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El aparato respiratorio ofrece en la edad infantil una serie de peculiaridades, que van
desde la distinta morfología del tórax y la mayor frecuencia de los movimientos
respiratorios a la debilidad de cartílagos y musculatura, la facilidad para el edema y la
tendencia al espasmo, así como otra serie de datos que, tanto en las neumopatías del RN,
como en las más frecuentes del lactante, son también evocados como destacados factores
predisponentes y patogénicos.
ANATOMIA
El pulmón está expuesto de manera singular al ambiente, ya que cada 24 horas se ponen
en relación 2.500 litros de aire con una media de 100 m2 de superficie pulmonar. Ocupan
la mayor parte de la caja torácica, con forma de semicono, en cuya cara interna está
situado el hilio anatómico, por el cual penetran los bronquios, nervios y vasos.
1. Pulmón derecho. Comprende el lóbulo superior con tres segmentos: apical,
posterior y anterior (en ocasiones puede encontrarse uno externo, inconstante); el
lóbulo medio con dos segmentos: externo e interno, y el lóbulo inferior con cinco
segmentos: apical, interno, anterior, externo y posterior.
2. Pulmón izquierdo. El lóbulo superior está formado por cinco segmentos
agrupados en dos partes, la parte del culmen, que corresponde al lóbulo superior,
con tres segmentos: superior, anterior, posterior y la língula (homólogo del lóbulo
medio, no separada del superior), compuesta por dos segmentos: externo e interno.
El lóbulo inferior comprende cinco segmentos: apical, interno, también
denominado paracardiaco, anterior, externo y posterior.
En ellas tienen lugar tres funciones: 1) respiratoria o hematosis, con una etapa de función
ventilatoria (ventilación respiratoria), otra función de intercambio (difusión) y una tercera
de transporte (hemodinámica); 2) función metabólica; y 3) función defensiva del propio
órgano, que tiene relación con cierta patología respiratoria.
Sintomatología
Comprende estornudos, fiebre, secreción nasal, irritabilidad y obstrucción nasal. En los
primeros días puede existir congestión timpánica y, en ocasiones, acompañarse de otitis
media serosa o purulenta. Algunos lactantes pueden presentar también vómitos mucoides,
especialmente después de las comidas y de accesos de tos y diarrea o heces con abundante
moco.
La fase febril de la enfermedad dura de pocas horas hasta 3 días, pudiendo esta ser de
intensidad variable, según las características constitucionales del niño. En niños mayores
los síntomas predominantes son sequedad e irritación nasal y, a veces, faringitis, seguida
a las pocas horas de estornudos, escalofríos, algias musculares, abundante mucosidad
nasal inicialmente liquida y posteriormente más espesa y, en ocasiones, tos. También se
puede acompañar de fiebre, cefaleas y malestar general.
Diagnostico diferencial
Debe efectuarse con adenoiditis, rinitis alérgica (sin fiebre, abundantes estornudos,
secreción liquida, picor de ojos y nariz) y manifestación inicial de enfermedades
generales, sobre todo virosis (sarampión y otras) o bien comienzo de procesos
respiratorios bajos, como bronquitis o neumonía.
Tratamiento
- Antitérmicos: paracetamol, ibuprofeno.
- Tratamiento de la obstrucción nasal
Aunque no se debe abusar de ellas, las gotas nasales con epinefrina en solución fisiológica
son el método más enérgico, instiladas antes de las comidas o para dormir. En los lactantes
los simples lavados con suero fisiológico son efectivos, complementados con aspiración
prudente de mucosidades. Se ha demostrado que las vaporizaciones de suero salino
tamponado mejoran el aclaramiento mucociliar. Nuevo fármaco para la infección por el
virus influenzae es zanamivir para administración en aerosol.
La antibioticoterapia quedara reservada para una eventual sobreinfección, que puede
sospecharse ante: rinorrea purulenta con fiebre elevada de más de 3 días, fiebre con
aparición tardía, pasadas 48 horas del comienzo de la rinofaringitis, o bien persistente
transcurridas 72 horas, entre otros datos.