Actualmente no se ha definido de manera satisfactoria a la atención debido a la variación
de los criterios, sin embargo se han mencionado ciertas características de ésta. Numerosos autores la han definido como un proceso, señalando que la atención presenta fases entre las que podemos destacar la fase de orientación, selección y sostenimiento de la misma. (Ardila, 1979; Celada, 1989; Cerdá, 1982; Luria. 1986; Taylor, 1991). Rubenstein (1982) afirma que la atención modifica la estructura de los procesos psicológicos, haciendo que estos aparezcan como actividades orientadas a ciertos objetos, lo que se produce de acuerdo al contenido de las actividades planteadas que guían el desarrollo de los procesos psíquicos, siendo la atención una faceta de los procesos psicológicos. Reategui (1999) menciona que la atención es un proceso discriminativo y complejo que acompaña todo el procesamiento cognitivo, además es el responsable de filtrar información e ir asignando los recursos para permitir la adaptación interna del organismo en relación a las demandas externas. La atención es un concepto que se utiliza para explicar dos aspectos del funcionamiento de la mente, la selectividad y la limitación de la capacidad. La primera se refiere al fenómeno de que conscientemente percibimos sólo una porción de los estímulos que traspasan los receptores sensoriales. La atención es el concepto que funciona para seleccionar la porción de actividad sensorial que se volverá percepción consciente y pensamiento. La teoría del filtro de la selección inicial explica la capacidad humana para atender selectivamente una cosa y pasar por alto otra. Broadbent (1958) propuso la primera versión de la teoría de la selección inicial al sugerir que la atención operaba como un simple selector de encendido-apagado, como un interruptor eléctrico. El segundo aspecto del funcionamiento mental, que se puede explicar por medio de la atención, es la limitación de la capacidad, se refiere a la incapacidad para ejecutar simultáneamente dos tareas. Esta teoría asume que toda acción, incluidas las operaciones mentales, traza una combinación limitada de recursos que pueden asignarse de manera diversa a las tareas alternativas. Esta incapacidad para realizar tareas simultáneas resulta de recursos inadecuados para sustentar todas las actividades posibles. La atención posee características como la concentración que es la inhibición de la información irrelevante y la focalización de la información relevante, con mantenimiento de ésta por periodos prolongados (Ardila, Rosselli, Pineda y Lopera, 1997). Otra característica que cabe destacar, es la distribución de la atención, para García (1997) esta característica es la amplitud de la atención, que hace referencia al número de tareas que podemos realizar de manera simultánea. También es importante la estabilidad de la atención que no es más que mantener la atención durante un largo periodo de tiempo sobre un objeto o actividades. Por último, el oscilamiento de la atención que es para (Rubenstein, 1982) periodos involuntarios de segundos a los que está superditada la atención y que pueden ser causadas por el cansancio. Varios psicólogos se han dado a la tarea de encontrar las diferencias en cuanto a la atención que aplican hombres y mujeres: Se dice que los hombres aplican mejor la habilidad espacial, el razonamiento matemático y motricidad gruesa mientras que las mujeres presentan un mejor rendimiento en tareas de habilidad verbal, velocidad perceptiva, memoria, motricidad fina y cálculo aritmético. Fisiológicamente se ha demostrado que las niñas maduran más rápido que los niños y como algunos aspectos del desarrollo intelectual no se presentan hasta que las estructuras físicas están completas, es debido a esto que las niñas presentan ciertas capacidades desarrolladas antes que los niños. Varios resultados han concluido en que las mujeres poseen mejores habilidades verbales que los hombres. El término “habilidades verbales” no es un concepto unitario, sino que engloba distintos componentes que utilizamos en el lenguaje: fluidez verbal, gramática, deletreo, lectura, analogías verbales, vocabulario y comprensión oral. De todas las diferencias sexuales en habilidades cognitivas la verbal es la primera en aparecer. Durante los años prescolares y escolares las niñas superan a los niños en casi todos los aspectos de la actividad verbal: logran mejores resultados en los test de gramática, ortografía y fluidez de palabras (Mc Guiness 1976; Smolak 1986). En cuanto a las habilidades matemáticas en los primeros años escolares no hay diferencias sexuales claras en la habilidad para las operaciones aritméticas. En los últimos años, sin embargo, los chicos presentan un desempeño superior en dicha actividad. En una muestra longitudinal se ve que los hombres progresan más que las mujeres en capacidad aritmética durante los primeros años de la edad adulta (Hyde, Fennema y Lamon 1990). En contraste, las mujeres son en promedio mejores que los hombres en el razonamiento matemático, seguramente porque en él se reflejan las estrategias verbales para resolver problemas. Los hombres obtienen puntuaciones más altas en geometría, probabilidad, medida y estadística, debido a que probablemente reflejan el uso de estrategias visuo-espaciales en estas áreas (Benbow 1988; Benbow, Stanley, Zonderman & Kirk 1983). Las diferencias sexuales más consistentes en este campo se han encontrado en el “test escolástico de aptitud matemática” (Scholastic Aptitude Test) en el que la ventaja masculina es clara (Stanley y Benbow 1982). Objetivo: conocer las capacidades de los sujetos al realizar actividades simultáneas de carácter matemático y verbal. Problema:
Hipótesis: Si en el experimento de atención se le pide al sujeto realizar dos tareas
simultáneas, entonces disminuirá su efectividad de respuestas correctas. De igual manera, si a una mujer se le pide realizar una tarea con habilidad verbal ésta obtendrá mejores resultados que un hombre, por el contrario, si a un hombre se le pide realizar una tarea que contenga habilidad matemática éste será superior. Variables independientes: las tareas de carácter matemático y de habilidad verbal, el sexo de los sujetos (hombre y mujer). Variables dependientes: el tiempo que los sujetos utilicen para la resolución de las tareas, el desempeño que presenten.