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La prostitución es uno de los oficios más antiguos del mundo y hoy por hoy en Colombia es un tema álgido,

ignorado, sin una protección socio-normativa idónea que dignifique dicha actividad, que permita acciones en
favor de los trabajadores sexuales promoviendo una diferencia entre una actividad de abusados y abusadores,
trata de personas e inclusive explotación sexual infantil, a una ocupación regulada por una política pública
donde estas personas estén reconocidas como cualquier otro trabajador, con un contrato, prestaciones,
seguridad social y pensión. En Colombia la prostitución no es ilegal, ni está penalizada, sin embargo no hay un
marco jurídico específico que regule y proteja los derechos de las personas que ejercen la prostitución
voluntariamente; lo anterior atiende intereses particulares con una carga <moral y socio-cultural> donde se
procura desestimular dicha actividad de antaño en vez de regular lo inevitable. Es necesario considerar la
prostitución como un oficio que va más allá de la simple prestación de un servicio. Realmente involucra
derechos fundamentales que pertenecen a la esfera <personal> de todo individuo tales como la libertad
sexual, la dignidad humana, el derecho al trabajo entre otros.

Ahora bien, existen tres corrientes diferentes en torno a la prostitución los cuales son prohibición, regulación
o abolición. En el marco del Estado colombiano no se ha hecho claro cuál es la corriente preponderante ya
que confluyen las tres sin excluirse en la mayoría de los casos.

La prostitución independientemente de la corriente desde la que se observe, desarrolla en su ámbito una serie
de derechos fundamentales y constitucionales que deben ser reconocidos y garantizado por el Estado como
todas aquellas libertades que toda persona posee por el solo hecho de ser tal.

En este sentido, la dignidad humana, la libertad o el principio de no discriminación, como Derechos


Fundamentales implican un grado de protección de los ciudadanos que impide otorgar un reconocimiento o
trascendencia jurídica a una acción que choca frontalmente con los valores superiores de nuestro
ordenamiento> . Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, se evidencia la necesidad de implementar
una regulación jurídica que permita que la prostitución se realice bajo unas reglas que protejan los derechos
constitucionales de las personas que están involucradas en este oficio. En el caso de Colombia, La Corte
Constitucional en su sentencia T-629/2010 reconoce a la prostitución como un trabajo e indica que deben
respetarse las garantías laborales de cualquier otro oficio.

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