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Equipos que cambiaron el fútbol: Introducción

A la hora de analizar los equipos que han tenido importancia a


lo largo de la historia del fútbol y han marcado una época tanto por los grandes resultados
cosechados como por la influencia que han tenido en sus adversarios y en la posterior evolución del
juego es necesario contextualizar primero los diferentes periodos históricos y circunstancias en las
que éstos equipos se desarrollaron. Diferentes variables de juegos en los que una pelota es
desplazada con los pies existen desde hace más de mil años en distintas partes del mundo. Todos
estos juegos,especialmente los practicados en Gran Bretaña son los antecedentes del fútbol, lo que
llamaremos protofútbol.
El fútbol propiamente dicho nace el 26 de octubre de 1863, cuando once clubes ingleses (Crystal
Palace, Blackheath,Kennington School, Surbiton, Blackheath School, Perceval House, Crusaders,
Leytonstone Forest, Barnes, Kilburn No Names y The War Office) se reunen el Freemason's Arms
de Londres para crear el primer reglamento unificado del fútbol (entre otras cosas se prohibió jugar
con las manos) y fundar la Football Association, la asociación futbolística más antigua del mundo. A
partir de ahí van surgiendo las primeras competiciones (FA Cup en 1872 y la Football League en
1888). Poco a poco el fútbol se extiende por el mundo, gracias principalmente a los marineros e
inmigrantes ingleses. Este primer fútbol, que denominaremos primitivo, sufre sus primeros grandes
cambios a mediados de la década de los 20, con la aparición de la norma del fuera de juego el 29
de agosto de 1925, día en el que Herbert Chapman debuta en el banquillo del Arsenal
enfrentándose al Tottenham Hotspur. La disputa del primer Campeonato del Mundo en 1930 da
paso a lo que llamaremos fútbol antiguo.
Durante ese periodo el fútbol se asienta como el deporte más popular en Europa y Sudamérica y
aparecen las primeras grandes estrellas internacionales como Sindelar, Giuseppe Meazza y
Ricardo Zamora. La Segunda Guerra Mundial y el paréntesis que implicó para la sociedad europea
y por consiguiente, para el deporte rey supone que no se vuelva a disputar un Mundial
hasta 1950.
A partir de ahí comienza lo que denominaremos fútbol clásico. En este periodo aparecen los
primeros torneos continentales de clubes, proceso que alcanza su cenit con la creación la Copa de
Europa en 1955 y la disputa de la primera
Eurocopa en 1960. Aparecen los primeros conjuntos repletos de estrellas internacionales (Real
Madrid, Inter, Milan, Barcelona) y se da forma a la posición de Brasil como nación dominante en el
fútbol internacional.

Los años 70 son una época de cambios en la sociedad occidental y suponen un cambio de tercio
en el fútbol europeo, con la victoria del Feyenoord en la Copa de Europa de 1970 y las posteriores
del Ajax y Bayern de Munich. La aparición del fútbol total da inicio a lo que llamaremos fútbol
moderno, con una preponderancia cada vez mayor de los entrenadores y unos futbolistas a los que
se les exige ser capaces de realizar más funciones en el terreno de juego.
Todo este proceso tiene su culminación a finales de los 80 con la aparición del Milan de Arrigo
Sacchi y la creación de la UEFA Champions League en 1993, que unidos a la Ley Bosman dan
origen a lo que llamaremos fútbol contemporáneo.

El desarrollo de los medios de comunicación ha multiplicado la relevancia del deporte a nivel


internacional y los equipos se han transformado en macroempresas capaces de generar audiencias
de más de 500 millones de espectadores.
Nuestro propósito es analizar los equipos y personas que han ido transformando este juego a lo
largo de la historia para llevarlo hasta dónde está hoy.
Uruguay, "los inventores del fútbol"

Si el fútbol lo inventaron los ingleses, sin duda


fue en Uruguay donde se gestó la primera gran dinastía en el fútbol internacional, la primera
selección imbatible de la historia del fútbol.

El Contexto
No deja de resultar curioso que un deporte nacido en las Islas Británicas encontrara su primer foco
de expansión en el Río de la Plata, un lugar tan alejado física y culturalmente de Gran Bretaña. En
la segunda mitad del Siglo XIX Uruguay y Argentina fueron foco de una gran inmigración, entre la
cual se encontraba una minoría inglesa considerable. Con ellos llegó el fútbol, deporte que caló
rápido entre la población local, disputándose tan pronto como en 1867 el primer partido de balompié
que se conoce en Sudamérica, que enfrentó a dos equipos formados por ingleses en los bosques
de Palermo, en Buenos Aires. En 1893 se formó la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y en 1900
la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).
No es de extrañar por tanto, que el primer partido disputado entre selecciones nacionales fuera de
las Islas Británicas enfrentara a Uruguay y Argentina el 16 de mayo de 1901,encuentro que finalizó
con victoria argentina por 3 goles a 2.
Entre 1900 y 1916 Uruguay y Argentina se enfrentaron 29 veces mientras ambos países avanzaban
notablemente en materia futbolística, gracias, entre otras cosas, a la creación de los primeros
campeonatos de liga, en 1891 en Argentina y en 1900 en Uruguay.

La Historia
En 1916 se disputó la primera edición de la Copa América de Selecciones en la que Uruguay
resultó campeona ganando dos partidos y empatando uno, contra Argentina. Para 1926 ya había
ganado esta competición en 6 ocasiones.
En 1924 Uruguay se convirtió en el primer equipo de fútbol sudamericano en disputar unos Juegos
Olímpicos, que por aquel entonces eran la competición futbolística más importante a nivel de
selecciones. El combinado charrúa viajó a París sin haberse enfrentado previamente a ninguna
selección europea, por lo que el desconocimiento mutuo con sus rivales hacía de su nivel real una
incertidumbre. El conjunto celeste ganó todos y cada uno de sus partidos mostrando una clara
superioridad sobre sus rivales e impresionando sobremanera al público francés. Cuatro años
después, en Amsterdam, Uruguay volvió a resultar vencedor derrotando a Argentina en una final
que necesitó de un partido de desempate para resolverse.
Consolidado ya como la primera potencia mundial futbolística (Inglaterra y las otras federaciones
británicas se negaban a competir con el resto) no fue de extrañar que la organización de la primera
Copa del Mundo en 1930 fuera adjudicada a Uruguay.
La renuncia de muchas selecciones europeas a participar restó cierta competitividad a la cita, en la
que uruguayos y argentinos se impusieron con gran autoridad a sus rivales, derrotando por 6-1 en
las semifinales a las selecciones de Yugoslavia y Estados Unidos, respectivamente.
El día 30 de julio de 1930, Argentina y Uruguay disputaron en Montevideo la primera final de un
Mundial de fútbol, 29 años después de su primer enfrentamiento internacional. 93.000 personas
asistieron a ese partido entre dos equipos que se conocían de sobra, pues se habían enfrentado
muchísimas veces. Uruguay empezó ganando, pero Argentina remontó y, tras un gol de Stábile se
fue 1-2 al descanso. Pero Uruguay no podía defraudar a sus hinchas y logró remontar, ganando la
final por 4 goles a 2 y marcando con letras doradas su nombre en el fútbol.

El sistema
Como casi todos los equipos de su época, Uruguay jugaba con un 2-3-5 . El equipo fue pionero a la
hora de incorporar un doctor y un preparador físico en su cuerpo técnico, prestando muchísima
atención a la preparación física de sus jugadores. Antes de competir en la Olimpiada de 1924 el
combinado charrúa realizó una auténtica pretemporada, concentrando a sus jugadores y llevando a
cabo una preparación física específica de cara al torneo.
Técnicamente, el equipo disponía de jugadores de muchísima calidad, liderados por Héctor
Scarone. Su fútbol, basado en el dominio del espacio a través de la posición de sus jugadores
sobre el terreno y en mover el balón mediante pases cortos y paredes, obligaba a sus rivales a
realizar un gran esfuerzo a la hora de recuperar la posesión del balón, lo que, unido a su mejor
preparación física otorgaba a los uruguayos una superioridad brutal sobre sus rivales europeos,
acostumbrados a practicar (y defender) un fútbol más directo y vertical.
La defensa estaba liderada por José Nasazzi, un defensa rápido y de grandes condiciones físicas
que ostentaba un gran dominio de la posición corrigiendo la ubicación de su compañero de zaga y
realizando las coberturas necesarias al volante derecho, Leandro Andrade, que se incorporaba con
facilidad a posiciones ofensivas. A partir de Andrade giraba gran parte del juego del conjunto ya que
era un jugador determinante tanto en fase ofensiva como defensiva. Conocido como "la Maravilla
Negra" por el público francés, su depurada técnica le permitía realizar grandes desplazamientos
largos de balón, facilitando la búsqueda del hombre libre. La delantera la lideraba Héctor Scarone ,
al que acompañaba Pedro Cea, el auténtico goleador del equipo. El juego de los delanteros,
basado en la creación de superioridades mediante combinaciones de pases, facilitaba la definición
de éste último, gran rematador, que consiguió anotar 5 goles en la fase final del Mundial de 1930.

El Crack
En un grupo formado por grandísimos jugadores, Scarone era el mejor de todos.El que fue
probablemente el mejor futbolista de los años 20, era un jugador de gran habilidad para el regate y
las combinaciones rápidas con sus compañeros. Su gran técnica en los lanzamientos de falta y
desde el punto de penalty hacían de él un buen goleador, capaz de rematar con ambas piernas.
Participó y lideró a la selección en todos las competiciones entre 1917 y 1930 ganando 4 Copas
América, 2 JJOO y 1 Mundial.
El ideólogo

A lo largo de su periodo triunfal, Uruguay contó con muchos técnicos diferentes, de los cuales,
Alberto Supicci, conocido como "el Profesor", que dirigió al equipo durante la Copa Mundial de 1930
fue el más importante. Muy controvertida fue su decisión de apartar del equipo al guardameta
Marzali pocos días antes de la disputa del Mundial por escaparse éste de la concentración del
equipo sin permiso del equipo técnico. Resulta especialmente notable que muchos de los jugadores
que compusieron el equipo (Cea, Nasazzi, Arsipe, Marzali o Héctor Castro) dirigieron
posteriormente al combinado charrúa, demostrando los grandes conocimientos tácticos de los que
disponían los jugadores de aquel equipo legendario.
El Arsenal, Chapman y la W-M

Mientras Uruguay deslumbraba al mundo, en


Inglaterra seguían desdeñando el fútbol que se practicaba fuera de las Islas. En la capital del país
Herbert Chapman forjó un equipo que dominó la década de los 30.

El Contexto
Para mitad de los años 20, el fútbol en Inglaterra ya estaba plenamente profesionalizado. Las
reticencias iniciales dieron paso a un considerable dispendio económico y los jugadores
comenzaron a ser tratados como estrellas y a recibir sueldos importantes. Hasta la fecha ningún
club de Londres había conseguido alzarse con el título de Liga, competición dominada por los
equipos del norte del país. El Arsenal, presidido por Henry Norris, decidió convertirse en un equipo
campeón, tarea para la cual el equipo londinense no reparó en gastos, contratando a algunos de los
mejores futbolistas del país por cifras absolutamente astronómicas para la época.
Uno de los factores clave para entender la revolución táctica de Chapman fue la modificación de la
regla del fuera de juego de cara a la temporada 1925-26.
Hasta entonces, era necesario que hubiera tres jugadores entre el delantero y la portería, esto es,
dos defensas y el portero. La regla fue modificada para que fueran únicamente dos jugadores los
que debían estar situados por delante del atacante, lo que obligó a los técnicos a replantearse la
forma de defender.

La Historia
Chapman acababa de ganar las dos últimas ligas como técnico del Huddersfield cuando, en el
verano de 1925, recibió una oferta por parte del Arsenal para convertirse en el entrenador mejor
pagado de Inglaterra. El club tenía la intención de formar un equipo a medio plazo que se
convirtiera en el más importante del país.
La temporada comienza mal para los "gunners" y su crisis alcanza su punto álgido con la derrota
por 7-0 a manos del Newcastle. Los problemas de adaptación a la nueva norma del fuera de juego
lastran al equipo. Para evitar dejar a la defensa en una posición de desventaja, Chapman, con la
ayuda del veterano delantero Charlie Buchan, decidió situar al mediocentro en el eje de la zaga, y
retrasar a los interiores a una posición cercana a la mediapunta. Así surgió la denominada W-M
(Ciertas informaciones apuntan a que Chapman y Buchan no fueron los verdaderos inventores
del sistema, aunque sin duda fueron los que mejor lo aplicaron) . A partir de ahí Chapman fue
creando poco a poco un gran equipo apoyado por una directiva que no reparaba en gastos.
Así, en 1926 llegaron Hulme, Tom Parker y el delantero centro del Doncaster, Jack Lambert.
Después de alcanzar la final de FA Cup y caer derrotado en la misma en 1927, el Arsenal se lanza a
fichar a David Jack, interior de la selección inglesa. El Bolton, su club, se resiste a venderlo, y sólo
acepta traspasarlo después de que el Arsenal le ofreciera la friolera de 11.000 libras, el fichaje más
caro de la historia del fútbol en ese momento. A pesar del buen rendimiento de Jack, el equipo no
estaba del todo completo. Le faltaba Alex James.
El mediapunta escocés se encontraba por aquel entonces en el Preston North End y cuando
Chapman lo vio, decidió que era la pieza con la que completar su equipo campeón. 8.700 libras
pagaron por su fichaje. Y vaya si las amortizaron.
Alrededor de James, Jack y Bastin, extremo fichado con 16 años de un equipo de tercera división,
Chapman construyó su equipo campeón.
En 1930, 5 años y muchas libras después, Chapman ganó su primer título con el Arsenal, al
derrotar en la final de Copa al Huddersfield, su ex-equipo, por dos goles a cero.
La temporada siguiente, 1930-31, el Arsenal ganó la Liga batiendo el récord de puntos.
A partir de ahí, el equipo ganó 3 ligas consecutivas entre 1933 y 1935, otra en 1938 y la Copa de
1936. Chapman murió en 1934 sin haber visto completada su obra.

El sistema
Si por algo se recordará al Arsenal de Chapman es por añadir a un tercer defensor a sus
alineaciones. La modificación de la norma del fuera de juego dejaba desguarnecida a la defensa,
por lo que se optó por retrasar al mediocentro defensivo al eje de la zaga. Este movimiento provocó
también el nacimiento de los defensas laterales, que asumieron la función de marcar a los
extremos, rol que anteriormente ejecutaban los volantes. Tom Parker, el lateral derecho, capitaneó
al equipo y fue un fijo en las alineaciones de Chapman hasta su retirada en 1933. En el lateral
zurdo se situaba Eddie Hapgood, internacional inglés en 30 ocasiones, mientras el centro de la
defensa lo ocupaba Herbie Roberts, mediocentro reconvertido. En el medio del campo se alineaban
jugadores como Alf Baker y Bob John, con una tendencia a situarse detrás del balón en fase
ofensiva y poca presencia en campo contrario.
El peso del juego lo llevaban los dos mediapuntas, David Jack, jugador con gran habilidad para el
regate y la conducción, y sobre todo Alex James, la piedra angular sobre la que se asentaba el
juego del equipo. El escocés era un maestro de los desplazamientos en largo, lanzando precisos
pases a los extremos, que propiciaban el impresionante contraataque "gunner". A pesar de partir
como teórico mediapunta, la función ofensiva de James era mucho más cercana a la que
conocemos en el mediocentro moderno, buscando el balón desde la base de la jugada y liderando
el ataque a través de sus pases.
Los extremos gozaban de un papel fundamental en el juego gunner, ya que ellos eran los
encargados de ejecutar la parte final de la jugada, ya fuera con un centro al delantero o bien con
remate a gol. Entre Cliff Bastin y Joe Hulme anotaron 285 goles con la camiseta del Arsenal (178 y
107). Ambos eran jugadores de una velocidad endiablada (Hulme era considerado el jugador más
rápido de Inglaterra) y resultaban letales al contragolpe.
El delantero centro era Jack Lambert, fichado del Doncaster Roberts en 1926 y que obtuvo
sensacionales registros goleadores, con hazañas tan destacables como los 7 hat-tricks anotados en
la temporada 1930-31, en la que resultó máximo goleador con 38 goles en 34 partidos, o los 5 goles
que le marcó al Sheffield United en un partido que finalizó 9-2.
A pesar de estos registros, el Arsenal de Chapman era considerado un equipo defensivo por la
mayoría de los aficionados y periodistas de la época. El equipo no tenía problemas en renunciar a
la posesión y acumular hasta 5 defensores en el área cuando el rival tenía el balón.Gracias a las
características de sus jugadores, el conjunto se encontraba extraordinariamente cómodo con el
contraataque, acción que desarrollaba de maravilla merced a los pases largos de James y la
velocidad de Bastin y Hulme. El equipo se ganó el sobrenombre de "Lucky Arsenal" por su
capacidad para ganar partidos en los que el rival había llevado el peso del juego la mayor parte del
encuentro.

El crack
El jugador en torno al cual giraba el juego del Arsenal era el escocés Alex James. Su llegada en
1929 supuso el salto de calidad definitivo a partir del cual el equipo comenzó a ganar títulos. Se
trataba de un jugador con un gran control de balón, capaz de realizar extraordinarios pases en
profundidad. desplazamientos largos y de combinar mediante paredes con David Jack. No exento
de gol (26 en 231 paritdos), su conocimento del juego y capacidad para leer las necesidades del
equipo hacían de él el líder del mismo y el jugador en torno al que se construyó un equipo ganador.
Sus característicos pantalones bombachos por debajo de la rodilla aún son recordados con cariño
por los aficionados "gunners".

El ideólogo
Herbert Chapman tuvo la típica carrera de futbolista semiamateur inglés de principios de Siglo XX.
Jugó en multitud de equipos (entre ellos el Tottenham Hotspur) hasta su retirada en 1909.
Comenzó su carrera como entrenador en el Northampton Town, el equipo donde se retiró, y logró
hacerlo campeón de la Southern League en 1909. De ahí pasó al Leeds City, dónde le pilló el
estallido de la Primera Guerra Mundial y, tras la disolución de este equipo a manos la Federación
Inglesa por pagar ilegalmente a sus jugadores, Chapman estuvo dos años sancionado sin poder
entrenar.
Cuando el castigo fue levantado se hizo cargo del Huddersfield Town al que logró hacer campeón
en dos ocasiones antes de marcharse al Arsenal. Allí, construyó los cimientos de un equipo
campeón sin poder ver acabada del todo su obra, al fallecer tempranamente en 1934, a la edad de
55 años.
Austria, Sindelar y el Wunderteam

Mientras en Inglaterra Chapman forjaba un equipo campeón, en el corazón de Europa Hugo Meisl,
creaba un equipo de leyenda.

El Contexto
El Antiguo Imperio Austrohúngaro había sido una de las grandes derrotadas de la Primera Guerra
Mundial, tras la cual los aliados forzaron su disolución y la creación de la República de Austria. Este
nuevo estado, sufrió desde su creación graves problemas económicos y conflictos sociales,
motivados por la confrontación entre las fuerzas de izquierdas y las de derechas. Sin embargo, la
Austria de los años 20 vivía un periodo de esplendor cultural, en el que convivieron figuras tan
relevantes como Sigmund Freud y Ludwig Wittgenstein.
El fútbol en Centroeuropa había ganado una gran difusión después de la Primera Guerra Mundial y
la creación de un torneo como la Copa Mitropa (que enfrentaba a los mejores clubes de naciones
como Austria, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia) en 1927, supuso un desarrollo de la
competitividad y el intercambio de conocimientos entre los principales equipos europeos.
Uno de los principales impulsores de aquella competición fue Hugo Meisl, defensor de la
profesionalización del fútbol como método para mejorar el rendimiento de los jugadores. Su alianza
con Jimmy Hogan fue clave en la aparición del Wunderteam.

La Historia
El Wunderteam se fue fraguando poco a poco, a partir del momento en que Hugo Meisl se hizo
cargo de la selección austriaca en el partido que los enfrentó a Italia el 22 de diciembre de 1912,
cuando el técnico austriaco tenía aún 31 años. El resultado del encuentro, disputado en Génova,
fue una victoria por 1-3 favorable a los austriacos. La Primera Guerra Mundial, significó un parón en
la vida de los europeos y por consiguiente, en el fútbol. En 1919 Meisl volvió a hacerse cargo del
combinado nacional y entabló contacto con Jimmy Hogan, que había pasado la Guerra en el
continente, razón por la cual fue acusado de traidor en Inglaterra.
A lo largo de los años 20, los equipos austriacos fueron adoptando las enseñanzas de Hogan, al
que se considera introductor del "fútbol de estilo escocés" que consistía en jugar con el balón a ras
de suelo, mediante combinaciones rápidas de pases. Para comienzos de los años 30, Austria ya
era una potencia futbolística de nivel y sus equipos dominaban la Copa Mitropa.
El Rapid, liderado por el mítico Josef Bican (el segundo jugador con más goles en Primera
División) alcanzó el título en 1930, siendo sucedido por el First de Blum, Hoffmann y Geschweidl
en 1931 y por el Austria de Sindelar en 1933 y 36.
La Nationalmannschaft derrotó a Checoslovaquia por 2 a 1 en abril de 1931, partido a partir del cual
encadenó una racha de 14 partidos sin perder entre los que se cuentan goleadas históricas frente a
Alemania (0-6 y 5-0) y Escocia, en la que fue la primera derrota de los británicos ante una selección
continental (5 a 0). La racha acabó en diciembre del 32 en Stamford Bridge, ante Inglaterra, en un
partido en que los austriacos remontaron dos goles de desventaja para ponerse 3-3, pero un rebote
tras el lanzamiento de una falta dio la victoria a los ingleses.
A pesar de ello, Austria afrontaba el Mundial de 1934, que se iba a celebrar en Italia, como una de
las mayores candidatas al título. La vigente campeona, Uruguay, se había negado a participar e
Italia, que ya había derrotado al Wunderteam en 1931, se presentaba como el máximo rival.
El torneo comenzó con una trabajosa victoria ante los franceses, que se hubo de dirimir en la
prórroga, y una victoria más cómoda ante Hungría que llevó al equipo a semifinales. Allí les
esperaba Italia, que, favorecida por las malas condiciones del terreno y el extraordinario marcaje
con el que Luisito Monti sometió a Sindelar, que acabó lesionado, derrotó a los austriacos por 1 a 0
y les dejó fuera de la final. Más tarde fueron derrotados por Alemania, por lo que acabaron el
Mundial en 4ª posición. Esta derrota marcaría el inicio del fin del Wunderteam y de la Selección
nacional austriaca, que desapareció tras la anexión del país alpino por parte de Alemania en 1938.

El sistema
Jimmy Hogan había importado el 2-3-5 escocés y su estilo de juego, que consistía en realizar
combinaciones de pases rápidos y rasos, mientras los jugadores alternaban posiciones en el
campo. Esto contrastaba con la forma de jugar de la mayoría de equipos del continente que
practicaban un juego en el que el contacto físico y los balones largos buscando la cabeza del ariete
constituían la principal arma ofensiva. Para favorecer el talento de Matthias Sindelar, jugador de
extraordinario talento, pero cierta debilidad física, los jugadores debieron aprender a pasar el balón
de forma veloz, para evitar el contacto físico con el rival y liberar a Sindelar de la presión de los
defensores.
Así, se atrasó la posición del delantero centro para que éste participara en la creación del juego,
teniendo espacio para la conducción y el regate, mientras los dos interiores fijaban a los centrales
rivales.
Este estilo de juego es considerado precursor de los que luego practicarían la Selección Húngara
en los 50 y la Holandesa de los años 70.

El Crack
Matthias Sindelar es considerado junto a Giuseppe Meazza el mejor jugador de los años 30, así
como el mejor futbolista austriaco de la Historia.
Conocido como el Papierene (hombre de papel) debido a su aspecto frágil, su enorme calidad le
permitía sobresalir sobre los otros delanteros de la época, debido a su capacidad para retroceder
posiciones en fase creativa y participar así en la elaboración de jugadas convirtiéndose en la pieza
clave sobre la que giraba el juego del Wunderteam.
Tras la anexión de Austria por la Alemania nazi en 1938, se negó a jugar en la Selección Alemana lo
que le ocasionó la antipatía del régimen nacionalsocialista.
Falleció en 1939 en su piso de Viena en misteriosas condiciones.
Los ideólogos
El Wunderteam fue fruto del talento conjunto de dos hombres: Hugo Meisl y Jimmy Hogan. El
primero (foto) fue un banquero de origen judío que se convirtió en un pionero del fútbol europeo,
promoviendo ideas como la profesionalización y la creación de un campeonato que enfrentara a los
principales equipos europeos. Suya fue la idea de contratar a Jimmy Hogan, que había sido tildado
de traidor por los ingleses, para importar el llamado estilo escocés. Hogan trajo una nueva manera
de entender el juego, favoreciendo el dominio del balón y el juego en equipo frente al poderío físico
y las individualidades. Con Meisl como seleccionador y Hogan como entrenador, la Selección
Austriaca alcanzó los logros más importantes de su historia.
La Italia de Pozzo y Meazza

Con su victoria sobre Austria en las semifinales del


Mundial de 1934, Italia se convirtió en la nueva potencia hegemónica del fútbol mundial.
El Contexto
Los días inmediatamente posteriores al 25 de octubre de 1922 son de triste recuerdo para muchos
italianos. Benito Mussolini y su ejército de camisas negras marcharon sobre Roma y tomaron el
poder con la connivencia del Rey Víctor Manuel III. La decepción de muchos italianos con los
acuerdos tomados tras la Primera Guerra Mundial, sumados a los problemas económicos de un
país con enormes diferencias sociales facilitaron el acceso del fascismo al poder, enmascarado en
un discurso anticomunista.
El régimen, que pretendía convertir a Italia en una nación dominante a nivel mundial, se valió de
todos los medios a su alcance para conseguir su objetivo, entre los cuales se encontraba la
propaganda a través del deporte.
El fútbol había llegado a Italia en la última década del siglo XIX y cuando en 1929 se decidió la
división de los equipos entre la Serie A y la Serie B, ya se habían disputado 30 campeonatos de
Liga, habiéndose convertido en el deporte predilecto de la sociedad transalpina.
A partir de ese mismo año, los equipos italianos empezaron a competir en la Copa Mitropa,
enfrentándose a los potentes clubes austriacos, checos y húngaros, que por aquel entonces eran
los más avanzados de la Europa Continental.
Todo esto hacía de la Italia de comienzos de los años 30 una nación de considerable madurez
futbolística, lo que, unido al decidido apoyo de las instituciones fascistas facilitó la creación de una
selección campeona.
La Historia
Cuando en 1929 Vittorio Pozzo se hizo cargo de la squadra azzurra, ésta venía de haber sido
medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 1928, dónde sólo las dos naciones rioplatenses
habían conseguido mostrarse superiores. El reto era, pues, dar el salto de calidad que permitiera a
los italianos situarse en la primera fila internacional, al nivel de Argentina y Uruguay.
La aventura no pudo empezar mejor ya que en el primer partido derrotaron a Portugal
cómodamente por 6 a 1.
En marzo de 1930 Italia consiguió alzarse con la Coppa Internazionale, torneo que les enfrentaba a
doble partido con las selecciones de Austria, Hungría, Suiza y Checoslovaquia. En el encuentro
definitivo, el que les enfrentaba con los magiares en Budapest, los chicos de Pozzo vencieron 5-0 a
los húngaros, con un hat-trick de Meazza.
Tras negarse a participar en el Mundial de 1930, Italia fue elegida como sede para la siguiente
edición del torneo. El gobierno consideró la victoria italiana como una prioridad absoluta y para ello
dotaron a Pozzo de todos los medios necesarios para llevar a cabo la misión.
Se incorporó a la selección a tres futbolistas argentinos: Orsi, Guaita y Monti, el último de los cuales
había disputado con la escuadra albiceleste el Mundial de 1930. Los jugadores fueron concentrados
durante tres semanas de cara a la cita mundialista en las que fueron sometidos a una disciplina casi
militar.
La ausencia de Uruguay, en respuesta al boicot que había sufrido el torneo de 1930 por parte de las
potencias europeas, además de la no participación de las selecciones británicas, hacía de los
equipos centroeuropeos, con Austria e Italia a la cabeza, los máximos candidatos a alzarse con el
título.
Italia comenzó el Mundial ganando por 7-1 a Estados Unidos, para después eliminar a la España de
Zamora, Quincoces y Lángara tras dos partidos marcados por la dureza con la que se emplearon
los transalpinos. En la semifinal se presentaba el Wunderteam austriaco que cayó derrotado por
un solitario gol de Guaita al comienzo del primer tiempo.
En la final esperaba Checoslovaquia, liderada por su excelso guardameta Planicka, que competía
con Zamora por el título de mejor arquero mundial. El partido comenzó bien para los checos, que se
adelantaron en el marcador merced a un gol de Puc, pero un tanto de Orsi a 10 minutos del final dio
el empate a los italianos. A los 5 minutos de comenzar la prórroga, después una combinación entre
Meazza y Guaita, este último asistió a Schiavio para que anotara el gol del triunfo italiano.
Tras conseguir su primer campeonato del mundo, la squadra azzurra viajó a Inglaterra en
noviembre de ese mismo año para enfrentarse a los inventores del fútbol. En la conocida como
Batalla de Highbury, los hombres de Pozzo fueron derrotados por 3 a 2 ante unos ingleses en los
que formaban siete hombres del Arsenal de Chapman. El precio que pagaron por esa victoria los
británicos fue caro, ya que cuatro de sus jugadores acabaron lesionados.
El conjunto italiano fue renovado poco a poco por Pozzo, que sustituyó a muchos de sus jugadores
clave, ya veteranos, por nuevos talentos. Silvio Piola, por ejemplo, debutó ante Austria en marzo de
1935 anotando dos goles.
Del equipo que resultó campeón en las Olimpiadas de Berlín 1936, Pozzo incorporó a tres
jugadores: Foni, Rava y Locatelli. Andreolo se mostró como un jugador capaz de suplir al
extraordinario Luisito Monti.
Italia empezó el Mundial de 1938 ganando en un partido difícil ante Noruega, al que siguió una
cómoda victoria ante los anfitriones franceses. La semifinal ante Brasil se intuía como un reto muy
complicado para los italianos. Sin embargo, el técnico Ademar Pimenta decidió dejar a Leonidas, la
estrella brasileña, en el banquillo, lo que facilitó el triunfó por 2 a 1. En un partido trabado ante
Hungría, Italia alzó su segunda Copa del Mundo cerrando cuatro años históricos.

El Sistema
La Selección campeona en 1934 y la que revalidó el título mundial en 1938 presentaban notables
diferencias en su planteamiento, que se ven plasmadas en el hecho de que tan sólo dos de los
jugadores que se alinearon en la final del 34 (Meazza y Ferrari) estuvieran presentes cuatro años
más tarde en el Estadio de Colombes.
El equipo del primer campeonato, basaba su fútbol en la extraordinaria preparación física de sus
componentes, que estuvieron tres semanas entrenando para la cita, y en la gran habilidad de sus
jugadores en el marcaje al hombre, rozando en muchas ocasiones la ilegalidad. Durante el Mundial,
muchos de sus rivales acabaron los encuentros lesionados, entre ellos los españoles Lángara o
Zamora o el austriaco Sindelar. El marcaje al que sometió el mediocentro Monti a este último fue
clave en la victoria italiana en las semifinales.
El equipo jugaba con un 2-3-5 en el que los centrocampistas marcaban al delantero centro y los
extremos rivales y tras recuperación trataban de lanzar el contraataque mediante balones largos a
los hombres de ataque. Los extremos Guaita y Orsi, dotados de una notable calidad, combinaban
con rapidez con Meazza y Ferrari, tratando de rematar a puerta lo antes posible.
Así pues, el conjunto italiano no dudaba en entregar la posesión al rival y fomentar las jugadas
trabadas y el juego aéreo, por tratarse de un equipo inferior técnicamente en comparación con las
selecciones centroeuropeas.

Para el Mundial del 38, sin embargo, Pozzo logró formar una Selección más preparada para el
juego combinativo, favorecida por la mejoría que Meazza y Ferrari habían experimentado estos
cuatro años, en los que el primero se asentó como mejor futbolista europeo.
Inspirado por la W-M de Chapman, el técnico italiano retrasó a los dos interiores a la zona de
mediapuntas, desde la cual ejercían de organizadores de los ataques italianos. Al sustituir a Monti
por Andreolo, un jugador con menos movilidad que el mediocentro argentino, el conjunto italiano se
aseguraba contar con tres defensas estáticos, lo que dotaba de mayor movilidad al mediocampo
azzurro. Tras la recuperación, Meazza encabezaba la transición ofensiva organizando el ataque
mediante combinaciones con Ferrari y Piola, un jugador especialmente dotado para el juego de
espaldas, que permitían las incorporaciones al área del extremo Colaussi, que bien podía rematar o
lanzar un centro a Meazza o el propio Piola.
De esta manera, Pozzo logró crear dos conjuntos campeones adaptándose a los jugadores de los
que disponía en cada momento, y aprendiendo de las innovaciones en el juego que aparecieron
durante esos años 30.
El Ideólogo
Vittorio Pozzo había sido un modesto futbolista en el Grasshoppers, para convertirse
posteriormente en uno de los fundadores del Torino. Tras retirarse en 1911, marchó a Londres,
dónde estudió los métodos futbolísticos que se practicaban en Inglaterra. En 1912 entrenó a la
Selección Olímpica italiana pero tras finalizar los Juegos dimitió. Volvió a dirigir al combinado
azzurro en los Juegos del 24 para hacerse cargo del equipo definitivamente en 1929. Permaneció
en el puesto hasta 1948, cuando se encontraba en proceso de formar un nuevo conjunto campeón
con los miembros del gran Torino de la postguerra. Sin embargo, una serie de malos resultados,
unidos a la inevitable identificación de Vittorio con el régimen fascista por parte de la sociedad
italiana, acabaron por forzar su dimisión. Sigue siendo, a día de hoy, el único entrenador que ha
resultado vencedor en dos Campeonatos del Mundo.
El Crack
Giuseppe Meazza fue el jugador estandarte de aquella generación de futbolistas italianos. No en
vano fue, junto a Giovanni Ferrari, el único que participó en los dos Mundiales, además de ser aún
considerado por muchos el mejor jugador italiano de todos los tiempos.
Un jugador completo, capaz de organizar el ataque del equipo mediante conducciones y regates o a
través de combinaciones de pases, era además un excelente rematador con ambos pies y la
cabeza, como atestiguan los más de 300 goles que anotó en su carrera profesional. Sus records
aún permanecen, siendo el tercer máximo goleador de la Historia de la Serie A, el segundo de la
Selección Italiana y el máximo goleador de la Historia del Inter de Milán. Su leyenda es tal, que, en
1980 se rebautizó el estadio de San Siro con el nombre de Stadio Giuseppe Meazza.

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