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Whitney Chappell
The University of Texas at San Antonio
Resumen
Con el fin de investigar cualitativamente las actitudes lingüísticas de los miskitus bilingües y la transmisión
del español y miskitu a los niños, se llevaron a cabo 10 entrevistas sociolingüísticas y 27 encuestas escritas.
Los resultados indican que el español se percibe como una lengua más universal que el miskitu y el orgullo
miskitu se puede expresar de muchas formas aparte del idioma. Además, los hablantes de español como
primera lengua suelen evocar la dinámica del poder entre las lenguas, aunque los hablantes de miskitu como
primera lengua no crean en la misma relación jerárquica. Estas actitudes diferentes provocan consecuencias
prácticas: es menos probable que el miskitu sea transmitido a los hijos si los padres adquirieron el español
antes del miskitu, lo cual plantea una amenaza potencial para el futuro de la lengua miskitu en las ciudades
de la Costa Atlántica.
1. Introducción
1 Este estudio mantiene un enfoque urbano porque no se observa la misma transición lingüística hacia el
español en las comunidades más rurales. Sería interesante otro estudio explorando las actitudes lingüísticas de los
miskitus en los pueblos más aislados de la costa.
Los miskitus son un grupo étnico de aproximadamente 175.000 personas indígenas (Hob-
son Herlihy, 2002) que residen en la Costa Atlántica de Nicaragua y Honduras. Históricamente,
han sido una sociedad matrilineal y matrifocal. A pesar de que las mujeres miskitus se casan
frecuentemente con extranjeros,2 siguen transmitiendo la lengua y la cultura miskitu a su des-
cendencia. En general, los miskitus buscan preservar su propia identidad e históricamente han
mostrado una preferencia por hablar miskitu a pesar de su fluidez en otros idiomas, p.ej. el
inglés (Helms, 1971).
Una historia multiétnica y multilingüe muy compleja es responsable de muchas de las diná-
micas sociales en la Costa Atlántica hasta hoy (Baracco, 2011). El contacto miskitu con el inglés
comenzó en el siglo XVII, cuando Inglaterra empezó a ocupar la Costa Atlántica. Más al oeste,
España había comenzado a colonizar el lado pacífico de Nicaragua en el siglo XVI. Debido a las
diferentes culturas emergentes, las hostilidades se desarrollaron entre las dos partes de Nicara-
gua y los miskitus se aliaron con los británicos en contra de un enemigo común—los españoles.
Una “afinidad anglo” (Hale, 1994) entre los miskitus surgió de esta alianza y los miskitus comen-
zaron a sentirse orgullosos de su capacidad lingüística al hablar inglés, viéndola como un factor
que los diferenció de los “indios salvajes” (Freeland, 1995), es decir los otros grupos indígenas de
la costa.
Después de asegurar el permiso de los británicos, los misioneros moravos llegaron a la Costa
Atlántica en 1849 para “civilizar” a sus habitantes nativos (Freeland, 1995). Comenzaron a evange-
lizar en miskitu, que era de importancia simbólica para los nativos, ya que el uso de su lengua les
indicó que Dios se preocupaba por los miskitus tanto como se preocupaba por los angloparlan-
tes. Esto también creó una jerarquía lingüística en la costa, de forma que el miskitu empezó a ser
la lengua franca amerindia dominante de la costa sobre las otras lenguas indígenas (Holm, 1978,
p. 62; Freeland, 1995). Alrededor de este periodo, los criollos de la región comenzaron a obtener
más poder en la costa que fue dominada anteriormente por los miskitus (Gordon, 1998, pp. 40-
41). El uso del inglés en las escuelas británicas hizo que la cultura criolla se elevara y la expulsión
de los británicos a mediados del siglo XIX contribuyó a la disminución del control político de los
miskitus. Además, cuando los EE.UU. llegaron para explotar los recursos de la Costa Atlántica,
los criollos recibieron mejores posiciones que los miskitus y los sumus dentro de las empresas
estadounidenses debido a sus habilidades con el inglés (Freeland, 1995).
Hacia el final del siglo XIX, las estrictas imposiciones del español como lengua oficial y la
cultura hispana sobre los indígenas en la costa exacerbó las relaciones entre los miskitus y los
2 Algunos de los extranjeros que vinieron a la costa incluyen los españoles, los ingleses y sus esclavos afri-
canos, los misioneros moravos, los norteamericanos y otros grupos viajeros (Freeland, 1995).
Dentro del complejo entorno social y lingüístico de la Costa Atlántica, donde las oportuni-
dades sociales, el contacto lingüístico y un panorama político cambiante juegan un papel im-
portante en la dinámica intragrupal, la utilización del marco de las ideologías lingüísticas nos
ofrece una visión de las actitudes y evaluaciones lingüísticas tanto del individuo como del grupo
(Fishman, 1989). Las ideologías lingüísticas abarcan una amplia gama de estudios, metodologías
y perspectivas.3 Rumsey define estas ideologías como "cuerpos comunes de las nociones de sen-
tido común sobre la naturaleza del lenguaje en el mundo" (1990, p. 346, traducción mía), y Heath
añade que son "las ideas y objetivos evidentes de un grupo hacia las funciones del lenguaje en
las experiencias sociales de los miembros, ya que contribuyen a la expresión del grupo" (Heath,
1989, p. 53, mi traducción). Es decir, los juicios sobre el valor, utilidad o belleza de las lenguas o
variedades diferentes son en su naturaleza lingüísticos, sociales, políticos y morales (Ek et al.,
2013; Irvine, 1989; Kroskrity, 2000; Schieffelin, Woolard y Kroskrity, 1998), los cuales reflejan las
creencias compartidas acerca de las jerarquías, desigualdades y la estratificación entre los dife-
rentes códigos lingüísticos.
3 Aunque algunos autores han distinguido entre las definiciones de ideologías lingüísticas y las ideologías
del lenguaje (Woolard, 1998), se utilizan los términos indistintamente en este documento.
La relación entre el contacto social y el impacto lingüístico está bien documentada, e histó-
ricamente ha habido un incentivo social para el aprendizaje de la lengua de prestigio (Kahane,
1986). Puesto que la lengua de prestigio se asocia con la educación y la cultura, la adquisición y
el uso de la lengua de prestigio sirve como un símbolo de la clase social, un símbolo que propor-
ciona acceso a los dominios más elitistas y que separa la élite de la masa. En otras palabras, la
adopción de una lengua de prestigio es sinónimo a la adopción de la cultura de prestigio tam-
bién (Kahane, 1986, pp. 495-498). Dichas adopciones lingüísticas y culturales se ven en la tran-
sición desde las lenguas indígenas hacia el español en Latinoamérica (Heinze Balcazar, 2008;
Hornberger y King, 2001; Montrul, 2013, pp. 73-96; Sichra, 2005 entre otros muchos) y el abando-
no intergeneracional del español en los Estados Unidos (Lipski, 2008; Montrul, 2013, pp. 110-111;
Silva-Corvalán, 1994, 2001; Zentella, 1997, 2000 entre otros muchos), donde el idioma inglés sirve
Para investigar las actitudes lingüísticas de los miskitus hacia su lengua materna y el español
se utilizaron dos metodologías: (i) una entrevista sociolingüística y (ii) una encuesta escrita. Las
entrevistas sociolingüísticas permiten una exploración detallada de las actitudes y preferencias
individuales, pero son más limitadas en cuanto al número de los participantes. Una encuesta
escrita, por otro lado, aunque no es tan detallada, permite el análisis de un grupo más amplio
5 Hay pocos estudios sobre las actitudes lingüísticas en Nicaragua, pero dos trabajos recientes muestran
que los hispanohablantes de la Zona Pacífico y la Zona Central expresan una preferencia por su propia manera
de hablar (García y Rivas, 2011; Loasiga, 2010), una conclusión que también se ha apoyado en otras publicaciones
(Aune y Kikuchi, 1993; Preston, 1996; Street, Brady y Putman, 1983).
6 Esta fundación local se llama la Fundación Marijn. Es una fundación sin fines de lucro que se dedica a
mejorar las vidas de los niños y adolescentes indígenas, étnicos y afrodescendientes en Bilwi.
7 La encuesta se limitó deliberadamente a diez preguntas con la esperanza de minimizar la deserción de los
participantes además de maximizar la calidad de las respuestas escritas por los participantes.
4. Los resultados
Uno de los temas principales en las respuestas escritas de los miskitus fue su preocupación
por el lenguaje en relación con la identidad local tanto como el éxito en la sociedad. Por un lado,
los participantes expresan su deseo de preservar la cultura miskitu y su modo de vida, y por otro,
8 Pocas personas mayores llenaron la encuesta escrita debido a una barrera tecnológica generacional en la
comunidad.
9 Un evaluador anónimo comenta que el nivel de educación de los participantes puede influir en las pers-
pectivas generacionales, lo cual representa una posibilidad en estos datos puesto que los participantes mayores
solían tener menos educación formal que los jóvenes. Sin embargo, las generaciones han pasado por etapas y
situaciones muy diferentes que los jóvenes, tales como la dictadura somocista, la guerra civil, el reconocimiento
oficial de la lengua miskitu por el gobierno y el grado de contacto con los hispanohablantes, entre otros factores.
Por consiguiente, no se puede concluir en este trabajo que el nivel de educación sea la diferencia clave entre las
generaciones, pero no cabe duda de que juega un papel.
La creencia de que el español es útil para la comunicación en el mundo social más amplio
se refleja en las respuestas de los miskitus sobre sus hábitos de lectura. Pese a que todos los
participantes contestaron que sí leen en ambas lenguas, sus respuestas indican que la lectura de
materiales en miskitu es mucho más limitada y específica que la lectura de materiales escritos
10 Esta pérdida intergeneracional de la lengua de herencia se encuentra en otras situaciones de contacto con
el español en América Latina (p.ej. Hornberger y King, 2001; Montrul, 2013, pp. 73-96; Sichra, 2005) y con el inglés
en los Estados Unidos (p.ej. Lipski, 2008; Montrul, 2013, pp. 110-111; Silva-Corvalán, 1994, 2001; Zentella, 1997, 2000).
La disminuida tasa de transmisión del miskitu como primera lengua parece ser una preocu-
pación válida según los resultados de esta encuesta, puesto que un cambio de actitudes hacia la
lengua miskitu puede empujar el idioma hacia un nivel más alto y más amenazado en la escala
de GIDS de Fishman (1990, 1991). De hecho, parece que la falta de transmisión de la lengua en el
hogar altera las actitudes lingüísticas del hablante: los que adquirieron el miskitu como prime-
ra lengua expresan actitudes lingüísticas algo diferentes de los que adquirieron español como
primera lengua, lo que indica que las actitudes hacia las lenguas de la costa pueden cambiar
cuando el miskitu no se aprende en el hogar. Por ejemplo, los participantes que adquirieron el
miskitu antes de aprender el español o que adquirieron el miskitu y el español simultáneamen-
te muestran actitudes más favorables hacia los hablantes nativos del miskitu y mostraron algu-
nas actitudes negativas hacia las personas de habla hispana, pero los que adquirieron el español
5. Discusión
Este estudio ha proporcionado un análisis de las actitudes de los miskitus hacia las lenguas
que se encuentran en su entorno multicultural y multilingüe de la Costa Atlántica, en particular
el español y el miskitu. A pesar de que el español sirve claramente como el idioma de la mayoría
y como un vehículo de éxito social para los residentes en la costa (Lau, 1983, p. 194), los miskitus
también se esfuerzan por preservar su identidad mediante el uso de la lengua indígena y por
expresar actitudes positivas hacia su cultura, sus tradiciones y su identidad local.
Aunque el orgullo cultural sigue siendo alto, la situación lingüística es un poco más tenue.
Históricamente, la tendencia ha sido de que el miskitu se enseña a los niños en la mayoría de
las familias de habla miskitu, pero recientemente algunas familias han empezado a enfatizar la
importancia del español en el hogar para evitar la discriminación o marginación por el mundo
no miskitu y para proporcionar a sus hijos mejores oportunidades para el futuro. El deseo de los
participantes miskitus es que sus hijos hablen el idioma nacional y dominante, lo cual va de la
mano con la actitud de la sociedad que expresa que el estudio académico del miskitu es innece-
sario porque el pueblo miskitu ya conoce bien su propio idioma (Freeland, 1995), lo cual plan-
tea algunos desafíos interesantes para el futuro del miskitu como lengua. El mundo occidental
tiende a asociar la identidad lingüística con la identidad nacional, o sea, que el idioma de una
persona define su identidad (Montrul, 2013, pp. 15-17, 50-51), pero los miskitus se definen a través
de muchos conceptos entrelazados—el territorio, la sangre, la elección de ser miskitu, la lengua,
la cultura, la comida, entre otros factores—lo cual facilita la resistencia del grupo indígena pero
puede dificultar el mantenimiento lingüístico. Aunque el idioma sin duda desempeña un papel
en la construcción de la identidad de los miskitus, ninguno de mis participantes afirmó que la
lengua miskitu era más importante que otros elementos culturales, como por ejemplo cocinar
con leche de coco. El hecho de que uno se pueda considerar miskitu y ser orgullosamente mis-
kitu sin hablar miskitu complica la meta de preservar la lengua minoritaria mientras el español
se convierte cada vez más dominante a lo largo de la Costa Atlántica, especialmente en las zonas
urbanas. En fin, el consenso comunitario sobre la definición de la identidad autóctona influye
en las prácticas lingüísticas del presente y la vitalidad del miskitu en el futuro.
De primordial importancia para este estudio es el hecho de que los individuos miskitus que
adquirieron el español antes de adquirir el miskitu suelen expresar actitudes sutilmente dife-
rentes hacia las lenguas en la costa. Puesto que las actitudes hacia una lengua están claramente
ligadas a su transmisión (Balam, 2013, p. 267; Zentella, 1997), estas actitudes podrían contribuir
a una tasa de transmisión reducida de la lengua a los niños miskitus, y a su vez, la clasificación
del miskitu en la escala de GIDS de Fishman. Los que adquieren el español antes del miskitu
6. Conclusión
Este estudio intenta proporcionar una manera de entender no sólo cómo los individuos mis-
kitus se identifican o se conciben a sí mismos en un espacio multidimensional y multilingüe
(véase LePage y Tabouret-Keller, 1985), sino también lo que estos puntos de vista indican sobre
el individuo y su relación con el grupo más grande (Fishman, 1989). Según los resultados de las
entrevistas y la encuesta llevadas a cabo en la Costa Atlántica, el miskitu se encuentra actual-
mente en una relación dicotómica con el español ante los ojos del pueblo miskitu: el español
sirve como lengua de la sociedad dominante y la fuente primaria de la lengua escrita mientras
que el miskitu representa un marcador de orgullo local que predomina en el campo oral.
Basándose en las respuestas de los participantes, existe una gran cantidad de orgullo lingüís-
tico local dentro de la comunidad, pero matices de devaluación lingüística se presentan en las
respuestas de los participantes miskitus que adquirieron el español como primera lengua. Estos
participantes tienden a establecer una relación jerárquica entre las dos lenguas, refiriéndose a
los mandatos del gobierno y las dinámicas de poder entre las dos lenguas, un tipo de lenguaje
que nunca usan los hablantes de miskitu como L1 en sus respuestas. A modo de conclusión,
aunque el orgullo miskitu al nivel local sigue siendo alto y la resistencia de la comunidad y la
lengua a lo largo de la historia es evidente, hay un desgaste gradual del uso de miskitu en Bilwi
y en las otras ciudades de la Costa Atlántica. Puesto que la comunidad reconoce la identidad
miskitu a través de muchos aspectos sociales y culturas, p.ej. la comida, la tradición, las fiestas y
la sangre, la pérdida gradual de la lengua miskitu puede pasar desapercibida hasta que sea muy