Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Traducción
Mimi y Maria_clio88
Corrección
Maria_clio88
Diseño
Mona
Sinopsis
Nicole Callahan es una prometedora estrella de cine. Cuando consigue su
gran oportunidad, el papel requiere que se ponga romántica con su coestrella en la
pantalla. Pero solo hay un hombre al que puede imaginarse besando… incluso si
nunca lo ha conocido en persona.
Austin Hayes ha sido un nombre famoso desde que tuvo éxito como actor de
niño. Su negativa a besar a una mujer en pantalla no ha evitado que tenga una exitosa
carrera en Hollywood. Pero cuando Nicole lo quiere como su coestrella, lanza todas
las reglas por la ventana porque esta joven actriz está destinada a ser suya.
Advertencia: Esta historia de Hollywood con Alexa Riley te dejará viendo
estrellas. El desmesurado alfa posesivo, cada uno de ellos guardándose para el otro.
Uno
Austin
No puedo recordar estar más nerviosa alguna vez de lo que estoy en este
momento. Reunirme con Sarah sobre representarme no me había perturbado tanto,
y tampoco lo hizo mi primera audición en Hollywood. ¿Pero saber que soy tenida en
cuenta para el papel principal en una importante película? ¿Y que hay una
posibilidad de que Austin Hayes podría hacer su primer papel protagonista en una
película romántica? Nerviosa ni se acerca a describir cómo me siento.
Estoy presionando mi mano contra mi muslo en un intento de hacer que mi
pierna deje de rebotar cuando la recepcionista me llama.
—¿Nicole Callahan?
—Soy yo —respondo mientras me pongo de pie.
—Sarah está lista para verte ahora.
Señala en la dirección de la oficina de mi agente, pero ya sé dónde ir ya que
la he visto cerca de una docena de veces desde que firmé con TAG Management. Cada
vez, la chica encargándose de recepción actúa como si nunca antes me hubiera visto.
Me niego a dejar que su comportamiento malicioso me afecte, no cuando soy lo
bastante afortunada para ser una clienta mientras ella está atrapada trabajando
detrás de un escritorio en TAG. Especialmente cuando estoy tan cerca de hacer mis
dos sueños realidad: tener un papel que me hará la envidia de cada estrella en
ciernes en Hollywood y conocer al chico con el que he tenido un enamoramiento
durante toda la escuela. Lo juro, me arruinó para otros chicos.
Toco con mis nudillos en su puerta parcialmente abierta antes de entrar.
Normalmente me hace un gesto hacia uno de los asientos frente a su escritorio, pero
esta vez, se levanta y se apresura hacia mí para abrazarme cuando me ve.
—¡Nicole! Estoy tan contenta de que pudieras venir hoy.
Apenas contengo un resoplido. Ni siquiera hay la más mínima oportunidad
de que no haría lo que fuera que tomara para reunirme con Sarah cada vez que llama.
Soy demasiado nueva en el mundo del espectáculo para desaprovechar
oportunidades sin al menos oír todos los detalles.
—Sabes que siempre estoy disponible para ti.
—Eso podría ser verdad hoy —hace una pausa para recoger una carpeta de
su escritorio—, pero en el futuro cercano, seré yo la que vaya a ti porque estarás
demasiado ocupada para hacer el viaje a mi oficina.
Mis ojos están pegados a la carpeta verde en su mano. Aprendí pronto que
Sarah usa como sistema de archivo un código de colores. Todos mis rechazos han
estado en carpetas rojas, pero cada vez que recibo una oferta, los detalles se hallan
en una verde.
—¿Es eso lo que creo?
—Síp. —Mis piernas se sienten como goma, haciéndola sonreír cuando me
dejo caer en la silla—. Te quieren para la protagonista en The First Time.
Se sienta frente a mí y me extiende la carpeta. La agarro y la abro por la
primera página del contrato. Mis ojos se ensanchan cuando veo mi nombre arriba, y
no puedo recuperar mi respiración cuando veo la cantidad de dólares que me
ofrecen por el papel de una vida. Me da tiempo para leer todo sin interrumpirme.
Estoy tentada a firmar en la línea final sin hacer preguntas, pero hay un molesto
detalle que absolutamente debo saber antes de poder aceptar.
—¿Qué hay sobre mi pequeña solicitud?
—¿Es así como lo llamas? ¿Una pequeña solicitud? —Sarah ríe y niega—.
Decir que no tomarías un papel que la mayoría de estudios ni siquiera considerarían
dar a una novata como tú es más como una gigantesca solicitud, si me preguntas.
—Lo sé, dejaste claro tu punto de vista cuando lo hablamos durante mi última
cita. —Lo habíamos discutido sin parar, con Sarah esforzándose por convencerme
que arruinaría mi carrera. Pero no solo tengo un enorme enamoramiento con
Austin; respeto la línea que había dibujado en la arena cuando se trata de rechazar
papeles que lo pondrían en una situación comprometida. También está el hecho de
que no puedo imaginar besar a nadie salvo Austin, incluso si es solo porque estamos
fingiendo ser otras personas que se enamoran. Sus labios son los únicos que quiero
sentir presionados contra los míos.
Sé que es arriesgado para mí rechazar el papel a menos que sea el
protagonista. Podría arruinar mi carrera antes de tener la oportunidad de despegar
realmente, pero no estoy dispuesta a sacrificar mi felicidad futura por un trabajo, no
importa cuán desesperadamente lo quiera. Profundo en mi interior, tengo el
presentimiento de que besar a cualquiera que no sea Austin en la pantalla sería una
decisión que lamentaría el resto de mi vida. Es por eso que fui firme y rechacé
escuchar a razones. Ahora solo tengo que esperar que mi apuesta sea pagada.
—¿Pero funcionó?
—¡Sorprendentemente, lo hizo! Pero solo porque ideé un plan brillante para
lograr que fuera un hecho consumado para el estudio —presume.
Bajo los papeles a mi regazo y le entrecierro mis ojos.
—¿Plan? ¿Qué plan?
—Creo que ahí es donde entro —declara una voz masculina. Me giro en mi
asiento y encuentro a Tyson Allen Grant caminando hacia mí. Rápidamente me
pongo de pie, impresionada por verlo. Aunque Sarah trabaja para su compañía, es
una agente principiante cuya lista de clientes está llena de actores y actrices como
yo que no tienen muchos créditos a su nombre. Pero su jefe es una historia
completamente diferente. Solo representa a las estrellas más grandes… como Austin
Hayes.
—Señor Grant —digo con un jadeo. Desearía haber sabido que iba a estar
aquí. Habría pasado más tiempo con mi cabello y maquillaje para lucir mejor.
Me dirige una sonrisa y asiente hacia Sarah antes de rodear su escritorio y
reclamar la silla tras el mismo. Luego rueda hacia delante y apoya un codo en el
escritorio, sosteniendo su barbilla bajo su puño mientras me recorre de la cabeza a
los pies. Hay una apreciación masculina en sus ojos, pero parece… distante de alguna
manera. Cuando habla, no hay una pizca de flirteo en su tono.
—Sarah acudió a mí antes de hablar con el estudio. Explicó tus reservas
acerca de aceptar un papel con un interés amoroso a menos que el papel lo tenga el
actor de tu elección. Exigencias como esa normalmente resultarían en que fueras
extraoficialmente dejada fuera de los estudios de producción más importantes.
Siguiendo a eso, por supuesto estaríamos obligados a dejarte como clienta.
—Yo… —No puedo pronunciar ni una palabra, no es que supiera qué quiero
decir.
Tyson desecha mi preocupación.
—Por suerte para ti, esta no es la situación normal. Tu solicitud se alinea con
algo que he querido para uno de mis clientes que también es un amigo cercano. Se
me presentó como una oportunidad de oro, y no soy el tipo de hombre que las deja
pasar.
Sarah se hace cargo de la explicación.
—Tyson le dio el guión a Austin, junto con nuestro emparejamiento
propuesto de ustedes dos como protagonistas. El estudio saltó a la oportunidad de
tenerlo a bordo en un papel protagonista para el proyecto, y nos enviaron los
contratos en cuestión de horas.
—Por supuesto que lo hicieron. Quieren la firma de Austin en la línea de
puntos antes de que pueda salirse del trato —añade Tyson.
Me dejo caer de nuevo en mi asiento y retuerzo mis manos.
—¿Firmó? ¿Voy a ser su coestrella en The First Time?
—No ha firmado todavía, pero —levanta su brazo para mirar su reloj Patek
Philippe en su muñeca—, espero que eso cambie en cualquier minuto ahora.
—¿Viene aquí? ¿Ahora? —chillo, deseando aún más haberme tomado el
tiempo extra con mi apariencia. Mi mirada va a la puerta mientras me pregunto si
tengo suficiente tiempo para ir al baño en el pasillo y refrescarme. Mis ojos se
ensanchan cuando diviso a Austin caminando por el pasillo. Se ve incluso mejor en
persona que en la pantalla grande, y eso es decir mucho ya que es bien conocido por
ser el epítome de alto, oscuro y guapo.
Es bueno que esté sentada porque no estoy segura que mis piernas me
sujetaran cuando Austin entra en la oficina de Sarah. Ese es el gran impacto que tiene
sobre mí. Es al menos treinta y cinco centímetros más alto que yo, con una figura
esbelta y atlética. Su cabello oscuro luce como si estuviera un par de semanas
retrasado para un corte, pero eso podría ser por la película que está filmando ahora.
Su piel es bronceada, como si disfrutara pasar mucho de su tiempo libre afuera. Y
sus ojos oscuros, llenos de intensidad, están centrados en mí como si fuera la única
persona en la habitación.
Tres
Austin
Conocer a Austin no es nada como pensé que sería. Supongo que pensé que
lo máximo que podía esperar era una rápida lectura para medir mi química con él.
Repasar algunas líneas juntos para ver si tenemos ese algo especial que lleva una
película de buena a genial. Una chispa seria es la única manera de que una actriz sin
nombre como yo tuviera alguna vez la oportunidad de ser la protagonista junto a
Austin Hayes, especialmente en su primer papel romántico moderno. Cómo ha
aumentado a todo esto, no lo entiendo. El beso que me dio en la oficina de Sarah fue
completamente inesperado, en la mejor manera posible. Un viaje a su casa en Malibu
es lo segundo mejor. ¿Pero mudarme y darle completo control sobre mi vida? ¿Junto
con el derecho a castigarme como sea que quiera?
—Sí, no.
—¿Sí, no? —repite, su cabeza ladeándose y sus labios llenos curvándose en
las esquinas en una pequeña sonrisa—. Espero que eso sea un sí y no un no.
—Nop. No-o. De ninguna manera —gruño, colocando mis manos en mis
caderas y obligándome a no pisotear con frustración.
Luciendo como si no tuviera una preocupación en el mundo, Austin se
recuesta y estira sus piernas sobre la tumbona. Entrelazando sus dedos detrás de su
cabeza, pregunta:
—¿Con qué partes tienes un problema?
Imagino que lo más sencillo es empezar desde arriba y continuar hasta los
problemas más grandes.
—No puedo solo mudarme contigo. Mientras que podría sentirse como si nos
conociéramos desde siempre, hace como dos segundos que nos conocimos.
Su sonrisa se amplía con satisfacción.
—¿Sientes como si me conocieras desde siempre?
—¡Por supuesto que sí! He tenido un enorme enamoramiento contigo
durante años. —Mi mano sube a cubrir mi boca cuando me doy cuenta de lo que
acabo de admitir. Estoy completamente avergonzada, y a juzgar por cuán calientes
se sienten, estoy segura que mis mejillas están rojas brillantes.
La expresión de Austin se suaviza y sus ojos oscuros contienen mucha calidez
mientras me mira.
—Es probablemente bueno que nos hayamos conocido ahora. Si lo
hubiéramos hecho antes, hubiera sido una tortura permanecer lejos mientras
esperaba a que cumplieras dieciocho. Hubieras sido irresistible, sabiendo que tenías
un enamoramiento conmigo, nena.
Su confesión calma un poco mi vergüenza, pero mis mejillas permanecen
acaloradas… solo que por una razón totalmente diferente. Es excitante saber que su
reacción hacia mí es tan fuerte. Me hace querer volver a su regazo, pero todavía
tenemos que hablar un montón antes de que pueda ceder a la urgencia. Y
definitivamente no puedo pensar bien cuando estoy tan cerca de él.
—Sí, y mudarme contigo el día que nos conocimos habría sido un gran no-no.
—Cierto —concede—. Pero tienes la edad ahora, así que no hay nada que te
detenga de vivir conmigo. ¿No es así?
Lo reflexiono por un minuto, pensando en mi pequeño estudio apartamento
en un no tan buen vecindario. ¿De verdad quiero rechazar la oportunidad de vivir
en una hermosa casa en la playa solo para volver allí?
—De acuerdo, me mudaré.
—Me alegra que lo veas de esa manera. —Su sonrisa se vuelve triunfante, a
pesar de que intenta esconderlo—. Ahora, ¿qué más del apéndice te está
molestando?
—No tengo un problema con la parte de no tocar a otros hombres. —Sus ojos
oscuros arden en los míos, y tengo la sensación de que mejor cambio de tema rápido
porque cualquier charla sobre otros chicos es un tema sensible para él. Si supiera
cuán inexperta soy, entendería que no es un problema—. Pero la cosa de la tutela es
demasiado.
—¿Será realmente tan malo, dejarme asumir la carga por ti? Sé que suena un
poco extremo entregarme un montón de decisiones. Pero nunca haría nada que no
sea en tu mejor interés. Tu seguridad y bienestar son todo lo que me importa,
pequeña estrella. —Hace un gesto con su brazo de semicírculo delante de él—.
Ahora que finalmente te he encontrado después de buscar durante tanto tiempo,
todo esto no significa mierda sin ti a mi lado.
—Vaya. —Estoy tan alucinada por su declaración que no estoy segura de qué
decir. Se desplaza y palmea el centro de la tumbona. Con un profundo suspiro, me
dejo caer a su lado—. ¿Lo dices en serio?
—Cada palabra —confirma mientras me acerca más—. Sé que estoy siendo
agresivo…
—¿Agresivo? —Resoplo—. Más como una apisonadora.
Pasa una pierna sobre mi cabeza y me rodea con sus brazos, acercándome
hasta que estoy sentada entre sus piernas extendidas. Mi espalda está presionada
contra su pecho, y descansa su barbilla sobre mi cabeza.
—Sí, pues funcionó con mi hermano cuando encontró a su esposa, así que
supongo que pensé que podría funcionar con nosotros también.
Echo mi cabeza atrás para mirarlo.
—¿Tu cuñada se mudó con él el día que se conocieron y le permitió decidir
todo por ella?
—Síp.
Mis ojos se ensanchan con sorpresa.
—¿De verdad?
—Theo básicamente no permitió a Shelby irse de la casa hasta que tuviera su
anillo en su dedo y a su bebé en su vientre. —Su mano se desliza para cubrir mi
estómago y siento mariposas volando dentro de mí—. Una vez que se logró, se ha
relajado con ella un poco.
—Vaya. —Exhalo—. Eso es mucho que asimilar. Más o menos como tus
exigencias.
—Solo voy a ser abierto, honesto y sincero contigo, Nicole. En este mundo
loco en que vivimos, es la única oportunidad que tenemos de lograrlo como pareja.
Pareja.
Austin Hayes está hablando sobre nosotros… en una relación. Me está dando
un papel principal en una importante película y a él como mi novio en bandeja de
plata. Es todo sobre lo que he fantaseado, y aquí estoy discutiendo con él sobre los
detalles. Tan drásticos como son los términos que añadió en el apéndice, no son para
siempre. Solo durante el contrato. Puedo vivir con la mayoría de lo que está
pidiéndome por ese tiempo. Y después, con suerte habremos construido algo
duradero entre nosotros que hará que merezca la pena correr el riesgo.
—Suponiendo que esté bien con todo lo demás, ¿qué es esto de que puedes
castigarme como creas conveniente?
Me agarra de la cintura y fácilmente me levanta, volviendo para que monte a
horcajadas sus piernas, las cuales se abren ampliamente con sus pies sobre el suelo.
Lo cual significa que estoy completamente abierta para él y si mi falda se sube un
poco más, será capaz de ver mis bragas.
Una vez me tiene colocada donde me quiere, me mira profundamente a los
ojos.
—Como dije antes, eres todo lo que me importa. No voy a joder eso
hiriéndote. Tampoco voy a dejarte hacer nada que nos ponga en peligro. Si metes la
pata, habrá consecuencias. Pero serán las que estés dispuesta a tomar de mí. —
Esboza una sonrisa diabólica—. Dale una oportunidad. Podrías encontrar que te
gusta que reparta tanto que rompas una pequeña regla a propósito solo para sentir
el azote de mi mano en tu pequeño culo impertinente.
Está hablando de azotarme. Para mi sorpresa, la idea me excita en lugar de
hacerme querer correr en dirección contraria. Los ojos de Austin se oscurecen con
deseo, como si supiera exactamente lo que está pasando por mi cabeza. Su mano se
desliza a mi culo y me estremezco cuando aprieta una nalga.
—Oh, sí. Estás más que bien con los métodos de castigo que voy a elegir. ¿No
es así?
—Tal vez —admito suavemente.
—Apuesto a que estás casi tan húmeda como vas a estar extendida en mi
regazo con tu culo desnudo en el aire la primera vez que tenga que azotarte. —Sus
ojos caen a la unión de mis piernas abiertas, apenas cubierta por mi falda.
Mis bragas están más que húmedas ante la imagen que está pintando en mi
cabeza, pero le entrecierro mis ojos.
—¿Por qué pareces tan experto en este tipo de cosa?
—Joder si lo sé. —Se encoge de hombros—. Nunca ni en mis sueños más
salvajes imaginé que sería tan mandón y posesivo cuando te encontrara.
Honestamente, ni siquiera sabía que tenía estos sentimientos dentro de mí. Pero
parece que no puedo evitarlo. Mi mente, corazón y cuerpo saben que eres mía, y
tengo esta vehemente necesidad de atarte a mí en cada manera posible.
Recojo los papeles de la mesa y miro el apéndice que había añadido a mi
contrato.
—Ciertamente has hecho un buen trabajo en hacerlo suceder en tiempo
récord.
—Somos más que el papeleo que redacté. —Toma los papeles de mi mano y
los arroja al suelo—. Es una red de seguridad, eso es todo. Una que espero no
necesitar. Entonces, ¿qué dices? ¿Quieres ser más que mi coestrella? ¿Quieres ser
mía en cada manera que importa? —Aparta mi cabello al lado y se inclina para besar
mi nuca, enviando estremecimientos por mi espalda—. No es que tengas mucha
elección —murmura—. Si no dices que sí, tendré que ayudarte a cambiar de opinión.
—Aceptaré con una condición.
Esta vez, es el que me entrecierra los ojos.
—¿Qué condición?
Hay un millón de respuestas que puedo dar, pero lanzo la cautela al viento y
respondo:
—Antes de que tenga la oportunidad de romper una regla, quiero sentir cómo
es que me azotes.
Cinco
Austin
Niego.
—No sería lo mismo, nena. —Sonrío y deslizo ambas manos bajo su culo y
aprieto—. No es solo sobre azotar. Puedo azotar tu culo durante el sexo en cualquier
momento, pero ser castigada… —Me callo, sin saber cómo describirlo—.
Simplemente es diferente.
Nicole ladea la cabeza y me estudia por un momento.
—¿No quieres azotarme en este momento? —cuestiona. Su rostro es una
máscara de inocencia, y nada en su tono indica otra cosa que curiosidad. Sin
embargo, veo a través de ella. Está intentando provocarme y es jodidamente
adorable. De repente, se me ocurre que no se ha dado cuenta de lo transparente que
es para mí. No estoy a punto de indicárselo ya que tengo el presentimiento de que
esto va a trabajar muy a mi favor.
Mis manos se deslizan alrededor de su culo hacia sus muslos y lentamente
suben hasta que las puntas de mis dedos están bajo su falda. Su respiración se
acelera casi imperceptiblemente, pero es suficiente para atraer mis ojos a su pecho.
Puedo ver sus pequeños pezones endurecidos presionando contra su sujetador.
Jodidamente no puedo esperar a verlos agrandarse y gotear con leche. Lamo mis
labios con la anticipación de chupar su nutriente después de que haya alimentado a
nuestros bebés. Tengo intención de hacer que suceda tan pronto como sea posible.
Levanto mi mirada y me inclino cerca hasta que puedo sentir su aliento en
mis labios.
—Hay un montón de otras cosas que puedo hacer para convencerte de que
eres mía, pequeña estrella. —Mi mano sube más—. Azotar no es la única manera de
ponerte húmeda y rogando por mí.
Su aliento se atora cuando mis dedos alcanzan su coño y ligeramente subo
uno por el centro de sus bragas. Su boca se separa y uno nuestros labios, mi lengua
de inmediato empujando para saborearla. Gimo mientras una vez más me ahogo en
su dulzura. Ese suave sabor que me recuerda tanto a chocolate negro derretido.
Apostaría mi próximo cheque a que su coño tiene la misma dulzura.
—Tus bragas están húmedas, nena —comento contra sus labios. Luego meto
un dedo bajo la tela y siento cuán resbaladiza está, su excitación cubriendo mi dedo.
Empujo en su canal y tengo que presionar para entrar. Es tan jodidamente pequeña
y estrecha, voy a tener que asegurarme que está bien preparada antes de darle mi
polla gigante. Cuando profundizo un poco más, golpeo una barrera y hace que mi
cuerpo se congele mientras mis bolas se alzan dolorosamente y me corro en mis
pantalones. En el momento, no me importa una mierda. Tengo más mezcla de bebé
para ella.
Sospechaba que estaba intacta, pero confirmarlo hace que mi necesidad de
reclamarla ruja a través de mí. Para estar seguro, me retiro y miro sus hermosos ojos
nublados con lujuria.
—Nicole. Nena, ¿eres virgen?
No parece oírme al principio, así que le pregunto de nuevo. Algo de la niebla
se disipa y sus mejillas arden rojas.
—Sí. —Su expresión cae, volviéndose alicaída—. ¿Eso cambia las cosas?
Cierro mis ojos y descanso mi frente contra la suya mientras respiro hondo.
—Solo me hace desearte más. Saber que soy el único hombre que alguna vez
tendrá y sabrá cómo se siente tener tu coño virgen envuelto alrededor de mi polla.
Sus ojos están llenos de deseo cuando regreso mi mirada a su rostro. Levanto
mi mano para que ambos podamos ver mi dedo cubierto de esa espesa crema antes
de meterlo en mi boca y dejarlo limpio.
—Joder —gimo—. No puedo esperar para tener mi lengua en ese pequeño
agujero apretado. Creo que podría vivir de tu néctar durante el resto de mi vida.
Un casi inaudible gemido escapa de sus labios y joder si no me corro de
nuevo. Mierda. Espero tener más resistencia una vez esté en su interior.
Bajando la mano, levanto su falda a su cintura y agarro un puñado de su ropa
interior sedosa, retorciéndola hasta que soy capaz de desgarrarla. Luego pongo
presión en sus hombros, forzándola a inclinarse hacia atrás hasta que su cuerpo está
arqueado, sus tetas sobresaliendo y sus caderas levantándose para exhibir su sexo.
El mundo deja de girar cuando tengo mi primera mirada de su coño adolescente, tan
húmedo y rosa, rogando por un hombre que se ocupe de él. Entonces empieza a girar
de nuevo, aturdiéndome con el hambre que me está llenando a gran velocidad.
—Tan lindo —murmuro mientras lo acaricio algunas veces.
No tengo más paciencia y he perdido la habilidad de ir despacio. Empujo mis
manos bajo sus piernas, yendo por debajo para sujetar su cuelo redondo y alzarla
hacia mi boca expectante. Mi lengua toma una probada de su centro y estoy perdido.
Prácticamente ataco su coño, lamiendo y chupando, clavando mi lengua en su
interior hasta que oigo su gemido. Mi boca retrocede solo para ordenar:
—No me ocultes tus sonidos de placer, Nicole. —Mi voz es dura, dejando claro
que no es una petición—. Quiero oír cada jodido gemido, cada quejido, cada grito.
¿Entiendes?
—Sí —dice con un jadeo, y la recompenso sumergiéndome de nuevo y
dándome un festín con su dulzura. No juego juegos o intento prolongarlo. La empujo
duro y rápido, sus gritos urgiéndome hasta que todo su cuerpo se tensa antes de que
explote, chillando mi nombre.
El pecho de Nicole jadea mientras intenta recuperar el aliento y mi boca se
hace agua. Sé que necesito sus perfectas tetas en mi boca pronto. Su cuerpo está flojo
mientras la muevo para que yazca contra mi pecho, agotada y satisfecha. Mis
pantalones son un puto desastre y su falda está arrugada y agrupada en su cintura
mientras sus bragas yacen hechas jirones en el suelo.
—Eso fue… nunca he… caray —tartamudea.
Inclino mi cabeza y mordisqueo su oreja antes de susurrar:
—No he terminado contigo. No he tenido suficiente. —Nunca tendré
suficiente.
Justo entonces, el estómago de Nicole gruñe y me rio cuando sus mejillas se
sonrojan. Deslizo una mano detrás de espalda y la otra bajo sus piernas, luego me
levanto con ella acunada en mis brazos. Mientras voy dentro, beso amorosamente
su sien. Todo en mí está cálido y feliz teniéndola conmigo, en nuestra casa, en mis
brazos.
—¿Qué tal una ducha mientras pido algo de cenar? —cuestiono, ya
dirigiéndome hacia el dormitorio principal. La casa es grande con cuatro
habitaciones de invitados, cada una con un baño adyacente. Hay también una cocina
lo bastante grande para que una familia cocine, una sala de cine, una sala de juegos,
una biblioteca, una oficina, una piscina exterior y una cancha de baloncesto en el
sótano.
Cuando la construí, sabía que sería el hogar en el que criaría a mi familia, así
que a pesar del tamaño, me esforcé por hacer el espacio cómodo, un lugar donde la
gente pueda relajarse, un hogar más que un lugar donde la gente vive. La mirada de
Nicole asimila tanto como puede mientras paso todo, pero no me detengo para
dejarla mirar alrededor. Habrá tiempo para eso más tarde.
La llevo directa al baño y la pongo sobre el lavabo. Luego regulo la
temperatura en el panel de control antes de abrir la ducha. Mi intención es
desnudarla y lavar cada parte de su cuerpo antes de arrodillarme y hacer que se
corra de nuevo. Pero mis planes son brevemente arruinados cuando una idea se me
ocurre.
—Nena, ¿estás en control de natalidad?
Los ojos de Nicole se ensanchan y su boca forma una pequeña O. Obviamente,
tampoco había pensado en eso antes. Niega.
—No, no he necesitado…
Mi teléfono suena repentinamente y maldigo la intrusión. Lo levanto con la
intención de apagarlo y continuar nuestra conversación, pero un vistazo a la persona
que llama que hace reconsiderarlo cuando veo que es Ty. Casi ignoro la llamada de
todos modos, pero sé que probablemente está llamando sobre el horario de mañana
y es mejor hablar con él ahora a que nos interrumpa más tarde.
—Lo siento, tengo que responder, nena —me disculpo—. Adelántate y
empieza sin mí. —Luego le doy una mirada severa—. Cuando digo empezar, me
refiero a la ducha. No te toques a menos que específicamente te dé permiso. Tus
orgasmos me pertenecen y te prometo que no te gustarán las consecuencias si
rompes esta regla —advierto—. Un culo rojo no será el único castigo que te ganarás.
Asiente y se da la vuelta, rápidamente quitándose la ropa. Maldigo, molesto
por no ser capaz de hacerlo yo. Respondo y voy al dormitorio.
—¿Qué? —grito prácticamente.
—Maldición, Austin —gruñe Ty—. ¿Quieres calmarte antes de hacer estallar
un tímpano?
—Ty, no quieres joderme ahora mismo o juro por todo lo sagrado que la
próxima vez que te vea, te golpearé como la mierda.
Ty silba, pero sabiamente no dice nada más para disparar mi temperamento.
Transmite el horario para la semana y la lista de escenas que filmaremos. Una vez
hemos acabado, cuelgo y apago el teléfono antes de lanzarlo sobre la cómoda. Me
quito la ropa mientras me apresuro a volver con mi chica.
La ducha rodeada de cristal se ha llenado de vapor y no puedo ver mucho
mientras me aproximo. Mi mano está alcanzando la manija cuando oigo un suave
gemido. ¿Qué mierda? Conozco el sonido de ese gemido.
No lo haría… Abro la puerta y entro. Justo como sospeché, Nicole está sentada
en el banco construido en la pared trasera. Sus piernas están separadas, su cabeza
echada atrás, y su mano entre sus piernas. Gime de nuevo, luego se tensa y los celos
arden en mi pecho. Nadie. NADIE provoca sus orgasmos salvo yo. Me acerco y me
inclino, presionando mis manos sobre el banco, enjaulándola entre mis brazos. Me
siento un poco salvaje y fuera de control y debe sentirlo porque su expresión se
vuelve un poco insegura.
—Poseo este coño, pequeña estrella —gruño—. Cediste tus derechos y ahora
me pertenece. Lo cual significa que decido cuándo me lo muestras. Decido cuándo
me lo das. Y jodidamente decido cuándo puedes correrte.
Nicole se muerde el labio nerviosamente, pero sus ojos azules giran con
deseo.
—Te lo advertí, pequeña estrella —gruño con un movimiento negativo de
cabeza—. Y deliberadamente me desobedeciste. Ahora voy a tener que castigarte y
recordarte que este cuerpo —paso mi dedo por el valle entre sus tetas—, este coño
—sigo bajando hasta sujetar su montículo—, me pertenecen.
Seis
Nicole
Al segundo en que Austin me ordenó que no me tocara, supe que era la regla
que iba a romper. Estaba muriendo por saber cómo se sentiría tenerlo azotándome,
pero también quería su atención firmemente fijada en mí y tuve la corazonada de
que esto lo haría suceder. Chico, tenía razón. Una estampida de elefantes podría
cruzar su casa y estoy segura que no dejaría esta ducha. Por un breve momento, me
pregunto si podría haber mordido más de lo que puedo masticar. Pero entonces,
recuerdo lo que dijo sobre nunca herirme… e instintivamente sé que es verdad.
Además, el intenso placer de mi primer orgasmo a manos y boca de Austin me hace
ansiar más. Podría ser tonto de mi parte, pero confío en él, a pesar de que sé que su
temperamento se ha deslizado de su correa.
Envuelvo mis dedos alrededor de su muñeca y todo su cuerpo se congela
mientras espera a ver qué voy a hacer después. Refuerza mi creencia de que estoy a
salvo con él sin importar qué. Separo más mis piernas y presiono su mano con más
fuerza contra mi coño. Sus ojos se ensanchan con sorpresa y su expresión se suaviza
un poco.
—Adelante, muéstrame a quién pertenezco, si eso es lo que necesitas —urjo,
sabiendo que es lo que quiero también.
Debe ser la cosa perfecta que decirle porque la intensidad en sus ojos oscuros
baja un escalón. No lo detiene de rodear mis caderas con sus manos para levantarme
y exigir:
—Pon tus piernas alrededor de mi cintura. —Su mirada es tan intensa; la
siento en mi alma.
Hago lo que ordena y me aferro con fuerza mientras me lleva al dormitorio.
Me deja caer sobre el colchón y me sigue, sosteniéndose por encima de mi cuerpo
con solo un centímetro entre nosotros. Esta no es la posición que estaba esperando
y pregunto:
—¿No me quieres sobre tu regazo para que puedas azotarme
apropiadamente? —Siento el calor invadir mi rostro ante la descarada pregunta,
pero también estoy orgullosa de mí por ser tan atrevida.
Baja su cabeza hasta que sus labios apenas rozan los míos y susurra:
—Ese culo rojo va a tener que esperar a otro momento. Lo quieres demasiado
para ser un verdadero castigo. Tengo la sensación no hacerlo será más efectivo.
Debe tener un toque de genio diabólico en él porque tiene toda la razón. Me
retuerzo un poco, deseando que no me hubiera descubierto tan rápidamente porque
ahora voy a obsesionarme con sentirlo azotándome hasta que finalmente lo haga.
Tal vez tendré suerte y la anticipación lo hará todo incluso mejor. Pero por ahora,
tengo algo más importante de lo que preocuparme.
—¿Qué vas a hacer?
—Querías correrte tanto que no pudiste esperar a que terminara mi llamada.
—Pone su peso sobre un codo y usa su mano libre para levantar mis brazos y me
guía en envolver mis dedos alrededor de las barras del cabecero—. Voy a darte lo
que querías —gruñe—. Una y otra vez, hasta que haya decidido que has tenido
suficiente para recordar que soy el único que te da placer.
Oh.
Dios.
Mío.
Siempre he pensado que Austin era el hombre más sexy del planeta, pero esta
dominante exhibición solo lo hace más.
—¿Qué es más grande, el universo o la galaxia? —Ante su confusa mirada, me
apresuro a explicar—: Solo intento averiguar si eres el hombre más sexy del
universo o la galaxia, pero no puedo recordar cuál es más grande.
Hace una pausa en su descenso por mi cuerpo para responder ausentemente.
—El universo es la combinación de todas las galaxias.
—Entendido, gracias. —Le sonrío—. Definitivamente eres el hombre más
sexy del universo.
Entierra su rostro en mi cuello y siento sus hombros sacudirse. Cuando
levanta la cabeza, sus labios están curvados y sé que es porque se estaba riendo.
—No importa cuán linda seas —me da una sonrisa traviesa—, todavía voy a
castigarte, nena.
—No estoy intentando librarme.
—Bien. —Presiona un breve pero duro beso contra mis labios y empieza a
bajar por mi cuerpo, su oscura mirada fija en mi rostro—. Pruébamelo separando
esas bonitas piernas tuyas para mí y manteniéndolas abiertas con tus manos en el
cabecero todo el tiempo.
Tengo serias dudas sobre mi habilidad para hacer lo que pide, pero planeo
esforzarme al máximo. Rápidamente prueba mi resolución rodeando mi clítoris con
sus dedos. Ya estoy húmeda e hinchada, y mis caderas se levantan de la cama ante
su toque.
—Ah, ah, ah —canta, su aliento caliente contra la sensible piel del interior de
mi muslo—. No estás en control de esto. Yo lo estoy. Toma lo que te doy o si no solo
lo empeorarás para ti.
Mi agarre en el cabecero se aprieta mientras obligo a mi cuerpo a relajarse.
Una vez lo logro, humedezco mis labios y susurro:
—De acuerdo.
—Buena chica. —Exhala, su mirada oscura moviéndose de mi rostro a mi
coño. Su dedo se desliza por mi húmeda hendidura, haciéndome gemir. Acaricia mi
clítoris, haciendo círculos varias veces antes de bajar de nuevo. Luego se hunde en
el interior, hasta su nudillo, y estrellas explotan detrás de mis ojos. Así de rápido, mi
orgasmo me recorre. Austin no me deja recuperarme, sin embargo. En su lugar, baja
la cabeza y mueve su lengua sobre mi clítoris. Es implacable y mis manos se curvan
en puños mientras me tortura con su boca. Mi siguiente clímax se construye
rápidamente y es más poderoso que el primero. Es diferente a cualquier cosa que
haya sentido antes. Mis gritos hacen eco alrededor de la habitación mientras sus
manos me sujetan, su lengua dándose un festín de mí. Sus dedos me mantienen
separada mientras lame mi palpitante centro. Austin está en completo control, y
estoy a la merced del placer que me da una y otra vez.
No se detiene hasta que me corro más veces de las que puedo contar porque
hace tiempo que he perdido la habilidad de pensar bien. Soy un charco de papilla
cuando sube por mi cuerpo y toma mi boca en un beso profundo. Puedo saborearme
en sus labios y me gusta un poco. Después, levanta su cabeza, me acurruca cerca y
susurra:
—Ahora que nos hemos desecho de tu castigo, voy a mimarte como la mierda.
—Espera. ¿Qué? —farfullo, mi cabeza echándose atrás para poder ver su
rostro—. ¿No vamos a tener sexo?
Un músculo en su mandíbula se contrae antes de que responda:
—Aún no, nena.
—¿Por qué? ¿Sigues enojado conmigo? —No parece enojado, pero no se me
ocurre otra razón por la que no me tome ya.
—No, he trabajado en eso y lo único que estoy sintiendo ahora mismo es una
feroz necesidad de hundirme profundamente en tu interior. Pero tu pequeño coño
apretado está demasiado sensible para que tome tu cereza en este momento. No
importa cuán gentil sea, todavía dolería más de lo necesario. Y tus necesidades
vienen antes que las mías, así que esperaré.
Mi corazón se derrite ante su lógica.
—Realmente desearía poder pensar en algo más grande que el universo
porque no hay nada más sexy que un chico que pone a su mujer primero.
—Siempre lo haré, mi pequeña estrella —promete. Entonces pasa las
siguientes horas haciendo exactamente lo que dijo: mimándome. Gentilmente limpia
entre mis piernas con una toalla caliente antes de ponerme una de sus camisetas.
Pide comida italiana para cenar porque es mi favorita, luego le manda un mensaje a
su hermano para pedirle el nombre de los de la mudanza que usó para las cosas de
su esposa cuando la secuestró después de conocerse. Los llama y arregla con ellos
empacar mis cosas y traerlas en la mañana antes de que tengamos que ir al rodaje.
Incluso ordena una tonelada de mierda de comestibles y artículos de baño porque
quiere asegurarse que tiene todo lo que podría querer, a pesar de que apenas
estaremos en casa esta semana ya que empezamos a filmar mañana.
Durante todo ello, se niega a dejarme levantar mucho más que un dedo. No
puedo recordar una vez que me haya sentido tan bien cuidada. Pero felizmente me
rendiría a todos los mimos por el momento que finalmente viene horas más tarde
cuando volvemos a su enorme cama y pregunta:
—¿Cómo se siente tu coño ahora, nena? ¿Crees que estás lista para tomarme?
—Sí. Definitivamente sí. —Como si fuera a decir otra cosa. Sé que se supone
que duela, pero no puedo esperar a sentirlo dentro de mí.
—Gracias, joder. —Exhala—. Porque no estoy seguro de poder esperar otro
minuto para sentir tu pequeño coño apretado envuelto alrededor de mi polla. He
esperado años por este momento, pero no dudo que lo valgas.
—¿Esperado? —inquiero. ¿Quiere decir…?
—Sí, pequeña estrella, nunca he estado con nadie. Estaba esperando a la
correcta. —Besa mis mejillas, mis ojos, nariz, y luego mi boca—. Por ti.
De repente, aprecio que no me tomara antes. Es más especial de esta manera,
separado de mi castigo, tan sexy como fue. Además, lo siento más cerca de mí
después de cómo pasamos la tarde juntos.
—Ya no necesitas esperar. Soy tuya.
—Solo mía —gruñe, levantando la camiseta por mi cabeza y dejándome
desnuda ya que destruyó mis bragas antes.
Mi mirada recorre su cuerpo cuando rápidamente de desnuda. Trazo mis
dedos por su abdomen.
—No puedo creer que vayas a ser mío.
Se posiciona sobre mi cuerpo y me mira.
—No hay “vayas a ser” sobre eso. Ya soy tuyo. Solo tuyo.
Estoy alucinada por su admisión. Austin es devastadoramente atractivo.
Podría tener cualquier mujer que quiera, pero esperó por mí. Alzo la mano para
acunar su rostro y acerco más su cabeza para susurrar contra sus labios:
—Te necesito. Ahora, por favor.
Su boca se estrella contra la mía mientras sus rodillas separan sus muslos.
Mete una mano entre nosotros y gime cuando descubre cuán húmeda estoy ya.
Separo más mis piernas cuando me mete un dedo y levanto mis caderas cuando
añade otro.
—¿Estás lista para más, nena?
—Sí. —Bajo la mano y la envuelvo alrededor de su dura longitud—. Pero no
tus dedos. Quiero esto.
—Y vas a tenerlo.
Saca sus dedos de mí y se alinea para que su polla empuje mi entrada.
—Lo siento, mi pequeña estrella.
Es la única advertencia que tengo antes de que agarre mis caderas y se clave
en mi interior. Mis ojos se llenan de lágrimas, pero no duele tanto como esperaba.
Muevo mis caderas, intentando ponerme más cómoda, y dejo escapar un pequeño
gimoteo.
—Estate quieta, nena. —Austin limpia mis lágrimas con sus pulgares—.
Déjalo pasar, y entonces compensaré el dolor.
Besa la línea de mi mandíbula hacia mi cuello, donde chupa la piel lo bastante
duro para saber que va a dejar una marca.
—Mi primer chupetón.
Su polla se flexiona en mi interior ante mi admisión y gruñe:
—Más vale que lo sea.
—Por supuesto que sí —replico, calmándolo, pasando mi mano por su
espalda.
—Amo la idea de dejar mi marca sobre ti para que otros chicos la vean tanto
como hundirme en tu apretado y húmedo calor.
Me contoneo debajo de él y gimo ante la descarga de placer que me recorre.
—Apuesto a que se sentirá incluso mejor cuando te muevas.
Toma eso como si pista para lentamente retirarse y embestir de nuevo.
—Tendrías razón. —Mi coño aletea y lo hace gemir—. Puta mierda, no creo
que vaya a ser capaz de durar mucho. Por favor, nena. Tienes que correrte primero.
Desliza su mano entre nosotros y juega con mi clítoris mientras continúa
embistiendo dentro y fuera de mí. No pasa mucho antes de sentir mi orgasmo
construyéndose.
—Oh, sí. Justo así. Estoy tan cerca.
Sus embestidas aceleran y es como si fuegos artificiales estallaran dentro de
mi cuerpo. Cuando mi coño se aprieta a su alrededor, se clava profundo y se corre
conmigo. Puedo sentir el calor de su liberación extenderse dentro de mí y provoca
otro pequeño orgasmo. Luego nos da la vuelta para que esté sobre él mientras sigue
en mi interior.
—Nunca debería haber accedido a empezar a rodar mañana. —Suspira—.
Preferiría mantenerte toda para mí, aquí en la cama conmigo por al menos la
próxima semana.
Me acurruco contra su pecho.
—Mmm, al menos tuviste la previsión de poner ese apéndice, así que volveré
a casa contigo después de que acabemos cada día.
—Cierto. —Presiona un beso contra la cima de mi cabeza, pasando sus dedos
por mi cabello hasta que me quedo dormida.
Siete
Austin
1 Se supone que diga “girl” (chica), pero lo confunde con grill (parrilla). De ahí la broma.
Me frunce el ceño.
—¿No me pagas? ¿No es al contrario? —Solo me paro ahí, mi mano extendida
hasta que suspira y saca su billetera y me entrega el dinero.
Mis dedos se cierran a su alrededor y me vuelvo hacia el set, la mano de Nicole
todavía firmemente en la mía. Preston nos había seguido, así que le lanzo el billete,
luego giro sobre mis talones y me dirijo a mi camerino, gritando sobre mi hombro:
—¡Hemos terminado por hoy!
No me molesto en esperar la reacción de nadie a mi anuncio. Una vez
alcanzamos la puerta con mi nombre, entro y la cierro de golpe y echo el cerrojo
antes de presionar la espalda de Nicole contra ella. La enjaulo entre mis brazos y
presiono mi frente contra la suya con mis ojos cerrados.
—Dime de nuevo, nena —ordeno.
—Te amo. —Su suave declaración me ilumina como el cuatro de jodido julio.
La necesidad pulsa por cada uno de mis poros y estoy al borde de perder el control.
Casi lo pierdo justo aquí, pero estoy lo bastante cuerdo para saber que no quiero a
nadie oyendo sus sonidos o siquiera pensando sobre mi chica follando. Así que
levanto a Nicole en mis brazos y camino hacia el sofá contra la pared donde la tumbo.
En un parpadeo, nos he desnudado y estoy enterrado hasta las bolas en su
caliente y apretado coño. Me retiro lentamente, aspirando un aliento cuando sus
paredes luchan para dejarme ir.
—Te amo —digo, enfatizando mis palabras con una dura embestida. Lo
repito con cada empujón mientras nos llevo en espiral.
Su cuerpo se tensa y sé que está cerca. Inclino mi cabeza y tomo su boca en
un húmedo beso consumidor. Chupa mi lengua en su boca y mis caderas se impulsan,
liberando una carga de semen. Se retira y me mira directamente a los ojos.
—Te amo mucho, Austin. —Entonces se rompe y presiono mi mano sobre su
boca para amortiguar sus gritos mientras empujo dos veces más antes de
derrumbarme con ella.
—¡Mierda! —grito mientras continúo moviendo mis caderas en pequeños
pulsos, no dejando su calidez para que nada escape. Solo manteniendo su cuerpo
estremeciéndose con la sensación para que su útero permanezca abierto mientras
la lleno. Aun así, a pesar de mis esfuerzos por mantener cada gota en su interior, está
tan llena que se derrama entre nosotros.
Finalmente, estoy vacío y colapso sobre ella por solo un segundo, antes de
mantenerla en el lugar mientras me vuelvo sobre mi espalda.
—Si no estabas embarazada ya —digo jadeando—, estoy seguro como la
mierda que acabo de poner a mi hijo dentro de ti.
La cabeza de Nicole se levanta de donde estaba descansando en mi pecho y
me mira con cautela.
—¿De verdad quieres que tenga a tu bebé? —cuestiona suavemente. Sonrío
cuando veo esperanza brillando en sus ojos.
—Bebés —corrijo mientras acuno su mejilla y bajo su cabeza para poder
acurrucarla más cerca.
—Mm, ¿cuántos bebés?
—Vamos a llenar cada uno de nuestros dormitorios extra.
Nicole se levanta, plantando sus codos en mi pecho y haciéndome gruñir del
dolor, pero se convierte en un gemido ante la sensación de su coño moviéndose
alrededor de mi polla. No ha bajado exactamente desde que me corrí dentro de ella,
más como si hubiera estado recuperando energías. Como si leyera mis
pensamientos, Nicole alza una sola ceja rubia.
—¿En serio? Eres como el maldito Conejito Energizer, Austin. —Me rio y
ligeramente la reboto sobre mi polla, haciéndola gemir.
—¿Quejándote? —pregunto con arrogancia.
—No —dice con un lindo y pequeño puchero—. Pero quiero terminar nuestra
conversación antes de que conviertas mi cerebro en papilla de nuevo.
Abro mi boca para responder, pero pone su mano sobre ella y me mira con
furia, haciéndome reír incluso más duro.
—De vuelta a la cosa del dormitorio. ¿No hay cuatro dormitorios extra en tu
casa? —Su tono es ligeramente incrédulo.
—Nuestra casa —murmuro contra su palma.
—Bien, nuestra casa —espeta—. ¿Cuatro?
No respondo de inmediato, esperando a que aparte su mano. Pone los ojos en
blanco y la aleja, luego me mira expectantemente.
—Podemos siempre construir más —replico descaradamente.
La mandíbula de Nicole cae y rápidamente la distraigo sellando nuestros
labios. Mi lengua entra para aparearse con la suya y las cosas empiezan a encenderse
de nuevo. Termina montándome y entonces, cuando nos levantamos para
prepararnos, termino inclinándola sobre el sofá y tomándola una vez más.
Podría también ir a lo seguro arreglando la terraza.
—No, en serio. —Me vuelvo en el agarre de Austin y entrecierro mis ojos. Soy
suspicaz porque normalmente estaría enloqueciendo y hablando sobre llevarme al
hospital. Tiende a exagerar cuando se trata de mí. La semana pasada, me di un golpe
en el dedo del pie en el set e hice un pequeño sonido de dolor. Pensó que podría estar
roto y gritó para que alguien llamara a una ambulancia… por un golpe en el dedo del
pie—. ¿Qué posiblemente podría haber contraído que te haría estar totalmente bien
conmigo estando enferma?
Sus ojos oscuros brillan con satisfacción masculina cuando responde.
—Mi bebé.
¿El bebé de Austin?
—¡Oh, Dios mío! ¡Podría estar embarazada!
—Síp. —Me dirige una sonrisa arrogante—. Parece que todo ese semen con
el que te he llenado finalmente ha hecho su trabajo.
—¿Finalmente? No hay finalmente sobre eso. Solo nos hemos conocido por
apenas más de un mes. —Pienso en las semanas que hemos pasado juntos y me doy
cuenta que hay cosas importantes que no he necesitado añadir a la lista de la compra
en todo ese tiempo—. Mmm, debería haber tenido mi periodo hace unas dos
semanas. No puedo creer que no lo noté hasta ahora.
Me levanta y me lleva al sofá. Después de acomodarme en un extremo, toma
el otro y pone mis pies en su regazo. Quitándome los zapatos, empieza a frotar mis
plantas. Dejo escapar un suave gemido, y presiona un poco más fuerte.
—Esto justo aquí es por qué no lo notaste.
—¿Hmm? —No estoy segura de qué quiere decir, pero la caricia de sus dedos
se siente demasiado bien para que sea capaz de formar palabras, a pesar de que
estoy enloqueciendo sobre mi posible embarazo. Ser una madre adolescente no es
algo que jamás esperé que me sucediera. Pero entonces, Austin irrumpió en mi vida
y todo cambió.
—Cuando tenemos nuestras manos sobre el otro, perdemos nuestras mentes.
Es difícil discutir cuando tiene razón. Descanso mi mano sobre mi barriga y
la cubre con la suya.
—Y por eso podría estar embarazada tan pronto en nuestra relación.
Presiona un beso en mi tobillo antes de bajar mi pie al suelo y ponerme sobre
su regazo.
—No te asustes, nena. Estaré contigo cada paso del camino; desde los antojos
en mitad de la noche hasta cambiar los pañales.
Estoy segura que lo hará ya que apeas me deja fuera de su vista. No espero
que esto cambie solo porque estoy embarazada… gimo mentalmente. Solo puedo
imaginar cuánto más protector de mí y nuestro bebé va ser. Sin embargo, tan
molesto como debería ser, me hace sentir segura y amada.
—Desde que estoy fue tu idea, creo que deberías encargarte de todos los
pañales de caca —bromeo.
—Hecho —accede.
Su falta de duda alivia mis nervios. Echo mi cabeza hacia atrás y sugiero:
—Tal vez debería hacerme una prueba para confirmar que en realidad estoy
embarazada antes de que empecemos a dividir las tareas parentales.
—Probablemente. —Se ríe, levantándome cuando se pone de pie. Me lleva al
baño y me pone sobre mis pies. Cuando abre uno de los cajones y saca una prueba
de embarazo, jadeo con sorpresa.
—¿Qué diablos?
Sonríe tímidamente mientras abre la caja y me la entrega.
—Guardé estos para que los tuviéramos sin importar dónde estuviéramos
cuando el momento llegara —explica—. Aquí, en el remolque, en los baños de casa,
incluso en el baño privado de la oficina de Tyson.
—Esas son un montón de pruebas de embarazo.
Se encoge de hombros.
—¿Qué puedo decir? Quería estar preparado. —Haciendo un gesto al palo en
mi mano, sonríe—. Y es una buena cosa también porque ahora no tenemos que
esperar. Todo lo que necesitas es hacer pis en eso y tendremos la confirmación de
que estás embarazada.
Su total seguridad es infecciosa y me encuentro echando a un gruñón Austin
del baño para poder encargarme de mis cosas. Tan pronto como tiro de la cadena,
abre la puerta para unírseme de nuevo. Espera casi pacientemente mientras me lavo
las manos antes de reclamar mi boca en un beso ferviente que dura los minutos que
necesitamos antes de que los resultados estén disponibles.
Cuando levanta su cabeza, estoy en una niebla apasionada y no puedo pensar
claramente. No parece tener el mismo problema porque mira la prueba de
inmediato y deja escapar un grito triunfante.
—¡Embarazada!
Su sonrisa es enorme mientras me muestra la sola palabra en el monitor.
—Embarazada —repito suavemente, mis ojos llenándose de lágrimas.
—Más vale que esas sean lágrimas de felicidad —refunfuña mientras deja
caer la prueba sobre el lavabo y me abraza.
—Lo son. —Sollozo en su camisa.
—¿Lágrimas? Será mejor que mi clienta no esté llorando —grita una voz
femenina desde el interior del remolque.
Nuestras cabezas se alzan con sorpresa, y encontramos a Sarah y Tyson ahí,
mirándonos. Sarah está fulminando con la mirada a Austin, pero Tyson tiene una
gran sonrisa en su rostro.
—¿Cómo entraron aquí? —gruñe Austin—. La puerta estaba cerrada por una
razón.
Sarah se inclina hacia atrás y golpea sus nudillos contra la puerta.
—Tocamos como una docena de veces.
—Sintió que lo que tenía que enseñarle a Nicole no podía esperar, y no estaba
a punto de dejarla irrumpir sin mí —añade Tyson.
—Lo siento. Estábamos perdidos en nuestro pequeño mundo y no los oímos.
—No estoy segura de estar lista para compartir las grandes noticias con nuestros
agentes todavía, incluso si Ty es uno de los mejores amigos de Austin, y una prueba
de embarazo positiva está a plena vista sobre el lavabo. Entrelazo mis dedos con los
de Austin y lo saco del baño. Luego, cierro la puerta detrás de nosotros y pregunto—
. ¿Qué quieres mostrarme?
—Esto. —Ella prácticamente empuja la revista que está sosteniendo en mis
manos—. ¿Acertó la prensa en esto?
No tengo ni idea de qué está hablando.
—¿Acertar en qué?
Mientras todavía sostengo la revista, pasa las hojas y señala a una página.
—El artículo sobre estar embarazada.
—¿Artículo? ¡¿Qué artículo?! —chillo. Apenas capto un vistazo de una foto de
Tyson y yo fuera del remolque antes de que Austin me arrebate la revista.
Hace un rápido repaso del artículo.
—¿Qué mierda es esto?
Tyson le quita la revista a Austin —la maldita cosa está realmente
moviéndose alrededor—, y le echa un vistazo.
—Es una foto de mí escoltando a tu prometida a su remolque.
—Sé eso —gruñe Austin—. ¿Pero por qué está en esta maldita revista?
—¿De verdad acabas de preguntarme eso? —Tyson pone los ojos en blanco—
. Sabes cómo funciona. Alguien debe haber tomado una foto de nosotros y la vendió.
En ese ángulo parece que tiene un diminuto bulto de bebé, y el anillo del que te
aseguraste que todo el mundo sepa no está en su dedo. Añádeme sosteniendo la
puerta para ella, y tienes la receta perfecta para un chisme de mierda.
Austin fija su mirada en Sarah.
—¿De verdad irrumpiste aquí para preguntarle a mi prometida si esta basura
es verdad?
—Obviamente no la mierda sobre Nicole terminando su compromiso porque
está embarazada con el bebé de Tyson. —Un profundo gruñido retumba en el pecho
de Austin, y Sarah se apresura a explicar—: Quería saber si de verdad está
embarazada o si solo estaba hinchada o algo ese día. Este es su primer papel
importante, así que el momento no podría ser peor para tener un bebé cuando se
trata de su carrera.
Y ahí va mi oportunidad de mantener las noticias entre nosotros dos por un
poquito porque Austin espeta:
—Si estaba hinchada, fue probablemente por el bebé. El embarazo es la única
parte en la que jodidamente acertaron, y el momento es perfecto para nosotros. Si
no te gusta, entonces Nicole siempre puede encontrar un nuevo agente a quien sí.
Sarah alza sus manos en un gesto de rendición.
—Siempre y cuando sea lo que quiere Nicole, puedes embarazarla tantas
veces como quieras. Siempre la respaldaré.
—Planeo trabajar en sus embarazos.
Síp, habló en plural antes de apuntar a Tyson con el dedo, que imita el gesto
de rendición de Sarah y proclama:
—Oye, hombre. No fui yo.
—Cierra la puta boca —gruñe Austin, sin encontrar divertido el intento de
humor de Tyson—. No quieres joder conmigo ahora mismo.
La sonrisa de Tyson se desvanece.
—¿Cómo puedo ayudar?
Austin clava un dedo en la revista que Tyson todavía sostiene.
—Elabora un plan de relaciones públicas para contraatacar la basura en ese
artículo. Quiero que todos en el mundo sepan que el bebé que lleva es mío.
Tyson asiente.
—Entendido.
Frunzo el ceño y miro a Austin.
—¿No se supone que esperemos hasta los tres meses o algo antes de empezar
a decirle a la gente?
Se encoge de hombros.
—El gato ya está fuera de la bolsa, así que quiero que el mundo sepa quién
puso ese gatito en tu barriga.
Austin besa mi nariz, luego mira con furia a Ty.
—También quiero saber quién tomó la foto. —Austin me acerca más—. Un
mensaje necesita ser enviado de que necesitas estar preparado para que tu vida se
vaya a la mierda si jodes con lo que es mío.
Sarah se frota las manos.
—Investigaré un poco y descubriré quién fue.
—Y me aseguraré que no puedan encontrar otro trabajo en esta ciudad
después de ser despedidos —añade Tyson.
La mano de Austin se aprieta contra mi costado.
—Eso no es suficiente. Quiero…
—Estará bien —le digo a Tyson antes de mirar a Austin—. Porque cualquier
otra cosa que hagas podría llevarte a la cárcel y entonces tendría que lidiar con este
embarazo totalmente sola.
—Bien —gruñe—. Me contendré de darles una paliza, pero alguien va a
guardar tu anillo cuando estés en el set para que la única vez que no lo lleves sea
cuando estés filmando.
—Lo que sea que quieras, cariño. —Haré cualquier cosa para mantenerlo
fuera de prisión, incluso si solo ha probado que tenía razón sobre su posesividad
aumentando a otro nivel ahora que estoy embarazada.
Austin agarra mi mano y empieza a guiarme de vuelta al set con Ty y Sarah
siguiéndonos. Echo un vistazo atrás y veo a Ty ya con su teléfono pegado a su oreja
y a Sarah trabajando furiosamente en su iPad.
—¿Quieres hacer una entrevista en vivo? —pregunta Tyson. Su cuestión
detiene a Austin en sus pasos y se vuelve para mirar a Ty, su expresión pensativa.
Después de un momento, una sonrisa diabólica se forma en sus perfectos
labios.
—Excelente idea. —Suelta mi mano y me señala—. Quédate justo aquí. —
Entonces corre a nuestro camerino. Vuelve un minuto más tarde y desliza mi anillo
de compromiso en mi dedo. Gira, me toma de la mano una vez más y se dirige a la
salida.
—Uh, ¿Austin? —grita Ty—. ¿Quieres darme una pista de lo que está pasando
en esa casa de la risa que llamas cerebro?
Sin responder, Austin me levanta a un carrito de golf, me abrocha el cinturón,
luego entra y arranca. Finalmente se detiene justo afuera de la entrada al estudio.
Sale, viene y me ayuda a salir antes de entrelazar nuestros dedos y caminar
determinadamente hacia la cabina del guardia.
Le hace un gesto al guardia cuando pasamos y una vez estamos fuera, sus ojos
se disparan alrededor hasta que sonríe, pareciendo encontrar lo que está buscando.
Con su mano libre, mete sus dedos en su boca y deja escapar un silbido penetrante.
Un grupo de gente se vuelve en nuestra dirección y es cuando me doy cuenta de qué
está haciendo.
Los paparazzi se apresuran, sus cámaras ya destellando, y los micrófonos son
apuntados en nuestra dirección mientras nos bombardean a preguntas.
Austin alza su mano y la multitud se silencia. Luego levanta nuestras manos
unidas en el aire y sonríe ampliamente.
—¡¡ESTAMOS EMBARAZADOS!! —grita.
Epílogo
Austin
—No puedo creer que esté diciendo esto, pero al parecer, cuatro dormitorios
no fueron suficientes. —Cuando Austin no reacciona a mi declaración, lo empujo con
mi codo y espero a que se vuelva y me mire antes de continuar—. Supongo que
vamos a necesitar una casa más grande.
Niega, no como reacción a lo que dije, sino para aclarar la niebla de su
cerebro.
—¿Esa es tu respuesta a la bomba que la doctora nos acaba de soltar?
Señalo a mi estómago y me encojo de hombros.
—Oye, eres al que le gusta presumir sobre cuán buen trabajo hacen tus
nadadores ya que siempre me embarazas. No es mi culpa que pusieras dos bebés en
mí esta vez, especialmente desde que parece que corre en tu familia.
—Dos bebés —repite.
—Eso es generalmente lo que significa que vas a tener gemelos —bromea
nuestra doctora. Ha estado con nosotros durante mis otros embarazos y está
acostumbrada a lidiar con mi esposo neandertal—. Pero solo piénsalo; esto te
pondrá por delante de tu hermano por un bebé.
Theo y Austin han tenido una amigable competición sobre quién tiene el
esperma más fuerte sucediendo desde que Shelby y yo estábamos en nuestros
primeros embarazos. Tuvieron gemelos la segunda vez, y Theo estaba seguro que
ganaría la competición. Pero entonces, lo alcancé quedándome embarazada de mi
tercero. Cuando Shelby, que está de dos meses más que yo esta vez, recientemente
me dijo que era el último bebé para ella y Theo, le dije riéndome que se lo merecían
porque su competición iba a terminar en un empate. Pero parece que el destino tiene
planes diferentes para nosotros, y es lo que pone una sonrisa en el rostro de Austin.
—¡Tienes razón! —Saca su teléfono de su bolsillo y toma una foto de la
pantalla del ultrasonido—. No puedo esperar a decírselo.
—Más bien a restregárselo —murmuro y la doctora se ríe mientras limpia mi
barriga.
—¿Olvidó que voy a darles un impreso y un video del ultrasonido? —me
susurra la doctora mientras Austin golpetea en su teléfono.
—Estoy segura que está demasiado ocupado presumiendo ante Theo para
ser capaz de pensar bien.
—Mi capacidad de pensar está perfectamente bien —me corrige Austin antes
de guardar su teléfono y moverse a mi lado. Luego presiona un beso en mi frente—.
Simplemente no quería esperar a compartir las buenas noticias hasta que
pudiéramos mostrarles el impreso en persona.
Le sonrío mientras me ayuda a sentarme.
—¿Compartir las buenas noticias o presumir?
—Tal vez un poquito de ambas. —Me guiña, haciendo a la doctora reír.
Tomo la mano de Austin para que me ayude a bajar de la mesa de examen.
—Eres imposible.
Austin frota con su mano mi estómago redondeado.
—Y por eso te gusto.
La doctora niega y va hacia la puerta.
—Lo juro, las chispas entre ustedes dos son más fuertes cada vez que los veo.
Pienso en algunas de las situaciones comprometidas en que hemos sido
encontrados en las salas de exámenes y me sonrojo. Ha habido una vez o dos en las
que Austin y yo nos hemos dejado llevar un poco y olvidado dónde estábamos. ¿Pero
quién puede realmente culparnos cuando siempre estamos recibiendo tan buenas
noticias cuando estamos aquí?
Austin pasa sus nudillos por mi mejilla.
—Eso tiene sentido porque solo amo a mi pequeña estrella más y más al
pasar los años.
—Convierte eso en tu no tan pequeña estrella. —Palmeo mi estómago y le
doy a la doctora una mirada inquisitiva—. ¿Supongo que ganaré un montón más de
peso de lo normal con este embarazo desde que son dos?
Gimo cuando la doctora asiente en confirmación y escucho mientras enlista
algunas de las otras cosas que necesitaremos vigilar con un embarazo de gemelos.
Entonces gimoteo cuando veo a Austin sacar su teléfono para tomar notas. Cinco
minutos, y lo que se siente como un millón de preguntas de Austin después, la
doctora finalmente nos deja a solas para que pueda vestirme. Está tan distraído por
pensamientos de gemelos mientras me ayuda a vestirme, que ni siquiera trata de
meterme mano. Es mi primer signo de advertencia de que su habitual rutina
sobreprotectora cuando estoy embarazada está a punto de aumentar a locura.
Después de arrodillarse para ponerme mis zapatos, se levanta y abre la
puerta para gritar:
—¿Puede alguien traer una silla de ruedas?
Tiro de la parte de atrás de su camisa para llamar su atención.
—¿Por qué necesitaríamos una silla de ruedas?
—Para ti. —Cuando solo lo miro como si estuviera hablando en otro idioma,
explica—: No quiero que camines tan lejos, así que voy a llevarte rodando afuera.
—Tienes que estar bromeando —murmuro antes de pasarlo para caminar
por el pasillo.
Rápidamente me sigue y gruñe:
—Bien, sin silla de ruedas. Pero vas a esperar al frente mientras traigo el auto.
—De acuerdo. —Me dirige una mirada rara, y pienso que está confuso sobre
por qué no estoy discutiendo. No estoy a punto de decirle que estoy escogiendo mis
batallas ya que estoy segura que habrá un montón de ellas en los próximos meses,
así que solo le doy una sonrisa inocente. Entonces, me doy cuenta de cuánta razón
tengo porque ni siquiera cinco segundos después, hace esta cosa rara con sus brazos
donde básicamente hace una burbuja a mi alrededor—. ¿Qué estás haciendo?
Le da una mirada torva a la enfermera que pasa por nuestro lado antes de
preguntar:
—Asegurarme de que nadie choca contigo o los bebés. —Estallo en risas ante
la ridiculez de su lógica, y su mirada se mueve a mí—. No estoy bromeando.
—Sé que no lo haces, cariño. Es por eso que es divertido. —Deslizo mi brazo
alrededor de su cintura y lo dejo “ayudarme” a salir y sonrío para mí cuando me
tiene acomodada en el banco de afuera antes de trotar hacia el estacionamiento por
nuestro enorme todoterreno, el cual, por supuesto, tiene ventanas tintadas para que
nadie pueda ver a nuestros bebés cuando van dentro con nosotros. Mi marido podría
ser un poco exagerado a veces, pero no lo tendría de otra manera. No cuando ha
hecho todos mis sueños realidad… y hasta más.
Fin
Próximamente
Heiress (#3 Hollywood with Alexa Riley) – Fiona Davenport