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Pawkar Raymi
El Pawkar Raymi en los últimos años ha forjado una imagen y un valor cultural de suma
importancia, ya que se ha constituido en el espacio de encuentro de los migrantes con las
familias que permanecen en las comunidades. El significado ancestral recreado en
versiones actuales ha convertido la festividad ceremonial en un espacio de intercambio
intercultural con la presencia y participación de diferentes identidades. Además este
proceso se suma al fortalecimiento de una manera de desarrollo con identidad
(Cachiguango, 2015).
Entre las actividades más importantes y relevantes que se programan anualmente podemos
mencionar las siguientes: la ceremonia del Tumarina, Programa inagural Sisay, encuentros
de basket: Kururu, el desafio del Churay, Sisa Sapi, Runa Kay (Cachiguango, 2015).
Para los indígenas, el carnaval simboliza todo lo contrario de su vida cotidiana (pobre y
penosa). En consecuencia, la generosidad, la reciprocidad y la afirmación del parentesco,
tanto ficticio como real, son características de esta fiesta. El domingo de carnaval, por la
tarde, se escucha el sonido agudo y estremecedor del pingullo, que anuncia la llegada del
carnaval. Los huasi tupac son personajes que reciben a los carnavaleros con cortesía y
fraternidad, convidándoles con chicha y trago. Según la tradición, se les debe formular
ciertas preguntas, por medio del canto, y si las responden en forma adecuada tienen acceso
a mejor comida, cuy, carne de res, frutas, etc. También se da la uchuchina o invitación
recíproca entre vecinos y parientes, expresión importante de reciprocidad, cohesión social y
reafirmación del parentesco. La comida que se sirve está preparada con el mayor cuidado y
esmero, se sirven platos propios de la ocasión como cuy, chicha y trago (Pereira Valarezo,
2009).
La Diablada
Se celebra del 1 al 6 de enero Pujilí, Cotopaxi Píllaro, Tungurahua En Pujilí se realiza «La
Diablada», en la que durante cinco días más de 2000 personas de las distintas parroquias
del cantón se disfrazan de diablos, con indumentarias y estrafalarias caretas rojas. La
tradición se originó cuando los jóvenes del barrio Tunguimpa enamoraban a las chicas de la
parroquia Marcos Espinel, por lo que sus moradores, celosos de sus mujeres, decidieron
asustar y ahuyentar a los visitantes, adoptando ese disfraz. Esta costumbre se mantuvo con
el pasar de los años y se extendió a todas las parroquias aledañas (Pereira Valarezo, 2009).
La Diablada de Píllaro siendo una de las fiestas populares del Ecuador se asemeja a una
liberación ante las rígidas normas y la austeridad de la iglesia católica. Los integrantes, de
cualquier edad o procedencia, se disfrazan de diablos y se introducen en la comparsa
principal para unirse al festejo (el cual tiene una duración de ocho horas) y es muy común
ver a cientos de turistas entremezclados en la algarabía. El origen real de esta costumbre
todavía es muy discutido pero entre las muchas leyendas que circulan se cuenta una muy
popular: cuando los terratenientes celebraban el inicio del nuevo año, la servidumbre
comenzó a utilizar disfraces de diablo como una manera de apropiarse de la personalidad
del personaje odiado y discriminado con el que, debido a su situación en aquella época, se
sintieron identificados. En la actualidad, la personificación del diablo se ha transformado en
una muestra de ingenio y carisma para cada participante (GoRaymi, 2018).
Esta fiesta se realiza desde 1951 como símbolo de esperanza, optimismo, fortaleza y unidad
de los ambateños, quienes salieron adelante después del devastador terremoto que destruyó
gran parte de la urbe en 1949. La elección de reina refleja la belleza y encanto de la mujer
ambateña. En una noche de gala, las candidatas demuestran en escena su talento,
inteligencia, carisma y simpatía. Como parte del programa realizan coreografías, desfilan
trajes exóticos, formales y casuales, y responden preguntas asignadas por los miembros del
jurado. Finalmente se elige a la nueva soberana, quien tiene el honor de presidir y
encabezar la festividad (Guarderas, 2019).
La bendición del Pan, Flores y Frutas se realiza durante una solemne misa en el atrio de la
Catedral, en acción de gracias por la abundancia de frutos que provee la tierra a los
habitantes de Ambato. Por otra parte, el Desfile de la Confraternidad es una célebre
manifestación cultural y artística, un espectáculo en el que estudiantes de varios planteles
educativos visten llamativos disfraces y galas para presentarse en comparsas, en las que
interpretan divertidos roles (Guarderas, 2019).
La mamá negra
La creencia popular de la zona de Latacunga es que la Mamá Negra representa a una mujer,
que fue sirvienta de la Virgen de las Mercedes y quien la libero de su condición de esclava.
Dentro de cada persona asistente a la comparas de la Mamá Negra, se genera la curiosidad
de saber por qué el personaje principal de esta es una mujer negra. El traje por lo general es
elaborado por la misma persona durante varios años, en este caso la madre de Manuel
Quevedo para que este traje luzca se necesita de un hombre robusto, alto cuyo cuerpo pueda
representar a una mujer grande y gorda. Esta vestimenta consta de una falda larga hasta
debajo de las rodillas, casi siempre es de dos colores oscuro: azul, olivo, rojo o negro con
encaje en su borde interior (Cárate, 2007).
Las prácticas culturales, y dentro de estas aquellas que funcionan como dispositivos
simbólicos como los rituales, no pueden estar fuera de esta problemática, pues en la fiesta
de la Mama Negra de septiembre está atravesada por formas racializadas que aunque en la
vivencia de la ritualidad se den espacios de encuentro con esos otros diferentes, no puede
evitar que dicha racialización de las relaciones continúe vigente durante la vida cotidiana
(Guerrero Arias, 2002).
La ciudad de los eternos carnavales festeja el carnaval con máscaras, guitarras, danzas,
poesía, disfraces, serpentinas, agua y más, siendo la fiesta más importante de la cuidad. El
carnaval tiene orígenes prehispánicos relacionados con creencias ancestrales. Dentro de la
cosmovisión indígena era una celebración para agradecer al dios Pachacamac por la
fertilidad y la productividad de su tierra, y para homenajear al Cacique. La comunidad se
reunía en días de baile, canto, disfraces y fiestas. Sin importar quién fuera quién o qué
papel tenía cada uno en la comunidad, esos días todos tomaban chicha, comían platos
tradicionales y tocaban el instrumento que más le gustaba (Novoa, 2017).
El Yacu Raymi o Carnaval Indígena es un agradecimiento al agua que ha fecundado la
Pacha Mama para tener una buena cosecha. De acuerdo a las costumbres indígenas se
celebraban las fiestas sagradas en los pueblos andinos conservando su vestimenta, música,
danza, gastronomía, artesanías, fomentando así la interculturalidad (Cárate, 2007).
Cárate, S. (2007). La Capitania de la Mamá Negra o Santisima Tragedia (Vol. 1). Quito:
IPANC.
Pereira Valarezo, J. (2009). La fiesta popular tradicional del Ecuador. (Juan Pablo Crespo
ed., Vol. 2). Quito, Ecuador: Ministerio de Cultura.
Georeferenciacion y mas
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