiendo y chupando, clavando mi lengua en su
interior hasta que oigo su gemido. Mi boca retrocede solo para ordenar:
—No me ocultes tus sonidos de placer, Nicole. —Mi voz es dura, dejando claro
que no es una petición—. Quiero oír cada jodido gemido, cada quejido, cada grito.
¿Entiendes?
—Sí —dice con un jadeo, y la recompenso sumergiéndome de nuevo y
dándome un festín con su dulzura. No juego juegos o intento prolongarlo. La empujo
duro y rápido, sus gritos urgiéndome hasta que todo su cuerpo se tensa antes de que
explote, chillando mi nombre.
El pecho de Nicole jadea mientras intenta recuperar el aliento y mi boca se
hace agua. Sé que necesito sus perfectas tetas en mi boca pronto. Su cuerpo está flojo
mientras la muevo para que yazca contra mi pecho, agotada y satisfecha. Mis
pantalones son un puto desastre y su falda está arrugada y agrupada en su cintura
mientras sus bragas yacen hechas jirones en el suelo.
—Eso fue… nunca he… caray —tartamudea.
Inclino mi cabeza y mordisqueo su oreja antes de susurrar:
—No he terminado contigo. No he tenido suficiente. —Nunca tendré
suficiente.
Justo entonces, el estómago de Nicole gruñe y me rio cuando sus mejillas se
sonrojan. Deslizo una mano detrás de espalda y la otra bajo sus piernas, luego me
levanto con ella acunada en mis brazos. Mientras voy dentro, beso amorosamente
su sien. Todo en mí está cálido y feliz teniéndola conmigo, en nuestra casa, en mis
brazos.
—¿Qué tal una ducha mientras pido algo de cenar? —cuestiono, ya
dirigiéndome hacia el dormitorio principal. La casa es grande con cuatro
habitaciones de invitados, cada una con un baño adyacente. Hay también una cocina
lo bastante grande para que una familia cocine, una sala de cine, una sala de juegos,
una biblioteca, una oficina, una piscina exterior y una cancha de baloncesto en el
sótano.
Cuando la construí, sabía que sería el hogar en el que criaría a mi familia, así
que a pesar del tamaño, me esforcé por hacer el espacio cómodo, un lugar donde la
gente pueda relajarse, un hogar más que un lugar donde la gente vive. La mirada de
Nicole asimila tanto como puede mientras paso todo, pero no me detengo para
dejarla mirar alrededor. Habrá tiempo para eso más tarde.
La llevo directa al baño y la pongo sobre el lavabo. Luego regulo la
temperatura en el panel de control antes de abrir la ducha. Mi intención es
desnudarla y lavar cada parte de su cuerpo antes de arrodillarme y hacer que se
corra de nuevo. Pero mis planes son brevemente arruinados cuando una idea se me
ocurre.
—Nena, ¿estás en control de natalidad?
Los ojos de Nicole se ensanchan y su boca forma una pequeña O. Obviamente,
tampoco había pensado en eso antes. Niega.
—No, no he necesitado…
Mi teléfono suena repentinamente y maldigo la intrusión. Lo levanto con la
intención de apagarlo y continuar nuestra conversación, pero un vistazo a la persona
que llama que hace reconsiderarlo cuando veo que es Ty. Casi ignoro la llamada de
todos modos, pero sé que probablemente está llamando sobre el horario de mañana
y es mejor hablar con él ahora a que nos interrumpa más tarde.
—Lo siento, tengo que responder, nena —me disculpo—. Adelántate y
empieza sin mí. —Luego le doy una mirada severa—. Cuando digo empezar, me
refiero a la ducha. No te toques a menos que específicamente te dé permiso. Tus
orgasmos me pertenecen y te prometo que no te gustarán las consecuencias si
rompes esta regla —advierto—. Un culo rojo no será el único castigo que te ganarás.
Asiente y se da la vuelta, rápidamente quitándose la ropa. Maldigo, molesto
por no ser capaz de hacerlo yo. Respondo y voy al dormitorio.
—¿Qué? —grito prácticamente.
—Maldición, Austin —gruñe Ty—. ¿Quieres calmarte antes de hacer estallar
un tímpano?
—Ty, no quieres joderme ahora mismo o juro por todo lo sagrado que la
próxima vez que te vea, te golpearé como la mierda.
Ty silba, pero sabiamente no dice nada más para disparar mi temperamento.
Transmite el horario para la semana y la lista de escenas que filmaremos. Una vez
hemos acabado, cuelgo y apago el teléfono antes de lanzarlo sobre la cómoda. Me
quito la ropa mientras me apresuro a volver con mi chica.
La ducha rodeada de cristal se ha llenado de vapor y no puedo ver mucho
mientras me aproximo. Mi mano está alcanzando la manija cuando oigo un suave
gemido. ¿Qué mierda? Conozco el sonido de ese gemido.
No lo haría… Abro la puerta y entro. Justo como sospeché, Nicole está sentada
en el banco construido en la pared trasera. Sus piernas están separadas, su cabeza
echada atrás, y su mano entre sus piernas. Gime de nuevo, luego se tensa y los celos
arden en mi pecho. Nadie. NADIE provoca sus orgasmos salvo yo. Me acerco y me
inclino, presionando mis manos sobre el banco, enjaulándola entre mis brazos. Me
siento un poco salvaje y fuera de control y debe sentirlo porque su expresión se
vuelve un poco insegura.
—Poseo este coño, pequeña estrella —gruño—. Cediste tus derechos y ahora
me pertenece. Lo cual significa que decido cuándo me lo muestras. Decido cuándo
me lo das. Y jodidamente decido cuándo puedes correrte.
Nicole se muerde el labio nerviosamente, pero sus ojos azules giran con
deseo.
—Te lo advertí, pequeña estrella —gruño con un movimiento negativo de
cabeza—. Y deliberadamente me desobedeciste. Ahora voy a tener que castigarte y
recordarte que este cuerpo —paso mi dedo por el valle entre sus tetas—, este coño
—sigo bajando hasta sujetar su montículo—, me pertenecen.
Seis
Nicole

Al segundo en que Austin me ordenó que no me tocara, supe que era la regla
que iba a romper. Estaba muriendo por saber cómo se sentiría tenerlo azotándome,
pero también quería su atención firmemente fijada en mí y tuve la corazonada de
que esto lo haría suceder. Chico, tenía razón. Una estampida de elefantes podría
cruzar su casa y estoy segura que no dejaría esta ducha. Por un breve momento, me
pregunto si podría haber mordido más de lo que puedo masticar. Pero entonces,
recuerdo lo que dijo sobre nunca herirme… e instintivamente sé que es verdad.
Además, el intenso placer de mi primer orgasmo a manos y boca de Austin me hace
ansiar más. Podría ser tonto de mi parte, pero confío en él, a pesar de que sé que su
temperamento se ha deslizado de su correa.
Envuelvo mis dedos alrededor de su muñeca y todo su cuerpo se congela
mientras espera a ver qué voy a hacer después. Refuerza mi creencia de que estoy a
salvo con él sin importar qué. Separo más mis piernas y presiono su mano con más
fuerza contra mi coño. Sus ojos se ensanchan con sorpresa y su expresión se suaviza
un poco.
—Adelante, muéstrame a quién pertenezco, si eso es lo que necesitas —urjo,
sabiendo que es lo que quiero también.
Debe ser la cosa perfecta que decirle porque la intensidad en sus ojos oscuros
baja un escalón. No lo detiene de rodear mis caderas con sus manos para levantarme
y exigir:
—Pon tus piernas alrededor de mi cintura. —Su mirada es tan intensa; la
siento en mi alma.
Hago lo que ordena y me aferro con fuerza mientras me lleva al dormitorio.
Me deja caer sobre el colchón y me sigue, sosteniéndose por encima de mi cuerpo
con solo un centímetro entre nosotros. Esta no es la posición que estaba esperando
y pregunto:
—¿No me quieres sobre tu regazo para que puedas azotarme
apropiadamente? —Siento el calor invadir mi rostro ante la descarada pregunta,
pero también estoy orgullosa de mí por ser tan atrevida.
Baja su cabeza hasta que sus labios apenas rozan los míos y susurra:
—Ese culo rojo va a tener que esperar a otro momento. Lo quieres demasiado
para ser un verdadero castigo. Tengo la sensación no hacerlo será más efectivo.
Debe tener un toque de genio diabólico en él porque tiene toda la razón. Me
retuerzo un poco, deseando que no me hubiera descubierto tan rápidamente porque
ahora voy a obsesionarme con sentirlo azotándome hasta que finalmente lo haga.
Tal vez tendré suerte y la anticipación lo hará todo incluso mejor. Pero por ahora,
tengo algo más importante de lo que preocuparme.
—¿Qué vas a hacer?
—Querías correrte tanto que no pudiste esperar a que terminara mi llamada.
—Pone su peso sobre un codo y usa su mano libre para levantar mis brazos y me
guía en envolver mis dedos alrededor de las barras del cabecero—. Voy a darte lo
que querías —gruñe—. Una y otra vez, hasta que haya decidido que has tenido
suficiente para recordar que soy el único que te da placer.
Oh.
Dios.
Mío.
Siempre he pensado que Austin era el hombre más sexy del planeta, pero esta
dominante exhibición solo lo hace más.
—¿Qué es más grande, el universo o la galaxia? —Ante su confusa mirada, me
apresuro a explicar—: Solo intento averiguar si eres el hombre más sexy del
universo o la galaxia, pero no puedo recordar cuál es más grande.
Hace una pausa en su descenso por mi cuerpo para responder ausentemente.
—El universo es la combinación de todas las galaxias.
—Entendido, gracias. —Le sonrío—. Definitivamente eres el hombre más
sexy del universo.
Entierra su rostro en mi cuello y siento sus hombros sacudirse. Cuando
levanta la cabeza, sus labios están curvados y sé que es porque se estaba riendo.
—No importa cuán linda seas —me da una sonrisa traviesa—, todavía voy a
castigarte, nena.
—No estoy intentando librarme.
—Bien. —Presiona un breve pero duro beso contra mis labios y empieza a
bajar por mi cuerpo, su oscura mirada fija en mi rostro—. Pruébamelo separando
esas bonitas piernas tuyas para mí y manteniéndolas abiertas con tus manos en el
cabecero todo el tiempo.
Tengo serias dudas sobre mi habilidad para hacer lo que pide, pero planeo
esforzarme al máximo. Rápidamente prueba mi resolución rodeando mi clítoris con
sus dedos. Ya estoy húmeda e hinchada, y mis caderas se levantan de la cama ante
su toque.
—Ah, ah, ah —canta, su aliento caliente contra la sensible piel del interior de
mi muslo—. No estás en control de esto. Yo lo estoy. Toma lo que te doy o si no solo
lo empeorarás para ti.
Mi agarre en el cabecero se aprieta mientras obligo a mi cuerpo a relajarse.
Una vez lo logro, humedezco mis labios y susurro:
—De acuerdo.
—Buena chica. —Exhala, su mirada oscura moviéndose de mi rostro a mi
coño. Su dedo se desliza por mi húmeda hendidura, haciéndome gemir. Acaricia mi
clítoris, haciendo círculos varias veces antes de bajar de nuevo. Luego se hunde en
el interior, hasta su nudillo, y estrellas explotan detrás de mis ojos. Así de rápido, mi
orgasmo me recorre. Austin no me deja recuperarme, sin embargo. En su lugar, baja
la cabeza y mueve su lengua sobre mi clítoris. Es implacable y mis manos se curvan
en puños mientras me tortura con su boca. Mi siguiente clímax se construye
rápidamente y es más poderoso que el primero. Es diferente a cualquier cosa que
haya sentido antes. Mis gritos hacen eco alrededor de la habitación mientras sus
manos me sujetan, su lengua dándose un festín de mí. Sus dedos me mantienen
separada mientras lame mi palpitante centro. Austin está en completo control, y
estoy a la merced del placer que me da una y otra vez.
No se detiene hasta que me corro más veces de las que puedo contar porque
hace tiempo que he perdido la habilidad de pensar bien. Soy un charco de papilla
cuando sube por mi cuerpo y toma mi boca en un beso profundo. Puedo saborearme
en sus labios y me gusta un poco. Después, levanta su cabeza, me acurruca cerca y
susurra:
—Ahora que nos hemos desecho de tu castigo, voy a mimarte como la mierda.
—Espera. ¿Qué? —farfullo, mi cabeza echándose atrás para poder ver su
rostro—. ¿No vamos a tener sexo?
Un músculo en su mandíbula se contrae antes de que responda:
—Aún no, nena.
—¿Por qué? ¿Sigues enojado conmigo? —No parece enojado, pero no se me
ocurre otra razón por la que no me tome ya.
—No, he trabajado en eso y lo único que estoy sintiendo ahora mismo es una
feroz necesidad de hundirme profundamente en tu interior. Pero tu pequeño coño
apretado está demasiado sensible para que tome tu cereza en este momento. No
importa cuán gentil sea, todavía dolería más de lo necesario. Y tus necesidades
vienen antes que las mías, así que esperaré.
Mi corazón se derrite ante su lógica.
—Realmente desearía poder pensar en algo más grande que el universo
porque no hay nada más sexy que un chico que pone a su mujer primero.
—Siempre lo haré, mi pequeña estrella —promete. Entonces pasa las
siguientes horas haciendo exactamente lo que dijo: mimándome. Gentilmente limpia
entre mis piernas con una toalla caliente antes de ponerme una de sus camisetas.
Pide comida italiana para cenar porque es mi favorita, luego le manda un mensaje a
su hermano para pedirle el nombre de los de la mudanza que usó para las cosas de
su esposa cuando la secuestró después de conocerse. Los llama y arregla con ellos
empacar mis cosas y traerlas en la mañana antes de que tengamos que ir al rodaje.
Incluso ordena una tonelada de mierda de comestibles y artículos de baño porque
quiere asegurarse que tiene todo lo que podría querer, a pesar de que apenas
estaremos en casa esta semana ya que empezamos a filmar mañana.
Durante todo ello, se niega a dejarme levantar mucho más que un dedo. No
puedo recordar una vez que me haya sentido tan bien cuidada. Pero felizmente me
rendiría a todos los mimos por el momento que finalmente viene horas más tarde
cuando volvemos a su enorme cama y pregunta:
—¿Cómo se siente tu coño ahora, nena? ¿Crees que estás lista para tomarme?
—Sí. Definitivamente sí. —Como si fuera a decir otra cosa. Sé que se supone
que duela, pero no puedo esperar a sentirlo dentro de mí.
—Gracias, joder. —Exhala—. Porque no estoy seguro de poder esperar otro
minuto para sentir tu pequeño coño apretado envuelto alrededor de mi polla. He
esperado años por este momento, pero no dudo que lo valgas.
—¿Esperado? —inquiero. ¿Quiere decir…?
—Sí, pequeña estrella, nunca he estado con nadie. Estaba esperando a la
correcta. —Besa mis mejillas, mis ojos, nariz, y luego mi boca—. Por ti.
De repente, aprecio que no me tomara antes. Es más especial de esta manera,
separado de mi castigo, tan sexy como fue. Además, lo siento más cerca de mí
después de cómo pasamos la tarde juntos.
—Ya no necesitas esperar. Soy tuya.
—Solo mía —gruñe, levantando la camiseta por mi cabeza y dejándome
desnuda ya que destruyó mis bragas antes.
Mi mirada recorre su cuerpo cuando rápidamente de desnuda. Trazo mis
dedos por su abdomen.
—No puedo creer que vayas a ser mío.
Se posiciona sobre mi cuerpo y me mira.
—No hay “vayas a ser” sobre eso. Ya soy tuyo. Solo tuyo.
Estoy alucinada por su admisión. Austin es devastadoramente atractivo.
Podría tener cualquier mujer que quiera, pero esperó por mí. Alzo la mano para
acunar su rostro y acerco más su cabeza para susurrar contra sus labios:
—Te necesito. Ahora, por favor.
Su boca se estrella contra la mía mientras sus rodillas separan sus muslos.
Mete una mano entre nosotros y gime cuando descubre cuán húmeda estoy ya.
Separo más mis piernas cuando me mete un dedo y levanto mis caderas cuando
añade otro.
—¿Estás lista para más, nena?
—Sí. —Bajo la mano y la envuelvo alrededor de su dura longitud—. Pero no
tus dedos. Quiero esto.
—Y vas a tenerlo.
Saca sus dedos de mí y se alinea para que su polla empuje mi entrada.
—Lo siento, mi pequeña estrella.
Es la única advertencia que tengo antes de que agarre mis caderas y se clave
en mi interior. Mis ojos se llenan de lágrimas, pero no duele tanto como esperaba.
Muevo mis caderas, intentando ponerme más cómoda, y dejo escapar un pequeño
gimoteo.
—Estate quieta, nena. —Austin limpia mis lágrimas con sus pulgares—.
Déjalo pasar, y entonces compensaré el dolor.
Besa la línea de mi mandíbula hacia mi cuello, donde chupa la piel lo bastante
duro para saber que va a dejar una marca.
—Mi primer chupetón.
Su polla se flexiona en mi interior ante mi admisión y gruñe:
—Más vale que lo sea.
—Por supuesto que sí —replico, calmándolo, pasando mi mano por su
espalda.
—Amo la idea de dejar mi marca sobre ti para que otros chicos la vean tanto
como hundirme en tu apretado y húmedo calor.
Me contoneo debajo de él y gimo ante la descarga de placer que me recorre.
—Apuesto a que se sentirá incluso mejor cuando te muevas.
Toma eso como si pista para lentamente retirarse y embestir de nuevo.
—Tendrías razón. —Mi coño aletea y lo hace gemir—. Puta mierda, no creo
que vaya a ser capaz de durar mucho. Por favor, nena. Tienes que correrte primero.
Desliza su mano entre nosotros y juega con mi clítoris mientras continúa
embistiendo dentro y fuera de mí. No pasa mucho antes de sentir mi orgasmo
construyéndose.
—Oh, sí. Justo así. Estoy tan cerca.
Sus embestidas aceleran y es como si fuegos artificiales estallaran dentro de
mi cuerpo. Cuando mi coño se aprieta a su alrededor, se clava profundo y se corre
conmigo. Puedo sentir el calor de su liberación extenderse dentro de mí y provoca
otro pequeño orgasmo. Luego nos da la vuelta para que esté sobre él mientras sigue
en mi interior.
—Nunca debería haber accedido a empezar a rodar mañana. —Suspira—.
Preferiría mantenerte toda para mí, aquí en la cama conmigo por al menos la
próxima semana.
Me acurruco contra su pecho.
—Mmm, al menos tuviste la previsión de poner ese apéndice, así que volveré
a casa contigo después de que acabemos cada día.
—Cierto. —Presiona un beso contra la cima de mi cabeza, pasando sus dedos
por mi cabello hasta que me quedo dormida.
Siete
Austin

Cuando mi alarma suena, estoy tentado a lanzar mi teléfono contra la pared


y meterme en las sábanas con mi chica por el resto del día. Pienso que podría
necesitar empezar a añadir una sección a cada contrato que los prohíba programar
cualquiera de mis escenas o las de Nicole antes del mediodía.
Está yaciendo sobre mi pecho, sus piernas a horcajadas sobre mis caderas, y
mi polla todavía enguantada en su calidez. La acurruco más cerca y dejo suaves
besos sobre su hombro.
—Tenemos que levantarnos, nena.
Gime y se acurruca más profundo en mi pecho, el movimiento haciendo
flexionar sus paredes, y aspiro un aliento ante la chispa que se dispara por mi polla.
Ya estaba medio duro todavía estando en su interior, pero ahora estoy
dolorosamente erecto y la urgencia de moverme está empujando contra mi control.
Nicole contonea su pequeño culo y esta vez sé que lo ha hecho a propósito.
Mis manos vuelan a sus caderas y la detengo.
—Estás jugando con fuego, pequeña estrella —gruño.
Su rostro está enterrado en mi pecho, pero todavía oigo su risita y el sonido
no ayuda al estado en que estoy.
—Nena, estoy seguro que estás dolorida, especialmente después de
mantener mi polla enfundada toda la noche. Necesitas dejar descansar a tu dulce y
pequeño coño.
Pone sus palmas sobre mis abdominales y se eleva para mirarme, haciendo
un puchero. Quiero sonreír ante cuán jodidamente linda es, pero estoy distraído por
sus turgentes y redondas tetas y rosados y pequeños pezones. Sus paredes se
contraen a mi alrededor de nuevo cuando se mueve, y me agarro desesperadamente
a mi poco control.
Inhalo un largo y profundo aliento y empiezo a alejarla cuando ajusta sus
rodillas a mis lados y deliberadamente aprieta mi polla.
—Joder —digo con un jadeo mientras el hambre se propaga como el fuego a
través de mi cuerpo. Nicole me mira con ojos caídos, entonces lentamente alza sus
manos para sujetar sus pechos mientras mueve en círculos sus caderas.
Instintivamente, muevo mi pelvis, embistiendo más profundo en su interior,
luego me maldigo por ser tan malditamente débil. Mi boca se abre y estoy a punto
de decirle termine cuando pellizca sus pezones y gime, su cuerpo una vez más
rotando. Estoy jodidamente perdido.
Cuando la agarro esta vez, empiezo a rebotarla sobre mi polla, moviéndome
hacia arriba para encontrarla cada vez que desciende.
—¡Mierda!
—Más duro, Austin —grita Nicole, y la manera en que pronuncia mi nombre
solo me estimula, dándole exactamente lo que pide. Mis dedos se clavan en su piel y
siento completa satisfacción ante la idea de los moratones que tendrá.
Acuna sus tetas de nuevo y me siento, alejando sus brazos y colocándolos
sobre mis hombros. Succiono un dulce pezón en mi boca, chupando y mordiendo.
Grita, haciendo que mis bolas se levanten, tan listo para explotar. Tomo el otro pico
en mi boca y le doy el mismo tratamiento.
La estoy montando duro y sé que va a estar dolorida como la mierda, pero no
puedo parar. En un destello, de repente la retiro de mi polla y le doy la vuelta para
que esté sobre sus manos y rodillas, luego la penetro de nuevo y continúo tomándola
más duro de lo que probablemente debería.
—Eso fue muy travieso, nena —gruño. Me inclino y lamo mis labios mientras
miro sus redondas y blancas nalgas. Mi mano baja con un chasquido y la huella rosa
de la mano dejada en su lugar hace que el semen se dispare de mi polla.
Nicole jadea y se congela por solo un momento antes de gemir y empujar su
culo hacia atrás, rogando por más. Azoto el otro lado y de nuevo, semen chorrea en
su útero ante la vista de mi marca. Las huellas que estoy dejando ahora son rojo
cereza y no dudo que va a sentirlo todo el día. Con una bofetada más en cada nalga,
echa su cabeza hacia atrás y grita mi nombre mientras se derrumba.
Rápidamente la sigo y mi orgasmo recorre mi cuerpo. Pero parece que no
importa cuánto suelte en ella, siempre hay más, y sigo duro como un jodido bate de
béisbol. Saber que no está protegida solo me lleva a ir más profundo con cada
embestida, mis bolas chocando contra su coño y la punta de mi polla golpeando su
suavizada cérvix. Quiero que succione cada gota.
Joder, espero dejarla embarazada. La idea provoca otra explosión y cuando
expulso otra ronda de espesos chorros en ella, la empuja sobre el borde de nuevo
conmigo.
Finalmente, parezco alcanzar el final de mi suministro y mi polla se suaviza
un poquito. Jadeando, Nicole colapsa en la cama y salgo de su calidez,
inmediatamente extrañándola. Pero una rápida mirada al reloj me recuerda que ya
vamos a llegar tarde.
Salgo de la cama y la levanto en mis brazos, luego voy al baño. Después de
abrir la ducha y asegurarme que la temperatura es cómoda, entro bajo el chorro
antes de dejarla de pie.
Nicole se balancea un poco y se ríe.
—Mis piernas son como gelatina.
Me rio con ella, luego beso su nariz.
—No te preocupes, mi pequeña estrella. Siempre estaré aquí para sostenerte
y mantenerte a salvo. —Gimotea y se acurruca en mi pecho—. Sabes que preferiría
pasar todo el día mimando y adorando tu cuerpo, nena. Pero tenemos que ir al
estudio. —Agarro el champú y vierto un poco en mis manos antes de dejarlo en el
estante—. Vamos a lavarte, nena.
Me sonríe dulcemente cuando le doy la vuelta. Le lavo el cabello, luego lo
acondiciono, antes de enjabonarla y pasar mis manos por todo su cuerpo. Excepto
entre sus piernas. Deliberadamente dejo su coño en paz, queriendo que huela a mí,
aunque sea solo en ese lugar íntimo. Además, quiero lavar tan poco semen como sea
posible. Cuando lo veo gotear, gentilmente lo empujo hacia dentro con dos dedos.
Nicole jadea, pero puedo decir que es tanto de placer como de dolor.
—Joder —murmuro mientras apoyo mi cabeza en su estómago—. No debería
haberte tomado tan malditamente duro. —Pasa una mano por mi cabello húmedo y
me urge a mirarla.
Sus ojos azules están brillando y me sonríe, haciéndome sentir como si
estuviera bajo la calidez del sol.
—Me gusta saber que voy a sentirte todo el día.
—No puedes decirme esas cosas en este momento, nena —gimo mientras me
pongo de pie. Le doy un beso breve, luego rápidamente me lavo y cierro el agua.
Alcanzo el estante de las toallas dentro de la ducha, pero justo fuera del alcance del
agua. Son esponjosas y cálidas, y envuelvo una alrededor de cada uno. Luego la
levanto y la llevo fuera.
La seco, después le doy un rápido y duro beso.
—Vístete, nena. —Harán nuestro cabello y maquillaje en el set, así que al
menos eso no retrasará prepararnos.
Arruga su pequeña nariz y suspira.
—Supongo que estaré haciendo la caminata de la vergüenza hoy.
Agarro su barbilla y la fuerzo a mirarme, mi expresión severa.
—No hay nada entre nosotros por lo que jamás necesites sentirte
avergonzada. —Su rostro se ilumina y asiente—. Pero —continúo—, tienes ropa en
el armario. Así que no te preocupes por llevar la de ayer.
Sus ojos azules se ensanchan y se ríe antes de cruzar la habitación corriendo
hacia el vestidor que es casi tan grande como el dormitorio. Mi asistente había
dejado una variedad de ropa de la talla de Nicole antes de que llegáramos anoche.
Nicole vuelve al baño y se cepilla el cabello. Lleva un lindo vestido veraniego
lavanda. Es atado al cuello y muestra más piel de la que me gustaría, pero la parte
frontal y la trasera son altas, y se ve absolutamente hermosa. Rechino mis dientes y
determino lidiar con ello; toda esa sedosa y pálida piel en exposición. Hasta que se
gira del espejo y sale de la habitación.
—Joder, absolutamente no —espeto mientras voy tras ella. Se detiene y me
mira con confusión en su rostro—. No vas a llevar eso —señalo al armario—, ve a
cambiarte.
Su rostro cae y se mira.
—¿No te gusta? —Se ve tan decepcionada que casi cedo, pero luego recuerdo
la vista de sus bragas de encaje rosas cuando la falda voló.
Gentilmente la tomo del brazo y la guío de vuelta al vestidor.
—Te ves impresionante, pequeña estrella —le digo—. Pero nadie puede ver
tu lindo y pequeño coño salvo yo.
Resopla y pone sus puños en sus caderas.
—Eso es ridículo. Nadie puede ver mi ropa interior. Además, llevaré… —
Cubro su boca y sonrío.
—Lo que lleves depende de mí, nena. ¿Recuerdas? Ahora, ponte a ello. —
Azoto su culo ligeramente, no lo suficiente para realmente herirla, pero lo bastante
para recordarle quién está a cargo. Chilla antes de correr al vestidor.
Cuando sale, lleva unos pantalones cortos azules oscuros, los miro de cerca
hasta que he determinado que son lo bastante largos, y una camiseta blanca suelta.
—Te ves hermosa, nena —le digo, y pone los ojos en blanco, pero una sonrisa
de deleite aparece en su rostro.

—¡Austin! —Me detengo y me doy la vuelta cuando oigo a George, el director,


llamarme. Me está fulminando con la mirada y aferrando un papel en su mano.
—¿Qué pasa? —Sé exactamente cuál es su problema, pero finjo ignorancia.
—¿Estás jodidamente bromeando con esto? —Alza el ahora arrugado papel
y lo sacude en mi rostro.
Amplío mi postura y me cruzo de brazos. Soy al menos treinta centímetros
más alto que él y fácilmente lo sobrepaso en al menos veintidós kilos. Su ego es del
tamaño de California, pero sé que mi tamaño lo intimida.
—¿A qué te refieres, George?
—¡Esta mierda sobre las escenas de amor! —grita—. ¿Quién aprobó estos
cortes? ¿Nada salvo besos? ¿Estamos haciendo una película para un cine lleno de
maricas?
Está gritando a todo pulmón y entrecierro mis ojos en advertencia.
—Vigila tu boca, George. Hay mujeres y niños por aquí.
—¡Me importa una mierda! ¿Tienes alguna idea de la cantidad de dinero que
esta película hará con esa pequeña chica como protagonista? Cada hombre estará
babeando sobre cuán inocente luce y jodiéndose con la imagen de cuán sucia es
realmente bajo ese…
George no pronuncia otra palabra, es incapaz de hablar con mi puño en su
boca. Balanceo mi brazo izquierdo y lo golpeo con un gancho de izquierda, antes de
darle un puñetazo en el riñón. Antes de que pueda caer, envuelvo mi mano alrededor
de su garganta y lo sostengo a pocos centímetros del suelo.
—Debería matarte por hablar sobre ella de esa manera —gruño. Su rostro se
está volviendo púrpura y todo lo que puedo pensar es que no puede hablar si no
puede respirar y no puede respirar si está muerto.
—¡Austin! —Vagamente registro una voz calmante diciendo mi nombre, pero
estoy cubierto en una nube de rabia. Entonces, una mano suave frota círculos en mi
espalda, relajando los músculos, y cuando oigo mi nombre de nuevo, es más claro
esta vez—. Austin. Suéltalo, cariño. No vale la pena. —Mi cabeza gira hacia el sonido
calmante y veo el hermoso rostro de mi pequeña estrella—. Suéltalo, ¿por favor? —
pide tan dulcemente que no puedo evitar obedecer de inmediato. Abro mi mano y
apenas noto a George cayendo al suelo mientras atraigo a Nicole a mis brazos.
Todavía estoy temblando mientras la furia lentamente se desvanece y miro
sobre su cabeza para ver a Ty aproximándose con su teléfono pegado a su oreja.
Espero que me dé mierda, pero solo mira a George con disgusto.
—Sáquenlo del set —espeta, haciendo un gesto a un par de hombres de
seguridad que no había notado.
—¿Va a meterse Austin en problemas? —le pregunta Nicole a Ty, su voz llena
de preocupación mientras sus brazos se aprietan alrededor de mi cintura.
Él niega mientras marca otro número.
—No. Voy a tener una tormenta de mierda con la que lidiar, un montón de
favores que cobrar, pero este tipo ya tiene demandas de acoso sexual pendientes y
el estudio está harto y cansado de su mierda. —Habla rápidamente por teléfono
durante un minuto, luego cubre el receptor y dice—: No quieren otro retraso. Van a
promocionar a Jackie a directora.
Levanto mi barbilla en respuesta, dejándole saber que lo oí y estoy de
acuerdo. He trabajado con Jackie como asistente del director un par de veces y es
buena. Debería haber estado a cargo desde el jodido principio.
Nicole tira de mi camiseta y bajo la mirada para verla observarme con
curiosidad.
—¿Hiciste que los guionistas cortaran todas las cosas íntimas excepto por
unos pocos besos?
Asiento firmemente.
—Tus toques, los dulces sonidos que haces, esos son para mí solo. Apenas
puedo soportar la idea de la gente viendo cómo te ves después de haber sido besada.
Solo accedí a eso porque le mostrará al mundo que eres mía.
Ty resopla.
—Y porque sabe que nunca logrará que aceptes tener su nombre tatuado en
tu frente.
—Cierra la puta boca, Tyson —gruño.
—¿Crees que besarme en la pantalla va a evitar que a gente chismorree sobre
con quién estoy saliendo? —Se ríe y niega.
Agarro sus mejillas y levanto su rostro para que nuestros ojos se encuentren.
—Tal vez no completamente. Pero un anillo en tu dedo y una pequeña barriga
redonda deberían lograrlo.
Ocho
Nicole

Miro a Austin, pensando que posiblemente no puede ser serio sobre su


declaración, pero la expresión en su rostro no deja lugar a la duda. Ni siquiera hay
la más mínima pizca de humor en sus ojos oscuros. En cambio, se iluminan con una
inconfundible determinación, y está un cien por ciento enfocada en mí.
—¿Hablas en serio?
—¿Sobre poner un anillo en tu dedo y un bebé en tu vientre? —pregunta por
aclaración. Asiento vacilantemente, insegura de si estoy preocupada por
equivocarme… o tener razón. Sus labios se curvan en una sonrisa satisfecha
mientras una de sus manos se desliza por mi estómago—. Ya tengo una ventaja en
lo último, y tengo un plan en marcha sobre lo primero.
Una ventaja en lo… me toma un momento que el significado me golpee.
Cuando lo hace, Austin evita que me caiga al suelo porque mis rodillas no pueden
sostenerme. Era virgen hace solo veinticuatro horas, pero se ha corrido dentro de
mí un montón desde entonces. Ese “un montón” es un eufemismo. Estoy tan llena de
él que me sorprende que su semen no se derrame de mí horas más tarde. Vagamente
recuerdo que habíamos empezado a tener una conversación sobre control de
natalidad, pero… bueno, mierda.
—¡Podrías haberme dejado embarazada!
Mi bajo siseo es lo bastante suave para que solo Austin sea capaz de oírme,
pero el resoplido divertido de Tyson me deja saber que no fue tan bajo como pensé.
Estoy súper avergonzada, pero no tengo tiempo para preocuparme sobre eso
porque una de las asistentes de producción grita:
—Hayes y Callahan, se les necesita en el set.
Austin le da a la pobre chica una mirada malvada por interrumpirnos.
Entiendo su frustración, quiero decir, estamos hablando de la posibilidad de
nosotros haciendo un bebé, pero el horrible momento no es su culpa. Le dirijo una
sonrisa de disculpa y tiro de Austin para que no la asuste de un trabajo que
probablemente necesita.
—Vamos. Terminaremos esta discusión después del trabajo. No quiero llegar
tarde. Solo me pondrá más nerviosa.
—¿Nerviosa? —repite Austin, poniendo su brazo sobre mi hombro y
acercándome—. No te preocupes, pequeña estrella. El plan de rodaje de hoy no te
tiene en ninguna escena sin mí. Estaré justo ahí a tu lado cada paso del camino.
Le entrecierro mis ojos.
—¿Por qué tengo la sensación de que tuviste algo que ver con el horario para
hoy?
—¿Cómo lo adivinaste? —Sus ojos brillan y me guiña—. Cuando Tyson llamó
anoche, le pedí que se asegurara que rodáramos juntos hoy.
—Ahí va, intentando tomar todo el crédito cuando resulta que ya habían
planeado enfocarse en escenas de ustedes dos —murmura Tyson detrás de
nosotros.
—Atrapado. —Me rio, disfrutando la riña entre los dos hombres.
Austin me da un pequeño apretón mientras nos acercamos al set.
—Por supuesto que sí. Tengo que trabajar como si quisiera impresionar a la
chica más hermosa en el mundo.
Rodeo su cintura con mi brazo.
—No seas tonto.
—¿No lo has oído? Hacer el tonto en el set es mi especialidad. —Me rio,
imaginando que está bromeando para hacerme reír porque quiere que me relaje. Ha
sido tan intenso desde que nos conocimos que es difícil imaginarlo como un
bromista. Pero cerca de una hora más tarde, me doy cuenta que habla totalmente en
serio cuando estamos en la cuarta toma de la primera escena que estamos rodando
y me estoy riendo tan fuerte que caen lágrimas por mis mejillas. Las maquilladoras
gruñen cuando vienen al set para arreglarme… de nuevo. Entonces, en la siguiente
toma, verdaderamente entiendo qué quiso decir cuando me hizo esa broma.
La escena trata sobre que es el dieciocho cumpleaños de mi personaje y el
personaje de Austin ha organizado nuestra primera cita oficial para celebrar.
Acabamos de terminar una cena romántica para dos cuando coloca un regalo
hermosamente envuelto delante de mí después de que el camarero retira nuestros
platos.
—Esta cena ya es una maravillosa sorpresa. No tenías que comprarme nada
—exclamo, presionando mis dedos sobre mi boca en un gesto de sorpresa.
Empuja el regalo más cerca de mí con una sonrisa.
—He esperado demasiado tiempo para ser capaz de mimarte de la manera
en que mereces. Ahora que puedo, voy a aprovechar cada oportunidad, hermosa.
Le ofrezco una sonrisa llorosa, lágrimas felices cayendo por mis mejillas
mientras cuidadosamente desenvuelvo el regalo. Me recuerdo lucir sorprendida
cuando levanto la tapa para encontrar el caballete, las pinturas y pinceles que han
estado ahí durante las últimas tres tomas. Solo que esta vez, no necesito actuar. Mi
asombro es completamente espontáneo porque un enjambre de mariposas naranjas
y negras sale volando de la caja.
—¿Cómo? ¿Qué? Oh, Dios. —Exhalo, mis ojos ensanchándose mientras trazo
el torbellino de mariposas monarcas.
Austin desplaza su silla más cerca de la mía y se inclina para susurrarme al
oído:
—¿Te gusta?
—Esto es asombroso. Nunca he visto nada así. —Pone su brazo sobre el
respaldo de mi silla y me inclino en su costado—. No puedo creer que hicieses esto
por mí. ¿No estás preocupado por meterte en problemas por alborotar mientras se
supone que estamos filmando?
—Nah, esto es poco comparado con algunas de las cosas que Austin ha
realizado antes. Tiene una reputación como el mejor bromista por aquí —grita el
cámara directamente delante de nosotros, su voz llena con risa—. Si fuera otro el
que estuviera haciendo bromas, probablemente habrían sido grillos ahí o algo más
que asustara a su coestrella.
—¿Grillos? —Me estremezco un poco ante la idea de que salten de la caja en
su lugar. Austin me da un apretón, pero el resto del equipo se ríe ante mi reacción.
Me centro en las mariposas para sacar esa imagen de mi cerebro. Cuando aletean
hacia el techo, echo la cabeza hacia atrás para mantenerlas a la vista.
—Tan hermosa —dice una voz masculina desconocida detrás de mí. Estoy
demasiado cautivada por las mariposas revoloteando para prestar mucha atención
a ello hasta un par de minutos después cuando me doy cuenta que Austin se ha
vuelto para mirar con furia a alguien. Echo un vistazo sobre mi hombro y encuentro
a un tipo de más o menos mi edad mirándome en lugar de a las mariposas. Cuando
nuestros ojos se encuentran, me sonríe. Siento el cuerpo de Austin tensarse y bajo
mi mano hacia su muslo y aprieto. Desafortunadamente, el chico es completamente
inconsciente del peligro en el que está, así que no se dirige en la otra dirección. O al
menos, deja de hablar. En cambio, añade:
—Ahora entiendo por qué Austin hizo que nos esforzáramos por conseguir
esas mariposas. Eres la mujer más bonita que jamás he visto.
—Qué. —El brazo de Austin se aparta—. En la. —Retira su silla—. Mierda. —
Y se levanta.
Cada movimiento enfatiza las palabras que está escupiendo. El alegre
momento inspirado por las mariposas ha desaparecido, reemplazado por una
tensión tan espesa que casi podría cortarse con un cuchillo. Por suerte, Tyson no es
tan inconsciente como el chico, que estoy asumiendo es uno de los asistentes de
producción basado en lo que dijo sobre ayudar con las mariposas, y lo agarra por la
parte trasera de su camisa. Una vez el tipo aparta su atención de mí, Tyson le susurra
algo que no puedo oír. Pero lo que sea que dice debe asustarlo como el infierno
porque todo el color desaparece de su rostro. Después traga.
—Lo siento. —Se vuelve y huye de la habitación.
Austin da un paso adelante, como si fuera a ir tras él, así que me levanto y
rodeo su cintura con mis brazos. Presiono contra su espalda y me aprieto contra él
hasta que siento que la mayor parte de la tensión deja su cuerpo. Luego, lo rodeo
para mirarlo.
—¿Estás bien?
—Sí. —Captura mis labios en un beso posesivo que deja a cualquiera mirando
saber que le pertenezco. Recibimos algunas bromas del equipo, pero nada molesta
a Austin. Solo está feliz de haber hecho su punto… aunque al parecer tiene planes de
llevarlo más lejos en casa—. Voy a necesitar hacer otra llamada a la joyería para
meterle prisa. Quiero tu anillo más pronto de lo que originalmente dijo que lo
tendría listo.
Si la meta de Austin con las mariposas era alejar mi mente de mis miedos
sobre mi actuación, al menos ha tenido éxito. Entre su hermoso gesto, mi miedo por
la vida del tonto asistente, y él mencionando un anillo de compromiso de nuevo,
meter la pata mientras filmamos es la última cosa de la que estoy preocupada.
Nueve
Austin

Cierro mi mano en un puño y fulmino con la mirada a Preston.


—Jamás hables de mi grill así —digo hirviendo de ira.
En el rostro de Preston aparece una gran sonrisa.
—Nunca. He probado tus filetes antes, nunca insultaría tu grill1.
—¡Corten! —grita la directora, su tono completamente exasperado. Mi
coestrella estalla en carcajadas y Nicole se disuelve en un ataque de risitas. Niego
mientras me uno a su júbilo.
—Maldición. ¿Qué pasa con esta línea? —Es la sexta o séptima vez que he
metido la pata con esta línea del diálogo—. Lo juro, la diré bien la próxima vez —
prometo.
Preston resopla y lo fulmino con la mirada.
—Veinte dólares dicen que tenemos que rodar esta escena de nuevo mañana
—desafía.
—Estoy dentro. —Estrechamos manos y grito—: ¡Voy a patear el culo de
Preston!
Nicole está riendo incontrolablemente ahora y no puedo evitar mirarla
fijamente. Es tan malditamente hermosa. Solo puedo imaginar la sonrisa tonta en mi
rostro, pero no me importa dos mierdas si todos saben cuán azotado estoy. Siempre
y cuando sepan que es mía. La atraigo a mis brazos y dejo un beso en sus labios.
—Te amo —susurro antes de pensar en lo que estoy diciendo.
La cabeza de Nicole se eleva mientras que todo su cuerpo se queda
totalmente quieto.
—¿Qué? —Exhala.
No tenía intención de decirle ahora, así. Pero joder si voy a retirarlo. Sus ojos
están buscando en mi rostro y asiento, mi expresión seria.
—Te amo, nena.
Se suaviza por todas partes y se derrite contra mí.
—También te amo.
Las palabras me bañan como un bálsamo para mi alma. Agarro su mano y
empezó a sacarla del set. Ty está junto a uno de los productores justo detrás de la
silla de director. Marcho hacia allí y extiendo mi mano.
—Necesito uno de veinte —exijo.

1 Se supone que diga “girl” (chica), pero lo confunde con grill (parrilla). De ahí la broma.
Me frunce el ceño.
—¿No me pagas? ¿No es al contrario? —Solo me paro ahí, mi mano extendida
hasta que suspira y saca su billetera y me entrega el dinero.
Mis dedos se cierran a su alrededor y me vuelvo hacia el set, la mano de Nicole
todavía firmemente en la mía. Preston nos había seguido, así que le lanzo el billete,
luego giro sobre mis talones y me dirijo a mi camerino, gritando sobre mi hombro:
—¡Hemos terminado por hoy!
No me molesto en esperar la reacción de nadie a mi anuncio. Una vez
alcanzamos la puerta con mi nombre, entro y la cierro de golpe y echo el cerrojo
antes de presionar la espalda de Nicole contra ella. La enjaulo entre mis brazos y
presiono mi frente contra la suya con mis ojos cerrados.
—Dime de nuevo, nena —ordeno.
—Te amo. —Su suave declaración me ilumina como el cuatro de jodido julio.
La necesidad pulsa por cada uno de mis poros y estoy al borde de perder el control.
Casi lo pierdo justo aquí, pero estoy lo bastante cuerdo para saber que no quiero a
nadie oyendo sus sonidos o siquiera pensando sobre mi chica follando. Así que
levanto a Nicole en mis brazos y camino hacia el sofá contra la pared donde la tumbo.
En un parpadeo, nos he desnudado y estoy enterrado hasta las bolas en su
caliente y apretado coño. Me retiro lentamente, aspirando un aliento cuando sus
paredes luchan para dejarme ir.
—Te amo —digo, enfatizando mis palabras con una dura embestida. Lo
repito con cada empujón mientras nos llevo en espiral.
Su cuerpo se tensa y sé que está cerca. Inclino mi cabeza y tomo su boca en
un húmedo beso consumidor. Chupa mi lengua en su boca y mis caderas se impulsan,
liberando una carga de semen. Se retira y me mira directamente a los ojos.
—Te amo mucho, Austin. —Entonces se rompe y presiono mi mano sobre su
boca para amortiguar sus gritos mientras empujo dos veces más antes de
derrumbarme con ella.
—¡Mierda! —grito mientras continúo moviendo mis caderas en pequeños
pulsos, no dejando su calidez para que nada escape. Solo manteniendo su cuerpo
estremeciéndose con la sensación para que su útero permanezca abierto mientras
la lleno. Aun así, a pesar de mis esfuerzos por mantener cada gota en su interior, está
tan llena que se derrama entre nosotros.
Finalmente, estoy vacío y colapso sobre ella por solo un segundo, antes de
mantenerla en el lugar mientras me vuelvo sobre mi espalda.
—Si no estabas embarazada ya —digo jadeando—, estoy seguro como la
mierda que acabo de poner a mi hijo dentro de ti.
La cabeza de Nicole se levanta de donde estaba descansando en mi pecho y
me mira con cautela.
—¿De verdad quieres que tenga a tu bebé? —cuestiona suavemente. Sonrío
cuando veo esperanza brillando en sus ojos.
—Bebés —corrijo mientras acuno su mejilla y bajo su cabeza para poder
acurrucarla más cerca.
—Mm, ¿cuántos bebés?
—Vamos a llenar cada uno de nuestros dormitorios extra.
Nicole se levanta, plantando sus codos en mi pecho y haciéndome gruñir del
dolor, pero se convierte en un gemido ante la sensación de su coño moviéndose
alrededor de mi polla. No ha bajado exactamente desde que me corrí dentro de ella,
más como si hubiera estado recuperando energías. Como si leyera mis
pensamientos, Nicole alza una sola ceja rubia.
—¿En serio? Eres como el maldito Conejito Energizer, Austin. —Me rio y
ligeramente la reboto sobre mi polla, haciéndola gemir.
—¿Quejándote? —pregunto con arrogancia.
—No —dice con un lindo y pequeño puchero—. Pero quiero terminar nuestra
conversación antes de que conviertas mi cerebro en papilla de nuevo.
Abro mi boca para responder, pero pone su mano sobre ella y me mira con
furia, haciéndome reír incluso más duro.
—De vuelta a la cosa del dormitorio. ¿No hay cuatro dormitorios extra en tu
casa? —Su tono es ligeramente incrédulo.
—Nuestra casa —murmuro contra su palma.
—Bien, nuestra casa —espeta—. ¿Cuatro?
No respondo de inmediato, esperando a que aparte su mano. Pone los ojos en
blanco y la aleja, luego me mira expectantemente.
—Podemos siempre construir más —replico descaradamente.
La mandíbula de Nicole cae y rápidamente la distraigo sellando nuestros
labios. Mi lengua entra para aparearse con la suya y las cosas empiezan a encenderse
de nuevo. Termina montándome y entonces, cuando nos levantamos para
prepararnos, termino inclinándola sobre el sofá y tomándola una vez más.
Podría también ir a lo seguro arreglando la terraza.

—Te ves hermosa, Fiona —elogio. La miro con absoluta adoración,


haciéndola sonrojar lindamente—. Estoy tan enamorado de ti, apenas puedo ver
derecho cuando estás alrededor.
Lágrimas llenan sus ojos y su voz tiembla.
—Entonces, ¿por qué no has cancelado tu compromiso?
—Sabes que es complicado, nena. No renuncies a mí —ruego—. Eres la única
que quiero. —Levanto su mano a mi boca y coloco un beso suave en el centro de su
palma antes de volverla y rozar mis labios sobre el dorso.
Si no fuera tan bueno en mi trabajo, mi rostro claramente mostraría cuánto
odio ver el dedo anular de Nicole desnudo. Ha pasado un mes desde que deslicé su
anillo de compromiso de cuatro quilates y corte cojín en su mano tres días después
de que dijéramos te amo. Se despertó al sol brillando en el diamante y jadeó antes
de placarme y hacernos llegar muy tarde al set. No que tuviera ninguna queja.
Odiaba que tuviera que quitárselo para filmar, pero al menos mi
“proposición” (como si realmente preguntara), estuvo plasmada por todos los
tabloides para que el mundo supiera que era oficialmente mía.
—Los avisaste, ¿no es así? —me preguntó Nicole el día siguiente mientras
estábamos en un descanso y relajándonos en nuestro remolque. Solo sonreí y puso sus
ojos en blanco antes de reír—. Eres tal neandertal a veces.
Me había levantado de donde estábamos acurrucados sobre el sofá y la había
levantado en mis brazos.
—Soy un hombre —gruñí, haciéndola soltar una risita—. Reclamar mujer. —
Luego había ido al dormitorio trasero e hice justo eso.
—Solo comamos y disfrutemos el poco tiempo que nos queda —dice Nicole
tristemente, devolviéndome al momento.
Asiento y levanto un pedazo de pastel a su boca. Sonríe dulcemente y abre,
pero cuando inhala la esencia a limón, su rostro pierde el color y se pone de pie de
un salto.
—¿Nena? —pregunto, preocupado por cuán pálida luce de repente.
—¡Corten! —grita Jackie mientras se levanta—. ¿Nicole? ¿Estás bien?
Nicole pone una mano sobre su boca y sale corriendo del set. Corro tras ella,
viéndola apresurarse a nuestro camerino. Entro tras ella pero no la veo por ninguna
parte. Entonces, oigo el sonido de alguien vomitando en el baño. Entro y la veo de
rodillas perdiendo los contenidos de su estómago. Rápidamente humedezco una
toalla, luego me dejo caer a su lado y levanto su cabello, colocando la toalla fría en
su cuello.
Después de unos minutos, se sienta y toma la toalla que le doy para limpiarse
la boca.
—Bueno, eso fue vergonzoso —gime—. Por alguna razón, el limón me
revuelve el estómago últimamente. Lo cual es raro porque normalmente me
encanta.
—¿Has estado poniéndote enferma y no me lo has dicho? —gruño.
—No pensé que fuera importante. Solo es un virus. Siempre me siento mejor
después, ¿así que tal vez tengo intoxicación alimentaria de algo con limón?
—¿Solo limón? —aclaro mientras una idea empieza a formarse.
Se encoge de hombros y se mueve para levantarse. Rápidamente me pongo
en pie y la ayudo.
—Bueno, me sentí indispuesta cuando me trajeron tocino con mi desayuno
ayer. —Agarrando un cepillo de dientes, se los cepilla y el color regresa a su rostro.
La preocupación que estaba sintiendo se desvanece y una sonrisa se extiende
lentamente por mi rostro. Nicole escupe la pasta y enjuaga su boca, luego me frunce
el ceño en el espejo.
—Pensé que estarías mucho más molesto por no decirte. ¿Y por qué que me
ponga enferma te hace feliz, gran imbécil? ¿No deberías estar mimándome?
Sonrío y rodeo su cintura con mis brazos, descansando mis manos en su
vientre plano.
—Absolutamente, mi pequeña estrella. Te mereces ser mimada. —Beso su
cuello antes de fijar mis ojos con los suyos azul cristal en el espejo—. Y odio que
estés enferma, nena. Pero la razón me hace feliz como la mierda.
Diez
Nicole

—No, en serio. —Me vuelvo en el agarre de Austin y entrecierro mis ojos. Soy
suspicaz porque normalmente estaría enloqueciendo y hablando sobre llevarme al
hospital. Tiende a exagerar cuando se trata de mí. La semana pasada, me di un golpe
en el dedo del pie en el set e hice un pequeño sonido de dolor. Pensó que podría estar
roto y gritó para que alguien llamara a una ambulancia… por un golpe en el dedo del
pie—. ¿Qué posiblemente podría haber contraído que te haría estar totalmente bien
conmigo estando enferma?
Sus ojos oscuros brillan con satisfacción masculina cuando responde.
—Mi bebé.
¿El bebé de Austin?
—¡Oh, Dios mío! ¡Podría estar embarazada!
—Síp. —Me dirige una sonrisa arrogante—. Parece que todo ese semen con
el que te he llenado finalmente ha hecho su trabajo.
—¿Finalmente? No hay finalmente sobre eso. Solo nos hemos conocido por
apenas más de un mes. —Pienso en las semanas que hemos pasado juntos y me doy
cuenta que hay cosas importantes que no he necesitado añadir a la lista de la compra
en todo ese tiempo—. Mmm, debería haber tenido mi periodo hace unas dos
semanas. No puedo creer que no lo noté hasta ahora.
Me levanta y me lleva al sofá. Después de acomodarme en un extremo, toma
el otro y pone mis pies en su regazo. Quitándome los zapatos, empieza a frotar mis
plantas. Dejo escapar un suave gemido, y presiona un poco más fuerte.
—Esto justo aquí es por qué no lo notaste.
—¿Hmm? —No estoy segura de qué quiere decir, pero la caricia de sus dedos
se siente demasiado bien para que sea capaz de formar palabras, a pesar de que
estoy enloqueciendo sobre mi posible embarazo. Ser una madre adolescente no es
algo que jamás esperé que me sucediera. Pero entonces, Austin irrumpió en mi vida
y todo cambió.
—Cuando tenemos nuestras manos sobre el otro, perdemos nuestras mentes.
Es difícil discutir cuando tiene razón. Descanso mi mano sobre mi barriga y
la cubre con la suya.
—Y por eso podría estar embarazada tan pronto en nuestra relación.
Presiona un beso en mi tobillo antes de bajar mi pie al suelo y ponerme sobre
su regazo.
—No te asustes, nena. Estaré contigo cada paso del camino; desde los antojos
en mitad de la noche hasta cambiar los pañales.
Estoy segura que lo hará ya que apeas me deja fuera de su vista. No espero
que esto cambie solo porque estoy embarazada… gimo mentalmente. Solo puedo
imaginar cuánto más protector de mí y nuestro bebé va ser. Sin embargo, tan
molesto como debería ser, me hace sentir segura y amada.
—Desde que estoy fue tu idea, creo que deberías encargarte de todos los
pañales de caca —bromeo.
—Hecho —accede.
Su falta de duda alivia mis nervios. Echo mi cabeza hacia atrás y sugiero:
—Tal vez debería hacerme una prueba para confirmar que en realidad estoy
embarazada antes de que empecemos a dividir las tareas parentales.
—Probablemente. —Se ríe, levantándome cuando se pone de pie. Me lleva al
baño y me pone sobre mis pies. Cuando abre uno de los cajones y saca una prueba
de embarazo, jadeo con sorpresa.
—¿Qué diablos?
Sonríe tímidamente mientras abre la caja y me la entrega.
—Guardé estos para que los tuviéramos sin importar dónde estuviéramos
cuando el momento llegara —explica—. Aquí, en el remolque, en los baños de casa,
incluso en el baño privado de la oficina de Tyson.
—Esas son un montón de pruebas de embarazo.
Se encoge de hombros.
—¿Qué puedo decir? Quería estar preparado. —Haciendo un gesto al palo en
mi mano, sonríe—. Y es una buena cosa también porque ahora no tenemos que
esperar. Todo lo que necesitas es hacer pis en eso y tendremos la confirmación de
que estás embarazada.
Su total seguridad es infecciosa y me encuentro echando a un gruñón Austin
del baño para poder encargarme de mis cosas. Tan pronto como tiro de la cadena,
abre la puerta para unírseme de nuevo. Espera casi pacientemente mientras me lavo
las manos antes de reclamar mi boca en un beso ferviente que dura los minutos que
necesitamos antes de que los resultados estén disponibles.
Cuando levanta su cabeza, estoy en una niebla apasionada y no puedo pensar
claramente. No parece tener el mismo problema porque mira la prueba de
inmediato y deja escapar un grito triunfante.
—¡Embarazada!
Su sonrisa es enorme mientras me muestra la sola palabra en el monitor.
—Embarazada —repito suavemente, mis ojos llenándose de lágrimas.
—Más vale que esas sean lágrimas de felicidad —refunfuña mientras deja
caer la prueba sobre el lavabo y me abraza.
—Lo son. —Sollozo en su camisa.
—¿Lágrimas? Será mejor que mi clienta no esté llorando —grita una voz
femenina desde el interior del remolque.
Nuestras cabezas se alzan con sorpresa, y encontramos a Sarah y Tyson ahí,
mirándonos. Sarah está fulminando con la mirada a Austin, pero Tyson tiene una
gran sonrisa en su rostro.
—¿Cómo entraron aquí? —gruñe Austin—. La puerta estaba cerrada por una
razón.
Sarah se inclina hacia atrás y golpea sus nudillos contra la puerta.
—Tocamos como una docena de veces.
—Sintió que lo que tenía que enseñarle a Nicole no podía esperar, y no estaba
a punto de dejarla irrumpir sin mí —añade Tyson.
—Lo siento. Estábamos perdidos en nuestro pequeño mundo y no los oímos.
—No estoy segura de estar lista para compartir las grandes noticias con nuestros
agentes todavía, incluso si Ty es uno de los mejores amigos de Austin, y una prueba
de embarazo positiva está a plena vista sobre el lavabo. Entrelazo mis dedos con los
de Austin y lo saco del baño. Luego, cierro la puerta detrás de nosotros y pregunto—
. ¿Qué quieres mostrarme?
—Esto. —Ella prácticamente empuja la revista que está sosteniendo en mis
manos—. ¿Acertó la prensa en esto?
No tengo ni idea de qué está hablando.
—¿Acertar en qué?
Mientras todavía sostengo la revista, pasa las hojas y señala a una página.
—El artículo sobre estar embarazada.
—¿Artículo? ¡¿Qué artículo?! —chillo. Apenas capto un vistazo de una foto de
Tyson y yo fuera del remolque antes de que Austin me arrebate la revista.
Hace un rápido repaso del artículo.
—¿Qué mierda es esto?
Tyson le quita la revista a Austin —la maldita cosa está realmente
moviéndose alrededor—, y le echa un vistazo.
—Es una foto de mí escoltando a tu prometida a su remolque.
—Sé eso —gruñe Austin—. ¿Pero por qué está en esta maldita revista?
—¿De verdad acabas de preguntarme eso? —Tyson pone los ojos en blanco—
. Sabes cómo funciona. Alguien debe haber tomado una foto de nosotros y la vendió.
En ese ángulo parece que tiene un diminuto bulto de bebé, y el anillo del que te
aseguraste que todo el mundo sepa no está en su dedo. Añádeme sosteniendo la
puerta para ella, y tienes la receta perfecta para un chisme de mierda.
Austin fija su mirada en Sarah.
—¿De verdad irrumpiste aquí para preguntarle a mi prometida si esta basura
es verdad?
—Obviamente no la mierda sobre Nicole terminando su compromiso porque
está embarazada con el bebé de Tyson. —Un profundo gruñido retumba en el pecho
de Austin, y Sarah se apresura a explicar—: Quería saber si de verdad está
embarazada o si solo estaba hinchada o algo ese día. Este es su primer papel
importante, así que el momento no podría ser peor para tener un bebé cuando se
trata de su carrera.
Y ahí va mi oportunidad de mantener las noticias entre nosotros dos por un
poquito porque Austin espeta:
—Si estaba hinchada, fue probablemente por el bebé. El embarazo es la única
parte en la que jodidamente acertaron, y el momento es perfecto para nosotros. Si
no te gusta, entonces Nicole siempre puede encontrar un nuevo agente a quien sí.
Sarah alza sus manos en un gesto de rendición.
—Siempre y cuando sea lo que quiere Nicole, puedes embarazarla tantas
veces como quieras. Siempre la respaldaré.
—Planeo trabajar en sus embarazos.
Síp, habló en plural antes de apuntar a Tyson con el dedo, que imita el gesto
de rendición de Sarah y proclama:
—Oye, hombre. No fui yo.
—Cierra la puta boca —gruñe Austin, sin encontrar divertido el intento de
humor de Tyson—. No quieres joder conmigo ahora mismo.
La sonrisa de Tyson se desvanece.
—¿Cómo puedo ayudar?
Austin clava un dedo en la revista que Tyson todavía sostiene.
—Elabora un plan de relaciones públicas para contraatacar la basura en ese
artículo. Quiero que todos en el mundo sepan que el bebé que lleva es mío.
Tyson asiente.
—Entendido.
Frunzo el ceño y miro a Austin.
—¿No se supone que esperemos hasta los tres meses o algo antes de empezar
a decirle a la gente?
Se encoge de hombros.
—El gato ya está fuera de la bolsa, así que quiero que el mundo sepa quién
puso ese gatito en tu barriga.
Austin besa mi nariz, luego mira con furia a Ty.
—También quiero saber quién tomó la foto. —Austin me acerca más—. Un
mensaje necesita ser enviado de que necesitas estar preparado para que tu vida se
vaya a la mierda si jodes con lo que es mío.
Sarah se frota las manos.
—Investigaré un poco y descubriré quién fue.
—Y me aseguraré que no puedan encontrar otro trabajo en esta ciudad
después de ser despedidos —añade Tyson.
La mano de Austin se aprieta contra mi costado.
—Eso no es suficiente. Quiero…
—Estará bien —le digo a Tyson antes de mirar a Austin—. Porque cualquier
otra cosa que hagas podría llevarte a la cárcel y entonces tendría que lidiar con este
embarazo totalmente sola.
—Bien —gruñe—. Me contendré de darles una paliza, pero alguien va a
guardar tu anillo cuando estés en el set para que la única vez que no lo lleves sea
cuando estés filmando.
—Lo que sea que quieras, cariño. —Haré cualquier cosa para mantenerlo
fuera de prisión, incluso si solo ha probado que tenía razón sobre su posesividad
aumentando a otro nivel ahora que estoy embarazada.
Austin agarra mi mano y empieza a guiarme de vuelta al set con Ty y Sarah
siguiéndonos. Echo un vistazo atrás y veo a Ty ya con su teléfono pegado a su oreja
y a Sarah trabajando furiosamente en su iPad.
—¿Quieres hacer una entrevista en vivo? —pregunta Tyson. Su cuestión
detiene a Austin en sus pasos y se vuelve para mirar a Ty, su expresión pensativa.
Después de un momento, una sonrisa diabólica se forma en sus perfectos
labios.
—Excelente idea. —Suelta mi mano y me señala—. Quédate justo aquí. —
Entonces corre a nuestro camerino. Vuelve un minuto más tarde y desliza mi anillo
de compromiso en mi dedo. Gira, me toma de la mano una vez más y se dirige a la
salida.
—Uh, ¿Austin? —grita Ty—. ¿Quieres darme una pista de lo que está pasando
en esa casa de la risa que llamas cerebro?
Sin responder, Austin me levanta a un carrito de golf, me abrocha el cinturón,
luego entra y arranca. Finalmente se detiene justo afuera de la entrada al estudio.
Sale, viene y me ayuda a salir antes de entrelazar nuestros dedos y caminar
determinadamente hacia la cabina del guardia.
Le hace un gesto al guardia cuando pasamos y una vez estamos fuera, sus ojos
se disparan alrededor hasta que sonríe, pareciendo encontrar lo que está buscando.
Con su mano libre, mete sus dedos en su boca y deja escapar un silbido penetrante.
Un grupo de gente se vuelve en nuestra dirección y es cuando me doy cuenta de qué
está haciendo.
Los paparazzi se apresuran, sus cámaras ya destellando, y los micrófonos son
apuntados en nuestra dirección mientras nos bombardean a preguntas.
Austin alza su mano y la multitud se silencia. Luego levanta nuestras manos
unidas en el aire y sonríe ampliamente.
—¡¡ESTAMOS EMBARAZADOS!! —grita.
Epílogo
Austin

La limusina se detiene mientras esperamos en la línea para estacionar ante


la alfombra roja. Coloco un último beso en la boca de mi esposa antes de retirar mi
mano de debajo de su vestido y lamer mis dedos.
—Te dije que podía hacer que te corrieras al menos dos veces antes de que
llegáramos —digo con arrogancia.
Nicole parpadea un par de veces, sus ojos lentamente aclarándose de la niebla
de lujuria en la que la puse.
—Tal vez deberías probármelo de nuevo en el camino a casa —replica de
forma traviesa.
No puedo evitar sonreír y darle otro rápido y duro beso.
—Eres insaciable últimamente —le digo con una risa. No me estoy quejando.
Durante su embarazo, Nicole estuvo prácticamente en un constante estado de
excitación. Lo quería todo el tiempo y estaba más que dispuesto a cumplir. El último
par de meses, ha estado en un estado similar, probablemente debido al hecho de que
nuestro tiempo sexy está limitado a cuando nuestra hija lo permite.
Nicole niega y baja de mi regazo.
—Una vez lleguemos a casa, mis pechos pertenecerán a nuestra niña de
cuatro meses, cariño. Deberíamos aprovechar el tiempo a solas mientras lo
tengamos.
—Cierto. —Suspiro. Callie es la pequeña más hermosa y preciosa, pero no
puedo evitar sentirme un poco celoso a veces. Logra pasar mucho más tiempo
chupando las tetas de Nicole que yo últimamente. Y no puedo tener jodidamente
suficiente de su dulce sabor, especialmente cuando estoy lamiendo su crema—. Es
el turno de papá con esas hermosas tetas, nena —le digo mientras acuno sus pechos
llenos y paso mis pulgares por sus pezones. Sus ojos se cierran y su cabeza cae hacia
atrás mientras un gemido de dicha escapa de sus labios hinchados por los besos. Sus
tetas han estado extra sensibles por las pasadas semanas y puedo normalmente
hacer que se corra solo jugando con ellas.
El sonido de su gemido va directo a mi polla y de alguna manera se hincha
incluso más, haciendo que la cremallera de los pantalones se clave en mi piel.
Maldigo cuando el auto comienza a moverse de nuevo y debato cuánto tiempo
necesito para un polvo rápido.
Pero mi polla es bloqueada cuando las luces parpadeantes afuera penetran
por las ventanas oscurecidas mientras nos detenemos frente al teatro. La puerta se
abre y salgo, protegiendo mis ojos de los cegadores flashes. Me vuelvo y meto la
mano, agarrando la de Nicole y ayudándola a salir del auto.
Cuando salió de nuestro dormitorio en el vestido verde de encaje que lleva,
me volví loco y exigí que volviera arriba y se cambiara. Abraza cada una de sus
curvas y la parte frontal es lo bastante baja para exhibir demasiado de sus tetas
hinchadas por la leche. La espalda es alta y suspiré de alivio hasta que se acercó más
y me di cuenta que es jodidamente transparente.
Nicole solo sonrió y corrió al auto antes de que pudiera agarrarla y llevarla
de vuelta al dormitorio. Cuando la miro ahora, tengo que admitir que se ve
jodidamente impresionante. Pero definitivamente estará pagando por su
desobediencia más tarde.
La atraigo contra mi costado mientras saludamos a la ansiosa multitud.
Ruegan por un beso, así que inclino a Nicole dramáticamente bajo y les doy lo que
quieren. Nicole ríe mientras la levanto de nuevo, sus mejillas de un dulce rosa y sus
ojos azules reluciendo brillantemente.
Todos estaban increíblemente emocionados por el estreno de The First Time.
Habían tomado casi siete meses para terminar la película porque tuvieron que
cambiar el horario para acomodarse al estómago creciente de Nicole, y la post
producción había tomado otros seis meses.
El estudio usó el tiempo sabiamente sin embargo, y lanzó una enorme
campaña publicitaria para la película. Pusieron a los fans ansiosos por la película. El
fin de semana de estreno, rompimos algunos récords en más de un país.
Ahora, estamos atendiendo a los Oscars con varias nominaciones, incluyendo
Mejor Actriz Principal. Estoy tan jodidamente orgulloso de mi mujer y no puedo
esperar a actuar con ella en otro proyecto. Hemos sido buscados para un par de
películas como protagonistas, pero la oferta en la que estamos más interesados es
en un programa de televisión que quieren escribir solo para nosotros. Significaría
menos tiempo en la carretera, siempre estando juntos, y lo tendríamos más fácil
trabajando alrededor del siguiente embarazo de Nicole.
Mi hermano y su esposa están esperando justo adelante, habiendo llegado
unos autos antes que nosotros. Nicole y Shelby se abrazan mientras Theo y yo
estrechamos manos. Ha recibido una nominación a Mejor Tema Original por The
First Time, pero también está nominado a Mejor Canción Original por otra película.
La escribió para Shelby y ella canta el tema en el álbum, lo cual le ganó un Grammy.
Caminamos como grupo a la zona de la foto y posamos antes de continuar al
teatro. Ty está apoyado contra una pared, y levanto mi barbilla en saludo. Pero ni
siquiera me nota. Sus ojos están pegados en alguien en la multitud de gente a mi
izquierda.
Nicole debe notarlo también porque se pone de puntillas y estira su cuello
intentando localizar a quien quiera que sea. Después de un minuto, su rostro se
ilumina y sonríe, entonces va directa a Ty, tirando de mí.
—Todavía no te da la hora del día, ¿eh? —comenta.
Ty salta, claramente sobresaltado por la llegada de mi pequeña estrella. Le
frunce el ceño a mi mujer y gruñe:
—No tengo ni idea de qué estás hablando.
Nicole abre la boca para responder pero se congela antes de pronunciar
palabra. Pone una mano sobre su boca y sale corriendo. Preocupado, me quedo con
ella hasta que entra al baño de las mujeres.
Espero por unos segundos, pero cuando otra mujer abre la puerta y oigo el
sonido de arcadas, entro y me apresuro a la cabina donde está Nicole inclinada sobre
el váter, perdiendo su cena.
Gentilmente, recojo su cabello y lo aparto de su rosto, murmurando palabras
calmantes hasta que termina y se sienta. Preocupación llena mi mente mientras la
ayudo a ponerse de pie y a ir al lavabo, donde rebusca en su bolso y saca una pequeña
botella de enjuague bucal. Se enjuaga mientras el color empieza a regresar a su
rostro. Nicole raramente se pone enferma a menos que…
La euforia reemplaza mi ansiedad y mi sonrisa es tan grande que me
sorprende que no rompa mi rostro. La giro y frunce el ceño ante la mirada en mi
rostro.
—¿Por qué estás…?
—No has tenido tu periodo todavía, ¿cierto? —interrumpo, ya confiado en
que tengo razón.
Los ojos azul claro de Nicole se amplían y parpadea hacia mí.
—No —niega mientras hace un gesto con la cabeza—. No puedo… pero,
pero…
Pienso en el momento y no puedo evitar hincharme con orgullo.
—Apuesto a que te embaracé la primera vez después de que el doctor nos
diera permiso —presumo. Si pudiera, palmearía a mi esperma en la espalda.
Excelente trabajo, chicos.
Nicole me pincha en el pecho.
—Esto es lo que sucede cuando no llevas un jodido condón —sisea.
Envuelvo mis brazos a su alrededor y beso su nariz, sonriéndole. Se derrite
un poco y bajo mi cabeza para tomar su boca. Las bisagras de la puerta chirrían
cuando alguien la abre y giro mi cabeza y grito:
—¡Fuera! —La mujer joven se sobresalta con sorpresa antes de retroceder e
irse—. Vamos a tener otro bebé. —Exhalo, prácticamente vibrando con dicha y una
dosis saludable de lujuria, oh, sí, sabiendo que mi mujer está embarazada con mi
hijo, viendo su pequeño vientre redondeado. Es jodidamente excitante.
—Ni siquiera sabemos con seguridad si estoy embarazada —discute Nicole,
pero su expresión se ha aligerado, y una sonrisa está jugando en sus labios rosas.
Sabía que estaría feliz una vez superara la sorpresa. Mi esposa ama ser madre.
Voy rápidamente hacia la puerta y echo el cerrojo antes de volver y
arrebatarle el bolso. Abro una cremallera interna y saco un paquete largo y rosa. Lo
mira con sorpresa, luego me mira con ojos entrecerrados y suspicaces.
—Te lo dije, pequeña estrella. Los guardé para que los tengamos sin importar
dónde estemos. —No puedo evitar sonreír y reír cuando resopla al tomar la prueba
de embarazo.
—Empiezo a preguntarme si planeaste todo esto.
—Cuatro dormitorios, nena —le recuerdo con un guiño y una sonrisa.
Epílogo
Nicole

—No puedo creer que esté diciendo esto, pero al parecer, cuatro dormitorios
no fueron suficientes. —Cuando Austin no reacciona a mi declaración, lo empujo con
mi codo y espero a que se vuelva y me mire antes de continuar—. Supongo que
vamos a necesitar una casa más grande.
Niega, no como reacción a lo que dije, sino para aclarar la niebla de su
cerebro.
—¿Esa es tu respuesta a la bomba que la doctora nos acaba de soltar?
Señalo a mi estómago y me encojo de hombros.
—Oye, eres al que le gusta presumir sobre cuán buen trabajo hacen tus
nadadores ya que siempre me embarazas. No es mi culpa que pusieras dos bebés en
mí esta vez, especialmente desde que parece que corre en tu familia.
—Dos bebés —repite.
—Eso es generalmente lo que significa que vas a tener gemelos —bromea
nuestra doctora. Ha estado con nosotros durante mis otros embarazos y está
acostumbrada a lidiar con mi esposo neandertal—. Pero solo piénsalo; esto te
pondrá por delante de tu hermano por un bebé.
Theo y Austin han tenido una amigable competición sobre quién tiene el
esperma más fuerte sucediendo desde que Shelby y yo estábamos en nuestros
primeros embarazos. Tuvieron gemelos la segunda vez, y Theo estaba seguro que
ganaría la competición. Pero entonces, lo alcancé quedándome embarazada de mi
tercero. Cuando Shelby, que está de dos meses más que yo esta vez, recientemente
me dijo que era el último bebé para ella y Theo, le dije riéndome que se lo merecían
porque su competición iba a terminar en un empate. Pero parece que el destino tiene
planes diferentes para nosotros, y es lo que pone una sonrisa en el rostro de Austin.
—¡Tienes razón! —Saca su teléfono de su bolsillo y toma una foto de la
pantalla del ultrasonido—. No puedo esperar a decírselo.
—Más bien a restregárselo —murmuro y la doctora se ríe mientras limpia mi
barriga.
—¿Olvidó que voy a darles un impreso y un video del ultrasonido? —me
susurra la doctora mientras Austin golpetea en su teléfono.
—Estoy segura que está demasiado ocupado presumiendo ante Theo para
ser capaz de pensar bien.
—Mi capacidad de pensar está perfectamente bien —me corrige Austin antes
de guardar su teléfono y moverse a mi lado. Luego presiona un beso en mi frente—.
Simplemente no quería esperar a compartir las buenas noticias hasta que
pudiéramos mostrarles el impreso en persona.
Le sonrío mientras me ayuda a sentarme.
—¿Compartir las buenas noticias o presumir?
—Tal vez un poquito de ambas. —Me guiña, haciendo a la doctora reír.
Tomo la mano de Austin para que me ayude a bajar de la mesa de examen.
—Eres imposible.
Austin frota con su mano mi estómago redondeado.
—Y por eso te gusto.
La doctora niega y va hacia la puerta.
—Lo juro, las chispas entre ustedes dos son más fuertes cada vez que los veo.
Pienso en algunas de las situaciones comprometidas en que hemos sido
encontrados en las salas de exámenes y me sonrojo. Ha habido una vez o dos en las
que Austin y yo nos hemos dejado llevar un poco y olvidado dónde estábamos. ¿Pero
quién puede realmente culparnos cuando siempre estamos recibiendo tan buenas
noticias cuando estamos aquí?
Austin pasa sus nudillos por mi mejilla.
—Eso tiene sentido porque solo amo a mi pequeña estrella más y más al
pasar los años.
—Convierte eso en tu no tan pequeña estrella. —Palmeo mi estómago y le
doy a la doctora una mirada inquisitiva—. ¿Supongo que ganaré un montón más de
peso de lo normal con este embarazo desde que son dos?
Gimo cuando la doctora asiente en confirmación y escucho mientras enlista
algunas de las otras cosas que necesitaremos vigilar con un embarazo de gemelos.
Entonces gimoteo cuando veo a Austin sacar su teléfono para tomar notas. Cinco
minutos, y lo que se siente como un millón de preguntas de Austin después, la
doctora finalmente nos deja a solas para que pueda vestirme. Está tan distraído por
pensamientos de gemelos mientras me ayuda a vestirme, que ni siquiera trata de
meterme mano. Es mi primer signo de advertencia de que su habitual rutina
sobreprotectora cuando estoy embarazada está a punto de aumentar a locura.
Después de arrodillarse para ponerme mis zapatos, se levanta y abre la
puerta para gritar:
—¿Puede alguien traer una silla de ruedas?
Tiro de la parte de atrás de su camisa para llamar su atención.
—¿Por qué necesitaríamos una silla de ruedas?
—Para ti. —Cuando solo lo miro como si estuviera hablando en otro idioma,
explica—: No quiero que camines tan lejos, así que voy a llevarte rodando afuera.
—Tienes que estar bromeando —murmuro antes de pasarlo para caminar
por el pasillo.
Rápidamente me sigue y gruñe:
—Bien, sin silla de ruedas. Pero vas a esperar al frente mientras traigo el auto.
—De acuerdo. —Me dirige una mirada rara, y pienso que está confuso sobre
por qué no estoy discutiendo. No estoy a punto de decirle que estoy escogiendo mis
batallas ya que estoy segura que habrá un montón de ellas en los próximos meses,
así que solo le doy una sonrisa inocente. Entonces, me doy cuenta de cuánta razón
tengo porque ni siquiera cinco segundos después, hace esta cosa rara con sus brazos
donde básicamente hace una burbuja a mi alrededor—. ¿Qué estás haciendo?
Le da una mirada torva a la enfermera que pasa por nuestro lado antes de
preguntar:
—Asegurarme de que nadie choca contigo o los bebés. —Estallo en risas ante
la ridiculez de su lógica, y su mirada se mueve a mí—. No estoy bromeando.
—Sé que no lo haces, cariño. Es por eso que es divertido. —Deslizo mi brazo
alrededor de su cintura y lo dejo “ayudarme” a salir y sonrío para mí cuando me
tiene acomodada en el banco de afuera antes de trotar hacia el estacionamiento por
nuestro enorme todoterreno, el cual, por supuesto, tiene ventanas tintadas para que
nadie pueda ver a nuestros bebés cuando van dentro con nosotros. Mi marido podría
ser un poco exagerado a veces, pero no lo tendría de otra manera. No cuando ha
hecho todos mis sueños realidad… y hasta más.

Fin
Próximamente
Heiress (#3 Hollywood with Alexa Riley) – Fiona Davenport

Tysn Grant, de la serie Hollywood with Alexa Riley, conoce a su pareja.


Llega el 29 de abril.
Sobre la autora

¡Hola! Mi nombre es Fiona Davenport y soy adicta a las obscenidades. He


estado leyendo un montón de novelas románticas en ranchos desde… bueno,
siempre y hace un día parece. Y ahora consigo escribir historias sexys y las comparto
con otros que son como yo y disfrutan sus libros en su lado más excitante. Fiona
Davenport es mi alias súper secreto, lo que es bastante increíble porque siempre he
querido uno.

Vous aimerez peut-être aussi